Vol. 26 Núm. 276 (2021)
Nostalgia y esperanza en la era de la anticooperación
La poliomielitis era una de las enfermedades más peligrosas y contagiosas en su tiempo. Hasta mediados del siglo XX se la consideraba un problema grave de salud pública en la mayoría de las regiones del mundo. Dos investigadores, Jonas Salk y Albert Sabin, compartieron, cada uno por su lado, la creación de la vacuna. Ambos también coincidieron en la idea de no registrar la patente de invención lo cual, prácticamente erradicó dicha enfermedad del planeta. En palabras de Salk: No hay patente. ¿Acaso se puede patentar el sol?
En medio de una pandemia que no tiene parangón en la historia reciente, ya han muerto más de 3 millones de personas y la cuenta sigue. Entretanto, los dueños de los laboratorios que disponen las vacunas (y sus patentes) hacen cálculos y se frotan las manos anticipando ganancias fabulosas para ellos y sus inversionistas, insensibles a la tragedia global que estamos padeciendo.
En contraste, César Milstein, científico argentino y Premio Nobel de Química en 1984 afirmó que la ciencia sólo cumplirá sus promesas, cuando sus beneficios sean compartidos equitativamente entre los verdaderos pobres del mundo. Ese mensaje está presente en la tarea de los trabajadores de la salud que en largas jornadas de trabajo han dado respuesta desde la primera línea a esta crisis sanitaria mundial. A todos ellos nuestra gratitud y reconocimiento.
Tulio Guterman, Director - Mayo de 2021
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