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Día Uno
Tulio Guterman
Jorge Ros
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La gente responde a la expectativa. Va llegando al Luna Park en pequeños grupos, en auto, micros o subterráneo, casi todos enfundados en la camiseta celeste y blanca, pecho inflado, como a capa y espada. El estadio los recibe con los mismos colores: en plateas y pullmans hay una banderita de plástico y un globo celeste o blanco ordenadamente en cada butaca. El ambiente se futboliza, papelitos, bombos, tamboriles, enormes banderas y estandartes. El "saber de cancha" que cada argentino construye como parte esencial de su identidad en los estadios de fútbol se desplaza allí donde reflota la pasión y la expectativa de que algo bueno va a suceder. Este año ya fueron el hockey y el rugby, luego el fútbol, hace unas semanas el básquetbol... ahora, le toca al voleibol.
Prácticamente nadie es espectador. Todos están convencidos que se puede ganar con el aporte del colectivo, los de adentro (jugadores) y los de afuera (hinchada).
Argentina comenzó jugando con formación 1 e Italia lo hizo con formación 6, ya que tenía el saque a su favor, sintió la ausencia de Papi (lesionado en el Partido contra Bulgaria), sin lograr presionar con el saque y con un mal armado de Vermiglio no lograba conseguir perforar el bloqueo de Argentina que fue contundente, Spajic por zona 3, Elgueta un león en defensa, Conte organizando el bloqueo y Weber distribuyendo el juego en forma excelente lograron desequilibrar a Italia, a tal punto que a promediar el set cambió su armador y entró Di Giorgi, pero no alcanzó y Argentina ganó el primer set por 25-17.
En el segundo set, Italia comenzó con la misma formación, o sea armador 6 y Argentina con la misma también armador en 1, pero con el saque a su favor, lo que hacía que en dos rotaciones, Weber quedaba con 3 atacantes netos de Italia, y dos rotaciones le pasaba lo propio a la Argentina, eso no hizo sacarse ninguna ventaja y fue muy parejo, al promediar el set Argentina realiza el cambio de Conte por Porporato, incorporando al equipo un central de rol, pero no le alcanzó e Italia ganó 26-24. El centro más ruidoso de la popular lo ocupan los hinchas con las banderas de Rojas-Scholem, el último campeón de la liga local que aporta además varios jugadores. El estadio entero parece alzarse, la gente se levanta y grita por el equipo en forma mancomunada. A cada tanto el estadio brama: ¡Goool!, expandiendo gargantas, brazos, manos y oes. El público silba estrepitosamente cuando hace el saque un jugador del equipo rival. Se sabe que un mal saque es tanto propio, nada de rotación, como cuando jugábamos en la playa, Italia pierde el primer set casi con ese mismo error; un saque débil facilita la recepción... entonces hay que insistir, en la buenas y en las malas.
Un alarido de diez mil gargantas acompaña cualquier tanto de Argentina ya sea por mérito propio como por error ajeno. Da igual, todo suma uno. Y transforma a Bidegain en jugador de nivel mundial, a Ferraro en un matemático del espacio que levanta pelotas perfectas, a Elgueta en perforador de terrenos contrarios con una pelota que rebota y se deforma, a Spajic en una muralla impasable en el medio de la red.
El tercer set sigue Porporato en cancha y atacando por zona 3 fue muy eficiente. Fue el set mas vibrante y parejo hasta que Marcos Milinkovic logró colocar 4 saques seguidos que despegaron a la Argentina en el tanteador, logrando cerrarlo con un ataque del mismo por zona 1 ganándolo por 25-22.
En el cuarto set ingresa Ferraro, y este cambio fue acertadísimo, le cambió el tiempo a los ataques, y funcionó a la perfección la dupla con Porporato por zona 3, sin que el bloqueo italiano pudiera detenerle ninguna pelota, Milinkovic mostró toda su potencia por zona 4 y zona 1, y hacían imparables sus ataques. Mención aparte merece la actitud mostrada por el equipo argentino en defensa, ¡¡¡¡fue espectacular ¡¡¡, por momentos ante un ataque que se defendía iban 3 jugadores a buscar la misma pelota, Milinkovic trajo una pelota de la tribuna y encima la armó a zona 4 para poder rematarla Giani haciendo el punto, en ese momento Italia se desmoronó, y como siempre con el apoyo incondicional de la hinchada se llevó el set por 25-20 y el ganó el partido por 3-1 en una hora cuarenta minutos de juego.
Se escucha la canción "Quisiera que esto dure para siempre / tanto como una eternidad". Los jugadores bailan, la gente canta, nadie se quiere ir. Es fiesta, pasión y delirio. Acá, entre las cuatro paredes del estadio, un grupo de muchachos se esfuerzan por dar lo mejor, se integran y luchan; representan a todos en el objetivo de mantener alto el orgullo y la dignidad nacional. Y eso apasiona. El equipo promete poco y cumple con creces. El evento está dignamente organizado, con mujeres hermosísimas y hay unanimidad en apoyar al grupo de jugadores. Lo mejor que tenemos. El 'enemigo' es visible y evidente, con otro color de camiseta. Las empresas se ponen la camiseta y apoyan como corresponde: el banco que aporta dinero a cambio de figurar en la camiseta, pone la plata en lugar de incautarla. Adentro, el esfuerzo de todos sirve, todos suman, no se descarta a nadie. Los suplentes, aunque no jueguen al principio, se abrazan al empezar el partido. Hasta dos 'viejos' de casi 40 años (Weber y Conte) son figuras del equipo... Adentro, la incertidumbre se transforma en fiesta. Afuera del estadio, en desocupación, inseguridad, miseria y la realidad nos vuelve descartables sin más remedio. Y sí... afuera es otra cosa. Quienes nos representan dan vergüenza: prometen todo y no dejan ni las migajas. Las empresas, ya han sido vendidas o regaladas; los bancos roban hasta al que no tiene. El gobierno estafa a la gente, la condena al último lugar cómodo, junto a los restos, la basura; y le roba el futuro, como deporte. Pero eso es afuera. Adentro, festejemos la vida, soñemos, que todavía se puede.
Con Abramov, Tetioukhine, Iakovlev, Egortchev, Khamouttskikh, Mitkov y Olikhver en su formación inicial, los rusos se comieron el partido desde el comienzo. Celosamente fueron arbitrados por el representante griego, el discutido Kalpaktsoglou, y el templado holandés, Groenewegen. El primer set fue prolijo. Los puntos se sumaban por errores en los saques (primer partido de las zonas cordobesas en las que se nota este problema). Portugal sólo pudo liderar en el punto 16 de este set, pero fue sólo un efímero sueño. Rusia fue implacable. Un poderoso bloqueo, un brillante número 2 marcó la diferencia, quién además, con su saque, definió este primer capítulo. En segundo set la desconcentración portuguesa volvió a ladear la balanza. Jugadores estáticos que sufrían los pesados golpes de pelotas en la cara causaba asombro en los 3000 asistentes. Los rusos abrieron y cerraron el anotador de este set sin problemas. El último set selló el juego. Los portugueses siguieron equivocándose en saques demasiado largos que los rusos veían pasar por sobre sus cabezas y festejaban estrepitosamente. El protagonista fue, en esta etapa, el jugador 18, Alexei Koulechov desde todas las posiciones. Punto anotado, punto en el que él colabora sirviendo, bloqueando o rematando. Una insólita jugada en la que Kahmouttskikh, un carismático jugador ruso, se "choca" con su par 9, Tetioukhine, despierta a la tribuna con gritos, aplausos y silbidos. Ni siquiera ellos saben qué sucedió. Pero anécdota mediante, los cosacos dieron cátedra. Se quedaron con el partido y con la zona, invictos. Se medirán ahora con los 2º del grupo K, Estados Unidos. Voley en Córdoba en cifras Rusia - Portugal: 3-0 con parciales 26-24, 25-15 y 25-20 en un tiempo real de juego 1:06 Polonia - España: 3-1 con parciales 25-19, 25-11, 26-28 y 25-18 en un tiempo real de juego de 1:44 Asistieron 25000 espectadores en estas dos rondas de campeonato. Fueron televisados los partidos en 145 países con una audiencia estimada de 430 millones de personas. 48 acomodadores, 14 asistentes de campo, 20 responsables de estadística y control de juego, 24 de prensa y 40 personas en utilería, seguridad y comunicaciones hicieron posible un normal desarrollo de los encuentros.
En Buenos Aires
Yugoslavia 3 vs EE.UU. 1
En Salta
Yugoslavia 3 vs EE.UU. 1
Francia 3 vs República Checa 1
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