Motivos de los jóvenes riocuartenses para jugar al voleibol |
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Mestres en Ciência do Movimento Humano, subárea Comunicação, Movimento e Mídia na Educação Física, Centro de Educação Física e Desportos, Universidade Federal de Santa Maria/RS (Brasil) |
Esteban Manuel Barcelona Gustavo Roese Sanfelice emanubar@hotmail.com |
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Se agradecen las colaboraciones de corrección y de traducción de los profesores Gustavo Cimadevilla y Sergio Centurión.
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 78 - Noviembre de 2004 |
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Introducción
La motivación es un componente fundamental en cualquier campo de actuación laboral, tanto individual como grupal y el escenario deportivo no escapa a esa regla. Muchos entrenadores deportivos, sin embargo, no valoran o desconocen la importancia de este componente psicológico para el entrenamiento de sus jugadores y, por lo tanto, para su rendimiento2.
Dentro de la variedad de los componentes psicológicos, la motivación es un factor de importancia significativa para el rendimiento total del jugador. En este (también denominado performance) cabe reconocer tres subáreas que merecen entrenamiento diferenciado: el físico; el psicológico y el técnico-táctico. Un rendimiento pleno será seguramente alcanzado si se concreta armónicamente sobre esas tres subáreas.
En los aspectos particularmente psicológicos, en tanto, la motivación es determinante para la estimulación de un equipo en relación a: el establecimiento de metas individuales y grupales, la formación de grupos y la comunicación entre los jugadores y entre los jugadores y el técnico. La psicología deportiva se ha interesado y ha estudiado estas relaciones y para ello son fundamentales los conceptos de autoestima, ansiedad, tensión psicológica, competencia percibida, etc.
Este estudio pretende seguir esa línea de preocupación y tiene por objetivo identificar los principales motivos que orientan a jugadores riocuatenses a practicar el voleibol. En ese marco se interesó también por identificar diferencias entre los dos equipos analizados: el de Centro de Educación Física nº 11 (C11) que practica voleibol recreativo, y el club Pronóstico (CP) que promueve una práctica más competitiva. Como instrumento de medición se utilizó el cuestionario de GILL et all. (1983) que permite clasificar el orden de importancia que los atletas atribuyen a los principales motivos por los cuales juegan voleibol. Los datos fueron analizados según las categorías de motivación elaboradas por Passer, sobre el cuestionario de GILL et all.
Algunos antecedentes entre motivación y deporteSegún FIORESE (1993), varias teorías han abordado la motivación dentro de distintos enfoques. Entre estas cabe reconocer: a) el impulso "Drive" de Hull; b) la hipotesis de la "U" invertida de Dodson y Yerkes; c) la de atribución de Heider; d) la motivación eficiente de White; y e) la motivación competente de Harter.
La teoría de "Drive", por citar un caso, presupone que el aumento del nivel motivacional resulta del aumento del rendimiento. Sobre esta, Cratty, citado por FIORESE (1993), destaca que "cuanto mejor se entrena, mejor será la actuación".
Para Ferreira, citado por FIORESE (1993), el entendimiento de la motivación en el deporte se torna importante en el momento en que enfocamos la motivación como un proceso para despertar la acción o sustentar la actividad.
En términos generales, la palabra motivación se asocia a los factores y procesos que llevan a las personas a una acción o a la inercia en diversas situaciones (Cratty, citado por FIORESE, 1993). De una forma más especifica, el estudio de los motivos implica examinar las reacciones por las cuales se elige hacer algo o ejecutar una tarea con mayor desempeño que otra.
Dada la complejidad de la personalidad humana, se debe conocer qué estímulos van a influenciar de manera más positiva al jugador y, a través de estos, adaptar el tipo de motivación a la personalidad de cada jugador, por lo tanto a su individualidad, y nunca intentar adaptar la personalidad al tipo de motivación. Así, los objetivos del equipo deben ser establecidos por el grupo democráticamente, pero nunca autoritariamente.
Si se parte del presupuesto que los comportamientos orientados por determinados objetivos pueden explicarse a través de sus motivaciones, vale reconocer que ello implica cierta complejidad o multidimensionalidad en la motivación y que no puede ser comprendida o fundamentada por una única razón o sentido. Si esto es así, resulta conveniente acudir a varias especulaciones para entender las relaciones que están en juego entre motivación y deporte.
Para DAVIDOFF, los psicólogos estudian los motivos en las siguientes categorías: impulsos básicos, motivos sociales, motivos para estimulación sensorial, motivos de crecimiento y por último, ideales como motivos. Los impulsos básicos son aquellos que actúan en el comportamiento, buscando satisfacer necesidades relacionadas a la supervivencia, con raíces en la fisiología. Los motivos sociales se refieren a aquellos cuyo cumplimiento depende del contrato con otros seres humanos, surgiendo para satisfacer las necesidades de sentirse amado, aceptado, aprobado, estimado. Los motivos para estimulación sensorial, se vinculan a experiencias sensoriales (exploración, manipulación). Los motivos de crecimiento se pueden describir por la existencia de necesidades básicas del desarrollo de competencias de potencialidades. Por ultimo, los ideales como motivos refieren a cómo las personas buscan valores, creencias, metas y planos para guiar su comportamiento (DAVIDOFF, 1983).
La Teoría Humanista, por su parte, planteada por psicólogos contemporáneos insatisfechos con las concepciones ya existentes, tiene como referencia al psicólogo Abraham Maslow. Este sostiene como base que la motivación es un recurso para el desarrollo y la realización, a través de una jerarquía de necesidades, presentadas en forma de pirámide. En la pirámide las necesidades básicas poseen una jerarquía de urgencia, como lo son las necesidades fisiológicas, necesidades de seguridad, necesidades de amor y de pertenecer a un grupo, necesidades de estima y necesidades de autorrealización. Cada una de estas necesidades precisa ser por lo menos parcialmente satisfecha antes que la siguiente se torne importante para el individuo.
En cuanto a los estímulos motivacionales, CRATTY (1984) distingue dos tipos: los intrínsecos y los extrínsecos. El primero surge por la propia tarea, el segundo se relaciona a un esfuerzo modelado por premios materiales y sociales, externos a la naturaleza y al interés en la tarea. Un individuo se puede empeñar en la ejecución de una determinada actividad por varios de estos.
Thomas e Tennarnt, citados por CRATTY (1984), por ejemplo, juzgan que los niños motivados intrínsicamente poseen mayores niveles de persistencia y desempeño en la realización de tareas, de lo que las que requieren reforzadores externos.
Vallerand e Dossier, citados por PALMEIRA (1999), afirman que las motivaciones de los jugadores derivan de sus necesidades psicológicas de: competencias, autonomías y relaciones. Las primeras se refieren al deseo del individuo de relacionarse eficazmente con el medio que lo rodea. Las segundas, a los impulsos propios de iniciar acciones. Y las terceras resultan de la necesidad de sentirse unidos a otras personas que consideran importantes.
De acuerdo con estos autores, las necesidades psicológicas actúan siguiendo percepciones de hechos sociales (éxito o fracaso; competición o cooperación; y, por último, el comportamiento del entrenador).
Algunos estudios de Silva y Weinberg, citado por FIORESE (1993), han remarcado dos puntos importantes sobre los aspectos motivacionales incluidos en el ambiente del deporte competitivo: 1) la competición debilita la motivación intrínseca de una actividad, lo que no significa que esta sea desmotivada; y 2) la persona necesita la recompensa de vencer para continuar en la actividad competitiva.
Para el deporte de alto rendimiento, Martens, citado por CONCEIÇÃO, sugiere que la competición es un proceso en el que la comparación del rendimiento de un individuo se hace con algún parámetro de referencia en presencia de al menos otra persona que conozca los criterios para la comparación y pueda evaluar todo el proceso. La competición, por ejemplo, proporciona al niño oportunidades para evaluar o probar sus capacidades y habilidades en relación a otros niños. Cuando el niño busca espontáneamente la competición, o sea, oportunidades para la comparación social, este proceso puede ser altamente motivante y excitante. También puede contribuir para la promoción de un autoconcepto equilibrado y coherente con las características de desarrollo que contemple tanto sus potencialidades como sus limitaciones. Por otro lado, cuando el niño es colocado por los adultos en una situación de competición, puede tornarse apenas parte de un complejo juego manipulado y controlado por adultos siguiendo sus intereses. En ese sentido, muchas veces los adultos sobrevaloran mucho la victoria, en otras palabras, las prioridades de los niños no siempre son respetadas. Además, es muy común ver a adultos que buscan satisfacer sus expectativas personales no realizadas en el deporte, a través de la realización de sus hijos y les colocan una responsabilidad muy grande. Esa responsabilidad acaba transformándose en presión, generando una ansiedad insoportable (CONCEIÇÃO, 1994).
Para otros autores, por ejemplo Otero, la competición deportiva no perjudica, por el contrario, es una situación pedagógica adecuada para educar, dado a que sus perspectivas en la vida emocional son vivencias altamente desequilibrantes (OTERO, 1999).
Teniendo en cuenta esas consideraciones, este trabajo intenta identificar los principales tipos de motivos que orientan a jugadores riocuartenses a practicar el voleibol y su clasificación por orden de importancia. Como ya se dijo, se interesa también por observar las principales diferencias en los motivos que orientan la práctica en los equipos estudiados.
Se sabe que evaluar objetivamente o cuantificar la motivación es difícil por falta de parámetros debidamente aprobados y científicamente validados, por eso, este trabajo consiste en cualificar y clasificar los motivos por tipo y por orden de importancia, a partir de los estudios de PASSER (1981). Este autor determinó los motivos que orientan a individuos a practicar deportes, dividiéndolos en seis categorías: afiliación; desarrollar habilidades; excitación o desafío; éxito o status; aptitud y liberación de energía (FIORESE, 1993).
MetodologíaEste trabajo es de tipo descriptivo. La muestra se compone de jugadores argentinos de voleibol, de la ciudad de Río Cuarto, Córdoba, Argentina. El grupo se constituye por 27 hombres, con edad entre 16 y 32 años correspondientes a dos clubes. Los datos analizados se registraron en un cuestionario que se aplicó a 17 jugadores de equipo del C11 y a 10 jugadores del equipo del CP. La elección de los equipos se fundamentó en el interés por comparar grupos de características diferenciadas en cuanto a perfil de entrenamiento. Los objetivos generales de los equipos surgieron de lo manifestado por sus entrenadores en una entrevista personal previa a la recolección de los datos. Para la recolección de los datos se contó con la colaboración de los Profesores. C. Alarcón y H. Fierro.
El equipo del CP tiene objetivos competitivos, entrenando seriamente para el inicio de una Liga Regional de Río Cuarto (en formación). Entre los objetivos a largo plazo están: primero, el de formar todas las categorías de ambos sexos (debido a que algunas faltan o son grupos pequeños); segundo, el de poder integrar (en el futuro) la Liga Oficial de la Federación Cordobesa de Voleibol (FCV); tercero, el de proporcionar a los jugadores disputas continuas; y cuarto, el de aprovechar el trabajo de base en las categorías iniciales masculinas y femeninas para poder alimentar las categorías superiores con esos jugadores.
Por otro lado, el C11 tiene objetivos bien diferenciados y menos competitivos. Su principal objetivo es el voleibol recreativo, a tal punto que a veces entrenan y juegan partidos en forma integrada (voleibol mixto). A causa de que las instalaciones son municipales, se promueve la actividad física a un precio accesible destinada a un grupo económico mas variado. Como el espacio para la práctica es limitado en relación a la cantidad de jugadores, es poco conveniente realizar deporte competitivo, sumándose a la escasa disponibilidad de recursos.
Los dos equipos enfrentan problemas relacionados a los recursos materiales didácticos, esto se debe a que es difícil conseguir patrocinadores privados y, mucho menos todavía, de los recursos municipales. Por otro lado, los recursos económicos también son limitados para cubrir los salarios de los entrenadores y profesores.
Como instrumento de medición se utilizó el cuestionario de GILL et all (1983), que clasifica los motivos por el cual los jugadores practican el voleibol.
En ambos grupos el teste fue aplicado en la etapa de elongación, con la aclaración de cada pregunta. Los profesores fueron entrevistados previamente verificando los objetivos de cada equipo. Los datos fueron analizados conforme las categorías de motivación elaboradas por Passer, apud FIORESE (1993), sobre el cuestionario de GILL et all.
Presentación y discusión de los resultadosCuadro 01. Distribución de frecuencias promedio sobre los motivos que orientan a los jugadores a practicar el voleibol.
En negrita corresponde a la diferencia en el orden de motivos para jugar al voleibol entre los grupos.
Los números que se presentan se corresponden al valor promedio atribuido por el grupo a la categoría. Los valores pueden oscilar entre 3 y 1. El cuestionario aplicado presentaba como alternativas de adjudicación para los motivos el número tres para "muy importante", dos para "poco importante" y uno para "no es importante". De ese modo, la categoría valorada con mayor aproximación al 3, es la categoría que mayor adhesión tiene para el grupo.
A partir del cuadro (01), se observa que las categorías que orientan a los jugadores del equipo del C11, que realiza voleibol recreativo, y las que orientan a los jugadores del equipo del CP, que hace voleibol competitivo, son diferentes.
El tipo de motivo considerado más importante para los jugadores del C11 es el de desarrollar habilidades, con un promedio de 2,765. Los jugadores del CP, en cambio, manifestaron como motivo principal el de aptitud, con un promedio de 2,900. Esa categoría fue la segunda por orden de importancia para el C11, con un promedio de 2,667, en tanto para el CP fue el de desarrollar habilidades con un promedio de 2,733.
La categoría desarrollar habilidades incorpora los motivos de mejorar las habilidades, aprender nuevas habilidades y alcanzar una categoría mayor, prevaleciendo las características del equipo competitivo. En cambio, la categoría aptitud incluye motivos de querer estar en forma, gustar de hacer ejercicios y estar bien físicamente, prevaleciendo las características del equipo recreativo. Se resaltan así objetivos más individuales.
En tercer lugar, se tiene para ambos equipos la categoría excitación o desafío con un promedio de 2,662 para el C11 y un promedio de 2,675 para el CP. Esta categoría incluye motivos como gustar de: estimulación, acción, competir y de desafíos.
La cuarta categoría de motivación que orientan al deporte es la de afiliación con un promedio de 2,608 para el C11 y un promedio de 2,567 para el CP. La categoría afiliación incluye los motivos de estar con amigos y encontrar nuevos amigos, resaltando aspectos socializantes.
La quinta y sexta categoría que orientan a los jugadores de los equipos a realizar el deporte son, respectivamente, liberación de energía y éxito o status. El equipo del C11, tuvo un promedio de 2,412 en la categoría de liberación de energía y de 1,890 en la de éxito o status. En cambio en el CP, tuvo un promedio de 2,400 en la categoría de liberación de energía y de 2,150 en la de éxito o status.
La categoría liberación de energía presenta motivos como descargar tensiones y querer estar enérgico, donde por su orden de importancia en los dos equipos, revela la relación entre la característica de los grupos y sus objetivos.
En relación a la categoría éxito o status están los motivos que orientan a: recibir medallas, vencer, querer ser noticia, ser recompensado y ser popular. A partir del grado de importancia dado por ambos grupos para esta categoría de motivos, se entiende que es positivo tanto en el equipo competitivo, donde os objetivos del grupo están encima de las individualidades, como en el equipo recreativo, donde estos resultados vienen a confirmar su carácter.
A pesar de que los resultados permiten considerar que los dos grupos tienen criterios de motivación semejantes que los orientan a la práctica del voleibol (con excepción de los dos principales motivos, donde apenas se invierte el orden entre el primero y el segundo), la aplicación del Test T nos lleva estadísticamente a reconsiderar esa similitud, por cuanto el grado de significancia quedó inferior a 0.05, o sea, que por la comparación de sus promedios, los órdenes manifiestos no pertenecen al mismo grupo de interés.
Consideraciones finales
Este trabajo tuvo por objetivo identificar los principales motivos que orientan a jugadores riocuartenses a practicar el voleibol. También a identificar los tipos de motivos que orientan a la práctica en los dos grupos estudiados: el C11 y el CP, de la Ciudad de Río Cuarto, Córdoba, Argentina.
A partir de los objetivos propuestos, interpretamos que los motivos que orientan a los jugadores de los equipos riocuartenses difieren solamente en los dos principales motivos, por lo tanto, en los demás tipos de motivos hay igualdad en la orden de preferencia.
El C11 tuvo como primer motivo el de desarrollar habilidades, confirmando el carácter participativo del equipo. También se puede relacionar este resultado a la edad de sus jugadores, que tienen un promedio de 25,6 años y a los objetivos del grupo. En cambio el equipo el CP tuvo en primer lugar el motivo aptitud, reforzando los objetivos competitivos del equipo y también por la relación de la edad de 20,7 años de promedio.
Para finalizar, consideramos también que factores internos y externos pueden influenciar estos resultados, como por ejemplo la conducta y los objetivos personales del técnico y la participación positiva o negativa, parcial o total de la familia en la mentalidad del jugador, aspectos que otros análisis más cualitativos pueden ayudar a dilucidar.
Se agradece la predisposición del profesor Hugo Fierro, del Centro de Educación Física nº 11, y del profesor Claudio Hernán Alarcón, del Club Pronóstico, por el tiempo de la entrevista y de la aplicación del cuestionario a los deportistas.
Hoy por hoy, existe confusión en la diferencia de los papeles que pueden desempeñar el psicólogo deportivo y el psicólogo clínico. El psicólogo deportivo interviene como consejero deportivo individual y grupal de los jugadores, incluyendo: el técnico, la comunicación e integración entre él y los jugadores, y los jugadores entre si. En cambio, el psicólogo clínico trabaja de manera individual y usa técnicas de la psicología clínica, como el psicoanálisis, la psicoterapia, la hipnosis, etc. Por esta razón, la participación del psicólogo clínico podría afectar al grupo en relación a la motivación grupal y a la definición de objetivos del equipo. En relación al psicólogo deportivo, su correcto desempeño y el aprovechamiento máximo de su trabajo para el grupo depende de la relación armónica del triángulo formado entre el jugador, la familia y el técnico.
Notas
Bibliografía
CONCEIÇÃO, J. A. N. Saúde Escolar: A criança, a vida e a escola. São Paulo: Sarvier, 1994.
CRATTY, B. J. Psicologia no Esporte: traduzido por Olivia Lustosa Bergier: 2 ed. Rio de Janeiro: Prentice-Hall do Brasil, 1984.
DAVIDOFF, L. Introdução à Psicologia. São Paulo: McGraw-Hill do Brasil, 1983.
FIORESE, L. A relação entre a percepção de competência de atletas adolescentes e seus motivos para a prática esportiva. Santa Maria: Centro de Educação Física e Desportos. Universidade Federal de Santa Maria. Dissertação de Mestrado, 1993.
OTERO, F. L. La lógica deportiva y las emociones. Sus implicaciones en la enseñanza. In: Revista Apunts: Educación Física y Deportes: Barcelona, 2º trimestre, 1999.
PALMEIRA, A. Vitórias e Derrotas, Intervenção do Treinador. In: Revista Treino Desportivo. Lisboa: Centro de Estudos e Formação Desportiva. Ano II, n. 7, 3 série, julho, 1999.
PASSER, M. W. Children in sport: particpation motives and psychological stress. Quest, 33 (2): 231-143, 1981.
revista
digital · Año 10 · N° 78 | Buenos Aires, Noviembre 2004 |