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Movilidad social y mercado de trabajo en el fútbol |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 57 - Febrero de 2003 |
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A lo largo de su etapa como juvenil, de los quince a los dieciocho años, se producen los primeros viajes entre islas para disputar partidos. La Palma, Lanzarote, Gran Canaria... y se va configurando así una geografía paralela, en la que las localidades se confunden con los campos de fútbol (Santa Úrsula-La Suerte; Puerto de la Cruz-El Peñón; Santa Cruz de La Palma-Silvestre Carrillo; Las Palmas-Pepe Gonçalves; Güimar-Tasagaya...), y los clubes de fútbol (Icodense, Mensajero, Tenisca, Lanzarote, Tenisca, San José, Bentejui...). En esta geografía paralela cobran significado las localidades con campos de fútbol o equipos de fútbol. En su último año de juvenil, destaca tres hechos: su debut en Tercera División con la AD Laguna, producido en un partido de Copa de la Liga en el Puerto de La Cruz; Las primeras ofertas deportivas, de cara a su etapa senior; Y la fusión de los clubes de fútbol de La Laguna, constituyéndose la Asociación Deportiva Laguna. Esto último altera su situación federativa. Y, de pertenecer a un club exclusivamente formativo, lo que le permitiría contar con la Carta de Libertad una vez acabada la temporada, pasa a formar parte de la AD Laguna, con equipo en categoría senior. De ahí que la AD Laguna pueda ejercer, durante dos temporadas, el derecho de retención sobre el jugador. O bien pedir, en caso de traspaso a otro club, que se le retribuyan derechos de formación.
Se confirma como joven promesa. Son varios los clubes de categoría superior que parecen interesados de cara a su paso a la categoría senior: Nemesio, su tío portero, le pone en contacto con representantes del Betis; la UD Las Palmas trata de saber por su situación deportiva contactando con la AD Laguna; por último, el CD Tenerife “nunca sabré si movido por el interés que tenía Las Palmas, o si movido por un interés propio”, contacta con él por medio de un directivo, que ya le conocía de la época de la UD Suprema, quien le avala. Recibe diferentes consejos para afrontar la situación. El primer entrenador en la AD Laguna le recomienda quedarse en el club un par de temporadas, hasta formarse y dar el salto directo al profesionalismo; El entrenador de porteros, irse a la Península y probar con algún club, pues su edad es óptima; tanto su padre como su tío, irse al CD Tenerife, que es “un buen escaparate”. Finalmente, opta por fichar tres temporadas con el CD Tenerife, que abona 750.000 pesetas “del año 85” a la AD Laguna por su traspaso y por derechos de formación.
Pese a que le prometen parte de esa cantidad por los servicios prestados, “el Laguna se quedó íntegramente con esa cantidad [y yo] de ese dinero no llego a ver nada, nunca”.
El siguiente cuadro resume su trayectoria deportiva al paso por categorías inferiores.
La firma de las tres temporadas con el CD Tenerife se ejecuta a través de un contrato como amateur compensado. Esta figura, a caballo entre el profesionalismo y lo exclusivamente amateur, del Fútbol Regional. En este caso, pasa a cobrar catorce mensualidades (frente a las diez del fútbol amateur), amparadas con un contrato (“en el fútbol regional, exclusivo de los contratos privados”). Pasa a entrenar con la primera plantilla del CD Tenerife, y jugar con el filial, en Tercera División. Son meses en los que ve cada vez más cerca su paso al profesionalismo “con trabajo y esfuerzo”. Pero por decisión del cuerpo técnico le bajan al filial. Ello le supone un enorme revés moral.
En 1987 se incorpora a filas, quedando aplazado su contrato durante la duración del servicio militar. El CD Tenerife le cede al CD Tacoronte, en Tercera División, por si le conceden el traslado militar a la isla. Incluso le ofrecen buscar algún equipo donde poder jugar en la península, por si definitivamente realiza el servicio militar allí. No muestra ningún interés por ambas operaciones. Una vez destinado en Madrid, tras varios meses de mili, contacta con alguien próximo al San Sebastián de los Reyes, un equipo de la Tercera División madrileña. Pero dichos contactos no llegan a fraguar. No obstante, no descuida su preparación física. “Yo entreno por mi cuenta, sigo preparándome. No llego a ganar peso, prácticamente”.
A la vuelta del servicio militar, se reincorpora a la disciplina del CD Tenerife, con el que se repite la misma operación: hace la pretemporada con el primer equipo y luego, pasa a jugar liga con el conjunto filial, ese año en Regional Preferente, disputando algunos partidos amistosos con el CD Tenerife. Pasa a ser el cuarto portero de la plantilla profesional. Esta situación, unida a la indeterminación del club en torno a su futuro, le lleva a pedir la cesión a un equipo de Tercera, pues considera un freno a su carrera el jugar en Preferente. Sin embargo, el Secretario Técnico del club le dice que “ellos hicieron una apuesta por mí, en su momento, y que quieren seguir manteniendo esa apuesta para ver si yo, pues puedo llegar al primer equipo, ¿no?”. Esto le hace desistir de sus pretensiones durante esa temporada. Pero la siguiente, en vista de que el CD Tenerife desestima nuevamente sus peticiones de ser incorporado a la plantilla profesional, decide pedir la baja del club, la famosa Carta de Libertad, que le es dada. Algunos años después, destacará de su paso por el CD Tenerife las esperanzas que le dieron y el estado de desmoralización en que cayó: “por tal motivo pedí la baja y, desde luego, no es una experiencia agradable” (La Gaceta de Canarias, 29.10.1992).
Acepta la oferta lanzada por la UD Aridane, equipo de la isla de La Palma en ese momento en Tercera División. Declara a la prensa “Voy a demostrar que todos estaban equivocados conmigo” (Jornada Deportiva, 14.8.1988). Cobra un millón de ficha por toda la temporada, primas aparte, facilitándole el club el alojamiento, un piso que comparte con otros jugadores foráneos, como él. Pese a vivir “un ambiente de casi profesionalismo”, la experiencia fallida en su salto al profesionalismo le lleva a preocuparse por su futuro profesional, cosa que “algunos jugadores no tienen eso en cuenta durante sus años de futbolista y, al final, pues hay algún problemilla para encontrar luego trabajo o dedicarte a otra cosa”. Retoma los estudios de administrativo en Formación Profesional, compaginándolos con el fútbol El deseo de alcanzar el profesionalismo se va difuminando.
Esa temporada vivirá el auge del fútbol palmero, en ese momento con cuatro equipos en Tercera División. Advierte cuan grande es “la importancia que tiene el fútbol en La Palma para los palmeros”, con campos que registran entradas que sobrepasaban los quinientos espectadores por partido; En un derby comarcal entre la UD Aridane y el Atl. Atlético Paso, “fácil tres mil personas había en aquel partido”. Como jugadores foráneos, su situación de “profesionales, porque nos dedicábamos solamente a eso” contrasta con la de los jugadores palmeros, “que eran de allí, de la isla, y tenían un trabajo y que luego lo complementaban con el fútbol”. Debido al “estar lejos de tu casa, de tu familia. Y el llevar allí una vida, de alguna forma, en el aspecto personal, sacrificada, ya que estás solo”, decide rechazar la oferta de renovación que le hace el club.
La siguiente temporada ficha por el Atl. Arona, un conjunto del sur de Tenerife que se encuentra en la Categoría Regional Preferente. Allí coincide con antiguos compañeros del CD Tenerife y la UD Aridane. La prensa deportiva, al hablar de su nuevo fichaje, le cataloga como “producto de la cantera lagunera” (Jornada Deportiva, 25.7.89). Su entrenador de entonces, José María Ramos, es alguien quien le transmite seriedad, trabajo y profesionalidad, máximas en su carrera deportiva y claves de su universo de valores. El fútbol es compaginado con el trabajo en una oficina y los estudios en Formación Profesional. Acabada la temporada, rechaza la oferta de renovación, y decide retornar a la AD Laguna por mor a poder compaginar sus estudios con el trabajo y la dedicación al fútbol. Una vez acabados los estudios de Administrativo, accederá a un módulo de Formación Profesional en la especialidad de Educación Física. Y, posteriormente, entrará a la Escuela de Magisterio, donde obtendrá la Diplomatura de Maestro, especialidad en Educación Física, en 1996.
En la AD Laguna pasa cinco temporadas, donde renovará su ficha año por año, siempre con la Carta de Libertad en la mano. Vive una etapa de reencuentro con el equipo que le nació a la Tercera División, así como la posibilidad de jugar nuevamente con jugadores con los que se había formado en categorías inferiores. Llegan a disputar una Liguilla de Ascenso a Segunda “B”, formando parte de “uno de los equipos más importantes que tiene el Laguna en sus años”, donde “el 80% de los jugadores que habían eran de La Laguna”. Va consolidándose como portero veterano en el Fútbol Regional. En su última temporada en el Laguna vive un descenso agónico a la Preferente. Sumido el equipo en una fuerte crisis institucional y deportiva, con enormes problemas de medios (“nosotros entrenábamos con cuatro o cinco balones durante toda la temporada [...] algo insospechable para un equipo de Tercera División”) y dinero, pues “no se cumplía con los jugadores. Yo cobré dos meses de esa temporada”, solo un grupo de jugadores con “una cierta veterana en la categoría” son los que luchan por salvar al equipo del descenso. “Aunque suene un poco cursi, el amor a los colores que tenías en ese momento es lo que te hacía estar ahí, con el equipo”. Finalmente, se consuma el descenso en la última jornada, por una suerte de carambolas, incluida la repesca administrativa del Sevilla CF y el Celta, equipos de Primera División que habían sido descendidos de categoría en base a los requerimientos de la Ley del Deporte.
Vuelve al Atl. Arona la temporada 95-96, esta vez en Tercera División. Lo hace en calidad de jugador veterano, con experiencia en la categoría. Tiene 26 años y, como portero, se ha consolidado en el Fútbol Regional. Ese año obtiene el Trofeo al portero menos batido en la Tercera División, completando así el logro alcanzado en la Regional Preferente años atrás, curiosamente cuando militaba en el mismo equipo. La marcha del presidente del equipo, con la consiguiente reestructuración de la Junta Directiva, dificultan el acuerdo para su renovación. Ficha en la UD Tacoronte, un conjunto del norte de Tenerife que se halla en Regional Preferente.
Ese año, confiesa, “tengo algunos problemas para conseguir equipo”. El paso por la UD Tacoronte, “un equipo que tiene fama de no cumplir con los jugadores”, le hace ver que la opción de la Regional Preferente es la más adecuada. El menor número de viajes, la menor frecuencia de los entrenamientos, los desplazamientos más cortos, la cercanía...Comienza a buscar empleo en su campo, la docencia, ya finalizados los estudios de Magisterio.
La UD Tacoronte le ofrece la posibilidad de fichar a cambio de la búsqueda de un trabajo. Fórmula habitual en el Fútbol Regional, nunca llega a ser la usada por él, ya que suele fichar en razón de unos estipendios, pactados por toda la temporada (diez meses), que suelen oscilar entre las seiscientas mil y el millón de pesetas. Así mismo, firma siempre por una temporada, algo normal “que suelen hacer muchos jugadores que, como yo, pues van de equipo en equipo”, con la Carta de Libertad en su poder, lo que le da derecho a poder cambiar o seguir en el mismo club sin que este decida retenerlo por dos años. Sobre todo porque “Yo, como en este mundo del fútbol me he encontrado de todo [...] pues siempre opto por esa opción”.
Al año siguiente ficha por la UD Icodense, donde estará tres temporadas. El primer año, su ficha va aparejada de un acuerdo económico: recibe una cantidad determinada, compensada con un trabajo por medio del Ayuntamiento de Icod como monitor deportivo en su Escuela de Porteros. Ello le lleva a una situación un tanto sacrificada, pues, sumados los ochenta kilómetros de viaje, “debo permanecer muchas horas allí, en el campo, ya que después entreno con el Primer Equipo”. No obstante, esta fórmula sólo se da la primera temporada. Luego, el acuerdo con el club será exclusivamente económico.
A su llegada al club, en Categoría Preferente, la plantilla está formada por jugadores de la zona, salvo su caso y el de otro jugador, de Santa Cruz. Entrenados por Vicente Ruiz, a quien le une una gran amistad nacida de su paso por la UD Icodense, y del que admira el que sea “un entrenador muy honesto, que siempre va de frente”, consiguen disputar esa primera temporada (97-98) la promoción a Tercera División, donde caen derrotados en el último partido. La temporada siguiente, con algunos refuerzos, logran el ascenso a la Tercera División. Ese año recibe una placa como homenaje de la Afición del Icodense. Son años en los que los éxitos deportivos se unen a la satisfacción personal, el “hallarse a gusto”. En una entrevista es presentado de la siguiente forma: “Rogelio Alonso González, portero de la UD Icodense, con un historial dilatado en nuestro Fútbol Regional” (Jornada Deportiva, 5.6.98). Vive una segunda juventud. Destacando su actuación en un encuentro, un cronista escribe: “Los delanteros visitantes creaban auténtico peligro cada vez que se acercaban a la portería defendida por San Rogelio” (Diario de Avisos, 19.4.1999).
En su tercera temporada en la UD Icodense, con el club en Tercera División, los resultados no son halagüeños y se produce un baile de entrenadores. Debido a una gripe, es relegado a la suplencia, algo que entiende en un primer momento. Pero, el paso de las jornadas en el banquillo, le lleva a manifestar al club su disconformidad ante dicha situación, “que es como el ir anunciando una, una retirada sin yo quererlo”. Pide la baja. Por primera vez, recuerda, ha dejado en manos del club su Carta de Libertad, confiando en que la obtendrá en cuanto la solicite, gracias a las buenas relaciones personales existentes. Sin embargo, la directiva de la UD Icodense le pone pegas, reclamando el Presidente el desembolso de una mensualidad (100.000 pesetas) que Rogelio está dispuesto a devolver. Se produce un tira y afloja, donde el Secretario Técnico del club da el visto bueno a su marcha, y no así el Presidente, el cuál “incluso llega a amenazarme. Verbalmente y a través de sus acciones, de acciones físicas, digamos. Intenta, intenta agredirme”. Esta situación, novedosa, le marcará profundamente. La amistad y la confianza en el mundo del fútbol son puestas en duda, relativizadas. El Presidente del Icodense le amenaza con acabar con su carrera deportiva. Le pide por la Carta de Libertad seiscientas mil pesetas, en concepto de derechos de formación, cantidad que Rogelio considera fuera de toda lógica, puesto que ese club no lo ha formado como jugador. En vista de la imposibilidad de alcanzar un acuerdo personal, se asesora en la Federación de Fútbol y la AFE, pero las soluciones dadas son largas y pasan por una serie de trámites en los que no le apetece entrar. Finalizada esa temporada, comienza a hacer la pretemporada con otro club, la UD Realejos, donde le prometen solucionar el affaire a cambio de que fiche con ellos.
Transcurridas varias semanas, debido a la incertidumbre y el inmovilismo que detecta, contacta con el Tenerife Sur Ibarra, club de Tercera División donde milita su hermano José Manuel y donde el entrenador, Nené, solicita sus servicios. Sorprendentemente, nos dice, “el Presidente [del T.S. Ibarra], en un solo día resuelve la situación”. La temporada con el Tenerife Sur Ibarra, que califica de mediocre, le hace replantearse continuar uno o dos años más jugando al fútbol, “con el único objetivo de retirarme con un buen sabor de boca”.
Esta temporada, la 2001-2002, ha decidido fichar por el CD San Andrés que milita en la Regional Preferente. Contactan con él acabada la temporada en el Tenerife Sur Ibarra, siendo “el primer año que no recibo ofertas de Tercera. Siempre había recibido ofertas de Tercera”. Dicho contacto se produce por medio del Secretario Técnico de este conjunto, quien, concertada una cita, se presenta en su casa “con un ordenador portátil en el que tenía todos mis datos, mis estadísticas”. Es un equipo, confiesa, que le ofrece ilusión, y cubre sus expectativas, devolviéndole las ilusiones perdidas en la temporada anterior. Le gustaría lograr el Ascenso a Tercera División esta temporada.
El siguiente recuadro recoge su trayectoria deportiva, a lo largo de dieciocho temporadas, por la categoría senior.
Tiene ya treinta y cinco años y aún recuerda el olor de los balones de reglamento que le regalaban por el Día de Reyes, “aquellos balones del cinco, blancos y negros, blancos y rojos, con la válvula por fuera”.
ConclusiónHemos querido poner de manifiesto la complejidad del Fútbol Regional, reflejando algunas de las realidades que comprende en “clave futbolista”. La necesidad de descubrir las trayectorias deportivas y sociales en las que se desarrollan, así como la configuración de las diferentes identidades sociales manifestadas, y la cosmovisión que aparejan.
La utilización de las Historia de Vida, como método aplicado al estudio del fútbol, nos parece de gran importancia para comprender este hecho social sin desligarlo de sus protagonistas, que son los futbolistas. A través de estas podemos advertir la carrera y la constitución del yo social referidos por Olabuénaga. El relato de Rogelio nos lo ha puesto de manifiesto.
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