Reciprocidad, distribución y prácticas clientelares en el mundo del fútbol |
|||
Universidad de Buenos Aires (Argentina) |
María Verónica Moreira mvmoreira@hotmail.com |
|
|
Ponencia presentada en el IV Encuentro Deporte y Ciencias Sociales, Buenos Aires, noviembre de 2002
|
|||
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 55 - Diciembre de 2002 |
1 / 2
Presentación
En contraposición a la creencia que considera a las “barras bravas” del fútbol argentino como hordas salvajes que actúan de acuerdo a su instinto animal, los estudios sociales realizados hasta el describen un cuadro diferente de situación en el que presentan a dichos grupos como sociedades con un alto nivel de organización. El cambio de visión también se percibe en la adopción de nuevas categorías, usadas por los propios actores sociales (en este caso los hinchas se refieren a “la Hinchada” y no a la “barra brava”), en detrimento de categorías externas generalmente estigmatizadoras.
En particular, con el fin de producir mi tesis de licenciatura en Antropología Social, me aboqué hace unos años al estudio del mundo del fútbol desde la perspectiva de los actores. Los datos presentados en esta exposición son producto del trabajo de campo realizado con los miembros de la Hinchada del Club Atlético Independiente1 durante los años 2000 y 2001. Por aquel entonces, el tema central de investigación giró en torno a la disputa por el sentido del honor en función de la pertenencia y la territorialidad, fundamentalmente expresada a través de los enfrentamientos físicos entre las Hinchadas, el robo de banderas y la invasión-defensa del territorio.
En esta oportunidad, la propuesta es realizar un estudio de las relaciones sociales establecidas en el interior de la Hinchada. El trabajo pretende analizar el sistema de intercambios recíprocos, desplegado entre los líderes y los miembros de la Hinchada, como un modo de establecer lo que en antropología política se ha dado en llamar relaciones de patronazgo. Es un intento de interpretar un corpus de relaciones a partir de categorías analíticas aplicadas a otro tipo de sociedades en los estudios clásicos sobre el tema. Por ejemplo, los trabajos correspondientes a las sociedades campesinas - y el vínculo desarrollado entre el terrateniente y el arredantario -, y los dedicados a las agrupaciones netamente políticas - y el vínculo entre el patrón, el puntero y los clientes políticos -.
La propuesta es una presentación preliminar que plantea como hipótesis de trabajo la posibilidad de analizar los intercambios mutuos en el marco de una hinchada de fútbol en Argentina como una forma (re) producir lazos de dependencia a partir de la distribución de bienes y servicios esenciales, una práctica comúnmente empleada en nuestro país.
Con el fin de enmarcar empíricamente el análisis, a continuación se describen las características sociológicas de la hinchada del CAI, organizada fundamentalmente en función de una estructura jerárquica y territorial.
La HinchadaLa Hinchada del CAI está constituida por hinchas que habitan o militan, en su mayoría, en barrios de la zona sur del conurbano bonaerense (Wilde, Villa Corina, 4 de Julio, Gerli, Dock Sud, Berazategui, Hudson, Bosques, entre los de mayor peso). Los hinchas de la zona oeste del Gran Buenos Aires se agrupan en el barrio de San Justo y otros barrios de menor importancia como Padua. En general, los 200 integrantes que componen el grupo son identificados por la pertenencia a un barrio o por “ser amigos de...”. “Ser amigo de...” significa que hay hinchas más conocidos y confiables que otros, los cuales otorgan el crédito suficiente para permanecer en la Hinchada. Cabe mencionar, aunque resulte obvio, que la mayoría son personas del sexo masculino (las pocas mujeres que participan son novias, familiares o amigas de los hinchas) cuyas edades oscilan entre los 18 y 30 años aproximadamente.
Entre el grupo de hinchas conocidos y confiables, están los más influyentes y respetados: los capos de la Hinchada, comúnmente conocidos como “los jefes de la barra” 2. Como representantes del máximo poder y autoridad, están a cargo de todas las decisiones destinadas a la dinámica y al buen funcionamiento del grupo. Si tenemos en cuenta la permanente identificación con el barrio de origen (una continua afirmación de la localidad), y la toma conjunta de soluciones, podemos considerar que los capos conforman algo así como una hermandad con base territorial.
En orden de jerarquías, están secundados por no más de 15 hinchas de confianza a los que frecuentemente les delegan funciones diversas3. La participación activa de estos hinchas los ubica en una posición privilegiada para el futuro ascenso a los estratos superiores de la estructura de poder. Los capos y los hinchas de mayor prestigio (“aspirantes al cargo superior”), son personas que mantienen una relación basada en el afecto mutuo, debido no sólo a la militancia como “hinchas del rojo” sino también a la amistad que mantienen en otros contextos, generalmente comparten actividades extrafutbolísticas (salen juntos a comer, a bailar, hacen asados, festejan cumpleaños).
El resto de la Hinchada está formada por hinchas que no participan de las decisiones ni de las tareas enunciadas e ingresan justamente por conocer a los capos o a los amigos y conocidos de éstos. Forman lo que denominamos: la tropa de la Hinchada.
Teniendo en cuenta la estructura jerárquica y territorial del grupo, debemos mencionar el caso particular de la banda de San Justo, cuyos referentes máximos del barrio son dos hinchas que mantienen una posición relativamente importante e influyente pero que no logran acceder al reconocimiento social que reciben los actuales líderes.
Comprender las causas del reconocimiento social es relevante en el marco de nuestra exposición. En toda sociedad existen tipos ideales de comportamiento construidos en base a ciertos valores culturales. En el caso particular de la Hinchada, el tipo ideal de autoridad conjuga una serie de condiciones básicas que los capos deben respetar. Sintéticamente las mencionamos a continuación. El líder debe mostrar coraje en la adversidad (comúnmente conocido como “aguante”) e incentivar en paralelo el valor de los demás. Resulta también necesario ser astuto en el trato con los diversos actores (dirigentes, policía, jugadores, DT), es decir, ser un buen negociador en la defensa por los intereses del grupo. Deben agregarse también las virtudes de un buen conductor, de una persona sumamente carismática. Como última condición (la más interesante para este trabajo), tiene la obligación de ser un excelente distribuidor de recursos, lo cual implica demostrar periódicamente las cualidades que caracterizan a un hombre generoso.
Respecto de la adecuación de las condiciones de los hombres influyentes de San Justo al tipo ideal de autoridad, existe al menos una condición (creo, la más importante) que no puede cumplirse: la posibilidad de ser un buen distribuidor. Esto sucede precisamente porque los únicos que mantienen abierto el canal de comunicación y negociación con los dirigentes del club, los jugadores y el DT, son los hombres de la zona sur. El dinero que entregan estas personas ingresa a la red de intercambios mutuos principalmente en forma de bienes como comida, bebida, viajes y entradas para los hinchas.
Este hecho es sumamente trascendente pues los líderes (re) producen su posición de dominio a través de la continuidad del proceso de distribución de bienes. En este caso, retomando las palabras de Alex Weingrod, afirmamos que el poder se concibe en relación a la toma de decisiones al tiempo que “... corresponde a aquellos que controlan los recursos, y que por lo tanto están en condiciones de asignarlos.” Más adelante agrega: “el control de los recursos es uno de los significados y una de las medidas del poder” (1985; 65, 66).
Ahora bien, los líderes poseen el derecho propiamente político de ejercer la autoridad en el interior del grupo, pero tal posición de privilegio no los habilita para ejercer arbitrariamente su autoridad. Como máximos representantes de la autoridad moral y como miembros de la Hinchada, tienen derechos y obligaciones que deben respetar a riesgo de perder su legitimidad.
Expondremos a continuación el sistema de intercambios recíprocos entre los líderes y los miembros de la Hinchada con la intención de presentar lo que denominamos: lazos de patronazgo o relaciones clientelares en la hinchada del CAI.
Sistema de intercambios recíprocosConsiderando las características básicas del vínculo patrón - cliente analizadas por los estudios clásicos de la antropología política, entendemos el patronazgo como una relación de intercambios asimétricos entre el patrón y el cliente, basada en la desigualdad de poder, riqueza y status4, que se extiende a lo largo del tiempo (no se limita a una transacción única e irrepetible) y conserva su propia moralidad5.
De acuerdo a la definición de Alan Zuckerman:
“El clientelismo (al igual que los términos asociados “vínculos patrono - cliente”, “patronazgo”, “alianzas diádicas”) se refiere al agrupamiento social de individuos marcadamente desiguales (llamados patrono y cliente) en “relaciones recíprocas personalizadas”. El vínculo se basa en la lealtad personal, en la obligatoriedad y en el intercambio de bienes y servicios desiguales.” (1985; 93)
Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 8 · Nº 55 | sigue Ü |