La zona de juegos: un espacio para la educación física en los centros escolares |
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*Dr. Ciencias de la Educación y Profesor Titular de Didáctica de la Educación Física de la FCAFD. **Dra. Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y Profesora Titular de Equipamientos e Instalaciones deportivas y Gimnasia Artística de la FCAFD, Universidad de León |
Manuel López Moya* inemlm@unileon.es Elisa Estapé Tous** ineeet@unileon.es (España) |
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Abstract |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 53 - Octubre de 2002 |
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1. Introducción
De acuerdo con la normativa vigente sobre espacios en centros escolares (Real Decreto 1004/1991), la Sala cubierta y la Pista Polideportiva o patio de recreo son los espacios en los que se deben desarrollar los programas de Educación Física en las escuelas.
A pesar de que se desprenda de la normativa que estos dos espacios son susceptibles de ser utilizados para la Educación Física, el Real Decreto muestra términos diferentes (‘espacio cubierto para la Educación Física y psicomotricidad’, en Primaria y ‘gimnasio’ en Secundaria y ‘patio de recreo… susceptible de ser utilizado como pista polideportiva’)1. Nos hemos decantado por definir esos espacios, por ejemplo el ‘espacio cubierto’ o ‘gimnasio’ como espacio prioritario que hemos denominado ‘aula de Educación Física’ y como complementario la pista polideportiva.
La Orden Ministerial de 4 de noviembre de 1991 regula los proyectos de construcción de nuevos centros escolares y mejora sustancialmente los espacios que aparecen en el Real Decreto, pues añade la zona de juegos y el porche cubierto, con unas dimensiones que van aumentando desde la Educación Infantil, la Primaria hasta la Secundaria. Hemos considerado la ‘zona de juegos’ y ‘el porche cubierto’ espacios apropiados para diversificar los espacios y ampliar el abanico de posibilidades para el desarrollo de la Educación Física.
A pesar de haber transcurrido más de diez años desde la aprobación de esta Orden, actualmente existen muchos centros educativos que carecen de esta infraestructura y la ‘zona de juegos’ se suele limitar a un patio con un arenero. De ahí la insuficiencia de estas normativas, al no especificar las características técnicas y funcionales de cada espacio con intencionalidad educativa.
En este artículo nuestra intención se centra en determinar las condiciones idóneas de las zonas de juego ubicadas en los centros escolares. Nuestra propuesta señala que deberían ser espacios cubiertos en las diferentes etapas educativas. Aportamos sus características idóneas tanto técnicas como funcionales (seguridad, accesibilidad, barreras arquitectónicas, estructuración, formas, pavimento, materiales) con el fin de lograr un ambiente seguro, atrayente y motivante que facilite el proceso de enseñanza-aprendizaje y desarrollo motriz de los alumnos.
2. Zonas de juegoSiguiendo la propuesta de varios países europeos, una zona dedicada al juego es muy necesaria en nuestras escuelas como un espacio más de prioridad educativa para llevar a cabo la programación de la asignatura de Educación Física. Proponemos esta área de juego o parque infantil cubierta, específicamente estructurada, diseñada y adaptada a las necesidades espaciales de los niños, es decir, de acuerdo con cada etapa educativa.
¿Por qué no el clásico patio o espacio al aire libre? En primer lugar por la edad de los niños; en segundo término, por la búsqueda de un espacio para el juego que tanto en la etapa Infantil como en Primaria consideramos idóneo para el desarrollo del niño y, por último, por el clima, pues su utilización no puede ser anual y el material no se puede conservar al aire libre en perfectas condiciones.
En los centros de Enseñanza Primaria el área de juegos adquiere un carácter insustituible en las primeras etapas educativas. Nos estamos refiriendo a un espacio seguro, acogedor y agradable que incite a todo tipo de respuestas motrices y a desarrollar una actividad libre sin vigilancia específica. Así se conocen los beneficios de los juegos desde la etapa de Infantil (0- 3 años y de 4-6 años), la Primaria (6-12 años) y la etapa de Secundaria (de 12 a 16 años). Por tanto el área de juegos, diferenciada en cada una de sus zonas con las características específicas, se utilizaría durante los años de escolarización del alumno, lo que no deja de ser un periodo muy importante en su desarrollo y formación.
Durante las primeras etapas, el niño va experimentando una maduración progresiva de su sistema nervioso que le permite cada vez más lograr ejecuciones motoras más complejas (IBÁÑEZ i COMA, J.1988:102-104): desde actividades como andar, saltar, reptar, correr, lanzar… hasta equilibrarse, trepar, desplazarse en cuadrupedia, saltar a pies juntos, a pata coja, etc.
El diseño de una zona de juegos debe propiciar a través de los distintos ambientes toda su capacidad física tanto en las horas de Educación Física como en las horas de esparcimiento. Consideramos el parque infantil o terreno de juegos como el lugar idóneo (que a buen seguro podríamos denominar como la antesala del espacio deportivo) dónde se van a producir las principales actividades que podemos llamar ‘predeportivas’, denominadas por varios autores como ‘prolegómenos o preludios’ de las actividades físicas y deportivas (AMICALE EPS. 1985) (LEGUET, J. 1985).
A. Larraz (1988) indica un número considerable de actividades físicas que se pueden realizar propiciadas por el acondicionamiento y equipamiento del parque de recreo:
Actividades estrictamente motrices que posibiliten un mayor conocimiento del cuerpo y del entorno y faciliten el desarrollo de las habilidades motrices
Actividades socio-motrices que faciliten la comunicación motriz y relación con los demás niños/as
Actividades de expresión y de comunicación
Otras actividades
También señala que (1988: 4): “el patio, por tanto, debe ofrecer cuando menos las cuatro posibilidades siguientes: ‘dar la posibilidad de jugar’ mediante un soporte material y relacional, ‘dejar jugar’ en un entorno seguro, ‘jugar con’ posibilitando la coparticipación y ‘hacer jugar’ interviniendo el adulto con nuevas propuestas. Estas cuatro situaciones de juego, que son vividas al mismo tiempo en el patio de recreo, exigen pues un cuadro material y humano adaptado”.
En la etapa de Secundaria se alcanza el desarrollo máximo de las capacidades motoras (MASNOU, M. 1985: 9-10). A partir de este momento el niño sigue creciendo y debe ir adaptando sus patrones motores ya establecidos en el periodo anterior en mayor o menor grado y según su propia historia. En esta edad son muy importantes el desarrollo físico y la coordinación. Por este motivo, se necesitará alguna estructura o tipo de material para desarrollar la coordinación neuromuscular en grupo e individualmente.
El niño-adolescente siente un interés creciente por diversas formas de deportes, siguiendo básicamente el modelo adulto que se le ofrece constantemente en los diferentes medios de comunicación. Va a precisar unos espacios más definidos, con un mayor grado de especificidad y estructurados para poder llevar a cabo esas actividades en condiciones similares a las que disfrutan los mayores (BURCHARTZ, B. 1994:73).
El juego infantil comprende fantasía y vuelos de la imaginación, por lo que necesita áreas para explorar con montículos y desniveles. También se observa la imitación de las costumbres y del comportamiento de los adultos, desde la mímica hasta el establecimiento de una comunidad adulta adaptada a su escala.
Las posibilidades de juego en la etapa de la Enseñanza Secundaria deben ser múltiples como un campo de juego que en algunos casos se aconseja a cubierto, con un cerramiento (tabiques y vallas) para juegos de pelota no organizados. También se recomiendan áreas de juego que perfectamente podrían ubicarse en los centros escolares y que deben reunir a su vez diferentes áreas de juego diseñadas para las necesidades de los niños desde los 5 hasta los 15 años (BENGTSSON, A. 1970):
una zona de juego libre (desde los 5 hasta los 10 años): regularmente moldeada para jugar a canicas, patinar, ir en bicicleta más una zona grande para juegos tranquilos
una zona de juegos equipadas (desde los 5 a los 10 años): con cuatro zonas diferenciadas y dotadas de material como balancines, columpios grandes y pequeños, dos piezas grandes de equipo de juego
una zona de juegos de pelota en todo tiempo (desde los 10 hasta los 16 años) de forma más o menos rectangular y rodeada por tabiques y vallas.
una o varias zonas grandes de juego a cubierto (12 a 16 años).
Los niños en esta etapa estarán interesados además por los juegos de aventura y les gustará explorar el espacio, a través de juegos de batallas, de escaladas y de construcción. “El muchacho a esta edad… si se le da ocasión disfruta enormemente con las actividades de construcción. El poder llegar a ‘montarse’ su propia cabaña, por simple que ésta sea, es el sueño de muchos chicos a esta edad” (MASNOU, M. 1985: 10).
En este mismo sentido, una propuesta a resaltar en esta etapa, es el ‘terreno de aventuras’ (C.O.D.E.J. 1981), pues es un espacio o estructura de ocio subdividido en zonas donde los niños pueden encontrar una zona de juego libre, otra con aparatos, una zona salvaje (con vegetación, elementos naturales como la tierra, arena, las hojas, el agua, etc) y una zona de talleres.
3. Características físicas y técnicas de las zonas de juegoSerá necesario por tanto, acondicionar el patio de recreo para que presente las características físicas y técnicas adecuadas que se desprenden de los principales trabajos realizados sobre la materia de parques y terrenos de juego (BENGTSSON, A. 1973); (CENTRAL MORTGAGE AND HOUSING CORPORATION. 1981); (CODEJ. 1981); (MASNOU, M. 1985); (LARRAZ, A. 1988); (HALLMAN, H.V.; ZILLING, J. 1991); (BUCHARTZ, B. 1994, 1995):
3.1. Seguridad:El parque debe ser apto para actividades libres, es decir, sin control directo del profesor y que, a la vez, no suponga peligro para los niños. La seguridad es un aspecto muy importante, por no decir el que más en los parques infantiles. Será conveniente el cerramiento perimetral de la zona de juego al menos a un metro de altura, con un reducido número de accesos para facilitar la supervisión o vigilancia desde fuera de los adultos. Respecto al cerramiento, A. Larraz (1988: 6) señala que:
“el cerramiento del patio es necesario cuando el espacio escolar y el espacio público están en conflicto…los cerramientos responden a una doble preocupación:
Proteger a los niños de las incursiones que puedan venir del exterior
Impedir que los niños se alejen de la escuela de una manera intempestiva
Deben estar estudiados en cada caso según el criterio de seguridad que condiciona su naturaleza y su localización
El cerramiento revela la actitud que tomamos de cara a la inserción de la escuela en el barrio.
El cerramiento puede ser a la vez eficaz y estético”.
En cuanto a la seguridad, es necesario hablar del material y de las condiciones del mismo; deberá ser de madera, sin aristas ni astillas o de material sintético sin ángulos peligrosos ni elementos sobresalientes, rechazando el hierro por oxidarse fácilmente como ocurre en el caso de los balancines y columpios antiguos.
En la mayoría de parques, se deberían adaptar los aparatos en altura y medidas respecto a la edad de los niños. De cara a la seguridad, el pavimento, a ser posible deberá ser sintético (caucho, poliuretano) en vez de tierra con areneros en zonas determinadas. La arena deberá ser removida y renovada periódicamente para que no se compacte y pueda provocar accidentes, lo que no deja de ser bastante difícil de realizar en gran parte de los parques infantiles por razones económicas. También se deberán controlar las distancias entre los aparatos y sus superficies mínimas de uso. Se recomienda elegir materiales que faciliten el mantenimiento, la durabilidad, la higiene y la limpieza.
3.2. Accesibilidad:Es necesaria la eliminación de barreras arquitectónicas en la accesibilidad a la zona de juego mediante rampas de anchura, pendiente y pavimento aconsejables para las sillas de ruedas. La zona de juego debe contar con un cerramiento perimetral, es decir, debidamente estar ‘cerrada’ o separada del resto mediante una barrera física, o una valla; por ejemplo, barreras vegetales como arbustos, árboles, etc. Y de esta forma también se intentará que el espacio quede resguardado del viento. Anteriormente se indicó que la zona de juego debería ser preferiblemente un espacio cubierto.
También se podría diseñar la zona de juego en los porches cubiertos o espacios denominados ‘dentro-fuera- en los que una parte está descubierta y el resto cubierta. Estos espacios más recogidos y delimitados son muy convenientes para el juego de alumnos de Escuela Infantil y Educación Primaria.
3.3. Formas:Las zonas de juego se recomendarán con formas irregulares, es decir, curvilíneas y alargadas frente a las cuadradas y lineales (gráfico 1).
Además se debe jugar con las irregularidades del terreno, propiciando zonas de diferentes alturas y aprovechando los desniveles e incluso creándolos si no existen. A pesar de estas recomendaciones, la verdad es que la mayoría de las zonas de juego se construye casi todos planos, es decir, sin desniveles2.
3.4. Estructuración de las zonas:Deberá hacerse siempre en función de los distintos grupos de edad (CENTRAL MORTGAGE AND HOUSING CORPORATION. 1981: 13).
En los centros escolares con varios niveles educativos se recomendará crear una zona específica para cada etapa escolar, pues las características de los niños varían respecto a sus necesidades de movimiento, a sus intereses, a la capacidad de abstracción, de reflexión, de imaginación, etc. No deben existir interferencias entre las actividades que se realizarán en las zonas perfectamente delimitadas. Esta propuesta parte de la existencia de cuatro tipos de juego o que los niños juegan de cuatro formas diferentes.
El niño pasa por distintas etapas con necesidades de juego que se diferencian entre sí. Sin embargo, consideramos simplista afirmar que sólo hay unos tipos determinados de juego. Pero, cuando nos encontramos ante una propuesta de planificación de áreas de juego, nos tenemos que decantar hacia la estructuración del espacio en función de las distintas formas de jugar que estarán relacionadas con la edad de los niños y también con su grado de maduración. Cada zona del parque ha de estar destinada a un tipo de juego y debe estar acondicionada para ese fin. Estos cuatro tipos de juegos se distribuirán en zonas o bien de forma circular o rectangular; nos referimos a los juegos físicos, juegos sociales, juegos creativos y cognoscitivos y por último juegos tranquilos 3.
Además de delimitar las zonas para los juegos, es importante prever una zona para los adultos que los acompañan; son zonas de vigilancia y también de descanso... El diseño debe ser por tanto, agradable y reunir todas esas zonas. La partición del espacio debe realizarse de forma dinámica. Si bien las zonas deben estar diferenciadas, deben seguir relacionadas. Por tanto, se debe intentar buscar una asociación de elementos diversos pero interdependientes (LARRAZ, A. 1988: 5).
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