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Los clubes deportivos con fútbol profesional argentinos y el tipo o formato social |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 51 - Agosto de 2002 |
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Deteniéndonos en la más compleja pasión del dirigente, podría quedar focalizada en la lógica del sistema político interno de los clubes como AC, que produce poca eficiencia económica, tal como Ramos dice. Pero también puede querer decir otra cosa más. En boca de Grondona, Ramos y Avila esa pasión puede ser vista como una lógica "no empresaria". Esa lógica no empresaria puede tener dos vetas: la de la búsqueda ciega del éxito deportivo con consecuente posibilidad de hipotecar el futuro del club, y otra que sostiene la acción de los dirigentes que creen que el club tiene un deber solidario como objetivo básico por cumplir.
Es decir, una lógica dirigencial y administrativa que no apunta a la ganancia sino a la gestión de una organización fuertemente vinculada a su comunidad. Una institución que maneja millones no dirigida por una lógica empresaria. Esto es percibido por muchos como una situación paradójica y anacrónica. Una realidad que vincula a los clubes con las AC y que la define como único formato posible para cumplir el papel de constructor de redes sociales básicos. Una tradición pasional que parece fuera del tiempo.
La forma de hacer política en Lanús, por ejemplo, opaca la versión que da Ramos de la vida política en los clubes, aunque sea una excepción. Existe la otra raíz del vínculo pasional-dirigencial, la que se asocia a la naturaleza imperiosa del éxito deportivo (especialmente en los clubes grandes).
Así, la tensión entre los dirigentes de fútbol parece estar puesta entre una pasión futbolística por gobernar las cosas del fútbol asociada al éxito deportivo, y otra pasión puesta en la vida asociativa, en los objetivos de la asociación puestos en la actividad comunitaria (deportiva o no).
Por eso Melconian dice que con las SA lo pasional que está centrado en que la pelota entre en el arco, se mantendrá. 185 Para el agente de bolsa no entra en su horizonte mental que pueda existir una pasión diferente, como la del dirigente que lucha por su comunidad a través del club.
Finalmente estamos ante una crisis, una lucha en la que se oponen la lógica del asociacionismo, con un modelo de sociedad ciudadana, con la del negocio (pasión e interés), con un modelo de sociedad con gobierno absoluto del mercado, en la que existen sólo mercancías dialogando entre sí. La última está triunfando en toda la línea. Dentro de esta transformación cultural se inscribe el problema de los modelos de éxito que están en juego, así como la destrucción de las redes sociales que giran en torno a algunos de los clubes.
La lógica del club social y deportivo amateur es a su vez diferente de la que mueve al club de fútbol inmerso en el negocio. Este último vive desde hace muchas décadas realidades contrastantes.
Debe vivir el mundo comunitario y el del hiperprofesionalismo simultáneamente. Es decir, distintos espacios y escenarios superpuestos y que han convivido en permanente tensión. Esos espacios son tres:
el asociativo, comunitario, solidario, de participativo, vinculado a la forma en la que se encaran las actividades sociales y también las deportivas.
el deporte no profesional y las actividades sociales de cualquier tipo.
el deporte superprofesional en especial el fútbol.
Así, de la oposición entre intereses y pasión nos detuvimos en el intento de despejar los ingredientes de esa presencia pasional por el fútbol. Por un lado, la pasión del hincha -que creemos sobrevivirá a la presunta aparición de las SA. Por otro, la pasión del dirigente-hincha. Esta pasión también puede mostrar dos o más costados, la primaria común al hincha, que pivotea sobre la búsqueda del éxito deportivo -entre otras cosas, con sus consecuencias indeseables o no. Pero también (y sumada a la anterior, tal vez atenuando sus efectos negativos) existe en algunos dirigentes la pasión por el trabajo comunitario.
Aquí sí, el dirigente desea dirigir una AC y evitar a las SA y la terciarización.
El dirigente hincha movido sólo por la búsqueda del triunfo electoral en el supuesto de que su gestión devendrá en el triunfo deportivo, no podría -en principio- presentar obstáculos a la terciarización, aunque sí a la aparición de SA. La lógica de la pasión del dirigente comunitarista es muy diferente. Ella sólo puede existir en una AC en pleno contacto con su comunidad y la convivencia con la lógica empresarial parece, en principio, imposible.
7. Los escenarios posibles
¿Qué es lo que está en juego en toda esta situación; si es que hay algo en juego?
Está en juego una realidad: la de algunos clubes que han constituido ese capital social, cultural y político del que hemos hablado.
Está en juego una posibilidad, una potencialidad, que se puede frustrar: los clubes como AC han sido, son y serán una puerta abierta a la participación. Si la introducción del capital privado implica un riesgo para su existencia, lo que queda de las redes sociales básicas se verían nuevamente en peligro y, para el futuro de una sociedad civil en reconstrucción, sería un espacio social obturado.
Está en juego -tal como lo estuvo con el problema de las privatizaciones- la posibilidad de que organizaciones públicas o semipúblicas, comunitarias, demuestren ser eficientes. 186
Está en juego la posibilidad de coexistencia de la "militancia social" y el hinchismo futbolero. 187
En realidad, estos dos elementos no nacieron unidos. En los clubes nacidos desde los sectores populares, la mayoría de los actuales, eran sólo clubes de fútbol al nacer y lentamente fueron convirtiéndose en clubes sociales y deportivos. Ahora se pone en cuestión esa totalidad. Así, desde este punto de vista, de prosperar la introducción del mundo empresario, los clubes vivirían una ruptura interna: la pasión futbolera (que probablemente no morirá, aunque sufrirá cambios) gobernada por empresarios y escindida de una militancia social devaluada, disociada del fútbol, con el riesgo de perder tal vez el motor convocante más importante, sumado al riesgo de bancarrota por deserción de los capitales y el peligro de desaparición de sus actuales activos.
En sus comienzos los clubes de fútbol -nacidos de los sectores populares- necesitaron del apoyo de la comunidad para sobrevivir y crecer. Luego el fútbol pivoteó, fue el atractivo para que la comunidad se acercara a la vida social y a la práctica de otros deportes. Ahora existe el riesgo de fractura entre el fútbol y el resto del mundo social integrado en organizaciones como los clubes. 188
De lo anterior se desprende que está en juego la índole de las identidades colectivas vinculadas al fútbol. Si bien, no será tema a tratar aquí, no podemos omitir comentar que tal vez ellas mismas sean puestas en duda en un escenario institucional modificado. No porque creamos que con SA la pasión morirá, ni siquera se atenuaría. No vemos razones para ligar necesariamente los dos fenómenos. Si, tal vez podría suceder que el hinchismo y la pasión quedarían disociadas de la participación activa -poca o mucha, real o ilusoria- en la vida del club. Y ese fenómeno requeriría atención.
Un hinchismo con SA será tal vez más controlable, más diáfano, más demostrable, adolescnete, modelado con el merchandising, pero menos conectado con la vida del club. En realidad el hipercriticismo paralizante también tiene esa cara, y es una tendencia muy arraigada -sería interesante aunque enormemente difícil reconstruir la historia de esa postura poco edificante.
Un hinchismo disociado de la práctica social conexa, como la potencial participación en la vida del club, y seguramente siguiendo un camino paralelo a la disociación que se viene dando en el espectáculo deportivo entre los espectadores pasivos que jamás han practicado el deporte que ven, de los jugadores ultra especializados que se transforman en practicantes de una actividad esotérica. 189
El llamado "gerenciamiento", en realidad no es tal, ya que actualmente los clubes están gerenciados. En realidad es la introducción de capitales privados a los clubes en ciertas condiciones de concesionamiento del fútbol profesional.
Ese "gerenciamiento" implica un paso más en el proceso de terciarización que vive el capitalismo argentino. 190 Por un lado, podrá blanquearse así ciertos manejos, en el sentido que quedarán total o parcialmente fuera del manejo público de una AC, quedarán fuera del debate público de los socios, es decir quedarán totalmente oscuros al espacio público, aunque blancos para los empresarios y ,potencialmente, para el Estado que intenta cobrar sus impuestos.
Además, podría ser una vía que podría frenar el necesario proceso de capacitación para dirigentes de las AC. Es decir, el aporte de conocimientos llegaría de la mano de los empresarios, mientras que los dirigentes tendrían pocos incentivos para capacitarse en la gestión dirigencial.
Una pregunta interesante ha sido hecha en algunos medios: ¿quién querría invertir en un fútbol devaluado?. Ante la inquietud de Avila, en el sentido de que para que vengan los capitales habría que reestructurar el fútbol (con plazas fijas en el interior y pocos equipos de la capital y el gran Buenos Aires), surge la pregunta acerca de cómo evolucionará el mercado del espectáculo y el negocio.
El "gerenciamiento" seguramente generará el éxito de algunos y el fracaso de otros. Tal vez, con el tiempo, no sea del todo ilógico pensar que con una irrupción de poderosos grupos empresarios se renueve la presión sobre la AFA y que ésta se vea obligada a tomar medidas en el sentido de generar un fútbol a la medida del pedido de Avila, transformando los torneos, incidiendo en el mundo deportivo para adecuarlo a las necesidades de los capitales llegados.
Con el gerenciamiento, podrían aparecer toda una serie de problemas, algunos evitables mediante controles y otros incontrolables. Por ejemplo, la necesidad de contratos largos para las empresas para hacer buenos negocios (más o menos 10 años para esperar la formación de jugadores nuevos), con el riesgo (tal como ha sucedido muchas veces) que abandonen el barco a mitad del río.
Además, ¿los controles los harán el Estado o la propia AFA? Un peligro sería la aparición de las SAD como "blanqueo de la perversión" del negocio del fútbol actual -caso Gil y Gil. Pero sería continuidad, homologación de lo peor y más oscuro de lo que existe hoy, en concurrencia con la tendencia del capital actual a difuminar las relaciones de propiedad. 191
Con el gerenciamiento, la empresa teniendo como objetivo la maximización de las utilidades puede plantear en su acción una oposición entre el objetivo deportivo y el de lucro, los logros económicos pueden opacar los objetivos deportivos.
Se volvería a presentar la oposición actual, con las AC, entre la pasión por el éxito y la retención del astro, y la ganancia devenida de su venta al exterior.
Uno de los temas vinculados a la crisis de los clubes se vincula a la reconstrucción del capital social. Una tradición que fue modelo de deportividad, de excelencia, aunque a veces asociado a ciertas prácticas autoritarias o caudillísticas o verticales en los que los hábitos de participación en las asociaciones fueron poco comunes. Además, están los problemas vinculados con el hinchismo: se apostará también aquí todo para intentar ganar.
Sin embargo, ¿por qué no pensar en un posible relanzamiento asociacionista?, ¿por qué no apostar a un resurgimiento de redes sociales elementales con los clubes AC como sus puntales?
¿Los dirigentes se plantean modificar los cambios de la oferta desde los clubes hacia la sociedad o sólo se trata de seguir la corriente inercial que de hecho desalienta la participación?
En este sentido también es necesaria la pregunta por el tipo de política se hizo y se hace en los clubes, la forma que adquiere el quehacer político, tiene relación con el alejamiento o el acercamiento de la población a los clubes.
La AFA y el gobierno nacional optaron por el llamado "gerenciamiento", y no por un control y modificación del sistema actual de AC, por ejemplo, a través de controles internos y externos. Es interesante revisar lo que eran propuestas como las de C.Heller: "En la Argentina se utilizaron los vicios de las empresas públicas para privatizarlas en lugar de solucionar sus problemas. En el fútbol se quiere hacer lo mismo magnificando problemas de gerenciamiento, cuando lo que se podría hacer es legislar para mejorar la calidad de gestión. Podría ponérseles límites a los mandatos, por ejemplo. Puede parecer una tontería, pero es un condicionante. Sale al cruce de la difícil vocación que hay que tener para irse voluntariamente de un lugar. No vivir la salida como una frustración. Y eso obliga a una administración prolija, porque atrás viene indefectiblemente otra conducción. También se me ocurre instituir minorías como cosa obligatoria en todos los cuerpos: asambleas de representantes, comisiones directivas; hasta darles la presidencia de la comisión fiscalizadora, lo que asegura control democrático y transparencia. Se pueden hacer muchas cosas para mejorar la calidad de las AC, pero sin perder de vista un tema central: cuando se privatizaron las empresas del sector público se cambió en realidad su naturaleza y objeto social. El objeto social de Obras Sanitarias era darle agua a la gente y el de Aguas Argentinas es ganar plata vendiéndole agua a la gente. Y no es una sutileza. Lo mismo pasaría con el fútbol. Por eso está bien pelear por preservarlo" 192 Para la reforma del fútbol dentro de las AC se necesitan nuevos dirigentes, buenos administradores y transparentes, por ejemplo la CD de Lanús con sus reuniones a puertas abiertas) con capacitación, con cambios en AFA para transparentar el negocio del fútbol, cosa que difícilmente sucedería con las SA. Sin embargo, parece que ese cambio es más difícil que el de abrir las puertas a los grandes grupos económicos.
Los clubes como AC tienen enorme potencialidad como para reconstruir el capital social contenido en ellos. La base podría ser un ejercicio de limpieza y reconstrucción de las prácticas políticas internas y nuevos lazos con la comunidad, apuntando a reconstruir relaciones horizontales, solidarias, asociativas. Para eso se necesita hacer frente a un modelo cultural y a una lógica del éxito que ha ganado mucho espacio en la sociedad: un modelo que privilegia un objetivo propio, el triunfo por sobre todo, y un individualismo exacerbado.
¿Cómo valuar la historia del capital simbólico construido desde principios de siglo, que ha derivado en construcción de capital económico y social de los clubes, en el proceso de transformación en SA?.
El problema es poner en movimiento esa tradición transformándola en algo vital, valorarla como capital potencial para la revitalización de las mismas AC. Cómo ponderarlo, desarrollarlo, ponerlo en movimiento, en circulación, para que pueda ser útil en el despegue de las AC, es todo un desafío.
8. El papel del Estado¿Qué interés puede y debe tener el Estado actualmente existente, respecto de la vida asociativa que proponen o podrían proponer los clubes?
Putnam sostiene la necesidad de tener en cuenta "cómo impacta -o debería impactar- la política estatal en la formación de capital social. El gobierno puede alentar la formación de capital social". 193
Si, tal como se ha repetido, los clubes han sido factores trascendentes de desarrollo comunitario y si el Estado pretende remozar las redes sociales básicas, resulta notorio que debe apoyar de alguna manera esa acción social de las instituciones. 194 Por ejemplo podría, en principio, estudiar la verdadera situación de los clubes, tipificándolos según diferentes criterios y luego actuar según la función social que ellos cumplen.
Obviamente, ayudando a las organizaciones que ocupen un espacio semipúbico e incentivando a otros a hacerlo. ¿Cómo el Estado puede aportar capital? Tal vez sea un buen instrumento como para direccionalizar ciertos elementos: dar subsidios para proyectos que intenten reconstruir la función social de los clubes, para ayudar a descentrar el fútbol de las actividades y promover las conexiones comunitarias.
El Estado debe actuar para que no se cierren los clubes. Puede apoyarlos de diferentes maneras: pagar un porcentaje de los que gastan en servicios, si las escuelas usan las instalaciones, dar beneficios a esos clubes, organizar eventos y situaciones con esos clubes para atraer a la gente, a los vecinos para que participen. El Estado puede ayudar a los clubes a que no necesiten de subsidios para sobrevivir incentivando la capacitación, y la reflexión de los dirigentes para generar ofertas viables.
El Estado, y más concretamente la Secretaría de Deportes de la Nación debería convertirse:
en un foro de debate de todos estos temas
en un centro de análisis de la realidad, promotor de estudios acerca de sus contornos actuales, piso sobre el cual se pueden emprender inciativas.
Finalmente, el Estado debería aportar desde la regulación legal en dos instancias:
una nueva legislación, políticas y controles en materia deportiva, innovadora en materia de las relaciones entre el Estado y las entidades.
Promover un amplio debate y replanteo de las relaciones entre el Estado y las entidades de la sociedad civil. Un Estado regulador, direccionalizador, controlador fijando límites a actividades no deseables.
Legislación en materia del tipo social de los clubes.
Puede contemplar la concesión, franquicias, SAD opcionales, controles, etc.
9. Fuentes y bibliografía
Fuentes
Diarios:
Clarín
Crónica
La Nación
OléRevistas:
Noticias
Tres Puntos
Siglo XXI
Línea
El Deporte
Página 30
Mística.Entrevistas:
Dr E. Chebel, Presidente del Club Atlético Lanús,
Dr. Ricardo Nissen,
Dr. Guillermo Ragazzi,
ex diputada Lic. Elsa Fernandez Combés.
Proyectos de ley del deporte: Galmarini, Scioli, Alvarez Garcia, Fernandez Combés. Anteproyecto de ley de Sociedades Anónimas Deportivas (Dres. De Bianchetti, Martorell, Nissen, Porcelli, Ragazzi)
C.A.Lanús: Dictamen sobre el anteproyecto de ley de SAD. s/f.
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