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Los clubes deportivos con fútbol profesional argentinos
y el tipo o formato social bajo el cual se organizan:
asociaciones civiles o sociedades anónimas.
Aportes para un debate acerca de realidades
y modelos ideales, pasiones e intereses

   
Area Interdisciplinaria de Estudios del Deporte
SEUBE - FFyL - Universidad de Buenos Aires
 
 
Julio David Frydenberg
alaju@speedy.com.ar
(Argentina)
 

 

 

 

 
    Esta investigación fue realizada en el contexto de agudos debates que se estaban desarrollando en los medios dirigenciales del fútbol, entre algunos parlamentarios y los medios de comunicación de masas, hacia fines de los años ‘90. Fue financiada con el aporte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la Dirección de Deportes de la Universidad de Buenos Aires y la empresa Nike.
 
    Indice:
1. Introducción: presentación, temas, marco conceptual
2. Algunos elementos históricos.
3. Coyuntura. Situaciones y argumentos.
3.1.1. Escenarios y situaciones.
3.1.2. Intereses.
3.1.3. Razones del fracaso y del éxito de la iniciativa.
3.2. La Polémica: Abanico de posturas.
4. Propuestas parlamentarias.
5. Modelo de análisis.
5.1. Las AC como ideal, como modelo normativo.
5.2. Realidad de los clubes.
5.2.1. Actualidad de la situación económico financiera de los clubes
5.2.2. Breve nota sobre la evolución y actualidad del negocio del fútbol mundial y argentino.
5.2.3. Conflictos en el negocio del fútbol local.
5.2.4. Estilos y formas del quehacer político en los clubes.
5.2.5. Clubes de fútbol o clubes con fútbol.
5.2.6. Problema de la gestión y administración dirigencial.
5.2.7. Los casos tipo: Lanús y Chebel, Boca y Macri.
5.3. Modelo SA.
5.4. Realidad de las SA en el país. Emprendimientos del capital privado en el fútbol argentino y mundial.
6. Intereses y pasión, una tensión permanente en el espectáculo del fútbol.
7. Los escenarios posibles.
8. El papel del Estado.
9. Fuentes y Bibliografía.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 51 - Agosto de 2002

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1. Introducción

    Quien haya prestado atención al mundo del fútbol tanto a escala planetaria como en la Argentina, en la última década, notará sin demasiado esfuerzo, que se han venido produciendo cambios notables. Si bien el juego en sí mismo se ha modificado muy poco, el espectáculo ha sufrido enormes modificaciones asociadas a la potenciación de la importancia económica y cultural de la TV, en especial del cable, y el posicionamiento de grandes grupos económicos vinculados al mundo mediático. El otro gran negocio, que parece haber saltado toda lógica, es el de las transferencias de jugadores, El deporte y el fútbol en particular se presentan como un escenario sumamente tentador tanto para las grandes corporaciones mediáticas, como para grandes empresarios locales y regionales.

    Muchos de esos cambios tienen como unos de sus protagonistas a las instituciones deportivas y a sus dirigentes. En ese ámbito, la aparente novedad neoliberal acerca de las bondades acción “natural” del mercado sobre las relaciones sociales, sumada a la ponderada racionalidad empresarial por sobre la lógica asociacionista, vinculada al voluntariado y a la solidaridad, parece estar ganando una batalla más, esta vez dentro del universo del fútbol argentino. Es una lucha desigual, en la cual el Estado parece haber tomado partido. En esa competencia, uno de los ejércitos se siente cómodo y seguro acerca del resultado final, contra otro que sólo cuenta con algunos lauros sostenidos a partir de un pasado legitimante, y ciertas virtudes éticas utilizadas como bandera. Los hechos... no parecen valer demasiado a la hora de las elecciones... ellos quedan enmarcados en esquemas discursivos que les dan sentido. A la hora de adoptar las direcciones a seguir, son esas elaboraciones discursivas o modelos ideales las que pesan. Sin embargo, una de nuestras tareas será la de desbrozar hechos de discursos (que son obviamente tan o más reales que aquellos), así como desembarazarnos de la tentadora mezcla entre modelos ideales con las prácticas sociales más concretas.

    La ofensiva de la cultura asociada al nuevo-viejo mundo empresarial, que reconoce una historia más que centenaria, se posó no sin razones, en la crítica, la puesta en duda, sobre la aptitud y las virtudes de la clase dirigente, mecanismo que forma parte de uno de los elementos constitutivos del sentido común. El ámbito del fútbol no escapa a esta tónica generalizada aunque reconoce una tradición propia más lejana. Un hipercriticismo paralizante respecto de la acción de los dirigentes de turno, fue siempre un costado adherido a la constelación de las ideas y prácticas de los hinchas.

    A ese debate se suma otro que pone en cuestión la naturaleza de las propias instituciones deportivas. El avance de los intereses de los grandes grupos económicos sobre los espacios vírgenes del terreno dominado por los clubes con deportes profesionales, especialmente el fútbol, con su negocio principalísimo en Argentina: la venta de jugadores al exterior, y obviamente el negocio mediático, publicitario, de merchandising, etc.

    Esta coyuntura hizo emerger, dio nueva vida y visibilidad a un tema antiguo: la naturaleza de la vida política y económica de los clubes, en medio de una gran crisis de sus bases tradicionales de sustento, las masas societarias que viven una sistemática devaluación desde hace décadas.

    Los parámetros ideológicos que dominaron a generaciones de dirigentes se están modificando rápidamente. El marco actual es el de la crisis del paradigma de la actividad dirigencial como militancia social voluntaria, solidaria, con base en la acción comunitaria. Se está produciendo un choque entre valores de una cierta tradición, con nuevas ideas, modelos y prácticas sociales. Por ejemplo: los problemas derivados de la gestión dirigencial, aparecen en el centro del debate. Pero en ese marco, consideramos fundamental insertar en la polémica, la problemática asociada a las motivaciones que hacen que un dirigente sea lo que es, y en este sentido, resulta necesario detenerse en las relaciones entre las características pasionales que hacen del fútbol un polo de atracción cultural, en medio de la actual etapa de la economía capitalista. La pasión por ganar dinero y la pasión por el fútbol, sus relaciones posibles, que han vivido vidas paralelas y disociadas en el terreno de los modelos ideales de acción, ahora reciben fuertes empujes para que queden asociadas. Tradicionalmente, la dirigencia del fútbol como actividad asociada al voluntariado en el marco de las asociaciones civiles sin fines de lucro... actualmente la pasión por el fútbol que motoriza al espectáculo es relacionada a una racionalidad empresarial (con su costado pasional: la pasión por la maximización de las utilidades, con pleno derecho y legitimación actual), adherida a los valores de la eficiencia y la ponderación del bien propio individual por sobre los intereses del colectivo social. Así la “militancia social”, el voluntariado, la vigencia de los intereses y la prácticas asociacionistas y comunitarias quedan desacreditadas, reducidas al baúl de las tradiciones que alguna vez se miran para saber lo que se hacía y ahora parece vetusto, desajustado a los nuevos tiempos.

    Hoy, el lazo asociativo es visto sólo como vehículo de enriquecimiento personal, naturalmente ilegitimo. El dilema, con costados paradojales, se presenta más o menos de esta forma: ¿para que seguir con estructuras que, en vista de sus crisis actual, sólo sirven para, a través del formato asociacionista, el enriquecimiento individual, que en ese marco es ilegítimo, e ilegal? ¿por qué no elegir sistemas en los cuales el lucro es legítimo, legal? En esta fórmula, el modelo de as asociaciones civiles sin fines de lucro carece de valor específico, sólo tiene connotación en la medida en que fueron y son vehículo de emergencia de fortunas o estrellatos construidos sobre sus ruinas.

    Se intentará aquí ayudar a pensar el futuro de la pasión del dirigente por gobernar a su institución. Pensar el futuro de la pasión del hincha, en el marco de as posibles modificaciones de las instituciones y del espectáculo en general.

    Finalmente, un tema urticante en el marco del reino de las ideas actualmente dominantes: las relaciones entre el Estado, y un estado reducido y pobrísimo como el actual, y la sociedad civil. ¿Qué tiene que decir y hacer el Estado frente a esta batalla que se dirime frente a sus narices, y de la que forma parte? ¿Cuál será el grado de presencia de las decisiones políticas más generales? ¿Y cuál será la dirección que impondrá a su presencia en este nuevo escenario que presenta el fútbol?

    Los clubes de fútbol han nacido y recorrido su historia -hasta ahora- bajo el formato de Asociaciones Civiles sin fines de lucro (AC).1 Actualmente tenemos clubes centenarios como AC viviendo en muchos casos graves crisis económicas y/o financieras e institucionales, y en medio de una nueva realidad conformada por el crecimiento del negocio mediático del espectáculo deportivo.

    Las transformaciones económicas, sociales y culturales ocurridas en las últimas décadas han tenido consecuencias nocivas para la acción que tradicionalmente cumplían los clubes.

    El resquebrajamiento o ruptura de ciertas redes y lazos sociales, el triunfo de la ideología neoliberal, afectó de una manera difícil de evaluar los hábitos y tradiciones asociacionistas, solidarias, comunitarias.

    Se escucha frecuentemente que el formato asociativo tradicional no es apto para manejar la índole de los negocios actuales; piensan que el formato Sociedad Anónima (SA) -cuyo fin es el lucro- es el tipo adecuado para actuar en un medio globalizado y cibernetizado. Otros creen que instituciones con cien años de vida bien pueden vivir muchos más, exitosamente; y suponen que de avanzar la iniciativa se pone en duda la propia existencia de los clubes mismos. Y ese es uno de los problemas centrales.

    El tema no es nuevo pero ha tomado forma de una polémica más o menos aguda en diferentes escenarios, especialmente en franjas de la dirigencia política, algunos periodistas deportivos con opinión y naturalmente en la dirigencia de los clubes con deportes profesionales.

    Tanto en el esquema general a seguir en el curso de la búsqueda del material testimonial, así como la armazón argumental seguimos a Palomino. 2 Este "modelo" parte de las siguientes premisas:

    La pregunta sobre "la gestión realmente existente", sobre la realidad, remite a un diagnóstico sobre "como están las cosas" y plantea un abanico de respuestas respecto a las posibles soluciones.

    Pero, las respuestas vienen no sólo del diagnóstico sino también de las preferencias, orientaciones y valores, sobre el "deber ser de la realidad". En ellas se combinan: a) posibles soluciones a problemas reales con b) modelos normativos acerca de "qué deberían ser los clubes" o "qué deberían ser otras instituciones y organizaciones" que podrían tomar eventualmente a su cargo la gestión del fútbol profesional".

    Es decir, aparece una tensión, un contraste entre lo "existente" y el modelo normativo. 3 Teniendo en cuenta estos universos básicos el programa a seguir será intentar separar modelos normativos, instancias ideales, de realidades ocurridas, tanto en el ámbito de las AC como de las SA. Para luego detenernos en un ejercicio prospectivo, para finalmente plantearnos el problema del papel del Estado.

    De acuerdo a esto el presente informe constará de las siguientes secciones:

    Además del marco conceptual y de una breve introducción histórica, nos detendremos en un paneo de la coyuntura que presentan los intereses, relaciones de fuerzas y debates. Un rápido repaso a las propuestas parlamentarias que en los años pasados plantearon posibles salidas. Luego se verá a las asociaciones civiles (AC) como modelo de organización social para pasar a revisar las realidades que viven esas instituciones (vida política, situación económica y financiera, problemas de gestión) así como algunos pantallazos del contexto asociados al negocio del espectáculo. Se describirán dos casos típicos:

    Lanús-Chebel y Boca-Macri.

    Luego se pasará al modelo sociedad anónima (SA) para plantear la realidad de las SA y los intentos del capital empresarial en el fútbol. Seguirá un análisis de la tensión existente en el mismo funcionamiento del capitalismo y que el mundo del fútbol agudiza entre los intereses y la pasión.

    Finalmente haremos una apertura a los futuros posibles y el papel que podría caberle al Estado.

Marco conceptual 4

    La idea central gira en torno al sentido, al significado social y a la potencialidad que tienen los clubes deportivos actuales.

    Básicamente se considerará que estas instituciones son un espacio contenedor de un volumen variable de lo que se llamará "capital social", "capital cultural-simbólico" y "capital político".5 Se intentará desarrollar estos conceptos.

  • Los clubes y el capital social.

    R. Putnam, analista de las relaciones básicas de la sociedad civil en los sistemas democráticos, percibe una caída de la vida asociativa en los clubes deportivos y en general en EEUU. 6

    Esto tiene varias implicaciones debido a que esas instituciones son el ámbito en el cual se ejercen virtudes cívicas, entrenamientos en la vida social y democrática, en las cuales se ponen en marcha dispositivos de reglas que deben ser respetadas por los participantes -con gran semejanza de una práctica deportiva- a la manera de un sistema político. En este sentido capital político debería entenderse en la intersección de la vida social con la gimnasia del diálogo, de la presencia personal, el cotejo de ideas disímiles o afines en la comunicación, actitudes que aceitan la convivencia con ciudadanos de diferentes orígenes u opiniones, prácticas que estructuran la formación de los consensos en las sociedades democráticas. Así, la caída del peso de esa tradición asociativa implica un deterioro de redes sociales democráticas básicas.

    Además, arrastra una caída en el aprendizaje de virtudes cívicas. Cuando el umbral de ese tipo de logros sociales se modifica también cambian ciertas variables socioeconómicas como, por ejemplo, los gastos en seguridad que suben al caer las redes sociales vinculantes establecidas en torno de las asociaciones. Lo mismo para la salud (caso del deporte). Es decir, cae el ahorro social general.

    En el caso de Argentina los clubes cumplen un papel abandonado por el Estado, brindan espacio e instalaciones para que alumnos de escuelas públicas practiquen deportes, además suelen becar a alumnos, tienen colonias para niños, etc. Los clubes han participado activamente en la construcción de la sociedad civil (junto con Iglesia, sindicatos, etc.).

    Por otro lado, y en un nivel más elemental, los clubes cumplen un papel importante en el proceso de socialización. 7 Desde un espacio territorial y un universo identitario fuerte, los clubes construyen vínculos sociales básicos muy conectados con la institución familiar cruzando las estructuras de la vida cotidiana y del sentido común. 8 Una socialización en medio del cotejo de la opinión ajena, de la vida asociativa que crea raíces para la vida en democracia.

    El capital social también abarca la forma y el contenido esa socialización. Las asociaciones (junto a instituciones como la escuela, así como otras más informales como la esquina, el bar, etc.) han construido una red de escenarios de encuentro. Además, le han dado un estilo propio a esa conjunción, a la que han sumado un fuerte lazo identitario.

  • A este análisis se podría sumar al capital social, un capital simbólico y otro político.

    Este último podría medirse teniendo en cuenta a las asociaciones como escenario de generación de cuadros dirigentes políticos para los partidos progresistas, es decir dirigentes que nacen a la vida pública con una gimnasia democrática. En este sentido, se verán ciertos rasgos del quehacer político en los clubes, en 5.2.4., a partir de un uso libre de la tipología de Weber respecto de ejercicio del poder. 9

    A su vez un capital simbólico, que se puede asimilar a los lazos identitarios, hábitos, sentimientos comunes de una comunidad, a espacios de generación o recreación de creencias y valores. Respecto de las identidades, no será tema a tratar aquí pero no podemos omitir comentar que tal vez ellas mismas sean puestas en duda en un escenario institucional modificado. No porque creamos que con SA la pasión morirá, ni siquiera se atenuaría. No vemos razones para ligar necesariamente los dos fenómenos. Sí podría suceder que el hinchismo y la pasión podrían quedar disociadas de la participación activa -poca o mucha- en la vida del club. Ese fenómeno requiere mucha atención, y a él le dedicaremos un espacio especial mas adelante. 10


2. Algunos elementos históricos

    Presentamos aquí algunas grandes líneas del pasado del fútbol y del espectáculo futbolístico que han sido desarrolladas en otros trabajos. 11

    Los inicios de la práctica del fútbol entre integrantes de la colonia inglesa estuvo vinculada a la fundación de clubes, bajo un modelo asociativo más o menos elitista y cerrado. Con la popularización del fútbol, los jóvenes de los sectores populares se vieron envueltos en una especie de moda del fútbol dentro de la cual se incluía la fundación de clubes como AC abiertas a todo aquel que pagara la cuota social.

    En realidad, esta oleada fundadora estuvo inscripta en un movimiento asociacionista, un verdadero horizonte generalizado de época que tenía más de un siglo de evolución. Los incentivos venían desde el mencionado modelo inglés de crear clubes, hasta el inmigrante, fruto del cual se fundaron infinidades de "sociedades" vinculadas a las patrias de origen; habría aquí que sumar la corriente que desde el mundo obrero incentivaba la creación de asociaciones.

    Así, hacia mediados de la segunda década del siglo nos encontramos con clubes originados a partir de la iniciativa de la colonia inglesa, las empresas (como los FFCC o grandes tiendas), alumnos de escuelas secundarias o universidades, empleados medios nucleados a partir de su trabajo, hasta los fundados desde la iniciativa de los jóvenes habitantes en las barriadas porteñas.

    Luego de una notable selección, idas y venidas, se fue constituyendo una estructura más o menos estable a la organización de la liga oficial. Durante las décadas de 1920 y 1930 el espectáculo futbolístico creció notablemente, en una evolución paralela a la sustentada por los medios de comunicación masiva (revistas, diarios populares y deportivos y la radio).


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