efdeportes.com
Estructura, usos y funciones del cuaderno del alumno
en el área de Educación Física

   
EUE de Palencia
(España)
 
 
Nicolás Julio Bores Calle
nbores@mpc.uva.es
 

 

 

 


“No sabíamos porque nos estábamos dispuestos a saber... Uno puede empeñarse y lograr no saber, puede cerrar los ojos y no querer abrirlos, pero una vez que los abre, lo que sus ojos han visto ya no puede borrarlo, no puede dar marcha atrás al tiempo y hacer como que no existe lo que ya ha escuchado.” (Muñoz Molina, 2001:477. Sefarad. Alfaguara)

Resumen
    Parto haciendo una defensa de ciertos materiales curriculares en la enseñanza de la Educación Física para, a continuación, proponer un cuaderno en blanco en el que el alumno y el profesor deben ir escribiendo de modo simultáneo a lo largo del curso.
    Los usos, utilidades y estructura de este cuaderno varían en función de determinados factores. Así, por ejemplo, es un elemento determinante el momento del curso del que se trate. Los inicios del curso condicionan una idea de cuaderno que evoluciona de modo evidente en el resto de las unidades didácticas del curso. Y es que, las intenciones que se persiguen, las tareas que se realizan y las actuaciones que se emprenden, cambian en función del momento del proceso de enseñanza, aprendizaje y evaluación.
    De este modo, mostraré que el cuaderno del alumno conlleva actuaciones muy precisas y concretas en la unidad didáctica que presenta cada curso escolar y que en el resto de las unidades didácticas en que se estructura éste el cuaderno va a colaborar en función de si se trata de su planificación, de su desarrollo o de su análisis.
    Del mismo modo, trataré de resumir lo que ha supuesto, para nuestra mejora profesional y para el desarrollo del área, el hecho de haber investigado de modo conjunto y colaborativo en el diseño de este cuaderno en blanco.
    Palabras clave: Cuaderno del alumno. Unidad didáctica. Mejora profesional. Desarrollo curricular. Educación Física.
 
 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 49 - Junio de 2002

1 / 3

1. Introducción

    Confirmar la utilización sistemática del cuaderno del alumno en el desempeño de mi labor profesional indica, a priori, un determinado posicionamiento en el debate en el que se dirime la necesidad y utilidad de los materiales curriculares en las aulas de los diferentes niveles del sistema educativo.

    Efectivamente, considero pertinente el uso de materiales curriculares en los procesos de enseñanza, aprendizaje y evaluación, pero no el de cualquier material, ya que no todos son idóneos ni obedecen a una lógica común.

    Gimeno Sacristán (1991), entre otras muchas consideraciones a cerca de los materiales curriculares, afirma que algunos de éstos, por su propia idiosincrasia, estructuran y constriñen el proceso educativo y que otros, una vez que el profesor ha planificado y organizado el trabajo, se convierten en una excelente ayuda para su correcto desarrollo.

    Deduzco que los primeros se elaboran desde una idea de profesor conformista y apocado que espera, sumiso, aplicar lo que manos expertas ofertan con tintes de validez universal. Los segundos, interpreto, se diseñan pensando en un profesional que tan sólo busca un instrumento que diversifique y apoye las posibilidades de un proceso personalmente diseñado para un contexto muy concreto. Ideológicamente considerada la cuestión, estaríamos hablando de polos enfrentados.

    Teniendo en cuenta estas disquisiciones, cuando nos planteamos, hace unos ocho años, qué tipo de materiales curriculares considerábamos oportunos utilizar para la planificación, desarrollo y evaluación de las prácticas que llevábamos a cabo, no pudimos abstenernos de analizar los que estaban en el mercado con el fin de elegir aquéllos que fueran más coherentes con la ideología desde la que abordábamos la Educación Física Escolar.

    No vamos a detenernos en la exposición de los datos del análisis que, en distintas fases, hemos ido realizado de la actual oferta editorial1, pero sí me gustaría recalcar algunas de las salvedades y peros que los hemos puesto: no podemos afirmar que no sean de cierta utilidad, pero nos planteamos a qué tipo de profesional sirven; no los negamos determinada potencialidad de transmitir conocimientos, pero dudamos de la pertinencia de ese saber en la actualidad; y, finalmente, admitimos cierta coherencia entre su diseño y la ideología que los sustenta, pero discrepamos de que ésta sea la que se proclama y reclama en los principios que impregnan el actual sistema educativo.

    Así, podemos decir que de los resultados del análisis fue emergiendo una sensación de insatisfacción, amortiguada por algunos productos de cierta calidad, que nos fueron empujando hacia la creación de un “producto autóctono” que superara las deficiencias que encontrábamos en los que masivamente se estaban extendiendo de la mano de las editoriales.

    Sin despreciar del todo otras opciones, un grupo de profesores de Educación Física empezamos a considerar pertinente utilizar, para la planificación, desarrollo y replanteamiento de nuestra práctica, un cuaderno en blanco en el que debían ir escribiendo el alumno y el profesor en “diferentes colores”2. Su uso generalizado, continuo y reflexivo provocó un saber específico que yo traté de sistematizar en lo que, a la postre, fue mi tesis doctoral.

    El saber creado durante todos estos años de investigación-acción colaborativa atiende a una doble dimensión:

  • Cómo es, cómo se usa y cuáles son las funciones del cuaderno del alumno en nuestra actual idea de Educación Física

  • Lo que ha significado el proceso seguido para conseguirlo para nuestro desarrollo profesional, para el desarrollo de diseño curricular y para la mejora de nuestra práctica.

    Durante la investigación ambas cuestiones se confunden porque la una lleva a la otra y la otra a la una. En este sentido, nuestra estructura, usos y funciones del cuaderno ha ido evolucionando a la par que el área y nuestra profesionalidad.


2. Estructura, usos y utilidades del cuaderno del alumno en blanco

    En primer lugar voy a tratar de resumir cómo es, cómo se usa y qué funciones hace el cuaderno del alumno a lo largo de un curso en el área de Educación Física. Con objeto de hacerlo de modo organizado tomaré la idea de Unidad Didáctica como referencia.

    En concreto, afirmaré que la que inicia el curso es especial y que el cuaderno del alumno cumple unas funciones concretas en ella. Lo hace a través de tres apartados: Datos personales, Índice temático e Instrucciones de cómo realizar el cuaderno.

    Simplificaré las del resto del curso en una estructura estándar, no sin reconocer la originalidad de cada una, con objeto de detallar cómo el cuaderno va colaborando en su planificación, en su desarrollo y en su evaluación.

    Respecto a la planificación de la unidad didáctica, me detendré en la utilidad del cuaderno en la tarea de anticipar y negociar el qué del trabajo que se inicia y en cómo participa en el análisis de lo que ya saben con objeto de ajustar mejor el plan de acción. Es decir, hablaré de los apartados que hemos denominado Proyecto de la Unidad Didáctica e Ideas previas.

    En cuanto al cuaderno durante el desarrollo de las unidades didácticas, tendré que partir de la idea de sesión debido a que es el modo en que éstas se desarrollan. Mostraré las ayudas que presta durante y entre las sesiones que las conforman. Se corresponde con los apartados que denominamos Plan, desarrollo y replanteamiento de la sesión y Aportaciones personales.

    Cerraré la narración de cómo funciona el cuaderno del alumno durante cada Unidad Didáctica del curso considerando su relación con la evaluación. Narraré las funciones del cuaderno desde el apartado que conocemos como Prueba teórico-práctica.


2.1. El cuaderno del alumno en la Unidad Didáctica que inicia el curso escolar

    La Unidad Didáctica que inicia un curso escolar es clave en la planificación definitiva y contextualizada del área. En nuestro caso concreto la dedicamos a indagar sobre las ideas previas del alumnado, a la vez que tratamos de hacer una declaración de cuáles son nuestros intereses, modos de trabajar, exigencias y contenidos.

    El cuaderno debe jugar un papel importante en ella a través de sus tres apartados iniciales: Datos personales, Índice temático y Hoja de instrucciones.

Los datos personales

    Partimos confirmando la necesidad de obtener una serie de datos iniciales acerca de nuestros alumnos que se recogen en la portada de cartón y en las primeras hojas del cuaderno.

    Veamos qué tipo de datos requerimos, cómo los obtenemos y que actuaciones emprendemos a partir de ellos.

Identificación del alumno

    Los datos que cada alumno ha puesto en su cuaderno, a modo de identificación personal, nos permiten tomar decisiones más acertadas en el momento de diseñar los aprendizajes y las tareas con las que se van a abordar. El conocimiento de estos datos debe permitir que nos desmarquemos, con un fin contextualizador, de las concepciones universales de Educación Física (Barbero González, 1989: 34).

Actitudes y creencias previas ante la asignatura

    Los alumnos, en su proceso de socialización, ya se han hecho una idea de lo que significa la asignatura y ésta no siempre coincide con la del profesor. Es una cuestión que es necesario anticipar con objeto de evitar confrontaciones de consecuencias irreversibles.

    Por ello, una de nuestras primeras preocupaciones es recoger datos acerca de lo que ellos piensan que significa Educación Física. Los datos obtenidos los utilizamos, por ejemplo, para explicar la programación prevista y someterla a la luz de sus convicciones. Se establece un debate que nos permite negociar parte de los contenidos, la metodología y la evaluación. Por otra parte, es una oportunidad para valorar los cambios de concepciones que se van generando con nuestras actuaciones.

    En este sentido, el cuaderno del alumno ayuda a conocer lo que piensan los alumnos, a transformarlo y a comprobar la magnitud del cambio.

Cómo se ven ellos ante la asignatura

    Las ideas previas acerca de lo que debe ser la Educación Física provoca un sentimiento personal de lo que cada uno puede o no puede hacer en esa forma de entender la asignatura. Esto, a la postre, determina las posibilidades de aprender de cada alumno.

    Así pues, no es muy extraño encontrarse alumnos con un bajo autoconcepto con respecto a la Educación Física. Alumnos que, hijos de una Educación Física que ha primado la excelencia, se han declarado “Objetores de la Educación Física”. (Barbero González, 1989: 34)

    Detectar estos “sujetos frágiles” es el primer paso que damos con el fin de poner fin a esta situación. En nuestro caso nos interesa tanto descubrir a esta minoría como a la otra que denominamos “minoría ruidosa”. Cualquiera de las dos opciones es poco deseable, por eso conocer de antemano estas poblaciones suele ayudar a prevenir otros problemas.

Habilidades académicas de partida para enfrentarse a la asignatura

    Además de las actitudes con las que el alumno se enfrenta a la asignatura, producto de sus experiencias en el área, éste cuenta con ciertas habilidades y estrategias académicas que le permitirán o dificultarán sus posibilidades de aprendizaje en nuestra área. Conocer las capacidades que nuestros alumnos tienen puede ser importante en un doble sentido: no equivocarnos en los niveles de exigencia y proponer soluciones y alternativas.

Utilidad de lo aprendido en la asignatura

    Destacamos nuestra continua búsqueda de enseñar cosas a los alumnos que les sirvan para desenvolverse con autonomía en la vida cotidiana. En estos años de escolaridad obligatoria, sin olvidarnos del valor propedéutico de la misma, nos tomamos la asignatura como una de las últimas oportunidades que el alumnado va a tener para aprender y comprender cosas de su cuerpo evolucionando de modo cotidiano y en relación con los demás.

    De ahí nuestro interés por saber acerca de lo que ellos han descubierto como útil en lo visto en años anteriores.

Conocimientos específicos acerca de la materia

    El hecho de que al inicio de cada Unidad Didáctica hagamos un esfuerzo por conocer lo que ya saben nuestros alumnos del tema, hace que algunas veces se dude de la necesidad de hacer un primer balance de los contenidos que los alumnos saben de la materia. Pero, en el fondo, como se demuestra en el análisis del uso del cuaderno en el resto de las unidades didácticas del curso, existen razones para indagar acerca de su dominio de la materia cada nuevo curso que se pone en marcha.


El índice temático

    Respecto al índice temático empezamos afirmando que el cuaderno facilita la labor de presentar de modo anticipado nuestras intenciones a los alumnos en los inicios del curso.

    Consideramos importante anticipar el proyecto curricular con objeto de que el alumno pueda atribuir sentido a los nuevos aprendizajes. Lo hacemos a través de un documento que el profesor entrega y comenta al principio del curso y que el alumno pega en las hojas iniciales de su cuaderno. Un documento o apartado que nosotros hemos llamado Indice temático. Se organiza alrededor de la idea de Unidad Didáctica y se adelanta el título y una breve explicación motivadora de la misma.

Hoja de instrucciones de cómo realizar el cuaderno

    Cada profesor entrega al principio de curso un documento escrito en el que se establecen las normas básicas de realización del cuaderno. Conviene que estas bases aparezcan pegadas en una de las primeras páginas del cuaderno con el fin de que cada uno pueda recurrir a ellas cada vez que lo necesite.


2.2. El cuaderno del alumno en el resto de Unidades Didácticas

    Pasada la primera Unidad Didáctica del curso, que tildamos de especial, el cuaderno, en su aspecto formal, se convierte en una sucesión de unidades didácticas estándar. En cada una de estas distinguimos tres momentos y tareas que van a definir las estructura, usos y utilidades del cuaderno del alumno.

    De modo sucinto, decimos que el cuaderno del alumno concreta en lo siguientes apartados:

Durante la planificación: Proyecto de la Unidad Didáctica; Ideas previas
Durante el desarrollo: Plan, desarrollo y replanteamiento de la sesión; Aportaciones personales
Durante la evaluación: Prueba teórico-práctica


2.2.1. El cuaderno del alumno en la planificación de la unidad didáctica

    Sabemos que la construcción de aprendizajes significativos se basa en que el alumno sea capaz de atribuir sentido a lo que tratamos de enseñarle. Para ello, uno de los requisitos necesarios es que conozca y comprenda el proceso que se va a llevar a cabo. En principio nos parece elemental presentar de modo anticipado y claro los nuevos contenidos y las capacidades que se pretenden movilizar. En concreto, el apartado que conocemos como “Proyecto de la Unidad Didáctica”, tiene como principal fin anticipar y negociar el qué de cada Unidad Didáctica que se pone en marcha.

    Otra de las características que determinan la significatividad de los aprendizajes es partir de lo que cada alumno posee, potenciarlo y connotarlo positivamente tratando de plantear retos a su alcance, estableciendo una distancia óptima entre lo que el alumno aporta y lo que se le plantea (Solé, 1993).

    El cuaderno del alumno, mediante el apartado que conocemos como “Ideas Previas”, se encarga de indagar en lo que los alumnos ya saben del tema y el modo en que este conocimiento potencia las posibilidades de aprender.

El Proyecto de la Unidad Didáctica

    El Proyecto de la Unidad Didáctica es un apartado cuyo objetivo principal es anticipar y razonar al alumno los aprendizajes que se van a llevar a cabo con objeto de que éstos los den sentido. En él se especifica el título de la Unidad Didáctica, los contenidos que se van a desarrollar, las situaciones metodológicas con las que se va a llevar a cabo y el modo en que se va a evaluar. Es una información que concreta la del índice temático de la primera Unidad Didáctica del curso.

    No hay un momento ideal para ofrecer esta información ni unos cauces concretos. Lo normal es que nuestras unidades didácticas comiencen unas sesiones antes de acabar la anterior con objeto de presentar el nuevo trabajo. En otras ocasiones simplemente les entregamos un escrito en el que aparecen estas cuestiones explicadas. Lo más habitual es la combinación de ambas técnicas. En este sentido, el cuaderno del alumno se convierte en un instrumento que demanda del profesor una información previa y ajustada del trabajo que se va a desarrollar; una herramienta que posibilita que éste comparta por escrito el interés de la nueva unidad didáctica; un lugar en el que el alumno recoge datos básicos necesarios para recordar y encontrar el sentido a los trabajos que va a iniciar; y un inductor y documento básico para la renegociación del currículum.

Las ideas previas

    El apartado de Ideas previas convierte al cuaderno en un instrumento que facilita la indagación en lo que el alumno ya sabe y en un promotor de las relaciones entre esto y los nuevos aprendizajes.

    La utilidad del cuaderno en la indagación de las ideas previas de los alumnos está en función del origen de éstas y de los objetivos que se persigan con el contenido a trabajar, puesto que determinan los métodos utilizados en su indagación.


Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 8 · Nº 49   sigue Ü