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Introducción

    El progresivo y cada vez más exigente proceso de formación deportiva, plantea como una tarea prioritaria, enfatizar más en la calidad del proceso de selección de los niños que se inician en el deporte y que en estos momentos constituyen la Reserva Deportiva para las Olimpiadas del 2004 y 2008, esta es una labor que cobra mayor importancia en la actualidad debido a que las exigencias que desde el punto de vista competitivo se están planteando son cada vez mayores y obligan a una selección más temprana, catalogándose como la primera etapa en el proceso pedagógico de entrenamiento, influyendo en el posterior desarrollo deportivo, esto justifica que “actualmente uno de los tres grandes bloques hacia donde se orienta la investigación deportiva sea la selección precoz de talentos deportivos, intentando establecer las bases científicas de una prospección deportiva basada en la identificación precoz de los futuros campeones” Baur (1993) citado por López Bedoya (1995).

    La selección no es otra cosa que el proceso a través del cual se individualizan personas dotadas de talento y actitudes favorables para el deporte en cuestión. Esto solo puede ser resuelto con éxito a base de un conjunto de métodos de investigación correctamente escogidos que suponga el estudio de los distintos aspectos de la personalidad del deportista, mediante los métodos pedagógicos, medico - fisiológicos, y psicológicos. Bolkov y Filim, (1991).

    Sin embargo, en nuestro país la selección en el fútbol de forma particular no se lleva a cabo con esta óptica, el sistema de selección vigente concibe este proceso con un perfil muy estrecho, lo que no garantiza una caracterización multilateral del niño, por lo que podemos considerarlo como reduccionista ya que no permite detectar todas sus potencialidades, conllevando a que un porcentaje significativo de los que se inician en este deporte no posean las condiciones iniciales necesarias para responder a las exigencias actuales que plantea este deporte y poder progresar con éxito. Por estas razones se propone este trabajo, con el objetivo de:

    Ofrecer algunos criterios que estimulen la reflexión en torno a la necesidad de concebir y llevar a cabo la labor de selección con una visión más amplia y totalizadora del proceso. Desarrollo

    El fútbol sobre todo a un nivel elevado, no es un juego natural, sino que por el contrario es un juego de técnica adquirida, muy difícil, muy delicado, y muy variado. George Bouloque (1993), por lo que se hace evidente la necesidad de llevar a cabo un proceso que permita seleccionar a los niños más dotados para poder adquirir y desarrollar la técnica futbolística, la cual no puede ser lograda de forma espontanea por todos, ya que la receptividad de los estímulos es diferente y por tanto no todos llegan a alcanzar el mismo nivel de sutileza en la pericia técnica.

    Según Jose D' Amico (1986), las expresiones más depuradas del acto técnico que solo los virtuosos son capaces de reproducir en el juego, se generan por la madurez que se adquiere como consecuencia del proceso de conversión que a través del aprendizaje experimenta el caudal genético que se trae al nacer.

    El análisis exhaustivo de los planteamientos anteriores conduce a una reflexión que genera diferentes interrogantes: ¿Si el fútbol es un juego de técnica adquirida, difícil, delicado y variado al que no “todos” pueden acceder con éxito, entonces que aptitudes, atributos y cualidades son las que se requieren? ¿Cuáles son los factores genéticos y ambientales que permiten a los “virtuosos” realizar las expresiones más depuradas del acto técnico? ¿Cómo proceder para identificar y seleccionar a esos “virtuosos” (talentos)? Evidentemente que encontrar respuestas a las mismas nos conduciría por aproximaciones sucesivas a dilucidar una problemática de trascendencia teórica y metodológica de gran relevancia para la labor de selección, no solo en el fútbol sino también para el deporte en general.

    Consideramos que para llevar a cabo una labor eficaz de selección de talentos es necesario como punto de partida, la determinación de los criterios que han de tenerse en consideración, éstos deben ajustarse de forma objetiva a las características de cada deporte, conteniendo siempre los componentes que definen las aptitudes y cualidades de las personas, para la actividad o disciplina de que se trate.

    Al consultar la bibliografía especializada se aprecia que se ha teorizado bastante acerca de los criterios que deben tenerse en cuenta en la labor de selección, sin que se haya llegado a consenso, ello se debe, desde nuestro punto de vista, a que cada disciplina deportiva, de acuerdo a sus especificidades, perfiles de exigencia, lógica interna y naturaleza propia tiene que definir sus factores determinantes del rendimiento e indicadores específicos. En este sentido hay algunos trabajos que aportan elementos de carácter bastante genérico y otros donde se hacen propuestas más específicas, observándose que la mayoría de los autores coinciden en plantear unas dimensiones comunes como son: condiciones motoras, fisiológicas, psicológicas y constitucionales dentro de las que se proponen una gran diversidad de indicadores, unos de carácter general que pueden ser válidos para la primera fase de la selección o sea la identificación u orientación y otros más específicos que se avienen más con las características de algunas disciplinas deportivas en particular, resultando útiles para la selección propiamente dicha.

    Kunst y Florescu (1971) concluyeron que los principales elementos del rendimiento, a descubrir con motivo de la selección de un atleta son:

1. La capacidad motriz.

2. La capacidad psicológica.

3. Las cualidades biométricas (somatotipo y medidas antropométricas).

    Autores como M. Doil y L. Krauchenco, S. Greslauken, N. Bulgakova, (1978) W. Bondarewicz y M. Biels, plantean entre las cualidades a tener en cuenta para la selección los siguientes:

• La atención.

• La coordinación de los movimientos.

• La capacidad de comprensión y ejecución de los ejercicios.

• La diferenciación de los esfuerzos musculares.

• Sensaciones vestibulares.

• Estado de salud y constitución física.

• Situación social para la orientación hacia el deporte.

    Shlemin A. (1979), manifiesta varios criterios con relación al proceso de selección que se concretan en los siguientes aspectos:

• Actitud personal de cada alumno y su interés por la modalidad seleccionada.

• Su constitución y desarrollo físico.

• La capacidad de comprensión de los ejercicios.

• Las capacidades motrices (coordinación y disposición física).

    Por otra parte Dragan (1979) y Fisher (1992) reconocen que para valorar la condición física en niños deben tenerse en cuenta las siguientes variables:

1. Estatura y peso.

2. Velocidad de desplazamiento.

3. Resistencia aeróbica.

4. Coordinación dinámica general.

5. Percepción cinética.

6. Rendimiento motor multifacético.

7. Ritmo de incremento del rendimiento.

8. Tolerancia a las cargas de entrenamiento.

    Según Hong Wu, Chen (1993) cada atleta se identifica según los siguientes aspectos:

• Patrón de crecimiento general.

• Habilidades motrices, coordinación y temperamento.

• Grado de desarrollo físico y el registro del rendimiento.

• Factores hereditarios y de salud.

• Valoración de la regularidad del progreso del entrenamiento.

    Para la selección científica de talentos García Manso (1996) recomienda tener en cuenta los siguientes criterios:

1. Herencia.

2. Edad biológica.

3. Edad óptima de selección.

4. Estado de salud.

5. Parámetros antropométricos.

6. Composición muscular.

7. Potencial de desarrollo de cualidades físicas y coordinativas.

8. Predisposición al rendimiento.

9. Características psicológicas.

10. Capacidades cognitivas.

11. Características socioeconómicas.

12. Antecedentes históricos.

    En el estudio de los autores anteriores se aprecia que aunque se plantean algunos indicadores que pueden resultar específicos para determinados deportes o grupo de deportes, hay un marcado predominio de indicadores que resultan genéricos o globales los que deben ser tenidos en consideración para la identificación o fase de orientación deportiva, que es desde la posición teórica asumida por nosotros, el primer estadio del proceso de selección. Experiencias llevadas a cabo por otros autores, han permitido determinar indicadores que resultan más específicos para los juegos deportivos.

Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 8 · Nº 48

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