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La concentración de ácido láctico como índice de valoración |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 46 - Marzo de 2002 |
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Por un lado, hay que contemplar el momento de la toma, ya que éste parece ser uno de los motivos por los que en voleibol no se han encontrado concentraciones elevadas de lactato. No hay que olvidar que en la mayoría de los estudios realizados en el voleibol, referenciados con anterioridad, las tomas de sangre se realizaron al finalizar el partido o entre sets, y por lo tanto, sólo representan la actividad anterior a la misma (Bangsbo, 1991b). Con la nueva normativa, las sustituciones del líbero por los centrales, han permitido llevar a cabo las extracciones durante el partido, sin por ello tener que alterar la dinámica de la propia competición. Además, hay que destacar que los jugadores que ocupan el puesto de central son sustituidos por el líbero una vez finalizado su paso por la zona de red, donde las acciones realizadas son de mayor intensidad. Esto ha posibilitado encontrar, en este último estudio (González, 2001), concentraciones de lactato elevadas, ya que se ha demostrado que éstas están relacionadas con la elevada intensidad de las acciones realizadas en los momentos anteriores a las tomas (Ekblom, 1986).
También se observó en el estudio de González (2001) que las diferencias se ocasionan, fundamentalmente, por el puesto que ocupan los jugadores (Van Gool, 1987), ya que no se observaron diferencias significativas entre el central principal y el central secundario, pero sí entre éstos y el líbero (p<0.01), puesto que las acciones realizadas por los jugadores que actúan como centrales son de mayor intensidad que las que realiza el líbero.
Existe también, una gran variabilidad en los valores de lactato obtenidos en los jugadores que ocupan el mismo puesto. Así, encontramos en este mismo estudio (González, 2001), que algunos jugadores que ocupan el puesto de líbero presentan valores de 1.21 mmol/l, y otros de hasta 8 mmol/l. En los centrales las variaciones son más acentuadas, pudiendo oscilar entre 0.82 a 11.40 mmol/l. La variación en las tomas se observa, no sólo en las realizadas durante el partido al mismo jugador, sino incluso, en el mismo set al mismo jugador (2.44 a 8.19 mmol/l). Esto se debe a la relación existente entre el valor obtenido y la intensidad de las acciones anteriores a la toma, y a que las fases en las que los jugadores están fuera del campo, permiten una eliminación rápida del elevado lactato muscular acumulado en algunas ocasiones; ya que se ha comprobado que en deportes de carácter intermitente la eliminación de éste ante ejercicios de elevada intensidad es muy significativa, y superior a la que ocurre en deportes continuos (Essen et al.1977).
Por último, decir que el ácido láctico parece no ser un factor que en el voleibol induzca a la fatiga, sino que son otros los causantes de la misma, como son los aspectos de tipo nervioso (Ureña et al. 2001a; Drauchke et al. 1994) o la reducción del glucógeno muscular (Conlee et al. 1982). Esto lo confirma los datos del estudio de González (2001) en el que no se encontraron diferencias significativas en las concentraciones de lactato entre el primer y el último set en las tomas realizadas a todos los jugadores.
Los valores de lactato sanguíneo encontrados en el estudio de González (2001), nos permiten afirmar que en el voleibol sí se producen concentraciones elevadas de éste, contrariamente a lo que afirmaban otros autores en estudios anteriores, que relacionaban las concentraciones bajas de lactato encontradas, con la duración de las fases activas, indicando que su brevedad impedía que éstas fueran elevadas. Sin embargo, existe suficiente evidencia científica para afirmar que la producción de ácido láctico comienza desde los inicios de la actividad (Hirvonnen et al. 1987; Spriet, 1995; Navarro, 1998; McArdle et al. 2000), y que la degradación de fosfocreatina y la glucólisis anaeróbica se activan desde el principio de la actividad de alta intensidad (Spriet, 1995).
Si bien, no hay que olvidar que aunque se hayan encontrado valores elevados de lactato sanguíneo, probablemente la producción real de lactato sea mayor, especialmente en los músculos más implicados (miembros inferiores), ya que no todo el lactato producido después de un ejercicio de elevada intensidad aparece en la sangre (Boobis, 1987 y Bangsbo et al. 1992).
Por último, destacar que, aunque en estudios anteriores se ha concluido que las concentraciones de ácido láctico encontradas en la competición de voleibol eran inferiores a las de otros deportes de características similares, en este estudio, tanto los valores elevados encontrados, como las diferencias significativas entre los diferentes puestos y la gran variabilidad entre los datos de un mismo jugador, coinciden con resultados similares en otros deportes de carácter intermitente (Fútbol, Baloncesto, Balonmano, Rugby).
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