|
|
---|---|
Reflexiones acerca del juego
|
|
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 46 - Marzo de 2002 |
2 / 2
Muchos autores como Rubio Camarasa15 (1980, p.8); Palacios, Couso, Diez y Mouriño, (1994, p.25); Lavega (1995, p.12) y Öfele (1999, p.5) estiman que la competición bien usada es un elemento educativo que permite al alumno introducirse en el sistema competitivo que impera en nuestra sociedad; mientras Guitar (1990, p.10; 1996, p.28); Gallardo y Toro (1993, p.27) y Cascon y Martín (1995, p.6) entre otros se oponen parcial o totalmente al uso de juegos competitivos en la escuela, abogando por los juegos cooperativos. Nosotros compartimos la opinión de Linaza (1996, p.34) en la que ambos aspectos, competición y cooperación, son necesarios en el funcionamiento y desarrollo social y por ello justificamos su utilización, aunque su presencia simultánea y equilibrada es de gran complejidad: "el predominio de la cooperación dificulta que cada individuo dé lo mejor de sí mismo en competición con el otro. Por el contrario, el predominio de la competición llega a ahogar la posibilidad de atenerse a las reglas que, precisamente regulan los límites de dicha competición" (Linaza, 1996, p.34).
En cuanto al sexismo y la coeducación de los juegos, hemos de recordar que lo que los niños y niñas interiorizan y aprenden en los juegos no son, ni más ni menos, que las concepciones, valores y actitudes de su sociedad, por tanto no consideramos "culpables" a los juegos en sí mismos en cuanto a los problemas de discriminación sexual, sino a la sociedad en la que surgen y son realizados. Baste el ejemplo de una canción para saltar a la comba, para ver la concepción16 que de la mujer se tenía no hace muchos años (yo jugaba con esta canción):
"Arroz con leche, me quiero casar con una señorita de este lugar,
que sepa coser, que sepa bordar, sepa la tabla de multiplicar"
...
(Recogida por Escribano et al., 1994, p.190)Pero como indicábamos con anterioridad, creemos que aspectos educativos de gran vigencia en estos momentos como la coeducación, la cooperación y el trabajo en grupo, la valoración del medio, etc. tienen multitud de posibilidades de ser desarrollados a través del juego. Aunque no debemos olvidar que la escuela sigue siendo un lugar donde se transmite un determinado tipo de cultura, la dominante, obviando cualquier otro tipo de cultura, incluso la cultura popular del entorno y la cultura de los propios alumnos y alumnas, a pesar de tener reconocida su importancia desde la Administración Educativa. Maestros y maestras siguen imponiendo la cultura académica, y en el caso de los juegos la cultura lúdica que ellos llevan implícita desde su conocimiento profesional, proponiendo episodios de enseñanza y aprendizaje poco funcionales, escasamente significativos y descontextualizados en bastantes ocasiones, aunque gocen de la aceptación de los alumnos y alumnas por su alto nivel intrínseco de motivación. La cultura sigue siendo un instrumento de poder en manos del poder político y social, que está profundamente involucrada en formas de inclusión y de exclusión de determinadas verdades y valores.
Notas
Autores como Bruner (1984, p.211) y Trigo (1994, p.385) se refieren a la caracterización del juego como las funciones que asume el mismo.
Lavega (1996, p.797), se refiere a la voluntariedad, la incertidumbre, el placer, la creatividad y el pacto y modificación de las reglas, como los elementos constitutivos del juego de dimensión cualitativa.
Gutton (1982, p.190), define las reglas como las leyes que unen los elementos de la estructura lúdica, en el espacio y en el tiempo, considerando que existen dos clases de reglas de juego: unas que aseguran el vinculo entre los elementos del juego, asegurando el placer en el juego al hacer posible en el juego cosas que en la realidad no lo serían; y otras, que aseguran la separación entre el jugador y lo jugado, siendo las que regulan la entrada y salida de un juego, su desarrollo, etc.
Vygostki (1989, p.145) se refiere no a las reglas que se formulan por adelantado y que van cambiando según el desarrollo del juego, sino a las reglas que se desprenden de las situaciones imaginarias.
Sheines (1999, p.6), considera que el orden es la disposición armónica de un conjunto de cosas, diferenciándose de "la" orden que es un mandato para ser obedecido.
Buytendijk citado por Rüsell (1970, p.173), considera que de ningún modo debe atribuirse que sólo los juegos sometidos a reglas sean verdaderos juegos.
Piaget (1980, p.154-158) considera que existen tres grandes clases de juegos:
Juegos de ejercicio: Ponen en acción un conjunto variado de conductas, sin modificar su estructura tal cual se presenta en el estado de adaptación, sin otro fin que el placer, sin intervención de símbolos o ficciones ni reglas.
Juegos simbólicos: Implica una representación, donde el símbolo supone la representación de un objeto ausente que comienza por la imitación de cosas y personas, para ir transformándose en una representación adaptada.
Juegos de reglas: Implican relaciones sociales o interindividuales. La regla implica la regularidad impuesta por el grupo y su violación representa una falta. Son comunes a los niños y a los adultos.
"El juego se debe definir como una actividad libre y voluntaria, como una fuente de alegría y de diversión. Un juego en el que se estuviera obligado a participar dejaría al punto de ser un juego: se convertiría en coerción, en una carga de la que habría prisa por desembarazarse" (Callois, 1986, p.31).
Scheuerl considera que aunque existe una tendencia instintiva que fuerza al juego, cuando se alcanza el estado de juego, ya no puede haber nada forzado que pueda imponerse al niño (o al niño en cuanto jugador). Rüssel (1970, p.254).
"La actividad existente en el juego tiene siempre características formativas y lo formativo está siempre en el juego de un modo especial, peculiar del juego" (Rüsell, 1970, p.25).
Leif y Brunelle (1978, p.69); Echeverría (1980, p.12) y Conde Caveda y Garófano (1997, p.82), entre otros, consideran que en la sociedad actual, a pesar de considerase el juego un excelente instrumento educativo todavía se vincula el juego a lo opuesto al trabajo "el criterio de eficacia caracteriza particularmente el trabajo escolar -mientras que el juego sólo merece dicho nombre si es gratuito..." (Vial, 1988, p.8); sin embargo Claparède expone: "en el niño, el juego es el trabajo, es el bien, es el deber, es el ideal de la vida" Claparède citado por Chateau (1973, p.4).
Echeverría (1980, p.13), lo define como el trabajo concebido como juego.
"El juego educativo es una actividad que posee las mismas características del juego y las mismas propiedades, pero que no procede espontáneamente del niño. El juego educativo es propuesto por el adulto con una intención dirigida selectivamente hacia uno o varios factores que se sitúan en los terrenos afectivos, cognoscitivo o motor" (Lamour, 1991, p.80).
En este sentido subscribimos que "el trabajo no es juego, y si es nefasto trabajar siempre también lo es jugar siempre" (Leif y Brunelle, 1978, p.73).
"En cuanto a los aspectos competitivo y colectivo del juego, los niños aprenden a pensar en las consecuencias de su participación, a estudiar, a captar nuevos modos de adaptación, a tener visión de contexto en que se desenvuelven, a rivalizar en forma individual y en grupo y a desarrollar actitudes de índole moral" (Rubio Camarasa, p.8, 1980).
Martín Cebrián plasma esta concepción tradicional de la mujer en este breve retrato: "La mujer, como buena madre y esposa, debe ser casta, obediente, modesta, ahorradora, vergonzosa y retraída {...} Aunque considerada "reina " de la casa, debe tener una subordinación total a los placeres del marido, para ello ha sido educada desde niña" (Martín Cebrián, 1998, p.73).
Referencias bibliográficas
ARCUSA CASTELLÁ, M. (1990). "Dejemos que los niños jueguen". En Comunidad Educativa, nº182; pp. 27-29.
BATLLORI, J. M. (1993). Cómo educar jugando. Madrid: Ediciones Palabra.
BRUNER, J. (1984). Acción, pensamiento y lenguaje. Madrid: Alianza.
CALLOIS, R. (1986). Los juegos y los hombres. La magia y el vértigo. México: Fondo de cultura económica. (Edición original de 1967).
CASCON, F. y MARTÍN BERISTAIN, C. (1995). La alternativa del juego. Madrid: Cyan.
ECHEVERRÍA, J. (1980). Sobre el juego. Madrid: Taurus Ediciones
ESCRIBANO et al. (1994). Juegos infantiles granadinos de tradición oral. Granada: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Granada.
FINGERMANN, G. (1970). El juego y sus proyecciones sociales. Buenos Aires: Ateneo.
GALLARDO VAZQUEZ, P. y TORO ENTERO, V. (1993). "El juego". En Comunidad Educativa, nº 204; pp.27-28.
GARAIGORDOBIL, M. (1990). Juego y desarrollo infantil. Madrid: Seco Olea.
GARCÍA LÓPEZ, A. et al. (1998). Los juegos en la Educación Física de los 6 a los 12 años. Barcelona: Inde.
GINEZ ALCAÑIZ, J. (1997). Tesis doctoral: Los juegos populares y tradicionales en la Comunidad Valenciana y su influencia en el desarrollo del niño. Inédito. Universidad de Valencia.
GUITAR, R. (1996). "¿A qué jugamos? Los valores en el juego". En Aula de innovación educativa nº 52-53; pp.25-29.
GUTIÉRREZ, D., BARTOLOMÉ, R. y HERNÁN, L. Mª. (1997). Educación Infantil II. Expresión y comunicación. Metodología del juego. Autonomía personal y salud. Madrid: McGraw-Hill e Interamericana de España.
GUTIÉRREZ DELGADO, M. (1991). La educación psicomotriz y el juego en la edad escolar. Sevilla: Wanceulen.
GUTTON, P. (1982). El juego de los niños. Barcelona: Hogar del libro.(Edición original de 1973).
HUIZINGA, J. (1998). Homo ludens. Madrid: Alianza. (Edición original de 1954).
LAVEGA BURGUÉS, P. (1995). "El juego: teorías y características del mismo. El juego como actividad física organizada. Estrategias del juego. El juego como contenido de la Educación Física y como recurso didáctico. Los juegos modificados". En AA.VV. (1995). Temario desarrollado de los contenidos específicos del área de Educación Física para el acceso al cuerpo de profesores de enseñanza secundaria. Barcelona: Inde; pp.1-22.
LAVEGA BURGUÉS, P. (1996). "El juego popular/tradicional y su lógica externa. Aproximación al conocimiento de su interación con el entorno". En Actas del I Congreso Internacional de Luchas y Juegos Tradicionales. Madrid: TGA; pp.793-810.
LEIF, J. y BRUNELLE, J. (1978). La verdadera naturaleza del juego. Buenos Aires: Kapelusz.
LEQUEUX, P. (1984). Juegos + de 1000, para todo lugar, casa, escuela campo, playa... Barcelona: Reforma de la escuela. (Edición original de 1979).
LINAZA, J. L. (1996). "El juego y los deportes como instrumentos pedagógicos en la Enseñanza Secundaria Obligatoria". En Aula de innovación educativa nº52-53; pp.31-35.
MARTÍN CEBRIÁN, M. (1998). "La enculturación de la infancia". En AA.VV. (1998). El niño. Etnografía de una vida que se crea. Salamanca: Centro de cultura tradicional y Diputación de Salamanca; pp.66-81.
MARTÍNEZ CRIADO, G. (1998). El juego y el desarrollo infantil. Barcelona: Octaedro.
MOOR, P. (1981). El juego en la educación. Barcelona: Herder.
MOYLES, J. R. (1990). El juego en la educación infantil y primaria. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia y Ediciones Morata.
NAVARRO ADELANTADO, V. (1995). Tesis doctoral: Estudio de conductas infantiles en un juego motor de reglas. Análisis de la estructura de juego, edad y género. Inédito. Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
ÖFELE, M. R. (1999). "Los juegos tradicionales y sus proyecciones pedagógicas". En Lecturas: Educación Física y Deportes; http://www.efdeportes.com; Revista Digital, Año 4, Nº13. Buenos Aires. (13/08/99).
ORTEGA, R. y LOZANO, T. (1996). "Espacios de juego y desarrollo de la autonomía y la identidad en la Educación Infantil". En Aula de innovación educativa nº52-53; pp.13-17.
PALACIOS, J., COUSO, J. M., DÍEZ, R. y MOURIÑO, G. (1994). "El juego en Educación Física: Consideraciones sobre su utilización". En Revista de Educación Física nº 56; pp.25-31.
PIAGET, J. (1980). La formación del símbolo en el niño. México: Fondo de Cultura Económica. (Edición original de 1959).
RAABE, J. (1980). El niño y el juego. Planteamientos teóricos y aplicaciones pedagógicas. París: UNESCO.
RUBIO CAMARASA, A. (1980). "Prólogo". En LANUZA, E. de, PÉREZ, C. y FERRANDO, V. (1980). El juego popular aplicado a la Educación. Madrid: Cincel; pp.7-8.
RÜSSEL, A. (1970). El Juego de los niños. Barcelona: Herder. (Edición original de 1965).
SÁNCHEZ BLANCO, C. (1998). Proyecto docente. Inédito. A Coruña. Universidad de A Coruña.
SCHEINES, G. (1999). "Juegos inocentes, juegos terribles". En Lecturas: Educación Física y Deportes; http://www.efdeportes.com; Revista Digital, Año 4, nº14. Buenos Aires. (20/08/99)
SCHMIDT, G. (1995). "Jugar: un mundo dentro del mundo ordinario". En Unisport: El deporte hacia el siglo XXI. Serie "Deportes" nº19. Málaga: Instituto Andaluz del Deporte / Junta de Andalucía; pp.84-88.
SEYBOLD, A. (1986). Principios didácticos de la Educación Física. Buenos Aires: Kapelusz.
TORRES SANTOMÉ, J. (2000). "Discursos explícitos y ocultos sobre el juego en las instituciones escolares" En Aula de innovación educativa nº92; pp.36-44
TRIGO AZA, E. (1994). Aplicación del juego tradicional en el currículum de Educación Física. Vol. I Bases teóricas. Barcelona: Paidotribo.
VICIANA GARÓFANO, V. (2000). Tesis doctoral: Efectos de un programa metodológico lúdico para la mejora de los contenidos curriculares en niños/as del segundo ciclo de la etapa de Educación Infantil. Inédito. Universidad de Granada.
VYGOTSKI, L. S. (1989). El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Barcelona: Editorial Crítica.
http://www.ugr.es/~demuplac/personal/trigueros/carmen.html
| Inicio |
revista
digital · Año 8 · N° 46 | Buenos Aires, Marzo 2002 |