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Modificaciones de algunas variables bioquímicas durante |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 8 - N° 45 - Febrero de 2002 |
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Se hace evidente que en las sesiones de entrenamiento de volumen e intensidad realizada por estos deportistas no se requiere de la suplementación de hidratos de carbono ya que en ningún momento se presentó hipoglicemia después del trabajo. Es importante señalar que este estudio se limitó a una sola sesión de entrenamiento que es diferente a lo que puede ocurrir cuando el atleta compite en varias ocasiones en el mismo día. La alimentación debe suministrar el aporte de hidratos de carbono necesario para el mantenimiento de los niveles de glucosa óptimos. En este caso está claro que con el aporte de hidratos de carbono, a través de la dieta, es suficiente para cubrir los requerimientos energéticos sin provocar deplesión en sus almacenes lo que provocaría dificultad en la coordinación neuromuscular (10).
Por otro lado los niveles de urea en sangre (tabla 2 y gráfico 1) se comportaron al igual que la glucosa dentro de cifras normales, tanto antes como después, en los dos tipos de esfuerzo realizados con un incremento estadísticamente significativo en el trabajo de volumen y muy poca variación en el de intensidad. Gail, Rodriguez y Orrego reportan incrementos en el catabolismo proteico (mayor producción de urea) en las actividades donde predomina el volumen donde el trabajo es prolongado (11, 12, 13). Nuestros resultados coinciden con lo señalado en la literatura y permiten plantear que hubo un incremento en la producción de urea en el trabajo de volumen, debido a que el incremento fue de un 12%, muy superior a la disminución de volumen plasmático de menos 3,83%. En cambio en el trabajo de intensidad con un aumento de 5,4% es inferior a lo que se correspondía por la disminución de volumen plasmático de menos 8,4%, lo que permite inferir que no hubo producción de urea, y probablemente un aumento de su aclaramiento por los riñones.
En relación con los valores de urea, antes y después del trabajo, en que los incrementos fueron menores de 1 mmol por litro, podemos plantearnos que la carga física en ambos tipos de esfuerzo puede ser evaluada como carga baja.
El ácido úrico en sangre mostró un comportamiento similar al de la urea. Muchos autores estudian ambos indicadores bioquímicos del catabolismo proteico para medir nivel de profundidad del catabolismo. Se evidencia, también, por el ácido Urico, participación del metabolismo proteico durante el trabajo con predominio de volumen y muy poca participación en el trabajo de intensidad. Ocurrió un aumento significativo de los niveles de ácido Úrico en sangre después del entrenamiento de volumen en relación con el nivel de reposo, no ocurriendo así en el trabajo de intensidad. Se observan valores significativos más elevados de ácido Urico, después del trabajo de volumen en relación con los encontrados después del trabajo de intensidad. Puede hacerse el mismo análisis de los por cientos de incremento de ácido Urico con los por cientos de disminución de volumen plasmático que el realizado en el caso de la urea.
Aún cuando no han sido establecidas las cifras de referencia tolerables para los entrenamientos de volumen, si hay consenso en la literatura en que esta variable se modifica fundamentalmente en trabajos físicos donde el volumen de trabajo es predominante, observándose un comportamiento muy similar al de la urea en sangre. Los resultados obtenidos en nuestro trabajo confirman esta aseveración (14, 15).
La concentración de creatinina en sangre ha sido considerada como un indicador indirecto del uso de los fosfágenos como fuente de energía y también se ha encontrado que guarda relación muy estrecha con el índice de masa muscular activa del sujeto, pero no hemos encontrado ningún trabajo que señale niveles diferenciales de creatinina para el trabajo de fuerza o para el de resistencia.
En este estudio se encuentran los incrementos más significativos en el entrenamiento donde predomina el volumen, que en el trabajo donde predominó la intensidad. Si este indicador expresara exactamente la utilización de los fosfágenos, se debían esperar los mayores cambios en el trabajo de intensidad. Como esto no ocurrió, se puede considerar que existen otros factores que influyen en este resultado que no son precisamente, la degradación de los fosfágenos. Podría estar relacionado con el hecho de que las acciones en el tenis son rápidas pero no de máxima intensidad y no depleta los almacenes de fosfágeno y por otro lado puede estar incrementado el flujo de eliminación de esta variable por los riñones (16, 17).
Se concluye que en las distintas formas de entrenamiento realizados el aporte de hidratos de carbonos como suministro energético de la dieta fue suficiente según se evidencia por los niveles de glucosa en sangre y que los indicadores del catabolismo proteico, así como la urea y el ácido Urico, señalan que las cargas de entrenamientos no fueron estimulantes, ya que sus niveles no se modificaron.
No es muy significativa la magnitud de la deplesión de los fosfágenos inferido a partir de la creatinina probablemente debido a la corta duración de las acciones seguidas de periodos de descanso suficientes.
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