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Violencia en el fútbol argentino.
Entrevista a Amílcar Romero

   
Area Interdisciplinaria de Estudios del Deporte
(AIED), UBA
(Argentina)
 
Julio Frydenberg
alaju@speedy.com.ar

 

 

 

 
    Amilcar Romero es actualmente el especialista más importante en los temas asociados a la violencia en el fútbol en Argentina. Ha publicado varios libros sobre el tema y es referente obligado para quien desee internarse en la compleja problemática de un fenómeno que según muchos pone en duda la propia posibilidad de supervivencia del espectáculo futbolístico tal como se lo conoce en la actualidad.
    El periodismo deportivo argentino reconoce la existencia de algunos pocos investigadores que bien podrían asimilarse a cientistas sociales. Hasta hace poco tiempo el mundo académico se mostró distante a la hora de tratar temas como el fútbol. Fueron tradicionalmente los periodistas quienes se adueñaron del espacio que incluye la generación de ideas y de análisis. Es decir, por vocación y por vacancia, uno de los actores centrales del espectáculo futbolístico se había encomendado a sí mismo con la delicada misión de ser a la vez investigador distanciado. Amilcar Romero pertenece a esta especie, pero está alejado de los apremios impuestos a los comunicadores por el actual formato informativo, y de las presiones del medio empresarial mediático que acosan a la mayoría de sus colegas. A esa distancia, le ha sumado el espíritu y el trabajo del investigador riguroso.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 41 - Octubre de 2001

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    Julio: Hice una especie de listado de variables que se pueden tener en cuenta a la hora de hablar del tema de la violencia. Mi idea era charlar acerca de cuáles de estas variables te parecen útiles y cuáles dejarías de lado. Después podríamos introducirnos más en tus temas. Pero en principio mi idea es desde afuera hacia adentro. Yo, por ejemplo, hace un par de años daba clase en una escuela de periodismo sobre el tema de Historia del Fútbol, salió el tema de la violencia. Entonces hice una encuesta a los alumnos: ¿cómo analizaban ellos el tema de la violencia? Los temas recurrentes que salieron fueron la droga y el alcohol. Para ellos la droga y el alcohol, estas adicciones, eran las causas fundamentales que promovían la violencia en las canchas en la actualidad.

    Por otro lado yo tengo una visión particular del tema. Tal vez no coincida con la tuya. Creo que en la Argentina -no puedo hablar de otros lugares- violencia en las canchas hubo siempre. Es decir, si uno empieza a ver el pasado y es recurrente... El otro día estaba mirando un Gráfico de 1923 que no hablaba nada de fútbol, en realidad, la editorial solo hablaba de fútbol para quejarse, sermoneando, porque tres partidos se tuvieron que suspender porque el público había invadido la cancha. Mi primer propuesta era: si violencia hubo siempre ¿qué elementos se continúan de esa violencia que existió siempre? si es que suponemos que esto es así y qué elementos cambiaron para hacer que esto se modificara. ¿Convenís conmigo que violencia hubo siempre?

    A. Romero: No.

    ¿No?

    Rotundamente no.

    ¿Violencia entre las hinchadas no hubo...?

    No, rotundamente, no.

    ¿Y entre los espectadores y los que estaban adentro...?

    En realidad, hechos de violencia siempre vas a encontrar en toda gran conglomeración humana. Yo creo que ese es el tema más controvertido y es el tema más álgido. Hay que ponerse de acuerdo sobre al terminología a usar... yo hablo del violencia del fútbol no de violencia en el fútbol. Hay una violencia que está implícita en la historia del fútbol.

    Insisto.... mi respuesta es negativa. Porque además es el argumento del establishment , de los dirigentes del todo el mundo de dentro del negocio....

    Vos estás diciendo esto de que "hubo siempre..."

    Claro, lo estoy diciendo del argumento de que "hubo siempre..." es que es el argumento con el que se trata de camuflar el hecho ineludible que aparece a partir de la década del sesenta -para generalizar, en todo el mundo futbolero y particularmente en la Argentina con un agregado, que es una violencia institucional, organizada desde arriba y apañada desde arriba, cosa que no ocurre en el mundo desarrollado. Hablo de la violencia organizada, como dice Manuel García Ferrando, con nada de irracional, como una conducta racional que sabe perfectamente de costos y beneficios, que está organizada de antemano, que tiene objetivos claros, no. Eso aparece a partir de la década del sesenta y es la violencia que nos preocupa y es la que se pone como materia de preocupación y de investigaciones sociales.

    La otra violencia, por ejemplo, en 1700 en un solo condado -el dato lo da Vicente Verdú- en un solo condado de Inglaterra hubo más de cuatrocientos ochenta muertos entre los jugadores de fútbol de entonces, que todavía no era el fútbol tal como hoy lo conocemos. La primera violencia que tiene el fútbol se dio entre los protagonistas primarios, diría Archetti; esa es la primera violencia que tiene el fútbol, terrible, atroz, bárbara, que reglamenta y erradica la masonería cuando organiza el fútbol. Después hay violencia de tipo esporádica entre las hinchadas.

    La hinchada de Boca nace con una característica barrial, cultural, de ser genovés, nace como una barra agresiva y peleadora. Pero no tiene nada que ver con la barra (el grupo agresivo, organizado, llamado "barra brava") que va a ser después, la barra de Quique el carnicero y la del Abuelo.

    Pero tenemos que convenir, entonces...

    Yo, para hablar de una continuidad te hablaría de fútbol y muerte, que fútbol y muerte son inseparables desde sus orígenes. Esa relación entre fútbol y muerte va sufriendo transformaciones y cambios hasta que aparece esto nuevo en la década del sesenta donde la muerte se traslada del campo de juego, concreta o simbólica, o ritual, y se va a las tribunas entre los protagonistas secundarios. Entonces se habla de otro partido, hablarse de otro campeonato.... Fútbol y muerte sí, van marchando indisolubles, pero no violencia, que es un concepto bastante esquivo y poco definido.

    Si en los años sesenta querías entrar al Gasómetro (se llamaba así al anterior estadio que tenía el Club San Lorenzo de Almagro), querías comprar una entrada popular .. estaban las boleterías, que siempre eran pocas, y no había cola... tenías que agarrarte de donde pudieras y empujar.... después llegaba la policía montada... ¿eso no era violencia?

    La montada que revoleaba los sables desde la empuñadura. Lo que pasa es que ahí se nos mezcla el hecho futbolero con una sociedad particularmente más que violenta, criminal, como ha sido la Argentina en toda nuestra historia. Una sociedad altamente represiva y altamente violenta pero no por el fútbol en sí.

    Bueno, pero en el cine los espectadores hacían la cola y, dentro de todo, se respetaban mutuamente. Es cierto, nuestra sociedad siempre fue violenta, en el diez, en los treinta.... y no hablemos más adelante. Pero vos decís que a partir del sesenta aparece...

    ...la violencia organizada...

    Bien...

    Violencia organizada, profesionalizada e institucionalizada. Pasa a formar parte de la industria del espectáculo. Empieza, cualitativamente, otro fútbol. No solamente en el campo de juego, por que ocurren cambios cualitativos en el campo de juego... Pero en la tribuna también ocurren cambios cualitativos. Antes la hinchada se agarraba a trompadas -y hablo de la década del cincuenta, de recuerdos de mi niñez. Pasaba la hinchada de Gimnasia o la de Boca por la estación de Quilmes y era una guerra a piedrazos...

    Bueno, a eso yo me estoy refiriendo.

    Pero no estaban organizados, no cobraran para hacer eso.

    Bien, pero eso es violencia.

    Si, es agresión física, digamos.

    Bueno, está bien. Aclaremos, para distinguir mejor. Entonces, ese tipo de agresión, existió.

    Si.

    Bien, ahora, de hinchada, a veces folklórica, a veces, no.

    ... entre la gente y la policía... problema político argentino crónico.

    Lo que estoy viendo, entonces, es que existiría esa violencia folklórica o no tan folklórica de la agresión entre hinchadas o con la policía; la violencia que viene del propio juego, de la práctica... y esta nueva, violencia organizada, que es tu materia de análisis...

    Claro. Ahí aparece el capitalismo que dice: al enemigo que no lo podés derrotar, utilizalo. Y lo chupa y lo recicla para utilizarlo como un elemento más del hecho del espectáculo.

    ¿A quién no puede utilizar?

    No puede aniquilar esa violencia que había desde siempre asociada al fútbol. La década del cuarenta, principios del cincuenta, a todos los equipos que iban de visitantes y la hinchada local, que todavía no era barra, era la hinchada, los pesados, los allegados practican a veces la violencia. En la muerte ocurrida en 1939 en la cancha de Lanús, fueron los allegados del club que entraron en el partido de reserva (previo). ¿Qué significa esta categoría existencial? ¡Era la patota del club!, que estaba dentro de los vestuarios. Ellos recibían al equipo visitante, lo escupían, les pegaban trompadas en las costillas, les mostraban y pasaban cortaplumas y cuchillos por la panza para amedrentarlo.

    Cuando, en los `60, llega la nueva patota capitalista, con Liberti (A. V. Liberti fue presidente de River Plate), Armando (A. J. Armando fue presidente de Boca Juniors) y Valentín Suárez (fue presidente del club Banfield y de la Asociación del Fútbol Argentino) a la cabeza, capitalizan el fútbol, lo montan como una gran industria, entonces hay que parar esas formas tradicionales de la violencia, hay que neutralizarlas. ¿Cómo lo neutralizás? Y bueno, con la teoría que aplican en los setenta con la guerrilla... la teoría de la seguridad: cuando tenés un grupo que te provoca violencia, le ponés otro grupo más chico, con mayor mítica, con mayor grado de organización para neutralizar esa violencia del otro lado. Así se supone que vos nunca sos el agresor sino que te defendés. Y del otro lado te contestan organizándote otro grupo igual y ahí ya estamos en la parafernalia de la violencia; Esto produjo cambios cualitativos. El grupo va decidido a actuar violentamente... ahora ya va organizado, institucionalizado... apañado.

    Cuando aparecen estos dirigentes de la industria o de lo que se llama el fútbol espectáculo de los sesenta...

    ...ellos mismo lo llaman fútbol espectáculo en el '61.

    ¿Qué es lo que vos detectás, concretamente? Es decir, los dirigentes de River, por ejemplo... ¿qué fue lo que hicieron?

    En el '68 lo hace Kent (Julian William Kent, escribano, fue presidente de River Plate). El primer blanqueo de barra brava, de la función de la barra brava lo hace Kent con la barra brava de River por el asunto de "gallinas", cuando se ganan el mote de "gallinas". En una doble página del suplemento deportivo del periódico 'El Mundo' Kent anuncia públicamente la función de la barra y que va a pagar las entradas para que los jugadores no "arruguen" (no sean "gallinas"). Te estoy traduciendo al lenguaje real lo que decía Kent con un lenguaje simbólico. Es cierto que siempre existieron presiones, que todo el mundo sabía lo que era el mundo del fútbol, las presiones sobre los jugadores, el amedrentamiento... etc. Pero el cambio supone que antes te quebraba la pierna un contrario o que te pegaba un hincha contrario. Lo nuevo es que ahora te agarra nuestra barra, que amenaza: si arrugás te estropeamos del todo....

    Con Sandrini y la Gorda Matosas (dos hinchas caracterizados de River) a la cabeza, en esos años empiezan a seguir al Club oficialmente por todos lados. Antes lo hacían pero ahora ya sale a la luz, ya ahora lo tenemos y cumplen esta función organizada por el propio club, los dirigentes....

    Ahí Kent... ¿qué hace, les paga...?

    Blanquea el pago de viáticos y otras cosas porque en el '67 cuando lo matan a Souto queda constancia expresa que están todos los barras bravas pagados, incluso con los viajes al exterior. En el '62 cuando matan a un barra brava de Quilmes, la barra brava de Atlanta, que estaba en Prefectura Marítima haciendo el servicio militar, queda claro que hay dos grupos organizados. Cambia la conducta, cambian los colores y los ruidos del Estadio. La gente se da vuelta. Una de las características más típicas de la barra es darse vuelta; deja de mirar la cancha para mirar al resto de la tribuna y soliviantar y alentar constantemente los noventa minutos. Ya deja de existir ese paralelo entre grito-aliento, siempre en relación a cómo le va a tu equipo: Si te tienen en un arco estás "achicado" y ni abrís la boca, pero si van para adelante la hinchada vieja, alentaba. Alentaba porque ibas ganancioso. Cuando te estaban peloteando la hinchada arrugaba junto con el equipo. La barra no, comienza con que "el aguante"... ahí nace el aguante, hay que sostener durante noventa minutos sin parar... pase lo que pase.

    Ahora, en esta imagen, el tema de la muerte es como una especie de epifenómeno de algo que se dispara, ese mecanismo de relación entre dirigentes y el grupo que se sirven mutuamente, pero entonces aparece una especie de lógica propia de la acción de los grupos...

    Si.

    Todo eso ha escapado, muchas veces, a los propios deseos de los dirigentes.

    Yo creo que esa es la riqueza cultural que tiene el fútbol. Ahí están los mecanismos de antagonización, lo que se llama el otro partido, lo que llama el campeonato de la crueldad y lo que muchos de los cronistas deportivos narran cuando nada lo hacía esperar, estaba todo tranquilo y se desató la violencia. Cómo se desató la violencia, si tienen una historia las dos barras, que se vinieron anunciando durante la semana llamándose a las sedes, amenazándose por cuentas pendientes que tienen entre ellos. O como me decía Oscar Rodríguez -uno de los comisarios de la Policía Federal que más sabía de barras bravas, de la comisaría de Vélez Sársfield, sobre aquel famoso partido entre Vélez y Boca, cuando mataron a "Matutito dos". Cuando le tocaba interrogar, sobre todo a los jóvenes adolescentes de 16 ó 17 años, les preguntaba 'por qué hiciste esto..., por qué te peleaste...' Y las repuestas eran: 'lo que pasa que ellos...' siempre eran los otros, llegaba un momento que se referían a hechos de cuando ellos no habían nacido. Rodríguez es hincha de San Lorenzo, un tipo futbolero, sabe mucho de fútbol. Era evidente que cuando nos hacemos hinchas de un club, asumimos la historia del club: no vamos a tal cancha porque es mufa (trae mala suerte), no vamos a tal cancha porque nos faja (pega) la policía, cuidado con ir a tal lado que siempre nos están esperando y cobramos; vamos allá porque los tenemos de hijos y ganamos siempre. Uno va con toda la tradición histórica a cuestas. Uno es el club. Una cosa muy típica de los cantitos de la hinchada de Boca es no decir Yo soy de Boca sino decir Yo soy Boca, Boca Yo soy. La total identidad, la total mimesis entre personalidad e institución o color.

    Hay una duda que tengo porque hay muchos que no saben para dónde se va a disparar en el futuro. Hay algunos dirigentes que por un lado les siguen dando entradas aunque lo niegan...

    No hay club que no tenga barra brava y no esté profesionalizada. El cinismo o los juegos que hagan es un problema de ellos. Pero está institucionalizado.

    Por otro lado está la duda a cerca del propio futuro del ritual, del fenómeno del fútbol en el estadio. Es decir, eso, ¿hasta dónde beneficia y hasta dónde perjudican los propios dirigentes? Hay un punto en el que la violencia generada por los grupos resulta ser un impedimento para que exista el propio fútbol.

    Ávila (Carlos Avila es dueño de TyC, la empresa mediática que domina el mercado argentino del deporte) dijo que le gustaría una cancha para cinco mil personas, chiquita, todos sentaditos, todo controlado...

    ... los estadios van a ser sets de televisión. No va a existir más el estadio como hoy lo conocemos...

    Me parece que para los dirigentes de los clubes eso es un problema. Parece todo un dilema.

    Creo que esto es un elemento importante, esto creo que, con Martínez Sosa (ex dirigente de Boca Juniors) una vez que dijo que el dirigente de fútbol era un dirigente político frustrado. El dirigente de fútbol quiere un rol social protagónico y decisivo y para tenerlo necesita la masa.

    Y el pequeño grupo de la barra ¿no está ahí haciendo ruido, no está molestando?

    Mirá en el '89 por razones política obvias la Fundación Plural nos iba a sacar un número especial en el cual se le hizo a Julio Grondona porque tenía buena llegada, finalmente el número especial no salió, pero en ese reportaje Grondona confesaba abiertamente tenerle miedo a las barra bravas.

    Podemos partir de lo que dice Toffler: la trípode donde está sentado el poder: la violencia, el dinero y la información. Donde cada día la info crece más para tener el poder. ¿Qué es lo que posee la barra por naturaleza? la capacidad de generar violencia y la información. Lo único que le falta es el dinero. ¿Cómo lo consigue?, con estos dos otros elementos.

    ¿Qué informaciones tiene? Conoce la interna, lavado de dinero que no tiene por qué ser del narcotráfico, pueden ser blanqueo de guita de las corporaciones donde trabajan estos tipos. Los manejos sucios de los traspasos de jugadores. Pero tienen un conocimiento de lo prohibido que sucede dentro del fútbol que los hace poderosos y los hace extorsionadores de hecho. Y tan es así que se escapa, que tienen su propia dinámica..... yo soy uno de los convencidos de que nunca un dirigente mandó a matar. La muerte, lo terrible de la muerte del fútbol es que forma parte de lo lúdico...

    Ojo, entran ellos en su propia dinámica, su propia lógica, que termina siendo imparable... nadie sale, salvo un caso -pero las excepciones confirman la regla- el chico Ventura ahí, en Patricios, donde la Buteler se presentó en sociedad, salieron de "safari" una noche, armados. Con el taxi de uno de ellos a matar a uno de Huracán.....

    ¿En qué año?

    Ochenta y nueve. Julio del '89. Le pegaron un balazo en el corazón, con una 22, de cuarenta metros, fue una cosa... realmente con todas esas casualidades que hacen que estas muertes sean espectaculares... ¡¡dar con una 22, desde cuarenta metros o cincuenta metros justo en el corazón!!... la 22 sale para cualquier lado, mata a una vieja que está en la terraza... Pero, en fin, así ocurrió.


Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 7 · Nº 41   sigue Ü