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Tenis y concentración de la atención.
(Primera Parte)

   
Subdirección de Investigaciones y Docencia.
Instituto de Medicina del Deporte
(Cuba)
 
Dr. Francisco García Ucha
sicoucha@hotmail.com

 

 

 


    En la primera parte de este trabajo se realiza una panorámica del significado de la concentración de la atención en tenistas. Así, como la forma de evaluarla, por medio de los diferentes métodos de investigación la Psicología del Deporte. En la segunda parte, se realizan las recomendaciones para garantizar su funcionamiento en las condiciones de la competencia.
 

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 40 - Setiembre de 2001

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    Al relacionar las altas demandas psicológicas del Tenis, F. García Ucha (2001), señala que los procesos de la atención son trascendentes para el logro de rendimientos elevados. Este planteamiento insta el análisis lo más exacto posible de las exigencias de concentración en el tenis.

    Las demandas de concentración surgen de la discrepancia entre la ejecución de la tarea deportiva y las capacidades y cualidades psicológicas del deportista que son necesarias para la solución de las tareas. Las exigencias se pueden diferenciar, de acuerdo con la disponibilidad de la concentración, su relación con el objetivo y la duración, así como, la intensidad de la misma. Un resumen de lo planteado aparece en el esquema siguiente:

Esquema 1. Exigencias de la concentración en el tenis.

    De las exigencias podemos constatar que el tenista se orienta intensamente en relación con el medio, tiene que anticiparse y poder seleccionar y ha de trabajar durante el transcurso del juego completo en un grado elevado de concentración.

    Los requerimientos que conlleva el constante monitoreo del contrario, la pelota, y las señales espaciales que se deben de tomar en consideración para el cumplimiento adecuado de las tareas deportivas, como la necesidad de sostener la intensidad de las acciones y mantener el pensamiento y los sentimientos dirigidos a la actividad determinan que el tenista este continuamente concentrado en todos los aspectos del juego.

    La concentración de la atención es la habilidad de dirigir y mantener la atención hacia las señales relevantes de la actividad en un momento determinado. Esto significa atender sólo los elementos involucrados en la realización de la ejecución y controlar todo aquello que no tenga que ver con la actividad.

    Cuanto más concentrada este la atención, es superior la efectividad y la eficacia del jugador en un momento dado y más apartado esta de las posibles perturbaciones externas e internas.

    Concentrarse significa en todo momento concentrarse en algo. Por tanto debe entonces incluir, el objeto de la concentración, por ejemplo, "¡concéntrate en el servicio, en la combinación de una acción táctica, o en el contrario!."

    Sin una buena concentración de la atención es difícil percibir y procesar adecuadamente la información, pensar de forma productiva, reaccionar a tiempo a los cambios del escenario de juego y controlar continuamente la actividad.

    La concentración involucra diferentes elementos, los cuales señalamos a continuación:

  1. Conocer que señales deben ser atendidas.

  2. Mantener el foco de la atención en las señales relevantes a la tarea.

  3. Habilidad para cambiar el foco de la atención cuando sea necesario.

  4. Habilidad para re-concentrarse cuando ocurrió algún tipo de distracción.

  5. Control de los pensamientos irrelevantes y ajenos a la tarea.

  6. Inhibir los estímulos distractores de todo tipo.

    Es importante señalar que, el proceso de la atención no puede ser visto exclusivamente como proceso cognitivo sino conjuntamente en su unidad interna con los procesos afectivos.

    La capacidad de concentración es condicionada mediante la relación recíproca de la situación personal, la motivación y la valoración por el deportista de los factores específicos de las condiciones de ejecución de la actividad.

    El hombre orienta su atención en función de sus intereses, disposición, motivos y emociones.

    Los procesos afectivos pueden tanto intensificar la concentración de la atención como perjudicar su funcionamiento.

    Las características de los estímulos, su intensidad y novedad, el tono emocional, la relación con las necesidades e intereses, conducen a que determinados objetos, fenómenos o personas dominen la atención temporalmente.

    La capacidad de concentración se basa, en la existencia de motivos dominantes que monopolizan las funciones reguladoras de la personalidad, la cual bloquea los estímulos que no participan en la actividad.

    Mientras más intensas sean las excitaciones exteriores e internas y más estrechamente limitada sea su círculo de acción, más elevado es el consumo energético en sostener la atención. Por ello, la concentración más elevada puede mantenerse sólo por un espacio de tiempo relativamente corto, lo que origina que es trascendental incluir la valoración de la estabilidad de la concentración de la atención, la que puede ser descrita como la capacidad de mantener la concentración durante un tiempo determinado.

    Se dirige la atención con frecuencia a factores independientes de nosotros como: repentino ruido, color estridente y gritos del público. Este cambio en el foco de la atención ocasiona generalmente detrimento de la ejecución.

    Es necesario resaltar que los distractores pueden ser externos, e internos, tales como los pensamientos, cuyos contenidos se relacionan con dudas, valoraciones de carácter inadecuado del contrario o de sí mismo, las sensaciones, emociones y hasta el dolor físico constituyen elementos de importancia en el curso y dirección de la atención (Albernethy, 1993)

    Diversos factores afectan la atención más allá de los propios distractores, entre ellos el estado físico y psicológico, por norma, todo lo que es monótono disminuye rápidamente la atención.

    La atención esta sometida a involuntarias oscilaciones periódicas debido al cansancio o adaptación de los órganos sensoriales.

    De manera involuntaria surge lo que se denomina inhibición protectora. Con un esfuerzo de voluntad no siempre se puede lograr la elevación de la intensidad de la atención, durante el agotamiento progresivo.

    En suma, los trastornos de la concentración no se achacan siempre a una falta de capacidad de concentración de tipo general, es necesario precisar la disposición, el grado de compromiso en la tarea, los objetivos planteados y el estado del deportista como posibles causas de la falta de concentración en la actividad.

    Por medio de la incompatibilidad de los motivos de logro del deportista con la ejecución de tareas no deseada se produce, con frecuencia nuevos contenidos de la conciencia, que dirigen la capacidad de concentración existente hacia nuevos objetivos, activándola.

    El jugador no debe trasladar ni un momento la atención hacia otros objetos irrelevantes o que carecen de valor para el juego, por ejemplo, algunos jugadores de tenis experimentan ya después de pasados 30 minutos del juego un descenso evidente en su capacidad de concentración.

    Las condiciones antes tratadas se representan a continuación:

Esquema 2 Sistema de condiciones que interactúan en la concentración de la atención.

    Los estudios sobre los procesos de la atención en deportistas ocupan un lugar de interés en la literatura en Psicología del Deporte (Nideffer, 1979, 1981, 1985, 1993; Singer y col., 1991; Balaguer, 1994; Lazarus, 2000).

    R. M. Nideffer (1979) presentó una teoría sobre la atención que posteriormente es aceptada por un conjunto de investigadores y que trata de representarnos el proceso de concentración de la atención como el lente de una cámara que puede limitarse a un área especifica haciéndose más estrecho y en otras puede ampliarse para abarcar un plano más profundo.

    Siguiendo esta línea de pensamiento R. M. Nideffer (1979) plantea dos direcciones de la atención, una dirigida a lo interno y otra a las condiciones externas. Además, nos habla de la apertura de estas direcciones: Amplitud o estrechamiento del foco de la atención.

    En resumen, según las investigaciones de, R. M. Nideffer (1979, 1985, 1993) con personas altamente efectivas se concluye que hay al menos 2 dimensiones de la atención críticas para los rendimientos: Amplitud de la atención y Dirección del foco.

    El deportista precisa controlar la amplitud de la atención y la cantidad de información que ellos tienen dentro de su conciencia. En determinado momento cuando valoran un problema y tratan de darle solución necesitan ampliar la atención y considerar gran cantidad de información.

    En otro instante, la atención será limitada para tomar algunas acciones específicas y evitar distracciones provocadas por información irrelevante.

    La dirección del foco de atención puede ser dirigida hacia lo interno o lo externo.

    Hablamos de un foco interno cuando planificamos o repensamos un juego y también al ser el deportista sensitivo de su propio cuerpo, conocer cuando hacer un movimiento.

    Un foco externo se requiere en un jugador que en una situación deportiva reacciona a los movimientos de un oponente.

    En determinada circunstancia las demandas de la atención requieren tener en cuenta tanto la anchura como la dirección del foco.

    Para otro deportista puede ser importante un foco interno y abierto al plantearse un plan estratégico previo al juego.

    Un foco externo y estrecho es útil al desarrollar la tolerancia a un dolor pasando de pensamientos negativos a positivos.

    A pesar de la estructura lógica de la teoría de R. M. Nideffer (1985, 1993), el instrumento mediante el cual persigue verificarla en la práctica es su test estilo de la atención y de relaciones interpersonales. Sin embargo, el test no muestra las propiedades psicométricas necesarias para validar la teoría del autor. (Severa y Escudero, 1994).

    A nuestro juicio, la teoría más bien constituye un elemento didáctico para representar el proceso de la atención sin llegar a captar las regularidades que están dentro de este fenómeno y en la práctica es un sistema para orientar la atención de los deportistas.

    La observación empírica de los atributos de la atención en deportistas de elevados grados de excelencia muestran que son capaces de actuar incluso con una doble estrategia en el empleo de sus capacidades para atender. Estos deportistas poseen dotes excepcionales en sus habilidades perceptúales y de atención, logrando discriminar lo que ocurre en una situación de juego mientras atienden ciertos aspectos no relevantes.

    El análisis de contenido de las elaboraciones de los tenistas acerca de las acciones llevadas a cabo y los aspectos que atendían, así como el análisis de los frutos de sus resultados nos advierten sobre estas posibilidades.

    Ellos pueden trabajar casi de forma automática, por ejemplo, resulta posible realizar acciones de varios tipos. Ello se logra debido a que mediante la ejercitación y el entrenamiento una parte de las acciones se realizan en un nivel inferior de la conciencia. Un jugador que corre por un lugar, controla su movimiento de carrera con una participación mínima de la conciencia.

    En qué medida la atención es puesta en uno o varios contenidos para que tenga lugar un descenso o elevación de la claridad de la conciencia es algo que depende de los planteamientos de los objetivos trazados.

    Un jugador, que acomete la acción táctica, le puede dedicar a su propia técnica menos conciencia.

    Los aspectos tratados con anterioridad llevan a los entrenadores a preocuparse por mejorar y garantizar los procesos de la atención en el tenista, ellos saben que la aparición de temores en el jugador, la realización de errores y fallos en las acciones determinan un descenso de la concentración de la atención con repercusiones desastrosas en los rendimientos.

    En este sentido, sí se quiera mejorar la capacidad de concentración de un jugador lo primero que se hará es establecer las causas que determinan la reducción de la concentración típica para él.

    Existen tests que permiten registrar estas desviaciones, en este caso se presenta una variedad del trabajo, por muestra, R. Frester (1976) elaboró el test de síntomas de carga, que permite el análisis de las condiciones que afectan los rendimientos de los deportistas sobre la base de un estudio inicial de unas 3000 circunstancias que podían "acelerar" o no los rendimientos, de las cuales seleccionó 21 condiciones de mayor peso y con ellas construyo su test.

    Aunque el test esta dedicado a establecer como influyen estas condiciones en los rendimientos se planteó la variante por el autor de este trabajo, de condicionar la respuesta a la forma en que influyen estas circunstancias en la concentración de la atención.

    A continuación, se presenta el test relacionándolo al impacto que tienen las condiciones de carga sobre la concentración de la atención.

    Variante del Test de Síntoma de Carga de R. Frester (1976).

Nombre:
Modalidad deportiva:
Edad:
Año de competición:

    ¿En qué modo influyen los factores y las condiciones aquí enumerados sobre su concentración en competición?

    Marque con una X la casilla correspondiente a su respuesta.

    Rango para expresar las respuestas:

  1. ...entonces me incita a concentrarme de manera extraordinaria.

  2. ...entonces mi concentración más bien mejora que empeoran.

  3. ...entonces reacciono normalmente con una mejora de la concentración.

  4. ...sólo puedo lograr una buena concentración cuando se produce esta situación.

  5. a ... entonces la situación no me afecta lo más mínimo.
    b ...esta situación no me incumbe.

  6. ...entonces achaco la perdida de la concentración en competición a la influencia de esta situación.

  7. ...entonces mi concentración sufre un leve empeoramiento en tales condiciones.

  8. ...entonces siempre me cuesta lograr una buena concentración.

  9. ...entonces ocurren siempre las peores distracciones.

    R. Frester (1976) mediante un análisis factorial de las respuestas a su test obtuvo tres factores de importancia:

    Primer factor: caracteriza la estabilidad psíquica de los deportistas frente a las condiciones de la situación de competencia registrada en los ítems:

  • Aplazamiento de competencia.

  • Imprevistos buenos rendimientos de los contrincantes.

  • Superioridad desproporcionada de los contrarios.

  • Instalaciones deportivas incomodas.

  • Estímulos perturbadores de naturaleza acústica, óptica o táctil.

  • Desplazamientos largos.

  • Espectadores.

    Segundo factor: caracteriza la estabilidad social personal del deportista, frente a circunstancias como:

  • Papel de favorito.

  • Aspiraciones de rendimiento demasiado elevadas.

  • Discordancia con el entrenador, compañeros de equipo o en la familia.

  • Reproches durante la lucha.

  • Ser perjudicado por el juez.

  • Contrincantes desconocidos.

    Tercer factor: Caracteriza esencialmente la estabilidad vegetativa y frente al éxito y derrotas de los deportistas. Incluye los ítems:

  • Acciones malogradas al principio de la competencia.

  • Excesivo nerviosismo.

  • Dificultades en conciliar y mantener el sueño.

  • Derrotas anteriores.

  • Sensaciones de debilidad física.

  • Débil rendimiento en los entrenamientos previos.

  • Haber perdido ya alguna vez ante el contrincante.

    Aun cuando la variante dirigida a evaluar el impacto de estas condiciones sobre la concentración de la atención no presenta un análisis factorial, la identificación de estos factores puede ser útil para un análisis del contenido de las respuestas de los tenistas.


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