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El Lobo jujeño y su construcción como referente identitario
Ramón Burgos

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 36 - Mayo de 2001

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    En este caso, el fútbol parece confirmar que en el contexto actual "las adhesiones más vigorosas a la ciudad en el sentido más amplio de la expresión (pues los hinchas pertenecen a la región y no solamente a la ciudad strictu sensu) son de tipo deportivo y los simbolismos más elementales encuentran aquí (dos o tres letras, uno o dos colores) una vitalidad y una eficacia nuevas".17

    Otros aspectos en donde se pone en juego la construcción de la identidad por parte de los medios masivos son los que proponen características que se asignan a los jujeños o las expectativas de estos para con el equipo de fútbol de GyEJ. Estos temas se presentan estrechamente vinculados a la reactualización del conflicto centro-periferia que mencionábamos anteriormente.

    Desde ambos periódicos, se continúa coproduciendo18 la presentación idealizada del "nativo pacífico y sumiso" que tiene que ver con la construcción de un "nosotros" bueno en oposición a los "otros" malos, los porteños. Esta forma de oponer "nosotros" y los "otros" a partir de la bondad y la maldad, participa además de la observación que realizara Gabriela Karasik en cuanto a una estrategia discursiva de las oligarquías norteñas, que opone "un 'nosotros' unido frente al 'enemigo común': Buenos Aires".19

    Con relación a esta estereotipación, Clarín (19/6/94) escribe cuando GyEJ malogra la oportunidad de lograr el ascenso una fecha antes de la finalización del torneo, que "los casi cinco mil jujeños, por culpa de esa pequeña siesta provinciana que se le ocurrió dormir a Gimnasia, volvieron a su provincia en silencio". Utiliza la metáfora de la siesta -empleada para contraponer la actitud de los habitantes del interior con respecto a los del centro- para referirse al desempeño futbolístico del equipo jujeño, contrastándola a la actitud del equipo bonaerense, rival del partido.

    Pregón retoma esta caracterización pasiva del jujeño como marca distintiva. De tal manera, el 26/4/94 insta a que "todo deberá hacerse dentro de los carriles normales, para dejar en evidencia que Jujuy, como lo ha manifestado infinidad de veces, cuenta con un pueblo que, salvo algunas excepciones muy especiales, posee respeto por los demás, no crea problemas si no es agredido y solo quiere participar de una fiesta deportiva".

    Pese a identificar al jujeño como pasivo, Pregón mantiene su postura normativa exhortando al hincha jujeño que "deberá ser medido en sus manifestaciones, alentar al equipo y no malgastar saliva, aliento y voz para mal recordar a otros que fueron rivales dentro y fuera de la cancha" (26/4/94). Frente a la inminente coronación, pide que "la fiesta debe ser completa, criteriosa, educada, como siempre lo ha sido" (24/6/94).

    En definitiva, sentencia el diario jujeño, "debemos seguir dando el ejemplo fuera de la cancha" (26/4/94).

    Ejemplificando esta diferenciación en la conducta por parte de los jujeños, aparece como "un ejemplo" la vuelta olímpica dada por los jugadores de GyEJ al término del partido final, lo que permitió -según Pregón- el orgullo de "ser tal vez, el equipo más ordenado que se haya visto en el Nacional 'B'" (26/6/94).

    Finalmente abordaremos las diferentes formas en que se produce la reactualización del conflicto centro-periferia. Un conflicto que está presente desde la constitución misma del Estado Nacional, donde las provincias más norteñas del país resultaron crecientemente marginalizadas "por su articulación en un modelo de desarrollo capitalista cuyo mayor dinamismo se ha ubicado en la zona pampeana y en el puerto de Buenos Aires".20 Siguiendo las palabras de Gabriela Karasik: "el Noroeste argentino y el extremo Norte en particular, se ubican en una ambigua situación de conocimiento/desconocimiento para el resto del país. La región representa una frontera social y cultural de la Argentina, un espacio donde 'lo nacional oficial' parece disolverse desde la perspectiva metropolitana. Y desde otra perspectiva, es una frontera espacial, pero también simbólica, de 'los Andes'".21

    En este contexto de periferia de la periferia, el fútbol aparece como un "terreno social desde el cual se construyen sentidos que reenvían el análisis hacia otros campos sociales. Una metáfora de la arena social, concebida como terreno de lucha por el sentido",22 en donde se ponen en juego conflictos irresueltos que traspasan los límites de la competencia deportiva.

    Como mencionábamos anteriormente, se intenta construir a partir del equipo de GyEJ, un elemento articulador de todos los jujeños en contraposición a los que aparecen como los "otros" que, como vimos, pasaron de ser regionales a otros más abarcativos, de carácter nacional. En este caso, los "otros" son "los sureños", donde quedarían englobados los salteños, los cordobeses, los bonaerenses y los porteños.

    De esta forma, en esta búsqueda aglutinadora es que se define la campaña futbolística de GyEJ como una "patriada (…) contra los grandes intereses capitalinos" (Pregón, 26/4/94), comparable al Éxodo Jujeño.23 Es así que ante uno de los compromisos deportivos a afrontar en la ciudad de Córdoba, se utiliza el paralelo de la movilización de los hinchas como un nuevo Éxodo Jujeño, un nuevo momento fundante en la historia -no sólo deportiva- de Jujuy.24

    Veremos entonces, en primer lugar, cómo se produce un enfrentamiento y una diferenciación -a través del fútbol- con los sectores "sureños", con los sectores hegemónicos de la identidad nacional, para después, al producirse el maltrato a los aficionados jujeños que viajaron a Buenos Aires, dar lugar "al reclamo de ser tratados como argentinos" (Pregón, 20/6/94).

    El diario jujeño pregona a lo largo del desarrollo del campeonato una conspiración centralista en contra del equipo de GyEJ: 25 "hay muchos, más precisamente de la Capital Federal o del Gran Buenos Aires, que parecen no soportar a este equipo del interior, de la provincia de Jujuy, que les está arruinando la vida, pone en peligro sus futuros negocios económicos y hasta les está provocando malestares estomacales" (25/4/94).

    En la descripción de esta conspiración aparece un esbozo crítico de las formas en que se llevan a cabo estas competiciones, al afirmar que "en cada menú que se prepara para cada fecha, se van buscando los condimentos que parecen necesarios para neutralizarlo, para frenar ese avance que parece no tener fin en el plano futbolístico. Entonces los que parecen querer manejar el fútbol de este país buscan recetas que se salgan de lo deportivo y hasta ahora, por más esfuerzos que han realizado, han fracasado" (25/4/94). Se habla de "poderes muy superiores a los de esta entidad jujeña" (25/4/94) y de "las 'ayuditas' extras que desde hace tiempo vienen recibiendo los 'cerveceros'"26 (9/6/94).

    Más allá de estas críticas y de la denuncia de esta campaña, no se profundiza en estos aspectos y se llega a una conclusión conciliadora afirmando que "así es el fútbol, tiene de todo, desde lo eminentemente deportivo hasta aquello que se 'cocina' en otros niveles, con intereses en juego, con obligación de devolver atenciones, y tiene, por sobre todas las cosas, algo que nadie podrá torcer, lo que realmente arroja el resultado en un campo de juego" (Pregón, 5/6/94).27

    La resolución de este conflicto, es vivida como una gran victoria del Interior frente al centralismo porteño: "este será el triunfo de Jujuy, de un Jujuy sufrido, postergado en muchas cosas, 'utilizado' en otras, será una revancha que llegará de la mano del fútbol" (Pregón, 9/6/94). Un triunfo contra aquellos que "por fin habían encontrado la fórmula de bajar al 'lobo'" y querían "paladear la caída de los jujeños". La intolerancia de los otros es expresada en la opinión de aquellos que "no podían entender, que una entidad del Norte del país, que solamente era noticia por el cólera y en estos últimos tiempos por el caso de tránsito de drogas, pudiera postergar a los de Buenos Aires" (Pregón, 9/6/94).

    El sobreponerse a esta campaña actuó en un fortalecimiento del 'nosotros', "lamentablemente para muchos y para alegría de una provincia", (Pregón, 5/6/94). El triunfo pasa también por la posibilidad de cambiar y construir una imagen diferente de Jujuy en el contexto nacional. En definitiva, este triunfo es vivido como una epopeya de "todo un pueblo unido a través del fútbol". 28

    Así analizamos el primer eje del conflicto centro-periferia, que es la diferenciación y oposición al poder central, visualizado en los representantes deportivos de Buenos Aires y Capital Federal. Este proceso de construcción de identidad, toma otro cariz a partir de un hecho que se produce en Buenos Aires en la anteúltima fecha. Allí, los cinco mil hinchas que viajaron desde Jujuy fueron maltratados por la Policía Federal, encargada del operativo de seguridad.

    A partir de ese momento, la construcción del discurso -que venía centrado en el eje diferenciador- se vuelca hacia la demanda de inclusión, generando un doble juego diferenciación-inclusión. Es de esta forma que el reclamo se puede sintetizar en lo expresado por el presidente de la institución jujeña, Raúl Ulloa, quien manifestó que "nos trataron como si no fuéramos de este país". "Una vez más parece ser, esta vez a través del fútbol, que JUJUY es una provincia que no pertenece a la Argentina, salvo que la necesiten para otros fines, como ha ocurrido en algunas oportunidades" (Pregón, 20/6/94).

    Vale destacar que este no fue el único incidente que involucró a los simpatizantes de GyEJ durante ese torneo29. Sin embargo, este hecho ocurrido en Villa Crespo desencadenó una oleada de reacciones que excedió ampliamente el marco deportivo.

    Con relación a este suceso, el entonces diputado nacional por el MORECI,30 Pedro Figueroa dirigió una nota al Ministerio del Interior "en nombre del pueblo de Jujuy, injusta y torpemente ofendido", destacando que "los argentinos somos y seremos todos iguales para bien y para mal, le guste al puerto o no". Mientras tanto, en la Legislatura provincial, diputados del Movimiento Popular Jujeño elevaron un articulado condenando la metodología implementada por los efectivos de la Policía Federal Argentina, quienes "violaran expresas disposiciones constitucionales, av0asallando los derechos, privilegios e inmunidades de ciudadanos jujeños, al maltratar injustificadamente a simpatizantes y seguidores de aquel equipo de fútbol" (Pregón, 21/6/94).

    De esta manera, el reclamo de inclusión (un reclamo que excede claramente los marcos deportivos) se da en el terreno político institucional.

    Asimismo, la reactualización de este conflicto demuestra -como sostiene Pablo Vila- que: "la identidad social está basada en una batalla discursiva siempre en curso, batalla que se libra alrededor del sentido que van a tener las relaciones y posiciones sociales en la sociedad" y "en este sentido, la identidad social y la subjetividad son siempre precarias y provisionales, contradictorias y en proceso. No obstante esta precariedad, en una sociedad y una época determinadas, tales identidades suelen cristalizarse en sistemas clasificatorios que, para los actores que los encarnan, tienen la apariencia de 'cosa dada' y evidente". 31 En este caso la agregación es hacia dentro del nosotros y la batalla discursiva se plantea entre el centro y la periferia.


A manera de cierre

    A partir de este recorrido mediático podemos afirmar que desde que GyEJ obtuvo un lugar en el "espacio mediático" de la nación, Jujuy logra mayor visibilidad. A partir de instalarse en el "espacio de aparición" deportivo, se busca -desde los valores manejados por el fútbol- modificar la imagen de Jujuy en el contexto nacional. Se confronta con una producción discursiva que no se considera ajustada a la realidad local.

    Por este motivo, se construye un relato diferente de Jujuy, que propone hacerlo conocer más allá "de los casos de cólera y narcotráfico" (Pregón, 9/6/94). Se trata, Inclusive, de una construcción que busca trascender los violentos conflictos sociales que transcurren en la provincia.

    El conflicto entre el "centro" y la "periferia" puede considerarse el eje central que atraviesa este proceso. Esta oposición -como ya mencionamos- tiene su origen en situaciones históricas que dan cuenta de relaciones de poder al interior de la nación y entre las provincias.

    Los cruces se producen asiduamente en los relatos analizados. A lo largo de la campaña de GyEJ, tanto la prensa local como los actores involucrados, hacen continuamente alusión a la asimétrica relación entre el centro (eje del poder político) y la periferia.32

    Refiriendo al desarrollo de la competencia deportiva, se señalan permanentemente las desigualdades sufridas por el equipo jujeño. Uno de los ejes del relato construido por la prensa jujeña se centra en las "ayuditas extras" (Pregón, 9/6/94) recibidas por Quilmes , en el marco de lo que Pregón identifica como un complot contra GyEJ, y por extensión, contra Jujuy, teniendo en cuenta que dicho equipo es construido como "el estandarte de todos los jujeños", (Pregón, 26/6/94).33

    Así, la asimilación de la figura de GyEJ como baluarte de la identidad jujeña se reflejó en aquellos aspectos que, fuera del simbolismo propio del fútbol, lo separaban de su identidad deportiva y lo reubicaban como referente local.34

    En el caso de GyEJ -como señalamos en un trabajo anterior-, los cantos de la hinchada están orientados principalmente hacia la construcción de una identidad común a esos hinchas, ya que "la mayoría de las canciones están enfocadas en la referencia a la pertenencia a un lugar común, que se presenta en los cantos como Gimnasia, Nosotros, Lobo, Jujuy".35

    De tal forma, el fútbol es entendido como un escenario de disputa material y simbólica, en donde se discuten aspectos políticos relacionados a la identidad jujeña y a la integración nacional.36 De manera que en el caso que nos ocupa, GyEJ es baluarte de identidad, y la construye por oposición con el que se relaciona asimétricamente, desde una posición de desventaja. Vale mencionar que a esta discusión

    Pregón la desarrolla, casi exclusivamente, desde su sección deportiva.

    Este aspecto queda de manifiesto cuando los hinchas jujeños son agredidos por la Policía Federal en la Capital Federal, produciéndose un cambio en el "discurso de los medios"37. Hasta ese momento, el reclamo efectuado a través de la prensa gráfica jujeña era por el trato desigual, dentro de las relaciones entre la 'capital' y el 'interior'. A partir de la agresión sufrida por los hinchas, se lleva adelante un reclamo de inclusión nacional. Esto se explica si tomamos en cuenta que en nuestro país, "todo lo que empieza deportivo no tarda en devenir político".38

    En el reclamo de ser tratados "como argentinos", subyace una diferenciación con el que es extranjero39, trayendo a colación una voluntad de apartarse de los habitantes de otras nacionalidades (especialmente, y dada la situación de frontera de la provincia, de alejarse de lo boliviano), como si lo 'nacional' habilitara directamente a la ciudadanía.

    De esta forma coincidimos con Karasik al afirmar que "el reclamo de ser argentino no es, naturalmente unívoco, y constituye un espacio político-ideológico donde se enfrentan fuertes contradicciones. Bajo ciertas condiciones podrán priorizarse los aspectos más reaccionarios del discurso de la nacionalidad (la adhesión a la cultura oficial, la hostilidad contra los bolivianos), pero bajo otras condiciones puede representar la demanda de participación y democratización real de la sociedad, al amparo (de) la común membresía al sistema político".40

    Creemos que en estos reclamos de inclusión y pertenencia podemos encontrar ambos aspectos. En cuanto al fútbol, queda demostrado que cuando se habla sobre y desde él, se lo puede hacer en una multiplicidad de sentidos y de prácticas, en tanto es a partir de las diferentes maneras de apropiación de un objeto, que este se convierte en significante y, por lo tanto, en un ámbito de disputa por su significado. En primera instancia se denunciaba a través del fútbol, un orden de cosas injusto que se reflejaba a través de la competencia deportiva pero que la excedía y marcaba referencias más amplias, vinculadas a una relación asimétrica con la nación. Sin embargo, a partir de la represión policial sufrida por los hinchas gimnasistas en Buenos Aires, el eje del reclamo cambia, introduciendo -veladamente- referencias a los extranjeros, haciéndose eco -como señala Karasik- del aspecto más reaccionario del discurso de la nacionalidad.


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