efdeportes.com

La psicología del deporte en el atletismo
Antonio Hernández Mendo

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 7 - N° 34 - Abril de 2001

3 / 7


    Los objetivos perseguidos durante esta etapa son los siguientes:

  1. Perfeccionamiento en la utilización de las técnicas de la etapa anterior, básicamente la relajación y la práctica imaginada.

  2. Facilitar al atleta unas estrategias para afrontar el estrés generado por la competición.

  3. Facilitar el uso de métodos de concentración y de atención selectiva.

  4. Utilizar la hipnosis como estrategia de afrontamiento de las situaciones estresantes y en la atención de lesiones.

  5. Conseguir entrenar a los sujetos en auto-hipnosis (Unestáhl, 1991)

    Durante esta segunda etapa podría ser conveniente realizar una serie de intervenciones puntuales pre/post-competición, y que podríamos clasificar cronológicamente en:

  1. Etapa previa a la competición, en ella se trata de mantener al atleta dentro de sus ritmos cotidianos de vida, evitando la aparición de tensiones o estrés. Principalmente a través de relajación y autoinstrucciones.

  2. Competición, si la situación lo permite o previamente se inducirá al atleta a un control de su atención y concentra-ción, mediante focalización de la atención y/o el uso de alguna estrategia hipnótica (Easterbrook,1959).

  3. Etapa post-competición, suministrar al atleta unos parámetros a través de los cuales analizar los resultados, ya que en deporte vencer no es triunfar y perder no es fracasar.

    Dependiendo del atleta puede ser conveniente que durante las dos etapas se les encomienden tareas que podríamos denominar terapéuticas, consistentes básicamente en la realización de pequeñas sesiones de relajación, de respiración y trabajos de práctica imaginada. Esto por dos motivos; uno, para facilitar la familiarización con la técnica y otra, en el sentido apuntado por Kanfer (1980) de mantenimiento de la motivación.


Instrumentos de evaluación

    Los instrumentos de evaluación que podrá usar el psicólogo, junto a los ya reseñados, son múltiples y variados (véanse en el manual Psicología del Deporte. Fundamentos y Aplicaciones, los capítulos dedicados a Codificación y Registro y a la Metodología Selectiva). Los instrumentos que vamos a enumerar a continuación -sin ánimo de exhaustividad-, algunos, son de uso común en la clínica, otros, son específicos para el deporte, unos y otros nos podrán facilitar la información necesaria y adecuada sobre ciertos aspectos del atleta o de la competición:

  1. Para la evaluación de la ansiedad podemos optar por los cuestionarios clásicos (STAI, ISRA, etc.) con el fin de obtener información sobre las distintas dimensiones de la ansie-dad o bien utilizar alguno de los cuestionarios específicos para medir la ansiedad en el deporte (Martens, Vealy y Burton, 1990) (SCAT y CSAI-2)

    1. STAI. Cuestionario de Ansiedad Estado Rasgo de Spielberg, Gorsuch y Lushene (1986). Proporciona información que permite determinar la ansiedad rasgo/estado del sujeto.

    2. ISRA. Inventario de Situaciones y Respuestas de Ansiedad de Tobal y Cano (1986). Proporcionaba información sobre los tres componentes de la ansiedad (cognitiva, fisiológica y motora), que permitirá elegir la mejor técnica -llegado el caso- de reducción de la ansie-dad.

    3. SCAT. Sport Competitión Anxiety Test de Rainer Martens, Dianne Gill, Tara Scanlan y Julie Simon (Martens, Vealy, & Burton, 1990). Este cuestionario permite evaluar las diferencias individuales en ansiedad rasgo en competición. Consta de 15 ítems con tres posibilidades de respuesta. Tiene dos formatos SCAT-A (adultos) y SCAT-C (para niños). La fiabilidad de SCAT-C oscila, según los estudios entre 0.57 y 0.93.; mientras que la fiabilidad de la forma A oscila entre 0.95 y 0.97. En cuanto a la validez de contenido de la forma C se realizó a través del juicio de seis jueces. En cuanto a la validez convergente, divergente, concurrente y predictiva de ambas formas ha sido satisfactoria.

    4. CSAI-2. Competitive State Anxiety Inventory-2 de Rainer Martens, Damon Burton, Robin S. Vealy, Linda A. Bump y Daniel E. Smith (Martens, Vealy, & Burton, 1990). Este cuestionario evalúa los componentes cognitivos y somáticos de la ansiedad estado en competición y la auto-confianza en relación a la ejecución deportiva en competición. Consta de 27 ítems que evalúan tres factores: estado de ansiedad cognitivo, estado de ansiedad somático y confianza. Se responde sobre cuatro alternativas de respuesta. La fiabilidad estimada para el factor de la ansiedad cognitiva se sitúa entre 0.79 y 0.83, para la ansiedad somática entre 0.82 y 0.83 y para la confianza entre 0.87 y 0.90. La estimación de la validez concurrente ha sido satisfactoria.

  2. Para una evaluación de algunos factores de personalidad que nos suministra-se informa-ción para diseñar la intervención y el entrenamiento psicológico apropiado podemos recurrir a cuestionarios clásicos de personalidad o de clínica. También permitirá diseñar la intervención adecuada en el caso de lesiones (Rotella, 1991). Al igual que en el grupo anterior algunos de instrumentos más clásicos son:

    1. MMPI. Minnesota Multiphasic Personality Inventory de Hathaway y McKinley (1988). De este cuestionario nos puede resultar interesante las siguientes subescalas: sinceridad (L), hipocondríasis (Hs), depresión (D) y responsabilidad (Re).

    2. EPI. Eysenck Personality Inventory de Eysenck y Eysenck (1990). Este test nos proporciona informa-ción sobre el continuo Extraversión-introversión de cara a planificar la utilización de los refuerzos (Hernández, 1991).

    3. EPQ-J. Eysenck Personality Questionnaire-Junior de Eysenck y Eysenck (1978). Este cuestionario es la versión EPI para adolescentes. Es recomendable usarlo cuando los atletas no alcanzan la edad para utilizar la versión anterior.

  3. Para una valoración de los puntos débiles del perfil psicológico competitivo se puede utilizar IPED (Inventario Psicológico de Ejecución Deportiva, véase el anexo de este capítulo). Este inventario esta basado en una escala construida por Loehr (1990) denominada, Psychological Performance Inventory PPI. Este inventario facilita la construcción de un perfil de puntos débiles y puntos fuertes del atleta. A partir de estos datos podemos planificar sobre qué aspectos va incidir más intensamente la intervención y el entrenamiento psicológico. Este cuestionario consta de 42 ítems que se distribuyen en siete factores: AC (autoconfianza), CAN (control de afrontamiento negativo), CAT (control atencional), CVI (control visuoimaginativo), NM (nivel motivacional), CAP (control de afrontamiento positivo) y CACT (control actitudinal). En un trabajo con remeros de banco fijo (traineras) (Hernández Mendo y Francisco García, 1995) se encontraron los siguientes índices de consistencia interna:

    Tabla 4. Consistencia interna factores PPI

  4. Para valorar los estados de humor y hacer predicciones sobre la ejecu-ción deportiva de los sujetos se puede emplear el cuestionario POMS. Profile of Moode States de McNair, Lorr y Dropleman (1971) que nos facilita información sobre el estado anímico del sujeto. El cuestionario Profile of Moode States (P.O.M.S.) de Mcnair, Lorr y Dropleman (1971) es un autoinforme emocional compuesto de 65 adjetivos que tiene como objetivo evaluar seis estados de ánimo o estados afectivos identificados como tensión-ansiedad, depresión-melancolía, cólera-hostilidad, vigor-afectividad, fatiga-inercia y confusión-desorientación. De acuerdo con los trabajos de Morgan (1968, 1978, 1980) se puede utilizar para la selección de talentos deportivos -usado en combina-ción con otros cuestionarios del tipo del IPED- y como predictor de resultados deportivos en deportistas de elite (Hernández Mendo y Ramos, 1995, 1996).

  5. Cuando en un plan de intervención decidimos utilizar la hipnosis, es conveniente evaluar la susceptibilidad de cada atleta a esta técnica de intervención. Podemos emplear diversas escalas. Esto supone asumir una postura ecléctica del proceso hipnótico. Teniendo en cuenta todo lo anterior, algunas de las escalas utilizadas que podemos utilizar son:

    1. EHSH-A. Escala Harvard de Susceptibilidad a la Hipnosis, forma A de Shor y Orne (1962). Esta escala nos ofrece una puntuación sobre la susceptibili-dad a la hipnosis del sujeto. A este respecto hemos revisado los trabajos de Lamas, Valle-Inclán, Blanco y Alcaraz (1985, 1989) sobre la utilización de esta escala en una muestra española. Estos autores corroboran uno de nuestros propósitos, es "un método estandarizado de inducción hipnótica y son especialmente útiles para seleccionar sujetos (...) hipnotizables con vistas a experimentos posteriores" (Lamas y otros, 1985, p.281).

    2. IPH. Inventario de Profundidad Hipnótica de Field (1965). Con este cuestionario originalmente pensado para valorar el estado de profun-didad hipnótica, valoramos la percepción del sujeto acerca del proceso hipnótico.

  6. Por último y con el objeto de hacer una valoración predictiva de orden cualitativo acerca de la aparición de estados de ansiedad y de estados de humor que faciliten una buena ejecución deportiva, se puede utilizar el Test de los Colores de Lüscher (1990). Es una prueba proyectiva en la que solo nos interesa valorar el agrupamiento de ciertos colores en las primeras posicio-nes o en las últimas, ya que la evidencia empírica de algunos psicólogos que trabajan en este ámbito parece aseverar que según se produzcan estos agrupamientos podemos predecir con cierta antelación la aparición de estados de ansiedad manifiesta y también de buenas ejecucio-nes deportivas.

    Además de estos instrumentos podemos encontrar otros muchos que nos puedan servir de ayuda (Ostrow, 1990). A continuación vamos a describir esquemáticamente algunos cuestionarios que hemos considerado pueden resultar interesante .

  1. Sport Cognitive Interference Questionnaire (SCIQ) de Peter Schwenkmezger and Lothar Laux (Schwenkmezger & Laux, 1986). Evalúa las tareas cognitivas irrelevantes experimentadas por los deportistas de elite en balonmano. El SCIQ contiene diez ítems. Los sujetos responden a los ítems con "Pienso sobre cosas no concernientes al juego" o " Estaba preocupado por los errores previos" usando una escala ordinal de cinco puntos. No hay datos acerca de la fiabilidad. La validez de constructo y predictiva fue satisfactoria. La validez concurrente fue parcialmente satisfactoria. El contacto de los autores es: Peter Schwenkmezger, Departament of Psychology, University of Trier, P.B. 3825, D-5500 Trier, Federal Republic of Germany. (Phone # 0651- 201-2889).

  2. Perceived Physical Fitness Scale (PPFS) de Ben R. Abadie (Abadie, 1988). Evalúa las percepciones individuales de las aptitudes físicas. Este cuestionario contiene 12 ítems que evalúan la percepción individual de las aptitudes físicas en relación a la resistencia cardiorrespiratoria, fuerza muscular, resistencia muscular, flexibilidad y composición corporal (estos factores explican el 62,9% de la varianza). Los sujetos responden a cada ítem usando puntuaciones de 1 a 5 en una escala Likert. La fiabilidad del coeficiente alfa fue de 0.78 (n=310). El coeficiente de fiabilidad test-retest de 0.92 (n=111) con un intervalo de tiempo 7 a 10 días La validez de contenido de los ítems la establecieron tres expertos (un educador físico y dos ejercicios psicológicos). El contacto con el autor se puede realizar en: Ben R. Abadie, Department of HPER, Box 6186, Mississippi State University, Mississippi State, MS39762. (Phone# 601-325-7235).

  3. Physical Self-Efficacy Scale (PSE) de Richard M. Ryckman, Michael A. Robbins, Billy Thornton, and Peggy Cantrell (Ryckman, Robbins, Thornton, & Cantrell, 1982). Estima las diferencias individuales en las habilidades físicas percibidas y confianza física en auto-presentación en situaciones sociales. Este cuestionario contiene 10 ítem en la subescala de habilidades físicas percibidas (PPA) y 12 ítems en la subescala de confianza física de auto presentación (PSPC). Las respuestas a los ítems re realizan sobre una escala de 6 puntos de formato Likert. El coeficiente alfa de fiabilidad (n=363) para la PSE, PPA y PSPC fueron de 0.81, 0.84 y 0.74, respectivamente. El coeficiente de fiabilidad test-retest (n=83 estudiantes graduados) con un intervalo de 6 semanas fueron de 0.80 (PSE), 0.85 (PPA) y 0.69 (PSPC). La validez convergente, concurrente, discriminante y predictiva fue satisfactoria. El contacto con los autores se puede realizar en: Richard M. Ryckman, Department of Psychology, University of Maine, Orono, ME 04469. (Phone #207-581-2046)

  4. Athlete Adjustment Prediction Scale (AAPS) de Donald I. Templer and Arthur T. Daus (Templer & Daus1979). Evalúa el grado de ajuste desajuste de los deportistas. Está compuesto de 43 ítems incluyendo 9 ítems del MMPI (escala L). Se responde en una escala de 7 puntos tipo Likert. No hay datos sobre fiabilidad. No hay datos concluyentes en cuanto a la validez. El contacto con los autores se puede realizar en: Donald I. Templer, California School of Professional Psychology, 1350 M Street, Fresno, CA 93721. (Phone # 209-486-8420)


Técnicas respiratorias

    En este apartado vamos a abordar; someramente, las técnicas respiratorias, ya que otras estrategias de intervención son abordadas en otras publicaciones (véase en el manual Psicología del Deporte. Fundamentos y aplicaciones, técnicas como el biofeedback y la hipnosis en el capítulo dedicado a las lesiones deportivas). Las técnicas de imaginería ya han sido abordadas y puede ser consultada en la abundante bibliografía suministrada en este trabajo.

    La capacidad media pulmonar de una persona sedentaria es de unos 4000 ml. aproximadamente, en deportistas de elite puede llegar a alcanzar los 6.500 ml. La distribución de la capacidad pulmonar aparece recogida en la siguiente tabla.


Tabla 5. Distribución de la capacidad pulmonar

    Parece evidente que enseñar a respirar incrementa no solo el rendimiento sino que permite, facilita o incrementa la eficacia de otras técnicas psicológicas. Enseñar a respirar adecuadamente es un proceso que debe comenzarse en las fases iniciales del proceso deportivo, (p.e. en artes marciales se debe espirar cuando se golpea, en atletismo se debe espirar cuando se impulsa). Como afirma Lichstein (1988, p.165), "la mayoría de los métodos de relajación buscan el control de las respuestas autonómicas por vías indirectas, como la musculatura, la imaginación, etc. La relajación por medio de la respiración es el único punto de entrada directo hacia el Sistema Nervioso autónomo. En consecuencia, la respiración pausada presenta un gran potencial como método de relajación, combinando las ventajas de ser eficaz y fácil de aprender". Señala además que los efectos de la respiración están asociados con incrementos en los niveles de CO2 Un incremento en los niveles de CO2 en sangre (denominado hipercapnia) de alrededor de un 10 % produce variados efectos -cen-trales y periféricos- como disminución de la tasa cardíaca, vasodilatación periférica, estimulación de la secreción gástrica, depresión de la acti-vidad cortical y somnolencia general. La hipercapnia puede producirse por la retención de la respiración (disminución del ritmo respiratorio) o por hipoventilación Una hipercapnia ligera tiene efectos parasimpaticomiméticos. Hipercapnias más intensas producen activación simpática y más intensas aún incluso la muerte.

    Las técnicas que vamos a exponer, someramente, retoman aspectos presentes en las técnicas de desactivación asociadas a religiones y filosofías orientales (budismo, zen y yoga) así como a las artes marciales. Estas técnicas carecen del contraste experimental deseable en todas las técnicas de intervención, sin embargo, cuentan con el aval de la eficacia demostrada de la tradición y de la experiencia. En nuestra sociedad no se le ha prestado, a la respiración, la atención adecuada hasta las últimas dos décadas. Era conocido que los patrones respiratorios caracterizados por tasas bajas de inspiración, altos volúmenes de aire y respiraciones abdominales producían un incremento del control parasimpático y descenso del ritmo cardíaco. Vamos a considerar cinco técnicas y las variantes asociadas a la última de ellas.

Técnica 1: Zazen Susokunan
Inspirar/espirar por la nariz contando al mismo tiempo tanto en la espiración como en la inspiración. Durante 15' sirve de relajación. Puede producir hiperventilación. El ritmo de respiración es 4" inspirar/8" espirar.

Técnica 2: Zazen Zuisokaka
Es la misma técnica que la anterior con la diferencia que solo se cuenta en la expira-ción. Cualitativamente es mas profunda. Tiene efectos sobre la atención/concentración.

Técnica 3: Técnica Amarillo-Azul
Cuando se inspira visualizar en amarillo, cuando se espira en azul. Es importante no obsesionarse, es necesario tener la intención de visualizar. Realizando dos sesiones diarias durante 7 días hay un incremen-to de la atención-concentración en un 60%. El tiempo de realización del ejercicio oscila entre 10' a 15'. No tiene efecto relajante

Técnica 4: Técnica de Regulación
Esta técnica tiene como objetivo principal incrementar la capacidad respiratoria, además podemos conseguir, de forma colateral, una mejora de la autorregulación. Esta técnica se estructura en tres fases y tres o cuatro ritmos (inspirar, contener o retener y espirar). En la primera fase se inspira en 4", se retiene durante 16" y se expira durante 8" (esquemáticamente 4:16:8). Podemos sustituir el tiempo por un conteo mental. Es muy importante realizar una buena contención. El ejercicio ser armónico (se contabiliza el tiempo de forma homogénea). En la segunda fase, se incorpora una fase de apnea: inspirar (4" o conteo), retener (16" o conteo), espirar (8" o conteo) y apnea (4" o conteo). Esta segunda fase, esquemáticamente, se representaría: 4:16:8:4. En la tercera fase se aumenta el tiempo de apnea: inspirar (4" o conteo), retener (16" o conteo), espirar (8" o conteo) y apnea (16" o conteo). Esquemáticamente: 4:16:8:16. A esta fase se accede con mucha practica. Para que las sesiones sean fisiológicamente eficaces se deben de realizar durante un mínimo de 15' diarios.

Técnica 5: Técnicas basadas en el pulso
Esta técnica tiene dos efectos contrapuestos, dependiendo de cómo se estructuren los ritmos, o bien como relajante o depresor de la actividad o bien como activador. Para llevar a cabo esta técnica deberemos tomarnos el pulso (en la muñeca -en la vena radial- o en el pecho o en el cuello -en la vena subclavia-). Al igual que en la técnica anterior consta de cuatro ritmos: inspiración, retención, expiración y apnea. Cuando se utiliza como depresor de la activación o como relajante/calmante, el ejercicio debe realizarse de la siguiente manera: inspirar durante 3 pulsos, retener durante 1 pulso, espirar durante 12 pulsos y apnea 1 pulso. Para usar esta técnica como activador se invierten las duraciones de la inspiración y la expiración, esto es: inspirar durante 12 pulsos, retener durante 1 pulso, espirar durante 3 pulsos y retener durante 1 pulso. Se pueden combinar los dos procedimientos para potenciar una de ellas, para lo cual utilizaremos primero uno de los procedimientos y después el procedimiento que queremos potenciar. De esta manera obtendremos un efecto mayor y mas rápido.


Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 7 · Nº 34   sigue Ü