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¿Competición o cooperación?

Instituto del Profesorado en Educación Física
Córdoba (Argentina)

Julio Vanzan
jvanzan@arnet.com.ar

    En este ensayo pretendemos efectuar una aproximación a la noción de valor examinando las características del juego motor en las intervenciones que se profesan en las clases de Educación Física, sin realizar un examen exhaustivo de las mismas. Seleccionamos esta temática en virtud de la amplia aceptación que tiene en la niñez y por la acabada influencia en el campo de la Educación Física.
    Realizamos una introducción a partir de los valores y su transformación desde la modernidad, hasta lo que ha venido a llamarse, posmodernidad. Incursionamos en las relaciones que se guardan con los principios vertidos en la Ley Federal de Educación, Argentina de 1993 y sus consecuencias al interior de las concepciones que se desprenden, respecto al entendimiento que se tenga, en la dualidad pedagógica, cooperar o competir.
    Recorremos los contenidos, particularmente los actitudinales, en función del alcance que se desprende referido la transversalidad que detentan.
    Finalmente ofrecemos algunos principios alternativos que sintetizan las posibilidades que pueden alcanzarse a partir de la acción y la reflexión, es decir la toma de consciencia de los alumnos/as, que pretende ser generada a partir de la intervención del profesor de Educación Física en la cotidianeidad de las clases.

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 26 - Octubre de 2000
Trabajo presentado en el IIIº Encuentro Deporte y Ciencias Sociales y
1as Jornadas Interdisciplinarias sobre Deporte. UBA - 13 al 15 de Octubre 2000

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Introducción
     Ubicarnos en el contexto posmoderno en que vivimos significa reconocer algún tipo de movimiento e indagar el lugar que ocupan los valores actualmente, esto de algún modo nos permite acercarnos a un intento de reflexión. El régimen de valores necesita ser suficientemente sensible para poderse ajustarse a los cambios sociales y culturales, los cuales necesariamente necesitan pasar por períodos de latencia, desarrollo y crisis, respondiendo mas que a una evolución, a una transformación.

     Las instituciones sociales, entre ellas las educativas, se encuentran desencajadas en esta reestructuración y en esta situación de crisis, provocan conflictos a los sujetos que participan de este movimiento, que obliga al individuo a decidir en sus preferencias produciéndose una reordenación de su sistema valoral (Z. PAREDES, MASSA, 1997)

     Pretendemos efectuar una aproximación a las nociones de valor, educación, actitudes y contenidos para examinarlos particularmente en el juego motor en virtud de la amplia aceptación que tiene en la niñez y por la acabada influencia en el campo de la enseñanza de la Educación Física. El mismo será caracterizado en relación a los componentes del aprendizaje social como marco interpretativo.

     Intentaremos observar la carga ideológica en la formación de valores, en el matiz que adquieren los juegos en sus prácticas cotidianas, entendiendo que en el mismo se cuela un direccionamiento hacia determinados valores de acuerdo al posicionamiento ideológico que adopte el profesor y consecuentemente la relación existente entre su concepción de cultura, sociedad y educación.

     El modo de transmitir esta formación de los valores se encuentra vinculada a la apropiación de los contenidos actitudinales, los cuales son abordados desde determinados contenidos del campo de la Educación Física. Se pretende abordar la influencia de determinados contenidos propuestos por la L.F.E. en el capítulo referido a la Educación Física, particularmente el de los Juegos Motores.

     Finalmente la comparación de perspectivas de abordaje según se trate de competición o cooperación, donde la reflexión sobre nuestras propias prácticas ofrece suficiente confiabilidad para conducirnos en una propuesta educativa y en una pedagogía diferente a aquella en la que fuimos formados, puede constituir el eslabón necesario para la comprensión profunda.


Los valores
     Los valores son considerados como “Una creencia duradera donde un modo de conducta es personal y socialmente preferible a un opuesto modo de conducta”. Estos suelen ser socialmente compartidos aunque también pueden ser individuales, y una persona puede valorar objetos, conductas, actitudes etc., positivamente que para sus conciudadanos carezcan de valor.

    Suponen una concepción de lo deseable, de lo preferible frente a lo opuesto; son preferencias aprendidas en el procesos de socialización. Las personas al relacionarse con otras aprenden a confrontarlos a coexistir y a justificarlos todo en una relación intersubjetiva cargada de significados. De esta manera es que se estructura y organiza una escala de valores.

     Existen tres componentes en los valores: cognitivo, afectivo y conductual, por lo que un sistema de valores surge como resultados de los cambios en la cultura en la sociedad y en la experiencia personal en los contextos más amplios o dispares. La oposición que a veces surge en las instituciones sociales provocan conflicto que obliga al individuo a decidir en sus preferencias produciéndose una reordenación de su sistema valoral. Por ello el valor y el sistema de valores a pesar de la característica de perdurabilidad necesitan ser suficientemente sensibles para poderse ajustar a los cambios sociales y culturales.

     En este sentido el o los sistemas de valores son reestructurados según un componente cultural que es la historicidad de los sujetos que le proporciona la suficiente permeabilidad para que sea reestructurado o cambiado. Los modelos culturales entonces necesitan ser acotados al momento histórico y sobre todo a los contextos sociales y situados en un lugar concreto. Habitualmente decimos que la cultura europea, o americana (Estados Unidos) o latinoamericana son diferentes en virtud de los valores y normas que le dan sentido a esa cultura. En la actualidad la denominación de posmoderno ha proporcionado mas que un cambio, en palabras de Vattimo, una crisis de valores que puede interpretarse como necesaria hacia la búsqueda de una nueva trama de relaciones y por lo tanto un nuevo sistema de valores dominantes.


Del mundo moderno a la posmodernidad
     A partir de la década iniciada en 1980 empezamos a escuchar y a utilizar el término "posmodernidad" o "posmo" para designar algunas manifestaciones culturales. Este "después de la modernidad" no se refiere a los sucesos que posteriores a la modernidad o una ubicación cronológica, sino al descreimiento acerca del proyecto que se originó en la modernidad del siglo XVII y se continuó en la edad contemporánea. Nos referimos a una "cosmovisión" o manera de ver la realización que suponía la autonomía del sujeto, el progreso de la humanidad y la razón como reguladora de todo buena oportunidad de emancipación y liberación de la humanidad. Autores, como Gastaldi, encuentran como puntos positivos que la humanidad haya tomado conciencia de la crisis que padece y que busque una transformación espiritual para superarla.

     Podríamos efectuar un análisis detallado de las implicancias que tienen estas cosmovisiones pero a los efectos de este trabajo creemos que es preciso destacar solo algunas diferencias destacables, las cuales son resumidas en el siguiente cuadro comparativo.

     Estas caracterizaciones constituyen los nuevos desafíos con que se encuentra la educación actual, aunque algunos autores sugieren que este período de crisis se continuará con un período de convivencia de ambas perspectivas para posteriormente ofrecer una nueva perspectiva social.


Educación y valores
     La crisis filosófica fundamentadora de las macrovisiones que los sujetos pretenden adscribir y la fuerte disidencia frente al sistema axiológico vigente, ofrecen poca coherencia con las transmutaciones por las cuales los sujetos sociales se interpenetran, y esto constituye el mayor desafío que cualquier sistema social.

Cuadro 1: Modernidad - Posmodernidad
Sujeto Moderno
Sujeto posmoderno
Sujeto portador de un pensamiento fuerte
Sujeto que participa y cree
Sujeto de la ciencia y la tecnología
Sujeto emisor
Sujeto con conciencia social
Sujeto solidario
Sujeto crítico y comprometido
Sujeto esperanzado, confía
Sujeto espíritu
Vive el futuro
Sujeto que se sacrifica - ahorra
Su preocupación: la angustia y la alienación
Su ideal social: el adulto
Pensamiento débil
Sujeto que descree y no participa en las grandes organizaciones
Sujeto de los medios de comunicación
Sujeto receptor
Sujeto sin conciencia social de clase
Sujeto individualista
Sujeto acrítico y descomprometido
Sujeto desesperanzado en el futuro
Sujeto cuerpo
Vive el presente
Sujeto hedonista - vive a crédito
Su preocupación: el aburrimiento
Su ideal social: el adolescente

     Es decir que no disponer de alguna concepción de valores en la cual sustentarse, es el síntoma más importante y notable de la hoy llamada "crisis educativa"; de ahí la relevancia del tema. La existencia de una escala de valores sumada a una concepción de persona que la sostenga, y permita, tanto al alumno como a los demás miembros de la comunidad educativa, reconocerse como tales, es el marco de referencia más inmediato y necesario para cualquier proyecto educativo.

     ¿Podemos "pensar nuestra escuela" sin tener en claro los valores que vamos a priorizar en nuestro hacer? En nuestro país a partir de la sanción de la Ley Federal de Educación N° 24.195 (L.F.E.), se reestructuró el concepto de educación, con respecto a la función social que se le asigna a la escuela, que se había construido a partir de la Ley N° 1420.

     En la L.F.E., en su articulado subraya, “ ... igualdad de oportunidades ... equidad ... la integración ... convivencia social pluralista y participativa ... respeto a la integridad, libertad de conciencia ... desempeño responsable ... solidaridad y cooperación ... uso responsable de la libertad1..., conceptos, que sin duda, tienden a la socialización de los sujetos y la necesidad de reconocer el ser individual.

     Estas expresiones se relacionan con un aprendizaje social, entendiendo al mismo como el conjunto de principios, normas y actitudes en general que se reclaman para la escuela, como la institución capaz de reproducir los valores pensados para este tipo de sociedad, y adecuado para ser inducido a los sujetos individuales, construidos en la relación intersubjetiva.

     Como sabemos, detrás de cada sistema educativo encontramos una filosofía que lo sustenta y le da coherencia, que posee una concepción del hombre, del mundo y de la sociedad; en definitiva, que le da sentido y propósito al sistema, le da un “para qué" a partir del cual se determinarán los objetivos, los contenidos, las metodologías, etc.

     Por otra parte, recordemos que la palabra pedagogía está conformada etimológicamente por dos vocablos griegos: paidós", que significa "del niño", y por el verbo "ágo", que significa "conducir", "empujar". De este mismo verbo deriva la palabra griega "axios", que significa "lo valioso, digno", y de ésta, a su vez, "axiología" o teoría de los valores. "Pedagogía" y "valor" se encuentran unidas en su génesis etimológica, de allí que no se pueda interpretar la educación sin una axiología que la sustente. Surgen a partir de esto diversos interrogantes:

     ¿Los valores de hoy son los mismos de siempre? ¿Hay valores universales? ¿Cómo se determina un valor? ¿Pueden lograr validez por el simple consenso o acuerdo social? ¿Hay coincidencia entre los valores que la escuela debe transmitir y los que predominan en la sociedad de hoy?


Los contenidos educativos
     Los contenidos referidos a la persona y sus capacidades de conocer, querer, elegir, sentir, crear, expresar, valorar, comunicarse, trascender, son tan complejos y significativos que, en realidad, impregnan todas las temáticas de una formación. La dimensión social, la interacción con los otros, desde el grupo familiar pasando por todas las formas de grupos sociales, todas las expresiones de sociabilidad que pueden darse en el currículo escolar, serán los componentes esenciales del desarrollo personal en relación a otro.

     ¿A cuál de los contenidos referidos a la vida democrática, a la conservación ambiental, a la no discriminación, al cuidado de la salud, a la educación para el amor, el tema de la persona, le es ajeno cualquier asignatura?

     En todas las actividades de las distintas áreas de la EGB encontramos contenidos educativos que involucran formas de socialización y de afirmación de la identidad personal. El desafío para el docente de todos los niveles del sistema es, desde cualquier tema, fortalecer el conocimiento de sí mismo y la sociabilidad básica.

     Una característica típica de la persona es su dimensión valorativa, su capacidad de ver, juzgar y actuar en función de valores, fundamento de su condición de ser libre y responsable. La búsqueda de la verdad, el bien, la dignidad de las personas, el amor, la paz, la convivencia, injusticia, la libertad, la tolerancia, son valores reconocidos universalmente, que la escuela en una sociedad democrática tiene que promover.

     Con respecto al tema de las normas encontramos tanto en la L.F.E. como en las diferentes capítulos de los C.B.B. de la E.G.B. que se incluyen contenidos referidos a la organización social y a la convivencia cotidiana. Recordemos que la adquisición de las normas es progresiva y supone su conocimiento, su comprensión, su aceptación reflexiva y su respeto.

     Temas como la Constitución Nacional y declaraciones y pactos referidos a los derechos humanos tendrán mayor sentido en la medida en que la construcción de las normas de convivencia se haya vivido positivamente. En el capítulo de la Educación Física, el bloque de los juegos motores, por ejemplo los contenidos que incluyen la oportunidad de acordar, criticar y elaborar las normas que hacen referencia a los grupos en situaciones concretas, tendrán mejores posibilidades de comprensión sobre aspectos más generales sobre la sociedad en su conjunto.

     En cuanto a los procedimientos propios del área educativa, apuntan al logro de competencias de significación social que permiten a los alumnos comprenderse a sí mismos, a la naturaleza y a la vida sociocultural a través del desarrollo de su pensamiento lógico, reflexivo, crítico y creativo. El discernimiento sobre situaciones complejas y conflictivas para elaborar juicios personales, se desarrollará a la de la capacidad de diálogo y argumentación.

     Desde el simple análisis de situaciones de la vida cotidiana en que se manifiesten valores, la reflexión acerca de normas, valores, costumbres de la comunidad, hasta la discusión racional sobre principios que subyacen en las acciones y su valor ético, servirán para ejercitar el discernimiento moral.

     Por último, las actitudes que se desarrollarán serán las que tengan coherencia con valores como equidad, justicia, veracidad, libertad, tolerancia, respeto por lo diferente, cooperación, solidaridad, cuidado y respeto personal, por los demás y por la naturaleza. En este aspecto se promoverán actitudes de apertura y comunicación, de diálogo y comprensión, de realización personal a través del trabajo y el desarrollo del saber, a través del intercambio que los sujetos proponen mediante las acciones que se relacionen con la disposición que los mismos adopten para acompañar este proceso.

Los contenidos actitudinales      Toda actitud hacia algo o alguien implica una motivación que orienta la acción un proceso de conocimiento y valoración, junto a una forma de conducta hacia ese algo o alguien. Son contenidos que se refieren fundamentalmente a valores y actitudes que tienen que ver con las normas sociales y que, por lo tanto, exigen una reflexión crítica sobre la realidad social.

     En el libro de Temas transversales y desarrollo curricular, editado por el Ministerio de Educación y Cultura de España se cita que, “La educación debe posibilitar que los alumnos y las alumnas lleguen a entender estos problemas cruciales y a elaborar un juicio crítico respecto a ellos, siendo capaces de adoptar actitudes y comportamientos basados en valores racional y libremente asumidos.

     Dice M. Moreno en la obra ya mencionada: “Los temas transversales que constituyen el centro de las actuales preocupaciones sociales, deben ser el eje en torno al cual gire la temática de las áreas curriculares, que adquieren así, tanto a los ojos del profesorado como del alumnado, el valor de instrumentos necesarios para la consecución de finalidades deseadas.”

     La transversalidad metodológica, no depende tanto del trabajo intelectual del docente para establecer relaciones interdisciplinarias, sino de su capacidad para utilizar técnicas y estrategias metodológicas que sirvan, por sí mismas, en la comunicación pedagógica, para transmitir los conceptos y procedimientos que se pretende enseñar y para promover las actitudes que se espera lograr. Por ejemplo, la manera de enseñar y de relacionarse con los alumnos de un profesor de matemática, biología, educación física o cualquier otra clase, está "enseñando" principios de convivencia social.

     Aceptada esta visión globalizadora de la transversalidad, el planteo de la formación para la vida plena de "personas íntegras y buenos ciudadanos", nos permitirá enfocar el tema desde otra perspectiva: en vez de preocuparnos por cómo introducir ciertos "temas" de significación social en las áreas del currículo escolar, de cómo relacionar la formación acerca de la persona, los valores y las normas sociales con las distintas disciplinas, empezaremos a pensar modos operativos en que todas las áreas puedan contribuir dinámicamente para que nuestros alumnos sean capaces de elaborar su propio proyecto de vida (Z. PAREDES, C. MASSA, 1997).

     No podemos entonces dejar librado al azar la construcción de valores solamente sobre el contexto familiar, pues la escuela sitúa su responsabilidad social sobre la reproducción de los valores que se creen socialmente significativos para el avance de la sociedad y la cultura. Por lo tanto los modos operativos de desarrollar esta perspectiva parece posible de acuerdo al trabajo sobre las actitudes como contenidos que la institución escolar debe promover y organizar.

     Sería dogmático decir como es posible lograr esto si estructuramos una propuesta cerrada, por el contrario encontramos mas acertado acercar directrices que orienten estas acciones. Para ello proponemos la incorporación de palabras fuertes que a su vez conceptualizan y sirven de guía a la acción didáctica y sean promotoras de recontextualización, revisión y transformación de propuesta pedagógica.

     Lyotard Para salir del relativismo subjetivista recurre al consenso, es decir cuando los miembros de una comunidad dan el consentimiento, conformidad y esto se convierte en una base objetiva de los valores. Por su parte Habermas critico de la posmodernidad advierte la necesidad de ahondar en una ética universal, comunicativa y dialógica. Señala este autor que existe un subsuelo comunicacional que nos permite encontrarnos mediante nuestra razón dialógica. Esto es posible mediante la argumentación que proporciona, mediante el diálogo, el esclarecimiento racional y a la convicción moral necesaria para legitimar la norma.

     Otra vertiente proveniente de la lingüística refiere al discurso como compatibilizador de las diferentes alternativas disponibles, que necesariamente deben estructurarse en una lógica social y suponen opciones políticas. En este sentido los discursos posmodernos son altamente conflictivos para las personas habitualmente en su cotidianeidad; las noticias y las denuncias, generalmente bajo la óptica de los medios de comunicación masiva, son componentes que afectan la conciencia social de los sujetos. Esto es producto de la desconfianza que tiene los sujetos sociales de la institución que en la modernidad ofrecía respuestas acabadas respecto al conocimiento y su relación con la producción.

Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 5 · Nº 26   sigue Ü