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Influencia del nivel de desarrollo cognitivo en la toma |
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Profesor de Educación Física por el Instituto del Profesorado en Educación Física de Córdoba, Argentina. Master en Ciencia del Movimiento Humano por la UFSM - Profesor del Departamento de Pedagogía de la Universidad Regional del Noroeste del Estado de Río Grande do Sul. UNIJUÍ |
Fernando J. González
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Resumen |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 25 - Setiembre de 2000 |
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Trabajo publicado en la Revista Movimento, Porto Alegre, v. 10 , n. 1, p. 3 -14, 1999.
1. Introducción
1.1. Definición del Problema
Los estudios de los cambios en las manifestaciones motoras, como producto del desarrollo humano, se constituyen en una importante área del conocimiento, que interesa tanto a profesionales ligados a las actividades motoras, particularmente a aquellos que trabajan con niños, como a los estudiosos del desarrollo en general. Muchas investigaciones se han sido realizadas en los últimos años, estableciendo que el desarrollo motor del individuo debe ser entendido dentro del sistema de desarrollo humano (Williams, 1983; Cratty, 1986; Ruiz, 1987; Gallahue, 1989) y dentro de una relación indisociable entre estos aspectos. Así, el desarrollo del ser humano afecta los componentes de su motricidad (procesos psicofísicos de control y regulación de los movimientos y el producto: movimientos observables) y las actividades perceptivo-motoras o de movimiento colaboran en general para el desarrollo integral de la persona.
La enorme cantidad de movimientos cotidianos, gestuales, lúdico motores, expresivos, deportivos, de trabajo tienen una característica común, pues son elementos constituidos de conductas en las cuales el individuo participa de forma integral (Meinel y Schnabel, 1988). Por eso, los desempeños motores deben ser interpretados como manifestaciones de la personalidad, que serán modificados por el desarrollo del individuo como un todo. Meinel y Schnabel (1988) sostienen que las actividades del movimiento, al originarse en el mismo sistema de regulación que las demás conductas humanas, hacen que los conceptos sobre regulación válidos para éstas también sean válidos para el movimiento.
Basándose en la psicología cognitivista, diferentes autores (Marteniuk, 1976; Meinel y Schnabel, 1988; Schmidt, 1992; Hotz apud Ruiz, 1994 entre otros) han desarrollado modelos que intentan explicar cuales son los mecanismos que participan en la regulación de las conductas motoras. En estas propuestas, pueden ser identificados genéricamente tres mecanismos envueltos en el tratamiento de las informaciones, que corresponden a diferentes fases de ese proceso: la fase perceptiva, responsable de la síntesis aferente de las condiciones externas e internas; la fase de la toma de decisión, encargada de analizar la situación y programar el movimiento en relación al objetivo respectivo de la acción; y por último, la fase efectora responsable de la ejecución del movimiento planeado.
Como expresa Gabbard (1992, p.211), “the most sophisticated mental operation is that of programming”, de la cual se encargan los mecanismos responsables de la fase de la toma de decisión y, en sentido amplio, “programming can be defined as cognitive processing that results in the formulation of a thought, cognitive expression, or motor program” (ídem, p. 211), destacando que el mayor determinante psicológico en la habilidad para la programación es la cognición.
Ampliamente conocida, la teoría de la psicología genética desarrollada por Jean Piaget establece, considerando el desarrollo cognitivo, que el sujeto, en su evolución, pasa por una serie de estadios o períodos de desarrollo (Piaget, 1986). Los estadios identificados son el sensorio motor, el pre-operatorio, el operatorio-concreto y el formal, que se caracterizan por presentar estructuras de funcionamiento cualitativamente diferentes y, en consecuencia, lógicas diferenciadas de las del adulto (por lo menos en los primeros tres estadios).
En este estudio son considerados particularmente los estadios pre-operatorio, operatorio concreto y de transición de un estadio hacia otro. A partir de algunas obras de Piaget y comentadores (Flavell, 1982; Ausubel y Sulivan, 1983; Piaget e Inhelder, 1984; Thomas, 1985; Piaget, 1986; Dolle, 1987; Surdi, 1987; Kesselring, 1993), esos períodos pueden, resumidamente, ser caracterizados de la siguiente manera:
Estadio Pre-operatorio (aproximadamente entre un año y medio/dos años hasta los seis o siete años): se inicia con las simbolizaciones gruesas que se presentan en el final del período sensorio-motor y finaliza con las manifestaciones del pensamiento operatorio-concreto durante los primeros años de la iniciación escolar. En este período, el individuo busca organizar sus operaciones con el objetivo de tomar contacto con el mundo de los símbolos. Caracteriza a este pensamiento una fuerte dependencia de los elementos perceptivo sobre los lógicos en la resolución de problemas con objetos concretos, con acentuada presencia del pensamiento egocéntrico y la imposibilidad de descentralización y reversibilidad cognitiva.
Estadio de las Operaciones Concretas (de los siete años a los once o doce años): es el período durante el cual aparecen las operaciones lógicas, los sentimientos morales y sociales de cooperación. “Las operaciones, que tratan este género de problemas, pueden ser llamadas concretas, en el sentido que afectan directamente a los objetos y no hay hipótesis enunciada verbalmente” (Piaget e Inhelder, 1984, p.103). Este estadio, en relación al anterior, se caracteriza por la obtención de la capacidad de reversibilidad y descentralización, viene con una marcada disminución del egocentrismo intelectual, que le permite organizar y estabilizar el mundo de los objetos y de los hechos que lo rodean.
Los denominados períodos de transición, en el desarrollo de los individuos, se caracterizan por ser momentos durante los cuales acontecen los cambios de las estructuras cognitivas, identificando el paso de un estadio a otro, en el cual los sujetos presentan, en la lógica de raciocinio, elementos del estadio precedente y del estadio para el cual el desarrollo se dirige. El pensamiento en transición se caracteriza por una inestabilidad en el uso de las operaciones lógicas utilizadas para describir u operar sobre la realidad, o sea, presenta características tanto de un nivel como de otro. Este estudio, cuando habla de grupo en Transición, se refiere al grupo de sujetos que presentan características del período de cambio o transición del nivel pre-operatorio al operatorio concreto.
Estas formas diferentes de operar con la realidad están manifestadas en todas sus conductas, ya que, en parte, las acciones se orientan basándose en el entendimiento y la interpretación que se tiene sobre las mismas y sobre el mundo exterior. En consecuencia, las alteraciones de las estructuras cognitivas durante la evolución de los sujetos, sin duda, deberían manifestar sus posibilidades de movimiento, particularmente en aquellas actividades en las que participen un mayor número de elementos cognitivos.
Las capacidades motoras no participan de un mismo modo en todas las actividades motoras (Famose, 1992; Sánchez, 1989). Una actividad ludicomotora cerrada, como equilibrarse en una viga, lanzar objetos a un blanco fijo, trasladarse de un punto a otro sin obstáculos y en línea recta, exige determinados procesos cognitivos, pero sin duda, de menor complejidad que las actividades ludicomotoras abiertas, como los juegos de persecución y de situación. Juegos motores de situación se definen en base a la caracterización que Cei et al. (1987) utiliza para los deportes de situación, como actividades ludicomotoras que exigen de los sujetos participantes anticipar las acciones de los adversarios (y compañeros si la actividad fuera en grupo) para organizar sus propias acciones orientadas a alcanzar los objetivos de las actividades lúdicas. Los juegos de situación, como destaca Bunker y Thorpe apud Turner y Martinek (1995, p. 46), presentan su singularidad precisamente en el “decision-making process that precedes the execution aspect”. En forma diferente de las cerradas, las actividades ludicomotoras abiertas exigen particularmente el desarrollo del pensamiento táctico, el cual necesita de una anticipación continua y extremadamente diversificada. Estas actividades ludicomotoras abiertas exigen, para su realización, la apreciación permanente de los proyectos de acción formulados, la programación de las acciones más convenientes para conseguir el objetivo propuesto y la anticipación sobre las acciones que el adversario puede o no realizar, o sea, delinear estrategias para alcanzar un objetivo envuelve sustancialmente el mecanismo de la toma de decisión, en el cual se ve incluida la estructura de operaciones cognitivas. Segundo Thomas (1994, p.205), en los “low-strategy sports” caracterizados como actividades cerradas es más importante para su correcto desempeño la eficiente y efectiva ejecución de la habilidad. Entretanto, en los “high-strategy sports”, tareas abiertas, se tiene la exigencia de enfrentar permanentemente los cambios en la demanda de la tarea y/o en la interacción ofensivo-defensiva y, en consecuencia, con un mayor compromiso de elección de respuesta y toma de decisión. Estos serían los mecanismos más afectados por el desarrollo cognitivo.
En esta perspectiva, Payne e Isaacs (1991) interpretan las situaciones motoras de los niños de diferentes edades en los juegos colectivos de situación, vinculándolas con las características de los estadios de desarrollo cognitivo propuesto por Piaget, sin embargo no mencionan investigaciones que especifiquen el tipo de influencia, describiendo de forma genérica esa relación. Por otro lado, Kamii y Devries (1988) en su libro Juegos colectivos en la primera enseñanza: implicaciones de la teoría de Piaget describen los comportamientos observados en diferentes juegos utilizados en la educación pre-escolar, deteniendo su análisis en la actuación de los niños de acuerdo con sus interpretaciones de las reglas de las actividades lúdicas, la oportunidad y conveniencia de las intervenciones pedagógicas de los profesores durante el desarrollo de los juegos. Lasun (1982) presenta un estudio que busca establecer el tipo de influencia del desarrollo cognitivo, dentro de la teoría piagetiana, en el aprendizaje motor. El procedimiento de la investigación consistió, básicamente, en comparar el aprendizaje y la retención de una tarea motora fina (lanzamiento del dardo) entre grupos mixtos de niños de 8 años, con y sin habilidad de conservación, caracterizando los estadios operatorio y pre-operatorio respectivamente. El investigador trabajó con la hipótesis de que el grupo que “conservara” tendría algún tipo de ventaja en relación grupo que “no conservara”, ya que en el primero están establecidas, de forma mas clara, las nociones de espacio, tiempo, velocidad y distancia, las cuales este autor supone están relacionadas al tipo de tarea desarrollada. Sin embargo, el estudio demostró que no existían diferencias significativas entre los niños de 8 años con habilidad de conservación y no-conservación en el aprendizaje de la tarea seleccionada. No obstante, se entiende que más allá de que el diseño del estudio era adecuado, el tipo de tarea motora seleccionada compromete preponderantemente las capacidades perceptivas y de ejecución y no el mecanismo de decisión, el cual se entiende sea el más afectado por las modificaciones en la capacidad de raciocinio. Algunos otros estudios constataron que el componente cognitivo del desempeño, en deportes de situación, contribuye sustancialmente para la experiencia de jóvenes deportistas (French y Thomas, 1987; Mcpherson y Thomas, 1989).
Así, tenemos de un lado que las acciones motoras, entendidas como manifestaciones de la personalidad, son reguladas por procesos psicofísicos y, particularmente dentro de las actividades de movimineto, son los juegos de situación aquellos que por sus características se ven singularmente sujetos a los procesos de la toma de decisión los cuales, como destacan diferentes autores (Sánchez, 1989; Meinel y Schnabel, 1988; Roth apud Greco, 1995 entre otros), se encuentran directamente vinculados a los procesos cognitivos. Por otro lado, tenemos que la capacidad cognitiva está vinculada al desarrollo, presentando diferentes niveles evolutivos durante el crecimiento (Piaget e Inhelder, 1984), particularmente si son consideradas las diferencias en las lógicas que rigen las fases de desarrollo cognitivo pre-operatorio, transición y operatorio. En consecuencia, tomando estos puntos como referencia, surge una cuestión más que pertinente: ¿ los niños en el nivel de desarrollo cognitivo operatorio-concreto y en transición, clasificados de acuerdo con la teoría psicogenética, difieren de otros en el nivel de desarrollo cognitivo pre-operatorio con relación a las estrategias utilizadas en un juego motor de situación?
1.1.1. Objetivo General
Investigar si las estrategias utilizadas en un juego motor de situación por niños que se encuentran en el nivel de desarrollo cognitivo operatorio-concreto y transición son diferentes de las utilizadas por niños que se encuentran en el nivel pre-operatorio de desarrollo cognitivo.
1.1.2. Objetivos Específicos
Identificar las ideas y argumentos utilizados por niños, clasificados en los estadios pre-operatorio, transición y operatorio-concreto, para justificar las acciones realizadas en un juego motor de situación.
Comparar los tipos de estrategias utilizadas en los juegos motores de situación, que niños en diferentes niveles de desarrollo cognitivo (pre-operatorio y operatorio-concreto) presentan.
Establecer la relación entre el tipo de estrategia utilizada en el juego motor de situación y los tipos de operaciones cognitivas, que caracterizan a cada uno de estos estadios de desarrollo cognitivo.
2. Método
2.1. Caracterización de la Investigación
Este estudio se caracteriza como causal-comparativo, un tipo de investigación “expost facto” (Bisquerra,1989; Gil, 1995, Van Dalen y Mayer, 1981). El procedimiento metodológico de esta investigación consistió básicamente en comparar las estrategias utilizadas para resolver situaciones establecidas por un juego de situación por niños de 6 años de edad que se encuentran en el estadio pre-operatorio, transición y operatorio-concreto, clasificadas de acuerdo con la teoría psicogenética.
2.2. Sujetos
El grupo de sujetos que participó de este estudio estaba compuesto de 20 niños del sexo masculino, con una edad comprendida entre los 73 y 85 meses, alumnos del primer año del nivel primario de una escuela pública de la Ciudad de Córdoba - RA, seis (6) clasificados en el estadio pre-operatorio, seis (6) en transición del estadio pre-operatorio al operatorio-concreto y ocho (8) clasificadas en el estadio operatorio-concreto. Considerándose que en la franja etaria aproximada de seis años de edad, ocurre el pasaje del estadio pre-operatorio al operatorio-concreto (Piaget, 1986), según el ritmo individual, y que en este período, observándose su disponibilidad motora, los niños se encuentran en un mismo estadio de desarrollo motor (Gallahue, 1989), fue utilizada esta faja etaria como criterio de elección para la muestra. Para la diferenciación de los sujetos que se encontraban en el estadio pre-operatorio de los que estaban en transición y en el estadio operatorio fue utilizado el Diagnóstico Operatorio de Piaget, basado en las operaciones de clasificación, de inclusión, de seriación y de conservación (Surdi, 1987; Carraher, 1994).
2.3. Recolección de Datos
Los datos fueron recolectados de la realización de un juego de situación. El juego de situación se caracteriza por la necesidad de utilizar estrategias de acción para conseguir los objetivos propuestos. A partir de esta situación, los niños fueron indagados sobre que ideas guiaban su acción inmediata anterior, cuando intentaban marcar un gol, de la misma forma las ideas que anticipaban la acción del compañero para evitar el gol. También se indagó a los niños sobre cuales eran sus planes para su próximo intento, tanto para atacar , como para defender. De la misma manera, se realizan cuestionamientos para que los niños explicasen el resultado (positivo o negativo) de sus acciones y de las acciones del compañero.
Las preguntas y las respuestas de los niños fueron registradas en una cinta de audio, a través de un micro grabador, en posesión del entrevistador. El entrevistador también registró el relato de las acciones motoras más relevantes de los niños. Fue realizada una filmación de un plano general de la totalidad del campo de juego, con el objetivo de registrar los grados de desviaciones de los niños en cada área de juego.
Para esta investigación fue desarrollado, a través de un Estudio Piloto, un juego motor de situación con características totalmente desconocidas para la cultura del movimiento infantil de la población que fue investigada. El mismo contó con una estructura que privilegiaba, desde una perspectiva del procesamiento de información, las dificultades inherentes a la toma de decisión, teniendo un bajo nivel de complejidad de la tarea, considerando los mecanismos de percepción y ejecución. Dentro de la clasificación de las tareas, propuesta por Sánchez (1989), este juego sería una tarea motora de dificultad fundamentalmente cognitiva.
Después del estudio piloto, se estableció que el juego motor sería desarrollado en una cancha de 20 x 10 metros, de piso liso, dividida en dos áreas iguales por una red elevada a 40 cm del suelo. Con un jugador de cada lado, el juego consistía en lanzar la pelota rodando por debajo de una red, sin salir de los límites del campo, haciéndola superar la línea de fondo del área adversaria. Contrariamente debían evitar que la pelota lanzada por el compañero de juego superase su propia línea de fondo.
2.4. Procedimientos
Los niños fueron evaluados individualmente a través de un Diagnóstico Operatorio para la “construcción” (Gil, 1995, p.118) de los grupos pre-operatorio y operatorio-concreto. Inmediatamente después, identificado el nivel operatorio en que se encontraba el niño, se formó una dupla con otro niño del mismo nivel, para participar del juego de situación. La dupla desarrolló la actividad sin la observación de los demás integrantes de la muestra.
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