Surgimiento y desarrollo del deporte moderno en |
|
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 24 - Agosto de 2000 |
2 / 2
La lucha libre profesional, considerada por muchos más teatro que deporte aunque involucre un cierto grado de preparación física y habilidad, es especialmente destacada en México, pero se encuentra en casi toda Latinoamérica, más notablemente en áreas urbanas.36
En términos generales, estos y otros deportes y el comportamiento deportivo y los valores relatados estaban ligados al esparcimiento errático de las bases de educación física de los Estados Unidos, un resultado de estudiantes latinos estudiando en el norte, o más significativamente en la primera mitad del siglo XIX, de los esfuerzos en todo el hemisferio de la Asociación Cristiana de Jóvenes. Hombres como Federico W. Dickens, un producto del Colegio de Springfield y llamado por Enrique Carlos Romero Brest “el descubridor del deporte argentino”, aceleró la difusión de la cultura deportiva americana, una difusión que se combina convenientemente con las posiciones de Vasconcelos y otros anteriormente citadas.37
Tanto dentro como fuera del campo de juego o las canchas un interesante indicador de la intrusión de todos estos deportes importados dentro de la cultura local fue visto y oído en el lenguaje anfitrión. Sobre un largo plazo, este proceso de adopción lingüística, modificación y fusión ha tomado al menos cuatro formas: la incorporación directa de términos ingleses; la Hispanización (ó Brasilización) o transcripción fonética de vocablos ingleses; la invención de términos más ó menos equivalentes por traducción analítica; y el uso de traducciones figurativas, sintéticas o fonéticas, a veces creando sinónimos falsos.38 Este impacto en el idioma fue mayor entre las personas que adoptaron el fútbol, pero la influencia del béisbol en ciertas áreas fue igualmente notable.39 Y otros deportes, notablemente el golf y el boxeo, del mismo modo modificaron vocabularios e imágenes lingüísticas. Virtualmente en todos los casos, cualquiera sea el deporte o su origen, la nueva fuerza estaba ligada al inglés. Esto podría ser considerado enriquecimiento, aunque en algunos casos provocó caldeadas críticas y campañas para defender las formas más tradicionales del español y el portugués.
VI Basándonos en estas limitadas observaciones, podríamos ofrecer algunas conclusiones generales a cerca de porqué algunos deportes originados en los Estados Unidos fueron aceptados en algunos lugares y porqué no otros deportes y no en otros lugares, y con qué consecuencias. Como ya dijimos, las primeras traducciones con proximidad a E.E U.U. y un amplio modelo de interacción con la sociedad estadounidense parecen haber sido factores influyentes. Además, la frecuencia de viajeros en ambas direcciones elevó la probabilidad de difusión del deporte. Últimamente, los medios de comunicación internacionales aumentaron los contactos y ofrecieron por lo menos mayores oportunidades de préstamos. Y a pesar de la poderosa sociedad yankee y la economía, algunas de estas transferencias llegaron con el aliento y la aprobación de los mismos latinoamericanos. Quinto, la difusión de los deportes desde Estados Unidos a América Latina trajo más que precisamente la forma de jugar de diferentes juegos; implicó en parte la transferencia de ciertas actitudes y valores. Por último, podemos sostener tentativamente que, si sólo en desequilibradas proporciones, la influencia ha sido recíproca en términos humanos, culturales y económicos.
Excepto en casos específicos, a menudo es difícil determinar si en Latinoamérica los aspectos del desarrollo de la cultura deportiva, contrariamente a los deportes mismos, fueron importados desde Europa ó de Norteamérica - y siendo ese el caso, desde cuál de los dos; fueron conscientemente emulados por los innovadores latinoamericanos; ó resultaron naturalmente de la modernización de las estructuras de los deportes dentro de un vasto contexto nacional e internacional. Por ejemplo, ¿qué provocó la construcción de instituciones periodísticas tales como El Gráfico de Argentina ó Placar de Brasil? Obviamente, muchas cosas permanecen sin investigarse.
Como ya escribí en alguna otra parte, y como Guttmann asimismo concluyó, mientras los rasgos observables extrínsecos del deporte son siempre importantes, no debemos ignorar estas cualidades intrínsecas que hacen a ciertos deportes tan atractivos para cierto público: niveles requeridos de habilidad e inteligencia, coordinación corporal, ritmo interno y armonía, movimiento de pelota y otros elementos, vistosidad en la ejecución y el rendimiento, etc.40 Hay algunas cosas en la vida que las hacemos simplemente porque nos divierte, “cosas que amamos porque nos hacen sentir vivos, despiertan nuestros más profundos sentimientos, y nos hacen reír y llorar”41
En resumen, debemos evitar el caer demasiado estrictamente en la búsqueda de una teoría, por riesgo de tomarnos en cuenta demasiado seriamente y perder contacto con el hombre verdadero que hay en nosotros. Mario Vargas Llosa, por ejemplo, concluye en que el problema de intentar intelectualizar el deporte es que “la realidad sobrepasa a la teoría”. Mientras que las teorías son racionales y lógicas, “en la sociedad y en la conducta individual, la sinrazón, la inconsciencia y la espontaneidad pura siempre jugarán un papel”.42 Ariel Dorfman advierte que “si reduces todo a política e ideología, terminas totalizando, escurriendo el misterio de la vida y dando razones convincentes, demasiado fácilmente, para lo que en realidad no tiene explicación ...” 43 Así mismo, Jorge Valdano y Eduardo Galeano advierten que el fútbol - y yo lo hago extensivo a todos los deportes - puede ser arruinado por los seudo-investigadores quienes se equivocan al concebir su realidad emocional y amenazan con destruirlo con su excesiva seriedad, generando al fin aburrimiento.44
Termino con las intuitivas palabras de uno de los novelistas más destacados de nuestra generación, Paulo Coelho quien nos aconseja lo siguiente: “Uno es amado porque sí. No hay razón para amar”45 . Esto es verdaderamente cierto para las personas, y sugiero, al menos en parte debe ser cierto también para los deportes.
Notas
Joseph L. Arbena, “Sports,” pp. 171-175 in Encyclopedia of Latin American History and Culture, Vol. 5, ed. Barbara A. Tenenbaum (New York: Charles Scribner’s Sons, 1996); Francisco López Izquierdo, Los toros del nuevo mundo (1492-1992) (Madrid: Espasa-Calpe, 1992); Ricardo M. Llanes, Canchas de pelotas y reñideros de antaño (Buenos Aires: Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1981).
Allen Guttmann, From Ritual to Record: The Nature of Modern Sports (New York: Columbia University Press, 1978).
Joseph L. Arbena, “Sport in Latin America and the Caribbean,” pp. 463-466 in The Cambridge Encyclopedia of Latin America and the Caribbean, eds. Simon Collier, et al. (2nd ed.; New York: Cambridge University Press, 1992).
William H. Beezley, Judas at the Jockey Club and Other Episodes of Porfirian Mexico (Lincoln: University of Nebraska Press, 1987).
Sobre un sumario sobre las ideas de Vasconceloos y otros Mexicanos, ver Joseph L. Arbena, “Sport, Development, and Mexican Nationalism, 1920-1970,” Journal of Sport History, 18:3 (1991), 350-364. Sobre una mirada general de la educación física Mexicana y su rol en la conformación de la estructura social, ver Luis López Cabrera, et al., “Ensayo histórico de la educación física en México,” pp. 1095-1112 in Geschichte der Leibesübungen, Vol. 6: Perspektiven des Weltsports, ed. Horst Ueberhorst (Berlin: Bartels & Wernitz, 1989).
César Viale, El deporte argentino (contribución a su desarrollo y prosperidad) (Buenos Aires: Librería de A. García Santos, 1922) and La educación física obligatoria impulsaría la grandeza nacional (Buenos Aires: Talleres Gráficos de la Penitenciaria Nacional, 1924); Próspero G. Alemandri, Moral y deporte (2nd ed.; Buenos Aires: Librería del Colegio, 1937).
Matthew G. Shirts, “Futebol no Brasil ou Football in Brazil?” pp. 87-99 en Futebol e cultura. Coletanea de estudos, eds. José Carlos Sebe Bom Meihy and José Sebastião Witter (São Paulo: IMESP/DAESP, 1982); Lincoln Allison, “Association Football and the Urban Ethos,” pp. 203-228 en Manchester and São Paulo: Problem of Rapid Urban Growth, eds. John D. Wirth and Robert L. Jones (Stanford, CA: Stanford University Press, 1978).
Victor Andrade de Melo, “Posibles representaciones sobre el turf en la sociedad carioca del siglo XIX,” Lecturas: Educación Física y Deportes, 3:9 (1998); Julio Frydenberg, “Prácticas y valores en el proceso de popularización del fútbol, Buenos Aires 1900-1910,” Entrepasados: Revista de Historia, VI:12 (1997), 7-27.
Amy Bushnell, “’That Demonic Game’: The Campaign to Stop Pelota Playing in Spanish Florida, 1675-1684,” The Americas, XXXV:I (July 1978), 1-19; Elliott J. Gorn and Warren Goldstein, A Brief History of American Sports (New York: Hill and Wang, 1993).
Para evitar un exceso de palabras y posiblemente construcciones torpes, en el contexto de este artículo aplico el término “americano” a ideas que asocio con los Estados Unidos.
Benjamin G. Rader, Baseball: A History of America’s Game (Urbana: University of Illinois Press, 1992); John P. Rossi, The National Game: Baseball and American Culture (Chicago: Ivan R. Dee, 2000); Jules Tygiel, Past Time: Baseball As History (New York: Oxford University Press, 2000).
Peter Levine, A.G. Spalding and the Rise of Baseball: The Promise of American Sport (New York: Oxford University Press, 1985); William Schell, “Lions, Bulls, and Baseball: Colonel R.C. Pate and Modern Sports Promotion in Mexico,” Journal of Sport History, 20:3 (Winter 1993), 259-275.
El más detallado y comprensivo estudio sobre la historia del baseball cubano se encuentra en Roberto González Echevarría, The Pride of Havana: A History of Cuban Baseball (New York: Oxford University Press, 1999). El enfoque más importante, no sólo sobre los origenes de béisbol, sino también su conexión con la emergencia de la identidad nacional cubana y la ocasional lucha por la independencia de España es aportado por el mismo autor en “Literature, Dance, and Baseball in the Last Cuban Fin de Siecle,” South Atlantic Quarterly, 95:2 (Spring 1996), 365-384 y por Louis A. Pérez, Jr., “Between Baseball and Bullfighting: The Quest for Nationality in Cuba, 1868-1898,” The Journal of American History, 81:2 (September 1994), 493-517. Pérez se explayó sobre sus impresiones sobre la significación del béisbol en la sociedad cubana en On Becoming Cuban: Identity, Nationality, and Culture (Chapel Hill: University of North Carolina Press, 1999). Dos recientes e igualmente estimulantes retratos son aportados por Mark Rucker and Peter C. Bjarkman, Smoke: The Romance and Lore of Cuban Baseball (Kingston, NY: Total Sports Illustrated, 1999) y Milton H. Jamail, Full Count: Inside Cuban Baseball (Carbondale: Southern Illinois University Press, 2000).
Samuel O. Regalado, Viva Baseball! Latin Major Leaguers and Their Special Hunger (Urbana: University of Illinois Press, 1998).
Paula J. Pettavino, “Novel Revolutionary Forms: The Use of Unconventional Diplomacy in Cuba,” pp. 373-403 en Cuba: The International Dimension, eds. Georges Fauriol and Eva Loser (New Brunswick, NJ: Transaction Publishers, 1990).
Paula J. Pettavino and Geralyn Pye, Sport in Cuba: A Diamond in the Rough (Pittsburgh: University of Pittsburgh Press, 1994).
Tom Verducci, “The Power of Pedro,” Sports Illustrated, 92:13 (March 27, 2000), 54.
Alan M. Klein, Sugarball: The American Game, the Dominican Dream (New Haven, CT: Yale University Press, 1991); Rob Ruck, The Tropic of Baseball: Baseball in the Dominican Republic (Westport, CT: Meckler, 1991).
Peter C. Bjarkman, Baseball with a Latin Beat: A History of the Latin American Game (Jefferson, NC: McFarland & Company, 1994).
Ver Alan M. Klein, “Baseball as Underdevelopment: The Political-Economy of Sport in the Dominican Republic,” Sociology of Sport Journal, 6:2 (June 1989), 95-112.
Ver González Echevarría, Pride of Havana, on Cuba and Klein, Sugarball, on the Dominican Republic.
Silvia Spitta, Between Two Waters: Narratives of Transculturation in Latin America (Houston: Rice University Press, 1995).
Urbano Fernández, “La leyenda viviente de Chocolate,” Cuba Internacional, XIII:139 (June 1981), 48-51.
Sobre la popularidad de Dempsey en México, ver Richard V. McGehee, “The Dandy and the Mauler in Mexico: Johnson, Dempsey, et al., y en The Mexico City Press, 1919-1927,” Journal of Sport History, 23:1 (Spring 1996), 20-33.
Luis Amador de Gama, ed., Historia gráfica del fútbol americano en México, I: 1936-1945 (México, D.F.: Olmeca Impresiones Finas, 1982).
Una expresión como ésta continúa siendo de interés mexicano en la revista Yarda 50: La Revista del Futbol Americano de México la cual inicia su publicación en 1999; la edición no. 3 (p. 10) publica un artículo de Marely Marín sobre ‘Fútbol Americano Femenil.”
Francisco Ponce, “Qué horror, caray,” Proceso, 1184 (July 11, 1999), 76.
Mario Longorio, Athletes Remembered: Mexicano/Latino Professional Football Players, 1929-1970 (Tempe, AZ: Bilingual Press, 1997).
Buenos Aires Herald (August 3, 1997), 21.
James Naismith, Basketball: Its Origin and Development (Lincoln: University of Nebraska Press, 1996 [1941]).
Jay R. and Joan D. Mandle, Caribbean Hoops: The Development of West Indian Basketball, Vol. 8 en Caribbean Studies (Langhorne, PA: Gordon and Breach, 1994).
John Bale, The Brawn Drain: Foreign Student-Athletes in American Universities (Urbana, IL: University of Illinois Press, 1991). Sobre la enorme migración de talentos deportivos, ver John Bale and Joseph Maguire, eds., The Global Sports Arena: Athletic Talent Migration in an Interdependent World (London: Frank Cass, 1994); los capítulos específicos sobre las implicaciones en Latinoamerica de estos procesos son autoría de Alan Klein and Joseph Arbena.
Grant Wahl, “One Tough Hombre,” Sports Illustrated, 92:3 (January 24, 2000), 60-63; John Gustafson, “Mas macho,” ESPN: The Magazine, 3:3 (February 7, 2000), 94-97.
Como ejemplos, ver Richard Brunelli, “This Dunkin’ Dominican Stands Tall,” Caribbean Travel & Life, 15:2 (2000), 86-87 y Steve Wulf, “Special Delivery,” Sports Illustrated, 82:2 (January 16, 1995), 48-56.
Michael Bamberger, “Sand Blast,” Sports Illustrated, 87:12 (September 22, 1997), 50-51. En Argentina, la variedad de playa ha hecho grandes progresos; ver, Julio Chiappetta, “Arena, sol y juego,” Noticias de la Semana (January 10, 1993), 144-145.
Fuentes posibles, aunque no muy académicas, sobre lucha libre profesional en México, tenemos Blue Demon: Memorias de una máscara (México, D.F.: Clío, 1999), Rafael Olivera Figueroa, Memorias de la lucha libre (México, D.F.: Costa-Amic Editores, 1999), y Heather Levi, “Sport and Melodrama: The Case of Mexican Professional Wrestling,” Social Text, 15:1 (Spring 1997), 57-68.
Jorge Saraví Riviere, Aportes para una historia de la educación física, 1900 a 1945 (Buenos Aires: IEF Nº1, 1998); cita en p. 69. Sobre el papel de YMCA en el deporte mexicano, ver Maurice A. Clay, “Sport and Physical Education in Mexico,” pp. 405-423 in Sport and Physical Education Around the World (Champaign, IL: Stipes Publishing Co., 1980). La importancia del viaje en ambas direcciones para la difusión de los deportes modernos The importance of travel in both directions in the diffusion of modern sports en toda América Latina es enfatizada en Richard V. McGehee, “The Impact of Imported Sports on the Popular Culture of Nineteenth- and Early Twentieth-Century Mexico and Central America,” pp. 85-111 en Strange Pilgrimages: Exile, Travel, and National Identity in Latin America, 1800-1990s, eds. Ingrid E. Fey and Karen Racine (Wilmington, DE: Scholarly Resources, 2000).
Joseph L. Arbena, “Sports Language, Cultural Imperialism, and the Anti-Imperialist Critique in Latin America,” Studies in Latin American Popular Culture, 14 (1995), 129-141. Ver también, Arbena, “Sport and Sport Themes in Latin American Literature: A Sampler,” Arete: The Journal of Sport Literature, V:1 (Fall 1987), 143-159.
Sobre un comentario implícito en el 'brutalization' de español colombiano como un resultado de la expansión de la jerga del béisbol, ver Roberto Montes Mathieu, “El cuarto bate,” pp. 29-38 en El Cuarto Bate (Bogotá: Plaza & Janes, 1985).
Allen Guttmann, Games and Empires: Modern Sports and Cultural Imperialism (New York: Columbia University Press, 1994); Joseph L. Arbena, “History of Latin American Sports: The End Before the Beginning?” Sporting Traditions, 16:1 (November 1999), 23-31; Joseph L. Arbena, “Meaning and Joy in Latin American Sports,” International Review for the Sociology of Sport (2000), forthcoming.
Juan Sasturain, “Desde el túnel”, en El día del arquero (Buenos Aires: Ediciones de la Flor, 1986), p. 5.
Mario Vargas Llosa, Making Waves, ed. and trans. John King (New York: Farrar, Straus and Giroux, 1996), p. 167.
Ariel Dorfman, Heading South, Looking North: A Bilingual Journey (New York: Farrar, Straus and Giroux, 1998), p. 259.
Jorge Valdano, Los cuadernos de Valdano (Madrid: Aguilar, 1997), pp. 23-24; Eduardo Galeano, El fútbol a sol y sombra (Montevideo: Ediciones del Chanchito, 1995).
Paulo Coelho, The Alchemist: A Story About Following Your Dream, trans. Alan R. Clarke (New York: HarperFlamingo, 1998 [1988, 1993], p. 123.
| Inicio |Otros artículos de Joseph Arbena
sobre Historia | sobre Estudios Sociales
revista digital · Año 5 · N° 24 | Buenos Aires, agosto de 2000
© 1997-2000 Derechos reservados