Un enfoque hacia el desarrollo integral del adolescente
Valeria Recaré

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 23 - Julio 2000

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    Como consecuencia de ésto, Wenzel señala que el proceso de promoción de la salud deberá ser orientada en 3 dimensiones ante la conducta de riesgo:

  1. Conciencia de riesgo: el bienestar va a depender de las posibilidades de concienciar acerca de los riesgos a asumir para obtener la salud. La conciencia de riesgo “es una habilidad personal para identificar el propio potencial para colaborar con otros en la creación de condiciones y estilos de vida que conduzcan a la salud”. Se debe impulsar a los jóvenes a que trabajen con miras a definir sus propias necesidades, y a participar desde ellas en un accionar comunitario tendiente a la salud. El adolescente debe ser un actor, y no un mero espectador de su propio proceso de salud.

  2. La valoración-evaluación del riesgo: es la capacidad personal, adquirida en el proceso de concienciación, que le permitirá evaluar qué riesgos está dispuesto a asumir, cuáles dejará de lado, y las consecuencias directas e indirectas de esta decisión.

  3. El control de riesgo: será el resultado del proceso de concientización y valoración que se manifestará en la forma particular en que organizará su estilo de vida, con los límites de riesgo generalmente aceptados. Al contrario de lo que pudiera suponer el adulto, este control no está centrado en certezas fijas e inamovibles, sino en que la vida cambia constantemente, y que los límites de riesgo, varían también continuamente.


3.2. La adolescencia y su potencialidad

    D. Winnicott, psicoanalista inglés, plantea que la sociedad debe hacerse cargo de la crisis de la adolescencia, aceptarla como un hecho normal, y va más allá, al decirnos que se debería evitar todo intento de remediarla. No es cuestión de “curar la crisis", ni de combatirla, ni de cortarla. Se trata de acompañarla y -si halláramos la manera- de utilizarla para que el adolescente obtenga el mayor provecho de ella.

    La adolescencia trae consigo un gran caudal de posibilidades y potencialidades, una capacidad infinita de cambio y cuestionamiento que permite generar y promover nuevas estructuras.

    Pero la información sola, sin estar acompañada por un proceso de educación, puede reforzar sentimientos de inseguridad, impotencia y ansiedad. Se debe estudiar cada grupo en su especificidad a fin de captar por dónde pasan sus intereses, por dónde transcurren sus posibilidades y sus proyectos de cambio, a fin de que esa información esté orientada hacia sus miras mediatas e inmediatas y favorecer así la elaboración. Deben ser los jóvenes quienes a partir de los elementos que les podamos brindar, y de aquellos que encuentren en su transcurrir cotidiano, los que forjen su propio estilo de vida, ya existen múltiples estilos que conducen a la salud y cada uno vivirá desde aquel que ha podido construirse.

    Debemos reemplazar el modelo de autoridad por el de responsabilidad: un docente que participe con los jóvenes, que pueda escucharlos, que pueda absorber sus demandas, y generar así la autoestima y la autoconfianza. El enfrentar el riesgo depende también en gran parte de la posición emocional frente a las situaciones. Si el joven se encuentra motivado en un lugar personal de confianza, y con muchas opciones participativas en su vida cotidiana, podrá enfrentarlo con más éxito. La falta de alternativas y la frustración son una fuente importante de riesgo para la salud, no sólo del joven, sino de la comunidad toda.

    En estos dos últimos párrafos quedan expuestos los principios que consideramos de suma importancia ya que representan los cimientos de nuestro trabajo, la forma que enfrentaremos este desafío, y los objetivos que nos propusimos cuando nos planteamos un proyecto de trabajo con adolescentes.


IV. Una propuesta educativa

4. Delimitación de objetivos y estrategia a seguir.

    Para unos y otros, el tiempo libre, y cuanto gira a su alrededor, se presenta con un doble significado: puede ser un tiempo de posibilidades educativas y humanizadoras, o bien, algo dirigido y manipulado por intereses que responden a la simple producción y consumo, y que falsean la jerarquía de valores.

    Todo eso nos hace ver la necesidad de considerar con profundidad la realidad del tiempo libre, superando aspectos de pasividad y manipulación, y desarrollando sus posibilidades creativas y educativas como uno de los espacios privilegiados de humanización.

    La educación en valores cobra especial significatividad en los ambientes de tiempo libre, concretados en asociaciones y centros juveniles.

    Comprendiendo a la persona como un ser relacional, de entre los múltiples valores que pueden ser ofertados a través de las entidades de tiempo libre, cabe destacar aquellos que surgen cuando la persona se relaciona consigo misma, con los demás y en el medio.

    Estos valores, sugeridos desde la vivencia del tiempo libre, son una auténtica alternativa a otra serie de contravalores que en nada facilitan el crecimiento personal.

    Ahora bien, son numerosos los factores que propician en los adolescentes valores y habilidades incompatibles con la participación y el ejercicio de una ciudadanía responsable. Somos conscientes que para ello es necesario procurar el “desaprendizaje” de los mensajes predominantes a partir de cuestionarlos, de descubrir su lógica y su manera de operar sobre los pequeños grupos o los colectivos sociales en los cuales actúa el adolescente y los jóvenes.

   Por todo esto, me parece oportuno destacar algunas oportunidades, que a mi entender, permiten al adolescente desarrollar su autonomía, criterio propio, inserción activa en un entorno social más amplio, la posibilidad de ser un hacedor de cultura, protagonista de su formación, comprometido con lo que le pasa a él y a lo que lo rodea.

   Con esto me refiero a la promoción y puesta en marcha de proyectos participativos con jóvenes; los cuales, no solamente se definen a partir de la sistematización de modalidades de trabajo que generan en los sujetos la ilusión de estar participando, sino también con relación a reales aprendizajes, más profundos y significativos. Es decir, que nuestra tendencia será a trabajar desde las opiniones y reflexiones, para lograr una elaboración superadora de las vivencias y los preconceptos individuales. El compartir los conocimientos con otras personas hace que los conceptos pierdan su carácter abstracto y se tornen cada vez más concretos y ricos en contenidos reales.

   Frente a esta situación me propongo llevar a cabo un estudio sobre el análisis de los valores humanos o naturales que promueven las conductas adaptativas en las actividades en el medio natural.

   El objetivo principal es conocer cómo es el proceso en el que se desencadenan algunas relaciones que se establecen entre el adolescente consigo mismo, con sus pares y con el medio, en una situación diferente como puede ser un proyecto participativo en el medio natural.


4.1 Consideración del criterio de observabilidad

   Teniendo en cuenta dos criterios de observación, (Anguera, M.T.) directa e indirecta, el planteo fue cuál sería el que emplearíamos para el siguiente estudio. Utilizaremos los dos criterios, lo que nos permitirá obtener una gama de datos más amplios y específicos de cada tema que nos interesa, ya que algunos datos se adaptan a un criterio y otros a otro. También es importante aclarar que en función de esto se utilizarán varios instrumentos distintos.

   El vídeo, los micrófonos o los autoinformes, cuando la actividad nos permita aprovechar alguna de estas posibilidades, serán una de las formas de observación indirecta que utilizaremos. A mi entender estos son instrumentos que facilitan el registro ya que permiten una amplia visión de lo sucedido; por ejemplo al observar o escuchar varias veces una cinta. Aunque también tiene sus desventajas, como puede ser el límite de abarcar, en una situación grupal, aquellas conductas moleculares que se producen en los sujetos, o también aquellas sensaciones que muchas veces no son fácilmente observables con la utilización de estos medios. Además, es muy importante tener en cuenta en este caso que la observación se debe llevar a cabo con la mayor naturalidad posible, de manera que quede reflejada en el estudio la realidad de la situación que se está investigando. Esta aclaración se debe a que muchas veces los sujetos no son espontáneos cuando saben que los están observando; esta situación provoca sesgos en la investigación y hablaremos de este tema en otro apartado.

   Frente a esta situación, sería interesante plantear un sistema de indicadores, el cual nos permitirá, a través de manifestaciones externas, registrar aquellas conductas que nos resultan difíciles de observar. Este criterio requiere de un grado muy alto de interpretación de la situación por parte del observador; por este motivo se utilizarán diferentes recursos para lograr mayor objetividad en la investigación.

   También se hará un análisis sobre los recursos necesarios para llevar a cabo el proceso de observación directa, en donde predomina el componente perceptivo frente al interpretativo. Aquí el sesgo podría efectuarse en la capacidad de observación de los investigadores, por eso es sumamente necesario trabajar con personas especializadas o entrenadas.


Aspectos que caracterizan un óptimo proceso de observación

   La preservación de la naturalidad del contexto en que se dan las conductas a observar.

   Generar una atmósfera, distendida y en cierta manera “lúdica”.

   Las tareas que se quieran presentar han de ser adecuados en cuanto a la carga física, emotiva, cognitiva y relacional a las características propias de los individuos a los que dichas tareas son aplicadas.

   Evitar las situaciones, comprometidas en exceso o traumáticas, así como la pasividad y el crear una atmósfera típica de examen.


4.2 Asignación del nivel de conducta

   A la hora de definir cuál será el nivel de conducta a observar se me plantean varias inquietudes. Una de ellas se basa en que, si lo que intentamos es conocer cuáles son los valores humanos o naturales que promueven las conductas adaptativas en la actividades en el medio natural con adolescentes, es necesario saber cuál es el proceso interno que se produce en el sujeto para actuar de una u otra manera, en referencia a los valores y actitudes. A mi entender, a toda conducta adaptativa le precede una actitud frente a una situación (si entendemos a estas como la intención de llevar a cabo algo), que a su vez está motivada por determinados valores. Otra de mis inquietudes parte de la base de que mi interés no radica en conocer cuáles son los resultados que provocan estos valores en la participación de actividades en el medio natural, por lo menos por ahora, sino que la intención es conocer el proceso interno que se producen en la persona, desde sus actitudes y valores, al realizar este tipo de actividades.

   Frente a esta situación, el siguiente estudio estará dividido en diferentes partes, en las cuales se observarán, según el desarrollo de la actividad, diferentes actitudes y conductas, dependiendo de los objetivos establecidos para cada sesión. Cada uno de estos objetivos estará relacionado y tendrá un significado según el momento que ocupa en la investigación.

   Cuando hagamos referencia a los niveles de conducta y a la hora de definir cuales serán aquellas que observaremos en este estudio, deberemos, por lo tanto referirnos a conductas molares, ya que lo que observaremos es el sujeto en la actividad, en donde se involucra todo su cuerpo, sus actitudes, sus valores, las interacciones con el grupo y con el medio.


4.3 Establecimiento de requisitos

4.3.1 Temporalización

   Los participantes asistirán a un centro juvenil a partir del mes de marzo un día en la semana. La actividad estará planteada anualmente, teniendo en cuenta el curso lectivo escolar. Por lo tanto culminará la 2da semana de diciembre y tendrá un receso en el mes de julio.

   Durante el mes de marzo y abril se realizará un diagnóstico del grupo en el que se observarán experiencias previas, habilidades y aptitudes físicas, valores y motivaciones respecto a las actividades en el medio natural y al trabajo en grupo, conocimientos respecto de diferentes zonas. La dinámica utilizada en esta etapa se desarrollará en el marco de reuniones en el centro en las que se propondrán charlas y debates, y también salidas al medio natural.

   En mayo se prepararán actividades en donde todos los participantes, inclusive los profesores o coordinadores de la actividad presenten propuestas de actividades de acuerdo a sus necesidades, intereses y motivaciones, y se intentará elaborar un programa de actividades para el resto del ciclo.

   En los meses de junio, agosto y septiembre se realizará la preparación de la salida al medio natural. En esta etapa adquiere mucha importancia el trabajo en grupo, la organización de las tareas será clave para el desarrollo de la actividad, así también como las relaciones personales y grupales que se produzcan en estas situaciones.

   En el mes de octubre se realizará la actividad principal en el medio natural y el mes de noviembre será propicio para hacer una recopilación de todos los datos registrados durante la experiencia para luego analizarlos y realizar una presentación en el mes de diciembre.

4.3.2 Situación de observación

   En principio haré una descripción, aunque no sea muy detallada debido a que no cuento con los datos suficientes, por el momento en el que me encuentro dentro del proceso de investigación.

   Este estudio se realizará en la cuidad de Bariloche, Río Negro, República Argentina. Los participantes, refiriéndonos a los jóvenes, son residentes en la zona que se encuentra este centro juvenil y se han acercado por diversos motivos, generalmente sociales. También es importante destacar que los profesores o coordinadores de esta actividad son residentes en la zona, profesionales en el área educativa y de las actividades físicas y son remunerados por los socios del centro y una subvención estatal.

   Todas las actividades que se realicen tendrán el principio básico de realizarse en grupo, aunque el planteamiento requiere muchas veces de objetivos en el ámbito individual. Las mismas se plantearán en un medio diferente al que los jóvenes frecuentan ya que nuestro interés reside en observar aquellas conductas que requieran un nivel de adaptación a la realidad, que en el medio natural se presenta en condiciones distintas y cambiantes.

4.3.3 Constancia inter e intra-sesional

   Respecto a la homogeneidad entre las diversas sesiones, pretendemos seguir una línea respecto a los objetivos que se planteen para todo el estudio, así como aquellos específicos de cada sesión y los que tendrán relación con la anteriores o las siguientes.

4.3.4 Disrupciones temporales

   Cuando hablamos de una disrupción temporal, decimos que existe la posibilidad de un corte o interrupción de la sesión, por causas externas o ajenas a nuestra facilidad de impedir esa situación, y que puede o no afectar al proceso de observación.

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