El Aikido como propuesta de trabajo y
aproximación a la iniciación deportiva
en el aula de Educación Físical

Juan Antonio Párraga Montilla*
jparraga@ujaen.es
Gabriel Morago Lázaro**
adrede@teleline.es
(España)

* Doctor en Educación Física por la Universidad de Granada. Profesor de la Universidad de Jaén. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamento de Didáctica de la Expresión Musical, Plástica y Corporal. Area de Educación Física y Deportiva.
** Maestro especialista en Educación Física. Tercer dan de Aikibudo por la Federación Madrileña de Lucha. Entrenador Nacional de Aikibudo por la Federación Madrileña de Lucha.

Resumen:
    En este artículo se analiza la importancia que tiene la correcta adecuación de los contenidos de enseñanza propuestos en el contexto escolar y su relación con contenidos específicos en Aikido.
    Se propone un análisis de los contenidos técnico-tácticos básicos a trabajar, así como su adecuación a las distintas etapas educativas. Estos se caracterizan por una gran riqueza y variedad de movimientos, así como un alto grado de variabilidad y adaptación de los mismos, debidos a la continua variación contextual provocada por las acciones del adversario, que condicionan la necesidad de abordar la enseñanza de la manera más próxima a la realidad constitutiva de este deporte. Entre las características más sobresalientes, como referencia de enseñanza, merece destacar el gran dominio corporal necesario, así como el dominio en el uso de implementos, en relación y ajuste permanente a un adversario y en un espacio determinado. Concluimos con algunos ejemplos prácticos de aplicación en una clase de educación física.

Palabras clave: Aikido. Iniciación deportiva. Sistema educativo. Enseñanza primaria. .

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 22 - Junio 2000

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1. Introducción

    La calidad de un sistema educativo, y por tanto del modelo de enseñanza que en él se pretenda, estará en estrecha dependencia con el diseño de la configuración interna de éste, de su trascendencia y extrapolación al exterior. Su adaptación y adecuación, a la realidad social, debe ser una característica que ofrezca las suficientes garantías de funcionalidad y la adecuada capacidad de flexibilidad para posibilitarlo como un óptimo instrumento de innovación educativa.

    El actual diseño educativo español se caracteriza por la ordenación del programa teórico o currículo y la práctica educativa o programa. En él se plasman los puntos de referencia que deben guiar el proceso educativo pero aportando, al mismo tiempo, la autonomía docente necesaria para ajustarlo, en función de las necesidades, a cada realidad educativa.

    La autonomía programática del docente le habilita para organizar y estructurar los contenidos de enseñanza, de la manera más eficaz en función de su realidad contextual, con el propósito de conseguir los objetivos diseñados. En el área de Educación Física, en la etapa de primaria, los contenidos de enseñanza se caracterizan por su dimensión de globalidad y, al mismo tiempo, por su interacción o interdisciplinariedad pero además por su tratamiento intradisciplinar, concretándose en tres grandes bloques: El Juego, Conocimiento y Desarrollo Corporal y Salud Corporal. Estos son recogidos y expresados de forma explícita en el Decreto 105/92 de 9 de Junio de 1992 (LOGSE, 1990).

    Las estrategias de enseñanza deberían garantizar, por tanto, el aprovechamiento de los medios y los recursos necesarios para satisfacer los objetivos perseguidos con la mayor eficacia y economía de esfuerzo. En este sentido, se articula un tratamiento de los contenidos que posibilite la formación desde la triple perspectiva: conceptual, procedimental y actitudinal, al objeto de contribuir al aumento de las capacidades de los alumnos/as de una manera integral.

    En esta línea debemos procurar la utilización, en cada momento del proceso, de los elementos más adecuados para garantizar la óptima gestión de los contenidos, perfilando su adecuación y conexión con los objetivos propuestos. Precisamente, uno de los contenidos de enseñanza que se ajusta perfectamente a las necesidades educativas en esta etapa y que supone un tratamiento global de los núcleos de contenidos propuestos es el deporte escolar. Este es un medio ideal que, adaptado y adecuado a la realidad educativa, posibilita la consecución del aprendizaje de forma significativa y con la suficiente motivación e interés, tanto para los alumnos/as como para los docentes (Ausubel, 1991).

    Los valores que nutren la concepción original del deporte, el dominio de las habilidades que lleva implícitas y el conocimiento de su estructura, así como su adecuada adaptación al contexto educativo en el que se respeten y salvaguarden los principios que lo rigen, suponen un pilar de enseñanza de innegable valor que no debe ser obviado por el docente.

    En este artículo se propone un modelo, a modo de ejemplo, de la utilización de un deporte de lucha o adversario, el Aikido, utilizado como medio de enseñanza en el aula de educación física, al objeto de favorecer y facilitar en esta etapa la consecución de objetivos programados. Pero al mismo tiempo, se pretende, iniciar a los alumnos en la práctica de una modalidad deportiva que pueda ser continuada durante todo el periodo de escolarización y extensible a lo largo de toda la vida. Se pretende la interacción entre los objetivos perseguidos en el sistema educativo y los propios que originan la filosofía de modalidad deportiva elegida.

    Así, la utilización del Aikido en la escuela, debe suponer un proceso dinámico que garantice, además de la consecución de objetivos, la continuidad necesaria desde su tratamiento en etapas iniciales de educación infantil, primaria y secundaria hasta el deporte Universitario, y su posterior instauración en la vida cotidiana de la persona. Debe ser una forma de fácil práctica que, posibilite la autonomía futura y que, contribuya a una mejor calidad de vida como consecuencia de un incremento significativo de la salud.

    Algunos de los aspectos destacables en Aikido, y que están en perfecta sintonía con los pretendidos en el sistema educativo, se pueden resumir en la sensación de evasión, gozo y disfrute que se genera por la actividad física. De igual forma el sentimiento positivo de pasarlo bien, descargar energías y, sobre todo, ser el soporte de aprendizajes de habilidades motrices, ponen de manifiesto los vínculos que justifican su uso.

    Además, en el contexto escolar es una actividad que se adapta a las características generales y peculiares del alumnado, tanto físicas, cognitivas como socio-afectivas. Permite el cumplimiento, no siempre fácil, del principio de integración de aquellos alumnos/as con necesidades educativas especiales. Fomenta el desarrollo personal y social, mediante el conocimiento de los compañeros/as, que contribuye al incremento de la capacidad de socialización y afectividad tanto de las personas que desarrollan la actividad como la posibilidad de extrapolar esa actitud a otros contextos cercanos como es el hogar, los amigos, docentes, etc.


2. Consideraciones de partida y características que definen el Aikido

    El análisis histórico de la evolución humana revela la importancia que ha supuesto el dominio del cuerpo, en sus múltiples posibilidades, como elemento inherente al avance social de las distintas civilizaciones. Desde la dimensión puramente utilitaria, en la que el desarrollo corporal ofrecía unas mayores posibilidades de vida, a los conflictos bélicos entre distintas comunidades, por desplazamientos geográficos o intereses estratégicos, hasta la utilización del movimiento como elemento importante e incuestionable en la educación de la persona y que contribuye de forma determinante en el desarrollo de sus capacidades para conseguir una formación integral.

    Las primeras técnicas de combate o lucha se van perfilando con el tiempo dando lugar a corrientes específicas asociadas a diferentes culturas y, por tanto, a modelos sociales concretos. Aparecen diferentes modalidades, de las denominadas artes marciales, con un profundo enclave cultural y que se instauran en el modelo social y educativo de muchos pueblos.

    Entre ellas se encuentra el Aikido que, como otras muchas, surge dentro de una importante corriente militar a principios del siglo XX y que se caracteriza por ser una forma de combate cuerpo a cuerpo (Ueshiba, 1992). Tiene sus orígenes en distintas formas de combate japonés como el Jujitsu, el Judo y el Kendo o esgrima japonesa. Destaca la utilización de técnicas de combate con mano libre y con armas, Tanto (cuchillo), Jo (lanza), Bokken (sable japonés de madera) y Katana (sable) (Di Villadorata, 1973; Sánchez y Prat, 1981; Nagashima, 1982;Ueshiba, 1988 y Tohei, 1992).

    En la actualidad ha perdido su carácter militar y se ha introducido en las escuelas japonesas desde 1948 hasta la época actual. Además se ha exportado al mundo entero y aunque se presenta como disciplina deportiva joven hay que remontarse a los orígenes de las artes marciales de las que proviene para comprender su verdadera dimensión. Merece destacar los valores que lleva implícitos en su génesis y que tratados de forma correcta pueden ser utilizados en la formación de los alumnos/as.

    Tradicionalmente la enseñanza de las artes marciales y/o los deportes de combate ha seguido un modelo rígido, basado en la disciplina y en la sistematización ordenada de sus contenidos a modo de técnicas de movimiento, en el que la metodología analítica, por medio de la estructuración seccionada de los contenidos, ha sido la forma de enseñanza por excelencia.

    La realidad es que esta modalidad deportiva se caracteriza por la riqueza y variedad de movimientos que en ella se dan. El alto grado de variabilidad y adaptación de los mismos, debidos a la continua variación contextual provocada por las acciones del adversario, condicionan la necesidad de abordar la enseñanza de la manera más próxima a la realidad constitutiva de este deporte. Entre las características más sobresalientes, como referencia de enseñanza, merece destacar el gran dominio corporal necesario, así como el dominio en el uso de implementos, en relación y ajuste permanente a un adversario y en un espacio determinado.

    La enseñanza del Aikido pasa, por tanto, por la enseñanza del uso corporal en sus más altos niveles de control y conocimiento, que permitirán un mayor dominio de las acciones corporales. La precisión de los movimientos, tanto de ataque como de defensa, supone la clave del éxito de las acciones. Por ello, el desarrollo de cualidades como el equilibrio y estabilidad corporal, el tono muscular, la velocidad segmentaria y una adecuada capacidad de anticipación deben ser el punto de partida de la construcción del deportista orientado a este deporte. En educación física, en edad infantil y primaria, estas cualidades son objeto de tratamiento prioritario pues suponen los pilares básicos de la construcción corporal y que son el soporte necesario que posibilita el incremento paulatino de las capacidades motrices de los alumnos/as.

    En el aprendizaje de las acciones motrices en estas edades, la fase perceptiva, en un sentido amplio, debe ser motivo prioritario de estimulación, de forma que los alumnos adquieran la capacidad para percibir el mayor número de estímulos y, además, que éstos sean relevantes (Singer, 1986; Antón, 1990; Pinaud, 1993). De la captación rápida del estímulo relevante y de su interpretación dependerá, en gran medida, el tiempo disponible para la ejecución de la respuesta motora y la coordinación que ésta lleva implícita. El proceso de continuo ajuste de la respuesta está en estrecha dependencia con las acciones del adversario y en alguna con los movimientos propios.

    Se trata, por tanto, del aprendizaje y entrenamiento en la detección de indicios o preindicios a modo de referencias que sea capaz de descubrir el deportista como fuente inicial de información. Los preíndices de técnica, como los denominan algunos autores, son considerados como los medios de anticipación espacial y/o temporal. Estos posibilitan al sujeto adecuar su estructura de movimiento a las necesidades temporales de cada acción (Rosenbaum, 1980; Zelaznick y Hahn, 1985; Oña, 1994 y Moreno, 1996).

    Conocidas las características básicas que definen el Aikido y los objetivos propuestos en el sistema educativo debemos diseñar una metodología que permita articular su enseñanza. Esta, como criterio base, debe favorecer la participación activa de los alumnos/as, fomentando el análisis crítico y la correcta interpretación global de la enseñanza. El fomento de la creatividad pasa por promover la búsqueda de soluciones diferentes, ante propuestas iguales o distintas, mediante tareas de elección con un componente lúdico que favorezca la motivación del alumno hacia la resolución en la acción. Las formas jugadas suponen una adecuada plataforma de presentación de las tareas motrices, tanto por la organización como por la transferencia al propio deporte.


3. Contenidos Técnico-Tácticos en el Aikido

    En la estructuración de contenidos básicos de enseñanza del Aikido en la escuela destacaremos aquellos que entendemos fundamentales y que son pilares de una futura especialización y perfeccionamiento como consecuencia del desarrollo de los mismos. De igual forma, se platearán de manera conjunta con los contenidos a desarrollar en la etapa de enseñanza que abordamos.

    Al objeto de ordenarlos se ha procedido a su clasificación siguiendo los criterios marcados por Parlebás (1969) en los que se hace referencia a distintos tipos de situaciones motrices que se pueden generar en función de la estructura de los diferentes deportes. En Aikido destacan:

  1. Las situaciones psicomotrices individuales, que fundamentadas en el conocimiento corporal, desarrollo del equilibrio y la coordinación, como premisas para la buena y depurada ejecución técnica, son la base de un correcto ajuste en la respuesta motora. Esta debe poseer, entre otras, la capacidad de adaptación a la necesidad concreta de exposición en cada situación específica de combate.

  2. Las situaciones sociomotrices, que dependen del grado de incertidumbre que representa para el deportista su adversario o adversarios y, en algunas ocasiones, el medio donde se desarrolla la acción. La contracomunicación, entre el deportista y el adversario, es un elemento clave que define los elementos tácticos en Aikido, que se emplean para engañar o distraer..., provocando así el derribo o control del otro oponente (objeto final del combate), en convivencia con los elementos técnicos. De igual forma podrían plantearse relaciones de colaboración en el caso de plantear situaciones con dos o más participantes con objetivos comunes.

Lecturas: Educación Física y Deportes · http://www.efdeportes.com · Año 5 · Nº 22   sigue Ü