Acercamiento a los valores que se viven en la práctica de un Maratón
Lucía Rodríguez Guzmán y Francisco José Díaz Cisneros

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 22 - Junio 2000

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Juan Carlos Zabala, Los Angeles 1932     Por otra parte, B. Honoré (1980), señala que toda manifestación física descrita como actividad tiene la propiedad de poder ser conocida, de ser un acontecimiento, un incidente, una fuente de creación. En tanto la actividad reflexiva transforma los hechos que resultan de la actividad física y de la actividad biológica, asociándolos y diferenciándolos, creando un enlace entre ellos en un espacio socializado. Al respecto, se trata de una actividad intencional, donde la expresión de la voluntad y la decisión se traducen en un proyecto de elección personal, de valor en circunstancias particulares, así se logra un nivel de actividad espiritual. La cuestión de lo posible se plantea para toda actividad, aunque los niveles de actividad no se viven en forma pura, sino que se encuentran integrados conforme a las características del individuo y del momento. Esto mismo sucede con el maratonista que al hablar de la propia actividad adopta una posición axiológica, hace una elección de valor.

    En este sentido correr un maratón es una elección que involucra el despliegue de cualidades indispensables para llevar a cabo un programa de entrenamiento riguroso, incluso bastante tiempo previo a la realización del evento. Lo anterior involucra aspectos personales y sociales, por lo que sería importante tener un acercamiento a los valores intrínsecos y extrínsecos inherentes a dicha actividad humana.

    En cuanto a la dimensión deportiva el maratón implica oponentes, metas que tienen que ser vencidas, talento, técnica, entrenamiento, habilidad que el cuerpo adquiere en las subidas, al respirar, en las bajadas, al relajar los músculos contracturados, con la velocidad para correr la mejor carrera al menor costo. La carrera no es un juego, es deporte, es competir aunque ganar o perder sea secundario. El juego es preparación placentera, en tanto el deporte es actuación, es una perpetua segunda oportunidad. Un corredor sabe lo que significa romper metas de segundos, la carrera en su máxima expresión, y que la terminación garantiza otro inicio, después de la primera carrera hay otra y otra. En este escenario de tiempo-espacio, como lo ha expresado el Dr. Sheehan (1980), “mi yo interviene, mi mente entra a la carrera, aquí el oponente no es el otro corredor sino yo mismo...es un encuentro con dudas e indecisiones... mis mejores carreras son en las que he hecho mis peores tiempos. Todos tenemos voces internas: no puedo, no te derrotes tú mismo... pensando que los 25 minutos finales constituirán la experiencia más dolorosa; cerca de la milla 23 en el empinado recorrido la fatiga será indescriptible. En este supremo esfuerzo que debo hacer estoy solo, nadie puede hacerlo por mí.. ... Soy el centro del universo de mi vida, llevo mi vida hacia su significado más profundo... Otra vez entre un cuerpo completamente exhausto y un espíritu no derrotado”.

    El sentido de las palabras anteriores coincide con el de algunas expresiones recabadas en el Maratón Independencia, sobre todo en lo referente a ver en el maratón un reto de superación, una lucha o un ideal personal, lo importante es “no cuitear” (no abandonar). Se habla de identificar el esfuerzo en lugar de la actuación, de integrar la esfera corporal con la espiritual. Probablemente tiene que ver con la historia de la gente, como lo describe Sheehan, cada maratón es presente y pasado, llena la memoria de los que corren, son notas de gloria que invitan a la disciplina del cuerpo. O bien, como lo expresan varios corredores: “se siente bien el cuerpo y el alma”, " es lo más bonito de la vida", "se amplifica el espíritu". Así se perfila el valor intrínseco de correr un maratón, lo que va más allá de la incomodidad, la fatiga, de mantenerse en el umbral del dolor. Posiblemente lo anterior obedezca a una necesidad de autotrascendencia de la condición humana...

    Por otra parte, correr un maratón no es sólo cuestión personal, es también alegría, mito e historia donde el corredor se reconoce solo y al mismo tiempo se identifica con la otra gente. Desde esta perspectiva, la carrera es festival, reunión de amigos o potenciales amigos. Este elemento social puede ser decisivo para que alguien se involucre en esta práctica por influencia de amigos o familiares. Una mujer maratonista comentó que corre por acompañar a su “galán”(novio). Los maratonistas conocen el efecto motivante de las “porras”, de animar con gritos y palabras a los que están por cruzar la última barrera. Algunos, al terminar la batalla se quedan cerca de la línea de meta junto con los observadores para alentar a los que vienen después. Así la dimensión socioafectiva adquiere su más efusiva expresión.

    Y los espectadores? Hemos observado personas de todas las edades: niños, adolescentes, adultos ancianos, hombres y mujeres, familias completas que acuden incluso con bebés. Muchos de los espectadores participan en la carrera-caminata de trotadores, tal vez por verse agraciados en la rifa o por el sentido simbólico de aunarse al esfuerzo contagioso de la participación. Se observa una gran convivencia, un cúmulo de emoción cuando arriban los primeros maratonistas. Es vivir el sueño de correr más de 42 kilómetros a través del cuerpo, del empeño, de las alas de otros de nuestros semejantes.

    Participar como espectador sensible también es una experiencia valiosa, incluso las personas más ajenas juzgan lo relativo al maratón desde una polaridad, que de acuerdo con Frondizi (1995), toda apreciación valorativa oscila entre lo positivo y lo negativo.

    Cabe mencionar que la competencia del Maratón Independencia se celebra en domingo, por ser día de asueto, lo cual permite a la ciudadanía integrarse al disfrute de esta gran fiesta. Es fácil mirar a muchas personas aglutinadas por las calles de la ruta del recorrido, gritando y aplaudiendo al esfuerzo de los corredores. En cambio otras personas ignorantes o insensibles ante esta vivencia de plenitud humana, manifiestan su descontento por la obstrucción parcial del tráfico durante el maratón (en horario dominical de 7 a 12 hs.).

    Aquí cabe el registro anecdótico de que horas antes del magno evento, cuando los miembros del Comité Organizador del vigésimo Maratón Independencia cumplían su rutina de repasar los abastecimientos y detalles en la ruta del recorrido, precisamente a estas horas de la noche y madrugada cuando la ambición trabaja, fue lamentable observar algunos incidentes de profunda sociopatía: riñas colectivas, accidentes de tránsito con muertos y heridos de gravedad, homicidios con personas tendidas en el suelo que pisarían al día siguiente los corredores. Esto ocurre aquí y posiblemente en otras grandes ciudades que tienen también sus maratones. La reflexión necesaria obedece a una pregunta entre otras muchas ¿qué estará haciendo el maratonista a estas horas de la noche y madrugada? Seguramente velando sus armas, durmiendo, soñando, alerta o en vigilia con una importante generación de sentimientos poéticos, sublimes y de valores.

    ¿Qué tal si una gran proporción de los habitantes de esta ciudad soñaran esa noche con el maratón?

    Al parecer, hace falta un nivel de conciencia social que revalorice el papel del atleta como poseedor de valores humanos, sociales e individuales: perseverancia, autodisciplina, esfuerzo loable y ejemplo de prácticas saludables para la niñez y la juventud. Resultaría irónico preguntar ¿por qué algunas personas se preocupan más por los efectos momentáneos en el tráfico que propicia un evento deportivo y menos por las noticias diarias que reportan elevados índices de violencia, accidentes y muertes? Se afirma que la práctica deportiva ofrece una alternativa para el desarrollo sano e integral de los jóvenes, pero por otra parte se agreden las manifestaciones de dicha actividad.

    De todas formas el maratonista tiene un sentido y una razón que lo impulsan a seguir, parecería que correr un maratón, para muchos representa un valor intrínseco elevado, o como lo define Rugarcía (1996): "es aquello a lo que vale la pena dedicar la vida o parte de ella”... porque además los valores se descubren con el intelecto, se sienten con el corazón y se viven con todo el ser. El correr se convierte entonces en algo que orienta la existencia, un espacio para la reinvención. Lo que se obtiene a través de la carrera corporal y espiritual en palabras de Sheehan es todo eso y más, es en conjunto un proyecto existencial.

    

Anexo 1. CLASIFICACIÓN DE VALORES *

INDIVIDUALES

HONOR

PRIVACIA

AUTOCONFIANZA

LIBERTAD PERSONAL

ESTIMULACIÓN INTELECTUAL

RELACIÓN AMISTOSA - FAMILIA

SEGURIDAD PERSONAL - AUTOPROGRESO

CALIDAD DE VIDA - EDUCACIÓN - SALUD

ALIMENTOS - SEGURIDAD - TRABAJO - TIEMPO LIBRE

 

PROFESIONALES

APERTURA - AUTOEDUCACIÓN - CAPACIDAD

COMPASIÓN - COMUNICACIÓN - CONCIENCIA CIVICA

COOPERACIÓN - CREATIVIDAD - CURIOSIDAD

FLEXIBILIDAD - ADAPTACIÓN AL CAMBIO - HONESTIDAD

INICIATIVA - INNOVACIÓN - INTEGRIDAD - JUEGO LIMPIO

LEALTAD - LIBERTAD DE INDAGACIÓN - LIDERAZGO - PERSEVERANCIA

PRESTIGIO - PROFESIONALISMO - PRUDENCIA - RESPONSABILIDAD

RECONOCIMIENTO - SERVICIO - TOLERANCIA

 

SOCIALES

DEMOCRACIA - DERECHOS GRUPALES

EDUCACIÓN - RELIGIÓN - FAMILIA

GOBIERNO - SEGURIDAD - CULTURA - TRABAJO

PROSPERIDAD NACIONAL - SERVICIO PÚBLICO - TRADICIÓN- EQUIDAD SOCIAL

 

HUMANOS

AMISTAD - AMOR - BELLEZA - DIGNIDAD HUMANA - ESPERANZA - LIBERTAD...

 

*(Cfr. Rugarcía, A.,1996.p.94).


Referencias

  • DIAZ, F.J. (1993) La historia del Maratón. Suplemento especial "El Maratón", periódico A.M. León, Gto. México., Septiembre.

  • FRONDIZI, R. (1995). ¿Qué son los valores?. Introducción a la axiología. México, 3ª ed., FCE., 11-23.

  • HONORÉ, B. (1989). Para una teoría de la formación. Dinámica de la formatividad. Ed. Narcea, Madrid.

  • KRETCHMAR, S. (1990). Phylosophy of Sport. Human Kinetics, XVII, 41-50.

  • MARATHON & BEYOND (1997). Who reinvented the Maratón. Human Kinetics, 1 (5): 45-57.

  • RUGARCIA, A. (1996). Educar en valores. Lupus Magister, México, UIA.

  • VEGA, L., F.J. DIAZ, L. RODRIGUEZ, F. MORENO. (1993). Historia de la participación de las mujeres en el maratón a nivel internacional y nacional. Rev. Colegio Mexicano de Ciencias del Deporte, Vol. 8, n.2.

  • SHEEHAN, G. (1980). This running life. Simon and Schuster, N.Y., U.S.A.

  • SHEHAN, G.A. (1978). Running and being. Simon and Schuster, N.Y., U.S.A.

  • VILLORO, L. Primera aproximación al valor, en El poder y el valor. Fundamentos de una ética política. México, El Colegio Nacional/FCE, 13-39.


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