Acercamiento a los valores que
se viven en la práctica de
un Maratón

Lucía Rodríguez Guzmán y
Francisco José Díaz Cisneros

fisiol@prodigy.net.mx luciarg@prodigy.net.mx
(México)

Instituto de Investigación sobre el Trabajo. Universidad de Guanajuato

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 22 - Junio 2000

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Spiridon Louis, Atenas 1896     El maratón es un evento atlético de amplia difusión en todo el mundo, sus alcances generalmente se aprecian en términos de organización, resultados y cobertura. Pocas veces se incluye la perspectiva de los participantes como objeto de estudio e indagación sistemática que haga posible un acercamiento a las formas de sentir, entender y vivir esta experiencia humana.

    La historia del maratón retrocede hasta la Grecia antigua, cuando en el año 490 a.C. los griegos derrotaron a los persas en la ciudad de Maratón a 40 km. de Atenas. Según la leyenda, el soldado Filípides enviado a Atenas para anunciar el triunfo de los griegos, murió de agotamiento a su llegada. Muchos siglos después, con el propósito de conmemorar aquellos sucesos, el historiador francés Michel Breal sugirió al Barón Pierre de Coubertin y al comité organizador de los primeros juegos olímpicos de la era moderna, la inclusión de una carrera pedestre que partiera de la ciudad de Maratón y terminara en el estadio olímpico de Atenas. Esta idea encontró fuerte resistencia porque desafiaba la máxima distancia recorrida hasta entonces en competencia olímpica de la era antigua (aproximadamente 4,800 metros). Finalmente se aceptó la propuesta y el primer maratón olímpico se corrió en abril de 1896 resultando ganador el griego Spiridon Louis (foto).

    Muchas figuras han destacado como maratonistas; la historia menciona a Sherring, Pietri, MacArthur, Clarence De Mar, Peters, Zatopek, Kolehmainen, Cierpinsky, Abebe Bikila de Etiopía (quien corrió descalzo y ganó el Maratón de Roma y posteriormente el de Tokio), Juan Zabala (foto siguiente, argentino y primer latinoamericano ganador de esta prueba en 1932). Asimismo, mujeres como Melponeme, Switzer y Gibb han sido sobresalientes, aunque fue hasta 1984, después de 88 años de haber iniciado oficialmente el maratón, cuando se permitió la participación de las mujeres en las olimpiadas, figurando Benoit, Waitz y Mota (medallas de oro, plata y bronce respectivamente).

    Actualmente, después de poco más de un siglo de reconocimiento del maratón, además de los eventos celebrados en los juegos olímpicos, muchos países cuentan con una amplia tradición en este campo. Sin embargo, esto no fue siempre así, pues durante los primeros 75 años de su existencia, el maratón fue visto como un deporte practicado por excéntricos, perdedores y solitarios (Marathon & Beyond, 1997). Frank Shorter, medalla de oro en el Maratón Olímpico de Munich, difundió el fenómeno del maratón como una peregrinación física y espiritual; él declaró que sólo después de ganar la medalla de oro todo su entrenamiento y sacrificio tuvo algo de valor para la sociedad, es decir, se legitimó su actividad deportiva como socialmente valiosa.

    Desde la perspectiva de los últimos 25 años este deporte se asoció al movimiento de correr por salud, se difundió a gran escala y su práctica se generalizó en todo el mundo, a tal grado que existen artículos publicados acerca de quién re-inventó el maratón en diversos países.

    En México, se ha documentado que el Maratón Independencia de León, Guanajuato, fue el primero de su tipo a nivel nacional porque ahí se corrió por primera vez la distancia reglamentaria de 42,195 metros. La historia del Maratón Independencia pudiera reconstruirse a partir de sus iniciadores y participantes pioneros entre quienes destaca el Dr. Francisco J. Díaz Cisneros como fundador. Asimismo se aprecia una filosofía del maratón que comparte los ideales y valores de los maratones más viejos del mundo, como el de Boston. Por ejemplo, en el póster del primer Maratón Independencia celebrado el 14 de septiembre de 1980, está escrito:

“Como muchos deportes, el maratón es un microcosmos de vida. El maratonista puede experimentar el drama de la existencia diaria tan evidente para el artista y el poeta... Para el maratonista la agonía y el éxtasis se convierten en un sentimiento familiar. La jornada de Hopkinton a Boston revela lo que pasa a un ser humano cuando se enfrenta a sí mismo y al mundo que lo rodea... Y por qué sobrevive o falla al reto”. (G. Sheehan, Trad. F.J. Díaz).

    El Maratón Independencia se realiza anualmente en septiembre por ser el mes patrio para los mexicanos, el primer evento fue organizado en 1980 por la Liga Atlética Independiente, el vigésimo y más reciente se llevó a cabo en septiembre de 1999 con carácter de maratón internacional. Durante los últimos años ha surgido la inquietud por recuperar una serie de registros etnográficos de lo que sucede en esta fiesta, de rescatar los saberes y sentires de sus propios actores: los maratonistas.

    La interrogante que guía el análisis en el presente trabajo es tal vez una pregunta vieja, aunque todavía vigente en nuestro entorno cotidiano: ¿por qué los maratonistas corren esa distancia? Si muchos saben que no obtendrán premios ni primeros lugares; conocen su tiempo, su capacidad, sus posibilidades; sin embargo... corren. Al parecer hay dimensiones axiológicas y teleológicas fuertemente ancladas a la vida de las personas que participan en un maratón.

    En el campo de la filosofía del deporte sobresale la cuestión de los valores inherentes a la práctica y reflexión del ser y del hacer. Un valor se asocia a la organización de creencias, opciones o principios, modelos y fines de la vida. Se conceptúan también como cualidades o aptitudes que permiten elegir aquellos aspectos de la realidad que son o parecen más óptimos para dar sentido a la existencia. Así los valores han jugado un papel preponderante en la historia de las sociedades y los individuos. El dinamismo y la vitalidad de cada persona al interior de su comunidad y su cultura, están en función de escalas de valores.

    Con frecuencia se habla de valores sociales, valores morales, valores pedagógicos, valores profesionales; aun sin olvidar la presencia de los valores biológicos como base para la construcción de otros valores humanos, tal sería el caso de la sobrevivencia misma. Una clasificación más precisa se muestra en el Anexo 1. Aquí cabe la pregunta ¿Cuáles de estos valores individuales, sociales, profesionales y humanos pudieran manifestarse durante un evento de maratón?

    Al parecer las palabras del Dr. Sheehan (1980) darían amplia respuesta a las interrogantes enunciadas, en tanto hacen referencia al maratón como evento poético que lleva la vida de los maratonistas hacia su significado más profundo, lo cual también él proclama como un acto de verdadero amor.

    Existen ejemplos dramáticos de cómo se viven algunos valores, Zatopek hablaba de otorgar honor a quien honor merece. Esto mismo se observa en la frase del vigésimo Maratón Independencia: “Maratón del honor y del valor”.

    Otras características sui generis como la autoconfianza del corredor, su capacidad, perseverancia, adaptación, cooperación, altruismo, tolerancia, dignidad humana y esperanza, pudieran ejemplificarse en la historia de este deporte.

    El maratón como espacio de actuación individual y social comparte el ejercicio de valores de muy diversa índole, ya que se ven involucradas las dimensiones de subjetividad e intersubjetividad de los participantes: competidores, jueces, entrenadores, organizadores y público en general.

    En este caso se describe la información obtenida por vía directa mediante pláticas con los corredores del Maratón Independencia durante su tiempo de descanso, recuperación o atención posterior al evento. La entrevista se apoyó en una guía que incluye datos generales: categoría, género, edad, tiempo de entrenamiento semanal y por sesión, problemas de salud, evaluación de aspectos relativos a la organización, autopercepción al finalizar el recorrido, motivos que animan a correr, sugerencias y comentarios

    En el presente documento únicamente se reportan las respuestas de 171 maratonistas hombres y 22 mujeres a la pregunta ¿Por qué corre? (vid. Fig.1). Si bien no es la totalidad de los participantes, corresponde a un grupo representativo de quienes terminaron el recorrido y aceptaron conversar. Las respuestas se agruparon de acuerdo a las categorías de bienestar y salud, inclinación deportiva, superación personal y valores afectivo-sociales, aunque en realidad las categorías se implican unas a otras, se interrelacionan y concretan de forma diferente según cada persona.

    En lo concerniente a la igualdad de géneros en el deporte, al menos en el maratón, el registro de participantes es predominantemente masculino, esto reafirma la hipótesis de la diferencia sociocultural intergéneros, y de los mitos que persisten en torno a la poca participación de la mujer ante pruebas de amplio requerimiento de esfuerzo.

Fig.1 Respuestas más frecuentes de los Corredores (Hombres y Mujeres): participantes en el MARATÓN INDEPENDENCIA

BIENESTAR Y SALUD

“ Por sentirme bien”

“Me siento bien y por mi salud”

“Tener buena forma y condición física”

“Para sentirme mejor”

“Por salud, es lo máximo”

“Para adelgazar”

“Por recuperación de una operación”

“Por los buenos efectos cardiovasculares”

INCLINACIÓN DEPORTIVA

“Por amor al deporte”

“Por gusto al atletismo”

“Por ser mi deporte favorito”

“Pasatiempo favorito”

“Entretenimiento”

“Por alcanzar un buen nivel”

“Por estar en constante actividad”

 

RETOS PERSONALES

“Para ser uno de los mejores”

“Retirarme de vicios”

“Por seguir una disciplina”

“Es una lucha y me gusta”

“Para alejarme del alcohol”

“Reto de superación”

“Para dejar el cigarro”

“Por esfuerzo y mérito propio”

“Motivación personal”

“Por satisfacción personal”

“Por reto”

 

ELEMENTOS AFECTIVOS Y SOCIALES

“Se amplifica el espíritu”

“Relaja y satisface”

“Es vida”

“Desde pequeño le gustó”

“Por invitación”

“Se siente bien el cuerpo y el alma”

“Convivio”

“Liberar problemas”

“Por los amigos”

 

Otros:

“Por cosas del destino empezó a correr a los 50 años y tiene 17 años corriendo”

“Por ganar dinero”

“Mantenerse joven”

En algunos casos se combinan dos o más aspectos:

 “Diversión y salud”

“Para mejorar marcas y por salud”.

    Acorde a la tendencia de promover la salud a través de la práctica de actividad física, los corredores participantes en el Maratón Independencia coinciden en vincular ambos aspectos en términos generales. Algunos fueron más específicos al puntualizar que corren para mejorar la salud cardiovascular, como medio para adelgazar o para recuperarse de una operación. En sus respuestas se aprecia que la salud sería el valor primordial, y según lo considera Villoro (1997), el valor es lo que aliviaría una privación. En el estado de salud, la ausencia de una sensación de carencia nos dificulta percibir su valor; sólo en la enfermedad, sentimos la imperiosa necesidad de lograrla. Lo anterior se refiere al valor propiamente dicho, al que apreciamos por él mismo, al “valor intrínseco”. Pero también llamamos valor en el lenguaje ordinario, a todo aquello que produce, sirve o conduce a un valor intrínseco. Este valor en sentido amplio se denomina “extrínseco”. La salud es intrínsecamente valiosa, la buscamos por ella misma; el tratamiento médico es un valor extrínseco porque sólo tenemos hacia él una actitud positiva por sus efectos. Desde esta óptica pudiera afirmarse que la práctica de un maratonista tiene valor extrínseco ¿acaso intrínseco?.

    Indudablemente, como lo señala G. Sheehan (1980) el metabolismo y el potencial del cuerpo tienen que ver con la salud física del atleta, y correr se convierte en un laboratorio donde el corredor aprende mucho de él y de su vida, aprende a escuchar el cuerpo, ya no el reloj. Tal vez la salud no sea su única razón para correr. Un maratón conlleva una preparación fisiológica, pero también psicológica, cuando antes de iniciar el evento el maratonista se encuentra durante un periodo breve solo consigo, decide, se concentra en el recorrido de la ruta, piensa en hacer su mejor esfuerzo... Estos son elementos de resolución de quien se prepara para ir a la batalla... donde sangre, imaginación e inteligencia van juntos.


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