Lecturas: Educación Física y Deportes http://www.efdeportes.com/ · revista digital |
La selección de contenidos que sea atractivos para el alumnado es un criterio que puede favorecer o perjudicar la motivación. Los deportes, algunos bailes y los juegos populares o alternativos son ejemplos de contenidos que suelen ser significativos y con los que será más fácil motivar que con ejercicios de preparación física, carrera continua o la repetición analítica de algunos gestos técnicos.
No obstante, en función de la edad o del contexto, los contenidos serán más o menos atractivos para los jóvenes, por lo que debemos adaptar las tareas a sus capacidades y al entorno. Por ejemplo, la escenificación de cuentos motrices será muy motivante en Educación Infantil (3 6 años) y las actividades en la naturaleza o el deporte son más atractivas en adolescentes de E.S.O. (12 16 años). El tipo concreto de juego o de deporte también dependerá de los que se practiquen en esa población y es recomendable que comencemos por los que el niño conoce para ir progresivamente incorporando nuevas propuestas.
La novedad suele ser atractiva (más en Infantil que en Secundaria) por lo que además de emplear tareas cercanas al niño, tenemos que ir planteando nuevas propuestas que sean originales y divertidas.
El juego es un buen recurso para motivar. En las edades de Infantil y Primaria va a ser el medio que va a conducir las sesiones de Educación Física y lo que debemos procurar es que a través de él se desarrollen todos los ámbitos de la persona y el mayor número de contenidos (habilidades básicas, capacidades motrices o cualidades físicas). Por ejemplo, un juego de pillar en el que se la queden dos o tres alumnos desarrollará la velocidad, la resistencia, la percepción, la decisión, la coordinación, los desplazamientos, etc. Si además se maneja un objeto como ocurre en una competición de dos contra dos, aumentan las capacidades desarrolladas (lanzamientos, recepciones, saltos, giros, fuerza, etc.).
En Secundaria también debemos utilizar juegos, aunque a los alumnos les atraen más los ya conocidos, con reglas claras y estándar, pero debemos intentar que sean, igual que antes, lo más educativos posibles. Por ejemplo, si tenemos la posibilidad de utilizar raquetas (de badminton o de playa), tendremos a toda la clase activa y motivada practicando juegos y competiciones con este material.
En la mayoría de los casos, los alumnos se lo pasan mejor jugando que sin jugar. Esto se traduce por una organización que facilite la participación motriz de los niños, evitando filas y esperas, y facilitando disposiciones simultáneas en las que todos los chicos tengan la posibilidad de participar a la vez. Por ejemplo, si vamos a realizar alguna actividad de pases por parejas, en lugar de hacerlo en fila una detrás de otra, permitiremos que todas puedan hacerlo simultáneamente eligiendo el ritmo. De esta forma estamos individualizando, asumiendo un pequeño riesgo y azar, desarrollando la capacidad perceptiva, etc. Cuanta más libertad encuentren los alumnos, más motivos para realizarla con gusto.
La competición es también un medio que suele ser atractivo para la mayoría del alumnado. El agonismo es una motivación innata de los seres humanos que en Educación Física se puede conducir de forma educativa. Por ejemplo, la fórmula de "a ver quién es capaz de..." es una forma de competición individual, así como carreras de relevos, juegos de bolos, de chapas, juegos de lucha o de equipos y, por supuesto, todos los deportes.
Para evitar los aspectos negativos que puede tener la competición tenemos dos recursos. En primer lugar, plantearla de forma intrascendente, es decir, que ganar o perder suponga nada extraordinario. En segundo lugar, intentar que todos los alumnos experimenten el éxito de una u otra forma. Todo depende del objetivo que planteemos; si decimos "a ver quién consigue antes 5 canastas" sólo ganará uno, pero si decimos "a ver quién consigue 5 canastas" y esperamos a que todos (o casi todos) terminen luego preguntaremos por el objetivo y casi todos habrán experimentado éxito. Pero Antón (1997) considera que la clave es plantear como objetivo el esfuerzo más que el resultado. Este criterio tiene una enorme importancia en el ser humano ya que lo que más nos mueve a hacer una cosa es creer que lo vamos a hacer bien.
Otro atractivo para los jóvenes es que la tarea tenga un cierto riesgo o azar (Bernardo, 1991). El peligro tiene que estar muy controlado por el profesor, pero, para muchos niños es más motivante que el juego tenga unas dosis de aventura. Las actividades en la naturaleza pueden ser un buen ejemplo, pero también en clase hay tareas que poseen esta características. Si los relevos los hacemos en forma de estrella o de cuadrado para que todos corran y tengan que evitar a los demás, es más divertido que simplemente correr rápido. Los juegos de azar gustan tanto a niños como a adultos y en clase de Educación Física se pueden practicar numerosos juegos con esta característica. Muchos juegos populares tienen este componente y, en general, los juegos con oposición ya contienen algo de azar y de riesgo.
En primaria se produce la transición del juego egocéntrico hacia el juego social. Fomentar el trabajo en equipo y proponer tareas de cooperación y de oposición serán recursos que nos pueden ser útiles para aumentar el interés del grupo hacia el contenido que estemos trabajando. Juegos de cooperación como imitar, el gusano, el tren, transportes en grupo, construcción en grupos, formar figuras suelen resultar muy atractivos. Más motivantes son los juegos de cooperación oposición como el balón tiro, balón torre, situaciones de 2x2, 3x3, etc. jugando con las manos, pies, sticks o raquetas.
Otra motivación intrínseca de los seres humanos es la curiosidad. Si somos capaces de presentar las tareas con originalidad, despertando la curiosidad bien porque aportamos datos de interés o bien porque nos guardamos un "as en la manga". Contar una buena anécdota o advertir que al final del juego habrá una sorpresa nos pueden ayudar a que exista más disposición hacia la tarea.
Otro recurso para aumentar la motivación es plantear las tareas en forma de retos que supongan una cierta dificultad al principio, pero que lleguen a dominarla cuanto antes. En este sentido, Antón (1990) propone una utilización de la competición como un medio de motivación y de aprendizaje donde se va evolucionando desde situaciones simples como la competición contra uno mismo (ir mejorando cada día) o con respecto a otros (¿quién llega antes?, ¿quién encesta antes?), hasta situaciones más complejas donde aparece la oposición (individual o colectiva). Esta forma de utilizar la competición en la propuesta que hagamos de las tareas motrices supone un grado más de riesgo y motivación ya que las actividades demasiado fáciles o demasiado difíciles para la capacidad de los alumnos no son atractivas.
3.2. Comportamiento del profesor
El profesor es la pieza clave en un sistema escolar y en cualquier Reforma Educativa ya que es quien filtra, con su personalidad y su profesionalidad, el conjunto de influencias que reciben los alumnos y alumnas en el aula (Blández, 1996). La actitud que los docentes mantengan durante las clases tiene una gran influencia en la motivación del alumnado (Bernardo, 1991).Para Hernández (1990), el clima que se genera en la clase depende también del profesor y va a ser fundamental para conseguir la motivación del alumnado. Si el ambiente es relajado y distendido, los chicos tendrán una actitud más positiva que en un clima tenso y estricto. Este autor enumera una serie de recomendaciones para mejorarlo:
Clima de confianza. El profesor debe creer en los alumnos, permitiéndoles participar y tomar decisiones.
Enviar mensajes claros. La credibilidad se consigue día a día, entre otras cosas, manteniendo una comunicación coherente.
Escuchar activamente. Saber escuchar es una capacidad recomendable para que los alumnos se sientan más protagonistas y estén más motivados. Para mejorar las aptitudes como oyente, Martens y otros (1989, p.50) recomiendan:
Concentrarse en la escucha y en el significado del mensaje.
Abstenerse de interrumpirlos.
Respetar el derecho a no compartir los mismos puntos de vista.
Responder constructivamente y no emocionalmente, si es negativa.
Hacer preguntas es una parte importante de la escucha activa.
Consenso de trabajo y reglas de la clase. En lugar de imponer las reglas que son necesarias para el funcionamiento de la clase, se pueden establecer de mutuo acuerdo con el grupo de alumno.
Rol del profesor. Ya hemos comentado que la labor del docente como orientador, informador, motivador, etc. va a ser primordial para lograr el clima positivo en nuestras clases.
Otra faceta complementaria a las anteriores que tiene que dominar el profesor es la capacidad de ofrecer conocimiento de resultados. Esta intervención pedagógica debe ser constante y positiva durante toda la sesión. El docente debe evolucionar por todo el espacio, dirigirse a todos los chicos y variar el tipo, la frecuencia y el momento de dar feedback.
3.3. Recursos materiales
Los recursos materiales son recursos muy utilizados por todos los profesores de Educación Física. En primer lugar, hay que recomendar una cantidad suficiente de materiales, ya que tener un balón para cada niño es mucho más motivante que tener uno por cada cuatro. Creemos que el mínimo sería un material por cada pareja. Si no tenemos suficiente, existen recursos organizativos que no permiten llegar al mínimo. Por ejemplo, si tenemos pocas raquetas, haremos un grupo en el que todos los alumnos tengan raquetas y otros grupos del mismo número que harán otra actividad con otro material durante un tiempo para luego cambiar. Es decir una especie de circuito de dos o tres grandes grupos. También podemos hacer circuitos más convencionales con 6 u 8 estaciones para utilizar materiales como juegos de bolos, stick de hockey, salto de altura, tiro a canasta en baloncesto, etc., que no suele haber mucha cantidad.Por otra parte, está la variedad de materiales cuya escasez es una constante queja de los profesores de Educación Física. Para desarrollar los contenidos de esta asignatura necesitamos materiales muy diversos, pero además, la motivación aumenta cuando el docente aparece con un recurso nuevo. La primera vez que llevamos a clase una indiaca, un disco volador, vasos de yogur o pelotas de tenis, la atención y expectación de los niños será máxima para ver en qué va a consistir la sesión de hoy.
En la investigación realizada por Sáenz López (1998), se citan una serie de recursos para aumentar los materiales en las clases de Educación Física. Además del dinero que podemos exigir al centro para nuestra asignatura, la Asociación de padres (APA) puede ser una gran aliada para conseguir materiales deportivos. Otra posibilidad es el material de las escuelas deportivas municipales que puedan utilizar las instalaciones del centro. Los alumnos pueden traer de casa materiales de desecho como vasos de yogur, botes, palos de fregona o periódicos y, en ocasiones algún material convencional como raquetas o bicicleta. El profesor puede conseguir otros materiales como neumáticos, cajas, tubos, etc. y plantearse con los alumnos construir algunos como indiacas, juegos de bolos, tragaaros, tragabolas, etc. También es posible conseguir material de educación vial (conos, señales) en la delegación provincial de tráfico.
La inespecificidad del material también será una ventaja en Educación Física, ya que cualquier tipo de balón no puede servir para desarrollar una tarea de lanzamientos o recepciones, sea en un contexto deportivo o no. Lo mismo ocurrirá con las raquetas o con otros materiales.
3.4. Incentivos
Los incentivos son una forma de motivación extrínseca, un estímulo que nos mueve a actuar. Esta forma de refuerzo puede ser positiva (un premio), negativa (un castigo) y también puede ser material o no. Nos gustaría centrarnos en los positivos y vamos a ver algunos ejemplos.Los incentivos materiales no son especialmente recomendables ya que estaríamos estimulando el deseo por el consumo. No obstante, en momentos puntuales del año, es posible llevar a clase regalos para los niños que se irán entregando durante o al final de la misma. Por ejemplo, las últimas sesiones antes de las Navidades o de fin de curso son buenos momentos para llevar a clase globos, muñecos, pegatinas o pins. Un recurso muy socorrido son caramelos o chicles, pero siguiendo las recomendaciones de Delgado Fernández (1994) estaríamos fomentando hábitos alimenticios que no son los más beneficiosos para estas edades.
Los incentivos no materiales y positivos los emplearemos cotidianamente para lograr un aumento de la motivación del alumnado. Los ejemplos son muchos y cada profesor utiliza, conscientemente o no, numerosos recursos. Las palabras de ánimo (venga, sigue intentándolo, muy bien, bravo), los gestos (palmadas en la espalda, chocar las palmas con un alumno, levantar los brazos, saltar de alegría), ofrecer "privilegios" a los alumnos (hacer la demostración, ser el primero de un grupo, nombrarle "capitán" en un juego), son sólo algunos ejemplos. Antón (1997) cita a Roberts (1988) quien afirma que para los niños, la simple aprobación de personas que ellos consideran importantes es una motivación suficiente.
Gráfico 3. Recursos para aumentar la motivación
4. Conclusiones
La motivación de los alumnos, que suele ser un problema para los profesores principiantes de otras asignaturas, es muy alta en Educación Física (Del Villar, 1993). Esta situación está más acentuada en Infantil y Primaria debido a que, como afirma Guillén (1991), los alumnos de niveles inferiores lo que más valoran son los aspectos lúdicos de las clases.Entre los resultados de la investigación que hemos citado (Sáenz López, 1998), aparece la motivación, en las entrevistas de la primera fase, como uno de los códigos más satisfactorios para los maestros. Cuando la asignatura funciona, describen con orgullo el interés que los alumnos y alumnas suelen mostrar. Algunos maestros, como describe García Ruso (1997), valoran su clase en función de si los niños se lo han pasado bien o no. También el ítem 3 'motivar a los alumnos en los ejercicios y juegos propuestos' del cuestionario es uno de los menos problemáticos para los maestros.
Sin embargo, en los análisis cualitativos aparecen citas en las que plantean algunos problemas de motivación. El fútbol es el principal obstáculo al tener los maestros que romper el hábito de jugar libremente en la clase de Educación Física como si fuera el recreo. A los alumnos les gusta la Educación Física, les divierte, pero la relacionan con el recreo por la libertad total que han tenido con algunos profesores (Bores et al, 1994). Por esta razón el control y, en ocasiones, la motivación se convierten en tareas especialmente difíciles.
En cualquier caso la preocupación de los maestros por la motivación se repite y se buscan recursos como variar los juegos, repetir los que más gustan o traer material nuevo para mantener y aumentar este decisivo factor del aprendizaje.
Gráfico 4. Conclusiones sobre la motivación Interés de los alumnos por la E.F.
Valoración de los maestros de la sesión en función del entretenimiento
SATISFACCIONES
MOTIVACION
PROBLEMAS
Relación con el recreo
Exigen jugar a lo que quieren (fútbol sala)
Preocupación de los maestros por mantenerla
Precisamente a cómo aumentar la motivación, hemos dedicado una parte del presente artículo, citando numerosos recursos que hemos agrupado en 4 bloques. En primer lugar el diseño de tareas es el elemento curricular clave para conseguir que los niños se motiven hacia la propuesta que realicemos. El profesor, además de seleccionar estas actividades con "maestría", ha de mostrar una personalidad positiva, dinámica, alegre que contagie al alumnado para que se genere un clima idóneo para la docencia. Los recursos materiales siempre ayudarán a aumentar el interés por las actividades si disponemos de suficiente cantidad y calidad. Por último, el correcto manejo de los incentivos también será de gran ayuda para conseguir, mantener y aumentar la motivación en nuestras clases.
Queremos terminar confirmando la relación que hay entre las clases de Educación Física y de Entrenamiento Deportivo desde el punto de vista didáctico. La mayoría de los recursos que hemos ido describiendo pueden ser muy útiles para el entrenador de cualquier deporte.
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revista digital · Año 4 · Nº 17 | Buenos Aires, diciembre 1999 |