Lecturas: Educación Física y Deportes
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La Educación Física
en los escenarios de la transformación educativa.
¿Nuevas prácticas o nuevos discursos?
Rodolfo Rozengardt (Argentina)
isefgp@teletel.com.ar
ISEF Ciudad de General Pico, La Pampa

Intervención presentada en el I Congreso Iberoamericano de Ciencias del Deporte,
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, noviembre de 1999


1. Introducción
A principios del pasado año, un nefasto personaje de mi país, llamado Brigadier Alfredo Astiz, quien fue asesino de dos monjas francesas, una adolescente sueca a quien mató por la espalda y fue el jefe de un "grupo de tareas" encargado de infiltrar a las Madres de Plaza de Mayo para luego actuar en la desaparición de algunas de sus integrantes, decía en un reportaje periodístico:

"¿Viste que siempre los profesores de educación física y los militares son de derecha y los artistas son de izquierda? Para hacer cosas que tienen que ver con el físico tenés que tener una disciplina, una rigurosidad que te hace de derecha. En cambio para ser creativo necesitás el caos. Por eso los intelectuales y los artistas son de izquierda."

Para mucha gente, esto pasó desapercibido. "El problema no existe".

Algunos se sintieron ofendidos y dijeron que el Sr. Brigadier estaba loco y decía cualquier cosa.

Algunos nos pusimos a pensar. Una pregunta nos surgió entonces: ¿Este señor solamente está inventando un aliado para justificar su propia perturbación o existe algún argumento real en las prácticas de los profesores de educación física que sugieran un estilo militarista y más ocupado en el disciplinamiento de sus alumnos que en el desarrollo del pensamiento creativo y crítico?

La respuesta no era sencilla. Aquellos que por nuestra tarea debíamos participar de un modo u otro en las discusiones que generaba la Transformación Educativa estábamos obligados a considerar esta reflexión en un marco más general y avanzar a fondo en los cuestionamientos que nos condujeran a un mejoramiento de la propuesta que la Educación Física lleva a la sociedad. Con este ánimo presento estas reflexiones que se apoyan en las siguientes preguntas:


Rastros de identidad
Sin la pretensión de una definición unánime ni definitiva, se puede afirmar que la Educación Física es una disciplina que aborda como campo de acción (y de reflexión) un conjunto de prácticas corporales sistematizadas con intención educativa.

Las prácticas corporales y motrices tienen una historia antigua, probablemente como la humanidad misma, con antecedentes importantes en las culturas griega y romana, entre otras. Pero la intervención sobre esas prácticas con un sentido educativo se sistematiza y se define en la modernidad y cobra gran impulso en el siglo XIX.

El concepto de cuerpo y los conceptos de hombre, persona, sujeto, salud, predominantes en la cultura determinan una serie de decisiones que influyen en el desarrollo e inserción de las prácticas corporales y motrices en la perspectiva educativa y socializadora.

Para referirnos a ello consideraremos los contextos en los que estos conceptos se constituyen en los comienzos de la modernidad.

En primer lugar, el desarrollo económico que acompaña el auge de la burguesía, se fundamenta en la valoración del trabajo, constituido en una fuente de riqueza. El mercado comienza a ser un elemento fundamental y en él la condición es la igualdad de oportunidades para la competencia. En Inglaterra primero y luego en otros países europeos, se consolida el poder de la burguesía y se producen grandes transformaciones sociales y culturales. Un nuevo valor adquiere la salud pues se requiere un productor eficiente para las nuevas actividades económicas.

En línea con los cambios en la economía, surge la política como una práctica necesaria. La nueva estructura económica determina sectores que disputan el poder tradicionalmente asignado a la Iglesia y la nobleza. En estas disputas el poder no puede ser identificado con un don divino o cierta fatalidad histórica. El poder se disputa y es necesario establecer reglas para regular esta lucha y generar legitimidad a las nuevas estructuras que surgen. Aparece el primer texto acerca de la política (El príncipe de N. Maquiavelo a principios del siglo XVI) y se van desarrollando formas de vida parlamentaria en varios países. Surgen los estados nacionales modernos a partir de la Reforma protestante y la redistribución de los territorios antes fragmentados en pequeños reinos, proceso que expresa nuevos ideales y la ruptura del poder feudal aliado a la jerarquía de Roma. Los estados en formación requieren de ejércitos bien entrenados y pertrechados y una juventud disciplinada que acuda a las armas cuando se hace necesario.

La preparación para el combate y la conformación de la identidad nacional (ambos aspectos muchas veces ligados entre sí) comienzan a ser valoradas como necesidades sociales.

Se desarrolla la ciencia como modo de disputar a la Iglesia el monopolio del conocimiento, partiendo de la premisa que el saber para ser válido debe ser sometido a la experiencia personal (ya sea una experiencia racional o sensorial) y la experimentación. La razón reemplaza a la fe. El método científico es el nuevo instrumento para obtener saberes válidos y un amplio conjunto de ciencias cobran gran impulso. En primer lugar las ciencias de la naturaleza con un modelo físico - matemático. Otras disciplinas avanzan tomando a aquellas como modelo, particularmente la medicina. Descartes sienta las bases de una ciencia humana dicotomizada, en la que el cuerpo era entendido desde su materialidad como aplicación de los mandatos de la ciencia natural y el espíritu en cambio requería una comprensión del orden de lo especulativo. Este dualismo metodológico se va a sostener hasta nuestros días en la comprensión de los fenómenos humanos y marca una limitación esencial a la hora de desarrollar una teoría propia de las prácticas corporales o de la Educación Física.

Finalmente la educación emerge como un área de preocupación al incorporar otros sujetos sociales reemplazando la misión educativa en su aspecto socializador-moralizante como patrimonio de la Iglesia y la intervención de esta sobre la formación de la elite profesional y gobernante, proveniente en su totalidad de un público exclusivo de aristócratas. Baste como testimonio el conjunto de regulaciones papales que fueron otorgando espacio a las universidades y colegios surgidos en diversos países europeos desde el siglo XI y XII en adelante, proceso iniciado en Italia y continuado en Francia y en Inglaterra, países con una fuerte influencia de Roma.

En épocas recientes se habían comenzado a formular las primeras ideas sobre la infancia y la juventud como períodos de la vida que reclamaban alguna atención particular.

En la Edad Media existen pocos antecedentes de preocupaciones sobre los niños, los hombres medievales se incorporaban al mundo de la producción y la reproducción de la vida social apenas podían valerse por sí mismos; en cambio desde el Renacimiento, en el momento en que comienzan a configurarse los estados modernos, se pondrán en marcha desde la Iglesia un conjunto de tácticas destinadas a la conservación de su poder. Hasta ese momento, las referencias a los niños giraban en torno del "pecado original" del que ellos son la prueba constante y viviente. A partir de este momento, sin embargo, junto con la reorganización y la creación de congregaciones, el uso sistemático de las confesiones, se producen los catecismos, la ceremonia de la comunión y multitud de prácticas educativas para los niños y adolescentes.

Es la época de la división de la Iglesia y de gran fanatismo religioso.

"Europa entera se convierte en tierra de misión de los dos grandes bloques religiosos en pugna: católicos y protestantes. (...) En ese marco parece 'natural', desde una perspectiva actual, que los individuos de una tierna edad se convirtiesen en uno de los blancos privilegiados de asimilación de las respectivas ortodoxias: los jóvenes de hoy son los futuros católicos o protestantes de mañana y, además, su propia debilidad biológica y su incipiente proceso de socialización los hacen especialmente aptos para ser objeto de inculcación y de moralización." (Varela, Alvarez-Uría).

Se configura entonces un nuevo estamento social, la infancia y, siguiendo con las influencias platónicas vigentes, para una sociedad estamentalizada existirán diferentes educaciones. Comienzan a perfilarse distintas infancias, desde la angélica y nobilísima del Príncipe, la infancia de calidad de los hijos de las clases distinguidas, hasta la infancia ruda de las clases populares. A cada una le correspondía una atención diferente.

"En general, las características que van a conferir a esta etapa especial de la vida son: maleabilidad, de donde deriva su capacidad para ser modelada, debilidad, que justifica su tutela; rudeza, entonces precisa su 'civiliza-ción'; flaqueza de juicio, que exige desarrollar la razón, cualidad del alma que distingue al hombre de las bestias y naturaleza en que se asientan los gérmenes de los vicios y de las virtudes, que debe ser encausada y disciplinada."

Se intenta producir un orden mental acorde con el orden social. Tomás Moro lo expresó así:

"Tienen los sacerdotes a su cargo la educación de los niños y jóvenes, ocupándose más en formar sus costumbres que en instruirlos. Ponen el mayor cuidado en inculcar en los tiernos y dóciles espíritus infantiles ideas sanas y útiles a la conservación del Estado, las cuales, al penetrar profundamente en sus corazones, los acompañan durante toda su vida y contribuyen en buena parte a salvaguardar la República de cuya ruina son causa los vicios nacidos de perversas opiniones."

En los siglos subsiguientes, al calor del desarrollo de la industria, la conformación de los estados nacionales, el afianzamiento de la vida en las ciudades y las formas de familia más afines a la modalidad actual, y producto de las diferencias de expectativas en relación con el futuro de los niños según su grupo social, se afianzan distintas imágenes de la infancia a las que corresponden diferentes instituciones. Se fundarán colegios para los sectores acomodados, instituciones de caridad para los humildes y una acción militarizante siempre que hiciera falta. Trescientos años de disputas entre la Iglesia, los estados, el mercado capitalista en expansión y las diversas corrientes políticas irá conformando los ideales en pugna. El resultado fue la difusión, en el siglo XIX de un sistema educativo estatal, dirigido a toda la población, con objetivos diversos, pero que en general incluyeron la formación del ciudadano, el disciplinamiento para el trabajo y el control de la energía de los cuerpos de niños y jóvenes.

Dice Michel Bernard:

"toda nuestra educación es en cierta medida... el ajuste de nuestro cuerpo de conformidad con las exigencias normativas de la sociedad".

En la primera mitad del siglo XVII aparecen los primeros textos acerca de la educación, que dan cuenta de las preocupaciones de los sectores emergentes acerca de la formación en los nuevos valores que se imponían. Es representativa la obra del pastor protestante y filósofo originario de Moravia pero de difusión europea Juan A. Comenio. Para él la ciencia y la organización política constituyen junto con la pedagogía la base de la felicidad suprema de la humanidad y promueve el ideal "pansófico" de "enseñar todo a todos". Además de enseñar en primer lugar "la ciencia de lo natural" (física), enseguida propone la consideración del hombre mismo que con los actos de su voluntad se transforma en el señor de las cosas. "Las academias -sostiene- atenderán principalmente a la formación de cuanto procede a la voluntad, esto es, enseñando a conservar las facultades en perfecta armonía, el alma, mediante la Teología, la inteligencia por la Filosofía, las funciones vitales del cuerpo por la Medicina y los bienes externos por la jurisprudencia". "No hay que conceder los honores públicos sino a los que llegaron con éxito a la meta de sus trabajos y son aptos y dignos de ello y a quienes puede encomendarse con seguridad la dirección y gobierno de las cosas humanas". En sus escritos y su acción estimula el valor del trabajo y sienta las bases de una tarea educativa basada en la experiencia sensorial y la relación de esta con el desarrollo del lenguaje.

Aún en el discurso pedagógico no aparece señalada la actividad corporal con un valor propio, como una actividad que transmite un contenido valioso. Si bien sí aparecen comentarios en diferentes textos pedagógicos, habrá que esperar hasta el siglo XIX para encontrar un primer libro dedicado a la Educación Física (Guts Muths, "Gimnástica para jóvenes y Juegos").

Todos estos elementos establecieron las condiciones para que los estados que surgían dieran un nuevo impulso a la práctica de ejercicios físicos y comenzaran a incluirlos en diversos medios sociales, particularmente en la educación, aún manteniendo la segmentación de los sistemas educativos según se destinen a públicos de diferentes clases sociales.

Salud, disciplina, identidad nacional serán los valores que, apoyados en las nuevas concepciones de conocimiento, trabajo, nación, ciudadanía, poder, darán argumentos para la legitimación de estas prácticas.

Lentamente se construirá un nuevo cuerpo, concebido como un instrumento necesario para la producción. En el Antiguo régimen el cuerpo era de la Iglesia, del Señor (Dios o el señor feudal), un vehículo de paso por la existencia terrenal, asiento de lo prohibido y que debía ser ocultado; apto para el sufrimiento, el arrepentimiento, la procreación. Comienza a ser arrebatado a la Iglesia y empieza a requerirse la salud, se lo considera útil para la educación y para la producción del conocimiento.

"El gran libro del Hombre - máquina ha sido escrito simultáneamente sobre dos registros: el anátomo metafísico, del que Descartes había escrito las primeras páginas y que los médicos y los filósofos continuaron, y el técnico político, que estuvo constituido por todo un conjunto de reglamentos militares, escolares, hospitalarios y por procedimientos empíricos y reflexivos para controlar o corregir las operaciones del cuerpo" (Foucault)

Por la misma época se iban definiendo los valores ligados a la salud, la enfermedad y, junto a ellos, las mejores maneras de mantenerse sano. Estas ideas, ligadas al surgimiento de la corporación médica y sus disputas con todo tipo de sanadores sin título universitario, se legitimaron durante un largo período no exento de luchas.

Dice Miguel Vicente Pedraz:

"La medicina, que siempre ha tendido a descubrir y a corregir manifestaciones consideradas como no adecuadas –según valoraciones que, inevitablemente, van más allá de la estimación objetiva del estado de un organismo–, se ha constituido históricamente como un aparato de normalización del comportamiento. Más allá de la racionalidad explicativa o técnica de los saberes del cuerpo, por su extraordinario alcance e influencia, se ha ido configurando como uno de los más importantes instrumentos de administración y control políticos. A este respecto, las eventuales definiciones de salud, la organización individual y colectiva de la higiene y la atención médica o el propio desarrollo de la medicina como ciencia aplicada no pueden dejar de reflejar la tensión que los distintos grupos de poder han ido generando en la pugna por imponer, cada cual, el imaginario cultural propio y con ello obtener o mantener posiciones de poder, hegemonía. Una pugna cuyas soluciones históricas han ido profundizando en el proceso de universalización de ciertas formas del cuidado corporal y, a la postre, de naturalización de una forma de entender, ejercer y acatar la medicina que, a su vez, legitima a sus protagonistas para ostentar funciones de control sobre los individuos cada vez más sujetos a este poder biopolítico."

Estos ideales médicos, con capacidad cada vez mayor de regulación de la conducta individual, ("relaciones entre salud y virtud"), prepara el terreno para la legitimación "científica" de prácticas corporales que comenzarán implantarse como beneficiosas para la salud.

En este marco, dos vertientes de actividad corporal se desarrollan.

La gimnasia en sus diferentes expresiones, en general definida desde los intereses del Estado en su expresión militar, guiada por necesidades de defensa nacional y diseñada por la ideología médica imperante. Se encuentra en países norteeuropeos principalmente Alemania, Suecia, Dinamarca y también en Italia y Francia. Valora la disciplina, el orden y la eficiencia de los cuerpos.

El deporte, herencia de los juegos populares ingleses, regulados por los valores del mercado (competencia, igualdad formal, aceptación de la derrota, triunfo del mejor).

Ambas vertientes, promocionadas como actividades educativas por los sectores dominantes (los que más inciden en cada época en la definición del sentido que adquieren las ideas), han estado históricamente en pugna en diferentes naciones.

Los argumentos principales de legitimación de la actividad corporal orientada educativamente giraron alrededor de la salud, la disciplina y la aptitud para la defensa y el afianzamiento de la identidad nacional.

La Educación Física como área o disciplina educativa se constituye entonces a partir de ideas fundantes establecidas desde afuera de su propia praxis. Los discursos que le han dado legitimidad han sido incorporados desde la moral, la economía, la medicina, la política, en muy pocos casos desde la filosofía y casi nada desde la pedagogía.

Los valores actuales en relación con el cuerpo, la práctica extendida de las actividades corporales por dentro y fuera de las instituciones educativas, la incorporación de estas actividades y todos los accesorios y servicios que se fabrican y ofrecen para su práctica se han incorporado a la lógica del mercado capitalista en expansión, transformando el cuerpo, sus vivencias y su ejercitación en una mercancía entre mercancías y quienes atienden las demandas de actividades forman parte de nuevas corporaciones que van ocupando zonas de poder.

Del mismo modo en que las universidades medievales crearon unos criterios administrativos bien definidos que dieron lugar al desarrollo de la corporación médica que luego se desarrolló como "...agrupaciones de individuos reunidos por su trabajo o, más bien, por el interés de defender cierta manera de comprender y ejercer su trabajo..." (Pedraz), emerge durante siglo XX y, en particular, en su último cuarto, una corporación de agentes dedicados al desarrollo y orientación de las prácticas corporales en las diferentes instituciones sociales en que este se presenta.

La posición que esta corporación adopte, su posibilidad de modificarse según el ritmo de los cambios sociales, políticos, culturales y científicos, la manera en que interprete y modifique sus tradiciones determinarán en gran medida, su supervivencia, la valoración social y los efectos beneficiosos o retrógrados de su acción.


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revista digital · Año 4 · Nº 17 | Buenos Aires, diciembre 1999