ESTRUCTURA Y FUNDAMENTOS DE LA VELOCIDAD EN EL ATLETISMO
Jorge de Hegedüs (Argentina)Profesor de Educación Física
Entrenador Nacional de Atletismo
Llegada de la final los 100m. en los primeros J. Olímpicos de la 2da. post - guerra: Londres, 31 de Julio de 1948. El ganador fue el corredor ubicado en el andarivel exterior (a la derecha del lector), Harrison Dillard, con un guarismo de 10.3 sec. Segundo fue el atleta situado en el extremo interior, Barney Ewell, con 10.4 sec. mientras que la medalla de bronce la obtuvo el atleta panameño Loyd LaBeach con 10.5, situado por dentro y junto a Ewell. El 4to. fue el británico Alaistair McCorquedale; 5to. el norteamericano Mel Patton (que con posterioridad ganara la medalla de oro en los 200m.); y finalmente 6t0. Otro británico, Mc. Donald Bailey.
Lo anecdótico de esta carrera fue que al finalizar la misma Barney Ewell se pensó el ganador de la misma, exteriorizando su alegría con gran algarabía. Pero dicho estado emocional duró hasta el conocimiento de este foto - finish.
INTRODUCCION
Es sin duda en el deporte del Atletismo en donde el análisis de la estructura y fundamentos técnicos de la velocidad ofrece un panorama más claro y preciso en relación con otros deportes. La especialidad de la velocidad en el deporte atlético -100 y 200 m.- ha sufrido un verdadero salto en los últimos años, siendo habituales los registros por debajo de los 10 sec. para los varones y los 11 sec. en el caso de las damas. Determinadas normas técnicas y del entrenamiento son factores determinantes en estos casos; la estructura del paso de carrera y la adecuada distribución de las cargas de entrenamiento, son factores generadores en la optimización del rendimiento en los eventos de velocidad. Sin lugar a dudas estos elementos están estructurados sobre adecuados factores genéticos como también acertados procesos de trabajo. Analicemos entonces algunas facetas de la estructura moderna de la velocidad.
Estructura moderna del paso en eventos de velocidad
Durante mucho tiempo se prestó especial atención al papel de las rodillas en el desarrollo del paso; se consideró que para lograr un alto rendimiento de velocidad pura había que elevar el muslo de la pierna libre hasta la horizontal, como también la completa extensión de la rodilla durante la fase de apoyo. Sin embargo el concepto del paso ha variado, prestándose mayor atención a la acción de la cadera por encima del papel de las rodillas. Distintos estudios estadísticos han llegado a demostrar que prácticamente no existe diferencia alguna en la elevación de la rodilla entre velocistas de jerarquía con respecto a los de bajo nivel, más aún, los corredores de alto rendimiento no incrementan su velocidad durante la fase de extensión con relación a los otros atletas (Tidow/ Wiemann, 1994). ¿Dónde se halla entonces la gran diferencia? La misma está situada en dos instancias precisas:
- los velocistas de nivel presentan mayor desarrollo de velocidad durante la fase inicial de la tracción durante el apoyo, y:
- mayor fuerza de extensión a nivel de la articulación de la cadera en relación a los corredores de menor nivel.
Con relación a este último punto destacamos la gran velocidad angular de la extensión de dicha articulación: 800°/s (Ito y col, 1992) en los velocistas de buen nivel (10, 3 - 10, 6 s. en los 100 m.) mientras que dicha velocidad angular desciende en los atletas de menor capacidad: 560 - 680°/s. (Lehmann, 1996). En los corredores de alto nivel existe poca variación del ángulo de la rodilla durante toda la fase de apoyo, hecho que sí ocurre en los otros. Durante la fase de apoyo el ángulo de la rodilla incluso se puede reducir en los corredores de elite, mientras que en los de menor nivel dichos valores se incrementan (!) (Tidow/ Wiemann, 1994). Indudablemente que esto se debe a una distinta alternativa en la acción de la musculatura de los isquiotibiales. Teniendo en cuenta la paradoja de Lombard, se jerarquiza en este caso su acción extensora de cadera en desmedro de sus posibilidades como flexora de rodilla. La velocidad extensora de cadera se incrementa a medida que se reduce la variación angular de la rodilla durante la fase de apoyo. De esta manera entonces la cadera sufre una mayor velocidad de extensión, con un más rápido recorrido pendular del muslo hacia atrás. Este accionar aporta sin lugar a dudas excelentes ventajas para el desplazamiento de la masa corporal hacia el frente. Una extensión muy activa de la rodilla a partir del momento que la perpendicular pasa por encima del apoyo, produce una incremento de la componente vertical, pero es indudable que reduce la velocidad horizontal, hecho que es mucho más importante (Lehmann/ Voss, 1997). Existirá sin embargo cierta diferencia en estos aspectos según se trate en qué momento de la carrera nos encontramos; en los momentos iniciales de una carrera de "sprint", cuando las fases de apoyo son todavía relativamente prolongadas, en este caso sí predomina la actividad de los extensores de rodilla, mientras que recién más adelante, durante el verdadero desarrollo de la velocidad pura la predominancia pasa hacia la extensión de la cadera anteriormente nombrada (Gollhofer y col.,1995, citado por Lehmann y Voss, 1997). Esto refuerza el concepto de que la dinámica del trabajo muscular se va diferenciando en los distintos momentos de la carrera de velocidad y debido a ello el entrenamiento debería ser "polifacético" para cada una de estas instancias:
- entrenamiento específico del recto femoral para los momentos iniciales de la carrera;
- entrenamiento específico para los momentos ulteriores, para el desarrollo de la gran velocidad, especialmente los extensores de cadera.
El entrenamiento unilateral hacia un sector o el otro, determina una deficiencia en el más carenciado: los velocistas con bajo desarrollo funcional en la musculatura de la rodilla tendrán deficiencia para las instancias iniciales de la carrera, mientras que los carentes de preparación en los isquiotibiales y la masa glútea presentarán problemas en los momentos de mayor desarrollo de velocidad.
Amplitud y frecuencia de los pasos
La amplitud de los movimientos - longitud de la zancada - y la frecuencia de los mismos en la unidad de tiempo, dependerán de distintos factores, como ser la fuerza muscular de los segmentos correspondientes, largura de las extremidades inferiores y la flexibilidad. Todo esto influirá en la fluidez de los movimientos. Obviamente esto se comprueba entre dos corredores de 100 m. de 11 s. Uno de ellos efectuará 50, mientras que el otro 45 pasos en la distancia, teniendo el 1ro. de los mismos una media de 2 m. mientras que el otro 2,2 m. para cada zancada. Como podremos notar entonces para el mismo guarismo cronométrico existirá distinta conducta desde el punto de vista biomecánico. Cada atleta tendrá por lo tanto una distinta coordinación entre la longitud y la frecuencia de zancadas para su mayor rendimiento de la velocidad. Interesantes investigaciones a este respecto han demostrado lo importante de buscar la correcta coordinación entre ambos aspectos de la carrera de velocidad (Donati, 1994). Así entonces se hace referencia al caso de uno de los mejores velocistas italianos de la década de los ochenta, Francesco Pavoni (100 m.: 10" 22/100; 200 m.: 20" 38/100). A este atleta se le hicieron hacer 100 m. repetidas veces, pero con distintos números de pasos y para determinar cuál era la frecuencia que le proporcionaría el mayor rendimiento. El desarrollo de la experiencia ha sido el siguiente:
100 m. 1ª carrera
2ª carrera
3ª carrera
4ª carrera
5ª carrera
6ª carrera
56.0 pasos en 10"88
53.9 pasos en 10"69
49.8 pasos en 10" 15
39.8 pasos en 10"21
40.7pasos en 10"10
41.8 pasos en 9"96
De esta manera entonces con el resultado de la sexta carrera se comprobó el mejor resultado en el caso del corredor Pavoni, hecho que demostraría las características individuales para la relación longitud / frecuencia. El entrenador deberá hacer efectuar a su dirigido carreras a máxima intensidad sobre determinado trecho y con distintos número de pasos, determinándose una curva de regresión estadística el cual podrá determinar cuál es el número de pasos más convenientes para el mayor desarrollo de velocidad en la unidad de tiempo (Donati, 1994).
Factores bioenergéticos que favorecen a la velocidad pura y la velocidad prolongada
Las acciones veloces estarán determinadas por la capacidad que se tenga para movilizar energía en la unidad de tiempo. Su potencia o dinámica de movimiento estará íntimamente relacionada por el aprovisionamiento de energía metabólica (Verhoschanskij, 1996). En los velocistas del atletismo esto se cumple en forma sobresaliente. La velocidad para producir altos niveles de energía en la unidad de tiempo estará íntimamente relacionada con las reservas de ATP y CP y con la velocidad con la cual se produce la hidrólisis, es decir, la introducción de una molécula de agua (Barbany, 1990). La reserva de ATP es de una magnitud de unos 5 mMol/kg y el CP llega a unos 20 mMol / kg de músculo seco (m.s.) para ambos casos. Sin embargo tenemos que destacar que el sistema del ATP - CP jamás se agota por completo. Dentro de las mayores exigencias dicha concentración se reduce hasta aproximadamente un 20 - 30% de los valores iniciales, especialmente a costa del descenso de la fosfocreatina (Willmore / Costill, 1994). ¿De qué depende la velocidad del agotamiento de dicha fuente energética? Ello estará supeditado a la velocidad de su utilización por parte de los sarcómeros, especialmente si se trata de fibras musculares del grupo II (FTF). La velocidad de la hidrólisis del ATP es considerablemente más grande por parte de las fibras rápidas con relación a las oxidativas (STF). Las fibras musculares del tipo IIb poseen no solamente retículos sarcoplasmáticos más extensos que las fibras I, sino también una más rápida salida de calcio desde las cisternas que poseen las mismos, lo que provoca una más potente interacción entre los filamentos de miosina y actina, plazo que se produce dentro de los 60 ms. Tratándose de fibras del grupo oxidativas, las I, dicho proceso se prolonga casi 3 veces, lográndose la completa contracción entre los 140 y 180 ms (Macintosh y col. 1993). Esta lentitud en la interacción de los filamentos de actina y miosina se deben, entre otras causas, a una dinámica en la actividad del calcio más restringida. Sin embargo no tenemos que olvidar la velocidad de decontracción. La misma también tiene lugar tomando en cuenta el tipo de fibra muscular que se trate. La velocidad de decontracción de las fibras musculares dependerá del comportamiento del calcio en retornar a sus correspondientes cisternas de los retículos sarcoplasmáticos (Ruff / Whittlesey, 1994). De acuerdo a determinadas investigaciones se ha podido constatar que la velocidad de decontracción se produce en el lapso de la mitad de tiempo que se tardó para la contracción (Bellemare y col. 1983). Resumiendo este aspecto podemos determinar que las fibras II b poseen una más elevada dinámica potencial en la acción del calcio y con la finalidad de liberar mayores magnitudes de energía en la unidad de tiempo.Sin embargo no hay que olvidar que durante un trabajo relativamente prolongado, simultáneamente a la demanda de la fuente energética del fosfágeno entra prácticamente de manera simultánea el proceso glucolítico y aún también el aeróbico oxidativo. Existe una razón por la cual se estimula la glucólisis. Las cargas de elevada intensidad incrementan el predominio del ADP, AMP, IMP (iosinmonofosfato), NH4 (amonio) y Pi (fósforo inorgánico) los cuales estimulan el desencadenamiento de los procesos glucolíticos. La demanda puede ser sumamente elevada en la unidad de tiempo: 11 mMol ATP / kg / s. m. s.
Fig. 1. Cuota de producción de ATP desde la fosfocreatina y glucólisis durante intensa estimulación eléctrica en la musculatura humana (según Greenhaff, P.L.; Timmons, J.A., 1998).
Como se destacó con anterioridad el aporte se hace tanto desde la hidrólisis del ATP - CP como también a nivel glucolítico (Greenhaff / Timmons, 1998). Así entonces ya al primer segundo de esfuerzo desarrollado a máxima intensidad la producción de ATP llega a ~ 9mMol / kg / s, m. s. y la glucólisis ~ 2 mMol / kg / s, m.s. Sin embargo los valores se irán corriendo paulatinamente y sobre los 10 s. de esfuerzo contínuo los mismos serán aproximadamente de un 50% para cada una de las fuentes energéticas (Fig. 1).En carreras cortas de unos 7 s. se ha podido observar una concentración de lactato sanguíneo de 3, 7 hasta 6, 8 mMol/ l. Esto estaría demostrando entonces la razón por la cual el ligero enlentecimiento que sufren algunos corredores sobre los 10, 11 s. de carrera contínua, lo cual responde a las siguientes causas:
- sensible reducción de los niveles de fosfágeno, con elevado desbalanceo hacia el ADP,
- elevación del potencial anaeróbico lactácido a través de la glucólisis (Hirvonen/ Rehunen/ Rusko/ Märkönen, 1987)
Determinadas investigaciones han demostrado niveles por encima de los 10 mMol/l de lactato, lo que ya determina anomalías en la fluidez y coordinación de las acciones. Obviamente en corredores con registros por debajo de los 10 s. dichas anomalías están considerablemente reducidas todavía. La formación de lactato es de ~ 0.60 mMol / l / s. A medida que transcurre el desarrollo de la distancia a cubrir, el "steady - state" del lactato se desbalancea por completo, con incremento del mismo tanto en el ámbito muscular como también el sanguíneo:
Tabla 1. Concentración de lactato sanguíneo en carreras de corta duración (n = 12) (Mishchenko / Monogarov, 1995) Distancia (m) Tiempo (sec) Lactato (mMol / l) 40
50
100
100
200
400
6, 2 ± 0, 2
11, 3 ± 0,3
10, 8 ± 0, 1
22, 8 ± 0, 4
50, 9 ± 0, 64, 5 ± 0, 2
6, 8 ± 1, 6
8, 9 ± 1, 3
8, 1 ± 0, 8
15,1 ± 1, 8
16, 2 ± 2, 3Como anteriormente se ha mencionado, los procesos glucolíticos y aeróbico - oxidativos se van incorporando paulatinamente en los esfuerzos relativamente cortos, los cuales, los últimos, tendrán adecuada influencia para los procesos recuperativos post - esfuerzo.
En cargas situadas cerca del límite de los 30 s. (~ 250 m. en buenos corredores) la contribución de la fosfocreatina para la resíntesis del ATP apenas si llega al 2% (Greenhaff / Timmons, 1998). En esfuerzos con elevada producción de lactato la concentración del mismo se puede elevar entre 19 y 26 veces en deportistas altamente entrenados y con cargas de unos 50 s. en elevada intensidad (Costill, 1985). Otras observaciones (Bangsbo y col. 1990) han podido constatar que en una carrera de 192 s. de duración al 130% del Vo2max la resíntesis anaeróbica de ATP durante los primeros 30 s. es de un 80% de la demanda total de energía; sobre los 60 al los 90 s. la resíntesis total de ATP declina ya hacia un 45% y luego al 30% después de los dos minutos de carrera, lo que va acompañado y compensado simultáneamente por un acentuado incremento de la fosforilación oxidativa.
¿Cuál es el objetivo del entrenamiento de la velocidad? El mismo es el de optimizar determinados factores limitantes de dicha capacidad. No podemos pensar en un incremento de los contenidos de ATP a nivel muscular, al menos ello no estaría demostrado, pero lo que se incrementa de manera favorables es la eficacia de los procesos de la actividad enzimática. Así entonces aumenta la eficiencia de:
- la acción de la ATP - asa para la ruptura del último radical de fósforo y formando así ADP,
- la acción de la CPK (creatina - fosfo(ro) - quinasa para separar el fósforo inorgánico del CP y entregárselo al ADP y formar así nuevamente el ATP.
El entrenamiento específico de la velocidad tipo "sprinter" optimiza no solamente aspectos enzimáticos de las fibras musculares II, sino también las que son oxidativas. Después de 3 semanas de entrenamiento en cobayos se pudo constatar un aumento significativo en la actividad de la hexoquinasa y el citratocintetasa del músculo recto femoral. En el músculo sóleo se constató modificaciones en la actividad de la glucógenofosforilasa, triosafosfatodeshidrogenasa y la creatinaquinasa (Costill y col. 1973). Así entonces en velocistas se pudo constatar más del doble de la actividad de la fosforilasa con relación a los atletas fondistas, los cuales mostraban valores prácticamente de personas de vida sedentaria. La optimización del desarrollo de la velocidad, estimulando así los procesos mencionados, se obtienen solamente cuando existe un intenso intercambio energético en la unidad de tiempo y se hace impacto en el área de los fosfatos (Molnár, 1996). Esto significa entonces que desde el punto de vista práctico la velocidad se desarrolla con la velocidad propiamente dicha, con la demanda de elevadas tensiones musculares en la unidad de tiempo. La velocidad no se estimula con la prosecución de esfuerzos de poca intensidad, como sería por ejemplo el entrenamiento de los corredores de fondo, en donde se impacta notablemente sobre la producción de energía a nivel oxidativo - mitocondrial.
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