Efectos del volumen de entrenamiento sobre el estado
de ánimo en corredores de maratón aficionados
Effects of the volume of training about the mood in amateur marathon runners
Efeitos do volume de treinamento no humor em corredores de maratona amadores
Dr. Luciano Bucco dos Santos*
lucbucco@yahoo.com.br
Dr. Eduardo Álvarez del Palacio**
dmpeap@unileon.es
Marta Zubiaur González***
mzubg@unileon.es
*Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Universidad de León
**Profesor Titular de Universidad de León
Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, Campus de Vegazana
***Profesora Titular de Universidad de León. 5 quinquenios de docencia aplicada
Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, Campus de Vegazana
(España)
Recepción: 30/09/2018 - Aceptación: 11/09/2019
1ª Revisión: 06/01/2019 - 2ª Revisión: 27/08/2019
Esta obra está bajo licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0
Internacional (CC BY-NC-ND 4.0) https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/deed.es |
Resumen
En este trabajo fueron evaluados corredores de maratón aficionados, que fueran sometidos a un mesociclo de entrenamiento. Fue comparado y correlacionado la carga de entrenamiento volumen con el estado de ánimo utilizado el cuestionario de POMS sub-escala fatiga. Los resultados destacan una sensibilidad de estos dos indicadores fatiga y vigor a las variaciones de la carga de entrenamiento para el mes cuarto y quinto y su consistencia como indicadores del impacto global del entrenamiento. A modo de conclusión podemos afirmar que la sub-escala de POMS administrada una vez al mes durante un mesociclo de entrenamiento podría ser un indicador útil para monitorizar los estados de fatiga previos al síndrome de sobreentrenamiento, no solo en atletas de elite sino también en atletas aficionados como se verifica en este estudio.
Palabras clave: Maratonistas aficionados. Fatiga. Volumen. Lactato. Sobreentrenamiento.
Abstract
In this work we evaluated runners of amateur marathons which were subject to a least of training. It was compared and correlated the training load volume with mood used POMS questionnaire subscale fatigue. Results highlighting a sensitivity of these two indicators fatigue and vigour to variations in charge of training for the fourth and fifth month and its consistency as indicators of the overall impact of the training. By way of conclusion it can affirm that the sub-scale of POMS administered once a month for a least of training may be a useful indicator to monitor the states of fatigue prior to the syndrome of overtraining, not only athletes but also amateur athletes as verified in this study.
Keywords: Amateur marathoner. Fatigue. Volume. Lactate. Overtraining.
Resumo
Neste trabalho foram avaliados maratonistas amadores, submetidos a um mesociclo de treinamento. A carga de treinamento de volume foi comparada e correlacionada com o humor utilizado na fadiga da subescala do questionário POMS. Os resultados destacam a sensibilidade desses dois indicadores de fadiga e vigor às variações da carga de treinamento no quarto e quinto mês e sua consistência como indicadores do impacto geral do treinamento. Concluindo, podemos afirmar que a subescala do POMS administrada uma vez por mês durante um mesociclo de treinamento pode ser um indicador útil para monitorar estados de fadiga antes da síndrome do overtraining, não apenas em atletas de elite, mas também em atletas amadores, conforme verificado neste estudo.
Unitermos: Maratonistas amadores. Fadiga. Volume. Lactato. Overtraining.
Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 24, Núm. 256, Sep. (2019)
Introducción
El síndrome de sobreentrenamiento es una respuesta psicobiológica compleja a una sobre-solicitación continuada. A pesar de que esta denominación parece focalizar la causalidad en un exceso de entrenamiento, el estado resultante responde a la acción combinada de múltiples factores estresores relacionados no sólo con las cargas de entrenamiento, sino también con la competición e incluso con otros ámbitos de la vida del deportista.
Según Bucco (2018), Chiu et al. (2017) y Aaron et al. (2018) la cuantificación de la intensidad de la carga del entrenamiento es esencial para analizar las relaciones dosis-respuesta entre el entrenamiento y las adaptaciones fisiológicas, psicológicas y musculo-esqueléticas.
Actualmente, los programas de entrenamiento a los que se someten los atletas, implican una considerable solicitación orgánica (Salinero y Ruiz, 2010; Issurin, 2012 Cadegiani y Kater, 2017; Bucco, 2018) que pretende estimular al máximo sus capacidades de adaptación. Para ello, se diseñan periodos de sobreentrenamiento, cuya dinámica de cargas pretende provocar en el atleta estados de fatiga de gran magnitud.
La construcción de la forma deportiva (Bucco, 2018), está basada en un proceso científico a largo plazo, que nos lleva a la búsqueda de nuevas estrategias para la organización de la formación, los nuevos medios y métodos de preparación deportiva, con el mayor potencial de estímulos (Gomes et al., 2000; Issurin, 2012; Forteza De La Rosa, 2009). El objetivo fundamental del entrenamiento atlético es producir eficientes cambios fisiológicos en los sistemas funcionales que permitan al organismo correr a intensidad sostenida las distancias establecidas (Baiget, 2011; Billat, 2002; Esteve-Lanao et al., 2008). Por lo tanto el énfasis de las cargas de entrenamiento deberá ubicarse entre los principales factores fisiológicos responsables de estos cambios.
Esta estrategia conlleva el riesgo evidente de desbordar la capacidad máxima de respuesta y llevarlo a un síndrome de sobreentrenamiento, que supondría un deterioro de su salud y una merma de su rendimiento. Tanto factores internos como externos al deportista pueden desempeñar un papel relevante en el nivel de fatiga alcanzado (Bonete y Suay, 2003; Riera et al., 2017). Los entrenadores, generalmente, no disponen de información continua y fiable, que les permita determinar el grado de fatiga en un momento dado, y su carácter adaptativo o desadaptativo. Por ello, la investigación desarrollada en este campo se ha centrado principalmente en la búsqueda de indicadores sensibles a las modulaciones de la carga y específicos en cuanto al carácter del esfuerzo realizado.
Si queremos conseguir un buen rendimiento y una buena ejecución se concibe al entrenamiento deportivo que tenga carácter interdisciplinar y en el que se contemplen los aspectos técnico, táctico, físico y psicológico además de la intervención de otros especialistas en nutrición, fisiología, biomecánica, etc.
El entrenamiento fraccionado con altos volúmenes realizado durante la fase no competitiva de un programa de entrenamiento de un atleta de resistencia puede mejorar substancialmente el rendimiento y las mediciones fisiológicas relacionadas (Girard et al., 2011; Creer et al., 2004; Turner et al., 2003; Millet et al., 2002; Aaron et al., 2018). Deportes como el atletismo, en especial las maratones, en que las cargas de entrenamiento poseen un carácter fundamentalmente no-interactivo, facilitan en cierta medida la investigación acerca de las variables que pueden actuar como indicadores del grado de adaptación al entrenamiento que experimentan los corredores en un momento dado. Las características de los distintos marcadores propuestos y utilizados hasta la fecha recomiendan el uso de estrategias mixtas, que combinen la aplicación de indicadores, tanto psicológicos como biológicos, a fin de proporcionar una evaluación adecuada del impacto que los programas de entrenamiento ejercen sobre la capacidad real de adaptación de los deportistas (Suay, 2003). De acuerdo con la nomenclatura propuesta por Bonete y Suay (2003), se entiende por sobreentrenamiento (Baiget, 2011; Salinero y Ruiz, 2010; Issurin, 2012) al incremento intencionado de las cargas, aplicado con la intención de que actúe como estímulo de un nivel superior de adaptación.
La disminución del rendimiento, acompañada de otros síntomas, que puede darse como consecuencia de este sobreentrenamiento, es designada como “Síndrome de sobreentrenamiento”. Así, debido a la importancia que tiene el aspecto psicológico en corredores de resistencia en especial maratones, este trabajo tuvo como objetivo monitorear la relación entre los indicadores psicológicos (cuestionario POMS) y fisiológicos (lactato sanguíneo) durante un mesociclo de entrenamiento en corredores.
Metodología
Muestra
La muestra estuvo compuesta por 38 corredores aficionados hombres seleccionados de manera intencional. Todos entrenaban diariamente y pertenecían a distintos grupos de corredores, con más de 10 años de experiencia en carreras de larga distancia maratones y con media de aproximadamente de 23 ± 15,2 maratones en diez años, teniendo el grupo una gran experiencia en pruebas de resistencia. Los grupos fueran divididos de acuerdo con sus índices en pruebas de 42,195 km, corredores con índices debajo de 4 horas (Nivel A) y corredores con tiempo superior a 4 horas (Nivel B). Los estadísticos descriptivos se muestran en la Tabla 1. Los procedimientos del estudio cumplen con los patrones internacionales de ensayo con humanos Declaración de Helsinki (1975). Todos los atletas firmaron un formulario de consentimiento que autorizaba su participación en el trabajo.
Tabla 1. Estadísticos descriptivos de la muestra según el Nivel A,
atletas bajo 4 horas y Nivel B, atletas con tiempos superiores a 4 horas
Métodos
El estudio se desarrolló en un mesociclo de entrenamiento cuya dinámica de las cargas se acordó con los entrenadores. El volumen de las cargas se incrementó progresivamente hasta alcanzar su máximo volumen en el 5º mes, considerado como microciclo de máxima carga, para descender en el mes 6º posterior. La media del volumen mensual de los corredores fue 1º mes 140 km ± 5, 24, 2º mes 147 km ± 8, 24, 3º mes 195 km ± 6, 32, 4º mes 170 km ± 10, 34, 5º mes 252 km ± 6, 85 y 6º mes 165 km ± 15, 32 (figura 1). Tanto en el 1º mes del mesociclo de entrenamiento como en el mes de descarga (6º), se realizó una ergometría en tapiz con el fin de determinar la velocidad desarrollada en el umbral anaerobio y la concentración de lactato alcanzada en ese umbral. En la primera ergometría también se estimaron los umbrales de esfuerzo, a partir de la determinación del umbral anaerobio, para facilitar la cuantificación de la carga de entrenamiento y para posteriores comparaciones. A los corredores se les administro el Profile of Mood States (POMS) al final de cada mes del mesociclo, para estimar la media mensual de la sub-escala de fatiga del citado cuestionario, en su versión original reducida (McNair et al., 1992), compuesto por 29 ítems y validado al español por Balaguer et al. (1995) y traducido y validado en otros idiomas por Miguel et al. (2001), Brandão (1996), Andrade et al. (2000), De la Vega et al. (2008), Andrade et al (2008), Hernández et al. (2009), Garatachea et al. (2012), Torres-Luque et al. (2013) posibilitando su aplicación en atletas, adolescentes y deportistas de élite. También ha sido empleado en esta versión del POMS una escala tipo Likert con valores que oscilan entre 0 (nada) a 4 (muchísimo) para evaluar cinco escalas, cuatro de ellas negativas: fatiga (F), depresión (D), tensión (T), hostilidad (H); y una positiva: vigor (V). Presenta un índice Alpha de Cronbach entre 0.70 y 0.83 (Balaguer et al., 1995). Este cuestionario es un autoinforme emocional que nos permite obtener una puntuación de seis estados identificados como sub-escalas (tensión, depresión, hostilidad, vigor, fatiga y confusión) y de la puntuación total. Esta puntuación representa la media global del estado de ánimo del atleta, y se le suma 100 para evitar valores negativos (Morgan et al., 1987). Para cumplimentar el cuestionario el atleta respondía a cada uno de los ítems según una escala de 0 a 4 (0=Nada; 1=Un poco; 2=Moderadamente; 3=Bastante; 4=Muchísimo), indicándose que rodeara el valor que mejor describiese cómo se había sentido durante la última semana incluyendo el día de hoy. Para el lactato fue hecho análisis en el 1º mes y en el 6º mes para verificar los valores para fines de velocidad crítica de umbral anaeróbico de cada nivel y su evolución. El aparato utilizado fue el analizador portátil de lactato ACCUSPORT (1998).
Figura 1. Diseño del mesociclo de entrenamiento seis meses
Se empleó el paquete estadístico SPSS10.0 para Windows; se calcularon los valores medios y desviación típica de cada una de las variables POMS, velocidad y lactato. Para observar el efecto del volumen en las sub-escalas POMS, se llevó a cabo un análisis de varianza de medidas repetidas, utilizando la prueba de esfericidad de Mauchly y mostrando las diferencias significativas siempre que p≤0.05. Se evaluó la evolución a lo largo de los meses volumen de entrenamiento de cada uno de los niveles y comparación cuanto a la puntuación atingida en cada mes escala de POMS, mostrando significación siempre que p≤0. 05. Para las comparaciones de las diferencias del lactato y velocidad entre la primera y segunda fui utilizado el test T de Student mostrando significación siempre que p≤0. 05.
Resultados
Efectos del volumen en la puntuación de la sub-escala fatiga del POMS
Los resultados revelan efectos estadísticamente significativos del factor meses para la sub-escala fatiga para los dos niveles A y B (Tablas 1, 2 y 7) (F1, 89-23, 7=2. 78; p=0. 02) (F1, 88-32, 8=2. 65; p=0. 03) y para sub-escala vigor (F1, 84-20, 4=2. 44; p=0. 01) (F1, 87-28, 5=2. 65; p=0. 02) (Tabla 6) para las demás sub-escalas no fueran encontradas diferencias (Tabla 3). Los contrastes muestran un efecto significativo para la relación volumen fatiga entre el mes 2º y 4º (F1-14=4. 25; p=0. 02), y un incremento significativo entre el mes 4º y 5º (F1-12= 8. 33; p=0. 05) seguido de un descenso observado entre el mes 5º y 6ª esto ocurrió para los dos nivel A y B para la fatiga en relación al volumen (F1- 10=2. 75; p=0. 03) (F1- 12=3. 63; p=0. 02) (Gráfico 7), para sub-escala vigor fue encontrado diferencias significativa solo para el mes 4º y 5º para los dos niveles (F1-14= 8. 23; p=0. 01) (Gráfico 6). La interacción mes-nivel competitivo revela que las variaciones de la fatiga son independientes del nivel competitivo de los corredores. Además, no hay efectos del nivel tiempo de prueba, por tanto el nivel de fatiga detectado en ambos grupos es similar. En el Gráfico 7 se observa el incremento significativo de la fatiga entre el mes 4º y 5º en que alcanza su máximo valor, y su posterior descenso en el mes de descarga 6º. Como se aprecia en el Gráfico 2, el patrón de variación de las puntuaciones en fatiga es similar en ambos grupos cuanto el factor hora prueba, especialmente para el mes crítico (5º), pues se observa un incremento en el volumen de entrenamiento en este mesociclo (Figura 1).
Gráfico 1. Evolución de las puntuaciones de fatiga POMS de los grupos nivel A y B
Gráfico 2. Evoluciones de la fatiga POMS en los grupo nivel A y B
*diferencias estadísticas A y B (p≤0, 05)
Gráfico 3. Evolución de la puntuación y sub-escalas: Tensión, Depresión, Vigor, Fatiga
y Hostilidad POMS en relación al volumen de entrenamiento de los grupo nivel A y B
Gráfico 4. Evolución de la puntuación sub-escala Tensión, POMS en relación
al volumen de entrenamiento de los grupo nivel A y B
*diferencias estadísticas (p≤0, 05)
Gráfico 5. Evolución de la puntuación sub-escala Depresión, POMS en relación
al volumen de entrenamiento de los grupo nivel A y B
*diferencias estadísticas (p≤0, 05)
Gráfico 6. Evolución de la puntuación sub-escala Vigor, POMS en relación
al volumen de entrenamiento de los grupo nivel A y B
*diferencias estadísticas (p≤0, 05)
Gráfico 7. Evolución de la puntuación sub-escala Fatiga POMS en relación
al volumen de entrenamiento de los grupo nivel A y B
*diferencias estadísticas (p≤0, 05)
Gráfico 8. Evolución de la puntuación sub-escala Hostilidad POMS en relación
al volumen de entrenamiento de los grupo nivel A y B
*diferencias estadísticas (p≤0, 05)
Efectos de la concentración de lactato en el prueba de umbral anaerobio en ergometría
Al analizar el umbral anaeróbico en el conjunto de la muestra, los resultados revelan diferencias significativas entre las dos ergometrías grupo nivel A y B 1ª y 2ª evaluación entre grupos e intra-grupo (F1-14=7. 46; p=0. 04) (F1-10=7. 46; p=0. 02). Resumidamente, se detectó un incremento significativo para el umbral anaeróbico en la segunda ergometría para el grupo nivel A en comparación con el B (pasa de 3. 9 a 6. 0mM/l.). Aunque en el Gráfico 9 se observa que el mayor incremento se produce en el grupo de Nivel A 2ª ergometría, los cambios del umbral anaeróbico, no dependen del nivel tiempo de carrera pues no se aprecian efectos del este factor cuanto a los niveles.
Gráfico 9. Los valores de lactato alcanzado en el umbral anaerobio en cada ergometría.
*diferencias estadísticas 1ª y 2ª evaluación grupos
#diferencias estadísticas entre grupos 1ª y 2ª (p≤0, 05)
Efectos de la velocidad en el umbral anaerobio en ergometría
El ANOVA revela un incremento significativo de la velocidad en el umbral anaerobio, en la segunda ergometría (F1-14=5. 71; p=0. 003), que pasa de una media de 13, 8 a 16, 4 km/h referente al grupo Nivel A Gráfico 10. Esta diferencia no está relacionada con el tiempo de carrera, pues no es significativa la interacción medición nivel A y B. En el Gráfico 10 se aprecia un incremento similar de la velocidad en el umbral anaerobio en ambos grupos. Finalmente, hay diferencias significativas en la velocidad en el umbral anaerobio entre los dos grupos de nivel A y B (F1-14=12. 25; p=0. 004). En el Gráfico 10 se aprecia como el grupo A es el que desarrolla mayor velocidad en ambas ergometrías significativamente (1ª ergometría F1-9=10. 25; p=0.003; 2ª ergometría F1-1=13. 23; p=0.002).
Gráfico 10. Velocidad desarrollada en el umbral anaerobio por los grupos A y B, en ambas ergometrías
* diferencias estadísticas 1ª y 2ª evaluación grupos
# diferencias estadísticas 1ª y 2ª entre grupos (p≤0, 05).
Discusión
Los resultados obtenidos con las puntuaciones en la sub-escala de fatiga del POMS coinciden con lo observado en otros estudios, que la consideran un buen predictor del síndrome de sobreentrenamiento (Morgan et al., 1988; O'Connor et al., 1989). Las relaciones de esta sub-escala con el volumen de la carga, son más consistentes que las de la puntuación total del POMS (Pierce, 2002; Moya, 2003). En nuestro estudio, la sub-escala de fatiga se muestra sensible a las variaciones de la carga. Cuando se produce un incremento significativo de ésta entre el 5º mes, la fatiga también aumenta significativamente para los dos niveles y cuando se reduce significativamente la carga de entrenamiento para el mes de descarga (6º), la fatiga desciende (Gráfico 7). Hay que considerar que cuando la fatiga se prolonga en el tiempo y no se respeta la capacidad de adaptación del deportista, se puede producir una disminución del rendimiento que se manifiesta no solo en síntomas fisiológicos, sino también de carácter psicológico según afirman Morgan et al. (1988), Garatachea et al. (2012), Aizawa et al. (2006).
Controlar las variables de carácter psicológico presenta ventajas de sensibilidad y accesibilidad, permite obtener datos de manera inmediata y no invasiva, y tiene, según diversos autores, una consistencia igual a variables de carácter fisiológico (Bonete et al., 2009). Entre ellas, destaca el perfil de los estados de ánimo POMS que permite evaluar el efecto psicológico del entrenamiento y la competición en deportistas (Andrade et al., 2008). Esta escala cobra sentido cuando se aplican cargas de entrenamiento a lo largo del tiempo, pudiendo definir el estado de ánimo ante situaciones concretas y siendo un indicador de un posible sobreentrenamiento. (De La Vega et al., 2008; Hernández. et al 2009; Torres-Luque et al., 2013; Kumae et al., 2012; Garatachea et al., 2012).
Considerando la dinámica de las cargas administradas, el incremento principalmente del volumen y la duración del periodo del mesociclo y teniendo en cuenta que los entrenadores pretendían llevar a los corredores a estados adaptativos, se esperaban incrementos significativos para las demás sub-escalas de POMS. Sin embargo, las respuestas fueran opuestas, observándose en el conjunto de la muestra una media normal sin resultados significativos para las sub-escalas tensión, depresión y hostilidad que no coincide con el incremento de la carga de entrenamiento. Recientemente, Cadegiani y Kater (2017) revisaron 38 estudios que utilizaban la mediciones de las variaciones hormonales como consecuencia del sobreentrenamiento y encontraron que la medida basal de la adrenocorticotropa (ACTH), la hormona del crecimiento (GH) y prolactina, no parecen jugar una herramienta precisa para el diagnóstico, pero sí hay alteraciones durante los periodos de mayor exigencia del entrenamiento. Otro estudio realizado por Bucco (2018) fue analizar el estado de ánimo con el cuestionario de POMS sub-escala fatiga y la respuesta de la hormona cortisol y lactato sanguíneo. El estudio concluyó que la hormona cortisol está directamente conectada con la sub-escala fatiga. Las variables tienden a tener alteraciones cuando la carga de entrenamiento está en un proceso donde la intensidad es el objetivo principal da semana de entrenamiento.
En relación con estos resultados, algunos autores como O'Connor et al. (1989), Kirwan et al. (1988), Roberts et al. (1993), Hoogeveen y Zonderland (1996), Tanaka et al. (1997), Mackinnon et al. (1997), Verde et al. (1992), Flynn et al. (1994), Uusitalo et al. (1998), Hooper et al. (1993), Lehmann et al. (1992) y Urhausen et al. (1998) han argumentado que es posible, en estados de sobreentrenamiento, desarrollar una disfunción adrenal y/o del sistema nervioso central. Según Uusitalo et al. (1998) Lehmann et al. (1998) Urhausen et al. (1998) Bonete (2003), podría llevar a un aumento de la fatiga y de la hormona cortisol, pues estas dos variables pueden ser indicadores de que puede estar ocurriendo un aumento excesivo de la carga de entrenamiento con resultados negativos, pudiendo producirse un sobreentrenamiento del atleta. El efecto de la fatiga de acuerdo con Palmi y Riera (2017) y García-Parra et al. (2016) está estrechamente relacionada con la perspectiva psicológica y coincidiendo y afectando directamente el rendimiento del deportista. El fenómeno de la fatiga según Riera et al. (2017) nos muestra que es un suceso complejo que se manifiesta en un conjunto de síntomas psicológicos y orgánicos, claramente observables en las prácticas deportivas de larga duración. Las diferentes denominaciones están directamente relacionadas con la percepción de múltiples aspectos y presencia de determinados síntomas como pérdida de energía, cansancio, desmotivación, aturdimiento, tristeza, irritabilidad, confusión. (Palmi y Riera, 2017; Riera et al., 2017)
En nuestro estudio hemos observado que al incrementarse significativamente la carga de entrenamiento en el microciclo de impacto, también lo hacían las puntuaciones de la sub-escala de fatiga del POMS. Sin embargo, hay que decir que en el mes de descarga (6º), a pesar de reducirse la carga de entrenamiento significativamente, la fatiga seguía manteniéndose en valores altos para los dos niveles evaluados (Gráficos 2 y 7). También es necesario destacar que los corredores del nivel B son los que muestran valores de fatiga significativamente más altos (Gráfico 2). Es posible que esta diferencia en los valores de fatiga entre ambos grupos de nivel pueda explicarse por el distinto grado de adaptación que presenta cada grupo. Sin embargo, otra posible explicación radica en la posible influencia de algunos factores psicosociales, de carácter más o menos estable, tales como la categoría competitiva de los sujetos. (Gibala et al., 2012; Macdermid y Stammard, 2012)
Sobre el umbral anaeróbico encontramos numerosas metodologías que condicionan la localización de su velocidad (Denadai et al., 2001; Gibala et al., 2012; Macdermid y Stammard, 2012). Sin embargo, existe consenso de que el tiempo límite a esa intensidad estaría alrededor de los 60' (Turner et al., 2003; Howe et al., 2012; Marques et al., 2011). En este caso parece claro que el nivel de entrenamiento debe ser muy elevado para poder alcanzar esa duración algo que no es posible en corredores de nivel más bajo. Como referencia, un corredor con una marca de 40' en 10 km se entiende que compite fisiológicamente un poco por encima de su umbral anaeróbico y según su técnica y fuerza algo más rápido que su velocidad del test de umbral, para corredores de 50', alrededor de este umbral, y quizá en adelante ya a menos intensidad.
Concretamente, el grupo A aumentó en el mes 5º el kilometraje fraccionado, mientras que el grupo B lo redujo y mantuvo. A pesar de que estas diferencias de volumen fueron distintas para los niveles, la respuesta a la fatiga ha sido similar en ambos grupos. Los cambios significativos detectados para el mes 5º, para fatiga, fue detectado para ambos los conjunto de la muestra, lo que nos indica que ambos indicadores son consistentes para estimar el impacto de la carga, y reflejan el efecto de la combinación de los distintos factores que la modulan.
En esta misma línea de investigación, Wilson et al. (1980) compararon corredores del sexo masculino que corrían entre 50 y 130 km por semana con un grupo de corredores de 5 km hasta 12 km semanales y un grupo no practicantes de carreras que practicaban cualquier otro tipo de ejercicios. El grupo A presentó resultados significativamente menores en las escalas de depresión, hostilidad y confusión siendo la relación inversa con la escala vigor y fatiga.
Finalmente, los resultados muestran que los entrenadores han llevado a los atletas a estados de fatiga tolerables y adaptativos, y que las cargas administradas se han regulado buscando la adaptación a corto plazo, como era de esperar al tratarse de un estudio realizado con atletas en situación real de entrenamiento.
Un dato importante presenciado en este estudio fue a respecto de las intensidades y volúmenes aplicados en los corredores (Figura 1), que los entrenadores siguen una planificación adecuada y respetan la metodología del entrenamiento que recomienda que cuando la variable volumen está alta la intensidad tiende a ser más baja considerando los límites fisiológicos de cada corredor y las metodologías del entrenamiento.
Concretamente, se ha constatado un incremento significativo de la velocidad del umbral anaeróbico y del lactato en la segunda ergometría (Gráficos 8 y 9). Lógicamente, los entrenadores pretendían que los corredores alcanzasen un nivel de fatiga que les permitiese mejorar el rendimiento, y no que desarrollasen un síndrome de sobreentrenamiento. Como se ha observado, los corredores han mejorado su rendimiento tras varios meses de entrenamiento, lo que descarta la posibilidad de padecer un síndrome de sobreentrenamiento. Este dato es interesante, pues permite mostrar el valor predictor del impacto de la carga de la sub-escala de fatiga. Estos indicadores además de que se muestran sensibles a las modulaciones de la carga, pueden alterarse en distintos períodos de fatiga previos, como ha quedado demostrado en este trabajo.
Conclusiones
La sub-escala de fatiga del POMS es sensible a las variaciones de la carga, ambos indicadores experimentan cambios significativos en algunos momentos de fatiga previos al síndrome de sobreentrenamiento. Utilizados conjunta e individualmente pueden ser indicadores útiles del impacto del entrenamiento, con cierta capacidad predictiva en su uso como indicadores del síndrome de sobreentrenamiento. Además se puede plantear que la sub-escala de POMS administrada una vez al mes durante un mesociclo de entrenamiento podría ser un indicador útil para monitorizar los estados de fatiga previos al síndrome de sobreentrenamiento, no solo en atletas de elite sino también en atletas aficionados como fue verificado en este estudio.
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