ISSN 1514-3465
El atletismo en Guatemala (1931-1944).
Militares, sometimiento político y visibilización femenina
Athletics in Guatemala (1931-1944). Military, Political Submission and Female Visibility
Atletismo na Guatemala (1931-1944). Militares, submissão política e visibilidade feminina
Chester Rodolfo Urbina Gaitán
chesterurbina@yahoo.com
Licenciado en Historia (Universidad de Costa Rica)
Maestría en Ciencias Sociales (FLACSO)
Maestría en Sociología (Universidad de Costa Rica)
Docente en la Escuela de Ciencias Sociales y Humanidades
de la Universidad Estatal a Distancia (UNED)
Obtuvo en el 2020 el Premio Nacional de Literatura
de Costa Rica Aquileo J. Echeverría en el Área de Ensayo
por su libro: Mujer, deporte y nación en Costa Rica (1888-2015)
Cuenta con el Premio UNA 2020-2021
y el de Universitario Distinguido de la UNED 2021
(Costa Rica)
Recepción: 21/02/2025 - Aceptación: 29/03/2025
1ª Revisión: 24/03/2025 - 2ª Revisión: 26/03/2025
Documento accesible. Ley N° 26.653. WCAG 2.0
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Cita sugerida
: Urbina Gaitán, C.R. (2025). El atletismo en Guatemala (1931-1944). Militares, sometimiento político y visibilización femenina. Lecturas: Educación Física y Deportes, 30(323), 2-25. https://doi.org/10.46642/efd.v30i323.8149
Resumen
El objetivo de este artículo es estudiar el papel del régimen de Jorge Ubico entre 1931 y 1944 en la utilización del atletismo en el sometimiento político de los aborígenes y la visibilización femenina. Lo anterior se hizo mediante la extracción de la información requerida en el periódico El Imparcial durante los años de estudio. El interés por centralizar, dirigir y modernizar la actividad deportiva y la educación física en Guatemala hizo que el régimen de Ubico utilizara el atletismo para el sometimiento político de los aborígenes y la visibilización de las mujeres deportistas guatemaltecas en la esfera pública nacional. Los triunfos atléticos de los aborígenes legitimaron su sometimiento al proyecto nacional, más no su asimilación al mundo ladino. Sus victorias permiten señalar que al menos en forma simbólica el atletismo fue usado como un medio para resistir la dominación que se les había impuesto. La participación de niñas y mujeres en los juegos interescolares ayudó a visibilizar a las mujeres deportistas guatemaltecas en la esfera pública nacional. Lo que marca el inicio de un proceso donde la mujer guatemalteca comienza a apropiarse de las prácticas deportivas, donde la ejecución del deporte pasó de ser para ella un pasatiempo -sin disciplina ni entrenamiento- a una práctica cultural que le permitió ser dueña de su cuerpo y de sí misma, trazándose metas personales, lo cual le dio un mayor reconocimiento en la sociedad nacional y vencer falsas concepciones de género.
Palabras clave
: Guatemala. Estado. Racismo. Atletismo. Aborígenes. Mujer.
Abstract
The objective of this article is to study the role of the Jorge Ubico regime between 1931 and 1944 in the use of athletics in the political subjugation of the aborigines and the visibility of women. The above was done by extracting the information required in the newspaper El Imparcial during the years of study. The interest in centralizing, directing and modernizing sports activity and physical education in Guatemala led the Ubico regime to use athletics for the political subjugation of the aborigines and the visibility of Guatemalan women athletes in the national public sphere. The athletic triumphs of the aborigines legitimized their submission to the national project, but not their assimilation into the ladino world. Their victories allow us to point out that, at least symbolically, athletics was used as a means to resist the domination that had been imposed on them. The participation of girls and women in interscholastic games helped make Guatemalan women athletes visible in the national public sphere. Which marks the beginning of a process where Guatemalan women begin to appropriate sports practices, where the execution of sports went from being a hobby for her -without discipline or training- to a cultural practice that allowed her to be the owner of her body, and herself, setting personal goals, which gave her greater recognition in national society and overcame false conceptions of gender.
Keywords
: Guatemala. State. Racism. Athletics. Aborigines. Women.
Resumo
O objetivo deste artigo é estudar o papel do regime de Jorge Ubico entre 1931 e 1944 na utilização do atletismo na subjugação política dos indígenas e na visibilidade das mulheres. O exposto foi feito extraindo a informação solicitada no jornal El Imparcial durante os anos de estudo. O interesse em centralizar, dirigir e modernizar a atividade desportiva e a educação física na Guatemala levou o regime de Ubico a utilizar o atletismo para a subjugação política dos aborígenes e a visibilidade das atletas mulheres guatemaltecas na esfera pública nacional. Os triunfos atléticos dos aborígenes legitimaram a sua submissão ao projeto nacional, mas não a sua assimilação ao mundo ladino. As suas vitórias permitem salientar que, pelo menos simbolicamente, o atletismo foi utilizado como meio de resistência à dominação que lhes tinha sido imposta. A participação de raparigas e mulheres em jogos interescolares ajudou a tornar as atletas guatemaltecas visíveis na esfera pública nacional. O que marca o início de um processo em que as mulheres guatemaltecas começam a apropriar-se das práticas desportivas, onde a prática desportiva deixou de ser um hobby para elas –sem disciplina nem treino– para se tornar uma prática cultural que lhes permitiu ser donas do seu corpo e de si mesmas, estabelecendo objetivos pessoais, o que lhes deu maior reconhecimento na sociedade nacional e superando falsas concepções de género.
Unitermos
: Guatemala. Estado. Racismo. Atletismo. Aborígenes. Mulheres.
Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 30, Núm. 323, Abr. (2025)
Introducción
Desde finales del siglo XIX el Estado guatemalteco promovió entre los aborígenes la asimilación cultural al proyecto nacional ladino. Al respecto Taracena y colaboradores aportan que dicho proceso estaba minado por una realidad segregatoria desde el momento en que la producción de la riqueza agrícola del país se basaba en el trabajo forzado de los aborígenes. Además, los aborígenes debían lidiar con otro elemento que socavaba su proceso de asimilación, el del discurso ideológico que, aparte de “bárbaros”, los designaban como producto de una “degeneración” histórico-cultural, que se manifestaba en la humillación, la embriaguez, la criminalidad, la idiotez y la suciedad. Esto justificaba su condición de trabajadores forzados y la imposición de su tutela ciudadana por parte del Estado, dando como resultado una ciudadanía diferenciada (Gordillo, Sagastume, y Taracena, 2002, p. 37). Para Urbina el fútbol se constituyó para los aborígenes en un factor de inclusión al proyecto nacional, más no de asimilación al mundo ladino. Aunque para este período los aborígenes organizaron asociaciones balompédicas, la realidad segregatoria cultural hacia estos grupos se manifestó en que jugaban al margen del campeonato nacional de fútbol, no teniendo acceso a esta competencia nacional. (Urbina, 2007, p. 82)
Retomando, el concepto de comunidad imaginada formulado por Benedict Anderson cabe señalar que éste lo planteó para analizar el surgimiento de los Estados nacionales centralizados; sin embargo, no profundizó en el hecho de que hay comunidades imaginadas que no son ni centralizadas ni hegemónicas, como por ejemplo la del pueblo maya en Guatemala. La segregación étnica experimentada en el país desde la colonia contribuyó a la creación de comunidades aborígenes con un fuerte sentido de identidad diferenciada. Estas comunidades eran pequeñas sociedades centralizadas que resistieron los intentos del Estado por implantar una identidad nacional que se sobrepusiera a la referida de la ascendencia local. (Adams, y Bastos, 2003, pp. 42-43)
Con respecto al régimen político que se estudiará debe resaltarse que la dictadura del general Jorge Ubico Castañeda (1931-1944) se caracterizó por ser centralista suprimiendo toda oposición. Su política tenía como meta devolverle a la élite guatemalteca su posición y seguridad económica llegando a suprimir toda manifestación laboral en las áreas urbanas y rurales. La recuperación de la crisis económica de la Gran Depresión de 1929 se logró en parte a la vigencia de la Ley de Vialidad de 1934, que imponía a los hombres adultos trabajar en las carreteras sin pago durante dos semanas o cancelar una multa. Debido a que gran parte de la población indígena no le era posible pagarla, el Estado contó con un gran ejército de reserva para la construcción de caminos, lo que permitió establecer por primera vez la comunicación entre poblados remotos y sus mercados, completándose así la integración del mercado nacional. (Acuña, 1994, p. 355)
Fundamentado en todo lo anterior es que se plantea como el objetivo de este artículo estudiar el papel del régimen de Jorge Ubico entre 1931 y 1944 en la utilización del atletismo en el sometimiento político de los aborígenes y la visibilización femenina. Lo anterior se hizo mediante la extracción de la información requerida en el periódico El Imparcial durante los años de estudio.
Militares, subordinación política y presencia mediática femenina. La práctica del atletismo en Guatemala (1931-1944)
Atletismo, militares y aborígenes
El interés del estatal en formar soldados en la práctica deportiva data desde la fundación de la Escuela Politécnica de Guatemala. En el primer plan de estudios de esta institución de 1873 se contemplaba la impartición de lecciones de gimnasia, esgrima, equitación y boxeo (Urbina, 2004). Durante la dictadura militar que gobernó Guatemala entre 1931 y 1944 se evidencia cierto interés por la regeneración física de los aborígenes a través de la práctica del atletismo que hacían algunos oficiales y soldados aborígenes en los cuarteles, fuertes y guarniciones del país, principalmente para celebrar el natalicio del presidente Ubico. La dedicatoria anterior manifiesta una posición paternalista y de adulación al mandatario.
Figura 1. General Jorge Ubico Castañeda, presidente de Guatemala 1931-1944
Fuente: https://prensacomunitaria.org/2022/09/el-gobierno-de-jorge-ubico-castaneda/
En 1932 en los eventos de atletismo organizados por la guarnición de la Antigua, se realizó una carrera de cien metros planos, cuyo vencedor fue el cabo Napoleón Sul, con un tiempo de doce segundos y un quinto. El segundo puesto fue para el cabo Martín Rodríguez. En la carrera de resistencia de mil quinientos metros planos, el triunfo fue para los soldados Santiago Pamal y Toribio Chávez, con un tiempo de cuatro minutos y cincuenta segundos. (El Imparcial, 14 de noviembre de 1932, pp. 1 y 8)
El 8 de noviembre de 1934, la liga atlética militar organizó en el estadio nacional varias competencias atléticas. En la carrera de 1.500 metros planos, el triunfador fue José Luis Luna, con un tiempo de cuatro minutos treinta nueve segundos y medio. El segundo lugar fue para Alejandro Catalán y el tercero para Carmen Cifuentes. En la carrera de los 100 metros planos, el ganador fue Jorge Peña, con doce segundos y un quinto. El segundo puesto fue para Porras y el tercero para Humber (El Imparcial, 8 de noviembre de 1934, p. 1). En la carrera de 800 metros planos, el primer lugar fue para José Luis Luna, sargento segundo del fuerte Matamoros, con dos minutos y quince segundos. En la segunda posición quedó el soldado Arturo Arias, del fuerte San José; y el tercer puesto fue para el cabo Carmen Cifuentes, del fuerte Matamoros. En la carrera de 5.000 metros planos, el triunfador fue Ambrosio Ac, del fuerte San José, con un tiempo de diez y ocho minutos y diecisiete segundos. Mariano Martínez, del fuerte Matamoros ocupó el segundo puesto; en tanto que Domingo Caal obtuvo el tercer lugar. En la carrera de relevos de 4 x 400 metros, la victoria fue para el equipo de Matamoros con un tiempo de cuatro minutos y dos segundos. El segundo puesto fue para el conjunto del fuerte San José y el tercero para el de la Guardia de Honor. (El Imparcial, 9 de noviembre de 1934, p. 1)
Figura 2. De izquierda a derecha y de arriba abajo: foto de la carrera de los 5.000 metros en la que participaron soldados de las guarniciones de la ciudad de Guatemala. Ambrosio Ac y Alejandro Catalán disputandose el primer lugar de la carrera. Foto de la carrera de 800 metros. Ambrosio Ac entrando a la meta como triunfador de la carrera de 5.000 metros
Fuente: El Imparcial, 10 de noviembre de 1934, p. 1
El 15 de setiembre de 1936, se efectuó una carrera de 10.000 metros planos, en la ciudad de Cobán, siendo el ganador el joven Andrés Ac, con un tiempo de 31 minutos (El Imparcial, 19 de setiembre de 1936, p. 1). En noviembre de 1939, la maratón militar la ganó Carlos Maldonado de la Guardia de Honor (El Imparcial, 10 de noviembre de 1939, p. 3). En la competencia de caminata realizada el 9 de noviembre de 1941, en homenaje al general Jorge Ubico, Walter Peter conquistó el primer lugar de la categoría mayor. Cubrió los cinco kilómetros que había entre la torre del reformador y el hipódromo del norte en un tiempo de treinta minutos. En la categoría menor, el vencedor fue Roberto Armas, con un tiempo de 36 minutos. Cabe destacar que Peter representaba a la asociación de Los Lacandones. Los Lacandones son parte de un grupo indígena del tronco maya, que viven en la selva Lacandona en la frontera entre Guatemala y México. (El Imparcial, 10 de noviembre de 1941, p. 5)
En las competencias intermilitares de 1941, en la carrera mixta de 1.600 metros planos, por equipos de cuatro corredores, los ganadores fueron los del fuerte Matamoros. En la carrera de 5.000 metros planos, el triunfo lo obtuvo Herlindo Aceituno, del fuerte Matamoros, con un tiempo de diecinueve minutos y doce segundos (El Imparcial, 10 de noviembre de 1941, p. 5). Los eventos atléticos efectuados en la ciudad de Totonicapán estuvieron a cargo de miembros de tropa de la guarnición permanente. Fueron organizados por el instructor militar mayor Domingo Morales López. En la carrera de 100 metros planos triunfó el sargento José Víctor Reinoso. El segundo lugar fue para el sargento Macedonio Raimundo. En la carrera de 200 metros planos la victoria fue para el cabo Jorge González. El segundo puesto fue para el cabo Eugenio Ixcoy. En la carrera de los 800 metros planos el primer puesto lo obtuvo el soldado Emeterio López. En el segundo lugar quedó el soldado José Tzoc. (El Imparcial, 11 de noviembre de 1941, p. 6)
Los tres primeros lugares de los 100 metros planos, en las competencias atléticas militares de 1942 fueron: primer lugar Carlos Rodas, segundo puesto Francisco Alfonso Romero y tercer lugar Manuel de León. Rodas era cadete politécnico y rompió el récord en los 200 metros planos (El Imparcial, 23 de junio de 1942, p. 1). La carrera de 5.000 metros planos, la ganó el cabo Luis A. Velásquez de la Guardia de Honor con un tiempo de 17 minutos 44 segundos y 5 décimas. El segundo lugar fue para el sargento Waldemar Reyes del fuerte Matamoros. En el tercer puesto se ubicó el sargento Mateo Vicente, también del Matamoros.
En el relevo de 4 x 100, obtuvo el primer puesto el equipo de la Politécnica, integrado por Manuel Aparicio, Francisco A. Romero, Carlos Rodas y Francisco Aguilar con un tiempo de 46 segundos y 8 décimas. El segundo lugar fue para el equipo del Fuerte San José y en la tercera posición quedó el conjunto del batallón de la Guardia de Honor. En el relevo de 4 x 400 venció el conjunto de San José, integrado por el teniente Jorge A. Peña, el sargento Figueroa, el teniente José León Mayén y el sargento Manuel de León, con un tiempo de 3 minutos 39 segundos y 3 décimas. En el segundo lugar quedó el equipo de la Escuela Politécnica y en el tercer puesto el conjunto de la Guardia de Honor. (El Imparcial, 24 de junio de 1942, p. 1)
En la carrera de los 1.500 metros planos, el primer puesto fue para Carlos Maldonado con un tiempo de 4 minutos 26 minutos y 5 décimas de la Guardia de Honor. El segundo puesto fue para Waldemar Reyes. La tercera posición fue ocupada por el sargento Porfirio Villatoro. En la carrera de los 400 metros planos, el triunfador fue el sargento Manuel de León, con un tiempo de 53 segundos. En la segunda posición quedó Francisco A. Romero, de la Politécnica. En el tercer puesto se ubicó el sargento Isidro Ríos, de la Guardia de Honor. En la maratón alrededor de la capital, la victoria fue para Waldemar Reyes, con 1 hora 43 minutos y 53 segundos. En segundo lugar, quedó el soldado Audón López, del fuerte San José. La tercera posición, fue para el sargento Mateo Vicente, del fuerte Matamoros. (El Imparcial, 27 de junio de 1942, p. 4)
El 14 de marzo de 1943, se llevó a cabo la carrera de relevo organizada por la liga atlética militar, en honor del presidente de la república. Los ganadores fueron los miembros del equipo del fuerte Matamoros, integrado por los sargentos Ricardo Ortiz, Mateo Vicente, Oscar Kiemec y Pablo Doren, con un tiempo de 28 minutos y 17 segundos. El segundo puesto correspondió al conjunto del fuerte de San José, integrado por los sargentos Nicolás F. Estrada y Celestino Figueroa y los soldados Arnulfo Calderón y Mariano Gramajo. El tercer puesto fue para el equipo del batallón de la Guardia de Honor, formado por los sargentos Isidro Ríos, Francisco Morales y Jorge Rodríguez y el soldado Hersilio Pineda. (El Imparcial, 15 de marzo de 1943, p. 6)
En la carrera de los 100 metros planos de las competencias de 1944, el ganador fue el subteniente Ricardo Ortiz Estrada, del equipo del fuerte de Matamoros, con un tiempo de 11 segundos. El segundo lugar fue para el sargento Jorge Quintana. El tercer puesto fue para el capitán José León Mayén del fuerte San José. La carrera de los 1.500 metros planos fue ganada por el sargento Óscar Diemek, de la Guardia de Honor, con un tiempo de 4 minutos y 31 segundos. José María Morales del fuerte Matamoros ocupó el segundo puesto. El tercer lugar fue para el sargento Guillermo Olaj del mismo equipo. (El Imparcial, 22 de junio de 1944, p. 7)
Celebración del natalicio del dictador, maratón y aborígenes
La principal competencia atlética dedicada al natalicio del general Jorge Ubico fue la maratón realizada desde la cima del volcán Tajumulco en el departamento de San Marcos hasta la ciudad de Guatemala, en dos etapas con una distancia de casi 300 kilómetros. En noviembre de 1939 se hizo la primera carrera de este tipo. El triunfador fue Atanasio Cax, el caballero quetzal (El Imparcial, 8 de noviembre de 1940, p. 1). En 1940, 26 atletas indígenas maya-quiché tomaron parte en esta competencia, siendo seleccionados después de ser sometidos a un detenido examen médico. Este evento se llevó a cabo según las reglas de los Juegos Olímpicos y superaba la distancia del maratón efectuado en Berlín en 1936, que fue de 42 kilómetros y 195 metros, debido a que se correrían 295 kilómetros.
El Volcán Tajumulco es el volcán más alto de Guatemala y de Centroamérica, con una altura de 4.222 metros sobre el nivel del mar. Se ubica en el departamento de San Marcos, en el municipio de Tajumulco. La competencia fue organizada por el jefe político del departamento de San Marcos, general J. Domingo Juárez Aragón. Se inició en la cima del volcán al conjuro de rituales autóctonos, para luego dirigirse hacia la capital del departamento. El primer corredor que llegara frente al palacio de La Unión atravesaría en forma simbólica, una alegoría que representaba la oscuridad y la luz, que con su resurgimiento el aborigen destruye a su paso y florece en su alma el reconocimiento hacia el general Jorge Ubico. Según el periódico El Imparcial este ha sido el único gobernante que con cariño le ha procurado una mejor suerte al aborigen guatemalteco.
La anterior declaración gira sobre una visión paternalista, donde se resalta la intención del presidente Ubico de modernizar las leyes sobre el trabajo agrícola de los aborígenes. Pero como se explicará a continuación, en nada cambiaba la situación de sometimiento laboral de estos grupos étnicos. La presumida bondad de Ubico, se sustentaba en los supuestos beneficios que traerían para los aborígenes, las leyes contra la vagancia y el derecho de vialidad de 1934. Según las disposiciones antes mencionadas, se consideraban como “vagos”, a los jornaleros aborígenes que no pudieran demostrar haber prestado servicios por montos de entre cien y ciento cincuenta jornales, en las fincas de los terratenientes. Ante esto lo que se les imponía era ser enviados a romper piedra a los caminos, sin remuneración alguna.
Es así como ya no había necesidad de conservarlos en las fincas a la fuerza, ya que, con el fin de evitar el trabajo en los caminos, se presentaban voluntariamente para laborar como jornaleros. El control del cumplimiento de este requerimiento era manejado por los mismos propietarios de fincas, mediante una boleta llamada el “boleto de vialidad.” Esto les permitía tener el control de manera arbitraria y bajo el interés del cumplimiento de sus intereses. De esta manera, Ubico liberó de toda responsabilidad penal, por la muerte de cualquier aborigen que fuera considerado ladrón, en las márgenes de la propiedad de los finqueros. De aquí al asesinato a sangre fría de un aborigen terco solo había un paso. Estas disposiciones eran consideradas necesarias para un guatemalteco civilizado debido a que siempre entendieron la necesidad de fortuita de matar a un aborigen. (Gleijeses, 2007, pp. 8-9)
Todo lo anterior no significa que Ubico fuera impopular entre los aborígenes. La opresión que experimentaban diariamente venía de sus amos inmediatos: los terratenientes, las autoridades locales y sus vecinos ladinos. Ubico, que viajó mucho por toda Guatemala, persiguiendo comunistas y revisando las carreteras que había mandado a hacer les parecía a los aborígenes un personaje benévolo que venía de lejos y hablaba con palabras que, aunque severas, permanecían como un eco de esperanza después de que se había marchado de su inspección. (Gleijeses, 2007, pp. 9-10)
Figura 3. Aborígenes de Nahualá, Guatemala en 1897
Fuente: Foto de Alberto G. Valdeavellano, https://picryl.com/media/nahuala1897-a9b7b8
Asimismo, el periódico antes referido señala que el general Juárez, al crear esta carrera había tenido en mente fomentar un sentimiento de unión centroamericana. La carrera debía realizarse siguiendo el siguiente ritual: una vasija debía ser encendida en la cima del Tajumulco. Dicho receptáculo fue extraído de las ruinas mayas que existían en las faldas del volcán y llevado por los atletas aborígenes, en impetuosa carrera hasta la presencia del presidente Ubico, como un homenaje que se le brindaba por su cumpleaños (El Imparcial, 7 de noviembre de 1940, p. 7). En 1940 el ganador de esta competencia fue Francisco Velásquez. (El Imparcial, 22 de noviembre de 1943, p. 6)
Sobre lo señalado por el general Juárez, debe aclararse que el nacionalismo guatemalteco fue una constelación cultural fragmentada y dualista, nunca enteramente capaz de adoptar con entusiasmo a la sociedad existente dentro de las fronteras de la república como la base de una nación integral, y siempre en busca de la salvación en el restablecimiento de la república centroamericana. El sentimiento de unión centroamericana se sustentaba en la frustración perpetua de las esperanzas de la ladinización de los aborígenes guatemaltecos. Es por esto por lo que los intelectuales guatemaltecos hallaron en el unionismo centroamericano la solución utópica a su sentimiento de aislamiento cultural. (Palmer, 1996, pp. 107, 112-113)
Se sabe de la existencia de corredores de larga distancia entre los mayas y los aztecas, entre quienes era común el uso de mensajeros. Había tres tipos de mensajeros: los painani, que transmitían la información, con protocolo ceremonial y religioso, pregonando, ricamente vestidos, y para uso digno y protocolario, y dada la importancia y categoría del asunto, era asumido por hijos de familias nobles. El segundo grupo eran los corredores mensajeros yciucatitlantli, que eran los correos exprés, donde el tiempo era vital, corredores rápidos, ligeros de carga y sabedores de la importancia de algunas de las misiones. Finalmente están los tequihuatitlantli, con cierto grado dentro de la jerarquía militar, informaban del desarrollo de una batalla. (Martínez, s.a.)
Los corredores también participaban en ciertas ceremonias importantes, como la ceremonia del Fuego Nuevo, también conocida como la Unión de los Años, ya que marcaba la finalización de un ciclo de cincuenta y dos años y el comienzo del siguiente. En la última noche del ciclo antiguo, se sacrificaba una víctima especial en la cima de una colina en la cuenca oriental del Valle de México. Los sacerdotes que se especializaban en encender fuegos encendían uno en el pecho de la víctima utilizando un taladro de fuego. Los sacerdotes que se reunían alrededor encendían sus antorchas y el fuego se pasaba a los corredores especiales que llevarían el fuego nuevo a todos los lugares del Valle. El más importante de estos corredores corría directamente al Templo Mayor, donde primero iluminaba la imagen de Huitzilopochtli y prendía fuego al incienso ofrecido al dios. Luego, el fuego se pasaba a los sacerdotes del recinto sagrado y luego al resto de la ciudad. Debe resaltarse que también entre los tarahumaras existían los corredores de larga distancia. Se les llamaba rarámuri, que significa "corredores a pie" o “pies ligeros”. Corrían hasta 600 millas (1.000 km), tanto por recreación como como mensajeros (El arte de correr azteca, 2014; McDougall, 2011)
Figura 4. Los 26 atletas maya-quiché que tomaron parte en la carrera desde la cima del volcan Tajumulco en 1940. De izquierda a derecha: Atanasio Cax, caballero quetzal; Francisco Méndez, caballero puma; Miguel Méndez, caballero águila; Pedro Gómez López, caballero serpiente; Juan Sandoval, caballero tigre; Manuel Domínguez, caballero puma; Valentin Vásquez, caballero águila; Clemente Orozco, caballero serpiente; Florencio Velásquez, caballero tigre; Francisco Velásquez, caballero tigre; Eliseo Díaz, caballero serpiente; Perfecto Pérez, caballero águila; Tranquilino Godínez, caballero tigre; Daniel Martínez, caballero águila; Desiderio Ramírez, caballero tigre; Atiliano Gómez, caballero puma; José González, caballero águila; Emilio Temaj, caballero tigre; Ambrosio Pérez Bámaca, caballero águila; Julio Escobar, caballero tigre; Nicolás Temaj, caballero águila; Laureano Ramírez, caballero tigre; Gonzalo Pérez y Pérez, caballero águila; Hermelindo Arriaga, caballero tigre y Máximo Almáraz, caballero águila
Fuente: El Imparcial, 9 de noviembre de 1940, p. 1
Figura 5. Arriba monumento al maratonista aborigen.
Abajo izquierda Atanasio Cax y derecha Francisco Velásquez
Fuente: El Imparcial, 1 de noviembre de 1941, p. 8
La carrera desde la cumbre del Tajumulco en 1941 la ganó Tranquilino Godínez, el segundo lugar fue para Juan Morales y el tercer puesto fue dado a Feliciano Ortiz. (El Imparcial, 10 de noviembre de 1941, p. 1)
Figura 6. Tranquilino Godínez Caballero Águila entrando primero a la meta en la carrera de 300 kilometros de 1941
frente a la casa presidencial en la ciudad de Guatemala. Nótese que corría con su traje tradicional y en caites
El Imparcial
, 11 de noviembre de 1941, p. 1
La maratón desde la cima del Tajumulco hasta la ciudad de Guatemala de 1942, la ganó el caballero Tigre Ramón Hernández. En segundo lugar, quedó el caballero Águila y en el tercer puesto se ubicó el caballero Liebre. De estos dos últimos no se consignan los nombres. (El Imparcial, 10 de noviembre de 1942, p. 1)
Figura 7. De izquierda a derecha los caballeros Tigre Ramón Hernández, Águila
y Liebre, ganadores de la maratón Tajumulco-Ciudad de Guatemala de 1942
Fuente: El Imparcial, 9 de noviembre de 1942, p. 1
Los tres primeros lugares de la maratón desde la cima del Tajumulco de 1943 fueron: primer lugar para Aniceto Ramírez, caballero águila, de San Antonio Sacatepéquez; segundo puesto para Pedro Miguel Morales, caballero águila de Tacaná y en el tercer lugar quedó Nicolas Diaz, caballero puma de La Unión de San Marcos. (El Imparcial, 11 de noviembre de 1943, p. 1)
Figura 8. De izquierda a derecha Pedro Miguel Morales, Aniceto Ramirez y Nicolas Díaz
Fuente: El Imparcial, 11 de noviembre de 1943, p. 1
El 20 de noviembre del año en mención en la ciudad de La Unión, departamento de San Marcos, se les rindió un homenaje a los cinco ganadores desde 1939 de la maratón en estudio. En sus declaraciones los ganadores de esta competencia manifestaban que con el premio que recibieron compraron unos terrenos, caballos y ovejas. Ante las victorias atléticas de los aborígenes El Imparcial señalaba que como se podía ver, estos aborígenes habían formado un porvenir y sobre todo habían dado renombre al departamento con sus proezas y enaltecido una vez más su raza. (El Imparcial, 22 de noviembre de 1943, p. 6)
Los triunfos de los atletas aborígenes constituyen un ejemplo de perseverancia y constancia máxime que no se tiene noticias de que el Estado apoyara económicamente, con implementos deportivos y con preparación técnica a los corredores. Lo mismo sucedió en Costa Rica con la carrera San José- Puntarenas entre 1914 y 1938 (Urbina, 2023). Las competencias anteriores se efectuaban para celebrar el cumpleaños del dictador Jorge Ubico y demostrar sometimiento a su régimen militar. No eran parte de una política deportiva de alcance nacional que incluyera a todos los aborígenes de Guatemala, sino que se realizaron en el centro y occidente cafetalero donde existían las mejores carreteras para practicar el atletismo. El Estado guatemalteco nunca se propuso integrar al indígena a su proyecto cultural nacional ladino. En gran parte el fracaso de la asimilación de los indígenas se explica por la resistencia de sus comunidades a perder su cultura y bienes. Esto hizo que Guatemala se convirtiese en una comunidad imaginada totalmente pensada desde el imaginario ladino, donde el Estado no eligió el mestizaje como una ideología nacional (Taracena, 2003, pp. 6-7, Urbina, 2006). Es decir, se conservó una concepción de comunidad imaginada, donde lo guatemalteco seguía siendo lo no indígena, es decir, lo ladino. (Gordillo, Sagastume, y Taracena, 2002, pp. 35, 40-41)
Los triunfos atléticos de los aborígenes antes señalados representan como algunas figuras individuales del mundo indígena se incluyeron en el imaginario nacional de Guatemala. Pese al interés de la cúpula militar de la dictadura de Jorge Ubico de fomentar la práctica del atletismo, al final fue el fútbol el deporte más promocionado, dado que el Estado comenzó una labor de cooptación del mundo futbolero, con el propósito de ampliar la base social del gobierno. Todo se haría bajo una visión centralista, propia a la dictadura ubiquista. Asimismo, tanto la cantidad como el lugar de fundación de clubes balompédicos a nivel nacional durante la dictadura de Ubico, permiten afirmar que el fútbol se había convertido en un elemento de cohesión nacional, principalmente del mundo no indígena. (Urbina, 2007, pp. 99-100)
Figura 9. Agustín Martínez
Fuente: El Imparcial, 3 de noviembre de 1941, p. 8
Los triunfos de los atletas aborígenes antes mencionados demostraron la capacidad de estos de sobresalrir en competencias de una gran demanda física. Siendo visibilizados por medio de la prensa en la esfera pública como sujetos victoriosos y modernos y no fracasados ni degenerados, lo que validaba su sometimiento al proyecto nacional, más no su asimilación al mundo ladino. Sus victorias los convirtieron en héroes deportivos populares que debido a su esfuerzo personal eventualmente podían representar a Guatemala en selecciones nacionales. Lo cual no sucedió debido a la realidad segregatoria imperante en el país.
En el proceso asimilitario limitado, llama la atención la vinculación de las estrategias primordialmente corporales con las culturas populares. Esta vinculación cuerpo-popularidad plantea las posibilidades del deporte como puesta en escena de las estrategias de resistencia en el marco de la disputa por una hegemonía cultural, donde el deporte puede ser interpretado como lugar por excelencia de la afirmación de una distinción positiva por parte de los sectores subordinados. Este tipo de lectura conduce a Messner a decir que: “Los grupos subalternos son capaces de usar los deportes como un medio para resistir (al menos simbólicamente) la dominación que se les ha impuesto. El deporte debe así ser visto como una institución a través de la cual la dominación no es solamente impuesta, sino también contestada; una institución en la que el poder está constantemente en juego”. (Messner, 1992, de Miranda, 2000)
Atletismo, mujer, empoderamiento físico y visibilización pública
Durante el régimen del general Jorge Ubico 1931-1944 se forma la primera estructura del deporte guatemalteco, conformado de la siguiente manera: Estado, Organismo Ejecutivo, secretaria de Educación Pública y Liga Deportiva Guatemalteca. El Estado asume por primera vez la responsabilidad de organizar, fomentar y dirigir el deporte nacional. No se plantea ninguna diferencia entre deporte escolar y extraescolar. Se reconoce al Colegio Nacional de Árbitros (1935). Nace la Escuela de Educación Física (1936). Se llamaba deporte extraescolar al Deporte Federado que luego se convirtió en Negociado. (Enríquez, 2012, pp. 34-41, Sánchez, 2014, p. 14)
El interés de Ubico por centralizar la actividad deportiva y promover la educación física deriva de su pasión por la práctica del ciclismo y la utilización del fútbol para el sometimiento político en su régimen. Hacia mediados de agosto de 1896, Ubico se distinguió en unas carreras ciclísticas (Urbina, 2007, p. 33). A finales de octubre de 1933 les concedió a los jugadores del Club Porvenir de Chiquimula los pasajes de ferrocarril de ida y vuelta a Asunción Mita, para que efectuaran varios encuentros de fútbol. El mandatario cooperó en esta forma con las celebraciones que en ese lugar se llevaron a cabo con motivo de su cumpleaños (Urbina, 2007, p. 99). En 1935 se fundó el Club El Quetzal, que en ese año ingresó a primera división. Fue organizado por iniciativa de algunos empleados del ramo de Caminos, sobresaliendo entre ellos el coronel e ingeniero Mario Ochoa Méndez. Tal proyecto pudo llevarse a cabo gracias al apoyo de Ubico y de los ministros de Educación Pública, Agricultura y Caminos. (Urbina, 2007, p. 100)
El 28 de junio de 1933 se realizaron en el campo de Marte unos eventos atléticos con la participación de las principales escuelas de la ciudad de Guatemala. Las competencias fueron organizadas por la secretaría de educación pública para conmemorar el aniversario del triunfo de la revolución de 1871. Las competencias fueron presenciadas por el presidente Ubico. En la carrera de 4 x 50 metros participaron alumnas de las escuelas Manuel Cabral, Justo Rufino Barrios, José Farfán y Delfino Sánchez. (El Imparcial, 28 de junio de 1933, p. 2)
El 14 de diciembre fueron inaugurados los juegos atléticos interescolares organizados por el negociado deportivo de educación pública a cargo del capitán Ramiro Gereda Asturias. Las ganadoras de la carrera de 50 metros planos fueron las siguientes: el primer lugar fue para Mélida Solorzano con un tiempo de 6 segundos 3/5. El segundo puesto fue para Haydee Paredes y el tercero para Mildred Dieseldorff. En la carrera de 80 metros se impuso la atleta Solórzano citada anteriormente, el segundo lugar fue para Carmen Padilla y el tercer puesto fue adjudicado para Elisa Tronchi. (El Imparcial, 18 de diciembre de 1939, p. 4)
En los juegos interescolares de 1940, en 4 x 50 metros planos, el English American School, la secundaria escolar para señoritas, venció a los equipos del colegio Europeo y del Liceo Francés. El equipo triunfador estaba integrado por Adela Maresma, Margot Pérez, Isabel de la Riva y Hellen Singer. Hicieron el recorrido en un tiempo de treinta segundos. (El Imparcial, 17 de agosto de 1940, p. 6)
Figura 10. Equipo de 4 x 50 metros del English American School. De izquierda
a derecha: Adela Maresma, Margot Pérez, Isabel de la Riva y Hellen Singer
Fuente: El Imparcial, 19 de agosto de 1940, p. 6
En los juegos interescolares de 1941, en la carrera de relevo de 4 x 50, el equipo vencedor fue el del Europeo, el segundo lugar fue para el del English American School y la tercera posición para el equipo del Francés (El Imparcial, 12 de agosto de 1941, p. 3). Ángela Rizo de la escuela Cristóbal Colón, obtuvo el primer puesto en la carrera de 50 metros planos, categoría menor, con un tiempo de siete segundos y tres décimas. El segundo lugar fue para María Tulia Gruest, del Francés y el tercer puesto correspondió a Bertha Escobar, de la escuela Jorge Washington. En la carrera de 75 metros, categoría mayor, la triunfadora fue Dalila Quiñónez del Europeo, con un tiempo de 10 segundos y siete décimas. El segundo puesto fue para Enelda Gallusser del English American School. La tercera posición fue adjudicada para Consuelo Recinos del Francés. En los 100 metros planos categoría libre, el primer puesto fue para Lilia Rodríguez del Europeo, con un tiempo de 13 segundos y ocho décimas. La segunda posición fue para Mélida Solorzano, del Liceo Francés y el tercer lugar le correspondió a Margarita Pérez, del English American School. (El Imparcial, 18 de agosto de 1941, p. 5)
En las competencias de 1942, en la carrera de 50 metros planos categoría mayor A, el primer puesto correspondió a Mélida Solorzano, del Francés, que completó el recorrido en 7 segundos y 2 décimas. En el segundo lugar entró Carmen B. González, del Europeo y en tercero Lily Bennett, también del Europeo (El Imparcial, 10 de agosto de 1942, p. 2). En Footing categoría mayor B, una vuelta a la pista de 400 metros, la ganadora fue Yolanda Espigares de la escuela Justo Rufino Barrios, con un tiempo de 52 segundos y 4 décimas. En segundo y tercer lugar quedaron Concha Sáenz y Margarita Herrera respectivamente. En la carrera de 75 metros planos, la triunfadora fue Mélida Solórzano, haciendo el recorrido en un tiempo de 10 segundos y 3 décimas. El segundo y tercer lugares fueron ganados por Lily Zachrisson y Carmen González (El Imparcial, 11 de agosto de 1942, p. 2). En la carrera de 25 metros planos, categoría menor C, la triunfadora fue María Tulia Gruest del Francés, con un tiempo de 3 segundos y 3 décimas. El segundo y tercer puestos fueron para Berta Escobar e Irma Ruano del Europeo respectivamente. (El Imparcial, 17 de agosto de 1942, p. 7)
En el relevo de 4 x 25, categoría menor D, la victoria fue para el equipo de la escuela Concepción Saravia con un tiempo de 15 segundos y 7 décimas. El segundo lugar fue para el conjunto del Europeo y el tercer puesto para el equipo del Francés (El Imparcial, 17 de agosto de 1942, p. 8). En el relevo de 4 x 25, categoría menor C, el triunfo fue para el equipo del colegio Europeo con un tiempo de 15 segundos y 2 décimas (El Imparcial, 21 de agosto de 1942, p. 7). En la caminata de la categoría menor C, Ana María Poggio de la escuela José María Fuentes, resultó triunfadora haciendo el recorrido de una vuelta a la pista, en 51 segundos y 9 décimas. El segundo y tercer lugares fueron para Juana Sánchez de la escuela Mariano Gálvez e Irma Ruano del Europeo. Ángela Rizo de la Escuela Cristóbal Colón, ganó el primer puesto en la categoría menor C, con una marca de 7 segundos. Segunda fue María Tulia Gruest y tercera Berta Escobar del colegio Europeo. (El Imparcial, 24 de agosto de 1942, p. 7)
En los juegos escolares de 1943, en el relevo 4 x 50, categoría B, el equipo del colegio Europeo ganó el primer lugar, con un tiempo de 29 segundos y 5 décimas. El segundo puesto fue para el conjunto del colegio Guatemala y el tercero para el equipo del colegio Sagrado Corazón. En la carrera de 50 metros planos, categoría A, el primer puesto fue para Consuelo Recinos, del English American School, con un tiempo de 7 segundos. La segunda posición fue para Gloria Asturias, también del English American School y el tercero para Lily Bennett del Europeo (El Imparcial, 2 de agosto de 1943, p. 5). En la carrera de 50 metros planos, categoría B, la ganadora fue Victoria González del Europeo. Helga Lottmann, del colegio Guatemala, obtuvo segundo lugar y el tercer puesto fue para Ángela Rizo de la escuela Cristóbal Colón. (El Imparcial, 5 de agosto de 1943, p. 5)
En el relevo de 4 x 75, categoría A, el equipo del colegio Europeo, fue el ganador con un tiempo de 45 segundos. El segundo lugar fue para el conjunto del English American School. En la caminata categoría D, media vuelta a la pista, la triunfadora fue Marta del Vecchio, del Europeo, con un tiempo de 46 segundos y 4 décimas. El segundo puesto fue para Ana María Meoño y el tercer lugar para Elba Valladares, de la escuela Vicente Rivas (El Imparcial, 6 de agosto de 1943, p. 6). En el relevo de 4 x 25, categoría D, el conjunto de la escuela Concepción Saravia, fue el ganador del evento con un tiempo de 15 segundos y 7 décimas. En segundo lugar, quedó el del Sagrado Corazón y en tercero el del Europeo. En la caminata categoría B, una vuelta a la pista, el triunfo fue para Ángela Rizo, con un tiempo de 1 minuto 45 segundos y 5 décimas. En segundo lugar, quedó Yolanda Espigares, de la escuela Justo Rufino Barrios y en tercero Alxit Rosales, del Europeo. (El Imparcial, 7 de agosto de 1943, p. 7)
En la carrera de los 25 metros planos, categoría C, la triunfadora fue Gravicla Ewing, del Europeo, con un tiempo de 4 segundos y 1 décima. Segunda se clasificó Marcelina Dávila, del colegio Juana de Arco. La tercera posición fue para Mary Loescher del Sagrado Corazón. En el relevo de 8 x 50 categoría C, ganó el primer lugar el equipo del Europeo, con un tiempo de 1 minuto. El segundo puesto fue para el conjunto de la escuela Cristóbal Colón y el tercer lugar para el del colegio Juana de Arco. En la carrera de 75 metros planos, categoría A, el primer puesto fue para Consuelo Recinos con un tiempo de 11 segundos y 7 décimas. En segundo lugar, entró Lily Bennett. El tercer puesto fue para Lydia Guerra. Las dos últimas competidoras eran del Europeo (El Imparcial, 13 de agosto de 1943, p. 7). En el relevo 4 x 25, categoría C, el equipo del Europeo hizo un tiempo de 15 segundos y 4 décimas. En segundo lugar, quedó la escuela Concepción Saravia y en tercero, el colegio Juana de Arco. (El Imparcial, 14 de agosto de 1943, p. 3)
La participación de mujeres en competencias atléticas en espacios públicos y su aparición en la prensa evidencia el interés del régimen de Ubico por la regeneración física de estas. Este mismo fenómeno sucedió en Costa Rica con la participación femenina en las competencias atléticas de las fiestas cívicas de San José de 1939 (Urbina, 2020a). Asimismo, en ese país durante el período de 1933 a 1949 es evidente el interés estatal por la promoción del deporte en el sistema educativo nacional. Sin embargo; tanto en Guatemala como en Costa Rica la pobreza de la hacienda pública y las crisis económicas producidas por la Gran Depresión de 1929 y la Segunda Guerra Mundial influyeron en la escasez de instalaciones deportivas adecuadas y de maestros de educación física. Esto hizo que la identificación con la práctica del atletismo en el sistema educativo escolar en ambos países se restringiera a ciudades del centro y occidente cafetalero: la ciudad de Guatemala, Ciudad Vieja, San Marcos y la ciudad de Quetzaltenango y al Valle Central costarricense. (Urbina, 2001; Urbina, 2021)
En el mundo occidental -en un primer momento- el interés estatal de buscar civilizar y encauzar el tiempo de ocio hacia actividades regenerativas hizo que el ejercicio físico y el deporte se expandieran a través del sistema educativo afincado en el mundo citadino hacia niños, adolescentes y trabajadores, varones principalmente. Los demás sectores -sobre todo las mujeres- a través de luchas feministas modernizaron y se apropiaron de todas las prácticas deportivas, no solo las que se les imponía para que fueran buenas concebidoras de descendencia. Esto permitió la democratización del ejercicio físico y del deporte y su práctica igualitaria. (Urbina, 2020b, Sauleda, Gavilán, y Martínez, 2021, Dosal, Mejía, y Capdevila, 2017)
El espacio concedido en los juegos interescolares ayudó a visibilizar a las mujeres deportistas guatemaltecas en la esfera pública nacional. Este fenómeno social se deriva del hecho de que la mujer acomodada guatemalteca a principios del siglo XX comenzó a ejecutar deportes del dominio masculino, como lo es el caso del fútbol en 1927 (Urbina, 2007, p.85). Esto marca el inicio de un proceso donde la mujer guatemalteca comienza a apropiarse de las prácticas deportivas, donde la ejecución del deporte pasó de ser para ella una diversión -sin disciplina ni entrenamiento- a una práctica cultural que le permitió ser dueña de su cuerpo y de sí misma, marcándose metas personales, lo cual contribuyó a darle un mayor reconocimiento en la sociedad nacional y vencer prejuicios de género.
Conclusiones
El interés por centralizar, dirigir y modernizar la actividad deportiva y la educación física en Guatemala hizo que el régimen de Jorge Ubico 1931-1944, utilizara el atletismo para el sometimiento político de los aborígenes y la visibilización de las mujeres deportistas guatemaltecas en la esfera pública nacional. Pese a que el Estado guatemalteco nunca se propuso integrar lo indígena a su proyecto cultural nacional ladino, los triunfos atléticos de los aborígenes simbolizan como algunas figuras individuales del mundo indígena se incluyeron en el imaginario nacional de Guatemala.
Estas victorias deportivas demostraron la capacidad de los aborígenes de destacar en competencias de una gran demanda física. Así fueron percibidos por medio de la prensa en la esfera pública como sujetos victoriosos y modernos y no fracasados ni degenerados, lo que legitimaba su sometimiento al proyecto nacional, más no su asimilación al mundo ladino. Sus triunfos los convirtieron en héroes deportivos populares que debido a su esfuerzo personal eventualmente podían representar a Guatemala en selecciones nacionales, lo cual no ocurrió debido a la realidad segregatoria imperante en el país. Por otra parte los triunfos atléticos de los aborígenes permiten señalar que al menos en forma simbólica el atletismo fue usado como un medio para resistir la dominación que se les había impuesto.
Las competencias anteriores se efectuaban para celebrar el cumpleaños del dictador Jorge Ubico y demostrar sometimiento a su régimen militar. No eran parte de una política deportiva de alcance nacional que incluyera a todos los aborígenes de Guatemala, sino que se realizaron en el centro y occidente cafetalero donde existían las mejores carreteras para practicar el atletismo. La pobreza de la hacienda pública y las crisis económicas producidas por la Gran Depresión de 1929 y la Segunda Guerra Mundial influyeron en la escasez de instalaciones deportivas adecuadas y de maestros de educación física. Esto hizo que la identificación con la práctica del atletismo en el sistema educativo escolar en Guatemala se limitara a varias urbes del centro y occidente cafetalero: la ciudad de Guatemala, Ciudad Vieja, San Marcos y la ciudad de Quetzaltenango.
La participación de niñas y mujeres en competencias atléticas en espacios públicos y su presentación en la prensa evidencia el interés del régimen de Ubico por la regeneración física de estas. El espacio permitido en los juegos interescolares ayudó a visibilizar a las mujeres deportistas guatemaltecas en la esfera pública nacional. Lo anterior marca el inicio de un proceso donde la mujer guatemalteca comienza a apropiarse de las prácticas deportivas, donde la ejecución del deporte pasó de ser para ella un pasatiempo -sin disciplina ni entrenamiento- a una práctica cultural que le permitió ser dueña de su cuerpo y de sí misma, trazándose metas personales, lo cual le dio un mayor reconocimiento en la sociedad nacional y vencer falsas concepciones de género.
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