ISSN 1514-3465
El juramento olímpico: historia y sentido de un símbolo revestido de honor
The Olympic Oath: History and Meaning of a Symbol Filled with Honor
O juramento olímpico: história e significado de um símbolo revestido de honra
Eduardo Antonio Pérez Restrepo
eduperez203@hotmail.com
Profesional en Ciencias del Deporte y la Recreación
y Magíster en Educación por la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP)
Docente Didáctica de la Educación Física (UTP)
Programa Licenciatura en Educación Básica Primaria
Catedrático de la Fundación Universitaria Juan de Castellanos,
Universidad Internacional del Ecuador
y del Centro Universitario en México
Docente adscrito a la Secretaría de Educación de Pereira
Miembro de número de la Academia Olímpica Colombiana
y del Centro de Estudios e Investigación Olímpica Área Andina
(Colombia)
Recepción: 08/08/2024 - Aceptación: 26/11/2024
1ª Revisión: 16/11/2024 - 2ª Revisión: 22/11/2024
Documento accesible. Ley N° 26.653. WCAG 2.0
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Cita sugerida
: Pérez Restrepo, E.A. (2025). El juramento olímpico: historia y sentido de un símbolo revestido de honor. Lecturas: Educación Física y Deportes, 29(320), 20-33. https://doi.org/10.46642/efd.v29i320.7818
Resumen
El juramento olímpico, elemento central de este artículo, constituye un acuerdo de honor donde los deportistas, los jueces y los entrenadores se comprometen con el cumplimiento estricto de las reglas, el respeto hacia ellos mismos y a los otros, el espíritu olímpico, el juego limpio, además de asumir el deber de esforzarse al máximo por la superación permanente y luchar por la gloria olímpica. El objetivo de este artículo es describir la historia y sentido del juramento olímpico como símbolo de la máxima manifestación festiva del Olimpismo.
Palabras clave:
Juramento olímpico. Juegos Olímpicos de la antigüedad. Juegos Olímpicos modernos. Pierre de Coubertin. Olimpismo.
Abstract
The Olympic oath, a central element of this article, constitutes an agreement of honor where athletes, judges and coaches commit themselves to strict compliance with the rules, respect for themselves and others, the Olympic spirit, fair play, in addition to assuming the duty to strive to the maximum for permanent improvement and fight for Olympic glory. The aim of this article is to describe the history and meaning of the Olympic oath as a symbol of the greatest festive manifestation of Olympism.
Keywords:
Olympic oath. Ancient Olympic Games. Modern Olympic Games. Pierre de Coubertin. Olympism.
Resumo
O juramento olímpico, elemento central deste artigo, constitui um acordo de honra onde atletas, juízes e treinadores se comprometem ao estrito cumprimento das regras, ao respeito por si e pelos outros, ao espírito olímpico, e ao fair play, além de assumirem o dever de envidar todos os esforços para melhorar constantemente e lutar pela glória olímpica. O objetivo deste artigo é descrever a história e o significado do juramento olímpico como símbolo da manifestação festiva máxima do Olimpismo.
Unitermos
: Juramento olímpico. Jogos Olímpicos antigos. Jogos Olímpicos modernos. Pierre de Coubertin. Olimpismo.
Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 29, Núm. 320, Ene. (2025)
Introducción
El Movimiento Olímpico, gracias a los aportes del Barón Pierre de Coubertin, fue dotado de una serie de símbolos y ritos que le identifican a nivel mundial y que unen a todos aquellos que le apoyan, emblemas que llegan incluso a configurarle “como una religión laica” (Durántez, 1994, p. 51; Durántez, 1995, p. 48; Durántez, 2004, p. 20-21; Durántez, 2012, p. 46-47; Durántez, 2013, p. 41).
Los elementos simbólicos del Movimiento Olímpico son el emblema (los anillos), la bandera, el lema olímpico, el lema de competición, el juramento, la antorcha y fuego olímpico, el himno, las medallas y diplomas y, por último, las mascotas.
El propósito de este artículo es describir la historia, significado y particularidades del juramento olímpico como símbolo de la máxima manifestación festiva del Olimpismo.
El protocolo del juramento en los Juegos Olímpicos de la antigüedad
En el marco del programa olímpico antiguo, al inicio del primer día, luego del toque de las trompetas y clarines, se hacia el cortejo oficial partiendo desde el Pritaneo. Desde este lugar, desfilaban lenta y majestuosamente los heraldos y trompeteros, seguidos por los hellanodikas, luego los magistrados y sacerdotes de Elis, acompañados por los próxenos o huéspedes públicos, seguidamente irían los embajadores y autoridades de las polis griegas, los personajes célebres, extranjeros notables, delegaciones oficiales junto con sus ofrendas, vendrían luego los protagonistas principales de esta magna fiesta deportiva, es decir los atletas y, por ultimo desfilarían los caballos y carros que se usarían en las pruebas hípicas (Cabezas, 1918, p. 29; Espinosa, 1963, p. 174; Kieran, y Daley, 1967, p. 13; Andere, 1968, p. 2-3; Schöbel, 1968, p. 59; Briceño, 1990, p. 79; Durántez, 1985; Durántez, 1992, p. 17; Durántez, 2015, p. 57-59; Pérez, 2018, p. 167; Pérez, 2021; Ferrer et al., 2022). Este fastuoso desfile culminaba en el Altar de Zeus.
Luego de toda esta majestuosa procesión se efectuaba el sacrificio de un cerdo en nombre de Zeus Horkios o Dios del Juramento, deidad regente considerada como director de los Juegos y ante la cual tanto los atletas, padres, entrenadores (aliptes) y jueces (hellanodikas), debían juramentarse, extendiendo sus manos empapadas con la sangre de los animales sacrificados. (Cousineau, 2003, p. 89; Espejo, 2013, p. 23; Swaddling, 2015, p. 53; Pérez, 2021)
De cierto modo, el juramento representaba el compromiso y la seguridad del cumplimiento de los requisitos globales de acceso, los tiempos de mínimos de entrenamiento, la preparación específica para las pruebas y la capacidad adquirida para alcanzar la victoria, además de asumir el compromiso de no trasgredir las normas establecidas y combatir lealmente y con nobleza, afirmaciones que comprometían el honor de los atletas, su familia y ciudad y donde su incumplimiento acarrearía castigos terrenales (azotes en público) pero también la ira de los dioses1.
El lugar destinado para la realización de este magno compromiso era el Bouleuterion o Casa de la Administración, sitio donde funcionaba la sede del Senado Olímpico o la Bule. En esta edificación se hallaba un patio cuadrado donde se encontraba la estatua del Zeus Horkios, zona donde se presentaban los atletas y jueces para hacer su solemne juramento.
En caso de que el deportista fuera menor de edad o un efebo, los padres o algún familiar cercano harían el juramento. De igual forma, se sacrificaba un carnero negro para honrar el espíritu y memoria de Pélope. (Nogareda, 1912, p. 14; Grombach, 1956, p. 5; Espinosa, 1963, p. 172-173; Kieran, y Daley, 1967, p. 13; Schöbel, 1968, p. 59; Ángel, 1970, p. 24; Mandell, 1990, p. 4; Évano, 2003, p. 22; Cerezo, 2016, p. 114; Pérez, 2021)
De acuerdo con Girardi (1972), el juramento realizado en estos magnos Juegos, se cree que rezaba lo siguiente:
“Nosotros los competidores, nuestros padres y hermanos, y los jueces, juramos abstenernos de cualquier falta en los Juegos Olímpicos. Nosotros los competidores juramos así mismo que hemos efectuado los ejercicios prescritos durante diez meses. Nosotros los jueces damos fe de que emitiremos nuestro veredicto en justicia y sin cohecho” (p. 13).
Como se puede observar, los jueces también hacían juramento respecto a tomar sus decisiones justamente, de manera imparcial, sin dar cabida a sobornos y dando confidencialidad al motivo de sus decisiones y a la información de los participantes admitidos y rechazados, cuestión que les otorgaba un peso de solemnidad en su actuar. (Wald, 1965, p. 8; Briceño, 1990, p. 81; Pastor, Villena, y Aguilera, 2008, p. 72; Pérez, 2021)
Finalmente, tras culminar la ceremonia de juramento, se les reforzaría la instrucción acerca de los principios y reglas bajo las cuales se desarrollarían los juegos. (Mercé, 1972, p. 19)
La importancia axiológica del juramento en el ámbito deportivo
El juramento, como elemento integrante de la cultura axiológica deportiva, desempeña un papel crucial en el ámbito del deporte como herramienta no solo competitiva, sino también formativa. De acuerdo con Acosta (s.f.), esta cultura se refiere al conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que los atletas de alto rendimiento adquieren a lo largo de su formación y desarrollo.
En este sentido, es importante plantear que la cultura axiológica deportiva está intrínsecamente ligada a la ética y los valores en el deporte, cuestión que lleva a establecer que los deportistas no solo deben centrarse en su componente físico, sino también en el desarrollo integral, envolviendo el cultivo de sus valores, entre los que se puede señalar la excelencia, el respeto y la amistad, los actuales valores olímpicos.
Justamente, el juramento realizado en los eventos deportivos, incluida la magna fiesta olímpica, representa este compromiso ético, responsabilidad donde la educación, la familia y la comunidad influyen directamente en la formación de los valores de este atleta, quien debe comprender que su papel va más allá de ganar medallas, pues también se constituye en un modelo para seguir, además de ser embajador de los principios éticos en el deporte.
De esta forma, se hace relevante señalar que, además de la formación integral del deportista, debemos propender porque este jamás pierda su identidad como persona, que no se convierta en máquina, pues la formación deportiva, de acuerdo con los postulados de Hernández (2004, p. 69) debe contribuir a la formación de la autenticidad y la alegría.
En resumen, el juramento en el deporte competitivo, como un compromiso establecido públicamente, no es solo una formalidad, sino una expresión de los valores y principios que guían la actuación de los atletas, donde su importancia radica en la construcción de una cultura deportiva basada en la integridad, el respeto y la reflexión crítica sobre la propia conducta y la de los demás.
Pierre de Coubertin y el juramento olímpico
La transición de la idea del juramento olímpico de la antigüedad y su aplicación en los tiempos modernos fue considerada por el Barón Pierre de Coubertin, restaurador de los Juegos Olímpicos y promotor del Olimpismo como filosofía de vida.
Debido a la fascinación de Coubertin por la cultura griega y sus Juegos; influenciada por el filohelenismo reinante en su infancia y por el Padre Julio Caron2, uno de sus primeros influenciadores, esta civilización siempre le sirvió como referencia obligada para la adaptación de sus prácticas y su posterior aplicación en las justas olímpicas por él restauradas.
Por tal razón, consideró importante la implementación moderna del juramento olímpico como “un compromiso caballeresco y de honor” (Durántez, 2013, p. 52), donde los atletas, jueces y entrenadores se comprometen a cumplir cabalmente con las normas, a promover el espíritu olímpico y la lealtad deportiva.
Respecto a la importancia de esta solemne ceremonia, Coubertin (1920), comentaba que “el juramento individual impuesto a todos será el mejor medio de volver a colocar las pruebas deportivas bajo el control del honor” (1920), validando su argumento nueve años después cuando expresaba que “el ceremonial solo estuvo a punto cuando se empezó a prestar el juramento de los atletas con su fórmula breve e impresionante”. (Coubertin, 1973, p. 157-164)
Coubertin, aprovechando una entrevista que le hicieron en el año 1936, expresó su inconformidad frente a las críticas sin fundamento que le habrían hecho a causa del Juramento Olímpico, así:
“Se me ha reprochado a menudo, y siempre erróneamente, la pretendida hipocresía del Juramento Olímpico. Pero dejen en paz a este famoso Juramento, del cual soy el progenitor orgulloso y feliz, o ¿queréis que él exija a los atletas participantes en el Estadio Olímpico un amateurismo absoluto, del cual yo soy el primero en reconocer como imposible? Únicamente pido al Juramento una sola cosa: la lealtad deportiva.”
Dentro de su comentario, se hace evidente la molestia de Coubertin acerca de la interpretación dada al juramento, pues en ningún momento se aspira a la radicalización de sus postulados, tan solo se pretende apostarle con ahínco a un deporte limpio, equitativo, pacífico y capaz de unir a los pueblos del mundo.
El juramento en los Juegos Olímpicos Modernos
Este ritual, adaptado de los ritos helénicos antiguos, fue concebido en el mes de julio de 1906, fecha en la que Coubertin manifestó la necesidad de introducir en las majestuosas ceremonias olímpicas un juramento que abordara la equidad, esfuerzo e imparcialidad de los atletas.
El juramento olímpico fue dado a conocer en el año 1920, durante los Juegos Olímpicos efectuados en Amberes (Bélgica). (Durántez, 1985; Wendl, 1995; Guttmann, 2002, p. 39; Cousineau, 2003, p. 129; Gutiérrez, 2008, p. 47; Durántez, 2012, p. 109-110; Constandt, Truyens, y Constandt, 2021; Pérez, y Pérez, 2021; Anaya, 2023; Georgiadis, 2024)
Según el protocolo olímpico inicial del juramento, un solo deportista, en representación de la totalidad de estos, se compromete a cumplir las normas de los Juegos, siendo el esgrimista y waterpolista belga Víctor Boin3, el primero en pronunciar las palabras “Juramos que acudimos a los Juegos Olímpicos con un espíritu caballeresco por el honor de nuestros países y la gloria del deporte”, texto primigenio de este símbolo.
El diseño del juramento olímpico sufrió una ligera modificación en 1961, pues el término “juramos” fue reemplazado por “prometemos”, además las palabras “(…) por el honor de nuestros países" fueron sustituidas por “(…) por el honor de nuestros equipos", cambio centrado en la eliminación del nacionalismo de los Juegos.
Con el propósito de reducir el sesgo nacionalista, anexar un compromiso con una connotación más cívica que religiosa e incluir aspectos tan polémicos como el dopaje, el texto fue modificado para los Juegos de Sídney 2000. El juramento diseñado para aquel momento rezaba lo siguiente:
“En nombre de todos los competidores, prometo que participaremos en estos Juegos Olímpicos respetando y cumpliendo sus reglamentos, comprometiéndonos a un deporte sin dopaje y sin drogas, con auténtico espíritu deportivo para mayor gloria del deporte y el honor de nuestros equipos” (Texto de aplicación 1-11 de la norma 69 contenida en la Carta Olímpica). (Guzmán Peredo, 1968, p. 159; Ángel, 1970, p. 45; Durántez, 2013, p. 56)
Por otro lado, desde el año 1972 se estipuló que los jueces de las diferentes disciplinas deportivas debían prestar juramento, el cual sería efectuado de manera simbólica por un solo juez, en representación de todos los presentes, quien recitaba las siguientes palabras:
“En nombre de todos los jueces y miembros del personal oficial, prometo que desempeñaremos nuestras funciones durante los Juegos Olímpicos con la más estricta imparcialidad, respetando y cumpliendo sus reglamentos con auténtico espíritu deportivo.”
El primer juez encargado de liderar este momento del protocolo olímpico fue Fumio Asaki en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1972.
De igual forma, a partir de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, se inició la aplicación del juramento destinado a los entrenadores, el cual, al igual que los demás actos juramentarios, era realizado por un solo juez que representa simbólicamente a todos los presentes. Su texto rezaba lo siguiente:
“En nombre de todos los entrenadores y miembros de esta comitiva de atletas, prometo que nos comprometeremos a asegurar que el espíritu deportivo y el juego limpio sean plenamente respetados en conformidad con los principios fundamentales de los Juegos Olímpicos.”
Es importante señalar que los juramentos, tanto para los deportistas, los jueces y los entrenadores, son propiedad exclusiva del Comité Olímpico Internacional, hecho que impide su utilización en otros escenarios sin previa autorización.
Ahora bien, para los Juegos de la 32ª Olimpiada, celebrados en Tokio en el año 2021 (Denominados 2020+1), el juramento sufrió una nueva modificación y fue realizado por seis personas, una por cada sexo entre deportistas, jueces y entrenadores.
Esta nueva modificación unifica el compromiso expresado por los principales agentes participes de la fiesta olímpica, posibilita la equidad de género en este magno y honorable acto ceremonial y posee un mayor énfasis en la inclusión, la igualdad y la solidaridad. El texto modificado reza lo siguiente:
“Prometemos participar en estos Juegos Olímpicos, respetando y cumpliendo las reglas y con el espíritu del juego limpio, la inclusión y la igualdad.
Juntos somos solidarios y nos comprometemos con el deporte sin dopaje, sin trampas, sin ningún tipo de discriminación.
Hacemos esto por el honor de nuestros equipos con el respeto de los principios fundamentales del Olimpismo y para hacer del mundo un lugar mejor a través del deporte.”
Este protocolo del ceremonial olímpico, con un solo texto juramentario, fue pronunciado por el atleta Ryota Yamagata, subcampeón olímpico de 4x200, y la tenismesista Kasumi Ishikawa, doble medallista olímpica. A su vez, estos deportistas estuvieron acompañados por los jueces Masakado Kato y Asumi Tsuzaki y los entrenadores Kosei Inoue y Reika Utsugi.
Para el caso más reciente, los Juegos de la XXXIII Olimpiada, realizados en Paris del 26 de julio al 11 de agosto, los encargados de prestar el juramento a nombre de los deportistas fueron el nadador Florent Manaudou y la atleta Mélina Robert-Michon.
Por último, como acto de exaltación hacia los deportistas, jueces y entrenadores que han tenido el honor de ser los encargados de pronunciar el juramento en cada uno de los Juegos Olímpicos de verano, estos son presentados a continuación:
Tabla 1. Deportistas encargados del Juramento Olímpico (Juegos Olímpicos de Verano)
Año |
Nombre
del Deportista |
Disciplina
Deportiva |
1920 |
Víctor
Boin |
Polo
acuático y Esgrima |
1924 |
Georges
André |
Atletismo |
1928 |
Harry
Dénis |
Fútbol |
1932 |
George
Calnan |
Esgrima |
1936 |
Rudolf
Ismayr |
Halterofilia
|
1948 |
Donald
Finlay |
Atletismo |
1952 |
Heikki
Savolainen |
Gimnasia |
1956 |
John
Landy (Melbourne) y Henri Saint Cyr (Estocolmo) |
Atletismo
y segmento ecuestre respectivamente |
1960 |
Adolfo
Consolini |
Atletismo |
1964 |
Takashi
Ono |
Gimnasia |
1968 |
Pablo
Lugo Garrido |
Atletismo |
1972 |
Heidi
Schüller |
Atletismo |
1976 |
Pierre
St. Jean |
Halterofilia |
1980 |
Nikolay
Andrianov |
Gimnasia |
1984 |
Edwin
Moses |
Atletismo |
1988 |
Ho
Je y Mi Nason |
Baloncesto
y Balonmano respectivamente |
1992 |
Luis
Doreste Blanco |
Vela |
1996 |
Teresa
Edwards |
Baloncesto
|
2000 |
Rechelle
Hawkes |
Hockey
|
2004 |
Zoï
Dimoschaki |
Natación
|
2008 |
Zhang
Yining |
Tenis
de Mesa |
2012 |
Sarah
Stevenson |
Taekwondo |
2016 |
Robert
Scheidt |
Regata
|
2020+1 |
Ryota
Yamagata y Kasumi Ishikawa |
Atletismo
y Tenis de Mesa respectivamente |
2024 |
Florent
Manaudou y Mélina Robert-Michon |
Natación
y Atletismo respectivamente |
Fuente: Adaptado de Wendl (1995); Pérez, y Pérez (2021)
Tabla 2. Jueces encargados del Juramento Olímpico (Juegos Olímpicos de Verano)
Año |
Nombre
del Juez |
Disciplina
Deportiva |
1972 |
Heinz
Pollay |
Equitación |
1976 |
Maurice
Forget |
Atletismo |
1980 |
Aleksandr
Medvev |
Lucha |
1984 |
Sharon
Weber |
Gimnasia |
1988 |
Lee
Hak-rae |
Judo |
1992 |
Eugeni
Asencio |
Polo
Acuático |
1996 |
Hobie
Billingsley |
Natación
– Clavados |
2000 |
Peter
Kerr |
Polo
Acuático |
2004 |
Lazaros
Voreadis |
Baloncesto |
2008 |
Huang
Liping |
Gimnasia |
2012 |
Mik
Basi |
Boxeo |
2016 |
Martinho
Nobre |
Atletismo |
2020+1 |
Masakado
Kato y Asumi Tsuzaki |
Fútbol
y Polo Acuático respectivamente |
2024 |
No
disponible |
Lucha |
Fuente: Adaptado de Pérez y Pérez (2021)
Tabla 3. Entrenadores encargados del Juramento Olímpico (Juegos Olímpicos de Verano)
Año |
Nombre
del Entrenador |
Disciplina
Deportiva |
2012 |
Eric
Farrell |
Canotaje |
2016 |
Adriana
Aparecida dos Santos |
Baloncesto |
2020+1 |
Kosei
Inoue y Reika Utsugi |
Judo y
Softbol respectivamente |
2024 |
Christophe
Massina |
Judo |
Fuente: Adaptado de Pérez y Pérez (2021)
Conclusión
El reconocimiento de los elementos simbólicos del Movimiento Olímpico se hace necesario para trascender la visión agonística preponderante que se le ha conferido al mundo de lo olímpico, superando la postura mecanicista, revestida por la marca y la medalla como único objetivo, avanzando en un escenario donde se haga énfasis en lo humano, en lo humanizante y en los valores reales que el deporte puede transmitir cuando este es empleado como la herramienta educativa que efectivamente representa.
En este sentido, el abordaje del juramento olímpico como símbolo permite comprender el papel del honor en el mundo del deporte competitivo, además del respeto por las normas como estrategia de entendimiento social, sumado a la necesidad de abordar un deporte que aporte a la solidaridad, a la inclusión, a la igualdad y al fomento del juego limpio.
Nota
El juramento simbolizaba y aun lo hace, el valor sagrado de la palabra dada, aquel atleta que traicionara este protocolo sagrado quedaría excluido para siempre de los Juegos, la vergüenza lo acompañaría hasta su muerte y empañaría la fama y gloria de su ciudad natal (Évano, 2003, p. 24).
Pedagogo que se desempeñó como profesor de Humanidades y Retórica en la Escuela Libre de San Ignacio (École Libre Saint – Ignace), colegio de jesuitas de Paris, ejerciendo una amplia influencia en la formación de Coubertin, particularmente en lo que correspondió a su último año en este claustro académico (1878 – 1879). Caron fue el encargado de transmitir a Coubertin el amor por la Antigua Grecia y su legado para la humanidad (Pérez, Pérez y Londoño, 2021).
Este gran deportista llegó a ser presidente del Comité Olímpico de Bélgica.
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