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ISSN 1514-3465

 

Desentrañando el lenguaje olímpico: Juegos Olímpicos, Olimpiada y Olimpismo

Unraveling the Olympic Language: Olympic Games, Olympiad and Olympism

Desvendando a linguagem olímpica: Jogos Olímpicos, Olimpíadas e Olimpismo

 

Eduardo Antonio Pérez Restrepo

eduperez203@hotmail.com

 

Profesional en Ciencias del Deporte y la Recreación

y Magíster en Educación por la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP)

Miembro de número de la Academia Olímpica Colombiana

Docente Catedrático Universidad Tecnológica de Pereira

(Programa Licenciatura en Educación Básica Primaria)

Universidad Internacional del Ecuador y Centro Universitario México

Docente de la IE “Francisco de Paula Santander” (Pereira)

(Colombia)

 

Recepción: 28/05/2024 - Aceptación: 24/09/2024

1ª Revisión: 28/08/2024 - 2ª Revisión: 21/09/2024

 

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Cita sugerida: Pérez Restrepo, E.A. (2024). Desentrañando el lenguaje olímpico: Juegos Olímpicos, Olimpiada y Olimpismo. Lecturas: Educación Física y Deportes, 29(318), 126-138. https://doi.org/10.46642/efd.v29i318.7689

 

Resumen

    Los Juegos Olímpicos, máxima manifestación festiva del Olimpismo se acaban de celebrar en la ciudad de París. Esta fiesta agonal, que une el deporte con la educación y la cultura es el máximo peldaño en la vida de un deportista de alto rendimiento, es la meta que todo amante del deporte desea alcanzar. Curiosamente, a pesar de ser un encuentro que evoca los Juegos Olímpicos de la Antigüedad, y que se viene celebrando casi que de forma ininterrumpida (salvo unas pocas excepciones) desde 1896, aún persiste confusión e incluso ignorancia sobre lo que puede denominarse lenguaje olímpico, es decir, conceptos tales como Juegos Olímpicos, Olimpiada y Olimpismo, vocablos que comúnmente son empleados de forma inadecuada e incluso como sinónimos. El objetivo de este artículo es precisamente aportar, desde el análisis y la reflexión, elementos para la clara definición de los términos vinculados con el mundo de lo olímpico.

    Palabras clave: Juegos Olímpicos. Olimpiada. Olimpismo. Lenguaje.

 

Abstract

    The Olympic Games, the ultimate festive manifestation of Olympism have just been held in the city of Paris. This agonal celebration, which unites sport with education and culture, is the highest step in the life of a high-performance athlete, the goal that every sports lover wishes to reach. Curiously, in spite of being a meeting that evokes the Olympic Games of Antiquity, and that has been held almost uninterruptedly (with a few exceptions) since 1896, there is still confusion and even ignorance about what we can call the Olympic language, that is, concepts such as Olympic Games, Olympiad and Olympism, words that are commonly used inadequately and even as synonyms. The objective of this article is precisely to contribute, from analysis and reflection, elements for the clear definition of the terms linked to the Olympic world.

    Keywords: Olympic Games. Olympiad. Olympism. Language.

 

Resumo

    Os Jogos Olímpicos, manifestação festiva máxima do Olimpismo, acabam de ser realizados na cidade de Paris. Este festival agonal, que une o desporto à educação e à cultura, é o passo mais alto na vida de um atleta de alto rendimento, é o objetivo que todo o amante do desporto deseja alcançar. Curiosamente, apesar de ser um encontro que evoca os Jogos Olímpicos da Antiguidade, e que se realiza quase ininterruptamente (salvo algumas exceções) desde 1896, ainda persiste a confusão e até o desconhecimento sobre aquilo a que se pode chamar linguagem olímpica, ou seja, conceitos como. O objetivo deste artigo é precisamente fornecer, através da análise e da reflexão, elementos para a definição clara dos termos ligados ao mundo olímpico.

    Unitermos: Jogos Olímpicos. Olimpíada. Olimpismo. Linguagem.

 

Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 29, Núm. 318, Nov. (2024)


 

Introducción 

 

    El concepto de Olimpismo, según palabras del Doctor Conrado Durántez, “suele ser vocablo común de generalizado uso, pero normalmente de incierto entendimiento” (2004, p. 5), que normalmente se asocia con el entorno cultural, sociológico, ambiental, político, económico y deportivo que permea el desarrollo de los Juegos Olímpicos, aunque también está vinculado con la consumación al más alto nivel de una situación: “pasar olímpicamente, “olímpico desprecio” (Ibid., p. 5).

 

    De igual forma, en el Diccionario del uso del español escrito por María Moliner, se hace referencia a la expresión “olímpicamente” como un tipo de actuación de la persona cuando se comporta con una actitud altiva, despectiva y quizás con algo de desdén (1998), pudiendo interpretarse esto, tal como argumenta Cano Vásquez, como una actitud arrogante más no irresponsable (2013, p. 22).

 

    En Colombia, este concepto posee incluso otra acepción generalizada y descalificante, vinculada con la pereza, desidia, flojera, displicencia, cuando se escucha en la cotidianidad del hogar o en claustros académicos y laborales, las palabras: “No sea olímpico, haga algo” o “Usted tan olímpico” o “actúa olímpicamente”, además que subvalora el esfuerzo permanente y a veces sobrehumano que aplica un atleta olímpico en sus procesos de entrenamiento y más aún cuando compite en la mayor fiesta deportiva de la humanidad. (Pérez, 2021; Pérez, y Pérez, 2021; Pérez, Pérez, y Londoño, 2021)

 

    El nivel de confusión en la aplicación de esta palabra afecta fuertemente a vocablos como Juegos Olímpicos y Olimpiada, siendo usados con frecuencia a manera de sinónimos, problema que encuentra un soporte académico anómalo dentro de la edición actualizada del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (2023), donde el concepto Olimpiada posee algunas imprecisiones que contravienen lo estipulado en la norma 6 y Textos de aplicación de la Carta Olímpica. (Durántez, 2004, pp. 5-6)

 

    Con el propósito de defender las construcciones identitarias del área que nos atañe, mejorar la comprensión conceptual del lenguaje olímpico, y dado que, para muchas personas, incluyendo profesionales de esta área, aún existe confusión frente a las palabras antes señaladas, se expone un breviario conceptual desde los aportes de diversos autores (Durántez, 2004, pp. 5-6, 11; Pérez Feito, 2009, p. 298; Durántez, 2012, pp. 44-46; Romero Sedano, 2012, pp. 67-72; Pérez, 2021; Pérez, y Pérez, 2021; Pérez, Pérez, y Londoño, 2021), que permitirá dilucidar, al menos parcialmente, el valor, complejidad y contenido humanista que cada uno de estos términos conlleva.

 

    Por las razones antes expuestas es desde donde surge este artículo, cuyo objetivo es precisamente aportar, desde el análisis y la reflexión, elementos para la clara definición de los términos vinculados con el mundo de lo olímpico.

 

Concepto de Juegos Olímpicos 

 

    Abordando inicialmente un concepto basado en los agones de la antigüedad, esta expresión significa “la congregación de los hombres delante de los dioses o de sus templos para tributarles culto, para competir entre ellos y estar dispuestos a soportar penalidades, todo eso en la montaña de los dioses”. (Bazaco, 2011, p. 46)

 

    En este sentido, fueron precisamente los agones en Olimpia los que sirvieron de inspiración al Barón Pierre de Coubertin para la utilización del término “olímpico” para su idea de restauración de los Juegos Olímpicos modernos. (López, 2012)

 

    La primera manifestación pública de Coubertin, restaurador final de los Juegos Olímpicos modernos, donde hace uso del término fue efectuada en horas de la tarde del día 25 de noviembre de 1892, dentro de una conferencia conmemorativa del quinto aniversario de la Unión de Asociaciones Francesas de Deporte Atléticos (“Union des Sociétés Francaises de Sports Athlétiques”) celebrada en el Anfiteatro de Richelieu en la Sorbona. (Valserra, 1944, p. 267; COI, 1963, p. 60; Fichefet, y Corhumel, 1967, p. 19; Schöbel, 1968, p. 112; Guzmán Peredo, 1968, p. 170; Fauria, 1968, p. 18; Haro Oliva, 1968, p. 57; Economou, 1970, p. 101; Espejo, 2013, p. 61; Ramírez, 2013, p. 141; Durántez, 2013, p. 29; Durry, 2018, p. 95; Quinteros, 2018, p. 64)

 

    Parte del emotivo y convincente discurso pronunciado por Coubertin en dicha conferencia fue el siguiente:

    “En mis sueños, Olimpia levantaba sus columnas y sus pórticos en mi pensamiento. Antes de extraer de sus ruinas un principio renovador, mi espíritu había hecho revivir su silueta, su equilibrio, su esteticismo. Pero lo más práctico y útil era el proyecto menos brillante, pero más práctico y fecundo, de restablecer los Juegos Olímpicos. La hora del internacionalismo deportivo había ya sonado. Y este tenía que interpretar un papel importantísimo en el mundo que estaba perfilándose (…) Hay personas que califican de utopistas, o acusan de irrazonables, a los que hablan de la desaparición de la guerra; sin embargo, hay quienes creen en la disminución progresiva de las posibilidades de guerra, en lo cual yo no veo utopía alguna. Es evidente que el telégrafo, los ferrocarriles, el teléfono, la apasionada investigación científica, los congresos y las exposiciones hacen más por la paz que todos los tratados diplomáticos. Yo espero que el deporte hará aún más (…) exportemos remeros, corredores, esgrimistas: este es el intercambio del futuro y el día que tenga lugar, la causa de la paz habrá recibido un apoyo nuevo y poderoso. Esto basta para alentarnos y pensar en la segunda parte del programa que espero que ustedes apoyarán como hasta ahora lo han hecho y que con ustedes podré realizar esta grandiosa y bienhechora obra (…) es necesario internacionalizar el deporte y organizar nuevamente los Juegos Olímpicos”. (Coubertin, 1892, citado por Nogareda, 1912, p. 25; Grombach, 1956, p. 8; Fauria, 1968, p. 18; Arce, 1972, p. 11; Mercé, 1972, p. 22; Mercé, 1988; Espejo, 2013, p. 61; Grupo de Estudio Kinesis, 2013, pp. 18-19)

    Durante ese importante evento, Coubertin expuso por primera vez su idea de unos Juegos Olímpicos. El discurso de aquel día no tuvo la respuesta que esperaba y debió intentarlo una vez más (Anaya, 2023a), intento que se llevaría dos años después, el 23 de junio de 1894, momento donde contó con apoyo unánime por parte de todos los asistentes.

 

    Desde un contexto más actual, tomando en consideración los agones modernos restaurados por Pierre de Coubertin, este concepto se refiere a las competiciones deportivas periódicas cuatrienales que se efectúan al término de una Olimpiada, y que se encuentran organizadas bajo la autoridad del Comité Olímpico Internacional.

 

    Los Juegos Olímpicos son la mayor manifestación del deporte espectáculo en nuestros días, espacio donde se generan una serie de competencias entre deportistas, en pruebas individuales o por equipos y no entre naciones. Estas pruebas deportivas congregan a atletas designados por sus respectivos Comités Olímpicos Nacionales, cuyas inscripciones han sido aceptadas por el Comité Olímpico Internacional y que, respecto a sus actuaciones deportivas, compiten bajo la dirección técnica de las Federaciones Internacionales de cada disciplina deportiva.

 

¿Qué es Olimpiada? 

 

    El siguiente término olímpico al que se hará referencia es a la Olimpíada, concepto que designa un espacio cronológico, un periodo de cuatro años consecutivos que separan dos Juegos Olímpicos sucesivos.

 

    La Olimpiada es el periodo cuadrienal consecutivo que comienza el 1º de enero del primer año y concluye el 31 de diciembre del cuarto año (Buitrón y del Riego, 2004, p. 6; Durántez, 2015, p. 7; García Forero, 2019, p. 49; Dalotto, 2021, p. 14). Los Juegos de la Olimpiada actual, correspondiente a la XXXIII, se efectuará en Paris entre el mes de julio y agosto. En resumen, la actual Olimpiada empezó el 1º de enero de 2020 y finalizará el 31 de diciembre de 2024.

 

    El conteo de la Olimpiada no se interrumpe, motivo por el cual, independiente si se llevan a cabo o no los Juegos Olímpicos, esta será tenida en cuenta. Como ejemplo, en 1916, con ocasión de la I Guerra Mundial, no fueron celebrados los Juegos Olímpicos, pero sí se contó la “Olimpiada”; y de igual forma sucedió con la II Guerra Mundial, no hubo Juegos Olímpicos, pero si pasaron cronológicamente dos Olimpiadas (Anaya, 2023b). 

 

    Coubertin en el año 1919, al referirse a este concepto, exclamaba lo siguiente:

    “Una Olimpiada es un intervalo del calendario, intervalo de cuatro años cuya apertura se celebra con los Juegos. Es por tanto incorrecto, histórica y gramaticalmente hacer de la palabra olimpiada el equivalente de los juegos olímpicos. Y cuando dicen, como algunos lo hacen vulgarmente “las Olimpiadas de Ámsterdam” nos estropean los oídos con un doble barbarismo”.

    El Comité Olímpico Colombiano en su obra, y haciendo alusión al significado primigenio de la Olimpiada, expresa que esta corresponde a “50 lunas llenas” (S.F., p. 3).

 

    Por otro lado, a través de diversas fuentes, existen otras definiciones sobre el término “Olimpiada”. El primer referente es la Real Academia de la Lengua Española (RAE), documento que plantea que, etimológicamente, Olimpíada proviene del latín “Olympĭas, -ădis”, y, a su vez, este procede del griego Ολυμπιάς, -άδος Olympiás, -ádos”.

 

    La misma fuente plantea otras definiciones para Olimpíada, entre ellas:

  • Competición deportiva mundial que se celebra cada cuatro años en un lugar previamente determinado.

  • Fiesta o juego que se celebraba cada cuatro años en la antigua ciudad de Olimpia.

  • Período de cuatro años comprendido entre dos celebraciones consecutivas de juegos olímpicos.

    De acuerdo con Anaya (2023b), las definiciones expuestas por la Real Academia de la Lengua Española dejan claro que el término “Olimpiada” es usado como sinonimia de “Juegos Olímpicos”.

 

    Por último, según lo contenido la más reciente versión de la Carta Olímpica, la norma 6 plantea que una Olimpiada es:

    “(…) un periodo de cuatro años civiles consecutivos, que comienza el primero de enero del primer año y finaliza el treinta y uno de diciembre del cuarto año (…) se cuentan a partir de los primeros Juegos de la Olimpiada celebrados en 1896 en Atenas” (2023, p. 18).

¿Qué es el Olimpismo? 

 

    Según Anaya (2023c), el Olimpismo es “una escuela de pensamiento que se fortalece a través de la reflexión sobre la conducta de ese ser humano que da lo mejor de sí, para llegar al podio en la máxima fiesta cuatrienal que existe sobre la tierra, pero que puede ser adoptado igualmente, guardadas proporciones, por cualquiera que se acerque al deporte a través de las ciencias aplicadas al deporte, la educación, las artes y la sostenibilidad”.

 

    La postura planteada previamente denota que aquel ser humano cercano al Olimpismo es (o al menos asi debería ser) ético, integro, humilde, ecuánime, pacifico, ejemplar y respetuoso, entregado a dar lo mejor de sí mismo todos los días de su vida, proclive a ser solidario y a trabajar en equipo. En resumen, esta persona está involucrada de lleno con la promoción de valores y virtudes, pretendiendo el alcance permanente de la perfección humana.

 

    En este sentido, es importante señalar que el Olimpismo es una doctrina creada por Pierre de Coubertin, la cual considera al deporte como un medio de superación educativa y un estímulo a los ideales universales de fraternidad, paz y mantenimiento de la dignidad humana (Pérez, Pérez y Londoño, 2021). Desde esta perspectiva, se espera que el Olimpismo permee la cotidianidad humana y se una a diversos elementos como el arte, la cultura, la educación y la sostenibilidad.

 

    Por otro lado, de acuerdo con lo estipulado en el segundo Principio Fundamental de la Carta Olímpica, es definido como:

    “(…) una filosofía de vida, que exalta y combina en un todo equilibrado las cualidades del cuerpo, la voluntad y la mente. Combinando el deporte con cultura y formación, el Olimpismo pretende crear una forma de vida basada en el placer del esfuerzo, el valor educativo de un buen ejemplo y el respeto por los principios éticos universales fundamentales”.

    Ahora bien, según síntesis realizada por Durántez (2012, p. 44), con sutiles adaptaciones propias, el Olimpismo constituye una “filosofía de vida que, como correa transmisora de valores, enaltece y entremezcla en completa armonía las cualidades del cuerpo, la voluntad y el espíritu, creando un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo, el respeto por los principios éticos, formativos, pacifistas, democráticos, humanitarios, culturales y ecologistas”, fundamentales para el desarrollo pleno de la sociedad.

 

    Una explicación más detallada de la conceptualización propuesta previamente se expone a continuación:

 

Cuadro 1. Análisis al concepto de Olimpismo propuesto por Durántez

Fragmento

Explicación

Filosofía

Etimológicamente significa “amor por la sabiduría” (Gómez de Silva, 1965). El olimpismo es una filosofía de vida (…) un entendimiento sabio de la existencia del ser humano que nos permite alcanzar mayores niveles de desarrollo.

El deporte como correa transmisora del Olimpismo

El deporte esta permeado por las ideas de esparcimiento, lúdica, secundariedad y ocio que una sociedad posea. Según comentaba Coubertin, el deporte debe encuadrarse en toda la medida posible en las más altas cotas de humanismo y lealtad (1936).

Principios formativos

El código ético del Olimpismo pretende la mejora de la raza humana y acceder al canon de hombre equilibrado y perfecto (desde la areté y la kalokagathía). En el marco de este principio formativo, se vincula directamente el principio olímpico de superación, desde donde se busca la mejora ontológica total por la vía de la preparación genérica para acceder a un rango superior.

Principio pacificador

La búsqueda de la paz es una constante histórica del movimiento olímpico, pues este constituye una corriente internacional que genera conocimiento y comprensión entre los pueblos. El Olimpismo aspira al establecimiento de una sociedad pacífica y comprometida con el mantenimiento de la dignidad humana, llevando a cabo acciones en favor de la paz, a fin de propender a la construcción de un mundo mejor y más pacífico.

Principio democrático

Este componente le apunta a una práctica deportiva generalizada dentro de un plano igualitario de derechos o igualitarismo democrático. En el marco del “Deporte para Todos”, este debe enfocarse a la práctica deportiva como un derecho humano, donde toda persona debe tener la posibilidad de practicarlo, según sus gustos y necesidades.

Su carácter humanitario

El Olimpismo persigue el “bien del género humano” (DRAE, 1992, p. 798) y debe ser practicado sin discriminación de ninguna clase (Carta Olímpica, Norma 2).

Dimensión cultural

Los Juegos Olímpicos, tanto los antiguos como los modernos, son un motor impulsor del arte y la cultura. La cooperación del deporte con la cultura y la educación permiten la permeabilidad social que caracteriza al Olimpismo, como elemento humanamente integrador y justo.

Dimensión ecológica

Esta dimensión del Olimpismo se centra en que el patrón humano de un ser equilibrado y perfecto no puede conseguirse si el entorno ambiental del individuo se torna agresivo (o nocivo). Se debe velar porque los Juegos Olímpicos se desarrollen en condiciones que revelen una actitud responsable ante los problemas del medio ambiente (14ª función del C.O.I.).

Fuente: Adaptado de Durántez (2004, pp. 11-46); Durántez, (2006, p. 5); Durántez, (2015, p. 13-46)

 

    En este orden de ideas, el Olimpismo debe verse como una filosofía social, una actitud cultural y un enfoque moral, que exalta el papel protagónico del deporte para la prosperidad mundial, la confraternización internacional y la coexistencia de las naciones en paz, desde acciones que se centren en un deporte con acceso para todos, donde la tregua no sea un convenio pasajero sino una decisión permanente, en la cual se luche por la participación efectiva y cooperativa de los individuos desde el marco de un deporte como medio y símbolo para el progreso educativo, social y cultural, visto como una herramienta efectiva de desarrollo humano.

 

    Por último, Coubertin estableció un grupo de valores como eje moral y fundamento del Olimpismo Moderno, núcleos de comportamiento humano que deben ser promovidos en todo el mundo del Deporte como posibilidades reales para el perfeccionamiento social. Entre estos valores, impulsados por el deporte y promovidos por Coubertin, el Comité Olímpico Internacional, en la Sesión efectuada en el 2007, estableció oficialmente como valores olímpicos los siguientes:

  • Excelencia: Esta enfocado en la obligación humana de esforzarse al máximo por el cumplimiento de sus metas, tanto en el ámbito deportivo, como en el campo de lo personal, lo profesional, lo familiar y cada una de las dimensiones que permean lo humano.

  • Amistad: El deporte corresponde a una estrategia infalible para la unión y comprensión humana, pues permite la superación de las barreras invisibles creadas por razones derivadas de aspectos religiosos, políticos, étnicos, entre otros.

  • Respeto: Este valor se fundamenta en el respeto por sí mismo y por los demás. En el marco interpretativo del impacto de este valor se incluyen las propuestas devenidas desde el “fair play” y la lucha contra el dopaje en el deporte.

Conclusión 

 

    El reconocimiento del Olimpismo como una filosofía de vida que permea cada dimensión humana, que debería ser parte de cada claustro educativo como una herramienta invaluable para la formación de seres humanos íntegros, se convierte en una necesidad para la sociedad actual.

 

    Las posibilidades derivadas de “lo olímpico” como estrategia para el mejoramiento paulatino de la sociedad han sido evidenciadas históricamente desde las bondades y aciertos de la antigua cultura griega, cuna de la civilización occidental y el posterior abordaje de algunos de sus elementos dentro del pensamiento moderno, en particular dentro del ideario coubertiniano, postura ideológica que emplea al deporte como herramienta educativa y que llevó a la restauración de los Juegos Olímpicos como una forma de favorecer la confraternización mundial y propender por un mundo más pacífico.

 

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Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 29, Núm. 318, Nov. (2024)