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ISSN 1514-3465

 

El auge de los hinchas al fútbol internacional en Cuba

The Rise of International Soccer Fans in Cuba

A ascensão dos torcedores internacionais de futebol em Cuba

 

Miguel Lisbona Guillén

mlisbona@unam.mx

 

Investigador Titular “C”

de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)

Director de la Revista Pueblos y fronteras digital (CIMSUR-UNAM)

Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Barcelona

Maestro y Doctor en Ciencias Antropológicas

por la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa (UAM-I)

Miembro del Sistema Nacional de Investigadores

desde el año 1998 (actualmente nivel 3)

Recibió el Premio Fray Bernardino de Sahagún

del Instituto Nacional de Antropología e Historia

a la Mejor Investigación (México, 2006) por el libro en coautoría

Diversidad Religiosa y Conflicto en Chiapas. Intereses, utopías y realidades (2005)

(México)

 

Recepción: 15/06/2023 - Aceptación: 08/04/2024

1ª Revisión: 13/11/2023 - 2ª Revisión: 05/04/2024

 

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Cita sugerida: Lisbona Guillén, M. (2024). El auge de los hinchas al fútbol internacional en Cuba. Lecturas: Educación Física y Deportes, 29(312), 96-108. https://doi.org/10.46642/efd.v29i312.7074

 

Resumen

    Nuevas identificaciones culturales y religiosas emergieron en Cuba tras la crisis del Periodo Especial (1991-2000). Las transformaciones económicas en la isla para solventar dicha coyuntura permitieron cierta apertura hacia el exterior, como se hizo visible con el interés por el fútbol internacional de las jóvenes generaciones; un hecho coincidente con la visualización en la televisión pública de fútbol europeo. Estas circunstancias han propiciado un paulatino desinterés por el deporte considerado nacional: el béisbol. En las páginas de este artículo se muestra este auge del balompié, así como algunas formas de organización de los nuevos aficionados al fútbol internacional. Una relación con expresiones globales, como la representada por el fútbol, facilitada por el ciberespacio y el uso de redes sociales. La observación propia del trabajo de campo antropológico y las entrevistas abiertas propician la información que, también, aparece en las mencionadas redes sociales.

    Palabras clave: Fútbol. Béisbol. Aficionados. Internet. Cambio cultural. Transformación social. Cuba.

 

Abstract

    New cultural and religious identifications emerged in Cuba after the crisis of the Special Period (1991-2000). The economic transformations in the island to solve that situation allowed a certain opening towards the exterior, as it became visible with the interest in international soccer of the young generations; a fact that coincided with the visualization of European soccer on public television. These circumstances have led to a gradual disinterest in the sport considered national: baseball. The pages of this article show this boom in soccer, as well as some forms of organization of the new international soccer fans. A relationship with global expressions, such as that represented by soccer, facilitated by cyberspace and the use of social networks. The observation of the anthropological fieldwork and the open interviews provide the information that also appears in the aforementioned social networks.

    Keywords: Soccer. Baseball. Fans. Internet. Cultural change. Social transformation. Cuba.

 

Resumo

    Novas identificações culturais e religiosas surgiram em Cuba após a crise do Período Especial (1991-2000). As transformações econômicas na ilha para resolver esta situação permitiram uma certa abertura ao exterior, como se tornou visível com o interesse pelo futebol internacional entre as gerações mais jovens; fato que coincide com a visualização do futebol europeu na televisão pública. Essas circunstâncias levaram a um gradual desinteresse pelo esporte considerado nacional: o beisebol. As páginas deste artigo mostram essa ascensão do futebol, bem como algumas formas de organização dos novos torcedores internacionais do futebol. Uma relação com expressões globais, como a representada pelo futebol, facilitada pelo ciberespaço e pela utilização das redes sociais. A observação de trabalhos de campo antropológicos e entrevistas abertas fornecem informações que também aparecem nas redes sociais citadas.

    Unitermos: Futebol. Beisebol. Fãs. Internet. Mudança cultural. Transformação social. Cuba.

 

Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 29, Núm. 312, May. (2024)


 

Introducción 

 

    El fútbol no es el único deporte que ofrece distintas interpretaciones teóricas para analizarlo desde la perspectiva social, aunque sí es el que más textos científicos ha propiciado (Acuña, y Acuña, 2016; Alabarces, 2018). Es una disciplina deportiva, entendida como hecho social, analizada en sus orígenes europeos como en los lugares donde se ha incorporado, como sucede en buena parte de Latinoamérica para conocer su institucionalización. (Alabarces, 2018, pp. 17-19)

 

    A ello se añade, en los últimos años, el interés por realizar estudios sobre territorios no considerados centrales con respecto a la práctica del fútbol, como lo ejemplificó Christian Bromberger (2004) al investigar el balompié en la sociedad iraní. Otro de los aspectos destacados en los estudios ha sido la singularidad con la que se adaptó y construyó socialmente en distintas regiones (Bromberger, 1998; Alabarces, 2018). El fútbol es un creador de identificaciones o para contraponer grupos sociales y territorios, tanto al interior como hacia el exterior de las fronteras estatales. (Villena, 2003; Hollanda et al., 2018; Zebadúa, y Echeverry, 2019)

 

Figura 1. Cuba es un ejemplo de la globalización del fútbol gracias a su consumo visual

Figura 1. Cuba es un ejemplo de la globalización del fútbol gracias a su consumo visual

Fuente: Copilot Designer

 

    Cuba es uno de los países que más estudios sociales y reflexiones internacionales ha suscitado, en especial tras su Revolución de 1959. Sin embargo, respecto al deporte cubano, se destaca su participación en competencias internacionales y el relevante papel de disciplinas deportivas como lo son el boxeo y el béisbol, este último considerado el deporte nacional (Alfonso, 2014 y 2016; González, 1999). Ensalzar al béisbol -la pelota en Cuba- como símbolo nacional es un hecho histórico que se hizo más fehaciente tras la Revolución cubana, momento en el que prácticamente se excluyó al fútbol, disciplina deportiva que llegó a ser profesional hasta la década de los cincuenta del pasado siglo. (Prado, 2013)

 

    La tardía independencia de Cuba (1898) y su conformación nacional enmarcaron la ubicación del fútbol en la sociedad cubana del siglo XIX y los primeros años del siglo XX. Si el fútbol y los toros se identificaron como símbolos de lo hispano, el béisbol se hizo cubano. Lo anterior facilitó que el balompié se vinculara con las asociaciones regionales del Estado español en la isla, un hecho que lo mantuvo vivo hasta llegar al profesionalismo. En 1926, la administración pública española contó 260 asociaciones en Cuba, con la mitad de ellas en La Habana (Blanco, y García, 2015, pp. 84-86). La guerra civil española quebró, también, ciertas asociaciones, pero ello no impidió el crecimiento de la práctica futbolística (Naranjo, 1988; Cuadriello, 2004), como se había demostrado con la creación de la Federación de FootBall de la República de Cuba en 1929. (Prado, 2013, pp. 75-76)

 

    El cambio de régimen político tras la Revolución de 1959 condujo a que toda práctica deportiva se convirtiera en amateur. Así, el fútbol no desapareció en la isla, aunque la pelota se convirtió en el indiscutido símbolo nacional. Dichos vaivenes históricos del fútbol en la Mayor de las Antillas llegan hasta la actualidad dada la escasa presencia de sus selecciones y futbolistas a nivel internacional, aunque los recientes cambios en la legislación nacional permiten que cubanos puedan salir del país para jugar de manera profesional. Un hecho que ya se había vivido con futbolistas que abandonaron la isla, sin consentimiento oficial, y los hijos de emigrantes cubanos, como lo ejemplifica el caso de Onel Hernández, el futbolista más reconocido en la isla por jugar en la actualidad en la segunda división inglesa.

 

    Junto a estas circunstancias ha sorprendido, en los últimos años, el auge de aficionados al fútbol internacional con seguidores de clubs y selecciones1, o de sus estrellas mediáticas. Así, el ejemplo de Cuba desmiente los augurios que otorgaban el fin del fútbol como “pasión universal” para este siglo (Panzeri, 2011, p. 42), e interroga sobre esa realidad en un país donde el balompié fue marginal en cuanto a practicantes y participación en competencias deportivas.

 

    Lo que acontece en Cuba remite a lo observado en la actualidad en distintos continentes; lugares donde la tradicional identificación con los equipos de fútbol, aquella relacionada con vínculos territoriales, sociales y laborales duraderos (Signorelli, 1999, pp. 189-191; Ortiz García, 2006, p. 192), queda sobrepasada por un nuevo aficionado que no requiere de dichos vínculos. Dentro de esta lógica, la Cuba lejana del marketing del fútbol internacional aparece, gracias a sus nuevos seguidores, como un país cercano al latir global. Es una afición que se reconoce o socializa mediante las redes sociales surgidas en el espacio digital; mismo espacio que ha extendido en todo el mundo la información, el entretenimiento vinculado al fútbol y los “ciberhinchas”. (Benassini, 1999, p. 127)

 

    Un emergente aficionado que ha crecido en cuanto a número gracias a visualizar partidos de fútbol en la televisión pública cubana o de forma ilegal a través de canales internacionales (Lisbona, 2021; Guillén, 2022). Es un hecho vinculado a las facilidades económicas para transmitir fútbol internacional frente a las dificultades que presenta la emisión de béisbol, dadas las ríspidas relaciones con Estados Unidos, o el alto precio de los eventos asiáticos de la misma disciplina deportiva (Arzola, 2017). Determina una inmersión en el consumo global perceptible en el ilegal paquete que ofrece diversos contenidos audiovisuales del extranjero; alternativa ajena al control y a los contenidos propuestos desde el Estado. (Rodríguez, 2019; Celecia, 2020)

 

    Los caminos para la explicación de tal realidad en Cuba no deben ceñirse al fútbol, por supuesto, y se relacionan con otros cambios de distinta naturaleza vividos en la Mayor de las Antillas. Si bien la identidad establecida entre Revolución cubana y nación ha marcado los últimos 60 años con referentes deportivos como el béisbol, hoy en día símbolos de ese binomio muestran fisuras como la representada por los nuevos hinchas al fútbol internacional. Solo hay que observar estudios cuantitativos recientes que exponen la notable caída del interés por el béisbol entre los más jóvenes en los últimos 20 años en un municipio cubano. Hay una disminución de los partidarios de la pelota frente a la inclinación por el fútbol, deporte que duplica porcentualmente a los inclinados por el béisbol en algunas localidades de la isla. (Mejías, y Delgado, 2023)

 

    Por supuesto, tal incremento del interés por el balompié tiene diversas posibilidades de interpretación, mismas que oscilan entre la inserción a los consumos globales, donde el fútbol supera notablemente al béisbol, y la de ser una respuesta al sistema político cubano; una reacción social a los relatos monopolizados que tienen al béisbol como un referente debatido, aunque rara vez despreciado. De hecho, muchas de las opiniones sobre el béisbol en la isla sitúan a sus seguidores como un grupo de población mayor de edad. Es el anuncio de una ruptura generacional ejemplificada en la población: “que ahora la juventud quiere eso, quiere fútbol [...], solo hay que ver a los niños pequeños” (entrevista a Yoelis Alba Mena, Baracoa, 24 de abril de 2019).

 

    La información de este artículo, además de la que proviene de las fuentes secundarias, ha sido recabada a través de la observación y las entrevistas llevadas a cabo durante el trabajo de campo antropológico iniciado en el año 2017; labor interrumpida por la declaración de la pandemia del COVID-19 a partir del año 2020. Igualmente, ciertas informaciones proceden de distintas fuentes de las redes sociales de Internet; datos fundamentales para conocer la comunicación entre los hinchas o las actividades de influencers y periodistas dedicados a comentar el fútbol internacional. Así, el objetivo de este artículo es mostrar distintos caminos para interpretar el crecimiento de aficionados en la isla, así como ciertas formas de organización de estos nuevos seguidores. Son aspectos vinculados con las prácticas de consumo y comunicación, especialmente de las jóvenes generaciones.

 

Nuevo hincha y mass media 

 

    En la actualidad, el fútbol amparado por las instituciones deportivas cubanas cuenta con un campeonato nacional donde compiten los equipos de las provincias cubanas, al mismo tiempo que se llevan a cabo variadas contiendas provinciales. Hombres y mujeres de distinta edad que contrastan con la aparición de espontáneos practicantes en calles y plazas isleñas. A ellos se agregan los torneos organizados fuera de las instituciones y donde sobresalen los de fútbol sala. Es un notable crecimiento que no puede compararse con el vivido por los hinchas al fútbol internacional en Cuba. La información surgida de las entrevistas permite hablar de un origen multicausal para hacerse aficionado a una selección o equipo de fútbol extranjero, aunque existen bastantes denominadores comunes que se apuntan en estas páginas.

 

    Cabe decir que las clasificaciones de los seguidores al fútbol se han diversificado en los últimos años. Es imposible mencionarlas todas, por supuesto, pero para este texto lo expresado por Simon Kuper y Stefan Szymanski (2010) se acerca a lo observado en la Mayor de las Antillas. Para ellos, los hinchas monógamos son totalmente fieles a su equipo hasta el final de sus días. Caso antagónico es el considerado hincha polígamo, un nuevo aficionado no necesariamente fiel por estar más preocupado por el carácter agonístico y la calidad del juego del equipo elegido. Ello facilita cambiar de club o mostrar una poliafición al seguir a varios.

 

    Cualquier tipología, sin lugar a dudas, conduce a una diferenciación entre el hincha nativo y el nuevo seguidor en la era digital. El primero se conforma por su relación familiar, territorial e, incluso, por las filiaciones políticas o religiosas del club (Reguera, 2008). Ejemplos patentes en los hinchas europeos y, también, en muchos latinoamericanos que cimientan ese “teatro de la identidad” que es el fútbol (Critchley, 2018, p. 62). Frente a ello, el nuevo aficionado no tiene, ni requiere, de las anteriores referencias para convertirse en aficionado. Es un seguidor que se constituye por su acceso visual a los partidos de fútbol y que se expresa en momentos de socialización donde las redes sociales facilitan ser parte de una comunidad de identificación (Critchley, 2018, p. 19). De esta manera, mientras las fronteras de los Estados se compactan y son menos permeables para los seres humanos, el fútbol se globaliza sin la necesidad de salir del territorio natal gracias a su consumo visual. (Salvador, 2004, p. 453)

 

    Nuevas comunidades virtuales y de reconocimiento son posibles gracias al consumo de “mass media” (De Moragas, 1999, pp. 74-75), en especial de la televisión, e incrementadas por las conexiones transnacionales de las redes sociales (Rheingold, 1993; Hannerz, 1998). Los aficionados cubanos, por lo tanto, revitalizan el interés por el fútbol en la isla, como en otros países (Benassini, 1999, p. 148), gracias a las transmisiones de partidos de fútbol europeo desde el canal deportivo de la televisión cubana: TeleRebelde. Al mismo tiempo, la paulatina introducción de Internet, monopolizado por la empresa estatal ETECSA, ha facilitado el acceso a la información y la comunicación entre dichos aficionados. Sin ser la única causa de su crecimiento, los medios de comunicación han hecho posible la visualización del fútbol internacional y el incremento de sus hinchas (Piñol, 2016), donde son partícipes tanto hombre como mujeres, aunque exista una clara decantación a esa afición futbolística por parte de los hombres (Guillén, 2022) nacidos tras el Periodo Especial (1991-2000). Son jóvenes que han vivido las transformaciones económicas y migratorias propiciadas para superar dicho Periodo Especial, y que se ejemplifican con la creación de iniciativas privadas, conocidas como cuentapropismo (Ibarrola, 2018), y con la inversión extranjera destinada a impulsar el turismo y la recepción de divisas. De esta forma, emergen incipientes aficionados que amenazan la supremacía nacional del béisbol y que, al mismo tiempo, han posibilitado la aparición de comentaristas e influencers que tienen un amplio número de seguidores.

 

Las nuevas generaciones consumen 

 

    El fútbol no es una excepción a la hora de cuestionar discursos y referentes simbólicos deportivos y políticos en Cuba. Es una situación más visible tras el Periodo Especial, cuando se observó el crecimiento de diversas alternativas culturales y religiosas. Después de la disolución de la Unión Soviética y la desaparición de sus ayudas a la isla, la crisis económica y social se reflejó en la emergencia de identificaciones sociales que mostraron la diversificación cultural en un momento donde la improvisación, ante nuevas realidades, ponía en duda la capacidad del ejercicio del poder vertical: “Como resultado, se abrió un abanico heterogéneo de experiencias y subjetividades, de relaciones en las que ningún actor –incluido el Estado– se mantuvo estático”. (Basail, 2006, p. 95)

 

    Es decir, el auge de hinchas al fútbol internacional emerge en la isla con otras identificaciones sociales, culturales y religiosas que se muestran paralelas a una identidad fuerte como lo es la establecida por el Estado nacional (Hall, 2000 y 2003). Son hinchas que no necesitan verse para identificarse y que, tampoco, requieren trasladarse físicamente, como ocurre en Cuba, para reconocer a su equipo y a aquellos que comparten su sentir por un club de fútbol. Un nuevo aficionado partícipe del “deseo de comunión” emocional. (Maffesoli, 2010, p. 89)

 

    Las nuevas realidades comunicativas facilitadas por Internet, con sus redes sociales, han propiciado la difusión del fútbol internacional como un producto de consumo. Ser usuario de Internet no implica un rango de edad en Cuba, pero su extendido empleo y el aprovechamiento de sus múltiples posibilidades muestra cambios generacionales, aunque estos no sean singulares de la población cubana. Existe una segmentación por edad que equipara a los grupos de edad más jóvenes en Cuba con lo que sucede en el resto del mundo (López García, 2019, pp. 83-84; Castells et al., 2007, p. 205). Si el uso de nuevas tecnologías es un distintivo generacional, no lo es menos la emergencia del fútbol en Cuba, disciplina que seduce a jóvenes que se apartan del béisbol en comparación con las generaciones más cercanas a la Revolución Cubana. Un contexto en el que la gran transformación contemporánea del fútbol se demuestra con la adaptación al nuevo mundo interconectado y de consumo por parte de los aficionados mundiales (Valdano, 2016, p. 13). Así, en una isla caribeña alejada durante muchos lustros del criticado capitalismo, el fútbol retoña como parte del mercado global de consumidores (Viñas y Parra, 2017, p. 270). Por consiguiente, el balompié ha sobrepasado su condición de “espectáculo total” (Vigarello, 2006, p. 333) para devenir un producto más del consumo globalizado.

 

    El consumo informa sobre el consumidor y su entorno social (Douglas, e Isherwood, 1990, pp. 83-88); por ello, ser bueno para pensar, desde la perspectiva estructuralista, representa otorgar significados y dar sentido a la vida social (García Canclini, 1995, p. 55). Es decir, en el consumo no solo se aprecian las diferenciaciones sociales, la distinción clasista que ha marcado extensos estudios (Bourdieu, 1988), sino que muestra cómo desde el propio consumo del fútbol y de los productos que lo rodean se establecen identificaciones que dan significación a la existencia. Se trata de individuos y comunidades de consumidores que comparten “sentido de pertenencia donde se diluyen las lealtades nacionales”. (García Canclini, 1995, pp. 50-51)

 

    La lógica del mercado capitalista, por supuesto, no está extendida en Cuba, pero el carácter cosmopolita del consumo es perceptible para dotar de significados sociales a los productos (Beck, 2005, p. 61). Dentro de esta dinámica de consumo, el fútbol no es un fenómeno pasivo en la isla; por el contrario, es un dinamizador social dentro de las transformaciones perceptibles en el mundo global. Este crecimiento del balompié, extendido sobre todo a través de convertirse en hincha de algún equipo extranjero, se observa con nitidez a la hora de vestir las camisetas de su equipo en la isla. Lo mismo puede decirse a través de tatuar, de registrar en el cuerpo la identificación con su club; esa impresión simbólica para ratificar la pertenencia a una “comunidad de existencia” global. (Maffesoli, 2010, p. 129)

 

    Los clubs de fútbol europeos también han aprovechado ciertas medidas de liberalización económica para llevar a cabo proyectos de colaboración y desarrollo social en Cuba. Son iniciativas que insisten en el impulso de los valores cívicos propiciados por la competitividad del deporte. Infraestructura deportiva o torneos canalizan esas acciones en las que están presentes las empresas mundiales que patrocinan a los equipos de fútbol involucrados. Es una visión desarrollista, amparada en los valores educativos del fútbol, pero que también pretende la captación de talentos para el mercado futbolístico.

 

Emergentes hinchas y sus peñas 

 

    La escasa atención del fútbol desde las instituciones estatales contrasta con el creciente número de practicantes de manera informal y con torneos ajenos a los organismos oficiales. A lo anterior se une el interés del propio Estado Cubano para relanzar el béisbol entre la población. Un ejemplo de ello se observó, antes de que se declarase la pandemia de COVID-19, cuando se llevaron a cabo en todo el país consultas para revitalizar la atracción por la pelota entre las jóvenes generaciones.2 Frente a esas acciones gubernamentales a favor del béisbol, aparecen en la isla modalidades de asociacionismo propias del fútbol español, al menos en nombre, puesto que las peñas no son únicas de la península Ibérica. Además de conjuntar a seguidores, que acostumbran a reunirse en un local, planifican actividades y desplazamientos para acompañar a su club. Tales peñas deben cumplir ciertos requisitos, tanto si son nacionales como internacionales, para ser reconocidas legalmente por el equipo al que siguen. Trámites que no han impedido, en el caso cubano, el incremento constante de estas agrupaciones en los últimos años. Desarrollo que ha seguido el rastro de la peña más antigua, la del F.C. Barcelona, y la posterior de su rival, el Real Madrid C.F. Conjuntos que escenifican el partido convertido en clásico mundial y, como sucede en otros países, ha sido uno de los detonantes del crecimiento de aficionados en Cuba, sobre todo cuando Lionel Messi y Cristiano Ronaldo fueron los ídolos y representantes de tal confrontación.

 

    Los grupos organizados de seguidores alrededor del fútbol no son una novedad en Latinoamérica (Frydenberg, 2011; Magazine, 2008; Hollanda et al., 2018), aunque suelen establecerse a través de vínculos construidos o relacionados con un territorio, un hecho que no existe, por supuesto, en Cuba. Además de las peñas más numerosas, dada la popularidad de equipos como el F.C. Barcelona y el Real Madrid C.F., han aparecido otras muchas que suelen promocionarse primero en las redes sociales para, posteriormente, organizarse de manera formal o informal. No importa la historia y la masa social que arrastren dichos equipos, puesto que existen peñas de equipos de diversas ligas europeas, aunque también hay otras de clubs latinoamericanos, como es el caso del Club Atlético Boca Juniors. Como se ha mencionado, las peñas se siguen en distintos medios de difusión y redes sociales (YouTube, Facebook, Twitter e Instagram) y algunas de ellas, las ya reconocidas por sus clubs, se han agrupado en la Asociación Interpeñas de Cuba (@AICuba2019). Es una organización que desde el año 2019 ha creado tres competiciones: liga, copa y champions; mismas que han pasado del inicial fútbol con siete jugadores hasta llegar al clásico fútbol con once. Se trata de torneos con sede en La Habana y autogestionados frente a la indiferencia institucional.

 

    El predominio de la capital del país no significa que la existencia de hinchas, o su participación en las peñas, no crezcan en todo el territorio nacional, situación facilitada por la forma de comunicación, a través de las redes sociales, o que también se ejemplifica con la creación de torneos de todo tipo de fútbol en las distintas provincias cubanas. Si lo anterior propicia la práctica del fútbol, no hay que olvidar que el interés por el balompié internacional surge por la posibilidad de ver los partidos que emite el canal TeleRebelde, un motivo para la socialización de los hinchas de un equipo:

    Para ver los partidos de fútbol me gusta que mis dos hijos estén presentes, que sigan a mi equipo también, pero es bueno que haya seguidores de otros equipos, porque es interesante un debate luego del juego, y que opinen los dos bandos (entrevista a Alexander Rodríguez, Caimanera, 30 de marzo de 2018).

    Esta afirmación permite entender cómo todavía en Cuba pueden compartirse espacios entre equipos rivales cuando se enfrentan en algún partido, una realidad muy común cuando se celebra el clásico mundial entre el F.C. Barcelona y el Real Madrid C.F. Es una confrontación que puede llevar a que se contraten salones especiales en hoteles, como ocurre en el Hotel Tryp Habana Libre en la capital cubana.

 

Conclusión 

 

    El fútbol en la Mayor de las Antillas emerge en la actualidad para mostrar transformaciones que permiten una diversificación de identificaciones sociales. Junto a ello, el béisbol, que se erigió en símbolo del país y su Revolución, es observado por las nuevas generaciones como parte de un orden discursivo y simbólico del que cada vez se muestran más desafectos. Es algo que suele ser asumido por los propios cubanos cuando indican que el fútbol “le ganó a la pelota en este país” porque “los jóvenes quieren fútbol […], porque a todo el mundo le gusta lo bueno” (entrevista a Enrique Silot, Baracoa, 20 de abril de 2019). Es fácil entender, en ese sentido, que la pelota sea considerada aburrida y que sus aficionados se visualicen como de edad avanzada (entrevista a Lennara Fuentes, Baracoa, 20 de abril de 2019).

 

    Es decir, la representación simbólica de la nación, expresada deportivamente en el béisbol, parece cuestionarse con la desafección a los discursos ideológicos y la emergencia de manifestaciones deportivas como la representada por el fútbol. Es una ruptura con discursos uniformes que son contrarrestados con distintas identificaciones, como las representadas por los seguidores de equipos de fútbol internacional y que ratifican las conexiones transnacionales y los discursos globales representados por el balompié.

 

    Aunque la navegación en Internet y el uso de las redes sociales no están limitadas a una edad, no cabe duda de que las jóvenes generaciones cubanas son las que más uso hacen de esas herramientas (De la Nuez, 2017, p. 106). En tal sentido, y como ha ocurrido en todo el planeta, el ciberespacio abre ámbitos de interacción donde se eliminan barreras socioeconómicas y culturales (Benassini, 1999, pp. 145-147). Existe interconexión comunitaria en la isla, pero que se inserta en comunidades globales gracias a la condición de seguidores de un equipo de fútbol o una selección nacional.

 

    En definitiva, las jóvenes generaciones cubanas son las que más fácilmente se identifican con expresiones globales como la representada por el fútbol, disciplina deportiva que hoy en día se muestra con variadas expresiones en Cuba, aunque entre ellas destaca la representada por los hinchas al balompié internacional, principalmente el europeo, por delante del propio fútbol nacional. Lo anterior no significa que la competición local y el representativo nacional dejen de contar con seguidores, o que se observen intervenciones de las autoridades gubernamentales. Ejemplo de esta última circunstancia se observó con la presión de la opinión pública y de los aficionados al balompié en redes sociales, para incorporar a la selección nacional a aquellos futbolistas que jugaban en el extranjero. Ello se hizo visible con la extensión de un hashtag: #ElFutbolTambienEsPatria (Lisbona, 2021, pp. 127-128). Como resultado de ello se produjeron los cambios legislativos necesarios para facilitar que los jugadores cubanos en el extranjero, y que habían salido de la isla sin permiso oficial, representen a su país si son convocados. (Arnold, 2021)

 

    Este conflicto, resuelto por las autoridades cubanas, trasciende el ámbito deportivo para insertarse en problemas políticos nacionales. De esta manera, el fútbol se ha convertido en un elemento de debate y de confrontación con símbolos nacionales, como lo es el béisbol, al mismo tiempo que se inserta en procesos de transformación que deben leerse desde una perspectiva global y transnacional (Appadurai, 2001). Así, sin cuestionarse la identidad nacional parece evidente que en la Mayor de las Antillas emergen representaciones simbólicas que trascienden la realidad isleña. Una sociedad cubana alejada de la inmovilidad y donde el fútbol internacional es uno de los referentes de los cambios sociales que se viven y vislumbran en la isla.

 

Notas 

  1. Véase, por ejemplo, el caso de la selección de Argentina (@CAlbicelestes), la selección de Brasil (@GarotosCuba) y la selección de Países Bajos (@CubaOranje). 

  2. “Concluye en Cuba periodo de consultas en torno al béisbol”, en CubaSi, La Habana, 9 de diciembre, 2019. En https://cubasi.cu/es/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/101970-concluye-en-cuba-periodo-de-consultas-en-torno-al-beisbol

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Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 29, Núm. 312, May. (2024)