Lecturas: Educación Física y Deportes | http://www.efdeportes.com

ISSN 1514-3465

 

Los intentos de restauración olímpica pre-coubertinianos. Una necesaria 

exaltación a los motivadores primigenios del Olimpismo moderno

Pre-Coubertinian Olympic Restoration Attempts. 

A Necessary Exaltation to the Original Motivators of Modern Olympism

Tentativas de restauração olímpica pré-coubertinianas. 

Uma exaltação necessária aos motivadores originais do Olimpismo moderno

 

Eduardo Antonio Pérez Restrepo

eduperez203@hotmail.com

 

Profesional en Ciencias del Deporte y la Recreación

Magíster en Educación Universidad Tecnológica de Pereira (UTP)

Miembro de número de la Academia Olímpica Colombiana

Presidente de la Sección Nacional de Historia de la Educación Física 

FIEPS Colombia Docente de la IE "Augusto Zuluaga Patiño" (Pereira)

y de diversas universidades en pregrado y postgrado

(Colombia)

 

Recepción: 11/06/2023 - Aceptación: 15/07/2023

1ª Revisión: 07/07/2023 - 2ª Revisión: 12/07/2023

 

Level A conformance,
            W3C WAI Web Content Accessibility Guidelines 2.0
Documento accesible. Ley N° 26.653. WCAG 2.0

 

Creative Commons

Esta obra está bajo licencia Creative Commons

Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional (CC BY-NC-ND 4.0)

https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/deed.es

Cita sugerida: Pérez Restrepo, E.A. (2023). Los intentos de restauración olímpica pre-coubertinianos. Una necesaria exaltación a los motivadores primigenios del Olimpismo moderno. Lecturas: Educación Física y Deportes, 28(304), 40-55. https://doi.org/10.46642/efd.v28i304.7066

 

Resumen

    El reconocimiento del proceso desde el cual provienen los Juegos Olímpicos Modernos, corresponde precisamente al abordaje del paradigma histórico del pasado-presente-futuro, aspecto que permite, desde el amparo de las ciencias, abordar el pasado de manera objetiva como herramienta para la comprensión de la realidad actual y la construcción de posibles caminos de transformación futura. Los Juegos Olímpicos, como eje articulador de este documento, se presentan como la cúspide del deporte competitivo y de alto rendimiento, siendo un escenario donde los atletas con gran preparación y experiencia emplean el máximo de sus capacidades para lograr la ansiada victoria. El origen de esta magna competencia, como celebración festiva del Olimpismo, ha sido confundido ocasionalmente, presentándose casos donde se expresa erróneamente que estos fueron destruidos por Teodosio I y reaparecieron, casi mágicamente, luego del Congreso Olímpico de 1894, como iniciativa exclusiva del Barón Pierre de Coubertin. El objetivo de este documento es reconocer los intentos restauradores previos a la idea de Coubertin como motivadores iniciales y vitales del Olimpismo Moderno.

    Palabras clave: Historia. Juegos Olímpicos. Restauración Olímpica. Pierre de Coubertin.

 

Abstract

    The recognition of the process from which the Modern Olympic Games come, corresponds precisely to the approach of the historical paradigm of the past-present-future, an aspect that allows, from the protection of science, to approach the past objectively as a tool for understanding the current reality and the construction of possible paths of future transformation. The Olympic Games, as the articulating axis of this document, are presented as the pinnacle of competitive and high-performance sport, being a stage where athletes with great preparation and experience use the maximum of their abilities to achieve the long-awaited victory. The origin of this great competition, as a festive celebration of Olympism, has occasionally been confused, presenting cases where it is erroneously expressed that they were destroyed by Theodosius I and reappeared, almost magically, after the 1894 Olympic Congress, as an exclusive initiative of the Baron Pierre de Coubertin. The objective of this document is to recognize the restorative attempts prior to Coubertin's idea as initial and vital motivators of Modern Olympism.

    Keywords: History. Olympics. Olympic restoration. Pierre de Coubertin.

 

Resumo

    O reconhecimento do processo de que provêm os Jogos Olímpicos Modernos, corresponde precisamente à abordagem do paradigma histórico do passado-presente-futuro, aspecto que permite, a partir do amparo da ciência, abordar o passado de forma objectiva como ferramenta de a compreensão da realidade atual e a construção de caminhos possíveis de transformação futura. Os Jogos Olímpicos, como eixo deste documento, apresentam-se como o ápice do esporte competitivo e de alto rendimento, sendo um palco onde atletas com grande preparo e experiência utilizam ao máximo suas capacidades para alcançar a tão esperada vitória. A origem desta grande competição, enquanto celebração festiva do Olimpismo, tem sido por vezes confundida, havendo casos em que se afirma erroneamente que foram destruídas por Teodósio I e reapareceram, quase magicamente, após o Congresso Olímpico de 1894, por iniciativa exclusiva de Barão Pierre de Coubertin. O objetivo deste documento é reconhecer as tentativas restaurativas anteriores à ideia de Coubertin como motivadores iniciais e vitais do Olimpismo Moderno.

    Unitermos: História. Jogos Olímpicos. Restauração Olímpica. Pierre de Coubertin.

 

Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 28, Núm. 304, Sep. (2023)


 

Introducción 

 

    A pesar de la aparente y controvertida desaparición de los Juegos Olímpicos antiguos (Durántez, 2017), su legado y tradiciones han perdurado a través de los siglos, con la esperanza de volver a ver la luz y resurgir como lo que hoy representan, el mayor fenómeno sociológico y deportivo del mundo. 

 

    Con las evidencias encontradas, se idealizó el mito y se pretendió redescubrir las virtudes de la paz y apertura que caracterizó a los antiguos Juegos de la Olimpiadas (Laforge, 2012, p. 20), aunque habría que esperar al impulso que dieron los descubrimientos arqueológicos para seguir por la senda del olimpismo.

 

    Antes de que el barón Pierre de Coubertin lograra restaurar los Juegos Olímpicos modernos1, se intentó reavivar la gloria de la antigua Grecia mediante la organización, a veces temporal, de festivales deportivos marcados por muchas disciplinas practicadas desde la antigüedad. El objetivo de este documento es reconocer los intentos restauradores previos a la idea de Coubertin como motivadores iniciales y vitales del Olimpismo Moderno.

 

Los intentos pre-coubertinianos, apuestas en favor del Renacimiento Olímpico 

 

    El primero de los intentos de “restauración” documentados, corresponde a unas "exhibiciones olímpicas", evento que fuera organizado por Johannes Aquilla, en la ciudad de Baden (Alemania), hacia el año 1516 (Driega, 1997), aunque otras referencias enfocan su mirada a aseverar que Aquilla se limitó a la publicación de un libro titulado "De omni ludorum genere” sobre juegos y donde son mencionados los Juegos Olímpicos, pero sin que se haya emprendido una labor activa para su restablecimiento. (Zawadzki, 2004; Arrechea, 2017; 2018; Arrechea, Sánchez, y Molina, 2019; Pérez, y Pérez, 2021)

 

    En segunda instancia, otra evidencia de intentos restauradores fueron los Juegos de Purchena2, evento efectuado en el año de 1569, bajo el liderazgo del líder de las tropas moriscas, Aben Humeya. Estas justas, desde el punto de vista de Juan Antonio Samaranch en declaraciones efectuadas en 1999, poseían cierto grado de conexión con los juegos de Olimpia, principalmente en lo concerniente a la prueba de salto y de lucha y suponían “rehacer el eslabón perdido en la cadena del olimpismo de la antigüedad y el mundo moderno”. (Mañas, y Rodríguez, 2008, p. 249)

 

Imagen 1. Estadio Panatenaico en el centro de Atenas, sede de 

competencias en los Juegos Olímpicos de 1870, 1875, 1896 y 2004

Imagen 1. Estadio Panatenaico en el centro de Atenas, sede de competencias en los Juegos Olímpicos de 1870, 1875, 1896 y 2004

Fuente: Pexels.com - Foto: Ali Menoufi

 

    Humeya, con el propósito de levantar el ánimo de su tropa, la cual se encontraba acuartelada en Purchena, decidió celebrar unos juegos integrados, en su debido orden, por pruebas como la lucha, levantamiento de ladrillos, carrera de largo aliento (2800 metros), salto triple, levantamiento de peso (un canto de 69 kilogramos), danza, toque de instrumentos musicales, canto, tiro con escopeta o arco y tiro con honda.

 

    Sin duda alguna, luego de los Juegos de Purchena, existió un débil movimiento que es catalogado oficialmente como el primer intento de resucitar la tradición de los Juegos Olímpicos de la antigüedad.

 

    Por otro lado, en la misma datación cronológica (siglos XVI y XVII), se encuentran los Gog Magog Games o Gog Magog Olympiks, evento deportivo efectuado en las colinas Gog Magog, cercanas a Cambridge (Inglaterra). (Arrechea, 2017; 2018; Arrechea, Sánchez, y Molina, 2019)

 

    En el año 1604, inspirado por los Gog Magog Games, surgió otro intento de restauración, propiciado por el abogado católico Robert Dover (1575-1652), quien organizó los “Juegos Olímpicos de Cotswold”, evento realizado entre Chipping Campden y Weston-sur-Ege en las Cotswold Hills, en Gloucestershire (Inglaterra), alcanzando su mayor apogeo entre los años 1612 y 1641. Estos encuentros deportivos se efectuaron de forma anual, disputándose el jueves y viernes de la semana de Pentecostés. La principal motivación de Dover para la generación de estas justas fue la mejora de la forma física de la población, como una manera de contribuir a la defensa de la patria. (Arrechea, Sánchez, y Molina, 2019)

 

    El programa deportivo de los Juegos Olímpicos de Cotswold estaba compuesto por eventos como carreras en diversas distancias, saltos, caza, carreras de caballos, lanzamiento de martillo, lanzamiento de jabalina, baile, lucha de espadas, combate con mazas, espadas o varas y lucha.

 

    El puritanismo reinante en la época llevó a la crítica de estos juegos, llegando a considerarlos como paganos, motivo por el cual, tras la muerte de Dover en 1641, hecho sumado a la Guerra Civil Inglesa (1642-1651), estos fueron suprimidos. Posteriormente, fueron gestados numerosos intentos para restaurar los Juegos de Cotswold, desde el siglo XVII hasta el XIX, tentativas que no prosperaron y mutaron negativamente hacia prácticas vinculadas con el alcohol y la violencia, pudiendo apenas recuperarse con su enfoque primigenio y agonal hacia la segunda mitad del siglo XX. (Haddon, 2004; Behringer, 2009; Arrechea, 2017; 2018; Arrechea, Sánchez, y Molina, 2019; Vecchi, 2023, p. 22)

 

    Esta iniciativa, que ha sobrevivido al pasar del tiempo, es celebrada actualmente por la “Robert Dover´s Games Society”, aunque con impacto netamente local (Rühl, y Keuser, 1995, p. 634; Salvador, 2004; Ramírez, 2013, p. 138)

 

    Abordando ahora el siglo XVIII, se evidencian intentos marcados por dos enfoques particulares. Por un lado, aquellos gestados desde las ideas de carácter literario asociadas a la importancia de recuperar los Juegos Olímpicos como aporte importante para la educación física y, por otro lado, aquellas tentativas operativas donde se pusieron en marcha diferentes estrategias para generar eventos que, aunque temporales, fueron piezas claves para el renacimiento posterior de los Juegos Olímpicos Modernos.

 

    Ahora bien, respecto a los intentos de carácter literario, Jean Jacques Rousseau (1712-1778) menciona este ideal en su obra “Emilio”, publicada en 1762. De igual forma, el alemán Johann Bernhard Basedow (1724-1790), junto a los miembros de la Hermandad Herrnhut en Niesky, expresaron el sueño de volver a la vida esta fiesta griega, seguidos posteriormente por el humanista Johann Gottfried Herder (1744-1803), quien le asignaría una importancia pedagógica a esta gran idea y por el inglés Gilbert West, quien en 1766 defendió la restauración de los Juegos Olímpicos en su obra Dissertation on the Olympic Games.

 

    Finalmente, el último promotor literario de la restauración olímpica en el siglo XVIII, fue el alemán Johann Christoph Friedrich Guts Muths (1759-1839), quien impulsó bastantes iniciativas en búsqueda de la restauración de los Juegos Olímpicos, pero sin alcanzar los resultados esperados. (Schöbel, 1968, p. 110)

 

    Frente a los intentos operativos de restauración en pleno siglo XVIII, Driega (1997) señala que entre los años 1772 y 1779, el príncipe alemán Leopoldo Federico de Anhalt-Dessau, organizó unos “Juegos Olímpicos” de carácter anual, en conmemoración del cumpleaños de su esposa, justas que han sido recuperadas en varios momentos (1840-1842) y que desde 1989 se realizan con la misma periodicidad inicial.

 

    Por otro lado, existen evidencias de que en el año 1779 fue realizada una fiesta denominada “Juegos Olímpicos” en la localidad alemana de Niesky (actual Sajonia). (Bazaco, 2011)

 

    Hacia el año 1796 (específicamente el día 22 de septiembre, el “Día de la República”), los franceses generaron otra tentativa restauradora enmarcada en el festival denominado “Olimpiada de la República”, encuentro deportivo y cultural que fue efectuado en el Champ de Mars (Campo de Marte en París), durante tres años consecutivos (1796 a 1798). El programa deportivo pactado para estas justas era bastante precario y estaba compuesto exclusivamente por cuatro competiciones deportivas: carrera pedestre, carreras a caballo, bigas y cuadrigas. Tras la terminación de estos juegos en 1798, hubo intelectuales como Esprit-Paul de Laffont Poulotti que promovieron la celebración cuatrienal de unos “Juegos Olímpicos”, propuesta que no fue acogida por el Ayuntamiento de París. (Arvin-Bérod, 1996; Rodríguez III, 2016, p. 7; Arrechea, Sánchez, y Molina, 2019)

 

    Nuevamente, Francia seria gestora de otra iniciativa restauradora hacia el año 1832, cuando el Seminario de Rondeau, cercano a Grenoble, decidiera organizar unas competiciones “olímpicas” enfocadas en pruebas atléticas, juegos tradicionales y concursos artísticos3. Estos juegos fueron disputados hasta 1905, pues a partir de 1906 pasaron a realizarse en Montfleury hasta el año 1954. (Lagrue, 2015, Durry, 2018, p. 48; Arrechea, Sánchez, y Molina, 2019)

 

    Posteriormente, en el año 1833, Gustav Johan Cuirtius crearía un comité olímpico en la ciudad de Lund, destinado a recrear los antiguos Juegos Olímpicos, propuesta que terminaría siendo fallida, aunque motivaría a otros futuros restauradores.

 

    De forma paralela, otras zonas de Europa venían gestando diferentes tentativas encaminadas a crear unas competencias deportivas de carácter universal. Uno de esos casos corresponde a los “Juegos Escandinavos” o “Pan-Escandinavos”, organizados en Scania, zona geográfica de Ramlösa (Suecia), por el profesor de Gimnasia y Esgrima de la Universidad de Lund, Gustav Johann Schartau (1794-1852), evento desarrollado desde 1834 hasta 1836 (Lagrue, 2015; Durry, 2018, p. 49; Arrechea, Sánchez, y Molina, 2019; Vecchi, 2023, p. 22-23). Estas justas contaron con un programa deportivo compuesto por pruebas atléticas de velocidad y fondo, certámenes de agilidad y equilibrio, salto alto, salto con pértiga, salto ecuestre, trepa de soga, ascenso sobre mástil y lucha.

 

    Mientras tanto, en España, se venía generando una iniciativa intelectual liderada por Buenaventura Carlos Aribau Farriols (1798-1862) (Arrechea, 2023; Torrebadella, y Arrechea, 2015; Arrechea, Sánchez, y Molina, 2019), quien publicó un artículo en el mes de Julio de 1820 denominado “De la gimnástica y de las artes mecánicas consideradas como parte de la educación”, documento donde expresó su total apatía a las corridas de toros y su deseo de traer nuevamente los Juegos Olímpicos, aunque esta idea no recibió el apoyo necesario. Un fragmento de su documento reza lo siguiente:

    “Hablamos de las fiestas de toros, de este antiguo resto de ignorancia, y de mal gusto; de estas grandes reuniones, donde el pueblo aprende a ver correr la sangre sin estremecerse, donde contempla el colmo de la imprudencia y del arrojo, donde endurece su corazón y sus costumbres, y olvida las virtudes sociales. Destiérrense pues estas diversiones que hacen poco honor a nuestra cultura, y sean reemplazadas por aquellas sencillas y provechosas. (...) y renovarían los juegos olímpicos mejorados con cuantos adelantos han hecho los modernos en el arte del ataque y de la defensa. El padre guardaría como un tesoro las coronas ganadas en estos certámenes y una sucesión interminable de hombres fuertes añadiría en cada generación nuevos trofeos a las antigüedades de su casa”. (Aribau, 1820)

    En esta misma zona geográfica cabe resaltar también la celebración, en el año 1821, de unos “Juegos Marítimos”, efectuados para conmemorar el aniversario del juramento constitucional de Fernando VII, evento agonal que fue comparado con su predecesor helénico. (Torrebadella, 2012; Arrechea, 2017; 2018; Arrechea, Sánchez, y Molina, 2019)

 

    Pasando ahora a latitudes griegas, se encuentra que tras la liberación helénica de la dominación turca (1829), los aliados proclamaron a Otto I, un príncipe bávaro, como el rey de los helenos. En el marco de su reinado, hacia el año 1837, este promulgó una ley donde promovía la celebración de competencias atléticas sumadas a concursos industriales y agrícolas (Vanhove, 1992). Lastimosamente, esta idea del rey Otto I no pudo llevarse a cabo, pero significó seguramente un cimiento valioso y motivador para el pronto renacer del Olimpismo.

 

    Posteriormente, el poeta griego Panagiotis Soutsos (1806-1868) propuso en dos de sus escritos, titulados “Dialogo de los Muertos”4 y “Fines del Antiguo Esparta”5, publicados en el periódico “Helios”, el interés por la reanudación de las justas olímpicas, como acto de celebración de la independencia de Grecia ocurrida en 1828.

 

    La propuesta de Soutsos tendría que esperar algunos años para provocar que Grecia, como casa creadora del olimpismo antiguo, tomara la vocería en los intentos restauradores, pues según cuentan las crónicas, el 25 de marzo de 1838, en la ciudad de Pirgos (ubicada a 19 kilómetros de Olimpia), fueron realizados unos juegos deportivos conmemorativos de la efeméride nacional, pero también tendientes a la restauración de las justas olímpicas. De este intento renovador efectuado en Pirgos jamás se supo algo adicional. (Economou, 1970, p. 106)

 

    A partir del año 1843, fueron disputados en la ciudad de Montreal (Canadá), unos agones atléticos, evento que desde su segunda edición, efectuada en el mes de agosto de 1844, pasó a denominarse como “Juegos Olímpicos”, disputándose bajo el amparo del Gobernador. Estos agones canadienses tuvieron un programa deportivo compuesto por pruebas atléticos, lucha, tiro y lacrosse. (Arrechea, 2017; 2018, Arrechea, Sánchez, y Molina, 2019)

 

    Luego del intento fallido de Pirgos, el educador alemán Johann Christoph Friedrich Guts Muths, durante una conferencia presentada el día 10 de enero de 1852, propuso la restauración de los Juegos Olímpicos, lastimosamente tal propuesta no captó el interés de su audiencia. (Oliva, 1968, p. 62)

 

El papel de William Penny Brookes en el proceso de restauración olímpica 

 

    Prosiguiendo con el rastreo histórico de los ensayos restauradores, se evidencian los “Juegos Olímpicos” propuestos por el Doctor William Penny Brookes (1809-1895), celebrados en Much Wenlock/Salo (Reino Unido, frontera con Gales).

 

    En el año 1850, la Wenlock Agricultural Reading Society creó la “Olympian Class” (Clase Olímpica), figura institucional que respaldó estos juegos desde su fundación y hasta el año 1861, año en el cual se forjó la Much Wenlock Olympian Society, entidad que los organizaría hasta el año de 1895, alcanzando de esta manera un total de 45 versiones de este encuentro deportivo, antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Atenas en 1896 (Rühl, y Keuser, 1995, p. 634; Weiler, 2004; Laforge, 2012, p. 21; Romero Sedano, 2012, p. 113; Rodríguez III, 2016, p. 7; Durry, 2018, p. 49; Quinteros, 2018, p. 64; Vecchi, 2023, p. 23). Estas justas siguen activas hasta la fecha, pero solo con impacto local.

 

    La primera edición de estas justas contó con eventos atléticos, deportes como el críquet y el fútbol, además de juegos tradicionales como el quoits6. (Farey, 2011; Arrechea, Sánchez y Molina, 2019)

 

    Según diversas fuentes (Gutiérrez, 2008, p. 9; Beale, 2011, p. 25), los Juegos de la Sociedad Olímpica de Wenlock pretendían:

    “la promoción del desarrollo moral, físico e intelectual de los habitantes del pueblo y las áreas vecinas, en especial de las clases trabajadoras, mediante el impulso de la recreación al aire libre y la entrega de premios en reuniones anuales y públicas al mejor desempeño en el ejercicio atlético”.

    De igual forma, Brookes fue también el fundador de la “Sociedad Olímpica Shropshire”, creada en 1859, entidad que promovió los “Juegos Olímpicos de Shropshire”, justas poco conocidas que fueron celebradas en 1860, 1861, 1862 y 1864. Posteriormente, fundó la “Asociación Olímpica Nacional”, sociedad de carácter deportivo que celebró los “Juegos Olímpicos Nacionales” en los años 1866, 1867, 1868, 1877 y 1883.

 

    Respecto a los “Juegos Olímpicos de Much Wenlock” y los “Juegos Olímpicos de Shropshire”, cabe resaltar el impacto innovador de su creador, el Dr. William Penny Brookes, sujeto que, según comentan Rühl y Keuser en su obra, llegó incluso a considerar la creación de un “Festival Olímpico Internacional”, justa que esperaba ser celebrada en Atenas en 1880 (1995, p. 635), pero lastimosamente este proyecto no pudo ejecutarse.

 

    Algunos de los otros eventos “olímpicos” que surgieron gracias a la influencia de Brookes fueron los siguientes:

  • Olympic Festivals de Leicester (1866).

  • Olympic Festivals de Llandudno, Gales (1866).

  • Morpeth Olympic Games (1873-1958).

    Según diversas fuentes, la Much Wenlock Olympian Society, recibió a Pierre de Coubertin en el mes de octubre de 1890, quien quedaría gratamente sorprendido con el trabajo allí realizado, motivo que lo llevó a invitarlos al Congreso restaurador efectuado en La Sorbona en 1894. Lastimosamente, Brookes no pudo asistir por delicados quebrantos de salud, situación que le llevó a su deceso al año siguiente. (Durry y Wacker, 2005, p. 49; Durry, 2018, p. 49)

 

    Por otro lado, de manera casi simultánea al proyecto de Brookes, los señores Charles Pierre Melly y John Hulley, fundarían el “Club de Atletismo de Liverpool (L.A.C.)”, un centro para el fomento del deporte, la educación y lugar desde el cual se generaron un total de cinco “Grand Olympic Festivals” entre los años 1862 a 1867 (exceptuando la edición de 1865), justas que tenían un programa similar al empleado en los primeros Juegos Olímpicos modernos (omitiendo disciplinas como el tiro, ciclismo, maratón y tenis sobre hierba). (Rühl y Keuser, 1995, p. 635)

 

Zappas y su impacto para el retorno olímpico 

 

    En el marco de este ejercicio paulatino de restauración de la idea olímpica griega, surge un intento que pudo incluso llegar a ser el definitivo, si hubiese tenido un impacto global. Es así como, en cabeza de un entusiasta del esplendor griego, Evangelios Zappas7, influenciado por las publicaciones de motivación restauradora del poeta Panagiotis Soutsos y las palabras de Ernst Curtius (Schöbel, 1968, p. 110-111; Vanhove, 1992c; Durry, y Wacker, 2005, p. 49-51; Ramírez, 2013, p. 139; Mendoza, 2016, p. 10; Arrechea, 2017; 2018; Quinteros, 2018, p. 64-65; Arrechea, Sánchez, y Molina, 2019; García Forero, 2019, p. 48; Pérez, y Pérez, 2021), se gestarían unos juegos de carácter local, eminentemente helénico y con admisión exclusiva a deportistas griegos (súbditos del Reino y griegos de la diáspora), los cuales se realizaron en cuatro ocasiones: Noviembre de 1859, Noviembre de 1870, Mayo de 1875 y Abril de 1889.

 

    Curiosamente, esta loable propuesta presentó grandes detractores y dificultades devenidas de la clase política griega, principalmente por parte del Ministro de Asuntos Exteriores, Alexandros Rizos Rangavis, pues este procuró convencer a Zappas de la conveniencia de invertir el dinero que donaría en actividades que aportaran al progreso de la civilización, pregonando que lo realmente importante para una nación no era el desarrollo deportivo, sino el industrial y agrícola. El presupuesto necesario para llevar a cabo estos juegos, cifra cercana a las 1.200.000 dracmas, sería destinado principalmente a la construcción de un palacio de exposiciones y a la rehabilitación del Estadio Panatenaico, inversión otorgada totalmente por Zappas.

 

    Según diversas fuentes, las primeras justas de Zappas, efectuadas en 1859, estuvieron revestidas de caos y confusión total, pues ante la carencia de estadio (apenas fue restaurado para las justas de 1870), fueron realizadas en el Palacio de Exposiciones, la Plaza Luodovikou y las calles de Atenas, presentándose la muerte de un atleta en la carrera de 1.500 metros, además de bastantes altercados entre los espectadores y la policía local, pues estos usaron métodos bastante radicales para alejar las multitudes. (Grombach, 1956, p. 7; Arrechea, Sánchez, y Molina, 2019)

 

Imagen 2. Evangelios Zappas

Imagen 2. Evangelios Zappas

Fuente: Archivo de la Biblioteca de G. Dollanitis

 

    Algunos de los premios otorgados fueron jabones, pastas, máquinas agrícolas, mientras que los vencedores fueron recompensados con una medalla que contenía la inscripción “Otto I, fundador de los Juegos Olímpicos”. Lastimosamente, el listado total de vencedores no fue reportado, pero gracias a los aportes de Vanhove (1992), a continuación se citan algunos de los deportistas que resultaron vencedores en el marco de estos juegos:

  • Manuel Argylopoulos, vencedor en la carrera de carros para amateurs, fue premiado con dos pistolas inglesas avaluadas en 500 dracmas.

  • Voulgaris, campeón en la carrera de carros para profesionales, recibió la suma de 300 dracmas.

  • Demetrios Athanasiou, vencedor en la carrera de 200 metros planos.

  • Georgios Arsenis obtuvo la victoria en la carrera de 400 metros planos.

  • Kostas Chrestou, triunfador del lanzamiento de disco y jabalina.

  • Karathanasis y Benoukas, triunfantes en los dos tipos de salto de longitud.

  • Petros Velissariou, campeón de la carrera de 1.500 metros.

    Los segundos juegos, inaugurados el 15 de noviembre de 18708, fueron un éxito absoluto9, pues se cuenta que al menos 30.000 espectadores estuvieron presentes en el Estadio Panatenaico, rehabilitado recientemente por el alemán Ziller. Una de las grandes fallas cometidas por la organización de estas justas fue su despreocupación por los récords o marcas, motivo por el cual no quedó registro de los tiempos de ninguna de las proezas deportivas efectuadas allí.

 

    A continuación, se expone un listado parcial de los vencedores de aquel intento restaurador de los Juegos Olímpicos, efectuado en Noviembre de 1870.

 

Cuadro 1. Pruebas deportivas y vencedores de los Segundos Juegos de Zappas

Prueba deportiva

Vencedor

Diaulos (400 metros)

Skordaras Evanguelos, carnicero ateniense.

Salto Triple

Tsantilas Jorge, de Eleusis.

Lucha

Kardamykas K., obrero cretense.

Lanzamiento de jabalina

Juan Salvador, cabo de artillería, proveniente de Calipoli.

Lanzamiento de disco

Juan Salvador, cabo de artillería, proveniente de Calipoli.

Salto con pértiga

Cardamilaki K., obrero cretense.

Trepar cuerda

Troungas Theof. Cantero.

Trepa simple

Akestorides, estudiante proveniente de Constantinopla.

Individual

Psica Juan, panadero de Kyme.

Fuente: Adaptado de Grombach (1956, p. 7); Economou (1970, p. 107); Vanhove (1992)

 

    Dentro del programa realizado para estos juegos, no solo existían las pruebas atléticas inspiradas en las justas de la antigüedad, sino también competiciones de tipo poético, musicales, ferias de maquinaria agrícola e industrial y muestras de animales de granja, siendo ingresada cualquier tipo de actividad que diera reconocimiento a Grecia como nación recientemente liberada del dominio del Imperio Otomano.

 

    La tercera edición de los juegos de Zappas, programada para el año 1875, alcanzó tal nivel de acogida por parte de los espectadores, que llegó a provocar caos y por ende críticas por parte de la prensa. Lastimosamente, a pesar de la desmedida afluencia, también tuvieron críticas por su carácter clasista, pues Phokianos, el principal organizador, habría exigido que solo pudieran participar atletas jóvenes de clase social alta, actitud bastante excluyente. (Vanhove, 1992)

 

    Por tal motivo, estos juegos alcanzaron a ser calificados como una gran estafa a las ideas de Zappas, sumado a que los jóvenes participantes no cumplieron un papel digno desde lo inherente a la ética deportiva. Ante tantas críticas negativas, Phokianos admitió el debacle de su idea y abandonó la ciudad, aunque solo fuera temporalmente.

 

    Los conflictos de interés no se hicieron esperar pues, a pesar de la ejecución de tres ediciones de los juegos, los herederos de Zappas consideraban que no se estaba respetando la voluntad y herencia de Evangelios, hecho que obligó al Gobierno Griego a cumplir, con grandes demoras en los plazos pactados, con la entrega de dos edificios proyectados por el mismísimo Zappas, el Gymnasterion y el Zappeion.

 

    Posteriormente, tras la silenciosa cancelación de los juegos de Zappas, Phokianos reapareció varios años después como director del Gimnasio Central de Atenas, aprovechando su nuevo estatus para organizar un concurso atlético que llevaría el nombre de “Olímpico”.

 

    Estas justas corresponden a la cuarta edición de la propuesta restauradora de Zappas, planeados inicialmente para el año 1888, pero efectuados finalmente en abril de 1889. A pesar de la poca afluencia de público, hecho motivado probablemente por las pequeñas instalaciones deportivas acondicionadas para tal fin, este quedo bastante motivado con los resultados.

La Sociedad Gimnastica Panhelénica, fundada en 1891, decidió organizar, como acto festivo de su fundación, los primeros juegos panhelénicos, evento que fue realizado en el Gimnasio Central de Atenas. Posteriormente, en el año 1893, fueron inaugurados los segundos juegos panhelénicos, pero esta vez contarían con un himno olímpico compuesto por Spiros Samaras (Vanhove, 1992), curiosamente en tiempos casi coincidentes con el surgimiento de la idea restauradora coubertiniana.

 

    Como dato absolutamente relevante, cabe resaltar que en el año 1890, el príncipe heredero Constantino y el Ministro de Asuntos Exteriores, Stephanos Dragoumis, intentaron la restauración de los Juegos, a través de un Real Decreto que anunciaba un evento para el año 1892, con una periodicidad cuatrienal, retomándose así el concepto clásico de “Olimpiada”. Lastimosamente, estos juegos de 1892 no pasarían de la simple planeación, pues los problemas económicos griegos impidieron su realización (Arrechea, Sánchez, y Molina, 2019). Sin lugar a dudas, el esfuerzo de Zappas fue inspirador para la posterior idea restauradora del Barón Pierre de Coubertin, idea que curiosamente pareciera sincronizada con la propuesta desarrollada por el príncipe Constantino y el Ministro Dragoumis.

 

Conclusión 

 

    El Barón Pierre de Coubertin creó una gran idea olímpica, influenciado por todos los esfuerzos de restauración mencionados anteriormente. No cabe duda de que se dieron las condiciones necesarias para el restablecimiento propuesto por Coubertin, ya que el progreso de la educación, la ciencia y la tecnología propiciaron el importante avance de las excavaciones de Olimpia, hecho que derivó en el filohelenismo reinante en Europa en aquella época, acción que se sumó al proceso paulatino de desarrollo que sufrió el deporte como herramienta de desarrollo social. Finalmente, es importante destacar como aspecto único de la propuesta de Coubertin, la urgente necesidad de hacer de los Juegos Olímpicos un evento global que promueva la cooperación internacional, la multiculturalidad y el movimiento pacífico de los jóvenes del mundo a través del deporte. 

 

Nota 

  1. De acuerdo con Mandell, “se puede considerar cualquier festival atlético en Olimpia, posterior al 146 a.C., como un intento de restauración” (1990, p. 23), aunque luego de la conquista por parte de Roma estos festivales fueron perdiendo su esencia primigenia.

  2. Enclave situado a unos 150 kilómetros de Granada, en España.

  3. Un dato curioso de estas justas fue que en la edición realizada en 1855, participó Henry Didon, futuro pedagogo quien tendría gran amistad con Pierre de Coubertin, a quien le legó, a manera de préstamo eterno, el lema olímpico “Citius, Altius, Fortius”.

  4. En este escrito, publicado en 1833, el autor establece un dialogo con Platón, donde precisamente le pregunta “(…) donde están sus Juegos Olímpicos, sus grandes festivales, teatros, esculturas de mármol” (Young, 2003; Young, 2004, p. 141).

  5. Obra donde el autor hace referencia al héroe Leonidas y sugiere el resurgimiento de los Juegos Olímpicos.

  6. Juego donde los competidores lanzan un anillo de metal o caucho a una estaca en una parcela de tierra que posee en el centro un parche de arcilla (Arrechea, Sánchez y Molina, 2019)

  7. (1800-1865). Fue un veterano de la guerra y adinerado hombre de negocios griego, radicado en Rumania desde 1831, quien ofreció apoyo financiero al gobierno, en cabeza del rey Otto I, para organizar un concurso olímpico, bajo el nombre de los “Juegos Helénicos”, con el propósito de conmemorar la recientemente obtenida independencia griega y rememorar los antiguos Juegos. Tras la muerte de Zappas, este legó toda su fortuna al gobierno para que el movimiento en favor de resucitar los antiguos Juegos Olímpicos no careciera de apoyo económico, dinero con el cual se logró construir un edificio denominado Zappeion, ubicado cerca del Estadio Panatenaico, en los Jardines Nacionales, pero no fueron reinstauradas las justas deportivas que él añoraba. Zappas, como voluntad testamentaria, solicitó que fuera enterrado en Rumania, posteriormente exhumado y decapitado. Tras estos actos, su cuerpo debía enviarse a Epiro para ser enterrado nuevamente y su cabeza sería trasladada a Atenas el 20 de octubre de 1888 para ser inhumada en el Zappeion, acompañada de una placa en la que se lee “Aquí yace la cabeza de Evangelios Zappas” (Grombach, 1956, p. 7; Andere, 1968, p. 6; Vanhove, 1992c; Laforge, 2012, p. 21).

  8. Según Vanhove, estas justas fueron aplazadas por los disturbios ocasionados por el asesinato del rey Otto I y la posterior proclamación del joven príncipe danés George (1992).

  9. El éxito presente en esta edición de los “Juegos de Zappas” se debió a una buena planificación pues, a pesar de tener un presupuesto restringido, se alcanzaron excelentes resultados. Las invitaciones fueron enviadas con tres mesas de antelación, los deportistas debían presentarse seis semanas antes de la apertura para realizar un entrenamiento supervisado y participar de unas pruebas preliminares. La organización subvencionó los gastos de viaje y alimentación a los atletas que lo solicitaran y además se hicieron cargo del alojamiento y los uniformes de cada deportista (Vanhove, 1992). Por otro lado, tras observar este éxito rotundo, Brookes escribió en varias ocasiones al gobierno griego proponiendo la internacionalización de los juegos de Zappas, pero jamás obtuvo respuesta.

Referencias 

 

Andere, A. (1968). México 68. XIX Olimpiada. Grupo Acero.

 

Aribau, B.C. (1820, 24 y 25 de julio). De la gimnástica y de las artes mecánicas consideradas como parte de la educación. Diario Constitucional, político y mercantil de Barcelona.

 

Arrechea, F. (2017). España y los Juegos Olímpicos. Análisis de participación de los deportistas españoles en los JJOO de la Era Moderna e historia del Movimiento Olímpico Español  [Tesis Doctoral. Universidad Católica San Antonio de Murcia]. http://polired.upm.es/index.php/materiales_historia_deporte/article/view/4210

 

Arrechea, F. (2018). España y los Juegos Olímpicos. CIHEFE.

 

Arrechea, F. (2023). El Olimpismo en España. Sus inicios (1820-1920). Lecturas: Educación Física y Deportes27(297), 2-22. https://doi.org/10.46642/efd.v27i297.3606

 

Arrechea, F., Sánchez, A., y Molina, J. (2019). El Olimpismo entre los JJOO de la Antigüedad y la restauración coubertiniana. Revista Materiales para la Historia del Deporte, 18. https://www.researchgate.net/publication/330880931

 

Arvin-Bérod, A. (1996). Les enfants d’Olympie. Editions du CERF.

 

Bazaco, M. (2011). Deporte Olímpico. Evolución pedagógica y referencias históricas en edades Antigua, Media y Moderna en el Mediterráneo Oriental. Diego Marin Librero.

 

Beale, C. (2011). Born out of Wenlock, William Penny Brookes and the British Origins of the Modern Olympics. DB Publishing.

 

Behringer, W. (2009). Arena and Pall Mall: Sport in the Early Modern PeriodGerman History, 27(3), 331-357. https://doi.org/10.1093/gerhis/ghp030

 

Driega, A. (1997). Olympics before Coubertin. Journal of Olympic History, 5(2), 21. http://isoh.org/wp-content/uploads/2015/04/51.pdf

 

Durántez, C. (2017). Teodosio I El Grande y los Juegos de Olimpia. Real Academia Olímpica Española.

 

Durry, J. (2018). El verdadero Pierre de Coubertin. Comité Pierre de Coubertin Argentina y Comité Internacional Pierre de Coubertin.

 

Durry, J., y Wacker, C. (edit.). (2005). Pierre de Coubertin and the Greek miracle. Comité Internacional Pierre de Coubertin.

 

Economou, H. (1970). Competiciones de los antiguos griegos y restablecimiento de los Juegos Olímpicos. La Impresora Azteca.

 

Farey, H. (2011). Football, Cricket and Quoits. A context for the early Wenlock Olympian Games. Journal of Olympic History, 19(1), 53-59. https://digital.la84.org/digital/collection/p17103coll10/id/14564/

 

García Forero, J. (2019). Antología Olímpica. Editorial Kinesis.

 

Grombach, J. (1956). Olympic Cavalcade of Sports. Ballantine Books Inc.

 

Gutiérrez, G. (edit.) (2008). Gran libro de las Olimpiadas: De Atenas 1896 a Beijing 2008. Editorial Televisa.

 

Haddon, C. (2004). The First Ever English Olympic Games. Hodder & Stoughton.

 

Laforge, F. (2012). Los Juegos Olímpicos. Ediciones De Vecchi.

 

Lagrue, P. (2015). Le siècle olympique. Les Jeux. L'Histoire. Universalis.

 

Mandell, R. (1990). Las primeras Olimpiadas Modernas: Atenas, 1896. Editorial Bellaterra.

 

Mañas, A., y Rodríguez, J. (2008). El salto en Olimpia y los juegos de Purchena de 1569. En: M. Pastor, M. Villena, y J. Aguilera (edit.). Deporte y Olimpismo en el mundo antiguo y moderno. Editorial Universidad de Granada.

 

Mendoza, M. (coord.) (2016). Guía de los Olímpicos Rio 2016. Caracol S.A.

 

Oliva, H. (1968). Olímpicos: Breve historia del Deporte y de los Juegos. Organización Editorial Novaro.

 

Pérez, E., y Pérez, F. (2021). Los Juegos Olímpicos Modernos. Mundo del Libro Editores.

 

Quinteros, S. (2018). Aproximaciones a la historia de la Educación Física. Espacio Editorial Institucional UCU.

 

Ramírez, G. (2013). Manual de Teoría e Historia de la Educación Física y el Deporte contemporáneos. Wanceulen Editorial Deportiva.

 

Rodríguez, E. (2016). Libro II de los Juegos Olímpicos. Secretaria de Deporte de la Nación.

 

Romero Sedano, J. (2012). Juegos Olímpicos... Prontuario. Comité Olímpico Mexicano y Academia Olímpica Mexicana.

 

Rühl, J., y Keuser, A. (1995). Historia de los Juegos Olímpicos de Liverpool en la Inglaterra del siglo XIX. En: V.V. A.A. (1995). Actas Congreso Científico Olímpico 1992. II(24). Instituto Andaluz del Deporte.

 

Salvador, J. (2004). El deporte en Occidente: Historia, cultura y política. Ediciones Cátedra.

 

Schöbel, H. (1968). Olimpia y sus Juegos. Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana UTEHA.

 

Torrebadella, X. (2012). Los orígenes de una ciudad olímpica: Barcelona y el asociacionismo deportivo decimonónico ante la gestación de los primeros Juegos Olímpicos. Citius, Altius, Fortius, 5(2), 91-134. http://dx.doi.org/10.15366/citius2012.5.2.004

 

Torrebadella, X., y Arrechea, F. (2015). Los orígenes de una ciudad olímpica. La vida gimnástica-deportiva en la Barcelona decimonónica. CIHEFE.

 

Vanhove, D. (1992). Los juegos pre-Coubertin o “las olimpiadas perdidas”. En: J. Guillamon, H. Mussche, y D. Vanhove (1992). Arte y Olimpismo. Fundación La Caixa.

 

Vecchi, G. (2023). El Juego de los dioses: Un viaje a través del Olimpismo. Editorial Universidad Nacional de la Plata.

 

Weiler, I. (2004). The predecessors of the Olympic movement, and Pierre de Coubertin. European Review, 12(3), 427-443. https://doi.org/10.1017/S1062798704000365

 

Young, D. (2003). The Modern Olympics: A Struggle for Revival. Johns Hopkins University Press. 

 

Young, D. (2004). A Brief History of the Olympic Games: Brief histories of the Ancient World. Wiley-Blackwell Publishing.

 

Zawadzki, T. (2004). Knowledge of and Ideas about Olympia and the Olympic Games 393 to 1896 A. D. International Olympic Academy.


Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 28, Núm. 304, Sep. (2023)