ISSN 1514-3465
El Olimpismo en España. Sus inicios (1820-1920)
Olympism in Spain. His Beginnings (1820-1920)
Olimpismo na Espanha. Seus primórdios (1820-1920)
Fernando Arrechea Rivas
farrechea@gmail.com
Historiador del Deporte y del Olimpismo
Licenciado en Historia por la Universitat Rovira i Virgili (URV)
Máster en Historia Contemporánea y Mundo Actual por la UB/UOC
Doctor en Ciencias del Deporte por la UCAM
Director de la revista Cuadernos de Fútbol
Secretario y responsable editorial del CIHEFE
(Centro de Investigaciones de Historia y Estadística del Fútbol Español)
Autor de varios libros sobre Historia del Deporte y JJ.OO.
Colaborador habitual de diversos medios de comunicación
(España)
Recepción: 11/07/2022 - Aceptación: 18/11/2022
1ª Revisión: 11/11/2022 - 2ª Revisión: 22/11/2022
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Cita sugerida
: Arrechea Rivas, F. (2023). El Olimpismo en España. Sus inicios (1820-1920). Lecturas: Educación Física y Deportes, 27(297), 2-22. https://doi.org/10.46642/efd.v27i297.3606
Resumen
El bicentenario de la conferencia de Buenaventura Aribau sobre la restauración de los Juego Olímpicos y el centenario de Amberes 1920 y de la primera candidatura española a JJ.OO., interpela sobre el estado historiográfico de la cuestión y la urgente necesidad de aclarar conceptos y superar tópicos y visiones simplificadoras heredadas desde hace decenios. Como objetivo del artículo se buscará aportar respuestas a cuestiones abiertas, tales como la historia del comité (en puridad, “los comités”) olímpico español, así como la compleja cuestión de las candidaturas presentadas por España a JJ.OO. o su relación con el Comité Olímpico Internacional.
Palabras clave:
Olimpismo. Juegos Olímpicos. España. Historia. Deporte.
Abstract
The bicentennial of Buenaventura Aribau's conference on the restoration of the Olympic Games and the centenary of Antwerp 1920 and the first Spanish bid for the Olympic Games, questions us about the historiographical state of the issue and the urgent need to clarify concepts and overcome clichés and simplifications inherited from decades ago. As objective of the article, it will seek to provide answers to open questions, such as the history of the Spanish Olympic Committee (purely, "the committees"), as well as the complex issue of the candidatures presented by Spain to the Olympic Games or the relationship between our country and the International Olympic Committee.
Keywords:
Olympism. Olympic Games. Spain. History. Sport.
Resumo
O bicentenário da conferência de Buenaventura Aribau sobre a restauração dos Jogos Olímpicos e o centenário de Antuérpia 1920 e da primeira candidatura espanhola aos JJ.OO., questiona o estado historiográfico da questão e a necessidade urgente de esclarecer conceitos e a superar tópicos, além de simplificar visões herdadas por décadas. O objetivo do artigo buscará dar respostas a questões em aberto, como a história do comitê olímpico espanhol (na verdade, “os comitês”), bem como a complexa questão das candidaturas apresentadas pela Espanha aos Jogos Olímpicos. ou sua relação com o Comitê Olímpico Internacional.
Unitermos
: Olimpismo. Jogos Olímpicos. Espanha. História. Esporte.
Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 27, Núm. 297, Feb. (2023)
Introducción
El presente artículo es el inicio de una serie que pretende actualizar la información existente sobre la relación histórica de España con el Olimpismo, tomando como base la Tesis Doctoral España y los Juegos Olímpicos, defendida en la UCAM en julio de 2017, convenientemente ampliada y corregida.
En 2020 se cumplió el centenario de la primera participación oficial española en unos Juegos Olímpicos (Amberes 1920); asimismo el bicentenario del artículo de Carles Bonaventura Aribau en el que imaginaba para Barcelona la renovación y celebración de los Juegos Olímpicos. (Aribau, 1820)
Son efemérides consideradas fundamentales para entender la historia del deporte. Sobre estas cuestiones, pese a los estudios publicados en los últimos años, todavía quedan algunos interrogantes por esclarecer.
Así, el objetivo de este estudio es aportar más datos para tratar de aclarar lo sucedido y, a su vez, ofrecer una mirada global que permita adquirir una visión sobre la cuestión, alejada de tópicos y lugares comunes.
Metodología
El proceso metodológico parte, en primer lugar, de la revisión de los estudios anteriores. Asimismo, se ha indagado y profundizado en las fuentes primarias.
Mediante la consulta de fondos documentales en las bases digitalizadas de la Biblioteca Nacional de España (BNE) y del Arxiu de Revistes Catalanes Antigues (ARCA) se han corroborado datos y obtenido otros nuevos que complementan lo que hasta ahora se conocía sobre el objeto de estudio.
De forma prioritaria se han considerado como fuentes primarias la prensa deportiva de la época, especialmente la publicada en Madrid y Barcelona. Asimismo, se consultaron archivos públicos y privados como los del Comité Olímpico Internacional (Lausana), el Comité Olímpico Griego (Atenas), o el de la Delegación del Gobierno en Barcelona. Con todo ello se ha podido ampliar la información proporcionada por la prensa y documentar de forma definitiva cuestiones abiertas como la fundación del Comité Olímpico Español, la participación española en París 1900 o Amberes 1920, o las primeras candidaturas olímpicas de Barcelona.
El Olimpismo en España (1820-1920)
A España la idea olímpica llegó de la mano de las ideas liberales y de la Ilustración. No es casual que el primer personaje que defendió públicamente el regreso de los Juegos Olímpicos fuera un liberal de carácter ilustrado, al que la dedicación intelectual y científica había dotado de conocimientos enciclopédicos llamado Buenaventura Carlos Aribau i Farriols (Barcelona, 4 de noviembre de 1798-ibídem, 17 de septiembre de 1862). (Torrebadella, y Arrechea, 2015; Arrechea, 2017, 2018)
El Trienio Liberal (1820-1823) proporcionó una etapa de libertad de expresión y de divulgación de nuevas corrientes procedentes de Francia. Contexto que aprovechó Aribau para publicar en el Diario Constitucional, político y mercantil de Barcelona –el lunes 24 de julio y el martes 25 de julio de 1820–, un artículo en el que se ocupaba «De la gimnástica y de las artes mecánicas consideradas como parte de la educación». Al parecer, este artículo ya había sido presentado dos años antes, en forma de conferencia, en la Sociedad Filosófica de Barcelona. Aribau se mostraba contrario a las corridas de toros, y proponía que este espectáculo fuera substituido por unos renovados Juegos Olímpicos. La alusión a la cultura clásica fue utilizada, como en la mayoría de los escritos sobre el tema, como una argumentación retórica para defender el bien moral.
Aribau fue pionero en España en la reclamación de una restauración de los Juegos Olímpicos, prediciendo incluso aquello que se sabrá mucho más tarde (1992) iba a ocurrir en su Barcelona natal:
Hablamos de las fiestas de toros, de este antiguo resto de ignorancia, y de mal gusto; de estas grandes reuniones, donde el pueblo aprende a ver correr la sangre sin estremecerse, donde contempla el colmo de la imprudencia y del arrojo, donde endurece su corazón y sus costumbres, y olvida las virtudes sociales.
Destiérrense pues estas diversiones que hacen poco honor a nuestra cultura, y sean reemplazadas por aquellas sencillas y provechosas. (...) y renovarían los juegos olímpicos mejorados con cuantos adelantos han hecho los modernos en el arte del ataque y de la defensa. [la negrita es nuestra]. El padre guardaría como un tesoro las coronas ganadas en estos certámenes y una sucesión interminable de hombres fuertes añadiría en cada generación nuevos trofeos a las antigüedades de su casa. (Aribau, 1820)
La restauración olímpica vinculada al renovado interés por la Educación Física y los deportes parecía arraigada en determinados ambientes de Barcelona en esos años del Trienio Liberal, como muestra la creación por Miguel Roth del Instituto Gimnástico-Militar (imitando el modelo francés de Francisco Amorós1) o la celebración, en 1821, de unos “Juegos Marítimos” con motivo del aniversario del juramento constitucional de Fernando VII, Juegos que fueron comparados con los Juegos Olímpicos de la Antigüedad.
A lo largo del siglo XIX se fue divulgando y consolidando la idea olímpica y varios proyectos (en parte convergentes), como los de William Penny Brookes en Inglaterra (Wenlock Olympian Games) y Evangelos Zappas en Grecia, restauraron de facto los Juegos Olímpicos y fantasearon con la posibilidad de convertirlos en unos Juegos Olímpicos Internacionales. Fue el barón de Coubertin, a finales de siglo, quien consiguió dicho objetivo influido por los proyectos previos enumerados.
Charles Pierre Frédy de Coubertin nació en París el 1 de enero de 1863 en el seno de una familia noble de origen italiano, católica y legitimista. Su padre Charles-Louis (1822-1908) era un destacado pintor. Su madre Agathe Marie Marcelle Gigault de Crisenoy era originaria de Normandía, donde el pequeño Pierre pasó la infancia. Coubertin fue pedagogo, historiador y deportista. En su juventud practicó todos los deportes, pero destacó especialmente en tiro, siendo campeón de Francia en numerosas ocasiones. Admirador del modelo educativo anglosajón y de su cultura deportiva, especialmente de Thomas Arnold (1795-1842) y su Escuela de Rugby, viajó por Gran Bretaña y Estados Unidos y, a su regreso, se consagró a la labor de mejorar el sistema educativo francés para aproximarlo a su modelo. Su objetivo era una mejora de "la raza francesa", una regeneración física y moral de las élites francesas que evitara la repetición de una derrota militar como la de 1870 frente a Prusia. Las primeras referencias a Coubertin y su modelo aparecidas en España dejan clara esa inspiración regeneracionista, patriótica y militar, así como su inequívoca admiración por el modelo inglés:
Allí (en Inglaterra) -dice M.P. de Coubertin-, el maestro es un vigilante bajo cuyas miradas se coloca el niño, a fin de que, por sus palabras, por su ejemplo, por su enseñanza, ayude al desenvolvimiento de lo que en sí tiene de bueno y honrado el niño. Para alcanzar este fin, el maestro no se cree obligado a utilizar métodos violentos: sólo se dirige a la razón y al sentimiento; no rompe nada; contraría lo menos posible; pero como es ese un trabajo de gran delicadeza al mismo tiempo que de una audacia infinita, se rodea de todo lo que puede obrar en el mismo sentido que su dirección discreta; hace de su escuela un escorzo del mundo exterior; transporta a ella el aire que fuera se respira, las ventajas y placeres permitidos en el mundo exterior, los apuros en que allí se encuentra uno y hasta algunos de los obstáculos que tienen que vencer. Su arte consiste en apropiar todo eso a las fuerzas físicas, intelectuales y morales del niño... sí, -exclama M. de Coubertin- la inmoralidad invade nuestros colegios: existe en ellos en palabras, pensamientos y acciones... (El sport) es la victoria de la voluntad, es la obediencia ciega al jefe voluntariamente elegido, ...el endurecimiento, el cultivo muscular del cuerpo y del carácter. (Antoñito, 1889, p. 258)
La analogía entre el regeneracionismo de Coubertin vinculado a la derrota francesa de 1870 y la pérdida de Alsacia y Lorena con el regeneracionismo de los ambientes deportivos españoles que dieron lugar a la Federación Gimnástica Española (FGE) tras el Desastre de 1898 y la pérdida de las últimas posesiones españolas del Caribe y el Pacífico, es evidente y significativa.
En 1888 Coubertin creó el Comité pour la propagation des exercices physiques dans l'éducation, en abierta polémica con la Union des sociétés françaises de courses à pied (USFCP) creada por los clubes parisinos Racing Club de France y Stade Français, una federación de atletismo fundada en 1887 que en 1889 decidió ampliar su ámbito de trabajo a todos los deportes y transformarse en la Union des sociétés françaises de sports athlétiques (USFSA). Tras agrios desencuentros Coubertin reconoció el mayor éxito de la USFSA y disolvió su Comité uniéndose a ellos como secretario de la organización, en uno de sus movimientos tácticos habituales de supervivencia política. En España el modelo USFSA fue imitado en 1898 por la Federación Gimnástica Española, creada a imitación suya con idénticos objetivos y el mismo espíritu regeneracionista.
A partir de 1890 Coubertin se consagró al deporte escolar y fundó la revista mensual La Revue athlétique; en el 5º Congreso de la USFSA (25 de noviembre de 1892) pronunció el discurso en el que anunció un Congreso Internacional que se celebraría en la Universidad de la Sorbona en 1894 para discutir en el mismo el restablecimiento de los Juegos Olímpicos o (en puridad) discutir la celebración de unos Juegos Olímpicos Internacionales. Previamente (1890) Coubertin había visitado a Brookes en Inglaterra y conocido sus Juegos de Wenlock y, ese mismo año los griegos por Real Decreto, habían recuperado la Olimpiada como unidad de tiempo y anunciado unos Juegos Olímpicos en Atenas para 1892 (que no se celebraron por problemas económicos), 1896, etc.
El Congreso de La Sorbona se celebró del 16 al 23 de junio de 1894 y constó de dos comisiones que trabajaron en paralelo. Una, presidida por el griego Dimitrios Vikelas (1835-1908), estudió la cuestión de los Juegos Olímpicos. Otra, presidida por Michel Gondinet, del Racing Club de France, fijó las fronteras entre amateurismo y profesionalismo. Participaron en el Congreso unas dos mil personas de trece nacionalidades (Arrechea, 2018).
España estuvo representada por los profesores de la Universidad de Oviedo Aniceto Sela Sampil, Adolfo González Posada y Adolfo Álvarez Buylla. La Sociedad Gimnástica Española (entidad fundada en Madrid en 1887 por Narciso Masferrer Sala, Emilio Fernández de Monjardín Cano, Emilio Coll Maignan y Eduardo Charles) también recibió una invitación y, aunque no envió representante, se sumó por carta. Sobre la presencia de los profesores de la Universidad de Oviedo en La Sorbona (presencia sobre la que se ha presentado tradicionalmente una visión algo idealizada) (Martínez Magdalena, 1992) se deben realizar algunas matizaciones ya que, según el testimonio de uno de ellos (González Posada, 1894), el verdadero motivo de su presencia en París era otro ("estudiar en Francia la cuestión de los exámenes" como comisionados de la Dirección General de Instrucción Pública) (González Posada, 1894, p .6), sólo pasaron por el Congreso brevemente ("Nuestras muchísimas ocupaciones nos impidieron tomar parte activa en las deliberaciones del Congreso") y Coubertin no les causó buena impresión ["Francamente, yo esperaba encontrarme con un sportman (en lo físico) y me llevé un gran chasco. El barón de Coubertin, persona finísima, que con tanto entusiasmo defiende los juegos del sport, es un hombre de corta estatura, y que bajo ningún concepto se asemeja a un atleta."]. (González Posada, 1894, pp.17-20)
Coubertin mantenía correspondencia con el pedagogo, filósofo y ensayista Francisco Giner de los Ríos (Ronda, Málaga, 10 de octubre de 1839-Madrid, 18 de febrero de 1915) y estaba interesado en los progresos de la Institución Libre de Enseñanza (ILE). Giner no podía viajar a París para acudir al Congreso, pero tuvo noticia de la presencia en esas fechas en Francia de Sela, González Posada y Álvarez Buylla (con quienes compartía doctrinas krausistas2) e hizo que Coubertin les invitara a ellos. González Posada (1894) muestra en sus comentarios gran lejanía ideológica con Coubertin, de quien considera que "representa el movimiento favorable a la atlética en ciertas esferas aristocráticas" y, por el contrario, se declara admirador de Paschal Grousset (1844-1909) "antiguo miembro de la Commune, deportado creo en Nueva Caledonia, diputado socialista hoy por París, representa ese mismo renacimiento [deportivo] en la burguesía y en el pueblo acaso". (González Posada, 1894, p. 18)
Parece muy significativo que uno de los representantes españoles en el Primer Congreso Olímpico realizara estos comentarios de Grousset, uno de los grandes enemigos de Coubertin en esa época. Paschal Grousset (también conocido como Doctor Flavius, André Laurie o Philippe Daryl en sus etapas de proscrito) es uno de esos personajes borrados de la historia, prácticamente olvidados. Sin entrar en sus facetas política y literaria, debería ser recordado como uno de los grandes divulgadores del deporte en Francia, siempre desde una perspectiva popular y social. Era muy crítico con la visión competitiva y elitista de Coubertin y el barón llegó a decir sobre él: "El señor Paschal Grousset es un hombre al que desprecio y con el que no quiero tener ninguna relación". (Arrechea, 2018)
En el Congreso de La Sorbona se aprobó la creación de los Juegos Olímpicos de la Era Moderna y celebrarlos cada cuatro años empezando en Atenas 1896 y posteriormente en París 1900. Coubertin no era inicialmente partidario de empezar en Atenas por su desconfianza en la capacidad económica y organizativa de Grecia, pero fue convencido por Vikelas, quien le recordó que Grecia pensaba realizar sus Juegos Olímpicos nacionales en 1896 y le convenció que converger en ese proyecto con los nuevos Juegos Olímpicos Internacionales sería una buena idea. Así mismo se fundó el Comité Olímpico Internacional (COI) cuya presidencia Coubertin ofreció a Dimitrios Vikelas.
España no acudió a los Juegos de 1896 pese a que las sociedades españolas recibieron invitaciones y la prensa se ocupó con profusión sobre el evento (Arrechea, 2018).
En 1900 los JJ.OO. fueron substituidos de facto por unos Concursos Internacionales de Ejercicios Físicos y Deportes en el marco de la Exposición Universal, aunque con carácter retroactivo el COI ha creado un palmarés y un medallero de los inexistentes Juegos de París 1900. En los mencionados Concursos hubo una amplia participación española. (Arrechea, 2018)
En 1902, ocho años después del nacimiento del Comité Olímpico Internacional, se produjo finalmente la entrada del primer representante español en el COI. En carta dirigida a Coubertin el 21 de febrero de 1902, don Gonzalo de Figueroa y Torres3, conde de Mejorada del Campo y futuro (a partir de 1909) marqués de Villamejor, le comunicaba al barón:
...acepto con satisfacción el honor de representar a la España deportiva formando parte de su Comité. Gran entusiasta del deporte, me he convertido por desgracia y desde hace cinco años en simple adorador platónico a causa de una desgraciada caída de caballo. Los deportes en España, después de la muerte de nuestro recordado Rey Alfonso XII, no están muy en boga, pero es de esperar que con un joven monarca, tengamos por los menos un poderoso protector. (Durántez, 2012, pp.13-15)
La entrada de Figueroa en el COI hizo que durante algún tiempo ciertas miradas estuvieran fijadas en los progresos deportivos y olímpicos españoles. En la Revue Olympique de febrero de 1903. (Echos et nouvelles, 1903, p. 16):
S.M. el Rey de España, en múltiples ocasiones después de su coronación, se ha dignado resaltar el interés que le inspira nuestra obra. El Rey ha conversado con nuestro colega, el Conde de Mejorada, sobre el progreso y el porvenir de los Juegos Olímpicos y últimamente, le ha encargado imponer al Presidente del Comité, las insignias de la Orden de Carlos III. Los deportes ganan, lenta pero firmemente terreno en España y puede ser que Madrid, antes de no mucho tiempo, vea celebrar una Olimpiada dentro de sus muros. [la negrita es nuestra] Digamos, al respecto, que el Conde de Mejorada acaba de ganar por cuarta vez el grand steeple de Pau4.
Al margen de este impulso inicial en la relación COI-España, los años posteriores estuvieron caracterizados por la ausencia de actividades oficiales. Pero, aunque los Juegos de San Luis 1904 no tuvieron representación española, sí tuvieron algunas vinculaciones que hasta la fecha han sido poco estudiadas. En varios libros sobre los JJ.OO. de 1904 se hace alusión a las gestiones efectuadas ante Coubertin por el "conde de Penaloza" para lograr que San Luis albergara los Juegos en detrimento de Chicago, la ciudad elegida inicialmente (Mallon, 1999).
Henry de Penaloza, "conde de Penaloza", era un personaje carismático y cosmopolita que apareció en San Luis en 1897, se instaló en la ciudad y poco después contrajo matrimonio con la heredera de una de las principales familias de la ciudad (Marie Reine Fusz), con la que tuvo dos hijos (Eugene y Henriette). Existen versiones contradictorias sobre su lugar de nacimiento y nacionalidad, aunque varias noticias de 1897 le presentan como un exiliado carlista español (Count de Penaloza here, 1897). De hecho, en la prensa española se llevan más lejos las acusaciones contra él en contexto de la Guerra de Cuba y las tensiones prebélicas entre España y EE. UU.
También sobre el título de "conde de Peñaloza" hay dudas, ya que no aparece entre los títulos nobiliarios españoles (los otorgados por los reyes reclamantes de la dinastía carlista incluidos). Podría tratarse del falso título de "conde de Peñalosa" utilizado por un gobernador de Nuevo México del siglo XVII que, tras caer en desgracia por problemas con la Inquisición, se fugó a Francia y les ofreció su colaboración para conquistar territorios del norte de Nueva España; el propio Henry de Peñaloza se vinculaba con aquel gobernador en un artículo (First White's Man, 1901).
Lo cierto y verdad es que Henry de Penaloza (count de Penaloza) fue un personaje importante en el San Luis de 1897 a 1904 (ese año su esposa le solicitó el divorcio y se tuvo que marchar de la ciudad tras varios escándalos) y fue el elegido para viajar hasta París en 1901 y presentar a Coubertin los planes olímpicos de la ciudad. El barón mencionó las gestiones de Penaloza (comte de Penaloza). (La réunion du Comité International Olympique, 1901)
Sin abandonar San Luis 1904, se debe mencionar que se publicó en la revista Los Deportes el artículo "Las manifestaciones de sport en la Exposición de San Luis" (Llaverías, 1904). Era un artículo en el que se detallaban las diferentes competiciones deportivas de San Luis vinculándolas con los JJ.OO. de 1896 (no consideraba, de forma significativa, unos Juegos Olímpicos lo celebrado en París en 1900) y se mezclaban en la relación de deportes del evento el atletismo con los deportes de motor, las competiciones escolares o el "golfo" (golf). Lo más llamativo llegaba cuando se enumeraban las naciones "interesadas" y se incluía a nuestro país: [ "...España (representada debidamente)"]. Llaverías escribía que España estaba representada en las competiciones deportivas de San Luis porque le constaba que había deportistas españoles en San Luis, aunque eso no quería decir que estuvieran participando en los JJ.OO..
España estuvo en la Exposición Universal de San Luis (sólo seis años después de la guerra con EE.UU.) con pabellón propio (representaba el Patio de los Leones de La Alhambra y la plaza del mercado de Triana y tenía corridas con toros mecánicos) y simultáneamente, cerca de la entrada principal a la Exposición, en la avenida DeBaliviere, el 15 de mayo de 1904 se inauguraba el primer frontón industrial en EE.UU. de jai alai, cesta punta. Su promotor era Basilio Zarasqueta (vasco afincado en Cuba, promotor del primer frontón profesional de la isla caribeña) y su arquitecto Ricardo Galbis (también residente en Cuba); el plantel de pelotaris el siguiente: Yurita, Abadiano, Isidoro, Chiquito de Éibar, Baracaldés, Ibaceta, Bilbaíno, Altamira, Michelena, Cecilio, Irún y Egea (St. Louis Athletes Marvel, 1904).
El éxito inicial fue grande, pero las apuestas (prohibidas en el estado de Missouri) dieron problemas desde el principio y la primera experiencia de pelota vasca profesional en EE.UU. duró dos meses, cerrando el frontón en julio. Se transformó en pista de hielo en 1916 y el edificio se mantuvo en pie (con el nombre de "Jai Alai") hasta 1964. Por lo tanto, aunque no hubo representación oficial española en los JJ.OO. de San Luis 1904, sí hubo deportistas españoles en San Luis en 1904 tal y como afirmaba Llaverías (1904).
Otra característica permanente de estos primeros años del siglo XX en las relaciones España-COI fue el intercambio epistolar en el que el conde de Mejorada del Campo expresaba a Coubertin sus problemas de salud y su multitud de ocupaciones, así como su deseo de ser relevado del cargo de representante de España en el COI, presentando incluso a otros candidatos al puesto. En 1905 proponía al duque de Arión (Joaquín Fernández de Córdova y Larios).
Tras el éxito de los JJ.OO. de Atenas 1896, Grecia había intentado convertirse en sede permanente de los mismos, algo a lo que Coubertin se oponía frontalmente ya que su proyecto se basaba en la universalidad del Olimpismo y tenía decidido que la segunda sede fuera París en 1900 (de hecho, como se ha visto, su plan inicial era que fuera la primera sede). Pero el proyecto olímpico parecía abocado al fracaso y a la desaparición tras lo ocurrido en París (no hubo JJ.OO., aunque la historia se reescribiera después) y la posición del barón de Coubertin al frente del Comité Olímpico Internacional se había visto debilitada, viéndose obligado a negociar con los griegos y a transigir con la celebración de unos Juegos Olímpicos Intercalados que se celebrarían en Atenas por primera vez en 1906 y posteriormente en 1910, 1914, etc. Siempre en Atenas y siempre dos años después de cada edición ordinaria de los Juegos Olímpicos.
San Luis 1904 fue un nuevo paso en falso al coincidir de nuevo con una Exposición Internacional y verse mezclado el Olimpismo con la ignominia racista de los Anthopological Days y el barón se encontraba en una posición difícil. El Olimpismo parecía en un brete y los griegos, con el historiador Spyridon P. Lambros (1851-1919) al frente del comité organizador y del Comité de los Juegos Olímpicos (nombre del Comité Olímpico Griego en la época), trabajaban en la organización de sus Juegos y en la creación de nuevos comités olímpicos nacionales al margen de Coubertin. Uno de los comités nacionales formados gracias a Lambros (hubo otros: Bélgica, Dinamarca, Gran Bretaña, etc.) fue el Comité Español de los Juegos Olímpicos, presidido por Julio Urbina y Ceballos-Escalera, marqués de Cabriñana del Monte. El proceso fundacional de dicho comité puede seguirse a través de la correspondencia conservada en los Archivos del Comité Olímpico Griego (HOC-Archives) y en la prensa española de la época.
El 15 de marzo de 1905 el cónsul griego en Madrid (Jorge Soto) escribía a Lambros explicándole que era mejor crear un único comité español con sede en Madrid ("que es la capital") y no dos (uno en Madrid y otro en Barcelona), como al parecer se había discutido (HOC-Archives, K7-φ5-Ε1). Soto también consultaba si el Comité de los Juegos Olímpicos financiaría al nuevo comité español. El 17 de abril Lambros respondía a Soto dándole instrucciones sobre la composición del comité español (HOC-Archives, K7- φ5-E2). El 15 de abril de 1905 (por lo tanto, antes de recibir la respuesta de Lambros) el cónsul Soto le enviaba la composición del comité español para que obtuviera “la aprobación de S.A.R. el príncipe”.
El marqués de Cabriñana del Monte ya había aceptado la presidencia y escogido a los componentes de su comité. Todos eran figuras relevantes de la sociedad y el deporte español de la época: el periodista Luis Morote y Greus (secretario), el conde de Asmir (responsable de esgrima), el marqués de Villaviciosa de Asturias (tiro de pichón), el comandante Barreto (tiro), Carlos Padrós (presidente del Madrid FC, actual Real Madrid, de la gimnasia, “deportes atléticos” y fútbol), Eduardo Careaga (delegado en Bilbao y responsable del remo y deportes náuticos) y Román Macaya (delegado en Barcelona). (HOC-Archives, K7- φ5-E3)
El 26 de mayo el cónsul Soto escribía de nuevo a Atenas explicando la ausencia de su propio nombre (“no se me había indicado”) entre los miembros del comité y enviando la composición del comité español por segunda vez (HOC-Archives, K7- φ5-E4). El 12 de junio de 1905 el marqués de Cabriñana del Monte escribía a Lambros expresándole su satisfacción por ser el presidente del Comité Español de los Juegos Olímpicos y sus buenos deseos y ganas de trabajar para que España estuviera presente en Atenas 1906 (HOC-Archives, K7- φ5-E7).
El 21 de julio el cónsul Soto escribía a Lambros para comunicar que Cabriñana no se iba a poner a trabajar hasta después del verano, entonces se constituiría formalmente el comité y se buscarían a los deportistas que representarían a España en Atenas (HOC-Archives, K7- φ5-E6). Spyridon Lambros no parecía estar muy satisfecho del ritmo de trabajo que le transmitían desde Madrid y realizó personalmente gestiones desde Atenas por carta para facilitar el transporte de los deportistas que (teóricamente) iban a viajar desde España a Atenas, así como para obtenerles descuentos. Se conservan cartas suyas a los directores de los ferrocarriles españoles explicándoles en qué consistían los JJ.OO. (HOC- Archives, K10- φ8-E10)
El 13 de noviembre de 1905 se realizó al fin la reunión constitutiva del Comité Español de los Juegos Olímpicos en el domicilio personal del marqués de Cabriñana del Monte (Carrera de San Jerónimo 38, Madrid). Tras unas semanas de silencio el marqués de Cabriñana escribía a Atenas el 6 de febrero de 1906 agradeciendo el envío del programa de los JJ.OO. y explicando que había sido publicado en la prensa española, adjuntaba recortes en los que Lambros hizo anotaciones (HOC-Archives, K15- φ8-E1). Lambros respondió a Cabriñana con un breve mensaje de cortesía (HOC-Archives, K15- φ11-E2); era febrero de 1906 y todavía parecía evidente para los interlocutores que España participaría en los JJ.OO. de Atenas que empezarían el22 de abril. El 26 de marzo Cabriñana envió un telegrama de urgencia a Atenas: ”Olympique. Athenes. Ecrivons comité sentiment espagnoles impossible concourir Olympiques. Cabriñana". (HOC Archives, K15- φ11-E1)
Anunciaba pocas semanas antes de los JJ.OO. que ningún deportista español acudiría. Inmediatamente después Cabriñana enviaba una carta que llegaba a Atenas el 6 de mayo de 1906, cuatro días después de haber finalizado los Juegos. En la misma daba una serie de excusas para justificar la ausencia de deportistas españoles: algunos de los que querían ir eran profesionales, los amateurs no tenían nivel suficiente o carecían de educación y “savoir vivre” para viajar a Atenas y representar a España. Además, afirmaba, el gobierno español "mostró poco interés". Por todo ello se veía obligado a desistir pese a la satisfacción que le hubiera producido ver a deportistas españoles competir en los Juegos (HOC-Archives, K15- φ11-E3). Tras los Juegos la prensa española informó ampliamente de su desarrollo y hubo nuevas críticas por la ausencia.
Tras esta decepción quedaba un asunto pendiente que se resolvió rápidamente: Cabriñana debía devolver al Comité de los Juegos Olímpicos 3.000 francos que había recibido como subvención para los gastos de la expedición española, quedaba evidenciado el interés griego por ver a España en Atenas 1906. El 8 de junio de 1906 el cónsul Soto escribió a Lambros anunciando que Cabriñana había devuelto el dinero. (HOC-Archives, K15- φ11-E4)
En cartas posteriores Cabriñana confirmaba la resolución del tema económico y anunciaba el envío del reglamento de las sociedades deportivas españolas, lo que evidenciaba que el comité seguía existiendo y mantenía vínculos con el griego, pese a la ausencia en Atenas. Asimismo Cabriñana enviaba su biografía incluyendo sus estudios y cargos. Concluía diciendo: “y (presidente) del Comité de los Juegos Olímpicos que representa a España”. También adjuntaba recortes de prensa sobre él. Su intención con todo ello era reclamar una condecoración griega que, al parecer, el cónsul Soto le había prometido. (HOC-Archives, K15- φ11-E5)
En agosto Lambros respondía a Cabriñana agradeciéndole sus esfuerzos y rebajando con lenguaje diplomático sus pretensiones a condecoraciones helenas en lo que constituye el final de su correspondencia. (HOC-Archives, K15- φ11-E6)
El marqués de Cabriñana seguía siendo el presidente del Comité Español de los Juegos Olímpicos, pero no realizó a partir de 1906 actividad olímpica alguna, al igual que el resto de los componentes del Comité, con una excepción: Carlos Padrós Rubio (Sarrià, Barcelona, 9 de noviembre de 1870-Madrid, 30 de diciembre de 1950). Padrós fue un político, empresario y dirigente deportivo de biografía bien conocida al ser considerado de forma errónea como el cofundador del Real Madrid en 1902 junto a su hermano Juan; realmente los hermanos Padrós legalizaron la sociedad ya existente inscribiéndola en el Registro de Asociaciones el 18 de abril de 1902 pero el Madrid FC existía con anterioridad, desde octubre de 1901.
A lo largo de su vida protagonizó varios intentos por controlar el fútbol y la totalidad del deporte español: el 6 de diciembre de 1902 fundó la Asociación Madrileña de Clubs de Football y el 21 de mayo de 1904 logró presencia española en la fundación de la FIFA. En 1905 formó parte (como se ha visto) del Comité Español de los Juegos Olímpicos como responsable del fútbol y “otros deportes atléticos” e intentó la creación de la primera selección nacional para viajar a Atenas 1906 (todavía en 1912 era miembro del Comité Ejecutivo del COE del marqués de Villamejor). Ante el fracaso de 1905-1906 fue el único miembro del Comité Español de los Juegos Olímpicos que hizo nuevos intentos de acudir a los JJ.OO. El 21 de enero de 1907 envió una carta a Narciso Masferrer de El Mundo Deportivo (que se publicaría en dicho diario el día 31) (Padrós, 1907) en la que hablaba de la proximidad de los Juegos Olímpicos de Londres 1908 y la necesidad que España empezara a prepararse para dicha cita. Remarcaba en la misma que los primeros intentos (la Federación Gimnástica Española y el Comité Español de los Juegos Olímpicos de Cabriñana) habían fracasado y, en cierta manera, proponía su propia candidatura para liderar el proyecto. Además, explicaba que tenía planes para crear una selección nacional de fútbol y una Federación Española de Clubs de Foot-Ball. (Padrós, 1907)
Estos planes de Padrós quedaron nuevamente en la nada y no hubo delegación española en los JJ.OO. de Londres 1908; la prensa incorporaba el programa de los JJ.OO., pero no había ninguna participación española prevista, aunque, como se verá, sí hubo deportistas compitiendo en Londres que habían nacido siendo ciudadanos españoles. La nueva ausencia oficial española en unos JJ.OO. fue causa de frustración en los ambientes deportivos.
Este creciente malestar por la ausencia española en Londres 1908 y la escasa o nula actividad del Comité Español de los Juegos Olímpicos (situación agravada por la desaparición definitiva de la FGE) provocó la intervención directa del Infante Don Carlos de Borbón y Borbón (Gries, Austria, 10 de noviembre de 1870-Sevilla, 11 de noviembre de 1949), quien, tal y como recordaba el propio Gonzalo de Figueroa en 1913, impuso la substitución del marqués de Cabriñana del Monte al frente del Comité Español de los Juegos Olímpicos por el marqués de Mejorada del Campo (miembro del COI desde 1902). Escribía el conde de Mejorada del Campo (ya marqués de Villamejor entonces) en noviembre de 1913:
Muy señor mío: He leído con todo el interés que merece el artículo que publica en 6 del corriente, y en el cual me da Ud. un palo muy merecido. En efecto, desde hace 4 años, soy representante en España de los Juegos Olímpicos, por imposición de S. A. el Infante Don Carlos, después del fracaso que en la misma representación tuvo mi antecesor el Marqués de Cabriñana. [la negrita es nuestra] He de confesar para vergüenza mía, durante los dos primeros años poco o nada hice, teniendo que ocuparme por desgracia mucho de mi salud, pero en el tiempo que llevo de haber querido hacer algo, los resultados han sido por desgracia casi nulos. Ustedes que tanta fuerza tienen en el mundo deportivo les ruego que me ayuden... (Los Juegos Olímpicos. Una Carta, 1913, p. 1)
Regresando a los participantes de origen español en Londres 1908, se añade: los gimnastas Louis Segura Bretons y Antoine Costa Sevilla compitieron en 1908 con la delegación francesa. Louis Segura (en ocasiones escrito Ségura) había nacido en Sidi Bel Abbes (departamento de Orán, Argelia) el 23 de julio de 1889 y fue inscrito como espagnol en su partida de nacimiento. En Londres ganó una medalla de bronce y en Estocolmo 1912 una de plata. Antoine Costa nació en Orán el 23 de octubre de 1884 y también compitió en 1912. En su partida de nacimiento también figura la anotación espagnol.
Su participación había tenido el precedente en París 1900 de Joseph Martínez (nacido en Orán en 1878 de padres españoles), con quien se iniciaba una fuerte escuela de gimnasia entre los españoles del Oranesado en los primeros decenios del siglo XX. Martínez fue campeón del mundo en 1903 y otro alumno aventajado suyo, Marcos Torres Candela (olímpico en 1912 y 1920), lo fue en 1909 y 1913 (Archives nationales d'outre-mer. Certificados de Nacimiento de L. Ségura, M. Torres y A. Costa).
El Oranesado fue una zona en la que vivieron muchos españoles o personas de origen español desde finales del siglo XIX hasta la independencia de Argelia en 1962.
Regresando a España, se observa cómo la nueva etapa del Comité Español de los Juegos Olímpicos con el marqués de Villamejor al frente (un Villamejor que aunaba en su persona la representación en España del COI, como miembro de este desde 1902, y la presidencia del Comité Español desde 1909) no supuso cambios a la apatía anterior. Por sus problemas de salud o por sus múltiples ocupaciones Gonzalo de Figueroa no desarrolló actividad olímpica alguna durante los años sucesivos, no intentó llevar una delegación a Estocolmo 1912 ni constituyó su Comité. Esta nueva ausencia en los JJ.OO. resultó muy dolorosa y humillante para amplios sectores.
El Mundo Deportivo
hablaba directamente de "vergüenza" por la ausencia española en Estocolmo 1912 (En Estocolmo, 1912) y Narciso Masferrer en La Vanguardia consideraba especialmente denigrante que no estuviéramos "ni al nivel de Portugal y de Rusia". (Arrechea, 2018)
Todas estas presiones y críticas en la prensa hicieron que el marqués de Villamejor se activara y se decidiera a formar su Comité Español de los Juegos Olímpicos. Al parecer (según su propio testimonio) el magnicidio del presidente del gobierno José Canalejas (primer presidente de la Federación Gimnástica Española en 1898) el 12 de noviembre de 1912 y la llegada de su hermano Álvaro de Figueroa (conde de Romanones) al poder, también influyeron. Escribía Villamejor a Coubertin el 20 de noviembre de 1912:
Querido Presidente y amigo, el odioso crimen del que ha sido víctima el Sr. Canalejas, pudo así privarnos también del Sr. Alba en el Ministerio de Instrucción Pública, lo que sería entonces un trabajo a recomenzar con el nuevo Ministro. Afortunadamente, él continua como todos los Ministros, bajo la Presidencia de mi hermano Romanones, y adjunto su respuesta favorable, pues ha aceptado la invitación y va a nombrar un representante para el Congreso de Psicología y Filosofía Deportiva. Pide también todos los antecedentes sobre el acontecimiento. Tengo también la satisfacción de comunicaros que el sábado constituiré mi Comité Español de los Juegos Olímpicos [la negrita es nuestra], estando decidido a consagrarme a él en cuerpo y alma, temiendo siempre no haber sido el hombre adecuado para el cargo, pero en este caso de Ud. será la culpa, por no haberme querido reemplazar. (Durántez, 2012, pp. 35-39)
Gonzalo de Figueroa constituía de esta forma el 25 de noviembre de 1912 su Comité Español de los Juegos Olímpicos con esta composición: Gonzalo de Figueroa, marqués de Villamejor (presidente), Carlos Padrós Rubio (tesorero), Marcelo Santos Sanz Romo (secretario), Pío Suárez-Inclán y González (coronel de Estado Mayor y diputado), Marcelo Rivas Mateos (catedrático de la Universidad Central), Alejandro Saint-Aubin Bonnefon (publicista y diputado), Adolfo Díaz Enríquez (comandante de Infantería), Luis de Uhagón y Barrio (marqués de Laurencín), Valentín Menéndez San Juan (conde de la Cimera y de Goyeneche, marqués de Campo Real), Julio Urbina Ceballos-Escalera (marqués de Cabriñana del Monte) y Rogelio Ferreras Berros (capitán de la Guardia Civil y profesor de Gimnasia). Respecto al primer Comité (1905) seguían Cabriñana y Padrós. La noticia apareció en la prensa. (Ruiz-Ferry, 1912; El Comité de los Juegos Olímpicos, 1912; Educación Física en Madrid, 1912; García García, 2013)
Parece oportuno precisar que este Comité constituido en 1912, al igual que el constituido en 1905, no fue inscrito en el Registro de Asociaciones del Gobierno Civil tal y como prescribía la Ley de Asociaciones vigente (1887). La razón podría ser el carácter instrumental y temporal que tenían estos comités para sus impulsores. Estaban pensados para trabajar en pro de la participación española en los siguientes JJ.OO., lo cual explicaría la formación de nuevos Comités Olímpicos Españoles en 1916, 1919 o 1924. Hasta 1926 no se inscribiría un Comité Olímpico Español (COE) en el Registro de Asociaciones de Barcelona pretendiendo con ello otorgarle un carácter permanente y definitivo.
Barcelona, aún bajo el fuerte impulso del regeneracionismo deportivo liderado por Narciso Masferrer, era en ese momento el lugar de España donde más actividades deportivas e iniciativas en el terreno de la Educación Física se producían. Pronto destacaría en dicho terreno el periodista Josep Elias i Juncosa "Corredisses", convirtiéndose en un gran crítico del COE liderado por Villamejor. (Elias, 1992)
En sus conferencias afirmaba que el COE era "como el perro del hortelano, ni hace ni deja hacer" y calificaba de "gandules" (Elias i Juncosa, 1913a) a sus dirigentes. Esta campaña de Elias contra la inactividad de Villamejor alcanzó el súmmum el 18 de octubre de 1913 con su célebre conferencia en el Instituto Higiénico-Kinesioterapéutico de Jaume García Alsina. (Elias i Juncosa,1913b)
La conferencia fue reproducida en varios medios y provocó la ya comentada respuesta de Villamejor, quien seriamente preocupado por la posibilidad esbozada por Elias de ver a un Comité Olímpico Catalán enviando una delegación a Berlín 1916 en caso de no lograrse delegación española, pidió ayuda a los dirigentes deportivos catalanes para que el COE estuviera en los JJ.OO. (Los Juegos Olímpicos. Una Carta, 1913). El 25 de diciembre de 1913 se anunciaba que el COE autorizaba a Narciso Masferrer la constitución de un Comité Olímpico Catalán como delegación regional del COE (Los Juegos Olímpicos, 1913), unos días antes Elias i Juncosa había escrito a Coubertin comentándole sus planes de creación de un Comité Catalán presidido por un noble (le hablaba de los marqueses de Alfarrás o de Alella).
Pese a haber sido forzado a aceptar un comité regional catalán dependiente del COE, Villamejor sospechaba de las verdaderas intenciones de Elias y escribía a Coubertin el 5 de enero de 1914:
Veo que estáis al corriente de toda la agitación promovida en Barcelona por el Sr. Elias Juncosa. Es siempre la misma historia, quieren considerarse independientes, sin querer comprender que su solo derecho de existencia es el de ser españoles y les considero ahora convencidos de estar obligados a someterse al Comité Español. (Durántez, 2012, p. 52)
Como respuesta a estas críticas y presiones que recibía desde Cataluña, Villamejor organizó en Madrid, del 5 al 7 de abril de 1914, un evento polideportivo bautizado como "Juegos Olímpicos de Madrid" con objeto de empezar a preparar y seleccionar deportistas para Berlín 1916 (Aguilar, 1914). Hubo críticas por la organización y el bajo nivel competitivo (Aguilar, 1915). El pesimismo de cara a los JJ.OO. 1916 era generalizado.
Probablemente para insuflar ánimos al COE y lograr (al fin) participación oficial española en unos JJ.OO., Coubertin otorgó en 1911 a Alfonso XII el diploma olímpico "por su labor a la propagación del deporte español”.
El 31 de marzo de 1916 Villamejor creó un nuevo Comité Olímpico Español con los JJ.OO. de Berlín como objetivo. Su composición fue la siguiente: marqués de Villamejor (presidente), Álvaro de Aguilar (secretario), Ricardo M. Rocamora (vicesecretario), Alberto Vivanco (tesorero), José Caña, Ricardo Ruiz Ferry, Román Sánchez Arias, Marcelo Sanz y Ricardo G. Laforest (vocales). En la misma reunión se aprobó ofrecer a la Federación Atlética Catalana la opción de ser un Subcomité regional olímpico (como el Comité Olímpico Catalán de 1913) y crear otra delegación regional en las Provincias Vascongadas, así mismo se aprobó la publicación de una lista de las pruebas deportivas que pudieran ser objeto de récord oficial y la creación de unas Medallas Olímpicas Españolas que se otorgarían a los deportistas más destacados de cada año (Atletismo,1916).
Finalmente, los JJ.OO. de Berlín 1916 serían suspendidos por la Primera Guerra Mundial y Villamejor dispondría de cuatro años más para preparar el debut oficial español en JJ.OO., de hecho, crearía (en 1919) un nuevo COE antes de los Juegos de 1920. Durante la Guerra se produjo un hecho destacado: el alcalde de Barcelona Manuel Rius escribió al barón de Coubertin en 1917 ofreciendo a la Ciudad Condal como sede de los primeros JJ.OO. que se disputaran tras la contienda; no consta que obtuviera respuesta.
En efecto, en julio de 1919 Villamejor organizaba un nuevo Comité Olímpico Español con la siguiente composición: marqués de Villamejor (presidente), doctor Bartrina Costa (secretario), doctor Camilo Calleja, comandante Federico G. de Salazar, Álvaro Aguilar, Ricardo Ruiz Ferry y Rufino Blanco. (Comité Olímpico Español, 1919)
La neutralidad española en la Primera Guerra Mundial había permitido un tímido desarrollo del deporte, acompañado de un discurso regeneracionista. Todo ello, combinado por las presiones nacionalistas desde Barcelona (que mantenían la amenaza de intentar la participación de Cataluña en los JJ.OO. si España no acudía), forzó al COE del marqués de Villamejor a enviar una delegación a Amberes 1920 pese a las dificultades económicas (Torrebadella, y Arrechea, 2016). En los meses previos se vivió un intenso debate entre aquellos que defendían que España no debía participar en los JJ.OO. por el bajo nivel de los deportistas españoles y aquellos que defendían que el ridículo estaría en ausentarse de nuevo.
Para forzar al COE a activarse y al gobierno a colaborar económicamente se convocó en el Teatro del Bosque de Barcelona un gran "Miting deportivo en pro de la educación física" el 17 de octubre de 1919, con asistencia de 1.500 personas. Estuvo presente el secretario del COE, el doctor Francisco Javier Bartrina Costa, y se le conminó a formar una amplia delegación española para Amberes. No faltó nuevamente la advertencia por parte del secretario de la Federación Catalana de Atletismo Alberto Maluquer de buscar financiación de la Mancomunitat Catalana para enviar delegación propia si el COE no lo lograba.
1919 también había sido el año de la llamada "Olimpiada militar interaliada de París" (Las pruebas olímpicas interaliadas, 1919) y el impulso dado en las Fuerzas Armadas al deporte y a la Educación Física también llegó a España con la creación de la Escuela Central de Gimnasia del Ejército de Infantería en Toledo (Primo de Rivera, 1919) y la orden del Ministro de Guerra José Villalba Riquelme de crear equipos de fútbol en todos los cuarteles y un sistema de competiciones deportivas militares. (Villalba, 1920a; Villalba 1920b; Condo, 1919)
El debate sobre si España debía acudir a Amberes provocó el nacimiento de varias federaciones nacionales en el contexto de la preparación olímpica (era requisito indispensable para participar estar federado); así nacieron en Barcelona la Federación Española de Natación (impulsada por el CN Barcelona y su presidente Bernardo Picornell) y en San Sebastián la Confederación Española de Atletismo. (Federación Española de Atletismo desde 1924)
En los meses inmediatamente anteriores a los JJ.OO. de Amberes 1920 se incrementaron las presiones desde Cataluña, lideradas por Elias i Juncosa. Dichas presiones resultaron decisivas para que el marqués de Villamejor se decidiera a acudir (Torrebadella, y Arrechea, 2016) mientras en los ambientes deportivos de Madrid se rozaba el histerismo ante la inoperancia del COE. (Arrechea, 2018)
La decisión de participar se tomó in extremis y para lograr viajar hubo que recurrir a colectas (Elias i Juncosa abrió una cuenta en la oficina del Banco di Roma de Barcelona donde trabajaba) y el propio Villamejor tuvo que adelantar fondos de su bolsillo. De esta forma se logró, superando todos los obstáculos y enfrentamientos internos imaginables, la primera participación oficial española en unos JJ.OO. y dos medallas de plata (en fútbol y polo).
El balance de Amberes, pese a la primera participación oficial y a las dos medallas de plata, fue amargo para el COE y para el marqués de Villamejor. Hubo quejas desde Bélgica por una deuda de 22.000 francos belgas que el Comité Organizador reclamaba por los destrozos (ventanas, puertas) que la delegación española había realizado en sus alojamientos (Bélgica reclama, 1920) y todos los miembros del Comité Olímpico Español dimitieron.
El marqués de Villamejor falleció en Lausana el 18 de octubre de 1921 y con él desapareció este COE; su puesto en el COI había sido otorgado a Santiago Güell y López, barón de Güell (San Sebastián, Guipúzcoa, 2 de junio de 1883-Barcelona, 2 de agosto de 1954) y a Horacio Echevarrieta Maruri (Bilbao, Vizcaya, 15 de septiembre de 1870-Baracaldo, Vizcaya, 20 de mayo de 1963), pero ninguno de los dos constituyó un nuevo COE ni mostró inicialmente excesivo interés por el Olimpismo. Echevarrieta dejaría el COI en 1923 sin haber asistido a ninguna reunión.
La mala relación entre el COE y el Comité Olímpico Catalán no desapareció durante los Juegos y hubo momentos de tensión como los vividos en torno a la participación del nadador gallego (no federado) Abelardo López Montovio (impuesta por el COE a la Federación de Natación, controlada desde Barcelona) y, especialmente, por la candidatura de Barcelona a los JJ.OO. 1924, candidatura presentada a espaldas del COE. Desde Madrid se reaccionó filtrando otra posible candidatura española: San Sebastián. (Ruiz-Ferry, 1920a; Ruiz-Ferry, 1920b)
Coubertin otorgó los JJ.OO. de 1924 a París (Las Olimpiadas, 1921) y prometió las siguientes ediciones a Ámsterdam (1928) y a EE. UU. (1932, finalmente serían en Los Ángeles), por lo que las esperanzas olímpicas barcelonesas quedaban enterradas hasta 1936 y el proyectado Estadio Olímpico de La Foixarda convertido en campo de rugby.
La historia del Olimpismo español prosigue y se acelerarán las candidaturas en años sucesivos, que se desarrollarán en nuevos artículos.
Notas
Francisco Amorós y Ondeano (Valencia, 1770-París, 1848). Pedagogo y militar español expulsado por "afrancesado" en 1813 a Francia. Divulgador de la Educación Física moderna en Francia.
Sistema filosófico de K. C. Friedrich Krause (1781-1832) caracterizado por el intento de conciliar el racionalismo con la moral.
Gonzalo de Figueroa Torres Mendieta y Romo, conde de Mejorada del Campo, marqués de Villamejor (desde 1909), vizconde de Irueste, duque de las Torres (Madrid, 19 de agosto de 1861-Lausana, Suiza, octubre de 1921). Financiero, senador vitalicio, diputado, alcalde de Madrid. Hermano del conde de Romanones.
Carrera hípica que el conde de Mejorada del Campo ganó como propietario.
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Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 27, Núm. 297, Feb. (2023)