Lecturas: Educación Física y Deportes | http://www.efdeportes.com

ISSN 1514-3465

Evolución histórica del deporte femenino: desde

la Grecia Clásica hasta la Edad Contemporánea

Historical Evolution of Women's Sport: From Classical Greece to the Contemporary Age

Evolução histórica do desporto feminino: da Grécia Clássica à Idade Contemporânea

 

Álvaro Galván-Cárdenas

alvarogalvancardenas@gmail.com

 

Graduado en Periodismo por la Universidad de Sevilla

Máster en Periodismo de Investigación, Datos y Visualización

por la Universidad Internacional de La Rioja

Actualmente cursando un Doctorado Interuniversitario en Comunicación

Colaborador. en la sección de deportes del periódico ABC de Sevilla

(España)

 

Recepción: 11/06/2022 - Aceptación: 04/01/2024

1ª Revisión: 04/12/2023 - 2ª Revisión: 03/01/2023

 

Level A conformance,
            W3C WAI Web Content Accessibility Guidelines 2.0
Documento accesible. Ley N° 26.653. WCAG 2.0

 

Creative Commons

Esta obra está bajo licencia Creative Commons

Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional (CC BY-NC-ND 4.0)

https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/deed.es

Cita sugerida: Galván-Cárdenas, Á. (2024). Evolución histórica del deporte femenino: desde la Grecia clásica hasta la Edad Contemporánea. Lecturas: Educación Física y Deportes, 28(310), 146-162. https://doi.org/10.46642/efd.v28i310.3518

 

Resumen

    La presente revisión busca mostrar cómo ha sido la evolución histórica de la mujer en el deporte con el paso de los años, abarcando los períodos de la historia que comprenden entre la Grecia Clásica y la Edad Contemporánea, destacando la Antigua Roma, la Edad Media, el Renacimiento y la Edad Moderna. En todas estas épocas, el papel de las mujeres y sus posibilidades de realizar alguna práctica deportiva han ido variando, aunque siempre ha prevalecido una desigualdad con respecto a los hombres, visible también en otras facetas, tal como ocurre en otros ámbitos de la sociedad. Todo ello, en un ambiente sociocultural en el que la mujer era concebida como la encargada de ocuparse de las tareas hogareñas y de la crianza de los hijos e hijas. Tras un duro, lento y largo proceso en favor de sus derechos, más intenso en los últimos cien años, se ha asistido a un avance; a una evolución del papel de la mujer como deportista. Particularmente, en los Juegos Olímpicos se ha igualado en los últimos tiempos el número de hombres y mujeres. Continúa habiendo una segregación por sexos, ya que ambos géneros no participan conjuntamente en modalidades o pruebas, aunque eso ya es otro debate. Aun así, a pesar de los avances, existen todavía aspectos en el deporte que reafirman el estereotipo y el sexismo. No obstante, a niveles generales, puede observarse una justa equidad en el deporte contemporáneo en muchas disciplinas.

    Palabras clave: Deporte. Historia. Mujeres. Sexismo. Género.

 

Abstract

    The present review seeks to depict the historical evolution of women in sports over the years, spanning periods from Classical Greece to the Contemporary Age, highlighting Ancient Rome, the Middle Ages, the Renaissance, and the Modern Age. Throughout these eras, the role of women and their opportunities for engaging in sports have varied, although an inequality with respect to men has always prevailed, as seen in other facets of society. This occurred in a socio-cultural environment where women were traditionally perceived as responsible for household chores and childcare. Following a challenging, slow, and lengthy process advocating for their rights, more intensively in the last century, progress has been witnessed; there has been an evolution in the role of women as athletes. Particularly in recent times, the number of men and women participating in the Olympic Games has become more balanced. There still exists gender segregation, as both genders do not participate together in certain events or competitions, though that is a separate debate. Nevertheless, despite the advancements, there are still aspects in sports that reinforce stereotypes and sexism. However, at a general level, fair equity can be observed in contemporary sports in many disciplines.

    Keywords: Sport. History. Woman. Sexism. Gender.

 

Resumen

    Esta revisão procura mostrar como tem sido a evolução histórica das mulheres no desporto ao longo dos anos, abrangendo os períodos da história entre a Grécia Clássica e a Idade Contemporânea, destacando a Roma Antiga, a Idade Média, o Renascimento e a Idade Moderna. Em todos estes tempos, o papel das mulheres e as suas possibilidades de praticar desporto têm variado, embora sempre tenha prevalecido a desigualdade em relação aos homens, visível também noutras facetas, tal como ocorre noutras áreas da sociedade. Tudo isso, num ambiente sociocultural em que as mulheres eram concebidas como encarregadas de cuidar das tarefas domésticas e criar os filhos. Depois de um processo árduo, lento e longo em favor dos seus direitos, mais intenso nos últimos cem anos, houve progresso; para uma evolução do papel das mulheres como atletas. Particularmente, nos Jogos Olímpicos o número de homens e mulheres foi recentemente igualado. Continua a haver segregação por sexo, uma vez que ambos os gêneros não participam juntos em modalidades ou provas, embora isso seja outro debate. Mesmo assim, apesar dos progressos, ainda existem aspectos no desporto que reafirmam estereótipos e sexismo. Contudo, a níveis gerais, a equidade justa pode ser observada no desporto contemporâneo em muitas disciplinas.

    Unitermos: Esporte. História. Mulheres. Sexismo. Gênero.

 

Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 28, Núm. 310, Mar. (2024)


 

Introducción 

 

    Hoy en día, el deporte es considerado un fenómeno cultural y social que forma parte del modo de vida, costumbres y conocimientos de las personas, con capacidad incluso de influir en estas. Sin embargo, no siempre ha sido así. La concepción de la práctica deportiva ha evolucionado a lo largo de los siglos hasta adquirir la concepción descrita anteriormente. Siempre ha estado presente en la historia del ser humano, aunque no siempre ha sido tomado de la misma forma. Desde la caza y la pesca como prácticas naturales de supervivencia en la prehistoria (Machado Tibério, y Vargas, 2011, pp. 43-44), pasando por la popularización y regularización deportivas en civilizaciones de la Edad Antigua como la china, la egipcia o la persa (Soledad Hidalgo, 2019) y la organización de torneos deportivos de estilo primitivo en la Edad Media (Cagigal, 1996, pp. 154-155), el deporte no constaría de normas para su práctica hasta el Renacimiento (Soledad Hidalgo, 2019) y estas actividades no evolucionarían y se fomentarían hasta la Revolución Industrial vivida durante la Edad Moderna (Pérez Benavente, 2018). Un proceso largo de evolución que todavía fue más arduo aún en materia de deporte femenino, habida cuenta de los estereotipos que se les achacaban a todas a aquellas mujeres que querían realizar las mismas actividades deportivas que los hombres pero les era imposible por imposiciones sociales.

 

    Así pues, por lo general, “las mujeres tenían más dificultades que los hombres para practicar actividad física y deportiva, ya que se consideraba que debían hacerse cargo del cuidado del marido, de los hijos, de la vivienda, etc.” (Rodríguez Rodríguez, y Miraflores Gómez, 2018, p. 293). Por ello, este artículo pretende ofrecer una revisión acerca de la evolución histórica del deporte practicado por mujeres; es decir, cómo ha sido la inclusión de la comunidad femenina en un espacio considerado tradicionalmente ‘masculino’ y cómo ha evolucionado dentro de éste, para alcanzar finalmente una discusión y unas conclusiones en las que se determinen los puntos clave de este proceso.

 

Metodología 

 

    Con la intención de hacer un repaso de la representación y perspectiva histórica del deporte femenino desde la Grecia Clásica hasta la Edad Contemporánea, se identificaron publicaciones orientadas a la evolución del papel de la mujer en el deporte entre el intervalo histórico detallado. Utilizando descriptores como ‘deporte femenino’, ‘historia’ y ‘evolución’ en las bases de datos Dialnet, Teseo, Scopus y Google Académico fue posible adquirir referencias suficientes para establecer una visión histórica fidedigna de la incorporación de la mujer al ámbito del deporte y destacar acontecimientos significativos en esta inclusión de entre las arraigadas raíces que relacionan tradicionalmente actividad física y masculinidad. Así, con la información recabada, se estableció un recorrido por las diversas etapas de la historia (como ya se ha mencionado, iniciando este repaso en la época de la Grecia clásica y finalizándolo en la Edad Contemporánea), observando en cada una de ellas el rol que desempeña la mujer y cómo lograba incluirse (unas veces más y otras, menos) en la dinámica deportiva del tiempo. Por consiguiente, pasan a desgranarse a continuación el papel del deporte femenino en las épocas en cuestión tras la relación de estudios recopilados.

 

Resultados 

 

Grecia Clásica 

 

    El deporte era considerado una práctica mediante la que los hombres realzaban sus cualidades (Verano Liaño, 2019, p. 39). Esta concepción de las actividades deportivas quedó moldeada y consolidada durante la Antigua Grecia, una época en la que la presencia de mujeres (casadas o viudas) en el ámbito deportivo llegó a estar prohibida durante años, ya acudieran como participantes o como espectadoras (Silva, 2021, p. 12). Tan solo había una excepción: las doncellas y sacerdotisa de la diosa Deméter Cámine. El conocimiento de que solo estas mujeres pudieran acudir a los eventos deportivos ha llegado a nuestros días gracias a la ‘Descripción de Grecia’ de Pausanias (Libro VI, Capítulo XX, Extracto 9), siendo uno de los pocos autores que habla de la presencia femenina en el deporte de la Grecia Clásica.

 

    Por otra parte, la práctica deportiva en la Edad Antigua estaba estrechamente ligada a la religiosidad, ya que el deporte era considerado una expresión de culto hacia las divinidades de la época (Wyskok, y Bronikowska, 2019, p. 1485). Con respecto a las mujeres, estos lazos ‘deportivo-religiosos’ eran también significativos con una connotación negativa para ellas, pues impedían su inclusión en la práctica deportiva profesional (García Romero, 2015, p. 37). Además, con el paso del tiempo, mientras que los hombres realizaban prácticas deportivas hasta desprenderse de ese nexo religioso, el deporte documentado que sí estaba permitido realizar por parte de las mujeres en la época clásica mantenía ese carácter de culto. Cabe señalar el intervalo entre 1700-1450 a.C. como el momento culmen de la mujer de la civilización minoica dentro del ámbito deportivo, teniendo como pruebas indicativas de la intervención femenina en el deporte en actividades como la danza y los saltos del toro (2015, pp. 36-39), una disciplina característica del deporte antiguo cretense del que se conservan frescos (Figura 1).

 

Figura 1. Fresco del salto del toro del siglo XV a. C., que muestra

a un acróbata sobre un toro con dos mujeres acróbatas a los lados

Figura 1. Fresco del salto del toro del siglo XV a. C., que muestra a un acróbata sobre un toro con dos mujeres acróbatas a los lados

Fuente: Museo Arqueológico de Heraclión, Creta, Grecia

 

    Eso sí, el acontecimiento que más benefició a la comunidad femenina en la época de la Grecia clásica no fue otro que la creación de los ‘Juegos Hereos’ en el año 600 a.C. Sin bien las mujeres tenían vetada la asistencia a los Juegos Olímpicos durante la Edad Antigua, esta celebración puede ser considerada la versión femenina de los dichos Juegos. Se diferenciaban en que, mientras que el evento Olímpico clásico rendía honores a Zeus, padre de los dioses del Olimpo y de los hombres según la mitología griega, estos Juegos Hereos se celebraban en honor a la diosa Hera, de la que tomaban su nombre (Kraljić, y Drnovšek, 2022, p. 44). Como hermana y esposa de Zeus, Hera fue símbolo de fecundidad y protectora del matrimonio. En esa versión femenina de los Juegos Olímpicos solo podían participar mujeres jóvenes y solteras, siendo en su mayoría espartanas. Precisamente, la princesa Cinisca fue la primera mujer en ganar estos Juegos, causando esta victoria un tremendo impacto en Grecia y permitiendo una mayor inclusión y triunfos femeninos. (Dasgupta, 2016)

 

    Por otra parte, en lo que respecta a los Juegos Hereos, se celebraban en la ciudad de Argos o en Olimpia, en septiembre y cada cinco años, poco después de los Juegos Olímpicos masculinos. De nuevo, gracias a las menciones que Pausanias hace en su obra, se tiene constancia de estos Juegos en la Antigua Grecia, fueron la primera competición deportiva practicada por mujeres de la que se conservaba algún registro.

 

    En concreto, Pausanias relata dos causas que originaron la aparición de estos Juegos Hereos. Uno de estos orígenes es de carácter mitológico, teniendo de base que Hipodamía los instauró en agradecimiento a la diosa Hera por su matrimonio con Pélope, pasando a reunir a dieciséis mujeres (una por cada polis de la región de Élide, donde se encontraba Olimpia) para que inauguraran y administraran estas nuevas competiciones. El otro posible origen de estos Juegos Hereos tiene un carácter más histórico y se sitúa como consecuencia de la muerte de Demofonte, duodécimo rey de Atenas, quien hubo actuado con crueldad y tiranía contra los habitantes de la región de Élide. Para subsanar estos males y con el propósito de recobrar la paz en las polis, se eligió a una mujer por cada una de las dieciséis ciudades habitadas que formaban la región, quienes acabarían con las disputadas iniciadas por Demofonte. Resueltos los conflictos entre los pueblos, el cometido de estas mujeres pasó a ser el de organizar una competición en honor a la diosa Hera y a tejer un peplo (túnica de la Antigua Grecia que llevaban las mujeres) cada vez que este evento se organizara.

 

    Pese a narrar dos historias distintas, sí tienen en común estos dos posibles orígenes la organización de los Juegos Hereos por un grupo de dieciséis mujeres. Asimismo, Pausanias concuerda que las competiciones que ellas administraban consistían en carreras, en el estadio de Olimpia (donde también tenían lugar los Juegos Olímpicos antiguos), en las que las mujeres competían por edades divididas en tres categorías. Como diferencia con respecto a las competiciones de los hombres, el recorrido que las mujeres debían realizar era algo inferior, además de portar vestimenta distinta. Mientras los hombres competían desnudos, las mujeres lo hacían vistiendo una túnica corta llamada ‘chitón’ (portada en ocasiones también por hombres), que dejaba al descubierto la zona del hombro derecho hasta el pecho.

 

    En cuanto a las vencedoras de estos Juegos Hereos, eran galardonadas con una corona de olivos (al igual que los hombres) y se les entregaba también carne de vaca, animal sacrificado en honor a la diosa Hera. En ocasiones, a estas mujeres que se hacían con el triunfo también se les dedicaban estatuas con la inscripción de sus nombres o retratos en las columnas del templo de Hera. Normalmente eran las espartanas quienes se hacían con la victoria por su forma de entrenar y su proximidad a Olimpia, mostrando cierta superioridad con respecto al resto de participantes. Es más, las mujeres de Esparta entrenaban junto con los hombres, al tiempo que eran instruidas en su papel como madres de los espartanos. (García Romero, 2008, p. 11)

 

    Como conclusión de estos Juegos Hereos y del deporte femenino en la Grecia Clásica, merece la pena destacar algunas líneas de la obra de Pausanias en las que explica este evento, especificado lo expuesto en párrafos anteriores:

    “Dieciséis mujeres elegidas para este propósito hacen un velo para Hera cada cinco años; también son las encargadas de celebrar los juegos denominados Hereos. Estos juegos son carreras para chicas jóvenes que no todas tienen la misma edad: las más jóvenes corren primero; luego corren las que están más avanzadas en edad, y finalmente las más viejas. Tienen, mientras corren, el cabello suelto, el vestido enrollado un poco por encima de la rodilla y el hombro derecho desnudo hasta el pecho. El estadio olímpico también está destinado a estas carreras, pero se acorta aproximadamente en la sexta parte. Las que han obtenido la victoria reciben una corona de olivo y una porción de la vaca que se sacrifica a Hera; también se les permite pintar y colocar sus retratos en el templo. Las dieciséis mujeres que presiden estos juegos cuentan con un número similar de asistentes destinados a atenderlas”. (Pausanias; V, XVI, pp. 2-3)

Antigua Roma 

 

    A pesar de que el deporte femenino había logrado un importante avance con la creación de los Juegos Hereos y las mujeres habían establecido los cimientos para su integración en el ámbito deportivo, estos logros se vieron frenados durante la época de mayor esplendor del Imperio Romano (27 a.C. - 476 d. C.), quedando incluso prohibidos los Juegos Olímpicos antiguos por orden del emperador Teodosio al considerarlo una celebración pagana. (Husillos García, 2019, p. 63)

 

    Por aquel entonces, tanto el deporte como la vida cotidiana, en general, habían perdido el carácter religioso que imperaba en la Grecia Clásica. Esto permitía a las mujeres, sobre todo en los últimos años del Imperio, disfrutar de mayores derechos y libertades que en la Antigua Grecia, aunque permaneciendo siempre a la sombra del hombre y quedando delimitado su papel en el ámbito social. Por otro lado, el deporte se convirtió en un fenómeno de masas, orientado al entretenimiento de quienes lo presenciaban y a la formación física de quienes lo practicaban, como preparación para servir al Estado. (Soledad Hidalgo, 2019)

 

    No obstante, hubo etapas de la Antigua Roma (sobre todo, al principio) en las que las mujeres disfrutaron de protagonismo deportivo, pese a sus escasas libertades, tal y como defiende Mark (2018). Según este autor, existieron gladiadoras femeninas de diferentes clases sociales que participaban en los juegos públicos romanos. Estas no entrenaban ni se enfrentaban a los hombres, sino entre ellas, mientras que eran instruidas por sus padres o por lanistas privados. Con el fin de evitar la participación de las mujeres de clase alta en los eventos deportivos y mantener el orden social, el emperador Septimio Severo lanzó un decreto en el 200 d.C. mediante el que prohibía la participación de cualquier mujer en la arena al ser considerada una falta de respeto hacia las mismas.

 

    Así, las mujeres de clase alta quedaron privadas de la opción de ser gladiadoras o atletas; sin embargo, existía un vacío legal en cuanto a mujeres de clase baja o esclavas, cuya participación desataba la crítica de algunos autores como Juvenal, quien en sus ‘Sátiras’ escribió:

    “[…] ¿Mas que pudor esperas en mujer que usa casco, que aborrece su sexo, y en gimnásticas carreras y luchas solo disfrutar parece? ¡Gran honor si las ropas de tu esposa sacáranse a subasta! ¡Fueran cosa de ver! Manoplas, cíngulos, cimeras, la armadura de hierro que defiende la pierna izquierda, y si ella ha concurrido a otros juegos, verás, feliz marido, que sus ferradas botas también vende. ¡Esta es quien suda con la seda, esta es la que ni aun sufre gasa tenue y fina! Mira el anhelo con que el golpe asesta que le enseñó el maestro, cuál se inclina bajo el peso del casco y se sostiene en las rodillas, cuán densa es la faja que la ciñe, y después la risa ataja cuando, depuestas armas varoniles, asedian las flaquezas femeniles […]”. (Juvenal; 1892 / s. II d.C., pp. 95-96)

    Por otra parte, sin diferenciar clase social y ante las prohibiciones dictadas por el Estado, la mujer quiso ir más allá y continuar con la realización de actividades deportivas. Ese afán se refleja en mosaicos como el de la Villa Romana del Casale, de Piazza Armerina (Sicilia), en el que se ve a un grupo de mujeres practicando deporte (Figura 2). Además, este mosaico resalta las disciplinas más características de las mujeres en la Edad Antigua: las carreras (como las desarrolladas con anterioridad en los Juegos Hereos) y los juegos de pelota.

 

Figura 2. Mosaico de la Villa Romana del Casale, que 

muestra a mujeres haciendo deporte en la Antigua Roma

Figura 2. Mosaico de la Villa Romana del Casale, que muestra a mujeres haciendo deporte en la Antigua Roma

Fuente: https://viajealpatrimonio.com/listing/villa-romana-casale/

 

    Las actividades deportivas por las que las mujeres se decantaban en aquella época, además de quedar recogidas en testimonios iconográficos como los mencionados, también se recogen en cierta documentación literaria, como los satíricos Epigramas del poeta Marco Valerio Marcial:

    “[…] Juega también al harpasto en sujetador y se pone amarilla de albero y las halteras pesadas para los culturistas las voltea con fácil brazo y, llena del barro de la cenagosa palestra, recibe una paliza con el látigo de un entrenador lleno de aceite. Y no cena ni se pone a la mesa sin antes haber vomitado siete cuartillos de vino puro, a los que cree que tiene el sagrado derecho a volver en el momento en que se ha comido dieciséis bollos para atletas. […]”. (Marcial; 1490 / s. I d.C., p. 320)

    Del mismo modo, las escuelas fueron uno de los lugares en los que se dio la propagación deportiva entre las mujeres durante la Antigua Roma, según apunta Vázquez Hoys (2009), imponiendo en ellas la gimnasia como parte de la educación de los y las estudiantes. Para ser más exactos, fue en los collegia iuvenum (escuelas elitistas de grandes ciudades a las que acudían los hijos y las hijas de la aristocracia) donde se enseñaba esta expresión del deporte, siendo esta la actividad más destacada, refrendado por ejemplo con celebración de pruebas de equitación. (Díaz Núñez, 2017, p. 11)

 

    Además de estas actividades físicas y deportivas, si había algo que llamaba la atención de todo el mundo en la Antigua Roma eran los espectáculos desarrollados en circos y anfiteatros: lucha de gladiadores, contra animales, carreras de cuadrigas… Todo ello fomentaba el entretenimiento y la afición de la población, incluida las mujeres, cuya fijación por el deporte aumentó a semejante nivel que, con los años, fue incluso motivo de sátira por parte de autores, entre ellos, Marco Valerio Marcial como ya reflejaba en el epigrama LXVII al que se ha hecho referencia anteriormente, en el que el autor se burlaba de una tal Filénide, quien practicaba actividades y juegos más propios de los hombres en aquella época, yendo en consonancia con las ‘Sátiras’ de Juvenal, también ya citadas.

 

Edad Media 

 

    Con la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 dio inicio la Edad Media y, pese al oscurantismo derivado de la falta de estudios existentes sobre deportes en el Medievo, es posible determinar que existió un importante número de actividades físicas, practicadas por gran parte de la sociedad de la época(Cagigal, 1996, pp. 154-155). El deporte entendido en su sentido olímpico quedó más bien olvidado en un ambiente en el que el ejercicio físico fue rechazado por las élites cristianas al considerarlo un elemento cultural pagano, aunque esta concepción no impidió que el deporte estuviera inserto en la sociedad de la Edad Media:

    “En una Europa nueva que nacía, el deporte lejos de morir tornaba a su primitiva manifestación. El pueblo medieval participó en los juegos deportivos. Hoy se ha extendido el deporte; pero hay demasiado espectáculo. Por eso, hasta se puede admitir que el pueblo medieval fue más deportivo que el de nuestros días; entendiendo el concepto en su más pura acepción: la lúdica” (Cagigal, 1996, pp. 154-155)

    En este panorama, las mujeres continuaban sin estar equiparadas a los hombres, ni en lo social ni en lo meramente deportivo. Es más, las desigualdades se acentuaron aún más al distinguir entre mujeres de clase baja y la nobleza. Las de estamentos bajos participaban en los concursos de ferias y fiestas religiosas realizando actividades como la danza y juegos populares, como el tiro con arco o juegos de pelota, o incluso como acróbatas. En cambio, para las mujeres de la nobleza estaban reservadas otro tipo de actividades como la hípica, la caza, el patinaje sobre hielo, el tenis o diferentes tipos de carreras (Díez García, 2006). Asimismo, se añaden a todos estos ejercicios del ámbito deportivo la participación de las mujeres en torneos y las justas caballerescas, como auténtica y verdadera manifestación lúdica de lo que era el deporte en el Medievo (Cagigal, 1996, pp. 154-155), sin olvidar ninguno de estos dos autores precedentes las luchas lícitas y regladas entre hombres y mujeres a finales de la Edad Media, cuya crudeza fue gradualmente mitigada (el número de víctimas mortales se redujo gracias al uso de armas sin punta ni filo, así como a la perfección y aumento de reglas para estos torneos).

 

Figura 3. Lienzo de la dinastía Song, obra de Su Hanchen,

que representa a un grupo de mujeres chinas jugando al ‘cuju’

Figura 3. Lienzo de la dinastía Song, obra de Su Hanchen, que representa a un grupo de mujeres chinas jugando al ‘cuju’

Fuente: García-Ajofrín (2018)

 

    Por otra parte, en esta misma época medieval, en China se popularizó también el deporte entre las mujeres, siendo una expresión de ello la práctica del ‘cuju’(similar al fútbol), aunque el inicio de esta práctica deportiva databa ya de hacía más de 2000 años en este país (Moore, 2021, p. 687). Existen referencias del siglo XII en forma de pinturas que refrendan el protagonismo de este deporte entre la comunidad femenina china, como el lienzo de la artista china Su Hanchen (Figura 3), de la dinastía Song (960-1279), en el que aparecen cuatro mujeres dando patadas a un balón de colores (García-Ajofrín, 2018), o el cuadro del artista Du Jin (Figura 4),de la dinastía Ming (1368-1644), que también muestra a mujeres jugando al ‘cuju’. (Liu, 2019, p. 18)

 

Figura 4.Cuadro de la dinastía Ming, obra de Du Jin, que 

representa a un grupo de mujeres chinas jugando al ‘cuju’

Figura 4.Cuadro de la dinastía Ming, obra de Du Jin, que representa a un grupo de mujeres chinas jugando al ‘cuju’

Fuente: Museo de Shanghai, China

 

Renacimiento 

 

    Tras el fin de la Edad Media se inicia una época de transición hasta la Edad Moderna: el Renacimiento, la cual trajo consigo un movimiento cultural en Europa caracterizado por la exaltación de las cualidades propias de la naturaleza humana, consideradas por la sociedad positivas para el desarrollo de los individuos (Roldán Medina, 2020, p 10). Este rasgo se extrapoló también al deporte, erigiéndose como un ámbito mediante el cual se pretendía descubrir al ser humano y dar un sentido racional a su vida. Sin embargo, la división social y los privilegios estamentales del oscurantismo de la Edad Media permanecieron inamovibles, por lo que continuó también la desigualdad en lo que a prácticas deportivas, sin que estas estuvieran aún generalizadas e institucionalizadas (Roseras Carcedo, Carretero Gómez, y García Galán, 2016). Además, Ruiz Durán (2015) menciona que durante el Renacimiento, se miraba por el “desarrollo de la destreza técnica en los juegos, así como el desarrollo de los reglamentos” (párr. 40).

 

    Así pues, ya sea por imposición masculina o por convencimiento femenino, las mujeres continuaban sufriendo una desigualdad social y deportiva frente a los hombres, quienes situaban a la mujer en otros asuntos alejados de la actividad deportiva. Ni tan siquiera el destacable pensamiento humanista del Renacimiento sirvió para que la balanza de géneros tendiera a la igualdad, pues el pensamiento de la época continuaba situando a la mujer en el hogar y en el cuidado de los hijos.

 

    Aun así, con el paso de la Edad Media al Renacimiento, apenas hubo una variabilidad en el papel de la mujer deportista ya que, según cuenta Landaverde Escobar (2016), “desde el Renacimiento hasta el siglo XVII, las mujeres sólo practicaban el juego de pelota y las aristócratas se dedicaban a la caza y a la equitación”. Cabe destacar que disciplinas como las citadas estaban reservadas únicamente para las mujeres nobles, al igual que otras como la esgrima, un antiguo ejercicio caballeresco al que se le adjudicó un reglamento, y la equitación, siendo incluso de obligada práctica para la nobleza. (Roseras Carcedo, Carretero Gómez, y García Galán, 2016)

 

    Como último apunte del deporte femenino durante el Renacimiento, cabe mencionar lo que señala Díez García (2006) sobre esta diferenciación de clases en las actividades deportivas, pues las mujeres de altos estamentos tenían también una predilección por la danza, mientras que las de clase baja continuaban decantándose por los juegos populares propios de ferias y fiestas religiosas; por ejemplo, lanzamientos de martillo.

 

Edad Moderna 

 

    Con la Ilustración, en plena Edad Moderna, la educación física, surgida del pensamiento humanista de unir ejercicio físico y educación general, adquiere una notable importancia para el desarrollo y mantenimiento del bienestar general; también, como medio recreativo o para fines militares. En la búsqueda del equilibrio en el hombre, el cuerpo se convierte en objeto de atención para cuidar la forma física, una concepción que cala en todas las áreas de la sociedad. (Roseras Carcedo, Carretero Gómez, y García Galán, 2016)

 

    El deporte no estuvo exento de cambios durante la Edad Moderna, aunque estos repercutieron de forma negativa en la imagen de las mujeres, sobre quienes se instauraron una gran cantidad de estereotipos sobre las diferencias anatómico-fisiológicas con respecto a los hombres. “Aportaciones de científicos y estudiosos en el ámbito de la antropología, frenología o etnología, ayudan a crear el ideal de que la mujer es inferior al hombre”, señala Díez García (2006) sobre la aparición e implantación de un modelo de mujer delicada y poco espontánea por aquel entonces.

 

    Hombres y mujeres aceptaban este prototipo femenino derivado del pensamiento modernista, lo cual hizo que, pese al mantenimiento de prácticas deportivas femeninas como las señaladas anteriormente, fuesen los bailes de salón (como el minueto o el vals) las actividades a las que estas mujeres se dedicaran en exclusiva. De esta forma, la imagen de la mujer adquirió una connotación más victoriana, clásica de la Edad Moderna, centrando su atención en prácticas físicas más delicadas, elegantes, frágiles, modestas… Los trabajos duros quedaban, eso sí, reservados para las mujeres (también hombres) de clases sociales inferiores, desarrollados en pésimas condiciones, con largas jornadas y bajos salarios en fábricas de hilar, de tejer o en minas. Sin embargo, más que al deporte, esta práctica física estaba asociada a las arduas tareas que debían realizar a cambio de un jornal con el que subsistir. (Vázquez Gómez, 2002, p. 59)

 

    Asimismo, es preciso recalcar que el pensamiento estereotipado, nacido de los prejuicios sociales de la masculinidad dominante, que frenó la inclusión plena de las mujeres en el ámbito deportivo achacó más directamente a las mujeres de clases media y baja (Donoso, Pérez, 2021, p. 36). En cambio, entre la clase aristocrática, predominó a finales de la Edad Moderna un novedoso pasatiempo deportivo, la caza del zorro, situado en el mismo escalón que disciplinas como el golf o el tenis, pero diferenciándose de estas en sus características estructurales. Se trató de una práctica con un reglamento muy preciso, en la que entraba en juego un determinado código de pautas sociales de conducta y que, por ello, supone una de las primeras fases del desarrollo del deporte en general (Cruz Medina, 2018, p. 11-12). La caza del zorro como deporte comenzó en Inglaterra en el siglo XVII y, de ahí, se desarrolló y extendió en el resto del mundo durante los siglos posteriores. (Parlebas, 2001, 135)

 

Edad Contemporánea 

 

    En un período histórico reciente, el deporte, y, sobre todo, el practicado por mujeres, continuó desarrollándose y tratando de equipararse al masculino, aunque la distancia entre ellos continuaba siendo considerable. La Edad Contemporánea ha sido una etapa de cambios en todos los aspectos, de evolución social y de globalización, siendo este último un factor determinante en la expansión del deporte a nivel global; también del que es practicado por mujeres, aunque en menor medida. Según Garton, e Hijós (2018), esto se debe a la consolidación, en el deporte y en la sociedad, de la hegemonía masculina y los estereotipos femeninos, lo cual acabó “manteniendo las barreras y generando debates y conflictos en torno a la participación plena de las mujeres en los deportes” (p. 25).

 

    Haciendo un desglose por siglos, en el XVIII, apareció en Gran Bretaña el deporte contemporáneo, estructurado y reglamentario, siendo uno de los pioneros la caza del zorro, descrita anteriormente; en el XIX, los Juegos Olímpicos se reestablecieron por medio de un manifiesto del barón de Coubertin; y en el XX, con el nuevo modelo capitalista, la alta competición adquirió un papel fundamental, apareciendo figuras deportivas que se erigían como ídolos para la sociedad, ayudándose deporte y deportistas del interés mediático que generaban a partir de los medios de comunicación de masas. (Roseras Carcedo, Carretero Gómez, y García Galán, 2016)

 

    El deporte ha evolucionado muy rápidamente en los últimos siglos, aunque para que la comunidad femenina no perdiera la estela de este desarrollo fueron necesarias otra serie de manifestaciones que combatieran la gran cantidad de estereotipos y mitos que prevalecían sobre las mujeres. Por ejemplo, según señala Díez García (2006), las mujeres, fueron protagonistas de la conocida Marche des Midinettes en París, en 1903, una carrera en la que participaron alrededor de 2500 mujeres para sorpresa de los parisinos, las cuales no se libraron de la crítica, pero que también fueron elogiadas.

 

    Otro ejemplo de superación femenina lo protagonizó Kathrine Switzer en 1967, durante la celebración de la conocida Maratón de Boston, cuando se convirtió en la primera mujer en correr, de forma oficial, en una competición como aquella, burlando y desafiando la norma que excluía a la comunidad femenina participar con dorsal. Es más, en aquellos años se concebía como algo imposible que una atleta participara en un evento de tal calibre, dando por hecho que ninguna mujer tendría la capacidad física suficiente para completar la prueba. No obstante, Switzer enterró aquel mito e hizo historia al cruzar la meta en 4 horas y 20 minutos, después incluso de que intentaran sacarla de la carrera por la fuerza durante el transcurso de la misma. (Pauline, 2014, pp. 4-6)

 

    Hazañas como estas sirven de testimonio para afirmar que el avance del deporte femenino en el siglo XX fue lento, debiendo las mujeres adquirir un carácter desafiante por la exclusión que sufrían. Con este panorama se reestablecieron en 1896 los Juegos Olímpicos modernos en los que se prohibió la participación femenina y que, sin embargo, han sido el escenario principal en el que las mujeres han luchado por establecerse definitivamente en la élite deportiva. (Fuentes, y López de D'Amico, 2018, pp. 42-43)

 

    Sintetizando más de un siglo de Olimpismo en la Edad Contemporánea, los Juegos han permitido de forma lenta pero eficaz la inclusión de la mujer en sus competiciones. Mujika Alberdi, García Arrizabalaga, y Gibaja Martins (2021) constatan ante ello “un avance significativo en la paridad de la práctica deportiva”, observando a su vez “un alto rendimiento deportivo de las mujeres deportistas que se ha hecho visible en la medida que han tenido la oportunidad de demostrarlo” (p. 269). Así pues, a las mujeres ya no se les censura su participación en ninguna disciplina; todos los países representantes cuentan con delegaciones femeninas e incluso el discurso del Comité Olímpico Internacional ha girado de forma radical en favor de la igualdad de género en el deporte, mostrando un pensamiento totalmente contrario al que proclamaban los refundadores de esta celebración deportiva tomada de la Antigua Grecia, cuando resurgió a finales del siglo XIX.

 

Discusiones 

 

    Conociendo el papel de la mujer en el ámbito deportivo en un intervalo histórico tan extenso y habiéndonos detenido en cada uno de ellos, podemos hallar un rasgo común en todas estas fases de la historia, y es que la mujer, siempre que se ha encontrado relegada a la faceta de madre y esposa, ha visto privado su acceso a las prácticas deportivas en igualdad de condiciones que los hombres, quienes sí podían desempeñar este tipo de actividades con plena libertad.

 

    El deporte ha sido siempre un fiel reflejo de la sociedad en cada época. Así pues, al igual que en otros aspectos sociales, la inclusión de las mujeres de clase media y baja al ámbito deportivo llegó de forma más tardía que la de la comunidad femenina de clase alta, quienes sí tuvieron (aun con diferencia con respecto a los hombres) un papel algo más activo en el deporte. Teniendo de base este artículo de revisión, en el que se enlazan y recopilan varios siglos de la historia, y tomando de apoyo también diversos estudios, es posible corroborar varias causas que a lo largo de los años han ocasionado que las mujeres hayan estado un escalón por debajo de los hombres en lo relativo al deporte. En primer lugar, cultural e históricamente, las personas tienen en mente una asociación fijada entre hombres y deporte, creyendo que su práctica es algo ‘masculino’. (Bretz, Dvorak, y Kirschner, 1976, p. 48)

 

    Asimismo, la comparación social que históricamente se ha hecho entre hombres deportistas y mujeres deportistas ha acabado originando unos prejuicios negativos en torno a las mujeres dadas a estas actividades, identificando en ellas conductas relativamente masculinas (Beauchamp, y Eys, 2007). Además, a ello se une el arcaico pensamiento de que las mujeres no son capaces de practicar deportes considerados ‘masculinos’ (aquellos que requieran una mayor fuerza, destreza o velocidad) ni de llegar a los mismos niveles de reconocimiento que los hombres (Orta Salvador, 2011, p. 6). Y, por último, como se ha visto en cada etapa histórica citada en esta revisión, existe una correlación tradicional de las mujeres con roles socio-familiares (Alfaro Gandarillas, 2012, p. 32), siendo este un detonante clave que ha dado lugar a las otras causas citadas y, por ende, a esa tardía inclusión y costosa evolución de las mujeres en el deporte.

 

Conclusiones 

 

    El objetivo de esta revisión era mostrar cómo ha sido la evolución del deporte femenino a lo largo de la historia, desde la Grecia Clásica hasta la Edad Contemporánea, aportando detalles y ejemplos (algunos de ellos, gráficos) que ayudaran a entender mejor el papel que ha tenido (y tiene) la comunidad femenina en el ámbito deportivo.

 

    Cada una de las épocas señaladas han mostrado una visión diferente del deporte practicado por mujeres, aunque disponiendo de una faceta común: la desigualdad de condiciones con respecto a los hombres y su menor estatus en un espacio considerado históricamente masculino y en el que se han desarrollado una serie de estereotipos que han ralentizado y dificultado la evolución del deporte femenino.

 

    Mediante este artículo, en el cual quedan aglutinados tantos siglos, se da una visión fehaciente de la vida deportiva de la mujer, yendo en paralelo con sus roles sociales, en general. En definitiva, tras la línea temporal establecida en esta revisión sobre la historia del deporte femenino, se puede afirmar la ardua tarea que la comunidad femenina ha desempeñado en el ámbito deportivo, demostrando una entereza, constancia y valentía que les ha permitido, hoy en día, estar más cerca que nunca de equipararse a los hombres en el deporte.

 

Referencias 

 

Alfaro Gandarillas, É. (2012). El liderazgo de las mujeres en la dirección y gestión del deporte [Presentación en papel]. I y II ciclo de conferencias: Xénero, actividade física e deporte (pp. 31-49). Universidad de La Coruña. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5225309

 

Beauchamp, M.R., y Eys, M.A. (2007). Group dynamics in exercise and sport psychology. Routledge.

 

Bretz, M.L., Dvorak, T., y Kirschner, C. (1976). Pasajes: Cultura. McGraw-Hill Education.

 

Cagigal, J.M. (1996). Obras Selectas (Volumen I). Comité Olímpico Español.

 

Cruz Medina, J. (2018). Reflexiones sobre la tecnología disciplinar en la práctica deportiva [Tesis de Maestría. Universidad Nacional de La Plata]. http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/70806

 

Dasgupta, S. (21 de Agosto de 2016). Cynisca and the Heraean Games: The Female Athletes of Ancient Greece. The Wire. https://thewire.in/history/cynisca-and-the-heraean-games-the-female-athletes-of-ancient-greece

 

Díaz Núñez, C.R. (2017). La educación en Roma Antigua [Trabajo Final de Grado. Universidad de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife]. http://riull.ull.es/xmlui/handle/915/5899

 

Díez García, A. (2006). Evolución histórica y social de la presencia de la mujer en la práctica física y el deporte. Lecturas: Educación Física y Deportes, 99. https://www.efdeportes.com/efd99/mujer.htm

 

Donoso Pérez, B. (2021). La identidad de la mujer y el deporte de competición desde una perspectiva psico-socio-cultural [Tesis Doctoral. Universidad de Córdoba, España]. https://helvia.uco.es/xmlui/handle/10396/21432

 

Fuentes, C., y López de D'Amico, R. (2018). Participación de la mujer en deportes de alta competencia. Revista Actividad Física y Ciencias, Edición Especial “Mujer y Deporte”, 41-56. https://revistas.upel.edu.ve/index.php/actividadfisicayciencias/article/view/1301

 

García-Ajofrín, L. (03 de agosto de 2018). En China, las mujeres jugaban al fútbol hace mil años. El País. https://elpais.com/elpais/2018/07/31/planeta_futuro/1533032389_053090.html

 

García Romero, F. (12 de marzo de 2008). El deporte femenino en la antigua Grecia [Sesión de conferencia]. XV Seminario de arqueología clásica: Iconografía en el mundo antiguo. Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid. https://webs.ucm.es/centros/cont/descargas/documento8399.pdf

 

García Romero, F. (2015). Saltos del toro y carreras rituales. Deporte femenino y religión en la Antigua Grecia. El Futuro del Pasado, 6, 35-67. https://doi.org/10.14516/fdp.2015.006.001.001

 

Garton, G., e Hijós, N. (2018). La deportista moderna”: género, clase y consumo en el fútbol, running y hockey argentinos. Antípoda. Revista de Antropología y Arqueología, 30, 23-42. https://doi.org/10.7440/antipoda30.2018.02

 

Husillos García, M.L. (2019). Iconografía de la competición en la antigua Grecia aplicada a la educación física en la enseñanza secundaria. Thamyris, nova series: Revista de Didáctica de Cultura Clásica, Griego y Latín, 10, 43-80. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7248701

 

Juvenal (1892). Sátiras. Libro II: Sátira VI. Contra las mujeres. Librería de la Viuda de Hernando y Cª (fecha de la obra original; siglo II d.C.).

 

Kraljić, S., y Drnovšek, K. (2022). Gender determination in sport. Zbornikradova Pravnogfakulteta u Splitu, 59(1), 41-58. https://doi.org/10.31141/zrpfs.2022.59.143.41

 

Landaverde Escobar, C.R. (28 de marzo de 2016). La mujer en el deporte. Monografías. https://www.monografias.com/trabajos108/mujer-deporte/mujer-deporte

 

Liu, L. (2019). La cultura de la seda y su impacto económico [Trabajo Final de Máster. Universidad de Valladolid]. http://uvadoc.uva.es/handle/10324/37287

 

Machado Tibério, C.J., y Vargas, A. (2011). Historia de la humanidad y el deporte: Un análisis desde una perspectiva político-social. Journal of Movement and Health (JMH), 12(2), 43-47. https://doi.org/10.5027/jmh-Vol12-Issue2(2011)art44

 

Marcial, M.V. (1490). Epigramas. Udalricus Scinzenzeler (fecha de la obra original; siglo I d.C.)

 

Mark, J.J. (05 de abril de 2018). Female Gladiators in Ancient Rome. World History Encyclopedia. https://www.worldhistory.org/article/35/female-gladiators-in-ancient-rome/

 

Moore, K. (2021). Triumph in austerity? The National Football Museum for England, 2008 to 2017, Soccer & Society, 22(6), 677-691. https://doi.org/10.1080/14660970.2021.1952697

 

Mujika Alberdi, A., García Arrizabalaga, I., y Gibaja Martins, J.J. (2021). Mujeres deportistas: poca visibilidad y mucho estereotipo. Cuadernos de Psicología del Deporte, 21(3), 269-283. https://doi.org/10.6018/cpd.465201

 

Orta Salvador, J.M. (2011). Valores de igualdad en la práctica deportiva. Análisis desde una perspectiva de género. Manual de formación ‘Almería, juega limpio’. Área de Deporte de la Diputación de Almería.

 

Parlebas, P. (2001). Juegos, deporte y sociedad. Léxico de praxeología motriz. Editorial Paidotribo.

 

Pauline, G. (2014). Women's Participation in Endurance Events: An Example of How Far We Have Come. Journal of Physical Education, Recreation & Dance, 85(1), 4-6 https://doi.org/10.1080/07303084.2014.855572

 

Pausanias. (siglo II d. C.). Descripción de Grecia. Libro VI: Élide II. Capítulo XX: “Monte Cronio y sacrificios ofrecidos a Saturno allí. Templo de Ilitía olímpico. Sosípolis, una deidad particular de los helenos. Templo de Hipodamía. Entrada secreta al Estadio. Sacerdotisa de Ceres (Deméter) Cámine. Tumba de Endimión. La Afesis y su inventor. Altar llamado Taráxipo. Otros Taráxipos encontrados en otros lugares. Estatua de Hipodamía”. Extracto 9. http://remacle.org/bloodwolf/erudits/pausanias/elide2.htm#XX

 

Pérez Benavente, R. (23 de febrero de 2018). La evolución histórica del deporte: Desde las Olimpiadas griegas a los machacas de gimnasio. Vitónica. https://www.vitonica.com/vitonica/la-evolucion-historica-del-deporte-desde-las-olimpiadas-griegas-a-los-machacas-de-gimnasio-de-la-actualidad

 

Rodríguez Rodríguez, L., y Miraflores Gómez, E. (2018). Propuesta de igualdad de género en Educación Física: adaptaciones de las normas en fútbol. Retos: nuevas tendencias en educación física, deporte y recreación, 33, 293-297. https://doi.org/10.47197/retos.v0i33.56480

 

Roldán Medina, P. (2020). La educación de la nobleza en el Renacimiento: importancia de la danza [Trabajo Final de Grado. Universidad de Granada].

 

Roseras Carcedo, E., Carretero Gómez, S., y García Galán, E. (2016). El deporte visto desde el arte. Exposición celebrada en Vitoria-Gasteiz, Artium. Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo. https://www.flickr.com/photos/museo_artium/26588180561/

 

Ruiz Durán, F.J. (2015). Historia del deporte: del mundo antiguo a la edad moderna. Revista Contribuciones a las Ciencias Sociales, 27. http://www.eumed.net/rev/cccss/2015/01/deporte.html

 

Silva, E.M.C. (2021). Igualdade, inclusão e empoderamento feminino através do esporte [Trabalho de conclusão de curso. Centro Universitario UNIRB, Salvador de Bahía]. http://dspace.unirb.edu.br:8080/xmlui/handle/123456789/294

 

Soledad Hidalgo, N. (22 de marzo de 2019). Historia del deporte: desde su origen hasta la actualidad. Lifeder. https://www.lifeder.com/historia-origen-deporte/

 

Vázquez Gómez, B. (2002). La mujer en ámbitos competitivos: El ámbito deportivo. FAISCA. Revista de altas capacidades, 9, 56-69. https://www.researchgate.net/publication/27594270

 

Vázquez Hoys, A.M. (28 de abril de 2009). La mujer, el deporte, y los Juegos Olímpicos. La mujer en el deporte en general. Blog del Discóbolo. http://www.blogdeldiscobolo.com/la-mujer-el-deporte-y-los-juegos-olimpicos-la-mujer-en-el-deporte-en-general/

 

Verano Liaño, R. (2019). A Ítaca desde el Guaviare: viaje al posconflicto colombiano desde los poemas de Homero. Universidad de los Andes.

 

Wyskok, M., y Bronikowska, M. (2019). Sport and Politics in Archaic Greece. The International Journal of the History of Sport, 35(14), 1476-1489. https://doi.org/10.1080/09523367.2019.1593149


Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 28, Núm. 310, Mar. (2024)