ISSN 1514-3465
Simone Biles entre el empoderamiento y la docilidad:
interpretaciones desde tres teorías feministas
Simone Biles between Empowerment and Docility: Interpretations from Three Feminist Theories
Simone Biles entre empoderamento e docilidade: interpretações a partir de três teorias feministas
Ester Checa Corcoy*
ester.checa@uvic.cat
Eva Espasa Borrás**
eva.espasa@uvic.cat
Montserrat Martín Horcajo***
m.martin@uvic.cat
*Doctoranda en Estudios de Género: Culturas, Sociedades y Políticas
Profesora en la Facultad de Educación, Traducción, Deportes y Psicología
de la Universitat de Vic - Universitat Central de Catalunya
**Doctora en Filología Inglesa por la Universidad de Barcelona
Profesora en la Facultad de Educación, Traducción, Deportes y Psicología
de la Universitat de Vic - Universitat Central de Catalunya
Profesora y coordinadora UVic en el Máster Oficial
en Estudios de Mujeres, Género y Ciudadanía
del Instituto Interuniversitario de Estudios de Mujeres y Género
***Doctora en Sociología del Deporte por la Brunel University - Reino Unido
Profesora del Grado de CAFE
Facultad de Educación, Traducción, Deportes y Psicología
de la Universitat de Vic - Universitat Central de Catalunya
(España)
Recepción: 24/01/2022 - Aceptación: 08/07/2022
1ª Revisión: 18/06/2022 - 2ª Revisión: 05/07/2022
Documento accesible. Ley N° 26.653. WCAG 2.0
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Cita sugerida
: Checa Corcoy, E., Espasa Borrás, E., y Martín Horcajo, M. (2022). Simone Biles entre el empoderamiento y la docilidad: interpretaciones desde tres teorías feministas. Lecturas: Educación Física y Deportes, 27(291), 2-14. https://doi.org/10.46642/efd.v27i291.3355
Resumen
En el presente artículo se recogen varias gestas y vivencias de la gimnasta estadounidense Simone Biles con el objetivo de interpretar su trayectoria deportiva desde los marcos interpretativos de tres teorías feministas: liberales, críticas y postestructuralistas. Para eso se analizan los discursos de medios de comunicación escritos españoles desde los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020. La trayectoria de Biles como gimnasta muestra una relación entre el proceso de empoderamiento de una deportista y la docilidad condicionada por las leyes del patriarcado.
Palabras clave:
Deporte. Teorías feministas. Género. Medios de comunicación. Gimnasia artística femenina.
Abstract
In this article several of the deeds and experiences of the American gymnast Simone Biles are presented, with the aim of interpreting her sporting career from the interpretive frameworks of three feminist theories: liberal, critical and poststructuralist. For this purpose, the discourses from the Spanish written media since the Olympic Games in Rio de Janeiro 2016 and Tokyo 2020 are analyzed. Biles's career as a gymnast shows a relationship between the empowerment process of an athlete and the docility conditioned by the laws of patriarchy.
Keywords
: Sport. Feminist theories. Gender. Mass media. Women’s artistic gymnastics.
Resumo
Neste artigo, são coletados diversos feitos e experiências da ginasta americana Simone Biles com o objetivo de interpretar sua trajetória esportiva a partir dos marcos interpretativos de três teorias feministas: liberal, crítica e pós-estruturalista. Para isso, são analisados os discursos da mídia escrita espanhola desde os Jogos Olímpicos do Rio de Janeiro 2016 e Tóquio 2020. A trajetória de Biles como ginasta mostra uma relação entre o processo de empoderamento de um atleta e a docilidade condicionada pelas leis do patriarcado.
Unitermos
: Esporte. Teorias feministas. Gênero. Meios de comunicação. Ginástica artística feminina.
Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 27, Núm. 291, Ago. (2022)
Introducción
La gimnasta estadounidense Simone Biles ya se ha hecho un nombre en el mundo deportivo olímpico y se hace casi imposible hablar de gimnasia artística femenina (GAF) y no mencionarla. Biles no solo compite en gimnasia, sino que también lo hace con la misma gimnasia y sus agentes, sus instituciones, sus normativas internacionales y los medios de comunicación. Por eso su trayectoria no solo se entiende contemplando el espectáculo gimnástico y deportivo que genera en la pista de competición, sino también fijándose en sus acciones y sus respectivas repercusiones fuera del tapiz y en el ámbito mediático.
Desde un punto de vista teórico y feminista, la historia deportiva de Simone Biles conlleva componentes comunes en el mundo de las mujeres deportistas, como la docilidad, proceso que subyuga los cuerpos femeninos a una ideología masculina del deporte, y el empoderamiento, proceso que reconoce que las mujeres tienen poder para subvertir las situaciones de subyugación en el deporte (Eskes et al., 1998). En tan solo dos Juegos Olímpicos (JJOO) y un ciclo olímpico, Biles pasa de proclamarse campeona olímpica en Río de Janeiro 2016, convirtiéndose en la primera mujer afroamericana en ganar el oro en el concurso general de GAF, a tener que abandonar la competición en medio de las finales por equipos en Tokio 2020. Durante este período, los agentes implicados en la valoración de la GAF y los medios de comunicación han escrito la historia de la gimnasta siendo cómplices de todo un sistema patriarcal que tiende a desvalorizar las gestas que logra la gimnasta y a “empoderarla” a través de reconocer la importancia de sus logros gimnásticos solo cuando abandona.
En el presente artículo se recogen varias de las gestas y vivencias más comentadas en los medios de comunicación de la gimnasta Simone Biles, con el objetivo de interpretar su trayectoria deportiva desde los marcos interpretativos de tres teorías feministas: liberales, críticas y postestructuralistas, viendo también como las teorías que tratan mujeres y deporte muestran una continua evolución en la interpretación del escenario deportivo y las relaciones de género que se establecen en él. Para eso se analizan los discursos de, principalmente, tres de los diarios escritos más leídos en España (dos deportivos y uno generalista), Marca, AS y El País1, que tratan sobre algunos de los episodios de la vida deportiva de Biles transcurridos entre los JJOO de Río de Janeiro 2016 y los JJOO de Tokio 2020.
A continuación, se analiza cómo la trayectoria de Biles como gimnasta muestra una relación entre el proceso de empoderamiento de una deportista y la docilidad condicionada por las leyes del patriarcado.
El ascenso espectacular en la GAF de Simone Biles en competiciones internacionales: interpretación desde las teorías feministas liberales
La gimnasta Simone Biles, con tan solo 22 años, propone tejer su historia mediática en unos Juego Olímpicos (JJOO), los de Río de Janeiro 2016, con un ascenso de dificultad en los ejercicios de gimnasia artística femenina (GAF), que en este apartado se interpretará desde la teoría feminista liberal.
En los JJOO de Río de Janeiro, Biles consiguió proclamarse campeona olímpica en cuatro de los seis podios femeninos posibles: oro en el concurso general, oro en los aparatos de suelo y salto, bronce en barra y también el oro por equipos con Estados Unidos (Olympics, 2021). La gimnasta consigue estos resultados en gran parte por la espectacularidad de sus acrobacias debida a una potencia inusual vista hasta la fecha en un cuerpo gimnástico femenino. Son características corporales que distan de los estándares tradicionales de la gimnasia a la que la audiencia está acostumbrada: niñas con cuerpos pequeños y delgados que encajan perfectamente con la imagen tradicional de la mujer débil y frágil, alejada de las características asociadas a los hombres. En este contexto, resulta interesante resumir las aportaciones del feminismo liberal en el deporte, que ha destacado por reivindicar la entrada de las mujeres en los espacios reservados solo para hombres como el deporte.
Las teorías feministas liberales surgen en los años 1960 por la denuncia insistente de la situación desigual, marginal y discriminatoria que sufren las mujeres en el deporte por cuestiones de sexo como atributo de naturaleza biológica (Lessa, y Oshita, 2007). La gimnasia en sus inicios reproduce los estereotipos femeninos imperantes: cuerpos que realzan la feminidad de las gimnastas en su presencia y presentación con movimientos elegantes y suaves (Barker-Ruchti, 2011). Pero a medida que la gimnasia avanza y las competiciones se vuelven más intensas, las mujeres superan límites antes insuperables con cuerpos que arriesgan y ya no se ven frágiles, sino entrenados y musculados (Kerr et al., 2020). Y aquí entra Biles, con una gimnasia explosiva que rompe con la tradición anterior.
Este hecho empodera a Biles como gimnasta y deportista mediática, la cual está más presente en la cobertura de los medios de comunicación. Pero incluso haciendo historia en Río de Janeiro 2016, los medios continuamente utilizan discursos que encubren la potencialidad de Biles y sus logros, comparándola constantemente con otros deportistas hombres, incluso de distintos deportes, reproduciendo la jerarquización inferiorizada de las deportistas y dejando claro que, aunque sea la mejor gimnasta del mundo, no es un hombre y sus gestas no superan las de ellos. Frente a estos discursos, ella tiene el empoderamiento de desafiar a los medios y corregirles en su propia descripción: “No soy la próxima Usain Bolt o Michel Phelps, soy la primera Simone Biles”. (Marca, 2016, agosto 21)
Biles reivindica que su nombre debe tener la suficiente fuerza como para sostenerse por sí mismo, gracias a todos sus logros alcanzados. Sin embargo, el obstáculo al reconocimiento público de la deportista mujer no se ha superado; las comparaciones siguen surgiendo. En los JJOO de Tokio 2020 se continúa poniendo a Biles en la sombra de los hombres deportistas: “en una edición huérfana de ídolos como Phelps o Bolt, la joven es la que tiene un aura más parecida a ellos”2 (Rivera, 2021, julio 27). Esto contribuye a que el imaginario colectivo no atribuya que las mujeres puedan ganar a los hombres. (Duncan, y Messner, 1998)
Vemos entonces una categorización totalmente dicotómica entre sexos, de modo que ser mujer y femenina no solo es contrario, sino inferior a ser hombre y masculino: eso provoca clasificar todo desde un binarismo estático, el cual indica que la identidad femenina depende siempre de su opuesto (Lessa, y Oshita, 2007). Estos techos impuestos a las mujeres son una de las reivindicaciones de los feminismos liberales en el deporte para la igualdad de género, para la igualdad de oportunidades y de acceso tanto al mundo deportivo como en el reconocimiento del éxito en su práctica. Porque tener igualdad de acceso al deporte no significa automáticamente igualdad de reconocimiento y valoración de los éxitos. Si seguimos el caso de Biles, a ella no se le niega el acceso, pero al no reconocerse públicamente sus logros, se la convierte en atleta de segunda; simplemente por ser mujer sus gestas no gozan del impacto que gozarían si fuera un deportista hombre.
Hacia los años setenta, las teorías feministas empiezan a desafiar la “naturaleza” de las capacidades deportivas según el sexo binario hombre-mujer, a la vez que se deslegitima la exclusividad de la voz masculina en el mundo del deporte (Heywood, y Dworkin, 2003). Se reemplaza el concepto de sexo por el de género, que se considera una variable social construida culturalmente. Gayle Rubin (1975) explica el sistema sexo/género a partir de definir el sexo como la condición biológica de la persona y el género como un producto de las necesidades humanas que crean expectativas y roles asociados al sexo biológico. En este punto surgen las teorías feministas críticas, basando sus denuncias en el deporte a partir de las relaciones de poder entre géneros.
Los récords gimnásticos de Biles a debate: interpretación desde las teorías feministas críticas
En este apartado se analizan los récords gimnásticos de Biles desde la perspectiva crítica feminista que surge a finales de los años 1970 y principios de los 1980 (Birrell, 2000), interpretando los titulares de empoderamiento y de docilidad que los medios de comunicación publican simultáneamente.
Después de los JJOO de Río de Janeiro 2016, Biles sigue entrenando intensamente evolucionando en los movimientos y superando acrobacias y giros en el aire, hecho que prueba que la dificultad y la espectacularidad en sus ejercicios ha ido incrementando tanto en el gimnasio como en competiciones. Esto significa que Biles rompe con las demandas mediáticas del cuerpo ideal de gimnasta, pues es una gimnasta afroamericana, con musculatura muy desarrollada y mucha potencia. (Scraton, 2018)
En el año 2019 Biles presenta en el Campeonato del Mundo dos ejercicios nuevos en el Código de Puntuación (COP)3 de la Federación Internacional de Gimnasia (FIG): triple pirueta doble mortal atrás en el aparato de suelo y doble mortal atrás con dos giros de salida en el aparato de barra, dos ejercicios que nadie había logrado en competición. La FIG aceptó la nueva acrobacia, pero con un valor de 0,8 puntos (H), valor por debajo del que la gimnasta y su equipo técnico habían propuesto: 1 punto (J) adicional a la nota de dificultad. En este momento, Biles sigue alzando la voz, demostrando su disconformidad con la decisión de la FIG, retuiteando en Twitter la publicación del nuevo ejercicio que lleva su nombre, pero aceptado por debajo del valor que ella considera. Esta es la forma de mostrar irónicamente su pleno desacuerdo con el valor H que le otorgan: “hahahaHAHAHAHAHhahaHahaAhahahaAhahahHAHAahaaaaaaaHa bullshit” (Simone_biles, 2019, octubre 1).
La controversia en la gimnasia está servida. El COP de la FIG se autodefine como un sistema normativo abierto, ya que cada gimnasta puede presentar distintos ejercicios entrelazados en que cada uno tiene distintos valores. Sin embargo, cuando estos ejercicios exceden lo que tradicionalmente se ha presentado en gimnasia, como es el caso de los ejercicios de Biles, se cuestiona si lo que hace la gimnasta es “gimnasia o circo” (Iríbar, 2016, agosto 12). Aunque las críticas desmerecedoras sean constantes, Biles sigue avanzando y logrando elementos gimnásticos que hasta entonces ninguna mujer había logrado y asumiendo que algunos ejercicios seguramente valen más de lo que se le reconoce. Con estas actuaciones empuja a la gimnasia femenina a descubrir nuevos escenarios que antes parecían solo transitables para hombres. Tal como lo describe el diario AS: “Biles no es elegante, pero pisa terrenos prohibidos. Puede hacer cosas que los hombres no consiguen” (Mínguez, 2016, agosto 10).
Dos años más tarde, en febrero de 2021, presenta un nuevo elemento, el yurchenko doble carpado en el aparato de salto, que reabre el debate. Pero, como anteriormente, no solo la FIG y el Comité Técnico Internacional le devaluó el ejercicio a una puntuación muy poco equilibrada a la dificultad que comporta hacer esta acrobacia, alegando demasiado riesgo y desalentando a otras gimnastas a practicarlo, sino que por parte de los medios de comunicación también recibió titulares desmerecedores, como el siguiente: “La nueva ‘machada’ de Simone Biles, un salto solo para hombres” (Romano, 2021, febrero 15). Este mismo salto lo realizó anteriormente el gimnasta Yang Wei, de gimnasia artística masculina en Sídney 2000 (Mínguez, 2021, febrero 27) y nunca había sido criticado como demasiado peligroso. En el caso de Biles los medios de comunicación definen el ejercicio como “la última barbaridad” (AS, 2021, febrero 16), “la última locura” (Mínguez, 2021, febrero 27) o “muy peligroso” (Romano, 2021, febrero 15). Así, el resultado de realizar nuevos ejercicios es que el jurado le da un valor bajo intencionadamente porque “si le das mucho valor, Biles se sale. Nadie puede hacerlo, y es tan arriesgado y peligroso que muchas gimnastas intentarían hacerlo” (Arribas, 2021, julio 23). La condescendencia hacia lo femenino en forma de protección se manifiesta con todas las letras, y la pregunta es ¿por qué los medios no manifiestan que el yurchenko doble carpado en el aparato de salto es también peligroso para los gimnastas hombres?
Como apuntan las teorías feministas críticas, a Biles se le trivializan constantemente los éxitos (Markula, 2009). Tras admitir que son proezas imposibles, se menosprecia el trabajo duro y el riesgo con los que los consigue, un mecanismo patriarcal de seguir poniendo obstáculos a las deportistas: “Biles ejecutó dos de los saltos de mayor dificultad con esa pasmosa facilidad de los inmortales” (Mínguez, 2016, agosto 15). Finalmente, a pesar de las increíbles destrezas y esfuerzo de Biles, cede a los límites que le imponen y en competición oficial no presenta el último elemento devaluado, así que de algún modo renuncia a sus posibilidades.
La nueva tendencia de la gimnasia acrobática se penaliza también socialmente con declaraciones que subrayan el déficit artístico como: “La gimnasia es también arte, y aunque las estadounidenses saben envolver muy bien la eminentemente física que realizan, por sus características, Simone carece de ese ‘ángel’ que define a las más grandes” (Romano, 2016, agosto 17). Pero este hecho no solo se señala y se critica desde los medios de comunicación, sino que los propios agentes participantes de la gimnasia olímpica y las mismas gimnastas producen y reproducen las ideologías masculinas. Lo hacen con declaraciones que desvalorizan la evolución hacia ejercicios con límites difusos de las descripciones tradicionales de feminidad, como declara una gimnasta olímpica española durante los JJOO de Río de Janeiro: “la gimnasia era más bonita. Ahora la dificultad marca mucho. Es lo que pasa con las estadounidenses. Es espectacular, pero se pierde el encanto de la competición” (Iríbar, 2016, agosto 4).
Es en Tokio 2020 cuando Biles muestra su cansancio y agotamiento ante todas las opresiones patriarcales y posiblemente racistas que se le imponen, declarando: “Es difícil ser atleta y mujer porque todo el mundo reza por tu caída” (Labarga, 2021, agosto 4). Si se interpreta este fenómeno de la gimnasta desde las teorías feministas críticas, se entiende el ámbito deportivo como un espacio donde las mujeres también están subordinadas al orden patriarcal opresor, en el que las jerarquías de género estructuran la sociedad, su comportamiento y sus creencias (Hall, 1996; Hargreaves, 1994; Birrell, 2000). En el momento que se percibe que los comportamientos de las deportistas pueden desestabilizar este sistema patriarcal, desafiando sus leyes, es cuando el control y los límites hacia las deportistas son más fuertes, obligándolas a seguir siendo dóciles: evitando el riesgo excesivo, evitando demasiada espectacularidad, y aquí es donde entran en juego las teorías feministas postestructuralistas, que se presentan a continuación.
La docilidad condicionada de Biles: interpretación desde las teorías feministas postestructuralistas
En este último apartado se exponen los hechos más recientes de la trayectoria de Simone Biles que ocurrieron durante los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. La gimnasta, después de un proceso constante de imposición de límites, que la privan de la posibilidad de innovación e incremento de dificultad en sus elementos gimnásticos por agentes institucionales de la gimnasia, termina autovigilando sus acrobacias y los ejercicios presentados en competición. Tanto es así que Biles abandonó la competición el segundo día durante la final por equipos, el 27 de julio de 2021, lo cual se interpreta desde las teorías feministas postestructuralistas que aparecen en los años 1980 (Markula, y Pringle, 2006). Estas teorías permiten ir más allá de la lectura del poder y del control como un mecanismo represivo que se ejerce a través de prohibiciones, limitaciones o castigos físicos, y entienden el poder como la normalización de distintas técnicas invisibles y cotidianas que manipulan los cuerpos y los homogeneizan para conseguir estándares. (Barker-Ruchti, 2011)
Biles tenía la capacidad de desafiar las leyes de la gravedad y del patriarcado en la gimnasia, y es la misma gimnasia quien la conforma y la somete a volver a acallar. Porque no es solo la FIG quién está influenciada por valores patriarcales a la hora de valorar sus actuaciones, sino que, como señalan estudios como el de Weber, y Barker-Ruchti (2012), también se demuestra en el jurado, los fotógrafos o periodistas. Son los mismos medios de comunicación los que crean sensacionalismo o dramatización encubriendo los posibles atributos de rendimiento que superan las transgresiones de género.
Según la teoría de performatividad de Butler (1990), el cuerpo es un campo de relaciones. No tenemos acceso directo al cuerpo, sino a los discursos generizados sobre el cuerpo. Así, el ejemplo de Biles mostraría que una atleta puede experimentar conflicto de género porque el cuerpo que crea como deportista no coincide con las expectativas y estereotipos de género en los que nació. Biles, entonces, abre la posibilidad de que una atleta esté capacitada para aumentar el riesgo físico de las acrobacias, para así ofrecer ejercicios más espectaculares y llevar a la gimnasia internacional a un terreno desconocido, con su “tremenda potencia muscular”. (Romano, 2016, agosto 17)
Las confrontaciones de género no son las únicas asociadas a Biles. También recibe discriminaciones de raza, hecho que provoca que los medios de comunicación alejen aún más a las gimnastas negras del ideal de gimnasia asociado a la blanquitud (Asiegbu, 2021). Moya Bailey (2014, 2018) creó el término misogynoir para denominar la combinación de misoginia y racismo hacia las mujeres negras, en especial en la esfera pública, que tanto las invisibiliza como la hipervisibiliza en negativo. Estos casos de discriminación por género y raza se reflejan en descripciones como: “una bomba de fibras blancas de tipo lib [...] encerradas en un cuerpo negro de 1'46 metros y 47 kilos”. (Mínguez, 2016, agosto 10)
Está claro que Biles muestra cómo romper con todos los supuestos en las actuaciones normalizadas de las gimnastas, rompe con la autovigilancia, desde la cual las mujeres suelen esconder su fortaleza. En sus propias palabras: “no habría ganado todas estas medallas si no fuese por mi cuerpo. Hay diferentes tipos de belleza, se puede ser bonita teniendo musculatura” (BBC Mundo, 2017). Pero algunos diarios no la consideran humana y la definen como “extraterrestre” (Iríbar, 2016, agosto 12), pues destacan que es una gimnasta que ha venido a asombrar al mundo con mortales perfectos, pero se sirven de adjetivos descalificadores o no terrenales, que normalmente se asocian a deportistas negras (Asiegbu, 2021). Biles transgrede los límites del género y la raza en gimnasia y el precio a pagar es abandonar. Aquí es donde se muestran las constantes contradicciones sociales y culturales relacionadas con las mujeres y la feminidad, de las cuales surgen las teorías feministas postestructuralistas, que pasan a entender el poder como algo relacional y cambiante, el cual es ejercido a través del lenguaje y su operatividad a través de los discursos y de los cuerpos. (Thorpe, 2008)
Las investigaciones que prestan atención al poder de los discursos y la docilidad de los cuerpos se inspiran en el trabajo de Michel Foucault (1975). Su aportación y enfoque en los discursos como articuladores de la realidad, han sido un punto de partida en las nuevas teorías feministas para estudiar cómo los regímenes discursivos construyen género en los sujetos, los cuales se materializan a través de los cuerpos. Cuerpos que desde la teoría foucaultiana se consideran un lugar de disciplina y de prácticas normalizadoras (Markula, 2018). En el caso de las gimnastas, los cuerpos son producidos por todos los agentes deportivos (FIG, equipo técnico, audiencia, medios de comunicación, etc.) que marcan los ideales corporales y gimnásticos de cada época, así como también las relaciones de poder desiguales entre ellos (Kerr et al., 2020). Estos agentes convierten a las deportistas en cuerpos dóciles, obedientes y productivos, a la vez que provocan que internalicen los mecanismos de control a través de la disciplina del cuerpo, la regulación de su propia existencia para conseguir la máxima nota, el récord, etc. (Rail, y Harvey, 1995)
A lo largo de su trayectoria, Biles pasa por distintas etapas: del empoderamiento e indocilidad a la vuelta a la docilidad. Esta idea se ve reflejada en las palabras del periodista Carlos Arribas, el cual se cita ampliamente para mostrar los discursos presentes:
“Simone Biles se ha empeñado, y hasta creyó conseguirlo, en ser lo que el mundo pensaba que era, una mujer perfecta, capaz de asumir sin pestañear el liderazgo en la lucha contra cualquier causa, contra toda injusticia, contra los abusos sexuales, contra la discriminación racial, para conseguir que todas las mujeres, que todas las gimnastas, perdieran el miedo a hablar, que todas libraran la lengua, que denunciaran sin miedo. Y logró que el mundo cambiara como había logrado con su fuerza, su potencia, que también la gimnasia femenina dejara ser gimnasia de niñas anoréxicas para convertirse en el deporte en el que mejor se expresara la mujer, fuerte, potente, sin miedo.” (El País, Carlos Arribas, 27 de julio de 2021)
La idea “hasta creyó conseguirlo”, connota que los medios de comunicación muestran a Biles empoderada, pero a la vez que afirman que realmente ha perdido el poder. Así, El País titula “Simone Biles, bronce en barra, oro en coraje” (Arribas, 2021, agosto 3). Un coraje condicionado por la suma de experiencias, presiones, críticas y desvalorización, algunas comentadas en el artículo, que la hacen abandonar, ceder y apartarse de la posible transformación del estilo dominante de la gimnasia. De este modo, los medios de comunicación son cómplices de las leyes patriarcales, y presentan un empoderamiento de manera superficial, pareciendo que todo pasa por cuidar la salud mental de la gimnasta: “Debemos proteger nuestro cuerpo y nuestras mentes y no solo hacer lo que el mundo espera que hagamos” (Rivera, 2021, julio 27), o El País “La mejor gimnasta del mundo para de competir por un ataque de ansiedad y denuncia la gran presión de las estrellas del deporte”. (Arribas, 2021, julio 23)
Es así como los medios han sido los responsables de construir discursos dominantes que destacan el simbolismo y el coraje de Biles de modo superficial, para que no se indague en toda la complejidad de restricciones que ha tenido la gimnasta y poder cortarle las alas antes de mostrar al mundo toda su potencia real.
Conclusiones
Como se ha visto a lo largo del artículo, en todo el recorrido de la gimnasta Simone Biles, desde su gran victoria en Río de Janeiro 2016 y su competición y abandono de esta en Tokio 2020, ha pasado por distintos procesos, los cuales se han interpretado desde distintas teorías feministas que tratan mujeres y deporte. Los ejemplos de algunos episodios de la vida deportiva de Biles permiten demostrar una continua evolución de las teorías feministas: liberales, críticas y postestructuralistas, para superar vacíos en la interpretación y transformación del escenario deportivo y las relaciones de género que se establecen en él. Al mismo tiempo permiten constatar que se sigue marginando, obstaculizando y oponiendo el deporte femenino al masculino, los cuerpos negros a los cuerpos blancos, aunque una mujer negra haga historia.
Biles empezó por desafiar las leyes patriarcales, al empoderarse y dar voz a reivindicaciones de género como la valorización del deporte de las mujeres, de su propia voz, de sus propios límites y sus propias prácticas deportivas. Su historia se escribe entre ambivalencias que la hacen mover entre el empoderamiento y la docilidad, al ceder a los límites de la estructura y seguir intentando transformar los estándares tradicionales de feminidad de la gimnasia. Hasta que llega un punto, traducido en el abandono de Tokio 2020, en el que ya no pudo desafiar más las presiones y opresiones del patriarcado, aunque, paradójica o significativamente, los medios de comunicación hayan presentado su derrota como un éxito.
Aunque Biles ya no es un rostro de minorías, se la sigue exponiendo a la sombra del sistema de masculinidad, deporte y éxito. Sus gestas ya no desafían las leyes de la gravedad porque las leyes del patriarcado han tenido más cómplices y aliados importantes que hacen imposible que un solo cuerpo se enfrente a medios de comunicación e instituciones. Por superar todos estos límites de las deportistas, uno de los grandes retos de las teorías feministas actuales es trabajar para crear conocimiento y ampliar los marcos de referencia que interpretan cómo las mujeres viven y transmiten su práctica deportiva desde una visión alejada de la dicotomía de género, raza y las heteronormatividades que el patriarcado sustenta.
Notas
En 2020 Marca tenía 1.355.000 lectores diarios, El País tenía 951.000 lectores diarios y AS tenía 631.000 lectores diarios. Ver Periódicos más leídos de España | Statista (Statista, 2021).
Nótese el uso de ‘la joven’ y ‘parecida a ellos’ con connotaciones negativas.
Se utiliza COP como traducción de Code of Points, siglas utilizadas a nivel internacional.
Referencias
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Arribas, C. (2021, julio 27). Simone Biles se retira de la final por equipos por un problema de salud mental. El País. https://elpais.com/deportes/juegos-olimpicos/2021-07-27/el-eclipse-de-simone-biles-hace-campeona-a-rusia.html
Arribas, C. (2021, agosto 3). Simone Biles, bronce en barra, oro en coraje. El País. https://elpais.com/deportes/juegos-olimpicos/2021-08-03/simone-biles-bronce-en-barra-oro-en-coraje.html
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Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 27, Núm. 291, Ago. (2022)