ISSN 1514-3465
Análisis del concepto de Do (Camino) en el
estudio del karate en la sociedad contemporánea
Analysis of the Concept of Do (Path) in the Study of Karate in the Contemporary Society
Análise do conceito de Do (Caminho) no estudo do karatê na sociedade contemporânea
Luis Miguel Mejía Giraldo*
mejiagluismiguel@miugca.edu.co
Barlaam Fernando Pizarro Castro**
barlaam.pizarro.c@gmail.com
*Ingeniero. Magister en Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente
Profesor Universitario en las áreas de Epistemología, Investigación y Métodos Estadísticos
Cinturón negro 4º Dan en Karate do Shotokan
Miembro del Instituto Colombiano de Karate Do Tradicional (ICKT)
**Licenciado en Educación Física
Ex-entrenador oficial de la Liga Caldense de Karate Do
Entrenador de la Selección Colombia entre 2004 y 2007
Fundador del Instituto Colombiano de Karate Do Tradicional (ICKT)
Actual entrenador jefe de la misma
Cinturón negro 7º Dan en Karate do Shotokan
(Colombia)
Recepción: 13/10/2021 - Aceptación: 03/04/2022
1ª Revisión: 25/01/2022 - 2ª Revisión: 29/03/2022
Documento accesible. Ley N° 26.653. WCAG 2.0
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Cita sugerida
: Mejía Giraldo, L.M., y Pizarro Castro, B.F. (2022). Análisis del concepto de Do (Camino) en el estudio del karate en la sociedad contemporánea. Lecturas: Educación Física y Deportes, 27(293), 178-192. https://doi.org/10.46642/efd.v27i293.3220
Resumen
El presente trabajo de investigación-reflexión se ha enfocado hacia el análisis del concepto de Do al interior del arte marcial del karate y más específicamente dentro del estilo o escuela Shotokan, desde una perspectiva axiológica y epistemológica, enmarcado en una mirada del practicante de karate como un caminante con base en el análisis de la experiencia, el componente cultural actual y el problema de la motivación (la categoría de valor objetivo) de los dichos caminantes. Este trabajo fue llevado a cabo bajo un enfoque de investigación histórico-hermenéutico y se puede concluir que el Karate Do cultiva y debe seguir cultivando la tradición de ejercicios monásticos procedentes de la Budismo, comenzando y terminando con las clases con la meditación en una atmósfera de disciplina, en una relación y vínculo estrecho entre maestro y discípulo, siendo éste el objetivo del presente trabajo reflexivo, analizar el concepto de Do (Camino) en el estudio del Karate en el contexto social actual.
Palabras clave
: Ética. Karate Do. Sensei. Sociedad.
Abstract
This research-reflection work has focused on the analysis of the concept of Do within the martial art of karate and more specifically within the Shotokan style or school, from an axiological and epistemological perspective, framed in a view of the karate practitioner as a walker based on the analysis of the experience, the current cultural component and the problem of motivation (the category of objective value) of the said walkers. This work was carried out under a historical-hermeneutical research approach and it can be concluded that Karate Do cultivates and should continue to cultivate the tradition of monastic exercises from Buddhism, beginning and ending with classes with meditation in an atmosphere of discipline, in a close relationship and bond between teacher and disciple, highlighting the importance of reflectively analyzing said concept of Do (Path) through the study of Karate in the current social context
Keywords
: Ethics. Karate Do. Sensei. Society.
Resumo
O presente trabalho de investigação-reflexão centrou-se na análise do conceito de Do na arte marcial do karatê e mais concretamente no estilo ou escola Shotokan, numa perspectiva axiológica e epistemológica, enquadrada numa visão do karatê enquanto caminhante a partir da análise da experiência, do componente cultural atual e do problema de motivação (categoria de valor objetivo) dos referidos caminhantes. Este trabalho foi realizado sob uma abordagem de pesquisa histórico-hermenêutica e pode-se concluir que o Karate Do cultiva e deve continuar cultivando a tradição de exercícios monásticos do budismo, iniciando e terminando com aulas de meditação em clima de disciplina, em estreita relação e vínculo entre mestre e discípulo, sendo este o objetivo deste trabalho reflexivo, analisar o conceito de Do (Caminho) no estudo do karatê no contexto social atual.
Unitermos
: Ética. Karatê Do. Sensei. Sociedade.
Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 27, Núm. 293, Oct. (2022)
Introducción
Cuando se realiza el análisis del concepto de Do al interior del arte marcial del karate y de manera puntual, al interior del estilo o escuela Shotokan, se aprecia que el practicante se convierte en un caminante con base en aprendizaje producto de la experiencia, siendo necesario el abordaje de consideraciones éticas delimitadas por un fundamento de frontera como es el Dojo Kun, el cual delimita, define y establece parámetros claros para el deber hacer y deber ser hoy día.
Sumado lo anteriormente expuesto, se hace necesario el estudio reflexivo de aspectos propios del karate do como vía para la sociedad actual, así como de aspectos asociados al rol que debe asumir el Sensei (El que ha nacido antes) en esta época de globalización, de alto desarrollo en componentes propios de la información, mas no de formación, donde el desarrollo del espíritu requiere de un mayor soporte en la cotidianidad que nos circunda, donde los valores morales como la justicia, la cortesía, amabilidad, bondad, y el honor que determinan la clave para entender los principales objetivos de la enseñanza de dichas artes y en nuestro caso, el Karate como disciplina que no solo forma deportiva sino también espiritualmente al ser humano. El concepto de Bushido se fundamenta en principios de rectitud, justicia y cortesía como características con un énfasis en el respeto a los demás y sus sentimientos y en nuestro caso específico, el Karate debe seguir cultivando la tradición de llevar a cabo la formación monástica, derivada de la práctica budista, lo cual se refleja en el Dojo Kun (como una serie de principios fundamentales que rigen el ser del karateka en relación con los otros y la sociedad en general), asociado a su vez con prácticas sencillas pero sin dejar de ser trascendentales tales como la meditación al inicio y finalización del entrenamiento, la atmósfera de la disciplina, la relación específica entre un maestro y su alumno en la que el maestro es un guía en el camino de la adquisición de conocimientos y habilidades personales. Todo esto sumado a cada elemento del proceso de formación, hace que el karate se convierta en un campo de práctica de adquisición y exploración de la verdad con respecto a nosotros mismos y de la vida, que persigue un sentido de la excelencia como reflejo del karateka de hoy, siendo éste el énfasis del presente trabajo de reflexión, cuyo problema de investigación se evidencia en el planteamiento de la siguiente pregunta: ¿Cómo explorar el Do (Camino) a través del estudio del Karate en el contexto social actual?, y esta, a su vez, deriva una sistematización (subpreguntas) que son: ¿Hacia dónde se orienta el camino del Karate y los valores asociados a su práctica en la actualidad?, ¿Cuáles son las consideraciones éticas en el contexto del Dojo Kun?, ¿Puede verse el Karate como brújula en la sociedad de hoy?, ¿Cuál es el rol del Sensei en la época de la globalización? Son aspectos que atañen al ser y es por esto que Archer (2019) lo define como la organización interna dinámica de los sistemas psicofísicos que determinan el pensamiento y el comportamiento específico del individuo. Por otro lado, Bartik, Vences de Brito, Sieber, y Cynarski (2020) resaltan que dicho ser es una característica estable relacionada con forma de la persona, en comparación con su forma de reaccionar ante determinadas situaciones que se enfrenta.
Una visión general de las numerosas definiciones que se dan a la personalidad revela algunas características tal como lo resaltan Bartik, Vences de Brito, Sieber, y Cynarski (2020), como son la globalidad, la coherencia y la permanencia temporal (estabilidad) donde el ser humano es consciente de su existencia y tiene una sensación de continuidad y la identidad personal, a pesar de las alteraciones que se somete a por todo su vida (Bartik, Vences de Brito, Sieber y Cynarski, 2020), a lo que resaltan Dai, y Lu (2019), y Fu (2019), que para el caso del Karate Do, se requiere una concentración nerviosa para adquirir la dominio principalmente de sí mismo, lo cual implica la maximización del rendimiento en concordancia con la maximización de la personalidad del practicante con su deseo de autoafirmación, su esfuerzo y compromiso, así como las exigencias y presiones del entorno social.
Sin embargo, hay cuatro factores relacionados con el rendimiento esenciales que son las aptitudes, actitudes, formación y el ambiente (Dai, y Lu, 2019), teniendo en cuenta que las aptitudes y actitudes revisten significativa importancia, ya que tienen una influencia considerable en la personalidad de los practicantes. Las aptitudes son sistemas de procesos físicos y psicológicos organizados de tal manera que la actividad conduce a los mejores resultados, representando así la parte eficaz de la estructura de la personalidad, revistiendo especial énfasis en las aptitudes intelectuales y motoras, tal como lo resaltan Epuran, Holdevici, y Tonite (2008), las cuales son importantes en karate, dado que practican un deporte heurístico, luchando contra oponentes impredecibles y combativos, realizando sus acciones a una intensidad máxima y bajo presión psicológica.
No obstante, la actitud es esencial como resaltan Epuran, Holdevici, y Tonite(2008), debido a su componente estructural en la personalidad, que resulta de la educación y las influencias sociales, sumado a la predisposición, opinión, sentimientos, tendencias, motivaciones, preferencias, entre otros, lo cual se evidencia en Karate Do, lo cual aflora un patrón actitudinal hacia uno mismo, expresado por el espíritu de combate y sacrificio y por el deseo permanente de auto-mejoramiento, de respeto al otro, cortesía y amabilidad, determinando tanto el desarrollo y la valorización de sus capacidades, lo cual es corroborado por Kogel (2018), lo cual evidencia el objetivo esencial del presente trabajo de reflexión que es analizar del Concepto de Do (Camino) en el estudio del Karate en el contexto social actual.
Descripción del camino del Karate y los valores asociados a su práctica en la actualidad, así como la exploración del concepto de Bushido
Cuando se lleva a cabo la revisión de cánones de ética al interior de las artes marciales, se aprecia que los maestros se han formado en aspectos propios de la nobleza y las reglas del Bushido, penetrando en su esencia, respectivamente, consolidando la integridad, la justicia, la cortesía, la bondad y el honor como aspectos fundamentales para entender los objetivos de la enseñanza de estas artes.
No obstante, cuando se aborda el Bushido, se aprecia que éste se convirtió en el camino de la formación de los maestros expertos en artes marciales, donde la integridad y la justicia son algunas de las cualidades que los deben caracterizar, siendo aspectos relevantes y necesarios en la actualidad (Szeligowski, 2009), a lo cual la cultura japonesa pone énfasis en la cortesía, donde incluso en los viejos tiempos fue considerada como una de las virtudes más valoradas y se asoció con mostrar respeto a los demás y sus sentimientos. Por ello, el Karate cultiva la tradición de ejercicios monásticos procedentes de la Budismo, comenzando y terminando con las clases con la meditación en una atmósfera de disciplina, en una relación y vínculo estrecho entre maestro y discípulo, donde un profesor es un guía en el camino hacia la adquisición de conocimientos y habilidades personales para hacer del karate un verdadero arte, basado en el dominio práctico del aprendizaje y la profundización de la verdad sobre sí mismo y de la vida; la verdad que conduce a la perfección como lo resaltaba Nakayama (1994).
En la actualidad, las personas que aprenden artes marciales se unen a los clubes deportivos porque quieren aprender a defenderse por su propia seguridad, mejorar su estado físico o competir en escenarios de combate, tal como lo resaltan Kuśnierz, Cynarski, y Gorner (2017), lo cual pareciera desdibujar la esencia del arte marcial aunque, de acuerdo con Kogel (2018), las artes marciales son el efecto de un diálogo y el intercambio entre las culturas, lo cual ayuda a controlar la agresión, enseñar la tolerancia hacia otras etnias, tradiciones culturales y la religión. Por desgracia, con el tiempo, se han dado una serie de fenómenos que han conllevado a una serie de peligros relacionados; entre otros, con el desarrollo de la tecnología, ha resultado en una pérdida gradual de los valores más significativos como la comunicación y el diálogo, así como el respeto al otro, lo cual se evidencia en los combatientes modernos, quienes -a menudo- se olvidan del sentido de las artes marciales y no cultivan la tradición relacionada con la filosofía del Lejano Oriente.
Sumado a lo expuesto con antelación, las tendencias modernistas han conducido a la aparición de nuevos sistemas sintéticos de autodefensa y de combates y donde disciplinas soportadas en el Budo optaron por un estilo estrictamente deportivo, debido en parte al desarrollo de la tecnología aplicada a las artes marciales. Esto se ha convertido en un fenómeno global en donde la comercialización del arte es la amenaza más significativa relacionada con la tendencia modernista, la cual se manifiesta por un ansia de prestigio, fama y dinero en primer lugar, constriñendo incluso con la esencia del individualismo tal como lo afirman Blazejewski, y Szal (2019), quienes resaltan que muchos karatecas rechazan la tradición del extremo oriente para luchar por dinero como es el kickboxing y las llamadas artes marciales mixtas, donde las disciplinas sobre la base de la mezcla de varios estilos se han vuelto muy populares, atrayendo a multitud de fanáticos y los concursantes son populares y obtienen enormes beneficios materiales, pero descuidando la esencia misma del arte marcial.
Es de agregar -con preocupación- que también la actitud hacia un maestro ha cambiado. Años atrás, el respeto de los discípulos por su maestro fue, sin duda, algo especial en las artes marciales del Lejano Oriente. El Sensei era la persona más importante en la vida de un practicante y el desarrollo del discípulo dependía de él en gran medida; además, que dichos Sensei dirigían las acciones de sus seguidores y estaban inmersos en el conocimiento necesario para alcanzar el desarrollo de sí mismos, tal como lo plantean Blazejewski, y Szal (2019), quienes a su vez afirman que el Sensei se caracteriza por ser auténtico, confiable, veraz, implicado, diligente (perfeccionista), sabio y justo. Lamentablemente, hoy día, se presenta una transformación kafkiana donde el Sensei se convierte en un entrenador (Coach) y se evidencia una pérdida significativa del respeto, donde los conflictos ocurren entre un combatiente (dejó de ser discípulo) y un entrenador, lo cual era impensable en el pasado (incluso en las últimas dos décadas), evidenciándose un permanente cuestionar por parte de dichos combatientes frente al ser de su maestro, lo cual se demuestra por una falta de humildad y su respectiva tergiversación de valores.
Por lo anteriormente expuesto, no es raro que surjan cuestionamientos como los siguientes: ¿Cuáles son los principales motivos para entrenar karate?, ¿Qué valores humanos observa un practicante de karate?, ¿Cuáles son los efectos y beneficios es lo que encuentran en la práctica de karate?
Estos cuestionamientos son -incluso- cotidianos, dado que el Karate es portador de unas bases arraigadas de tradición, lo cual conlleva a una permanente reflexión frente a que el karate es un camino y no un fin o meta en sí mismo (lo cual suele reflejarse con la adquisición de grados), soportado en el Niju Kun y Dojo Kun, respectivamente. Su aspecto esencial es la consolidación de los valores humanos percibidos hoy en día en la práctica de karate que le sobreviven a las transformaciones sociales y culturales que cambian de manera significativa la comprensión contemporánea de las artes marciales y el Karate en su verdadera esencia del Do.
Blazejewski, y Szal (2019) resaltan que se presenta una discrepancia entre entrenamiento deportivo y el enfoque tradicional del karate, agregando además que la forma deportiva es percibida como contradictoria con la tradición, indicando que en la competencia deportiva quien está ganando es lo que cuenta, perdiéndose la esencia del Budo. Blumentritt (2019) afirmaba que se debía resaltar en todo escenario donde hubiere el ejercicio o práctica del karate, incluso en los escenarios de competencia, donde se debía propender por el desarrollo moral incluso a través de la competencia para evaluarse a sí mismo en concordancia con los demás, lo cual se puede apreciar en aquellas competencias de karate tradicional y como se aprecia en el presente trabajo, producto del ejercicio reflexivo de práctica y enseñanza del karate, se podría evidenciar tres aspectos que inclinan a una persona en la actualidad para que se inicie en la práctica del karate (Figura 1).
Como se aprecia en la Figura 1, el dominio de las reglas de combate y defensa personal proporciona la sensación de seguridad, sumado al desarrollo espiritual y el desarrollo de las predisposiciones internas que son valores para las personas que practican karate y finalmente porque proporciona formación y aumento de la autoestima y el respeto a los demás, así como aumento de la autodisciplina y el nivel de condición física y la salud. No obstante, se soportan en cinco pilares fundamentales que son los preceptos del Dojo Kun, para que en la cúspide aflore el Do del Karate, el camino que se debe seguir, para que el arte marcial no deje de ser arte, aún con las transformaciones de la sociedad de hoy.
Determinación de las consideraciones éticas en el contexto del Dojo Kun
Con respecto a los aspectos éticos, Russo, y Ottoboni (2019) afirman que existe una realidad psicológica en cuanto a aspectos como la tranquilidad, la pasividad, el liderazgo, la inteligencia, apatía, entre otros y donde la personalidad representa un aspecto que individualiza y caracteriza a cada ser humano como distinto. Se designa un conjunto de rasgos que aseguran la adaptación al medio socio-histórico, notándose que el concepto de "ética" se refiere a la notoriedad de las características propias de una persona que van evolucionando en el transcurso del tiempo, a través de un proceso de reestructuración que no sólo se diferencia de las otras personas, sino que también les valora, al hacer de cada uno único. Archer (2019) define la personalidad como la organización interna dinámica de los sistemas psicofísicos que determina el pensamiento y la conducta del individuo específico, sumado a lo planteado por Bartik, Vences de Brito, Sieber, y Cynarski (2020), quienes afirman que la personalidad es una característica estable relacionada con forma de ser de la persona, en comparación con su forma de reaccionar ante determinadas situaciones que se enfrenta.
Una visión general de la personalidad revela numerosas definiciones dadas a algunas características en concordancia con el comportamiento y la ética (Bartik, Vences de Brito, Sieber, y Cynarski, 2020) como son la globalidad, la coherencia y la permanencia temporal (estabilidad), complementado a un proceso de transformación y desarrollo, que mantiene su identidad, el ser humano es consciente de su existencia y tiene una sensación de continuidad y la identidad personal, a pesar de las alteraciones que se somete a toda su vida (Bartik, Vences de Brito, Sieber, y Cynarski, 2020). Con base en esto es que el Karate Do enfoca el rendimiento a nivel competitivo como el resultado y manifestación de la capacidad de expresión, del deseo de autoafirmación, esfuerzo y compromiso del karateka, así como de las exigencias del entorno social, siendo para el caso nuestro, la demostración de cumplimiento de los referentes asociados al Dojo Kun, respectivamente. No obstante, hay cuatro aspectos relacionados con el rendimiento que son esenciales y que vale la pena mencionar: aptitudes, actitudes, formación y el ambiente, tal como lo resaltan Dai, y Lu (2019), indicando que éstos deben ser el reflejo del trabajo interno de quien practica Karate do (Figura 2).
Como se aprecia en la figura anterior, el Dojo Kun, más que la construcción de una serie de preceptos teóricos “ideales”, se convierte en la esencia misma del desarrollo de estos aspectos, lo cual implica una interiorización del mismo, una profunda reflexión frente a la profundidad de sus palabras y más especialmente en cuanto a las aptitudes y actitudes, ya que tienen una influencia considerable influencia en la personalidad de los karatekas.
Por otro lado sobreviene el componente actitudinal y según Epuran, Holdevici, y Tonite (2008), las actitudes son componentes estructurales de la personalidad, como resultado de la educación y las influencias sociales, así como la predisposición, opinión, sentimientos, tendencias, motivaciones, preferencias, motivación, entre otros, lo cual conlleva -inevitablemente- al componente ético. Eso es esencial en Karate Do, ya que existe una tendencia de actitud ante los adversarios, expresada por el deseo de dominar la “situación” de competencia, el espíritu de combate y sacrificio, además del deseo permanente de auto-mejoramiento, que son actitudes que juegan un papel importante en la estructura de la personalidad del competidor, determinando tanto el desarrollo y la valoración de sus capacidades. Es en este contexto donde cobra profundo valor la esencia del Dojo Kun (Esforzarse por la perfección del carácter, Fomentar el espíritu de esfuerzo, Honrar los principios de la cortesía), demostrándose que el Karate Do, en su esencia, tiene en cuenta las cualidades psicológicas de espíritu de lucha, la creatividad, la inteligencia práctica, la capacidad de control y autocontrol, espíritu de sacrificio, la inteligencia, la motivación, la combatividad, la agresividad, la tenacidad y el pensamiento rápido (Kogel, 2018; Nakiri, 2019). De esta manera, este arte marcial contribuye de forma permanente con el desarrollo del karateka desde un punto de vista biológico, psicológico y social, mediante la facilitación de una manera implícita el desarrollo de su personalidad, afianzándose aún más los preceptos propios de la esencia del Do a través del estudio permanente del karate. De manera más puntual, el propósito de Dojo Kun es esencialmente ético y la ética en ejercicio puede ser entendido como Dojo Kun en movimiento, fundamentado en la comprensión a través del carácter reflexivo de cada movimiento (en Kata, Kumité o Kihon) y su correlación con el Dojo Kun, donde se puede entender mejor el carácter integral de la ética dentro de Dojo Kun y encontrar un significado más profundo de la ética en nuestras vidas, conllevando a la permanente práctica para desarrollar hábitos virtuosos. “El karate es el arte de los hombres virtuosos”, reza el adagio, y el objetivo del Dojo Kun es concebido como enseñanzas que van más allá de la comprensión de la razón y la mente discursiva, motivo por el cual juega un papel importante, pero requiere más exploración por parte de quien lo hace parte de su práctica diaria, a lo que hizo mayor énfasis el maestro Funakoshi (1938), lo cual se evidencia en los diferentes textos relacionados al karate do. (Epuran, Holdevici, y Tonite, 2008; Kogel, 2018)
En esencia, la práctica de Dojo Kun incluye la práctica de la meditación, la contemplación y la autorreflexión, donde el estudio del karate a través de la experimentación consigo mismo, por medio de Kata, Kihon y Kumité conllevan a la búsqueda del dominio de sí mismo (los aspectos mencionados con antelación en la Figura 2). Lo cual indica que es a través del entrenamiento permanente de los tres componentes del karate que se podría alcanzar el objetivo del Dojo Kun, que es vivir en una constante experiencia de la conciencia expandida, la armonía interior, y la alegría ininterrumpida que abarca todas las personas y todos los seres sensibles, dado que trae consigo un estado de completo equilibrio de cuerpo, mente y espíritu.
El rol del Karate como analogía de brújula en la sociedad de hoy
En el contexto social, Nakiri (2019) afirma que la política democrática requiere de las virtudes sociales de la cooperación entre diferentes personas, donde la democracia requiere leyes, constituciones y las instituciones respectivas, pero también depende de lo que podría llamarse “disposiciones” democráticas. Por desgracia, estas disposiciones o virtudes, parecen erosionarse a medida que se convierten en entidades políticas modernas, étnicas, religiosas y económicamente diversas, en una configuración diferente, por lo que Putnam (2007) plantea la siguiente reflexión: ¿cómo fomentamos las relaciones de confianza y cooperación, o la construcción de tejido social?
Se aprecian cuatro componentes a saber, el primero, basado en el consumo, cuya tendencia gira en torno a la privatización, la obsolescencia programada y acumulación; el segundo se basa en la comprensión de la pluralidad de pensamiento; el tercero en la consolidación de una sociedad dividida en subculturas; y el cuarto en la necesidad imperiosa de cooperación y compromiso entre todos. En consecuencia, una sociedad plural se beneficia del crecimiento activo y el compromiso social de una amplia variedad de organizaciones y como el caso que se aborda, los practicantes de Karate Do no somos para nada ajenos a la necesidad de construcción del tejido social en mención, a lo cual Nakiri (2019) define tal capital social como "características de la organización social, tales como redes, normas y confianza, que facilitaron la coordinación y cooperación para el beneficio mutuo".
Fukuyama (1999) afirma que el capital social no se genera por fuentes jerárquicas de autoridad, sino a través de los puntos de convergencia (consenso) y disenso entre los diferentes actores sociales y resalta que el capital social es con frecuencia un subproducto de la religión, la tradición, la experiencia histórica compartida, y otros factores que están fuera del control de cualquier gobierno. Las artes marciales brindan un aporte a dicho capital social, tal como lo resaltan Russo, y Ottoboni (2019), Nakiri (2019), Zeng, Cynarski, y Xie (2013), Yi (2009), Yi, y Graziul (2011), ya que dichas artes son parte esencial hoy de la búsqueda de significado en la vida en una sociedad confusa caracterizada por políticas culturalmente progresistas que obligan al cambio sin la posibilidad de la adaptación al mismo y es por esto que el Dojo Kun cobra más relevancia como brújula que orienta en esta sociedad al esfuerzo por ser mejor persona cada día más. La honestidad, la disciplina y la lucha contra la procrastinación, el trato respetuoso y cordial y el autocontrol (aprender a dominar la frustración), son principios sumamente pertinentes para el fomento y construcción del tejido social en el momento actual.
Identificación del Sensei de Karate Do en la época de la globalización
La época de la globalización, la civilización científica y tecnológica ha tenido una gran cantidad de logros únicos en la educación, el desarrollo técnico, ingeniería y en diversas esferas de la actividad humana. Sin embargo, en muchos ámbitos de nuestra vida ha conllevado una muy seria amenaza de auto-destrucción del ser y a una serie de antinomias que han conducido a una crisis de carácter axiológico, ético y social-moral, así como en el contexto económico, ecológico y en el contexto de la educación-pedagógica, donde se aprecia un vacío de la preparación ética y social de los profesores, formadores y participantes de deportes de combate y artes marciales.
Es por esto que, se requiere de elevar al nivel superior de la conciencia moral y social a través de la pedagogía moderna, integral y humanista que abarca todas las etapas de la educación, también en el campo de las artes marciales y el Karate Do no es para nada la excepción. Tal proceso educativo debe conducir a la sociedad de la globalización hacia la consolidación de una responsabilidad colectiva e incluso sostenible, en una fundamental conjunción entre el contexto de formación (la sociedad hoy), el conocimiento que debemos adquirir que va más allá del componente técnico de kata, kion y kumite a aspectos más profundos producto de la combinatoria de estos y la perspectiva humana como aspecto esencial del ser y el ser en contexto. En conjunción forma una triada que permite una formación más integral pero crítica del entorno bajo una adecuada articulación de cuencas del conocimiento lo cual nos lleva a explorar en nosotros mismos una serie de fundamentos epistemológicos en donde el karateka como sujeto social debe comprender su rol social desde una mirada crítica y frente desafíos propios de la humanidad en la actualidad (Vélez, Cifuentes, y Montoya, 2011). El practicante de Karate Do no es para nada ajeno a la pérdida de principios sociales y valores humanos, tan necesarios hoy y siempre, desafíos son objeto de análisis en la postmodernidad (Figura 3).
Es por esto que el Sensei de Karate Do está en la imperiosa labor de fortalecer aspectos esenciales de carácter epistemológico y axiológico con un análisis permanente de las crisis y desafíos que atañen a la sociedad de hoy. De manera específica en las artes marciales en aspectos como son la nobleza, el honor, la honestidad, el coraje, la generosidad, modestia, paciencia, resistencia, capacidad de servicio, entre otros aspectos que en última instancia son la esencia misma del Karate Do concebido por Gichin Funakoshi, pero con base en una pedagogía holística moderna como lo asevera Szyszko-Bohusz (2007). De manera integral comprende el desarrollo del educando de forma integral con sus virtudes pero también con sus vicisitudes con base en la exploración creativa y la verdad, el respeto mutuo y cortesía, la apertura y tolerancia y donde -fundamentalmente- el Sensei debe ser un vivo ejemplo de símbolos y valores del deber ser como persona.
Por lo tanto, el nuevo elemento que distingue la pedagogía holística de las tendencias pedagógicas más antiguas y contemporáneas es el fuerte énfasis que se coloca en la forma cotidiana y el modo de vida del Sensei, basado en el desarrollo armonioso de la esfera corporal (el cuidado de la salud personal, su condición física, resistencia, entre otros aspectos) y la esfera psicológica (el perfeccionamiento de las condiciones volitivas, así como de juicios socio-morales, emocionales e intelectuales). La pedagogía holística resalta que la persona que debe transmitir a las siguientes generaciones los símbolos más altos y los valores que deberían conducir a la madurez espiritual, a la búsqueda de la verdad, la exploración de aspectos fundamentales del ser humano como son el amor, la bondad, la belleza y la fortaleza requiere un estudio permanente de los aspectos asociados a la ética, la nobleza y una actitud de apostolado al interior de las artes marciales que deja en evidencia con su pensar y actuar en la cotidianidad (se es hombre del Do a todo momento), bajo un ejercicio constante de comprender el llamado “significado de la vida” observándose su confirmación en los mensajes de las grandes religiones universales del mundo. Por ejemplo, desde el cristianismo: "Ama a tu prójimo como a ti mismo”, mientras el principio fundamental del hinduismo proclama que Atman (ser individual) es idéntico al ser universal (Brahman) y como en el caso del Budismo que resalta el trato a las otras personas como si fueran a sí mismo.
El Sensei está frente a un reto de formación simultánea del componente físico (ejercicios de cuerpo, de formación técnica) y espiritual (ejercicios de meditación y un código moral como un sistema normativo basado en el Dojo Kun y Niju Kun, respectivamente) y la práctica de estas dos dimensiones en unísono constituyen la característica distintiva del Sensei de Karate do (por ello no es casual cuando el ciudadano del común al enterarse del grado del Sensei inmediatamente pregunta, ¿dónde enseña?), dado que estos dos son sistemas de educación psicofísica (enseñar a otros, la educación de los demás y la educación de uno mismo) con el fin de cumplir con las aspiraciones de la auto-realización y perfección personal. El Dojo Kun es el principio del Budo que se convierte en carta de navegación en el llamado Do (Camino, Methodos en griego), incluyendo la búsqueda de una integración de cuerpo y el espíritu a través de la práctica de las técnicas y el objetivo principal de las formas de las artes marciales es la perfección del carácter de uno mismo, con base en un profundo compromiso consigo mismo y con el karate, evidenciándose que cualquiera puede aprender a combatir, pero no cualquiera aprende el Do. Esa es la verdadera exploración al interior de los Danes y parte esencial del Dojo Kun, que más que un juramento se convierte en el “mantra” a seguir por quien decide convertir el karate en su estilo de vida (Figura 4).
Conclusiones
Con base en los resultados y discusión expuestos se puede concluir que:
Las artes marciales son el efecto de un diálogo permanente e intercambio intercultural, lo cual ayuda a la comprensión del otro, tradiciones culturales y la religión.
El Karate Do es portador de unas bases arraigadas de tradición, lo cual conlleva a una permanente reflexión frente a que es un camino y no un fin o meta en sí mismo (lo cual suele reflejarse con la adquisición de grados), soportado en el Niju Kun y Dojo Kun, respectivamente.
Por medio de la práctica continuada del Karate Do, se experimenta el dominio de las reglas de combate y defensa personal, proporcionando la sensación de seguridad, sumado al desarrollo mental y espiritual, conllevando adicionalmente al fortalecimiento de autoestima y el respeto a los demás, así como aumento de la autodisciplina y el nivel de condición física y la salud.
El rendimiento a nivel competitivo del Karateka debe ser resultado y manifestación de la capacidad de expresión, del deseo de autoafirmación, esfuerzo y compromiso consigo mismo y la sociedad.
El Karate Do, en su esencia, es un arte completamente heurístico que tiene en cuenta las cualidades psicológicas de espíritu de lucha, la creatividad, la inteligencia práctica, la capacidad de control y autocontrol, espíritu de sacrificio, la inteligencia, la motivación, la combatividad, la agresividad, la tenacidad y el pensamiento rápido.
Este arte marcial contribuye de forma permanente con el desarrollo del karateka y de manera más puntual, el propósito de Dojo Kun es esencialmente ético y la ética en ejercicio puede ser entendido como Dojo Kun en movimiento.
El Sensei de Karate Do está en la imperiosa labor de fortalecer aspectos esenciales de carácter epistemológico y axiológico con un análisis permanente de las crisis y desafíos que atañen a la sociedad de hoy y de manera específica en las artes marciales en aspectos como son la nobleza, el honor, la honestidad, el coraje, la generosidad, modestia, paciencia, resistencia y capacidad de servicio, respectivamente.
Referencias
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