ISSN 1514-3465
La clase de Educación Física en tiempo de pandemia
Physical Education Class in the Time of a Pandemic
A aula de Educação Física em tempos de pandemia
Daniel González Serrano
daniel.gonzalez.ef@hotmail.com
Graduado en Magisterio en Educación Primaria
con la especialidad de Educación Física
por la Universidad Autónoma de Madrid, con una Mención
en Enseñanza de la Lengua Inglesa por la Universidad de La Rioja
Máster en Psicomotricidad por el Centro de Postgrado ITEAP
Imparte clases como profesor en centros escolares
(España)
Recepción: 03/10/2021 - Aceptación: 09/04/2022
1ª Revisión: 16/03/2022 - 2ª Revisión: 03/04/2022
Documento accesible. Ley N° 26.653. WCAG 2.0
Esta obra está bajo licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional (CC BY-NC-ND 4.0) https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/deed.es |
Cita sugerida
: González Serrano, D. (2022). La clase de Educación Física en tiempo de pandemia. Lecturas: Educación Física y Deportes, 27(289), 141-155. https://doi.org/10.46642/efd.v27i289.3211
Resumen
La COVID-19 ha impactado en casi todos los campos de la actividad humana, y el de la educación se ha visto especialmente afectado: por el cierre de las escuelas y por sus consecuencias, como la brecha digital o la interrupción de los servicios que ofrecen las instituciones de enseñanza. En los casos en que se ha producido una reapertura ha sido con la implantación de medidas preventivas y de seguridad que han afectado tanto a los alumnos como a los profesores. En el marco del curso escolar 2020/2021, marcado por dichas medidas, cabe preguntarse cómo se ha desarrollado el proceso educativo y la manera en que los alumnos se han visto afectados. Este estudio de caso analiza un grupo de niños y niñas de tercero y cuarto de primaria a lo largo de este curso, teniendo por objetivo responder a cuestiones acerca de como las medidas anticovid en la escuela han afectado al alumnado, a su rendimiento académico y a sus relaciones interpersonales. Se han alcanzado ciertas conclusiones que, si bien no pueden ser extrapoladas como generalistas debido al pequeño tamaño de la muestra, sí resultan interesantes para comprender mejor las consecuencias de la pandemia en el entorno escolar y el comportamiento psicosocial de los alumnos.
Palabras clave
: COVID-19. Educación Primaria. Desempeño escolar. Medidas anticovid.
Abstract
COVID-19 has affected almost all fields of human activity, and education has been particularly affected: by the closure of schools and its consequences, such as the digital gap or the interruption of the services that educational institutions. In the cases in which there has been a reopening, it has been with the implementation of security and preventive measures that have affected both students and teachers. In the framework of the 2020/2121 school year, marked by these measures, we have to wonder how the educational process has been developed and the way in which students have been affected. This case study analyzes a group of both girls and boys in the third and fourth years of Primary Education throughout this year, with the aim of answering questions such as their adaptation to anticovid measures of their school, interrelationships between students and their academic achievement. Certain conclusions have been reached, although they cannot be extrapolated as generalists due to the small size of the sample, they are interesting to understand better the consequences of the pandemic in the school environment and the psychosocial behavior of students.
Keywords
: COVID-19. Primary Education. Student outcomes. Anticovid measures.
Resumo
A COVID-19 impactou quase todos os campos da atividade humana, e a educação foi particularmente afetada: pelo fechamento de escolas e suas consequências, como a exclusão digital ou a interrupção dos serviços que oferecem às instituições de ensino. Nos casos em que houve reabertura, foi com a implementação de medidas preventivas e de segurança que afetaram tanto alunos como professores. No quadro do ano letivo 2020/2021, marcado por estas medidas, cabe perguntar como se tem desenvolvido o processo educativo e como têm sido afetados os alunos. Este estudo de caso analisa um grupo de meninos e meninas do terceiro e quarto anos do ensino fundamental ao longo deste curso, com o objetivo de responder a perguntas sobre como as medidas anticovid na escola afetaram os alunos, seu desempenho acadêmico e relacionamento interpessoal. Chegaram-se a algumas conclusões que, embora não possam ser extrapoladas como generalistas devido ao pequeno tamanho da amostra, são interessantes para compreender melhor as consequências da pandemia no ambiente escolar e no comportamento psicossocial dos alunos.
Unitermos
: COVID-19. Educação Primária. Rendimento escolar. Medidas anticovid.
Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 27, Núm. 289, Jun. (2022)
Introducción
La pandemia causada por el SARS-CoV-2 ha afectado a casi todos los ámbitos de la actividad humana (Nicola et al., 2020), incluido el de la educación. El confinamiento de la población en numerosos países durante la primera ola de la enfermedad trastocó la enseñanza y la metodología didáctica: hubo problemas de desmotivación, frustración, organización del tiempo, y los derivados de la falta de socialización de los niños. Existen investigaciones acerca de la digitalización en la escuela, educación a distancia, brecha digital, efectos del confinamiento, la preparación digital del profesorado o el apoyo familiar a los estudiantes en sus estudios en casa. Pero una vez de vuelta a las aulas, siempre con medidas de prevención frente a la COVID-19, cabe preguntarse por el curso 2020/2021, cómo se ha desarrollado y cómo ha influido en los estudiantes la nueva situación.
El potencial de un estudiante depende de las oportunidades que se le ofrezcan para adquirir las competencias que necesita (Carmona et al., 2021), pero la pandemia ha puesto en riesgo su aprendizaje, su salud y su seguridad, creando fuentes indirectas de estrés (ONU, 2020; Save The Children, y AEPap, 2020; Metzler et al., 2021). En muchos casos la brecha digital ha sido un obstáculo, unido a cuestiones relacionadas con los servicios que una escuela ofrece; en los casos en los que los comedores escolares no han reabierto, por ejemplo, muchos estudiantes se han enfrentado a situaciones precarias que producen abandono escolar. (Valencia, 2020; Nicola et al., 2020; UNICEF, 2021; Ministerio de Sanidad-Ministerio de Educación y Formación Profesional, 2021)
Y muchas escuelas no reabrieron sus puertas el curso 2020/2021: las escuelas de más de 168 millones de estudiantes de todo el mundo permanecieron cerradas (dos terceras partes de ellas en América Latina y el Caribe; un 18% en Europa occidental), y uno de cada siete estudiantes ha perdido más de tres cuartas partes de la educación presencial (UNICEF, 2021). Ello a pesar de que la vuelta a la escuela no ha tenido un impacto significativo en el aumento de contagios en la Unión Europea, ni se ha demostrado que el profesorado tenga un riesgo mayor que otras profesiones (European Centre for Disease Prevention and Control, 2020). En palabras de Save The Children y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), “La educación no puede parar durante una emergencia, ya que es una parte esencial de la recuperación en una crisis” (2020, p. 1). Por tanto, parece prioritario que las escuelas mantengan abiertas sus puertas.
El esfuerzo de las escuelas el curso 2020/2021 ha sido grande. Hacer su labor como antes de la pandemia ya no es posible (Crescenza et al., 2021), ha sido necesario innovar, aumentar la resiliencia y formarse para los diversos entornos de aprendizaje con las medidas de seguridad que cada país ha implantado (OCDE, 2021). Mascarillas, protocolos de higiene y limpieza, ventilación, burbujas de contacto y enfoques híbridos entre clases presenciales y en línea son algunas de las medidas presentes en las nuevas realidades de las escuelas (UNESCO et al., 2020). Además, la pandemia ha obligado a reformular la manera de enseñar, maximizando los espacios en las escuelas, asumiendo la idea de una escuela abierta a los espacios ajenos (bibliotecas, polideportivos, parques), la digitalización y la colaboración entre docentes y familias (Enguita, 2020). Por ello, los estudiantes han enfrentado varias situaciones nuevas.
En las escuelas se genera la educación de la aceptación de la diversidad, se desarrolla la inteligencia emocional, las competencias sociales, el ejercicio de distintos roles y se crea un soporte óptimo para las relaciones interpersonales (Paricio, y Pando, 2020; Serey, y Zúñiga, 2021). Inevitablemente la situación de pandemia influye en el estado anímico y la convivencia entre estudiantes, máxime en los grupos reducidos en los que se han dividido las aulas.
Por ello, este estudio de caso tiene por objetivo responder a cuestiones como la manera en que la vuelta a las clases presenciales y las medidas anticovid en las escuelas han influido en la adaptación de los alumnos al nuevo curso escolar, su rendimiento académico y sus relaciones interpersonales.
Metodología
Se ha realizado un estudio de caso sobre un grupo de estudiantes de 3º y 4º de Educación Primaria durante el curso 2020/2021. Lo reducido del grupo de estudio hace que no puedan extrapolarse resultados generales, pero sus particularidades sí resultan interesantes a la hora de llegar a ciertas conclusiones.
La escuela es un centro concertado situado en un municipio de España con una renta media neta por persona de 12.891€ y familias con entre uno y dos hijos (INE, 2020; AEAT, 2018). El municipio tiene un porcentaje de población nacida en el extranjero de algo más de un 16% y en el caso de este colectivo el porcentaje de población con ingresos por unidad de consumo por debajo de 10.000€ asciende al 57.6%. (INE, 2020)
El centro se adaptó a las medidas anticovid promovidas por el Ministerio de Sanidad-Ministerio de Educación y Formación Profesional (2021) y por la OMS (2020): grupos burbuja reducidos sin contacto entre sí; uso obligatorio de mascarilla; adopción de medidas de higiene de manos, distanciamiento social y ventilación natural; y número suficiente de maestros. Cada grupo de estudiantes está asignado a un profesor que se ocupa de impartir todas las asignaturas y tiene un espacio propio en el patio durante los recreos y la Educación Física.
El grupo de estudio consta de 13 estudiantes (5 niños y 8 niñas), de ocho nacionalidades diferentes (mexicana, venezolana, colombiana, guineana, china, marroquí y española) y pertenecientes a núcleos familiares de nivel socioeconómico medio-bajo. Seis de los estudiantes cursan tercero de primaria (ocho años) y siete estudiantes cursan cuarto de primaria (nueve años). Ambos cursos se imparten juntos, en un único grupo de clase, con el objeto de no separar a los estudiantes en dos grupos reducidos en exceso. Es, por lo tanto, un grupo particularmente diverso en cuanto a culturas y edades.
El método seguido principalmente ha sido la observación directa por parte del profesor: se recopilan las impresiones surgidas de la experiencia docente durante el curso 2020/2021. Estas observaciones se han complementado con un breve cuestionario voluntario realizado a los estudiantes el último día de clase como actividad de debate acerca de qué les había parecido el curso y cómo se habían sentido. Las preguntas eran sencillas: ¿El uso de mascarilla este curso ha influido en que puedas relacionarte con tus compañeros y compañeras? ¿Que tu profesor use mascarilla te ha dificultado entender las clases? ¿Al ser menos en clase, qué tal te has llevado con los demás?, y terminando con una de carácter abierto (Cuando pase la pandemia y no hagan falta medidas como llevar mascarilla o tener grupos burbuja, ¿qué conservarías que te haya gustado de este curso?) Todo ha sido completamente anónimo, especialmente al tratarse de estudiantes de esa edad.
Resultados
Los estudiantes comenzaron la escuela con optimismo: se mostraban alegres y curiosos sobre cómo se desarrollaría el nuevo curso, dejando atrás la etapa de confinamiento.
Las medidas anticovid no han entorpecido su seguimiento del curso, una vez que se acostumbraron a ellas. Se les informó sobre la pandemia, así como sobre el establecimiento de rutinas que encuadraran higiene y ventilación, y estas las medidas pasaron a ser algo cotidiano para ellos. Lo más molesto para los estudiantes, y en lo que más hubo que incidir al comienzo del curso, fue en el uso de mascarilla. Algunos estudiantes comentaban en clase el esfuerzo económico que a sus familias les suponía dotarles de mascarillas para acudir a la escuela a diario.
La mayor parte de los estudiantes piensa que este curso se le ha dado mejor que el curso precedente. El nivel académico del grupo ha mejorado: se trataba de alumnos con una nota media que rozaba el suficiente y con dificultades de aprendizaje; al término del curso la nota media del grupo ha subido un punto y medio.
Según el cuestionario, los estudiantes no han percibido que su rendimiento haya mejorado gracias a ser menos en clase, aunque sí piensan que gracias a los grupos reducidos ha habido mejor convivencia. La observación permite afirmar que la cohesión del grupo es buena, los alumnos mantienen una relación sana de amistad y respeto, así como de aceptación de la diversidad multicultural que caracteriza al grupo. Han aprendido costumbres y vocabulario específico de cada cultura. En Halloween, por ejemplo, la estudiante mexicana realizó una exposición acerca del Día de los Muertos: se han compartido diversas tradiciones culturales que han ayudado a la inclusión.
El hecho de no haber podido tener interacción con otros grupos ha influido en la cohesión de éste. Todos los estudiantes piensan que así ha mejorado la manera en que se han relacionado entre sí, creando lazos de amistad y disminuyendo los conflictos.
Durante el curso ni los estudiantes ni el profesor han contraído la COVID, por lo que no ha sido necesario mantener el grupo en cuarentena en ningún momento, siendo suficientes las medidas de precaución tomadas.
En la pregunta de carácter abierto las respuestas han sido variadas. La opinión de que les gusta ser menos en clase se ha repetido varias veces; parece que es algo que ha influido positivamente en los alumnos. Dos estudiantes mencionaban las nuevas costumbres sociales, como los saludos con el codo o puño en lugar de estrecharse la mano. Las nuevas maneras de divertirse en los recreos o en Educación Física, con juegos adaptados al mantenimiento de las distancias sociales también ha sido una de las respuestas dadas. Un alumno respondió que echaría de menos el lavado frecuente de manos y el uso de gel hidroalcohólico, y otro el tener las ventanas abiertas para favorecer la ventilación.
Discusión
La escala y velocidad del cierre de las escuelas en todo el mundo ha sido algo sin precedentes, pero tanto políticos como investigadores deben encontrar medidas menos disruptivas para mantener controlada la enfermedad (Viner et al., 2020, OMS, 2020). Las escuelas que han reabierto han demostrado que este curso ha sido seguro siempre que se adoptaran las medidas de precaución recomendadas por la OMS y el Ministerio de Sanidad-Ministerio de Educación y Formación Profesional. El grupo de estudio se ha mantenido libre de contagios y no hay datos completamente precisos acerca del riesgo de transmisión de SARS-CoV-2 en las escuelas, por lo que su reapertura se considera beneficiosa teniendo en cuenta el impacto que supone su cierre. (Gavilánez et al., 2021; Macartney et al., 2020)
La educación online genera dificultades a la hora de realizar las tareas y provoca que ninguna de las partes (alumnos-profesores) pueda desarrollar completa y adecuadamente su rol (Martínez et al., 2020; Rogero, 2020; Giménez et al., 2020). Además, la competencia digital de los estudiantes es diversa, por lo que las habilidades socio-emocionales de los profesores también son importantes a la hora de adaptar la enseñanza presencial a la online, no solo las digitales (Triviño et al., 2021). Queda cierto recorrido para que la educación online pueda sustituir con eficacia a la presencial, incluso cuando se disponga de los recursos materiales necesarios. Por ello la reapertura de las escuelas es importante.
Tras el cierre de las escuelas a principios de abril de 2020 ha sido necesario repensar la educación para que las desigualdades provocadas por dichos cierres no se agravaran tras su reapertura (Muñoz, y Lluch, 2020). En España un 9,4% de los hogares no dispone de ordenador en casa, y esta carencia es mayor cuanto menor es la renta y el nivel de estudios familiar (Cabrera, 2020). Tanto el nivel académico con el que el alumnado de este grupo comenzaba el curso, como el nivel socioeconómico de sus familias, hacía temer por su desarrollo y sugería una mayor dedicación y esfuerzo por parte del profesor. Los estudiantes del grupo de estudio no disponen en general de dispositivos como tablets u ordenadores. Durante el cierre de las escuelas la brecha digital los alcanzó de lleno. La información que enviaba la escuela les llegaba a sus padres a los teléfonos móviles, pero bien por falta de tiempo o por otras causas, a menudo no se realizaban las tareas escolares. Por ello el comienzo del curso supuso un esfuerzo por parte de estudiantes y profesor para superar esta situación. En clase el profesor hacía uso de su ordenador portátil para fomentar el uso de TIC’s y para crear recursos motivacionales y educativos, pero de no haber sido por la educación presencial este curso hubiera sido muy poco aprovechado para estos estudiantes.
La educación online, además de haber sido precipitada y hasta ahora marginal en el sistema educativo español, no ayuda en el desarrollo emocional y en la interiorización de reglas y normas, además de que los padres o cuidadores no siempre están disponibles para ayudar a los estudiantes (Paricio, y Pando, 2020). Volver a clase, a pesar del contexto de pandemia, y hacerlo en grupos reducidos, ha sido beneficioso para los estudiantes.
En la reapertura de la escuela y la formación de los grupos se siguieron las directrices marcadas por el Ministerio de Sanidad-Ministerio de Educación y Formación Profesional (2021). Debido al número de alumnos en la escuela y a las limitaciones de espacio y personal, el grupo de estudio estaba formado por estudiantes de diferente curso (3º y 4º de Primaria juntos en la misma clase). En ocasiones ha resultado inevitable la creación de grupos tan heterogéneos como el de estudio, donde la diversidad multicultural se ha unido a la de edad, suponiendo un reto añadido que parece haber sido superado positivamente. Mientras se imparte clase a los estudiantes de uno de los cursos, los del otro realizan sus tareas. Es posible que en condiciones normales la relación de alumnos de un curso y otro no se produjera, pero en la burbuja se ha demostrado que los estudiantes del curso superior ayudan a los del curso inferior, lo cual les sirve de repaso; mientras que los del curso inferior a menudo adelantan conocimientos al estar junto a los del superior. Y esto probablemente no sería posible si el número de alumnos fuera mayor, dado que impartir los dos cursos a la vez volvería las clases un caos.
Los estudiantes se mostraron alegres desde el comienzo del curso. Aunque durante el confinamiento muchos jóvenes se sintieron estresados y bajos de moral (INJUVE, 2021; Monge, y Suárez, 2020; Orgilés et al., 2020), con el regreso a la escuela los estudiantes parecen haber respondido positivamente, reduciendo y normalizando su ansiedad (Quero et al., 2021). El confinamiento y sus efectos quedó mitigados por las vacaciones de verano, y el comienzo presencial del curso implicó la perspectiva de un regreso a cierta normalidad que la educación digital no ofrece.
Las medidas de prevención adoptadas afectaron a los estudiantes en la medida en que supusieron un cambio. No obstante, gracias a las explicaciones en la escuela, se adaptaron fácilmente y las interiorizaron enseguida como cotidianas, pasando a formar parte de su normalidad. Hablando con cercanía de las medidas y dando a los alumnos la oportunidad de expresar sus dudas, se logró que situaciones como ocultar el rostro tras la mascarilla o tener las ventanas abiertas en invierno para favorecer la ventilación natural dejara de ser algo percibido como extraño. Incluso en varias ocasiones se sorprendió a los estudiantes comiendo Chupa Chups (chupetín) tras la mascarilla, prueba de lo bien que los más pequeños se adaptan a las nuevas situaciones y las hacen suyas. La ventilación natural, en los peores meses del año, provocó que los estudiantes reaccionaran acudiendo a clase con bufandas; una de las alumnas llevaba una bata para estar más abrigada: nuevamente se adaptaron e improvisaron comportamientos frente a estos cambios. Los estudiantes más pequeños, como los del grupo de estudio, se han adaptado bien a la nueva situación escolar: los nerviosos encuentran en ello un orden que les relaja, y estar con los mismos compañeros y tener un espacio reducido en el recreo da seguridad a los tímidos; a diferencia de los estudiantes más mayores, de cursos posteriores, que suelen ver más desventajas en el uso de mascarilla y las limitaciones sociales impuestas por las burbujas (Cordellat, 2020). Los alumnos han interiorizado las medidas de prevención e higiene, asimilándolas con naturalidad.
La pandemia ha cambiado las relaciones sociales: el uso de mascarilla puede entorpecer la comunicación al no poder leer los labios, lo cual es usual incluso en personas sin problemas auditivos. Los alumnos opinan que la mascarilla no les ha afectado a la hora de comunicarse ni de atender las explicaciones del profesor, y socialmente se han adaptado hasta el punto de afirmar que echarán de menos nuevas convenciones como el saludo con el codo o los nuevos juegos que han inventado para mantener las distancias interpersonales.
La diversidad cultural del grupo supuso tanto un reto como una oportunidad. El reto era alcanzar la inclusión y la convivencia de unos alumnos que debían compartir aula en un grupo tan reducido que las interacciones entre sí eran inevitables. La oportunidad era convertir esas interacciones en algo positivo, respetuoso y abierto a la diversidad. En los grupos diversos y multiculturales la persistencia del día a día repercute fomentando el compañerismo (Sabogal, y Mancilla, 2021). A pesar de las restricciones sociales y las mascarillas, los estudiantes formaron un grupo cohesionado. Las respuestas al cuestionario confirman la observación del profesor en este sentido. Se fomentó el diálogo, el intercambio de experiencias y la curiosidad innata de los niños. La convivencia en espacios culturalmente diversos depende de las oportunidades de intercambiar experiencias que promuevan la inclusión y la valoración de las singularidades multiculturales (Coronado et al., 2021). La educación pluricultural favorece el diálogo (Echeberria, 2000). El resultado fue que los estudiantes del grupo han forjado lazos de amistad que no se han visto afectados ni por las restricciones ni por la diferencia de edad o cultura. Por ejemplo, dos de los alumnos, que no se conocían de nada antes de este curso, que tienen diferente nacionalidad y edad, ahora son amigos inseparables. Hasta los diez años la interacción en la escuela favorece el aprendizaje mutuo y el desarrollo de la personalidad (Zhang et al., 2020). Lo reducido del grupo parece haber influido en que los estudiantes se conozcan mejor entre sí y se relacionen positivamente, resolviendo mejor sus conflictos y creando mayores vínculos.
El tamaño reducido del grupo burbuja también ha permitido una mayor dedicación individualizada por parte del profesor. Si bien es cierto que según el cuestionario los alumnos no parecen haber percibido una mejora académica como consecuencia directa de lo reducido del grupo, el profesor sí opina que ha sido así. Un gran reto en cualquier escuela es compatibilizar la consecución de los objetivos curriculares y la atención individual que requiere la diversidad del alumnado, tanto la relativa a la propia pluralidad de los individuos como la que hace referencia a sus capacidades físicas, sensoriales y cognitivas; atender a esta diversidad es difícil debido al sistema educativo orientado al logro de resultados, en el que la realización de adaptaciones a la diversidad es compleja y conlleva una sobrecarga de trabajo (Fuentes et al, 2021). Es un reto que puede convertirse en oportunidad para mejorar la calidad de la enseñanza y hacerla más equitativa (Espinosa, 2020), pero para ello es necesario que el número de alumnos sea adecuado. En el grupo de este caso los estudiantes comenzaban con dificultades de aprendizaje y con un nivel bajo, además de sus propias características personales (respecto de hábitos, cultura) por lo que la mayor dedicación que ha permitido darles lo reducido del grupo ha sido importante en el desarrollo favorable del curso.
Aunque varios estudios predecían las pérdidas de aprendizaje que los alumnos deberían enfrentar tras el cierre de las escuelas (OCDE, 2020; ONU, 2020) en el caso de niños pequeños, aproximadamente hasta el curso del presente estudio, se ha comprobado que no son tan significativas, a menudo gracias a una mayor dedicación por parte de sus profesores. (Gore et al., 2021)
Los profesores deben conocer y comprender a sus alumnos. Los niños necesitan la interacción con sus profesores, familia, amigos y compañeros de clase, especialmente tras los periodos de confinamiento y con la situación especial de pandemia, y a menudo la línea que separa profesor-alumno se hace más delgada cuando los estudiantes ven las emociones y opiniones de sus profesores como compañeros (Ruiz, 2020). Esto solo es posible cuando el grupo es reducido, y claramente ha sido beneficioso para el grupo de estudio, en vista de los resultados académicos y las relaciones que se han forjado en el alumnado.
La relación profesor-familias ha sido fluida a lo largo del curso, siempre marcada por las medidas anticovid. Para evitar las reuniones presenciales, a menudo las conversaciones padres-profesores han pasado a realizarse telemáticamente, mediante apps o videoconferencias, aunque ello puede connotar para los padres cierto distanciamiento respecto de su implicación en la educación de sus hijos (Valencia, 2020). En este caso se ha comprobado que en ocasiones la relación telemática ha favorecido una relajación de la disciplina que los padres deberían ejercer. En ocasiones el profesor realizaba una video-tutoría y los padres simultáneamente realizaban otras tareas. O se les aconsejaba acerca de cómo lograr un mejor rendimiento académico para sus hijos pero los padres reaccionaban con dejadez. No parece que la diversidad cultural de las familias haya influido en este aspecto. En general no se han percibido diferencias entre la participación e implicación de familias de origen no español y familias españolas en la educación de sus hijos.
En general los estudiantes del grupo han concluido el curso satisfechos y contentos. Expresan su deseo de que no acabe el curso, y se han acostumbrado tanto a las peculiaridades de este año que no visualizan a priori otras posibilidades para el curso que viene.
El desafío está ahora en cómo desarrollar métodos de enseñanza adaptables a entornos cambiantes y contextos plurales (Crescenza et al., 2021) como el que estamos viviendo. Los Gobiernos parecen haber fomentado enfoques más personalizados y flexibles para el aprendizaje, que buscan desarrollar la capacidad de las personas para prosperar ante el cambio (OCDE, 2021). Y han tenido éxito en el caso de este grupo de estudio.
Conclusión
El objetivo de este estudio fue analizar la manera en que las medidas anticovid y la reapertura de las escuelas han influido en la adaptación de los estudiantes al nuevo curso escolar, su rendimiento académico y sus relaciones interpersonales. Respecto a ello, y tras concluir que la reapertura de las escuelas y la educación presencial ha sido positiva para el alumnado, se ha constatado que los alumnos del grupo estudiado han tenido un mayor aprovechamiento escolar, emocional y social gracias a las clases presenciales, del que hubieran tenido en caso de permanecer cerradas las escuelas.
Lo reducido del grupo y la reapertura de las aulas han favorecido el aprovechamiento académico, al permitir una mejor individualización por parte del profesor y una interacción directa superando la brecha digital. La nota media de la clase ha aumentado en más de un punto.
En cuanto a las relaciones sociales de los estudiantes, la diversidad cultural dentro del grupo ha fomentado la curiosidad, y se ha alcanzado una excelente convivencia y respeto. Se han establecido lazos de amistad que no se hubieran forjado de permanecer cerradas las escuelas y que no se han visto entorpecidos por el uso de mascarillas, el distanciamiento social u otras medidas de prevención.
El estado anímico de los estudiantes ha sido positivo durante el curso, logrando que la pandemia pase a ocupar un lugar secundario en las preocupaciones del alumnado. Las medidas anticovid no les han afectado en su día a día, una vez explicadas, ni han supuesto un obstáculo para sus interacciones sociales o su aprovechamiento académico, en vista de que se han normalizado y con ello pasan casi desapercibidas conscientemente. Incluso las han interiorizado y adaptado a su día a día, incorporando los hábitos de higiene y sociales a sus rutinas diarias.
Este curso ha sido un reto, pero finalmente ha terminado de manera muy positiva para los alumnos y con satisfacción para el profesor.
Un maestro debe tener la capacidad de innovar, de comprometerse con su entorno y de inspirar a los alumnos; debe ser creativo, imaginativo y apasionado de su profesión; y debe estimular la curiosidad de los niños diariamente (Bona, 2015). Con ello no habrá pandemia que impida que las escuelas realicen su labor.
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Lecturas: Educación Física y Deportes, Vol. 27, Núm. 289, Jun. (2022)