efdeportes.com
Comentarios referidos a la audiencia del juicio por el accidente del cerro Ventana. Contradicciones y subjetividades de los peritos y el fiscal

   
Bariloche
(Argentina)
 
 
Lic. Carlos A. Sánchez
sanchez@bariloche.com.ar
 

 

 

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 10 - N° 85 - Junio de 2005

1 / 1

     Todos los seres humanos somos distintos y pensamos distinto.

     Podemos afirmar que la objetividad de pensamiento no existe, siempre para pensar usamos nuestra propia capacidad racional y las conclusiones a las que llegamos están basados en nuestra personal forma de percibir la realidad y las experiencias acumuladas, únicas e irrepetibles.

     Los peritos (en general con escasa o nula experiencia en esta función), son idóneos, guías de montañas experimentados. A ellos los llamaron para encontrar la causa del accidente y ni más ni menos a eso se abocaron.

     Sobre la base de su declaración en conjunto apuntaron directamente su sistema de pensamiento al hecho concreto de la avalancha, se enfocaron en él. A partir de allí afirman categóricamente que la avalancha fue producida por el peso de los caminantes y luego desandaron el camino para encontrar las razones que llevaron a esa toma de decisiones.

     Este proceso de pensamiento parece lógico y hasta eficiente a primera vista, pero de seguir avanzando en su análisis puede trasformarse en perverso y terriblemente injusto. Porque al iniciar el razonamiento desde el accidente hacia atrás, automáticamente comienzan a descartar las numerosas variables que también influenciaron y las miles de decisiones que podrían haberse tomado sin conocer el resultado final. Lo que hacen en realidad es analizarlo desde la perspectiva de un Dios, sí!! Desde la certeza de saber lo que sucederá y esto hace que cada opinión y que cada conclusión esté directamente influenciada por el resultado conocido.

Primera gran contradicción

     Seguir una línea inversa de los acontecimientos invita a los peritos a obviar importante información, por ejemplo las razones de la producción de otra avalancha a unos pocos metros del lugar del accidente. Quedó expuesto en el juicio por los mismo peritos que esa avalancha no considerada, pudo haber producido por "simpatía" a la otra sin que ninguno de los expertos pudiera afirmar cual se produjo primero. Esto abre una duda importante ya que si una avalancha puede provocar otra, sin importar quien esté transitando por el lugar ni el peso del grupo de personas sobre la nieve, la primera y contundente conclusión de los peritos se cae. Pero por haber hecho un proceso de pensamiento vertical esto arrastra a toda la cadena de afirmaciones que siguieron. Hasta aquí y con la información presentada no se puede afirmar que la avalancha fue provocada por el paso del grupo. Podríamos resumir la opinión del perito Dr. Martínez en el juicio, ante la pregunta sobre este tema en particular: su respuesta técnica fue "pero sería mucha casualidad".

Segunda contradicción

     Varios de los peritos afirmaron que dudarían sobre su propia decisión de pasar por la zona de la avalancha de encontrarse en el mismo tiempo y lugar. Diego Magaldi no pudo afirmar que él no pasaría, Máximo Schneider declaró que una vez conocido el accidente, sentado cómodamente y calentito es muy fácil opinar y Sebastián De La Cruz definitivamente modificó su postura original por entender que la montaña es impredecible. Claro que estas afirmaciones llegan luego de que ellos hayan firmado una declaración en conjunto que no permitió este tipo de preguntas y respuestas. Al firmar todos una sola declaración deben promediar opiniones y las afirmaciones, que son solo un promedio, se trasforman falsamente en únicas y poderosas.

Tercera contradicción

     Seguir un lineamiento de pensamiento vertical, de atrás para adelante y en conjunto, implicó que de la primera conclusión (causa 1; sobrecarga de placa), se siguieran justificando uno tras otros los acontecimientos según describen los mismos peritos: si la placa se sobrecargó, fue por el peso del grupo, si el grupo pasó fue por decisión del guía, si el guía decidió pasar fue por desconocimiento y si desconoció fue porque no estaba capacitado.

     Como aclaramos anteriormente, ya no podemos afirmar, que el peso del grupo sobre la placa fue necesariamente el causante de la avalancha. Si la decisión del guía de pasar no fue la que provocó el accidente y si las variables observadas y analizadas por el guía no apuntaban directamente al riesgo potencial en esas circunstancias, (las avalanchas son muy difíciles de predecir), ¿dónde entra en juego para evitar el accidente, la capacitación del guía Andi Lamuniere?

     El pensamiento lineal que va desde el accidente hacia sus antecedentes en el tiempo tiene este gran defecto, roto uno de los eslabones que forma la cadena, rompe el sentido de toda la argumentación.

Subjetividad

     Este proceso de análisis utilizado por los peritos (inexpertos en lo referente a su rol de investigadores), como mencionamos, puede trasformarse en perverso e injusto cuando la cadena de acontecimientos ya está armada y hasta parece firme y convincente. Es en ese momento donde se toma otra dirección de razonamiento; como segunda etapa de análisis se observan los hechos desde los días previos al accidente hasta su concreción y se comienza a recorrer el camino como lo realizó el grupo de estudiantes pero ya conociendo y habiendo juzgado el resultado final, en este nuevo proceso se suman todas las variables que encuentren y que reafirmen el argumento. Esta forma de operar que tenemos los seres humanos y que hacemos en forma habitual, generalmente, nos lleva a grandes equivocaciones. Tomamos todo lo que nos sirve para reafirmar nuestras creencias y descartamos lo que nos contradice "no vemos lo que no queremos ver".

     Así los peritos suman variables como el clima de los días anteriores, del momento de la salida, el equipamiento de los alumnos, el estado de la nieve, el viento, y especialmente la trayectoria que se realizó y los alinean en pos de su objetivo: comprobar lo que ya creen conocer.

     Todo reafirma, acompaña y hace que caigan en la gran tentación, recrear el proceso de decisiones conociendo el resultado y dando las recomendaciones para evitarlo.

El camino correcto

     La gran tentación es determinar por donde el grupo debería haber transitado; el guía Lamuniere de haber conocido el trágico final también hubiera valorado esa tan importante recomendación. La fiscalía afirma que existe un camino "correcto": coherentemente es aquel camino que evita la trayectoria de la posterior y desconocida, para el guía, avalancha.

     El grado de necesidad de adecuar las variables conocidas a fin de justificar la cadena de causalidades elaborada por los peritos, llega al extremo de pretender que el guía Lamuniere, antes del momento del desprendimiento de nieve y sin observar signos evidentes de alto y mediano riesgo (en la montaña siempre hay riesgos), retrocediera unos 500 metros sus pasos, volviendo a un punto muy por encima de su posición con un grupo que venía con el cansancio lógico de dos días de caminata y una alumna evidentemente dolorida por un problema en una de sus piernas.

     También los peritos fuerzan la realidad planteándole a los jueces que el camino correcto hubiera sido el ya famoso en esta causa, camino de las pircas. No comprenden que existiendo un camino opcional, el guía no lo haya tomado; claro, ellos ya saben el resultado y por eso la fiscalía intenta presentarlo casi como una autopista de montaña, hasta con señalización que indica su camino. No pudieron ver por su proceso de análisis lineal, vertical que ese camino era una opción más, solo eso.

Los parámetros de los peritos

Capacitación

     Los peritos calificaron negativamente la capacidad del guía, ya que cuando crearon la cadena de acontecimientos, de atrás para adelante, parten del propio accidente y siguen hasta llegar a la decisión de haber transitado por el lugar. Cuando se producen estos tipos de razonamientos, se forma un camino de difícil salida, ya que se puede llegar fácil y rápidamente a conclusiones erróneas que nutren la propia línea de pensamiento. "Si tomó la decisión equivocada es porque no vio, no escuchó o no sintió; en conclusión, no estaba capacitado para evitar el accidente". La evidencia de la tragedia y el que no solo los alumnos sino que el mismo Lamuniere haya sido arrastrado por la avalancha, evidencia parte de lo que se afirma, pero no todo.

     El más capacitado comete errores, el ser humano es falible por naturaleza y la capacidad de análisis y razonamiento de un ser humano depende de innumerables factores que suceden todos al mismo tiempo en un momento dado. Grandes montañistas, expertos en avalanchas, famosos y reconocidos mundialmente han muerto en avalanchas. ¿Alguien puede afirmar que esas personas no estaban capacitadas? Nadie. Hasta el perito Coronel Bustos reconoció que uno de los más reconocidos expertos mundiales en avalanchas con quien había compartido un curso, hace muy poco pereció en una de ellas.

     El error humano no se puede eliminar, es el sistema que rodea al ser humano el que debe pensar en los mecanismos de seguridad para que "siempre pensando en el peor de los resultados" aplique protocolos de seguridad y se organice para minimizarlos. Aunque nadie aún pudo afirmar exactamente qué es lo que el guía Lamuniere no vio, o no pudo ver. Ya sabemos que las avalanchas de placa húmeda son las más difíciles de predecir, también para los expertos en la materia.

     El guía Lamuniere es reconocido por sus pares y supera en experiencia y conocimientos a algunos de los peritos que hoy lo juzgan, habiendo estado en el pasado en las mismas condiciones que ellos para ser reconocido como perito. Es importante destacar, que para reafirmar sus creencias los actuales peritos manejan parámetros muy por encima de nuestra realidad. Un ejemplo de ello es el equipamiento.

Equipamiento

     Los peritos una vez realizada la cadena de causalidades y solucionado "el problema", pues según ellos ya habían encontrado por unanimidad las causas y el responsable del accidente, se animaron a seguir más adelante y hacer recomendaciones para el desarrollo de la actividad de montaña destacando cual es el equipo imprescindible para poder transitarla en invierno.

     En este equipo, entre otros elementos, figuran el ARVA y las sondas, elementos ambos que habitualmente no se llevan, que ellos mismos habitualmente no llevan en sus salidas (el mundo de la montaña es chico y se conocen todos), debido a que los costos, especialmente del ARVA, hacen imposible, para la gran mayoría, el poder adquirirlo. De las declaraciones en el juicio se conoció que solo en el CAB funcionan 8 y que Gendarmería Nacional no cubre la distribución del equipo si el grupo de salida es más de tres personas. El mismo comandante Altamirano quien hiciera el primer reconocimiento del accidente, cuando subió con el propio fiscal de la causa Dr. Bagur Creta no llevaron ese equipo.

El peritaje

     Un mes y medio después del accidente, los peritos (no todos), fueron al lugar de los hechos; si bien las condiciones de la montaña cambian minuto tras minuto, especialmente la nieve que es sumamente inestable, ellos querían ver el lugar. La fiscalía utiliza los análisis que se hicieron de la nieve en esa inspección ocular y comienza a hacer referencia al estado de la nieve en ese momento (1 mes ½ más tarde) intentando una vez más justificar la cadena de acontecimientos.

     Se toman fotos aéreas veinticuatro horas posteriores al accidente y con esas fotos se intenta describir lo que el guía desde el piso debería haber visto y hecho, las cornisas que se ven desde el aire, las marcas de los pasos del grupo, el camino de las pircas, etc. Solo ven lo que les favorece a su ya "cosa juzgada", realimentan sus creencias y no ven lo que no quieren ver, como por ejemplo la tercera avalancha que destruye su argumentación o la distancia que va desde el punto previo del accidente hasta el promontorio donde se bifurcaban los caminos "correcto e incorrecto" según peritos y fiscales.

Para tener en cuenta

     Andi Lamuniere no se ha contradicho en ningún momento, lo que él relató lo han confirmado sus alumnos, los otros docentes, los sobrevivientes. En las fotografías aéreas se observan las marcas del paso del grupo que confirman su relato del camino tomado, los ruidos escuchados, la temperatura percibida, las condiciones climáticas, el estado de la nieve en el momento y antes del accidente, el estado físico del grupo, los horarios, la dirección del viento, hasta la existencia de la cornisa fuera de la línea de la avalancha. El guía no dejó de observar, ni de escuchar, ni de sentir lo que pasaba en esos momentos. Ninguno de los peritos contradijo su declaración o agregó algún elemento que el guía debió ver o decir y no comentó.

     No existen relatos de mal trato, imprudencia, negligencia o deber de cuidado en los dos días del trabajo con los alumnos y tampoco de su experiencia en el pasado (más de 30.000 personas guiadas en la montaña), hizo lo que hacían siempre, sus colegas hicieron lo que hicieron siempre en estas actividades, la calidad de los equipos eran los de siempre, las planificaciones las habituales, el limitado contexto universitario el mismo. En sus más de 30 años de experiencia en la montaña, con cursos como director y como instructor en la Asociación Argentina de Guía de Montaña (que él entre otros fundara), Lamuniere demostró sus conocimientos, su experiencia lo calificó para ser profesor y director de cátedra de la universidad, ingresó por concurso no por sorteo.

El final del camino

     Este proceso de pensamiento lineal e inverso, de continuarlo como también lo hicieron los peritos (no terminar el análisis en la capacidad del guía sino seguir hacia causas más profundas), nos lleva y nos descubre el verdadero motivo, "la raíz de la causa del accidente" como lo mencionan los peritos en su declaración. Como dijimos, los errores humanos existen y es el sistema que rodea a la persona, el que debe generar los mecanismos de seguridad para minimizar riesgos, existiendo la posibilidad de nunca eliminarlos en su totalidad.

     En el juicio se está comprobando que la Universidad Nacional del Comahue no desarrolló un sistema de seguridad que abarcara a la carrera de profesorado de educación física con orientación en montaña, a sus profesores, ayudantes y alumnos. Una carrera, que como los peritos afirman, no contaba con objetivos académicos claros. La universidad y sus autoridades no analizaron el peor resultado posible y dejaron librado a la suerte, la vida de sus empleados y estudiantes. La universidad NO escuchó a los docentes y NO respondió a sus reclamos presentados por escrito.

     En este contexto también ingresa otro organismo del estado, la Administración de Parques Nacionales (APN), quien avalaba títulos de guías de montaña para los estudiantes de la carrera, sin que hayan aun egresado, sin exámenes previos, no controlaba y no ejercía su rol de estado para minimizar riesgos. Tampoco su personal cuenta con el equipo necesario, ni siquiera tenían sondas para ayudar en el rescate.

Los padres

     Desde el dolor poco se puede hacer. El respeto que me merecen y el valor que tienen de seguir adelante es encomiable. Su situación es indescriptible e incomprensible para todo el resto; nadie que no haya sufrido ese dolor puede realmente entenderlos. La Universidad también los abandonó: dejó a padres, familiares y amigos a la deriva. No respondió sus llamados y rápidamente intentó sacarse el problema de encima. También lo hizo con los sobrevivientes, también lo hizo con Lamuniere. Los padres saben perfectamente que la Universidad es la responsable. Unos pocos aún no pueden aceptar que Andi Lamuniere también fue víctima de esta situación. Es la persona que guiaba a sus hijos, al que sus hijos respetaban.

     Para los padres solo deberíamos tener contención, respeto y comprensión.

     Lamentablemente la fiscalía focalizó solo en el guía. Culpar individuos es emocionalmente más satisfactorio que apuntar a las instituciones. Las personas son vistas como seres libres capaces de elegir entre modelos de conducta seguros e inseguros. Si algo sale mal, parece obvio que una persona o grupo de personas deberían de ser responsables. La fiscalía no parece mostrar interés en buscar más allá, donde puedan aparecer responsabilidades institucionales serias. Se nutre del dolor de los padres para intentar ganar terreno, evita hablar de la Universidad Nacional del Comahue, de la APN, y de todo lo que evite ofrecer un chivo expiatorio.

Otros artículos sobre el tema
Andi, montaña, Bariloche, sentencias e injusticia
Incondicionalmente

  www.efdeportes.com/
http://www.efdeportes.com/ · FreeFind
   

revista digital · Año 10 · N° 85 | Buenos Aires, Junio 2005  
© 1997-2005 Derechos reservados