El entrenamiento en hipoxia natural (entrenamiento en altura) en la preparación del jugador de fútbol |
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Maestro en Educación Física por la Universidad de Alicante (UA) Master en Alto Rendimiento Deportivo por el Comité Olímpico Español (COE) Especialista Universitario en Alto Rendimiento Deportivo por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) Preparador físico de fútbol, incluidos equipos profesionales en varias temporadas (Hércules de Alicante CF. SAD. Temporadas 1999-00; 2000-01) Coordinador de Deportes del Real Club de Regatas de Alicante |
Francisco Javier Pastor Navarro prensa@rcra.es (España) |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 9 - N° 67 - Diciembre de 2003 |
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En la práctica, la utilización del entrenamiento en altitud en la preparación del futbolista se circunscribe al posible logro de dos objetivos bien distintos, a saber:
Dentro de la preparación básica / general, como un medio para aumentar las condiciones de resistencia de base y posteriormente, aprovechar éste teórico incremento del rendimiento en las competiciones a desarrollar en los terrenos llanos.
Sí durante el periodo de competiciones una de las mismas y de marcada importancia se va a celebrar en condiciones de altitud y por lo tanto, existe la evidente necesidad de programar una serie de estrategias para adaptarse progresivamente y poder disputarla en buenas condiciones competitivas.
Para alcanzar el primer objetivo, el entrenamiento en altura no parece que deba ser un medio prioritario en la preparación del futbolista ya que cuenta con determinados inconvenientes:
El entrenamiento en situación de hipoxia es un método muy intenso, principalmente destinado a aquellas especialidades deportivas en las que el rendimiento competitivo está casi totalmente determinado por los distintos factores fisiológicos que condicionan las capacidades de resistencia, de carácter cíclico, de técnica no especialmente compleja y en deportistas de alto nivel y experiencia, para la preparación de unas pocas competiciones de gran importancia (2 - 4 al año).
Con relación a esto, Polunin (1994) Suslov (1994) y Popov (1994) (en F. Navarro, 1998) recomiendan no utilizar el entrenamiento en altura para atletas jóvenes. Aconsejan mejorar sus capacidades aeróbicas recurriendo a métodos tradicionales en baja altitud.
Sí no es recomendable para atletas especialistas en resistencia, menos recomendable será en una modalidad deportiva como el fútbol que no es propiamente de resistencia y que, en la composición de los grupos deportivos predominan los deportistas jóvenes y / o sin ninguna experiencia en este tipo de entrenamiento.
En situaciones prolongadas de hipoxia se producen transformaciones de unidades motoras de características intermedias en lentas (Grosser, Brügermann y Zintl, 1989) lo que influiría negativamente en las condiciones explosivas del aparato neuromuscular de estos deportistas, siendo éstas, fundamentales para el rendimiento competitivo (Bosco, C., 1991; Cometti, G., 1999; 2002; Grosser, M., 1989; 1992)
Si pese a estas consideraciones, se está convencido de que es imprescindible desarrollar este tipo de entrenamiento para lograr el primer objetivo mencionado, las pautas metodológicas a seguir deberían ser:
Elegir una altura de entrenamiento de entre 1200 y 1600 metros y si es posible, para facilitar la fase aguda de aclimatación a la altura y disminuir la magnitud del total de carga (carga de entrenamiento + la carga de la situación hipóxica) bajar a descansar y vivir en alturas inferiores. Estas pueden ser de 600 - 800 metros.
Prever un Periodo Preparatorio más largo para poder desarrollar como mínimo dos microciclos de preparación inicial y 2 - 3 días regenerativos antes de ascender a la altura de entrenamiento elegida y en ella, iniciar la fase aguda de aclimatación durante 3 - 5 días con trabajo ligero, con orientación especial y específica y con bajo volumen e intensidad (baja carga total).
Para obtener el oportuno beneficio, atendiendo a las dificultades y problemática metodológica, la estancia en altitud deberá ser de unas 3 semanas para que se puedan completar 3 - 5 días de fase aguda de aclimatación, 14 - 16 días de fase de entrenamiento propiamente dicho, en la que se irá aumentando progresivamente el volumen de la carga (inicialmente, con predominio aeróbico) y sobre todo, incrementando con precaución la intensidad y los 3 -4 días últimos que, constituyen una fase de asimilación y recuperación con disminución del total de la carga de entrenamiento ya que, los deportistas no deben readaptarse a las condiciones de llano en estado de fatiga porque esto podría comprometer la rapidez y efectividad del proceso de readaptación.
Esta fase de readaptación al terreno llano es de suma importancia. Según Regner (1990) (en F. Navarro, 1998) al regresar al nivel del mar el rendimiento se muestra inestable, alternándose bajadas moderadas del mismo (en los días del 1º al 3º) con descensos acusados (del día 9º al 12º) con fases de aumento (días del 4º al 8º y del 13º al 20º). De todos modos, sí se realiza el entrenamiento en las alturas recomendadas para estos deportistas las oscilaciones serán menos acusadas, pero es necesario tenerlas en cuenta.
Por último, es importante asegurar un sistemático y bien organizado control de la carga de entrenamiento (con cardiotacómetros y analizadores portátiles de lactato) y una rigurosa planificación de las medidas regenerativas de tipo nutricional, farmacológico y de preparación psicológica. Es importante la suplementación nutricional de hidratos de carbono ya que, es el substrato energético principal utilizado en condiciones hipóxicas porque, entre otras cosas, su uso metabólico requiere menor cantidad de O2 (Costill, 1984; en F. Navarro, 1998). Sí en condiciones normales son de suma importancia para el deportista, en éstas lo son todavía más.
Es fundamental, proporcionar posibilidades de rehidratación constante porque los distintos factores ambientales de la altitud provocan la posibilidad de sufrir deshidrataciones con mayor facilidad (Neumann, 1994; en F. Navarro, 1998).
Por último, es posible que sea útil administrar dosis suplementarias (en los propios patrones de alimentación) de vitaminas antioxidantes: vitamina C (también por su contribución a la recuperación de la capacidad de trabajo en situaciones de estrés térmico) vitamina E y beta-caroteno
Por otro lado, para poder alcanzar el segundo objetivo expuesto, es decir, afrontar una posible competición importante en una altura inusual, la preparación para la misma es, lógicamente, imprescindible. Eso no quiere decir que se realice de cualquier forma. Hay que respetar los principios generales de la metodología del entrenamiento en hipoxia ya mencionados y para este caso concreto, los siguientes:
Preparar 3 - 4 concentraciones en altura, iniciándolas con la mayor distancia posible de la competición principal.
Aproximarse progresivamente a la altura en la que se va a competir en cada una de las concentraciones programadas, realizando la última en una altura similar a la de la competición.
Los deportistas que vayan a competir en altura deben tener una buena experiencia de entrenamiento en altitud, como ya se ha indicado y unas muy buenas condiciones de resistencia de base porque en esta situación especial de competición podría ser un factor limitante del rendimiento. Esto debe ser tenido en cuenta en la planificación general de la temporada desde un principio, desarrollando una mayor carga de entrenamiento, con relación a la habitual, orientada hacia las condiciones de resistencia.
Por último y para finalizar la exposición del trabajo, insistir en que el entrenamiento en condiciones naturales de hipoxia o entrenamiento en altura es un método de entrenamiento especial y muy intenso (no es como pasar un día en la montaña) de aplicación compleja que no debe desarrollarse con desconocimiento y que, está destinado principalmente a deportistas de alto nivel y experiencia. En este sentido, Bueno (1997) dice lo siguiente: "Una receta global que garantice el éxito de una concentración en altitud no existe desgraciadamente. En cambio, si es cierto que el no observar ciertas reglas de conducta básicas confirmadas por la práctica, conduce irremediablemente al fracaso".
El entrenador de fútbol que quiera hacer uso de este medio de preparación, deberá documentarse profundamente, evaluar correctamente al grupo de deportistas que entrena, planificar meticulosamente y prever lo que podría suceder y al final, tomar la decisión de llevarlo a la práctica después de valorar los posible beneficios y perjuicios del mismo y decidir si merece la pena o no.
Bibliografía
BOSCO, C. (1991). "Aspectos fisiológicos de la preparación física del futbolista". Barcelona. Editorial Paidotribo.
COMETTI, G. (1999). "Fútbol y musculación". Barcelona. Editorial INDE.
COMETTI, G. (2002). "La preparación física en el fútbol". Barcelona. Editorial Paidotribo.
GROSSER & BRÜGERMANN & ZINTL (1989). "Alto Rendimiento Deportivo". Barcelona. Editorial Martínez Roca.
NAVARRO, F. (1998). "Metodología del entrenamiento para el desarrollo de la resistencia". Madrid. Texto del módulo 2.2.1. del Master en Alto Rendimiento Deportivo. Comité Olímpico Español - Universidad Autónoma de Madrid.
PLATONOV, V. N. & BULATOVA, M. M. (1998). "Entrenamiento en condiciones extremas (Altura, frío y variaciones horarias)". Barcelona. Editorial Paidotribo.
revista
digital · Año 9 · N° 67 | Buenos Aires, Diciembre 2003 |