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Las capacidades coordinativas en los juegos deportivos colectivos. El balonmano.
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 6 - N° 30 - Febrero de 2001 |
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Así, las categorías fundamentales que debería incluir en su estructura una tarea que pretenda desarrollar las capacidades coordinativas de los deportistas serían (Seirul-lo, 1993a, 1993b, 1994, 1998):
Contribuir a la identificación y jerarquización por parte del deportista de los estímulos propios y del entorno más significativos para llevar a cabo los comportamientos motores perseguidos -atención selectiva-.
Desarrollar estrategias de decisión variadas (no sólo estímulo-respuesta) adaptadas a las demandas de la situación que se tiene que resolver una vez analizadas las condiciones de los estímulos propios y del entorno.
Implicar estrategias de programación y ejecución diversas en las que se encuentren presentes los gestos coordinativos específicos del deporte.
Afianzar todas las categorías de autoevaluación y autocontrol por parte del deportista a través de la evaluación de la tarea por su propia ejecución y su resultado con el objeto de optimizar la configuración interna del deportista.
Una propuesta de los posibles criterios metodológicos a seguir en la construcción de tareas de aprendizaje que pretendan desarrollar el componente coordinativo en el balonmano podría ser la siguiente (Espar, 1998; Famose y Temprado, 1999; Harre, 1987; Manno, 1991; Martín Acero, 1998; Massafret, 1998; Meinel y Schnabel, 1987; Morino, 1995; Seirul-lo, 1993a, 1993b, 1994, 1998):
a. Variaciones en la ejecución del movimiento:El programa motor que soporta cada uno de los gestos específicos que propone el deportista descansa sobre una serie de elementos de carácter invariante, que son los que se mantienen constantes en cada ensayo, y otros que son variantes, siendo estos últimos los que diferencian una ejecución de otra y permiten al jugador adaptar la solución motora prevista a las características del episodio lúdico que debe resolver (Oña, Martínez, Moreno y Ruiz, 1999). Desde este punto de vista, las situaciones diseñadas por el entrenador deben permitir al deportista elaborar programas motores variables sobre tareas no conocidas por él hasta el momento y ejecutarlas, permitiendo de esta forma la constante optimización de las capacidades coordinativas del jugador -autoestructuración (Seirul-lo, 1993a, 1993b, 1994, 1998)-.
La variación en la ejecución del movimiento puede ser manipulada introduciendo en la tarea:
Matices y/o variaciones sectoriales en el gesto específico: en el lanzamiento, por ejemplo, realizar el gesto del lanzamiento con el brazo dominante muy lentamente y soltar el balón muy rápido, armar el brazo lentamente y soltar el balón también lentamente, armar rápido y soltar suavemente el balón...
Simetrización: realizando la misma habilidad motriz por ambos lados partiendo de diferentes posiciones iniciales o ante variables comportamientos de los compañeros o del adversario directo.
Variaciones en la amplitud del movimiento: ejecución de la misma habilidad motriz introduciendo modificaciones en los recorridos espaciales de los segmentos corporales en cada repetición.
b. Variaciones en las condiciones externas:Si los comportamientos motores propuestos por los deportistas adquieren su significado en un contexto de juego que los hace más o menos acertados, es lógico pensar que la manipulación de la lógica interna que soporta la identidad de cada especialidad deportiva es un recurso pedagógico sobre el que el entrenador debe apoyarse para construir tareas de aprendizaje .
En el caso del balonmano, la lógica interna se construye sobre las consecuencias funcionales que proponen en el juego los elementos estructurales adversario, compañero, espacio, tiempo, móvil, meta y reglas (Hernández Moreno, 1994; Lago, 2000). Desde esta perspectiva, la tarea del preparador consiste en modelizar las consecuencias funcionales que impone sobre el juego cada elemento estructural e identificar su repercusión en la aparición o inhibición de los comportamientos motores perseguidos por el entrenador para satisfacer los objetivos del ejercicio. Como ejemplo de utilización de esta estrategia metodológica es posible proponer:
Espacio:
Aumentar o reducir el espacio.
Establecer zonas con limitaciones.
Delimitar zonas de lanzamientos.
Actuar a lo largo o a lo ancho.
Obligar a los deportistas a cambiar de espacios.
Tiempo:
Acelerar el ritmo de juego.
Ralentizar el ritmo de juego.
Establecer tiempos límites de acción.
Reglamento:
Variar el sistema de puntuación.
Introducir reglas nuevas.
Modificar el sistema de relaciones entre los participantes.
Móvil:
Actuar como atacantes
Actuar como defensores
Meta:
Introducir objetivos parciales en el juego.
Aumentar el número de porterías.
Cambiar la posición de las porterías.
Juego sin porterías.
c. Combinación de movimientos:La dificultad en la ejecución de las diferentes habilidades específicas puede incrementarse si en la situación propuesta se introducen encadenamientos de tareas con el mismo objetivo o bien combinaciones de movimientos dentro de la misma tarea. Así, por ejemplo, en la acción de lanzamiento a portería, el lanzamiento puede realizarse después de acciones tácticas previas (después de recepción del balón o después de una finta), acciones estándar (bloqueos, cruces, fijaciones) o situaciones estándar (después de una falta en 9 mts.) (Konzag, Döbler y Herzog, 1997).
d. Variaciones en las condiciones temporales de la ejecución:En los JDC la selección de una velocidad de ejecución óptima (unas veces máxima y otras no) es un aspecto estrechamente vinculado con la maestría deportiva. La propuesta de un "tiempo adecuado" a las acciones de competición, tanto en la que se refiere a las fases de un único movimiento (ritmo de la acción) como a la sucesión espacio-temporal de diversas tareas (ritmo entre acciones) se encuentra especialmente relacionado con la capacidad de reacción, acoplamiento y diferenciación (Meinel y Schnabel, 1987).
Los criterios metodológicos a seguir en el diseño de tareas con el fin de optimizar este elemento
deberían atender a:
Modificaciones parciales del ritmo, proponiendo diferentes velocidades de ejecución dentro del mismo movimiento, o entre movimientos encadenados (rápido, lento,…).
Adaptación de la ejecución a un ritmo externo (proveniente del entorno) o interno (marcado por el propio deportista).
Combinaciones de los aspectos anteriores.
e. Variaciones en la recepción de la información:El procesamiento y análisis de la información que circula por la tarea y como ésta es procesada por el deportista para el control del movimiento resulta de gran importancia para la eficacia de las acciones motrices propuestas por los jugadores. La propuesta metodológica de los posibles indicadores a modificar en el tratamiento de la información en su vertiente perceptiva podría ser:
Número de estímulos necesarios para identificar la situación.
Introducción de elementos perturbadores.
Claridad de los estímulos (discriminación).
Duración de la presentación de los estímulos.
Incertidumbre sobre la localización y el carácter de los estímulos (visuales, auditivos,…)
Introducción de elementos perturbadores.
Incertidumbre sobre el momento de aparición de los estímulos.
Utilización diversificada de estímulos inespecíficos, semiespecíficos y específicos.
Incertidumbre sobre el objetivo de la tarea.
f. Variaciones en la toma de decisiones:La eficacia en los comportamientos motores propuestos por los deportistas depende en buena medida de la selección de una adecuada decisión una vez analizadas las condiciones variables del entorno. En este sentido, y a modo de orientación, la modificación de las condiciones de la tarea podría construirse a través de:
En situación de espera, alternativas de tareas propuestas según los estímulos.
Tareas con dos o más objetivos (amplitud de la situación)..
Disminuir el tiempo de reflexión desde la percepción (aparición del estímulo) a la ejecución (soluciones pertinentes a los sub-roles y acciones de éxito del jugador):
ampliando el campo visual.
disminuir la distancia con el adversario.
Incertidumbre sobre el objetivo de la tarea
g. Tareas en estado de fatiga:La eficacia coordinativa en las acciones motrices propuestas por los deportistas se ve dificultada e interferida por la aparición de la fatiga. Este estado de fatiga puede estar provocado por un cansancio fisiológico (alteración de los parámetros biológicos del sujeto), por un exceso de información (dificultad del deportista en el procesamiento y control de los estímulos del ejercicio) o por acumulación de tareas (incremento del número de objetivos a alcanzar en la ejecución). Estos criterios metodológicos permiten manipular los niveles de complejidad de las situaciones de aprendizaje estimulando la eficacia de las soluciones motrices desarrolladas por los jugadores en condiciones de práctica dificultadas con respecto a los requerimientos de la competición.
Como ejemplo podemos proponer una tarea con un tiempo de trabajo de 20 a 35 segundos (potencia anaeróbica láctica) en la que se encadenan distintas acciones inespecíficas o específicas (fintas, lanzamientos, pases,…) condicionados por el comportamientos de los compañeros y los adversarios.
4. ConclusionesEl entrenamiento y la enseñanza de las capacidades coordinativas en el contexto de los JDC, y más en particular en el balonmano, precisa de nuevas estrategias metodológicas y medios de intervención que, conscientes de las necesidades específicas que se manifiestan en el juego-competición, permitan estimular eficazmente el aprendizaje de los deportistas.
Los sistemas de intervención actuales se basan en optimizar aisladamente cada uno de los componentes que integran la estructura del rendimiento de los deportistas: elementos coordinativos, condicionales y cognitivos, mediante la utilización de medios trasladados desde los deportes individuales. No obstante, los deportes colectivos presentan dos conceptos fundamentales que los diferencian de los individuales; la interacción grupal y la incertidumbre espacial. Tales características determinan que las adaptaciones técnico-coordiantivas que los jugadores realizan durante la ejecución de sus acciones motrices se manifiesten en el juego mediante respuestas espacio-temporales diversas e impredecibles que precisan de la interacción coordinada de todos los componentes anteriores.
Desde esta perspectiva, es preciso construir una forma de enseñanza y entrenamiento que, consciente de las complejas interrelaciones entre los elementos que configuran la organización interna del deportista, permita la estimulación diferenciada de cada una de ellos, pero siempre en relación con el nivel conseguido en todos los demás, optimizando así la estructura funcional del deportista en condiciones de aprendizaje que permitan establecer relaciones significativas entre las soluciones del entrenamiento y las situaciones futuras de competición.
Bibliografía
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Singer, D. (1986): El aprendizaje de las acciones motrices en el deporte, Barcelona: Hispano-Europea.
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