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Identidad sobre ruedas:
los pilotos de automovilismo deportivo

-Tesista de la carrera de Comunicación Social de la Facultad de Ciencias Sociales
de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires.
-Es miembro del grupo de investigación y gestión Imaginarios Urbano
y Calidad de Vida,
dirigido por el Dr. Ariel Gravano, y del Programa
Permanente de Estudios de la Mujer de la FACSO.
(Argentina)

Lic. Viviana Masson
lmasson@fiog.fio.unicen.edu.ar

    Resumen
    La ciudad de Olavarría revela en su historia aproximadamente setenta años de trayectoria automovilística deportiva. De ella emerge una serie de antecedentes que le fueron dando forma hasta lograr su consolidación e importancia, tanto a nivel local como nacional. En esta práctica social al igual que en otras se construyen identidades. El objetivo de este trabajo es analizar la construcción de identidad de los pilotos de automovilismo deportivo, específicamente cómo dichos agentes construyen la práctica y se construyen desde ella. Esto será abordado teniendo en cuenta cuáles son los rasgos que los identifican y diferencian como grupo frente a otros y cuáles son los que establecen homogeneidad y heterogeneidad dentro del propio grupo. Esto permitirá visualizar los significados que perduran en el tiempo, cómo se actualizan, la producción de nuevos sentidos y las rupturas que se pueden haber dado en dicha identidad.

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 27 - Noviembre de 2000
Trabajo presentado en el IIIº Encuentro Deporte y Ciencias Sociales y
1as Jornadas Interdisciplinarias sobre Deporte. UBA - 13 al 15 de Octubre 2000

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    El presente trabajo se enmarca en mi tesis de Grado, en la que analizo la construcción de la identidad en los pilotos de automovilismo deportivo. En tal sentido, la pregunta central es ¿Cómo construyen el automovilismo y se construyen desde él los pilotos que intervienen en dicho espacio social?.

    El campo en el que se incribe este análisis es el automovilismo deportivo en la ciudad de Olavarría. Su historia se encuentra signada, entre otras cosas, por este deporte que comenzó a gestarse, aproximadamente en la década del '20 y fue adquiriendo cada vez mayor relevancia. Como práctica se ha convertido en un fenómeno que más allá de lo deportivo involucra lo cultural, lo económico y lo político. La ciudad está atravesada por hitos (los hermanos Emiliozzi, cuádruples campeones nacionales e inventores del motor válvulas a la cabeza), infraestructura, (Gran Autódromo Sudamericano) instituciones (Automóvil Moto Club de Olavarría) y por un imaginario social elaborado sobre dicha práctica. Todo esto implica una profunda carga simbólica que se manifiesta en el reconocimiento de la ciudad como la Capital del Turismo de Carretera.

    Se tomó como referente empírico a las denominadas "Promocionales del Centro de la Provincia de Buenos Aires". Estas surgieron en 1974 y comprenden a las categorías 850 (en la que se puede competir con autos tales como Fiat 600, Renault Gordini y Citröen) y 1500 (para la cual son aptos los Fiat 128 y Dodge 1500). En ambos casos, los modelos de los vehículos utilizados se dejaron de fabricar entre finales de la década del '70 y principios de la del '80. La elección de este ámbito específico se sustenta en tres aspectos: el primero, tiene que ver con el constante crecimiento en el número de pilotos intervinientes (aproximadamente son entre treinta y cuarenta autos de la categoría promocional 850 los que conforman el parque automotor en cada fecha, mientras que la clase 1500 cuenta con alrededor de veinticinco autos en competencia por presentación); el segundo apunta a visualizar a las categorías que las componen como una especie de "semillero" desde el que surgieron varios pilotos (algunos incursionaron y otros lo siguen haciendo en categorías nacionales o internacionales); y el tercer aspecto se vincula con el hecho de que en cada carrera que se lleva a cabo se concentran hasta tres mil espectadores, cifra superada sólo por el Turismo de Carretera.

    Los datos expresados más arriba señalan al automovilismo como una práctica, en la que, al igual que en otras, se construyen identidades. Para definir la noción de identidad social mediante la que será abordado el problema se tomará a José Aguado Vázquez y a María Portal Ariosa, quienes la definen en términos de: "...un proceso de identificaciones históricamente apropiadas que le confieren sentido a un grupo social y le dan estructura significativa para asumirse como unidad". En tanto, por identificación entienden "... a dos procesos inseparables: por una lado, al proceso por el cual un grupo o una persona se reconoce como idéntico (similar, semejante) a otro. Este movimiento de significación va de "adentro" hacia "afuera"; por otro lado, se da un proceso por el cual otro(s) identifica(n) a un sujeto confiriéndole determinada cualidad. Este movimiento de significados va de "afuera" hacia "adentro" y va a constituirse en parte de la propia identificación del grupo en razón de la capacidad de interpelación que tengan "adentro" los significados gestados "afuera". (Aguado Vázquez/ Portal Ariosa. 1991, p. 71).

    Estos autores plantean que toda identidad lleva implícita una ideología en sentido amplio, es decir, una concepción del mundo. Aquí se tomará la definición de Ariel Gravano, quien trabaja el concepto de imaginario social como: "... las imágenes o los significados construidos socialmente y por ende compartidos en parte por un conjunto social en condiciones históricas determinadas y atendiendo a los condicionamientos contextuales de esos grupos, principalmente las visiones, imágenes y significados con que son vistos, o "construidos" desde el exterior de ellos mismos, si esa construcción incide y se relaciona con ellos". (Gravano. 1998).

    El automovilismo deportivo contituye un espacio social en el que todos los sujetos que intervienen construyen sentido a partir de sus propias condiciones históricas. Es esta elaboración y reelaboración de sentido la que crea semejanzas y diferencias, tanto internas, es decir, entre los miembros de un grupo, como externas, entendiéndolo en términos de unidad frente a otros grupos sociales. Es mediante este proceso que los sujetos construyen -en este caso- el automovilismo y se construyen desde él.

    Para poder diferenciar entre los rasgos que se presentan en el interior del grupo y los que hacen que éste se identifique y se diferencie como tal en relación a otros, se utilizó el cuadro de ordenamiento lógico empleado por Gravano en "La identidad barrial como producción ideológica". En él, se establece que toda identidad gira sobre dos polos: conjuntivo y disjuntivo, lo que significa que "...algo se define porque se junta-con algo y se dis-junta con otra cosa". Es sobre la base de estos polos que las semejanzas y las diferencias internas se disponen en términos de "homogeneidad" y "heterogeneidad", mientras que las del grupo frente otros se establecen mediante las categorías "identificación" y "diferenciación" . (Gravano. 1991, p.70)

    Los pilotos son los actores centrales no sólo en este trabajo, sino en la red de relaciones. Evidentemente sin los deportistas la práctica no podría tener lugar. Es a partir de ellos que comienza la actividad, se hacen visibles y adquieren significado las acciones de los agentes restantes. Tanto los roles como las posiciones no son fijos y un actor puede desarrollar más de uno a la vez. Por ejemplo, un dirigente, o un corredor pueden ser al mismo tiempo preparadores mecánicos.

    Una característica que se reproduce a través del tiempo es la preponderancia de la condición popular de los pilotos. La mayoría de ellos (Emiliozzi, Valerga, Donadío y otros) pertenecían a dicho sector. Si bien los distintos sectores sociales intervienen en la práctica, el "ser piloto" en Olavarría se ha ido constituyendo históricamente como un espacio de apropiación y resignificación de sentido de los sectores populares.

    A diferencia de períodos anteriores en donde el acento estaba puesto en los saberes de mecánica, en la actualidad este aspecto ha experimentado variaciones. Alrededor de un noventa por ciento de los competidores arman los chasis de sus autos, mientras que de los motores se encargan los preparadores. La distancia entre una época y otra radica en que los conocimientos ya no se concentran en un sólo sujeto, el corredor. Sin embargo, un aspecto fundamental que sí perdura es el carácter artesanal de la mecánica, esto es, dicho saber no es adquirido a partir del sistema de educación formal. Se actualiza y perfecciona en los talleres y es allí donde junto a los preparadores los pilotos van aprendiendo ciertas cuestiones que hacen al oficio. Con respecto a los niveles de escolaridad, tampoco se ha modificado demasiado, ya que si se compara a los competidores que hoy conforman el campo, con los que lo integraron en la década del '50 encontramos similitudes.

     Al experimentar un acercamiento con el objeto de investigación es posible establecer como rasgo básico caracteriológico de identificación y diferenciación de los agentes el "ser piloto". Ese "ser" implica una posición social y simbólica a partir de la que los sujetos se constituyen como tales. Esto se elabora mediante el sentido de pertenencia de los propios actores: "Yo corro en la promocional, soy piloto de la 850". (R.M. 10-07-1998). Esto es lo que Aguado Vázquez y Portal Ariosa denominan como movimiento de significación que va desde "adentro" hacia "afuera". A su vez, remarcan que este proceso se completa con otra elaboración de significados que va de "afuera" hacia "adentro": "Ahh.. Masson ¿Qué sos de "Masita" el corredor de autos de las promocionales?". (Empleado de una casa de electrodomésticos. 13-03-1999). Por tal motivo, ese "hacer" constituye al "ser", como sostiene Anthony Smith cuando plantea que el "yo" se constituye a través de los roles que desempeñan los sujetos. En otras palabras, el ser piloto establece una identificación con los otros pilotos, y una diferenciación con respecto al exterior del grupo. Siguiendo a Gravano, el primer paso se corresponde con el polo conjuntivo, mientras que el segundo lo hace con el disjuntivo.

    Otra constante en la práctica es el hecho de que cuando un piloto corre por primera vez su interés se centra en la participación y se extiende a la "búsqueda de la bandera a cuadros", es decir, completar la cantidad de vueltas preestablecidas. Con el correr del tiempo, se plantea lograr una buena ubicación que sería signada por los veinte primeros puestos y así sucesivamente, hasta posicionarse en la punta, esto es, en el primer puesto. Aquí no termina la cadena, ya que el interés se traslada a aumentar las diferencias de marcas y a la obtención del campeonato.

    Un corredor que durante su primer año de participación no logró entrar ni una sola vez a la final A, a la que acceden los primeros veinte tiempos; por lo que regularmente debía correr en la semifinal o también llamada de "no clasificados", aspiraba a terminar esta competencia1 . Al año siguiente, en su segunda intervención pudo ingresar obteniendo un décimo tercer lugar. En cambio, un par de carreras después no sucedió lo mismo y al oír los tiempos y no encontrarse entre los clasificados manifestó su decepción. En tanto, cuando su copiloto le dijo: "Y bueno, no te hagas problema, correremos en la B. Qué le vamos a hacer". él, disconforme respondió: "Pero yo no quiero correr más en la de no clasificados, ¿no entendés?". (R.M. Piloto ubicado entre los veinte primeros puestos. 23-08-1998).

    Resulta imprescindible destacar que este proceso no se da en forma lineal, ni tampoco se cumplen estrictamente todos los pasos. Si bien el objetivo concreto varía de acuerdo con la posición que están ocupando al momento de plantearlo, el punto común en ellos radica en avanzar, en cómo los mismos pilotos sostienen: "ir para adelante", lo que además de la búsqueda tendiente a mejorar la posición real en el campo, significa acumular capital simbólico. El "ir para adelante" actúa también como un elemento central de la constitución del juego. Esta temática es abordada por Eric Dunning quien arguye: "El concepto de la dinámica de los grupos deportivos alude a los juegos como procesos, es decir, al patrón fluido y cambiante formado, como si dijéramos en "cuerpo y alma", por los participantes interdependientes mientras dura el juego. Se trata de un patrón que ellos forman con todo su ser, es decir, intelectual y emocionalmente, no sólo físicamente. (...) el proceso de juego depende de la tensión entre dos jugadores o grupos de jugadores simultáneamente antagonistas e interdependientes que se mantienen el uno al otro en equilibrio. Y la mejor forma de conceptuar este equilibrio de tensiones es concebirlo como un equilibrio entre los contrarios de todo un complejo de polaridades interdependientes". (Dunning. 1995, p.249-250). Según el autor es este proceso el que determina la tónica del juego, esto es, que sea emocionante o monótono.

    Al continuar la indagación acerca de los elementos caracteriológicos identitarios de los pilotos emerge que, a diferencia de las primeras etapas del automovilismo deportivo, en la actualidad la variable riesgo ha perdido valor entre los agentes. Durante sus primeras décadas la práctica se encontraba signada por esta categoría asociada a la valentía. En cambio, en la actualidad (y al menos en las categorías deportivas analizadas) el elemento riesgo aparece en estado latente: "...no pasa nada. A lo sumo te golpearás un poco". (R.M. Piloto 26-01-1999). Esta es la posición que se elabora de adentro hacia afuera, pero si se presta atención al movimiento de significación que va desde afuera hacia adentro, dicho rasgo distintivo perdura y se actualiza fuera del grupo, mediante expresiones tales como: "¿Y no te da miedo correr en auto?, Vos estás loca. Yo ni en pedo me subo!" . A partir de esto se pretende destacar que si bien a nivel interno no se elabora la idea de riesgo como significado diferenciador, adquiere dicho carácter a través de la representación que se generan de ellos, los exogrupos.

Otros ámbitos de socialización (peñas, fiestas y talleres)

    Las peñas consisten en cenas, en las que en algunos casos luego de comer se llevan a cabo juegos de mesa (truco, bingo, etc.). Son grupos de actores constantes que están integrados por un promedio de treinta personas, las que se reúnen semanal o mensualmente. Cada una de ellas se conforma en torno a un piloto, lo que coadyuva a la formación de la identidad de éste como tal. Una de las características que presentan se relaciona con la variable sexo, ya que en este sentido son excluyentes, es decir, participan varones o mujeres, pero no ambos. De esta manera constituyen un espacio social en el que además de los pilotos, los restantes agentes intervinientes también redefinen y reafirman su identidad de género.

    Con la fiesta anual de la promocional sucede lo mismo, pero difiere de las peñas por ser mixta. A ella asisten los pilotos, copilotos, preparadores y dirigentes con sus respectivas familias. Se la considera la fiesta de las "Promo", en donde se come, se baila y se entregan los premios correspondientes al campeonato de la temporada. Al mismo tiempo, aproximadamente cuarenta y cinco pilotos reciben trofeo, lo que teniendo en cuenta que son entre treinta y cuarenta las máquinas que se presentan regularmente, permite establecer que todos son premiados por participar. Al igual que las peñas, es un espacio de socialización y de significación, en tanto, el rasgo identitario que la caracteriza no es el género, sino la práctica en sí. El ser "la fiesta de las Promo" es sinónimo de ser la fiesta del automovilismo y por ende de todos los actores del campo. Mediante ella, se construye y refuerza una identidad colectiva que determina la posición social desde la que se interrelaciona con otros grupos identitarios. Al analizar esta celebración en términos de Mijail Bajtín, esto es, considerando a la trama de significados sociales como enigmas que deben ser descifrados de acuerdo con el contexto en el que se inscriben, emergen una serie de aspectos claves para comprender la importancia social del automovilismo. En dicho acto festivo se produce una ruptura con respecto a la heterogeneidad existente no solo entre los pilotos, sino entre todos los actores que conforman el campo. Desaparecen las jerarquías internas (pilotos "de punta", "del medio" o "de atrás", copilotos, dirigentes, preparadores, periodistas) y todos comparten la comida y la danza, se mezclan en la pista y bailan unos con otros. En ese momento son iguales, hacen al automovilismo y se hacen desde él. La cena constituye uno de los espacios de la práctica en los que los agentes construyen una concepción del mundo y de sí mismos como sujetos sociales.

    Los talleres funcionan principalmente como ámbitos en los que se reproduce y a la vez se crea el saber de mecánica. Junto a los preparadores, los pilotos van aprendiendo conocimientos acerca del oficio. Los sentidos que se intercambian tienen que ver fundamentalmente con la producción de saber de la mecánica artesanal. Estos lugares, al igual que las peñas, construyen la identidad de los pilotos y de los preparadores, ya que cada taller se presenta como unidad distintiva frente a otro. A partir de ellos se expresa la homogeneidad y heterogeneidad de los actores que conforman el campo automovilístico deportivo. A esta posición subyace la idea de que si bien existe una identidad social compartida, dentro de ella se presentan fragmentaciones. Esto no implica una ruptura identitaria, sino que expresa distintos niveles de adscripción a un grupo.

    Hasta aquí se estableció un acercamiento con los rasgos que hacen a la identificación y diferenciación. A partir de ahora se abordará el objeto atendiendo a los elementos que signan la homogeneidad y heterogeneidad en la construcción de identidad de los pilotos.

    Cuando un competidor no logra pasar a un compañero de equipo sin arriesgar el puesto de ambos, o bien, este último está disputando los primeros lugares del campeonato, su escolta se limita a secundarlo durante toda la competencia, evitando ser adelantado por el resto de los participantes y dando así más libertad de acción al primero. Esto sólo tiene lugar ante una relación de tales características y en circunstancias determinadas. Pero lo que se pretende aquí es recuperar la importancia y la acción que ejerce el sentirse parte de un equipo y cómo ello lleva muchas veces a resignar las posibilidades de mejorar la propia posición.

    La idea del sentido de pertenencia implica el parecerse a los actores con los que se comparte una identidad y una concepción social acerca de los elementos que la delinean. Asimismo dentro del campo se da un proceso de significación sobre el que se construyen referentes. Esta significación se elabora sobre la base de los saberes que los agentes expresan en la práctica y tienen que ver con la forma de conducir en las pistas, con el modo de relacionarse con los demás actores, con el capital social que cuentan, con los conocimientos de mecánica y con los récords y victorias, entre otros.

    Con respecto a la vestimenta, en términos generales no surgen diferencias entre un actor y otro, ya que los equipos que utilizan para correr poseen similares características. El detalle más sobresaliente lo marca el hecho de que piloto y copiloto lleven los mismos colores y diseños. Sin embargo, no se presentan variaciones de relevancia entre los sujetos. Este aspecto se convierte en símbolo de status cuando un agente presenta algo que lo distinga de los demás, como por ejemplo, un buzo de mayor calidad. Este es el caso de un piloto que para las pruebas libres usaba uno común y para las competencias se ponía uno antiflama. Por ser el único que lo poseía y por el valor económico que implicaba, actuaba como símbolo de status. Se lo podía observar circulando por boxes y su manera de hacerlo variaba de acuerdo con el buzo que llevaba puesto. Cuando utilizaba el antiflama se evidenciaba la elaboración de una vitrina, en el sentido que le da Silva, esto es, se disponía para ser mirado por los demás. "¿Viste el buzo que tiene Juani?. Está bárbaro, pero sabés lo que sale". (M. C. Copiloto.20-09-1998.) "Juani tuvo que vender el buzo antiflama para poder correr la última de "La Bota". Le dieron 500 pesos por el buzo". (R.M. piloto. 04-1999).


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