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Monopolio televisivo y «gerenciamiento»: el fútbol como mercancía
Gastón Julián Gil

http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 26 - Octubre de 2000

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    La Argentina despliega un panorama manejado de forma monopólica por Torneos y Competencias, que ha montado una complejo sistema de producción y distribución de productos audiovisuales con intereses cruzados en distintas empresas y ha logrado apoderarse de un aspecto clave en el mundo del deporte industrializado: los derechos de televisación. Todo el análisis previo que se planteó más arriba obedeció a una consigna por demás clara: la necesidad de posicionar dentro de este contexto signado por la convergencia y la concentración económica a la empresa que controla los derechos de televisación de los principales deportes en la Argentina, es decir, Torneos y Competencias (TyC).

    Antes de seguir desarrollando una descripción del actual panorama, resulta prioritario remontarse a los antecedentes históricos de la conformación de una empresa sobre la cual giran varios de los principales conflictos que envuelven al fútbol argentino. Para referirse a TyC es necesario remontarse a 1985, cuando el empresario Carlos Ávila compró por tres meses los derechos de televisación del fútbol para emitir los domingos por la noche el programa Fútbol de Primera. La consolidación de este programa le permitió crecer lentamente a la empresa, no sólo estabilizando a la emisión de los goles de la fecha sino colocándolo como una de las programaciones de mayor éxito de audiencia. Pero el salto fundamental hacia la definitiva posesión del fútbol mediático fue dado el 19 de abril de 1991, ocasión en la que TyC firmó con la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) el convenio por la transmisión de los partidos del fútbol profesional, por la entonces llamada Televisión Satelital Codificada (en porcentajes iguales con el Grupo Clarín), con lo que nacen los juegos de los viernes y los sábados, además de los lunes, poco tiempo después cuando los clubes denominados "chicos" reclamaron una mayor participación en el negocio. En ese momento, TyC logró hacerse además con el control de los calendarios del fútbol al programar según sus intereses los días y horarios de los encuentros del certamen de primera división. Ocho años después, TyC dispone de forma monopólica de los derechos de televisación del fútbol argentino hasta el año 2014 a cambio de 55 millones de dólares por temporada.

     Hasta 1987, el fútbol argentino no había podido recurrir a fondos provenientes de la televisión, ya que ninguna empresa compraba los derechos, y aquí le cabe una responsabilidad absoluta a la televisión estatal de la época. El primer dato que surge al respecto se refiere al primer contrato de exclusividad que se firmó entre la AFA y TyC, en aquel momento con asiento en la pantalla de ATC. La cifra pagada por la empresa fue de 1 millón de australes por transmitir en forma diferida los encuentros de Primera, el Nacional B y la Primera B, todo por la temporada 87-88.

    Recién en 1991 el fútbol por TV comenzó a ser un gran negocio, con el surgimiento de la televisión satelital codificada. Allí fue que se firmó un contrato por 6 años y, que constituyó el primer ingreso fuerte en materia de derechos de televisación. A partir de ahí, los dineros frescos de la TV originaron escaladas de los precios de los jugadores en el mercado interno, tanto en concepto de transferencias como en contratos. Sin embargo, los contratos en TyC y la AFA nunca se cumplieron en los plazos temporales fijados, ya que fueron renegociados permanentemente ante la imposibilidad de los clubes de devolver los adelantos que TyC le fue otorgando a los clubes para hacer frente a las nuevas obligaciones contraídas, sean sueldos o costosas transferencias. Las cifras que se manejaron en los primeros años no son exactas porque hablan de porcentajes y cantidades mínimas que TyC se comprometió a pagarle a la AFA, que luego divide el dinero a los clubes. Por ejemplo, en 1991, el adelanto entregado por TyC fue de 1575000 dólares. Al año siguiente ya subió a 2 millones de dólares. A partir de la 93/94 (contrato por seis años, con opción a cuatro más) se le aseguró a la AFA un mínimo de 60 mil dólares por fecha (esto es, cerca de 2,5 millones en conjunto). Pero la gran escalada se produjo en 1994, con la programación de los clásicos del domingo (sólo para el interior), TyC se comprometió en la ocasión a darle a los clubes el 40% de lo recaudado por la transmisión de los encuentros codificados, y le aseguró un mínimo de 12 millones. En el 95, el clásico del domingo pasó a transmitirse también para Capital y Gran Buenos Aires, y el mínimo asegurado subió a 15 millones, aunque con un porcentaje del 50% del bruto de lo recaudado. Y en 1996 se renegoció una vez más, con lo que los clubes consiguieron mayores ingresos, pero aceptaron extender la ligazón hasta el 2014.

    Hoy los clubes reciben por intermedio de la AFA el 50% del bruto que factura en la comercialización, lo que un principio significaban 45 millones de dólares, que subieron a 55 luego de la intervención de la consultora española Inmark, que dictaminó un 20% de aumento luego de analizar la facturación de TRISA, que se encarga de distribuir la señal del fútbol a todo el país.

    Los principales cuestionamientos de los sectores ajenos a estos negocios del fútbol televisivo apuntan a la ligazón entre TyC y la AFA y giran sobre tres tópicos: los montos que se le pagan a los clubes, la exclusividad de los derechos del fútbol y, sobretodo, la duración de los contratos. Los 55 millones de dólares que TyC le entrega por año a las instituciones del fútbol argentino han sido un foco de permanente discusión, dentro de un panorama que en 1999 mostraba a clubes importantes en situación de quiebra (Racing Club, con una deuda de 60 millones) y a otros con pasivos que rondan los 30 millones de dólares (Boca, River, Independiente y San Lorenzo). Algunos dirigentes sostienen, una gran mayoría en la intimidad y muy pocos ante los medios, que TyC debería pagar alrededor de 150 millones de dólares. En general, las comparaciones con los casos externos brindan los argumentos de mayor peso para exigir aumentos en los montos entregados por la TV.

    Por otra parte, la exclusividad de los derechos de televisación ha generado una situación de monopolio sobre las imágenes del fútbol argentino, no sólo la transmisión en vivo de los partidos sino también los goles de la jornada, que sólo pueden ser emitidos por otras empresas periodísticas una vez que Fútbol de Primera los puso al aire el domingo por la noche. También TyC tiene privilegios relacionados con la cobertura dentro del campo de juego, tanto en imágenes como en notas a los protagonistas. Sin embargo, este monopolio rara vez es discutido por los distintos agentes que componen el campo televisivo, en gran parte porque de alguna manera los dos conglomerados económicos que componen el duopolio privado se encuentran vinculados al negocio del fútbol. Hasta ahora se ha dejado en claro que TyC se alineó con el CEI-TISA, pero esto no le ha impedido seguir teniendo vinculaciones con el grupo Clarín a través de asociaciones comerciales anteriores en el tiempo a la nueva reconfiguración de los medios en Argentina. Por ejemplo, el programa Fútbol de Primera, emisión más importante de TyC en la TV abierta, se emite por Canal 13, que pertenece al Grupo Clarín. Pero el punto de contacto es algo más profundo que un programa de televisión, esto es, la sociedad TRISA (Tele Red Imagen), que comercializa la señal del fútbol a los cables del interior del país, y que produce el canal de cable de deporte TyC Sports, cuyo 60% pertenece a Clarín. Se ve con claridad cómo es el fútbol el espacio en el que los intereses económicos aparentemente antagónicos sufren una coincidencia que elimina potenciales vías de problematización2 entre holdings que sí en otros sectores de la economía verse envueltos en conflictos de intereses.

    En cuanto a la duración de los contratos, el caso argentino contradice a las tendencias mundiales de propiciar acuerdos cortos, debido a las continuas reconfiguraciones empresarias y legales. El panorama internacional de las telecomunicaciones -y la Argentina no sólo no es una excepción sino que lo confirma en su máxima expresión- se encuentra en permanente modificación y eso hace no del todo recomendable programar contratos de larga duración, mucho más cuando la magnitud de los ingresos es severamente cuestionada por una de las partes. TyC tiene asegurado por 14 años más el monopolio del fútbol televisivo, aunque en principio el contrato que estaba en vigencia desde la temporada 93/94 preveía un lapso de 6 años (99/2000) prorrogable hasta el 2004.

     Las recurrentes renegociaciones que parten de los adelantos que TyC le entrega a los clubes a cambio de encuentros a disputar en futuros certámenes le posibilitó disponer de un control virtual hasta el 2014. Mientras el resto del mundo experimentó crecimientos sostenidos de los montos entregados por una televisión que potencia al máximo la extracción de recursos a los televidentes, en la Argentina se aseguró una cifra relativamente estable por casi veinte años. Se dice "relativamente" porque el monto que reciben los clubes está atado a la facturación de TRISA. Uno de los principales cuestionamientos se centran en que los clubes no pueden controlar de forma adecuada los ingresos que esta empresa obtiene por la comercialización del fútbol, en especial porque las compañías encargadas de distribuir el producto del fútbol de primera división forma parte de los mismos intereses económicos, en concreto los cables (Multicanal y CableVisión principalmente) y las plataformas digitales. Esto fue motivo de una investigación de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (hoy reemplazada por el Tribunal de Defensa de la Competencia) que cuestionó la capacidad de maneja el mercado por parte de estas empresas.

     La investigación nunca arrojó resultados concluyentes y se asentó en un posible acuerdo de precios mínimos y condiciones de venta o comercialización entre las empresas operadoras de cable VCC, Multicanal y Cablevisión, por un lado, y las firmas Televisión Satelital Codificada (TSC) y Tele Red Imagen (TRISA), por otro. Estas empresas tienen la capacidad de fijar precios mínimos en la comercialización de la señal que transmite los partidos disputados en los torneos que organiza la AFA en Capital Federal y Gran Buenos Aires. La investigación revistió carácter secreto y en su momento, el secretario de Industria, Comercio y Minería, Alieto Guadagni indicó frente a esta imputación de "cartel", que de comprobarse las irregularidades se aplicarían sanciones que van de "1 a 6 años de prisión, inhabilitación para ejercer el comercio de hasta 3 años y multas". Este mismo funcionario recordó en su momento que en el negocio de la televisión codificada participan la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), otorgando derechos de transmisión; las empresas proveedoras de la señal, Tele Red Imagen SA y Televisión Satelital Codificada S.A., y los operadores Multicanal y Cablevisión, que venden la señal a sus suscriptores. Según estiman en la comisión "una prueba del acuerdo conjunto sería una cláusula incluida en las nota-convenio, que rigieron la relación comercial entre las proveedoras de la señal y los cableoperadores durante 1996 y 1997, que consagraría a Tele Red Imagen como guardián o supervisor de los precios cobrados".


Hacia el pay per view

    Si bien la firma ISL cobró notoriedad pública a través del acuerdo con Boca Juniors para su gerenciamiento, su nombre comenzará sonar de manera reiterada en el futuro, ya que posee los derechos televisivos del mundial 2002 (también los del 2006). Al parecer, existe una diferencia de 60 millones de dólares entre lo que la empresa solicita y lo que los canales argentinos están en condiciones de desembolsar, con lo que la televisación del máximo certamen deportivo del mundo corre algún peligro. ISL invirtió 1200 millones de dólares por los derechos para todo el mundo, con la excepción de Europa, cuya gestión está cargo de Kirch Media. Hasta el momento, sólo Brasil tiene asegurado el mundial, luego de que Globo pagara 220 millones de dólares por los dos próximos mundiales. Así es que para el 2002 ISL pretende para la Argentina 100 millones de dólares, una cifra sideral si se la compara con los 5 millones que la OTI exigió a cambio de los derechos por Francia 98. El próximo paso que piensan seguir los directivos de la televisión argentina es encarar una negociación en bloque por toda Latinoamérica, en la que estaría al frente la mexicana OTI. Aunque no debería sorprender que el paso definitivo hacia la instalación del fútbol en el sistema pay per view se dé a través del mundial. PSN3, indicaron algunas especulaciones periodísticas, estaría haciendo sus números.

    La televisación de los juegos de la selección argentina de fútbol siempre han desatado un alto nivel de controversia cada que se negó un acceso pleno a esos encuentros, especialmente en el interior del país, cuyos sistemas de cable fueron haciéndose sistemáticamente con los derechos en exclusividad, con excepción de los mundiales de fútbol. Pero ya se ha mencionado en el párrafo anterior que el acceso al fútbol de selección será cada vez más difícil de garantizar frente a los intereses económicos que hay en juego. Las primera controversias importantes datan de 1994, cuando el entonces presidente Carlos Menem declaró de "interés público" a los encuentros de las selecciones nacionales de fútbol. Ese decreto 304/94 dictaminó en su momento una obligatoriedad para los titulares de los derechos de transmisión televisiva de encuentros de fútbol donde participan selecciones nacionales a transmitirlos en todo el país por televisión abierta.

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