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Aprendizaje basado en problemas: relevancia del profesor-tutor en este proceso

Problem-based learning: relevance of teacher-tutor in this process

 

Docente de la Universidad Central del Ecuador

(Ecuador)

PhD. Ángel Freddy Rodríguez Torres

afrodriguez@uce.edu.ec

MSc. Héctor Oswaldo Espín Garzón

hoespin@uce.edu.ec

MSc. Marcelo Changoluisa Cumbajín

mchangoluisac@uce.edu.ec

MSc. César Augusto Benavides Rosero

cabenavidesr@uce.edu.ec

 

 

 

 

Resumen

          El Aprendizaje Basado en Problemas (ABP), introduce un cambio trascendental en la concepción del desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje del estudiante, donde este pasa a ser el protagonista del proceso y el profesor o tutor tendrá la misión de guiar y facilitar la construcción de conocimientos significativos por parte de sus alumnos a partir de sus propias experiencias. Lograr obtener los resultados adecuados con esta metodología depende en un elevado grado, del desempeño que obtengan en la realización de sus funciones los tutores como facilitadores del aprendizaje y en la implementación adecuada de esta metodología en todas sus fases. En vista a ello este artículo, tiene como objetivo ofrecer orientaciones a los profesores-tutores para que apliquen adecuadamente esta metodología. Basado en un estudio documental presenta como principal resultado una serie de orientaciones para el trabajo de los docentes según las fases de la metodología para que puedan contar con una herramienta que les facilite encausar de manera eficiente y eficaz la aplicación del Aprendizaje Basado en Problemas en las diferentes disciplinas.

          Palabras clave: Aprendizaje basado en problemas. Profesor-tutor. Enseñanza. Aprendizaje.

 

Abstract

          The Problem Based Learning (PBL), introduces a major change in the conception of the development of the teaching-learning process of the student, where it becomes the protagonist of the process and the professor or tutor will have the mission to lead and facilitate the construction of significant knowledge on the part of their students from their own experiences. To achieve the right results with this methodology depends to a high degree, performance, obtaining in the performance of its functions the tutors as facilitators of learning and in the proper implementation of this methodology in all its phases. In view of this, this article aims to provide guidance to the teacher-mentors for that properly applied this methodology. Based on a study documentary presents the main results in a series of guidelines for the work of teachers according to the phases of the methodology so they can have a tool that will facilitate the prosecution of efficiently and effectively the implementation of Problem Based Learning in the different disciplines.

          Keywords: Problem-based learning. Teacher-tutor. Teaching. Learning.

 

Recepción: 11/03/2017 - Aceptación: 19/08/2017

 

1ª Revisión: 06/07/2017 - 2ª Revisión: 12/08/2017

 

 
Lecturas: Educación Física y Deportes, Revista Digital. Buenos Aires, Año 22, Nº 231, Agosto de 2017. http://www.efdeportes.com

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Introducción

    La aplicación de la Metodología de Aprendizaje Basado en Problemas (ABP), trae aparejado un cambio sustancial en la concepción del desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje del estudiantado (Richards & Rodgers, 2014), incidiendo entre otros aspectos relacionados con los roles que desempeñan los actores implicados en este proceso (Crane & otros, 2012).

    En este contexto (Font, 2004; Instituto Tecnológico de Monterey, 2003; Morales y Landa, 2004) “el docente ya no tiene como objetivo único o principal estimular la adquisición de conocimientos de su disciplina, sino promover el desarrollo de habilidades como el pensamiento complejo y crítico, la cooperación, el liderazgo, la comunicación, la creatividad, el trabajo pluridisciplinar y la toma de decisiones”.

    Este cambio implica que el alumno pase a ser el protagonista del proceso educativo, convirtiéndose en el forjador de su propio aprendizaje (López-Íñiguez & Pozo, 2014), mientras que el profesor tendrá la misión de guiar y facilitar los procesos de aprendizajes para que sus alumnos forjen sus propios conocimientos y adquieran las necesarias competencias, habilidades y actitudes que les permita afrontar con éxito problemas similares que encontrará en su futuro desempeño profesional.

    No obstante, el ABP al tener al estudiante como centro del proceso de enseñanza-aprendizaje, en muchas ocasiones no se logra obtener los resultados esperados y se debe en considerable medida, a la incorrecta aplicación de la metodología durante este proceso; debido a la deficiente interpretación que se realiza por el profesor-asesor-tutor-facilitador, en cuanto a la incidencia funcional que debe tener en las diferentes fases, precisamente porque en realidad la tarea de los profesores tutores es compleja y de carácter multifacético (Alerm González & González Pérez, 2014; Román, 2015). En este ámbito es muy importante proponer iniciativas que conlleven a una mejor implementación de esta novedosa metodología.

    De ahí que el presente artículo enfatiza en atender ese esencial eslabón para el desarrollo y optimización del ABP, que consiste en develar la importante incidencia del rol del profesor-tutor dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, teniendo como objetivo: ofrecer orientaciones de trabajo a los tutores que sirvan de herramienta para encausar de manera eficiente y eficaz la aplicación de esta metodología.

El Aprendizaje Basado en Problemas (ABP)

    Previo a referirnos a la incidencia que tiene el docente en el Aprendizaje Basado en Problemas (ABP), debemos acotar que cuando hacemos alusión a la misma, nos referimos propiamente a un método, que se aplica de manera sistemática con el fin de alcanzar un objetivo predeterminado dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje (Movafegh & Azimaraghi, 2014; Garzón, 2017), centrado en el estudiante, en el cual éste adquiere conocimientos, habilidades y actitudes a través de situaciones de la vida real.

    Profundizando en las definiciones dadas debemos considerar que existen diferentes conceptualizaciones respecto al ABP, entre las cuales podemos citar a Jones, Rasmussen & Moffitt (1997), que plantean que este tipo de aprendizaje se corresponden con “ un conjunto de tareas de aprendizaje basada en la resolución de preguntas y/o problemas, que implica al alumno en el diseño y planificación del aprendizaje, en la toma de decisiones y en procesos de investigación, dándoles la oportunidad para trabajar de manera relativamente autónoma durante la mayor parte del tiempo, que culmina en la realización de un producto final presentado ante los demás”.

    Otra definición es la de Rodríguez-Sandoval, Vargas-Solano & Luna-Cortés (2010) al señalar que “el ABP busca aplicar los conocimientos adquiridos sobre un producto o proceso específico, donde el alumno tendrá que poner en práctica conceptos teóricos para resolver problemas reales” y quizás la más precisa es la dada por Barrows (1986) quien definió al ABP como “un método de aprendizaje basado en el principio de usar problemas como punto de partida para la adquisición e integración de los nuevos conocimientos”, constituyendo de hecho este principio y la concepción del estudiante como protagonista de la gestión de su aprendizaje, como las características más innovadora de esta metodología.

    En esta dirección coincidimos con Rodríguez & Naranjo (2016) en que el ABP, es una opción que se contrapone con el enfoque tradicional de la enseñanza, de igual manera cuando citan a HYMS (2012), Fundación Telefónica (2014) y a Rodríguez (2012) quienes expresan que “El objetivo no es solo resolver el problema, sino más bien lograr que los estudiantes desarrollen la capacidad de gestionar su propio aprendizaje como también actitudes y valores, a través de la solución de problemas lo más cercano a la realidad”.

    Lo cierto es que la metodología en sí, desde su propuesta inicial aplicada para mejorar la educación médica (Vidal Ledo & Fernández Sacasas, 2009; Aparecida Baggio, Cristiane do Nascimento, Arzuaga & Alacoque Lorenzini, 2010), ha ido evolucionando y se ha adaptado a las necesidades de diferentes áreas en las que ha sido adoptada, lo cual ha traído como resultado que se hayan producido variaciones en relación con la propuesta original, no obstante mantiene como tal sus características fundamentales, tales como:

  • El aprendizaje está centrado en el alumno.

  • El aprendizaje se realiza, generalmente, en pequeños grupos de estudiantes.

  • Los profesores son denominados tutores, facilitadores, asesores o guías.

  • Los problemas constituyen el núcleo de organización y estímulo para el aprendizaje y a su vez se convierten en el mecanismo para el desarrollo de habilidades de resolución de problemas.

  • La nueva información es adquirida a través del aprendizaje autodirigido.

  • Se desarrolla la capacidad para trabajar en grupo.

    El ABP tiene un enfoque constructivista, partiendo de que propone que los estudiantes creen su aprendizaje con base en las creencias y las experiencias situacionales que han desarrollado, patentizando de esta manera que la metodología tiene una gran influencia de la teoría de Piaget y la sociocultural de Vygotski, que conforme a Morales, Muñoz-Comonfort & Fortoul-van der Goes (2015) citando a Hmelo-Silver (2004), incluyen la solución de problemas, el pensamiento crítico, el razonamiento profundo, el aprendizaje autodirigido, las habilidades para el trabajo colaborativo y la motivación intrínseca del participante, así como a Schunk (2012), con el fin de aumentar su capacidad de construir conocimientos nuevos.

    En esencia, la finalidad del ABP es formar estudiantes capaces de analizar y enfrentarse a los problemas de la misma manera en que lo hará durante su actividad profesional, es decir, valorando e integrando el saber que los conducirá a la adquisición de competencias profesionales. La diferencia que tiene esta nueva metodología con la tradicional, es que en esta última, primero se expone la información y posteriormente se intenta aplicarla en la resolución de un problema, mientras que en el ABP, primero se presenta el problema, luego se identifican las necesidades de aprendizaje, se busca la información necesaria y finalmente se vuelve al problema.

    O sea con este cambio de función, el profesor tendrá la nada fácil labor de guiar y facilitar el que sus alumnos construyan su propio conocimiento y adquieran una serie de competencias y habilidades que les permitan afrontar de manera exitosa problemas similares que encontrarán en su futuro trabajo profesional.

    Lo anteriormente citado, trae a debate el tema de la adecuada preparación y/o necesaria capacitación de los profesores para la utilización de esta metodología, así como el conveniente diseño de guías e instrumentos pedagógicos que les facilite el desarrollo correcto de todas sus fases.

    En correspondencia con lo señalado se requiere ahondar en las funciones del tutor, ya que este aspecto constituye motivo de preocupación y debate para todos los docentes que trabajan con esta nueva metodología de enseñanza-aprendizaje. El análisis aquí ha tenido varias miradas dentro de estas, descifrar si realmente el tutor debe ser experto o no en el tema del problema que se evaluará, o incluso si el tutor debiera ser un docente u otra persona capacitada con grado de doctor o un especialista en la materia.

    De hecho estas problemáticas al igual que la propia metodología también han tenido a lo largo del tiempo diferentes interpretaciones, originando así cambios en los criterios de diversos autores respecto a este tema, incidiendo todos de manera determinante en la efectividad de la aplicación de la metodología. En relación a ello valoramos el criterio del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (2003); y a Morales y Landa (2004) quienes consideran que los mejores tutores son aquellos que son expertos en el área de estudio. Por otra parte otros como Albanese (2004), Font (2004) y a Mclean & otros (2006) consideran que no es tan necesario que los tutores sean expertos en la materia, sino que lo realmente importante es que sean conocedores de la misma, poseyendo las habilidades necesarias para guiar al grupo de alumnos en el proceso de aprendizaje.

    En concordancia con estos criterios y en conformidad con la experiencia de aplicación de la metodología y la extensión de la misma a diferentes contextos docentes, se ha demostrado que la idea inicial de la no experiencia no era del todo correcta, y que para que un tutor pueda realizar su función de forma adecuada deberá tener conocimientos sobre los contenidos que se plantean para su estudio a los alumnos.

    Precisamente cuando nos referenciamos a la definición propiamente dicha de la función que debe desempeñar un tutor en el proceso de enseñanza-aprendizaje utilizando la metodología ABP, la mayoría de los autores son coincidentes en su importancia, como señalan Branda (2001, 2009), Graham (2009) e Iglesias (2002) y Sola (2005) en que “debe ser un facilitador del proceso de aprendizaje de sus estudiantes”, reafirmado por Branda (2009), quien expresó que “el docente es clave para facilitar el aprendizaje autodirigido”.

    Por su parte para realzar la valía de la función del tutor en este proceso, el Instituto Tecnológico de Estudios Superior de Monterrey (2003) señaló que “una de las habilidades básicas del tutor consiste en la elaboración de preguntas para facilitar dicho aprendizaje, preguntas apropiadas en el momento adecuado para mantener el interés del grupo favorecer que los alumnos recopilen la información adecuada de manera precisa”.

Momentos de participación del tutor durante la aplicación del proceso

    Es importante tener en cuenta que la participación del profesor tutor durante el proceso de ABP, es fundamental y la misma transita por diferentes momentos. Un primer momento es el que se corresponde con la etapa preparatoria o inicial a la implementación de la metodología, la cual como su nombre explica se centra en preparar los contenidos así como tratar y determinar las formas e instrumentos de aplicación.

    Respecto a lo antepuesto y coincidiendo con el Equipo Docente en ABP, Facultad de Psicología (2010) en cada momento el tutor deberá ser capaz de realizar acciones concretas que posibiliten finalmente que sus alumnos alcancen los objetivos deseados y aprendan. En virtud a ello, y con la finalidad de no disminuir la propia esencia de la metodología, obteniendo los resultados adecuados, y coincidiendo con Morales, Muñoz &, Fortoul-van der Goes (2015) citando a Edmunds, Brown (2010), debe prestarse atención a la conducta de los tutores durante el proceso, referenciado específicamente a la posible excesiva participación del tutor en las diferentes fases del mismo, a la poca habilidad del tutor para conducir a los estudiantes durante las fases del proceso, así como a la limitación del tiempo efectivo necesario para cada fase.

    Para enmarcar los diferentes momentos de acción del tutor durante la sesión de aplicación de la metodología existen varios criterios, en esta ocasión se asumen la descripción realizada por Dolmans (2001) citada por el Equipo Docente en ABP, Facultad de Psicología (2010), el cual divide de forma general el proceso en tres fases o etapas:

Primera Fase: Sesión grupal para la presentación del problema e inicio de la discusión entre los estudiantes y establecimiento de los objetivos de aprendizaje.

    En esta fase el tutor debe ser capaz de:

  • Crear en el grupo un ambiente de confianza y respeto.

  • Fomentar y estimular la discusión grupal.

  • Alentar a los estudiantes a que intenten vincular los datos expuestos en el problema con sus conocimientos previos.

  • Ayudar a los estudiantes a que se atrevan a pensar, a ser capaces de adelantar hipótesis y probar su valides.

  • Ayudar a los estudiantes a resumir y sintetizar la información que ha sido discutida para tener una visión de conjunto de todos los datos analizados.

  • Ayudar a los estudiantes a que formulen de manera clara cuales van a ser sus objetivos de aprendizaje.

  • Centrará la discusión en las ideas e ilustrará a los estudiantes como hacer comentarios de una manera productiva, estimulante y útil.

  • Elaborará un registro del progreso del grupo que posteriormente transmitirá a sus alumnos.

  • Fomentar la evaluación en las tutorías.

Segunda Fase: Búsqueda individual de información que les permita conocer más acerca de dichos objetivos. En esta fase el tutor debe ser capaz de:

  • Ayudar a cada estudiante a desarrollar un plan de estudio y trabajo.

  • Ayudar al estudiante a mejorar su estudio y sus hábitos de trabajo.

  • Interesarse por como desarrollan los estudiantes el proceso de búsqueda de información relacionada con los objetivos de aprendizaje planteados por el grupo.

  • Fomentar el aprendizaje de destrezas y capacidades vitales.

Tercera Fase: Sesión grupal donde los estudiantes discuten, evalúa y reflexionan sobre el material encontrado. Es la fase del proceso evaluativo de los resultados obtenidos de la aplicación de la metodología ABP en sí, así como de sus actores: los estudiantes y el tutor.

    En la metodología ABP se evaluará:

  • Efectividad lograda en cada fase de la sesión.

  • Adecuación del tiempo empleado en cada fase.

  • Grado de accesibilidad de los estudiantes a los medios didácticos.

  • Idoneidad de los recursos bibliográficos disponibles por los estudiantes para el aprendizaje.

  • Estructuración de las diferentes fases.

  • Resultados de la evaluación que los estudiantes realizan del tutor.

En los estudiantes se evaluará:

  • Desempeños a nivel individual como grupal del proceso en cada fase de la sesión.

  • Grado de consecución de las competencias previstas.

  • Resultado final obtenido después de concluido el proceso de la sesión de aplicación de la ABP.

En el tutor se evaluará:

  • Resultados en el diseño o elaboración de los problemas a presentar a los estudiantes.

  • La fiabilidad de los objetivos generales y específicos de aprendizaje que se desean alcanzar con los problemas elaborados.

  • La fiabilidad del diseño de los diferentes instrumentos de evaluación del proceso de ABP.

  • Su participación en las diferentes fases del proceso de ABP (actitud del mismo: poca o excesiva participación, grado de habilidad para conducir el proceso).

    Como ya se ha señalado la correcta aplicación del ABP por parte del tutor, implica enfrentar no solo el cambio en la concepción del proceso de enseñanza-aprendizaje, sino el reto que de por sí constituye su necesaria capacitación para poder desempeñar sus funciones con la calidad requerida, ello ha traído no pocos inconvenientes. En relación a ello Van den Berg, Mortemans, Spooren, Van Petegem, Gijbels & Vanthournout (2006) señalan que algunos de los principales obstáculos encontrados por los tutores en el ABP son la elevada carga de trabajo y la dificultad para evaluar y organizar la diversidad de problemas planteados.

Orientaciones de trabajo para tutores según fases de la metodología ABP

    En correspondencia con lo señalado a lo largo del artículo, y teniendo en cuenta los diferentes factores explicados que de una forma u otra inciden en el rol que tiene el tutor en la correcta implementación de la metodología ABP y con el propósito de que los mismos puedan alcanzar resultados adecuados del proceso, se proponen orientaciones de trabajo, con la finalidad de que sirvan de herramienta a aplicar al enfrentarse a esta nueva concepción del proceso de enseñanza-aprendizaje de los estudiantes.

Tabla 1. Orientaciones de trabajo para tutores según fases de la metodología del ABP.

Función

Comportamiento en las diferentes fases de la sesión del ABP

Fase 1

Orientación y Apoyo

Fase 2

Apoyo y Ejecución

Fase 3

Evaluación y Constatación de Aprendizajes

Grado de participación del Tutor

Es facilitador. No ofrece mucha información. No alienta o impone soluciones a problemas, su función es orientar

Estimula a cada estudiante a desarrollar un plan de estudio y trabajo.

Evaluará a los estudiantes a nivel grupal e individual sobre el desarrollo del proceso de aprendizaje.

Fomenta un ambiente de confianza y respeto en el grupo mediante las orientaciones y apoyos ofrecidos.

Propicia que cada estudiante desarrolle y ejecute sus hábitos de estudio y trabajo.

Evaluará a los estudiantes el grado de consecución de las competencias previstas.

Fomenta y estimula la discusión grupal.

Ayuda a cada estudiante en la selección de los recursos apropiados.

Evaluará al estudiante el resultado final obtenido en la sesión de ABP.

Estimula a los estudiantes a que vinculen los datos expuestos en el problema con sus conocimientos previos.

Estimula a los estudiantes a desarrollar y ejecutar el proceso de búsqueda de información.

Evaluará la efectividad demostrada por los estudiantes en cada fase de la sesión.

Ayuda a los estudiantes a pensar, a formular hipótesis y probar su validez.

Asiste a los estudiantes a fomentar el aprendizaje de destreza y habilidades.

Evaluará el tiempo empleado en cada fase de la sesión por los estudiantes.

Orienta y apoya a los estudiantes a sintetizar y resumir la información discutida.

Colabora con los estudiantes para planificar adecuadamente el tiempo destinado para la ejecución de las tareas.

Evaluará a los estudiantes la estructuración de las sesiones.

Asiste a los estudiantes a que formulen sus objetivos de aprendizaje., desde una base orientadora

Ayuda a los estudiantes a utilizar eficientemente las nuevas tecnologías para utilizarlas en el proceso.

Evaluará a los estudiantes el grado de accesibilidad a los medios didácticos.

Ayuda a los estudiantes a centrar la discusión en las ideas y a hacer comentarios útiles.

 

Evaluará a los estudiantes la idoneidad de los recursos bibliográficos disponibles.

Estimula y apoya a los estudiantes a fomentar la evaluación crítica de la información recogida, para solucionar el problema.

 

 

    Obsérvese que las orientaciones de trabajo, recogidas en la Tabla Nº 1, están dirigidas esencialmente a la puntualización del grado de participación de los tutores en cada una de las fases de la sesión de implementación de la metodología ABP, teniendo como premisa que el tutor no debe realizar una participación excesiva en las diferentes fases de las sesiones de la implementación y debe limitarse a realizar su función de facilitador del proceso, sin dejar de mantener una constante presencia, en las diferentes fases, que le permita asegurar que el mismo se realiza adecuadamente.

    En resumen el papel del profesor tutor en correspondencia con las fases de aplicación de la metodología se puede definir en tres momentos fundamentales:

  • Fase 1: Orientación y Apoyo.

  • Fase 2: Apoyo y Ejecución.

  • Fase 3: Evaluación y Constatación de aprendizajes.

Conclusiones

  • El Aprendizaje Basado en Problemas (ABP) es una metodología relativamente nueva que ha extendido su aplicabilidad de manera continua en los últimos años a la generalidad de los campos de la ciencia y la técnica. No obstante sus resultados en numerosas ocasiones no son los esperados, entre otras causas, debido a la incorrecta aplicación de la misma por los tutores, lo que ha generado la necesidad de la capacitación de los mismos, así como, el diseño de guías e instrumentos pedagógicos que les facilite el desarrollo correcto de la metodología en todas sus fases.

  • El enfoque propuesto basado en la relevancia de la observancia del papel del tutor en las diferentes fases del proceso requiere de orientaciones precisas, las cuales deberán ser adaptadas según las características y particularidades de los grupos de clases. Definiendo en esta tres momentos importantes:

    • Fase 1: Orientación y Apoyo.

    • Fase 2: Apoyo y Ejecución.

    • Fase 3: Evaluación y Constatación de aprendizajes.

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