La Educación Física como herramienta para el desarrollo de valores, actitudes y hábitos positivos en los escolares Physical Education as a tool for development of values, positive attitude and habits in school |
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Diplomada en Magisterio de Educación Física por la Universidad de Murcia Graduada en Educación Primaria con mención en Audición y Lenguaje por la Universidad Pontificia de Salamanca |
Noelia Campillo Gómez (España) |
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Resumen El presente artículo pretende mostrar la manera en que deben ser presentados los contenidos en las sesiones de Educación Física para que a través de los mismos hacer que los alumnos desarrollen ciertos valores y actitudes positiva que les puedan ser útiles tanto para conocerse a sí mismos, como para empatizar con los demás y que todo esto pueda ser extrapolado a sus vidas personales y fuera del contexto escolar. Palabras clave: Educación Física. Educar en valores. Hábitos positivos.
Abstract This article aims to show how the contents should be submitted in physical education sessions for through them make certain that students develop positive values and attitudes that may be useful both for them to know themselves , to empathize with others and that this can be extrapolated to their personal lives and outside the school context. Keywords: Physical Education. Teaching values . Positive habits.
Recepción: 07/10/2015 - Aceptación: 04/11/2015
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 20, Nº 210, Noviembre de 2015. http://www.efdeportes.com/ |
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1. Introducción
Los valores, esas cualidades que poseemos los seres humanos para poder vivir en sociedad respetándonos a uno mismo como a los demás y que han sido tan importantes, que incluso el desarrollo de ciertos valores ha sido un modo de vida en ciertas épocas, se están perdiendo en la sociedad en la que vivimos.
Quizá por el ritmo frenético de las actividades realizadas a diario o quizá por pensar que simplemente con no desear mal a nadie tenemos unos grandes valores, la sociedad se preocupa cada vez más por su bienestar personal que por desarrollar esos valores personales e individuales para poder relacionarse y convivir socialmente de una manera cordial, progresando del mismo modo en los valores sociales.
Dentro de la escuela, desde la educación física y la práctica deportiva, se crea el espacio idóneo para poder trabajar el desarrollo de ciertos valores en nuestros alumnos, pues “son numerosos los autores que resaltan la importancia de la participación en niños y jóvenes en las prácticas físicas y deportivas favoreciendo su desarrollo psicológico y social. Más concretamente, se viene argumentando desde hace tiempo que la educación física es importante para el desarrollo integral del ser humano y ha sido valorada como un elemento esencial en el aprendizaje de los jóvenes”. (Escartí, Pascual y Gutiérrez, 2005, p.13).
Vamos a poner de manifiesto la metodología que se debe poner en práctica a la hora de trabajar valores con los alumnos en las sesiones de educación física, para que éstos desarrollen hábitos y actitudes positivas tanto a nivel personal como social, creando así un clima en las sesiones de educación física que puedan trasladar después a sus entornos habituales.
2. Metodología para educar en valores a través de la educación física
Los profesores deberemos utilizar métodos y estrategias pedagógicas, entendido esto como los caminos, vías o procedimientos para alcanzar algún fin, en este caso que nos permitan educar a los alumnos en valores a través de las sesiones de educación física, pues los valores no se transmiten de cualquier forma, sino que es necesario programar y utilizar una estrategia pedagógica adecuada. Teniendo en cuenta esto, se deduce que la forma en que el profesor presenta sus contenidos en el área de educación física influye significativamente en la promoción y desarrollo de los valores.
En educación física encontramos una corriente a la hora de concretar la intervención didáctica o metodológica que se articula alrededor de los Estilos de Enseñanza diseñados por Muska Moston y aceptados por autores tan relevantes como Sánchez Bañuelos, Delgado Noguera o Piéron. Pero entre los distintos Estilos de Enseñanza, existen unos más adecuados que otros para fomentar en nuestros alumnos determinados valores.
Hay estilos que fomentan la autonomía de los alumnos, un valor muy importante para poder en un futuro tomar decisiones que afectarán a su vida personal, como el estilo de enseñanza llamado programas individuales, en donde cada alumno sigue su progresión en la tarea establecida, es muy motivante y permite la autoevaluación. También en los estilos de descubrimiento guiado y resolución de problemas, los alumnos desarrollarán su propia autonomía, pues durante la sesión tendrán un gran nivel de independencia y libertad creativa gracias a un amplio abanico de posibilidades que se le ofrecerán.
Encontramos también estilos que van a fomentar la socialización, valor por el que los alumnos podrán acoger los elementos socioculturales del ambiente y así integrarlos en su personalidad para más tarde adaptarse a las sociedad, como el trabajo en equipo, en el que los grupos serán heterogéneos y se desarrollará la cooperación, la cohesión, el respeto y la solidaridad. El grupo es quien se organiza, elige a su responsable y reparte funciones y responsabilidades.
El papel del maestro incidirá en el desarrollo psicológico influyendo así en la formación integral y en el desarrollo personal de los alumnos. Los maestros somos modelos para nuestros alumnos y en gran medida muchos de los valores que adquieran los alumnos los aprenderán de sus profesores. La formación del alumnado será más coherente si existe coherencia entre las ideas, valores, normas y actitudes del profesorado y lo que quiere transmitir.
El profesor debe ser facilitador del proceso de adquisición de valores en el que los alumnos a partir de sus experiencias personales concretas, logren sus propios criterios valorales. Debe tratar de conseguir que los alumnos se expresen con libertad, respetando sus posiciones, creencias, pensamientos y sentimientos. Ningún alumno debe sentirse juzgado, el empeño del profesor debe ir encaminado a plantear actividades y ofrecer posibles soluciones que permitan a cada alumno ir esclareciendo sus criterios, los cuáles también deberán ser respetados por los demás.
Algunas estrategias metodológicas generales que los profesores deberán tener en cuenta en las clases de educación física con el propósito de educar en valores a sus alumnos son las siguientes:
Permitir que el grupo-clase progrese hacia la competición cooperativa, ayudando en la práctica de los contenidos procedimentales. (Devís y Peiró, 1992).
Evitar el establecimiento de diferencias entre los alumnos más y menos hábiles.
Facilitar el conocimiento, la comprensión y el análisis de los elementos socio-afectivos que puedan frenar el avance del grupo. (Devís y Peiró, 1992).
Considerar que la actividad física y el deporte, son hábitos saludables y que deben situarse como hábitos o conductas habituales y hacer que los alumnos las incluyan dentro de su estilo de vida. (Gutiérrez, 1995).
Hacer que los alumnos presten atención no solo a los resultados, sino a las experiencias vividas en las actividades junto a sus compañeros.
Ayudar a los alumnos a superar el antagonismo competición- cooperación, a partir del respeto a los compañeros como normativa del juego.
Evitar la infracción de normas, las cuáles deberá definir con claridad.
Actuar con coherencia, evitando conductas contrarias para una misma situación. Los alumnos necesitan un código de conducta al que atenerse y éste debe tener cierta coherencia. (Gutiérrez, 2003).
Evitar planteamientos que favorezcan o permitan cualquier tipo de discriminación ya sea sexista, racial o física.
Fomentar la colaboración y solidaridad, haciendo que se respeten las opiniones del resto así como las habilidades individuales de cada alumno.
Intervenir en la resolución de conflictos, siempre y cuando no puedan ser capaces los alumnos de resolverlos pos sí mismos.
Promocionar las actividades cooperativas frente a las competitivas.
Ayudar a desarrollar la creatividad de los alumnos frente a estructuras de juego que imitan los valores de una sociedad competitiva. (Gutiérrez, 1995).
Evitar la transmisión sistemática de valores promoviendo la reflexión ya que en un futuro los alumnos deberán elegir y valorar por ellos mismos tanto en su vida personal como social.
Elegir tareas que favorezcan la integración del grupo y que desarrollen las capacidades físicas en relación a la salud y no al rendimiento.
Existen también algunas estrategias metodológicas, que aunque no han sido diseñadas específicamente para el contexto del la sesión de educación física o práctica deportiva, sino para el contexto educativo en general, pueden ser estrategias susceptibles de utilización para el favorecimiento y desarrollo de valores personales y sociales a través de la educación física y el deporte.
Estrategias de autoconocimiento: mediante esta técnica se pretende ayudar a los alumnos a que realicen un proceso de reflexión y se hagan conscientes y responsables de aquello que valoran, aceptan y piensan; que sean conscientes de sus propios valores y actúen de acuerdo a ellos; que adquieran procesos de autoconocimiento y expresión de valores. (Pascual, 1988). Los alumnos deben ser capaces de expresar sus propios puntos de vista y comprender las opiniones de los demás y esto ayudará a clarificar los valores personales y a comprender la diversidad social del grupo. El papel del profesor aquí es fundamental para que los alumnos haciendo referencia a experiencias concretas, alcancen sus propias posturas valorales, para ello debe esforzarse en hacer que los alumnos manifiesten sus valores, aceptando sus creencias, pensamientos, sentimientos sin que se sientan juzgados. El profesor deberá plantear problemas y generar cuestiones para que mediante su resolución los alumnos vayan clarificando el propio sentimiento de sus respuestas. Una manera de poner en práctica las estrategias de autoconocimiento por parte del profesor, que actuará como dinamizador del grupo, es lanzando preguntas a los alumnos tales como: ¿te gusta esa idea?, ¿es algo que tú has escogido?, ¿has pensado en la importancia de esta elección?, ¿harías lo mismo en otras circunstancias?, etc.
Estrategias para el desarrollo del juicio moral: esta técnica trata de que los alumnos analicen y discutan dilemas morales, adoptando una postura respecto a la acción a tomar, ser capaces de razonarla y de someterla a discusión con los demás. La discusión de problemas morales intenta crear conflictos sociocognitivos en los que los alumnos se obligan a establecer el equilibrio en un nivel superior de juicio moral hacia posturas más autónomas basadas en principios universales, intentando conseguir impulsar el desarrollo y crecimiento moral tanto en aspectos cognitivos, actitudinales y como conductuales, adoptando principios generales de valor. Esto ayudará a tomar conciencia de los principales problemas éticos que padece el mundo físico-deportivo, además de posibilitar el desarrollo de actitudes de respeto y tolerancia hacia el resto de compañeros. (Cantillo, Domínguez, Encinas, Muñoz, Navarro y Salazar, 1995). Una forma de poner en práctica los dilemas morales, será analizando acciones que se hayan producido en las clases prácticas de educación física dando lugar al establecimiento de un compromiso ético que se traduzca en actuaciones prácticas concretas.
Estrategias orientadas al desarrollo de competencias autorreguladoras: estas estrategias están orientadas a la autorregulación de la conducta de acuerdo con el proceso comportamental, siendo cada alumno el responsable máximo de su conducta. Pueden basarse en actividades planteadas en las sesiones de educación física en las que los alumnos desarrollen destrezas orientadas a facilitar y optimizar el autocontrol, determinando los objetivos por parte del profesor para modificar la conducta de los alumnos en función con los criterios preestablecidos. Se debe conseguir la autoobservación por parte del alumno para que éste, pueda llegar a analizar su comportamiento, con sus causas y efectos, reforzando y favoreciendo la motivación de los mismos. Se trataría pues de que los alumnos reflexionen en las sesiones de educación física sobre su conducta y sobre las consecuencias de la misma en relación con sus compañeros de clase, de juego o equipo.
Estrategias para el desarrollo de la perspectiva social: mediante esta técnica se ofrece a los alumnos la posibilidad de educarse en valores como la tolerancia, el respeto y la solidaridad, a través del contacto de opiniones, sentimientos e intereses distintos a los propios. Se pretende estimular la participación en el grupo y solucionar conflictos interpersonales. Se puede poner en práctica en las sesiones de educación física a través de dramatizaciones recalcando la expresión de diferentes posturas y puntos de vista, haciendo ver a los alumnos que hay que dialogar para llegar a un entendimiento, relacionando y coordinando las distintas perspectivas, sin olvidar la postura personal. (Buxarrais, Martínez, Puig y Trilla, 1995).
Estrategias para el análisis de temas moralmente relevantes: tiene por objetivo la potenciación de la discusión, la crítica y la autocrítica, a la vez que el entendimiento entre los alumnos, los profesores y otros implicados en el problema a discutir. Tiene como base el trabajo de temas personales o sociales que suponen un conflicto de valores a partir de temas sociales o deportivos controvertidos. Se puede concretar de manera práctica en las sesiones presentado a los alumnos videos, láminas, narraciones, etc. para ser discutidos tales como la importancia de educación física y el deporte para un estilo de vida saludable, los riesgos del deporte competitivo, el comportamiento de los espectadores en los acontecimientos deportivos, etc.
3. Juegos y deportes como medio para conseguir desarrollar diferentes valores y actitudes
Partimos en este apartado de la concepción que la mayoría de autores tienen sobre las formas más comunes de entender la educación física en nuestra sociedad y éstas no son otras que a través del juego y la práctica deportiva. Por ello, debemos aprovecharlos como elementos motivadores para potenciar actitudes y valores positivos en nuestros alumnos, favoreciendo el desarrollo de los mismos partiendo de las habilidades básicas hacia las específicas, llegando al final a una práctica adaptada.
Todas las culturas han desarrollado y usado el juego como un medio para enseñar a los niños las destrezas necesarias para la vida. El juego no está destinado únicamente a que los niños pasen el tiempo, sino que es entendido como un modo natural de aprender. A través del juego pueden practicar cientos de veces los comportamientos y tareas para convertirse en adultos y este proceso es fundamental en todos los niveles de la educación. (Gorin y Steffens, 2002).
Al juego desarrollado en las sesiones de educación física se le asignan una serie de características y éstas son precisamente las que hacen que los juegos sean motivadores para los alumnos y como resultado, que puedan ayudar a los profesores a educar determinados valores en los niños:
Se trata de una actividad libre, totalmente voluntaria, en la que el niño podrá jugar exteriorizando sus sentimientos y comportamientos más naturales, convirtiéndose así en una actividad expresiva.
Es una actividad creativa, espontánea y original, en la que el resultado final fluctúa constantemente, lo que motiva una agradable incertidumbre.
Se trata de un acuerdo social, establecido de antemano por los jugadores, determinando sus limitaciones y sus reglas, que los alumnos deben cumplir, donde se fomentan las relaciones sociales positivas, siendo fundamental que aprendan destrezas que les permitan relacionarse socialmente con los demás.
El juego les ayuda a conocer su cuerpo y sus posibilidades y limitaciones, dotándoles de progresiva autoestima y autonomía, educándolos para que desarrollen un concepto positivo sobre sí mismos, así como ayuda para desarrollar su personalidad y encontrar su hueco en la sociedad.
El juego promueve habilidades sociales sanas, pues ayuda a que los niños aprendan actitudes positivas mientras juegan.
Ayuda a encauzar conductas agresivas, pues en las sesiones de educación física se crea un ambiente de seguridad que va implícito en los aprendizajes.
Promueve la participación, pues los profesores nos encargaremos de que ningún alumno se sienta desplazado, intentando siempre que no haya eliminaciones en los juegos.
Ayuda a que los alumnos asuman la responsabilidad personal de sus actos, pues el juego sano genera valores positivos para la vida, haciendo que cada alumno se responsabilice de lo que hace.
Mejora la salud emocional y física.
Pasamos a ver la forma de llevar a cabo los juegos en las sesiones de educación física, para que los alumnos interioricen los valores que queremos educar. Primeramente diremos que es fundamental enseñar a los alumnos a comunicarse y a resolver sus diferencias y el juego resulta el medio ideal para ejercitarse en esas habilidades sociales, pues los niños necesitan aprender pautas de comunicación productivas, realistas y efectivas para llegar a ser adultos felices. Los juegos se convierten en el marco en el que los pequeños conflictos y los grandes problemas sirven para que los alumnos aprendan las habilidades necesarias para conseguir unas relaciones personales valiosas.
A través de los juegos surgirá un sentimiento más amplio de responsabilidad y de vivir en comunidad y los alumnos prestarán más atención a los demás y a ellos mismos. Cuando los alumnos juegan, se crea un sentimiento de tolerancia hacia las diferencias personales, pues podrán ver con más claridad que todos somos iguales y compartimos experiencias comunes. (Gorin y Steffens, 2002).
Existen diferentes tipos de juegos, todos ellos capaces de hacer que los alumnos desarrollen valores y actitudes positivas, pero los juegos cooperativos se alzan en la actualidad como uno de los medios más efectivos e importantes en educación física para la educación en valores de los alumnos, así según Pérez, “Los juegos cooperativos son propuestas que buscan disminuir las manifestaciones de agresividad en los juegos promoviendo actitudes de sensibilización, cooperación, comunicación y solidaridad. Facilitan el encuentro con los otros y el acercamiento a la naturaleza. Buscan la participación de todos, predominando los objetivos colectivos sobre las metas individuales. Las personas juegan con otros y no contra otros; juegan para superar desafíos y obstáculos y no para superar a los otros”. (Pérez, 1998, p.1). Las actividades cooperativas son las que se realizan de manera colectiva y no competitiva, en las que no hay oposición entre los participantes, buscando todos los mismos objetivos, independientemente del rol que desempeñen.
Por lo tanto, para diseñar juegos cooperativos en educación física, debemos basarnos en objetivos cooperativos, organizándonos alrededor del trabajo en equipo y con fines comunes, además de que diviertan a la vez que educan a los alumnos, consiguiendo los objetivos previstos mientras juegan. También se debe incrementar el tiempo de participación de todos los alumnos, para que el objetivo sea alcanzado por todos, además de que ese objetivo supere el ámbito de lo puramente motriz, fomentando la coeducación, el respeto y la tolerancia a la diversidad y construyendo una vía de cooperación activa.
Queda de manifiesto por qué los juegos cooperativos, dentro de la educación física están alejados de propuestas competitivas que únicamente hacen hincapié en los resultados y de qué manera son capaces de transmitir valores, comportamientos, conductas responsables y que fomentan la cooperación y la diversión.
En cuanto al tratamiento de los deportes en la escuela como medio para desarrollar valores positivos en nuestros alumnos, algunos autores apuntan que no se trata de educar para el deporte como si éste fuese el coronamiento de la educación física, sino educar a través del deporte. Además añade que no existe oposición entre educación física y deporte, pues el deporte es considerado como un sistema de educación, tanto si lo consideramos entrenamiento físico o recreativo. (Listello, citado por García Jiménez, 2012). Podemos deducir de estas palabras, que el deporte en sí mismo no es educativo, pero puede ser un medio para educar. El deporte no se convierte en educativo por el mero hecho de practicarlo, sino que los profesores deberán convertirlo en una acción óptima a través de una buena dirección, pues será entonces cuando tenga un alto poder socializador y aportará valores a los alumnos.
“La utilización del deporte puede estimular sentimientos de juego limpio y subordinación de los intereses particulares a los generales, pero también en otros casos puede promocionar el individualismo, el desprecio hacia los otros o el deseo de victoria por encima de todo. Esta visión instrumental nos lleva a considerar el deporte como un medio que el profesor puede utilizar para alcanzar sus objetivos de educación moral y ética. En este sentido, es preciso hacer notar que muchos autores reconocen en el deporte un contexto de alto potencial educativo para la adquisición de valores y desarrollo de actitudes socialmente necesarias”. (Gutiérrez 1995, citado por Gil y colaboradores, 2008, p.34).
Actualmente la educación física debe abordar los deportes desde una posición moderada, aceptando los beneficios que aporta el mismo tanto a nivel físico, intelectual y en el caso que nos ocupa, de transmisión de valores personales y sociales, pero sin olvidarse de que ciertamente desde los medios de comunicación se advierten valores competitivos y juego sucio, debiendo procurar entonces colaborar en el desarrollo armónico y potenciar los valores de los alumnos. (Blázquez, 2010).
Los profesionales de la educación física debemos considerar los aspectos positivos del deporte, como la capacidad de cooperación, el trabajo en grupo, el respeto a los adversarios, la aceptación de normas, la adquisición de hábitos y posturas correctas, en los que el carácter pedagógico y el lúdico-recreativo sean los ejes vertebradores sobre los que repose el proceso de enseñanza-aprendizaje del alumnado.
4. Conclusiones
Tanto profesores como alumnos debemos concienciarnos que de que los juegos y deportes van mucho más allá de su mera práctica, pues el trabajo de los mismos en las sesiones de educación física a través de un buen planteamiento de los mismos (metodología), hará que se obtengan beneficios a nivel físico, cognitivo, social y personal, haciendo que los alumnos desarrollen actitudes de tolerancia, de esfuerzo, de respeto hacia los demás y hacia sus propias posibilidades y limitaciones, juego limpio y a saber relativizar los resultados y el éxito o la derrota.
Bibliografía
Blázquez, D. (2010). La iniciación deportiva y el deporte escolar. Barcelona: Inde.
Buxarrais, M.R., Martínez, M., Puig, J. y Trilla, J. (1995). La educación moral en primaria y secundaria. Madrid: Edelvives.
Cantillo, J., Domínguez, A., Encinas, S., Muñoz, A., Navarro, F., Salazar, A. (1995). Los dilemas morales: un método para la educación en valores. Valencia: Nau Libres.
Devís, J. y Peiró, C. (1992). Nuevas perspectivas curriculares en educación física: la salud y los juegos modificados. Barcelona: Inde.
Gil, P., López, A., Zamorano, D., Justo, R., Sánchez, J.A., Fernández, M. et al. (2008). La educación física y los deportes. Concreciones prácticas de educación en valores. Granada: Mágina.
García, J.V. (2010). Educación física en educación primaria I. Murcia: DM.
Gil, P., López, A., Zamorano, D., Justo, R., Sánchez, J.A., Fernández, M. et al. (2008). La educación física y los deportes. Concreciones prácticas de educación en valores. Granada: Mágina.
Gorin, S. y Steffens, C. (2005). Cómo fomentar las actitudes de convivencia a través del juego. Barcelona: Ceac.
Gutiérrez, M. (1995). Valores sociales y deporte. Madrid: Gymnos.
Gutiérrez, M. (2003). Manual sobre valores en educación física y deporte. Barcelona: Paidós.
Pascual, A.V. (1998). Clarificación de valores y desarrollo humano. Madrid: Narcea.
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Digital · Año 20 · N° 210 | Buenos Aires,
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