Educación en valores en la nueva universidad: su implicación en la formación del licenciado en Derecho |
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Profesora Auxiliar. Máster en Educación Superior Jefe de Departamento de Humanidades Filial Universitaria Municipal “Martha Ramos Mojarrieta” |
MSc. Yoania De Paz Leyva (Cuba) |
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Resumen Esta investigación tiene como fundamento esencial realizar una breve panorámica de la Educación en Valores en la nueva Universidad a partir de las características, objetivos, métodos y evaluación que engendra este proceso en la comunicación, formación y sistematización de valores en la sociedad. Asimismo se analizan diferentes conceptos entorno al tema y se comete un estudio muy general sobre la implementación de la Educación en Valores en la Carrera de Derecho de la FUM “Marta Ramos Mojarrieta” en Banes, a partir de recomendaciones que posibiliten la inserción orgánica de la Educación en Valores en la nueva Universidad, desde la propia clase y el vínculo con todos los factores que propicien un trabajo sistemático que se fortalece en esta enseñanza. Palabras clave: Valores. Sociedad. Universidad. Enseñanza-aprendizaje.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 19, Nº 196, Septiembre de 2014. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
La Educación Superior ha alcanzado logros trascendentales no solo a nivel de país sino fuera de mismo a través de la inserción de varios programas para la alfabetización de nuestros pueblos de América y otras partes del mundo, donde se ponen de manifiesto el cultivo de varios valores que se fomentan en nuestro sistema.
Asimismo el proceso de enseñanza-aprendizaje, ha alcanzado una alta connotación en el territorio a través de la nueva Universidad, que permite el acceso a este tipo de enseñanza a muchas personas que agradecen esta nueva posibilidad de superarse.
En los momentos históricos, la necesidad de alcanzar la integralidad de los estudiantes universitarios es una tarea priorizada por el Ministerio de Educación Superior, unido al trabajo educativo y de formación de valores en los estudiantes, un sistema integral para ejecutarlo y obtener del mismo el resultado que, al evaluarlos científicamente correspondan con los avances significativos en el trabajo político- ideológico y educativo de los estudiantes.
En la labor de formación de los futuros profesionales, la clase constituye el modo determinante para que a través del vínculo entre la instrucción y la educación se modele al hombre que se pretende, en correspondencia con las necesidades económicas, políticas, ideológicas, morales, etc.
La educación en valores de las nuevas generaciones constituye una preocupación de toda sociedad que tenga como centro de su atención al hombre. Incluso en las sociedades capitalistas en las que el hombre constituye un medio y no un fin, pedagogos, sociólogos, psicólogos, políticos, etc. se proyectan respecto a este importante tema que en la actualidad es tratado por diversas ciencias.
La literatura especializada enfoca el problema de la formación de valores en las nuevas generaciones como un proceso complejo y en concordancia con las teorías que le sirven de base destaca unas u otras dimensiones.
Por ejemplo la Teoría Psicoanalítica expresión de las ideas de Sigmund Freud sobre la identificación del niño con sus padres en el proceso de transmisión cultural de los valores sociales concibe que “…el desarrollo de los valores individuales es consecuencia del establecimiento del súper ego, la conciencia inconsciente, que es “el conjunto de referencias ideales y morales de cada persona“. Erick Erikson, uno de sus seguidores vincula las desviaciones en la conducta moral con los conflictos no resueltos del ego durante la infancia.
Otra muestra la constituye la Teoría del Aprendizaje Social de enfoque conductista, según la cual “la formación de valores se produce a través del reforzamiento, positivo o negativo, de la conducta“, reconociendo el papel determinante del factor social en el proceso educativo. Skinner con su tecnología del comportamiento concibe que este depende del control ejercido por el entorno social.
La Teoría del Desarrollo Cognitivo y Moral Jean Piaget destaca “…la existencia del vínculo entre el desarrollo moral e intelectual, entre el pensamiento ético y lógico”. A la larga el niño adquiere una autonomía intelectual y moral. La intelectual mediante el desarrollo de la consistencia interior y el control del pensamiento. La autonomía moral reemplaza las normas de autoridad por otras surgidas de la relación de reciprocidad y simpatía con otras personas“.
La teoría de Vygotski ha dado lugar al desarrollo del Enfoque Histórico Cultural, basándose en la concepción dialéctico materialista para el análisis de la realidad, destaca el papel de las relaciones sociales para la formación de la personalidad y su materialización a través del proceso educativo. En consecuencia concibiendo la formación de la personalidad como objetivo central de la educación, se proyecta en el estudio de la unidad de la actividad y la comunicación y del vínculo entre lo cognitivo y lo afectivo.
Uno de sus discípulos, Leontiev, desarrolla la Teoría de la Actividad, a través de la cual “reconoce a esta como realizadora de la vida del sujeto corporal, como proceso práctico, como sistema que posee su estructura y desarrollo, con un condicionamiento social“.
Siguiendo esta concepción del Enfoque Histórico Cultural la formación axiológica del individuo ha de verse como un proceso integral que exige la unidad de lo cognitivo y lo afectivo, por cuanto requiere de la reflexión personalizada; la unidad de lo interno y lo externo, al abarcar no solo las reflexiones, sentimientos y vivencias, sino también la conducta y la unidad de lo consciente y lo inconsciente, al exigir el compromiso con el cambio, sin desconocer factores que de modo inconsciente también influyen.
La formación de valores constituye una parte consustancial de la modelación y estructuración de la personalidad, que se puede lograr mediante la conjunción de la instrucción y la educación, como vía no solo de adquisición de conocimientos, habilidades, sino también de métodos, sentimientos y actitudes.
Investigaciones desarrolladas en los marcos de la Educación Superior Cubana, en centros de Carreras de Ciencias Técnicas han comprobado la necesidad de orientar el proceso formativo hacia el desarrollo de la cultura profesional. Este reconocimiento exige la búsqueda de vías para lograr una cultura integral en la formación profesional de las nuevas generaciones.
Desarrollo
Conceptualización de la Educación en Valores y su aplicación en la nueva Universidad
La Educación en Valores en la Universidad debe encaminarse fundamentalmente a la formación y al desarrollo de valores profesionales, entendidos estos como los valores humanos contextualizados y dirigidos hacia la profesión. Sus significados se relacionan con los requerimientos universales y particulares de esta. Constituyen a su vez rasgos de la personalidad profesional y contribuyen a definir una concepción y sentido integral del ejercicio profesional. Requiere determinadas condiciones: la definición de un Modelo del Profesional Integral, el diagnóstico de intereses, actuaciones, conocimientos, motivaciones de los estudiantes, y un entorno ambiental adecuado para la labor educativa.
Para Educar en Valores es necesario intencionar los valores desde el proyecto curricular, para que todas las materias contribuyan a la formación y desarrollo de valores en los estudiantes, con la finalidad de promover el desarrollo individual y social.
Para poder encaminar el proceso docente- educativo hacia la educación en valores se requiere darle un contenido distinto a todos los componentes de la didáctica, donde los valores no aparezcan como algo añadido sino como prioridad en el desarrollo integral de los futuros profesionales, labor esta que corresponde al colectivo pedagógico.
Considerada la formación de valores como una actividad social, como actividad conjunta en la que prime la relación de cooperación, la función fundamental del profesor ha de ser la de orientar y guiar al estudiante, con el fin de potenciar sus posibilidades.
Los valores no existen fuera de las relaciones sociales, fuera de la sociedad y hombre. Como todo fenómeno social, los valores poseen un carácter histórico concreto. Aquello que antes no poseía significación para la sociedad, la adquiere ahora: muchos objetos que durante largo tiempo se consideraron valores pueden dejar de serlo. Un mismo fenómeno, al tiempo que posee gran nivel de significación en un país puede ser completamente insignificante en otro.
Este carácter cambiante de los valores está asociado al hecho de que la propia sociedad, por la cual y para la cual ellos existen, constantemente se desarrollan. El factor determinante en el movimiento ascendente de la sociedad viene dado por el proceso objetivo de producción material, por su ritmo de desarrollo, por el nivel de madurez alcanzado por las fuerzas productivas que en él intervienen. Pero esta producción de bienes materiales y espirituales no se realiza por sí misma; es siempre efectuada por el hombre, poseedor de fines, impulsado por necesidades y que actúa en correspondencia con los primeros y las segundas. La necesidad es el factor fundamental que compulsa al hombre hacia la actividad práctica, incluida principalmente la actividad de producción de bienes materiales y espirituales. Pero al mismo tiempo, la necesidad siempre está dirigida a un determinado objeto que sirve a su satisfacción y que es, por lo general, creado en el proceso de producción. Por eso el desarrollo de la producción provoca el desarrollo de las necesidades, las cuales a su vez, estimulan el desarrollo de ulterior de la producción.
La educación universitaria no debe obviar los tres componentes esenciales en el proceso de enseñanza-aprendizaje: el componente académico-laboral e investigativo, constituye esta triada un elemento clave para el desarrollo exitoso de la educación en valores.
En el núcleo de la formación que se requiere, se ubica la formación de valores, por la capacidad que manifiesta para regular la actuación de los individuos. La clase, por tanto, deviene como medio imprescindible y eficaz para el logro del fin propuesto. Resulta necesario partir del presupuesto de que la formación axiológica a través de la clase no puede ser considerada como si se tratara de una asignatura, finalidad de crear un clima psicológico favorable, para optimizar el intercambio, que contribuyan al desarrollo de los participantes.
En este proceso de comunicación el profesor ha de tener en cuenta la complejidad y la riqueza del estudiante, de modo que atienda a todas sus dimensiones Por tanto, lograr el estilo de vida escolar y el enfoque del aprendizaje y de la labor educativa que favorezca la formación de valores, indudablemente requiere entender que la educación constituye un proceso de comunicación, reconocida como un sistema de interacción entre profesores, estudiantes, y de estos entre sí, con la familia, también intervienen los sentimientos y afectos, la voluntad de la acción, necesidades, motivaciones, todos en armonía, integradamente.
La educación es una tarea en que la libertad personal nunca puede ser suplantada. La función fundamental del profesor en esta perspectiva histórico- cultural, ha de ser la de orientarlo y guiarlo con el fin de potenciar sus posibilidades. Por tanto su actividad ha de estar encaminada a diseñar situaciones de aprendizaje que planteen retos al estudiante para que el proceso de solución de las tareas de aprendizaje, en condiciones de interacción social, puedan formar y desarrollar las potencialidades que le permitan alcanzar la condición de sujetos de su actuación, así es analizado por González Maura(2008) de ahí que no basta con que constituya un ejemplo de comportamiento como individuo o profesional, o que "facilite" el desarrollo de la actividad docente educativa. No es suficiente incluso, con que concientice la necesidad y ejercite el diálogo como vía de comunicación educativa, imprescindible en el proceso de formación axiológica, debe "propiciar la reflexión del estudiante en torno a la importancia de los valores que se pretende formar para su vida personal y profesional”.
Este proceso conciente el sentido de responsabilidad como eje temático fundamental.
Objetivos y métodos de la educación en valores
En la educación superior la formación de valores en los estudiantes aparece entre los objetivos a alcanzar a nivel de planes y programas de estudio y su instrumentación en el proyecto de trabajo educativo. Este propósito se encuentra en vías de desarrollo, se trabaja en los medios y métodos para lograrlo, así como en la imprescindible capacitación de los docentes para que cumplan su función educativa, sin embargo, aún se aprecian algunas limitaciones en los proyectos de trabajo educativo de algunos centros, tales como:
Imprecisiones en la definición de lo que son los valores, confusión con otras formaciones psicológicas, tales como habilidades, cualidades de personalidad, destrezas, etc.
Visión simplista de la formación axiológica, al incluir un listado muy extenso de valores a formar en períodos cortos de tiempo, y sin establecer vínculos ni orden jerárquico entre ellos.
Interpretación mecanicista, conductista de la formación de valores, a partir de un programa de actividades organizadas por los docentes, con limitada participación de los estudiantes en su concepción y desarrollo.
Ausencia de espacios de reflexión y debate, de análisis crítico y autocrítico, de tanta importancia en el desarrollo de juicios de valor.
Poco énfasis en el análisis de las deficiencias del proceso docente y en la necesidad de su transformación, lo que limita las posibilidades de contribuir eficazmente a la formación de los estudiantes.
Estas limitaciones reflejan la subsistencia de la práctica pedagógica tradicional en la educación superior, así como la necesidad de continuar trabajando en el sentido de preparar científicamente a los docentes para el abordaje del trabajo educativo, como aspecto esencial de su práctica profesional.
Recientemente el Ministerio de Educación Superior ha llevado a cabo todo un proceso de análisis y discusión de esta temática, a partir de lo cual se proponen tres dimensiones para llevar a cabo adecuadamente el trabajo educativo, estas son: la curricular, la extensión universitaria y la sociopolítica. La dimensión curricular se define como un proceso simultáneo de instrucción y de formación y desarrollo de valores.
Algunas de las acciones a desarrollar en esta dimensión son:
Potenciar el enfoque socio-humanista a través de un desarrollo cualitativo de las disciplinas directamente relacionadas y de un enfoque socio-humanista del resto de las asignaturas.
Perfeccionar las unidades docentes y la práctica laboral.
Desarrollar misiones productivas y laborales, relacionadas con la profesión, de impacto económico y social.
El componente científico-investigativo estudiantil debe promover valoraciones económicas y sociales.
Desarrollo de la disciplina integradora.
Reforzamiento de los conocimientos de Historia de Cuba y Pensamiento Cubano.
La Extensión Universitaria contribuye a la formación y desarrollo de valores, utilizando como soporte la promoción cultural en su concepción más genérica.
Algunas de las acciones a desarrollar en esta dimensión son:
Cursos de extensión.
Asignaturas facultativas.
Trabajo de las Cátedras Honoríficas.
Proyectos de Trabajo Comunitario.
Estudiantes como promotores culturales.
Opciones culturales, recreativas y deportivas.
Participación en instituciones culturales.
Difusión del quehacer universitario y social.
Participación en festivales y eventos culturales y deportivos.
La dimensión sociopolítica abarca diferentes esferas de trabajo y tiempo en la vida estudiantil, que sustentan el sentido de pertenencia de los jóvenes a su universidad.
Algunas de las acciones a desarrollar en esta dimensión son:
Los matutinos.
Trabajo en las organizaciones políticas y de masas.
Participación en conmemoraciones y efemérides.
Liderazgo y protagonismo de los estudiantes.
Temas Debates históricos contemporáneos.
A partir de la elaboración y discusión de los documentos orientadores del Proyecto Educativo, la Educación Superior Cubana ha ido ganando en experiencias sobre la educación de valores en el proceso docente. Aunque todavía los resultados de las acciones emprendidas son limitados, se abren nuevas perspectivas de avance en este campo de tanta trascendencia para la nación.
Una valiosa experiencia de educación de valores en el curriculum universitario es la desarrollada por Arana y Batista (2010). Este trabajo se dirige a estudiantes de Ingeniería y de Arquitectura del Instituto Superior Politécnico: “José Antonio Echeverría” de Cuba, con vistas a formar y desarrollar un sistema de valores profesionales a partir de la concepción de Tecnología Apropiada, enfatizando la formación socio humanista de estos futuros profesionales.
El modelo abarca cuatro dimensiones con sus correspondientes valores:
La dimensión técnica, con el valor de eficacia; la ética, con el valor de la dignidad profesional; la estética, con el valor sensibilidad, y la político-ideológica con el valor del patriotismo.
En esta investigación se define la educación de valores como: “…un proceso sistémico, pluridimensional, intencional e integrado que garantiza la formación y el desarrollo de la personalidad consciente; se concreta a través de lo curricular, extracurricular y en toda la vida universitaria. La forma de organización es el proyecto educativo.” (Arana y Batista, 2010: 7)
Arana y Batista desarrollan una metodología para la determinación de los valores a desarrollar en la carrera, el año, la disciplina y la asignatura, teniendo en cuenta los siguientes pasos:
Definir la concepción de la profesión integrando lo sociohumanista y lo técnico y derivar el sistema de valores profesionales.
Definir para cada carrera el modelo de valores y su sistema, según la concepción de la profesión.
Los valores pueden educarse en los distintos niveles de enseñanza, incluida la educación superior:
Distinción de diferentes niveles en el desarrollo de los valores, siendo el nivel más alto a alcanzar el de la autorregulación y la autonomía moral.
La educación de valores debe organizarse sobre bases científicas, a partir de la Psicología del Desarrollo de la Personalidad y del Desarrollo Moral, la Pedagogía y la Psicología Social, lo que posibilitará la elaboración de un modelo educativo que guíe el proceso.
La educación de valores supone el compromiso de la institución, de los profesores y de toda la comunidad educativa con este objetivo, así como el papel activo del alumno como sujeto de su propia formación.
Implica la planificación, ejecución y control de acciones intencionadas, coherentes, consistentes y sistemáticas para el logro de los fines previstos. La intencionalidad axiológica del curriculum, los planes y programas, la clara definición del profesional a formar.
Necesidad de transformaciones profundas en la concepción de educación y en el desempeño de profesores y estudiantes.
Visión ética de los contenidos, inclusión de la problematización moral, desarrollo de la reflexión crítica, del debate, la interacción y la influencia mutua que brinda el trabajo colectivo.
Educar no solo los juicios valorativos, sino la acción moral. Más que inculcar valores, vivirlos en la institución educativa, a partir de un adecuado funcionamiento de la misma, que propicie el ejercicio sistemático de los valores por parte de todos sus integrantes, así como la estimulación de conductas éticas.
En la educación de valores, resulta fundamental el modelo de relaciones interpersonales entre los profesores, y entre cada profesor y sus estudiantes. Más que transmitir valores, estimular su construcción por los estudiantes a partir de la comunicación entre las personas implicadas en el proceso, con los valores que ellos encarnan, irradian o estimulan. Creación de un clima moral favorable, donde impere la comprensión mutua.
Necesidad de capacitación de los docentes para asumir la educación de valores a partir no solo de la adquisición de conocimientos sobre el tema, sino de cambios en sus actitudes y hábitos profesionales y la implicación de sus propios valores en el proceso educativo.
Implementación de la Educación en Valores en la Carrera de Derecho FUM “Marta Ramos Mojarrieta”
La Educación en Valores en la Carrera de Derecho de la FUM “Marta Ramos Mojarrieta” no está implementada en la estrategia de desarrollo de esta especialidad de una forma explícita, se ha visto como una tarea en el trabajo político- ideológico no como un sistema orgánico que tiene en cuenta el aspecto curricular, la extensión universitaria y la sociopolítica. Aunque se realiza un diagnóstico y se analiza con los estudiantes desde las aulas donde se realizan el proyecto de vida a partir de la selección del tutor. Del mismo modo no se plantean desde el inicio los valores que hay que potencializar como interés institucional y después del diagnóstico realizado.
Valores y Actitudes a Potenciar:
Patriotismo
Responsabilidad
Honestidad
Autonomía
Creatividad
Principales deficiencias encontradas
El diagnóstico se realiza de forma individualizada con los profesores en diferentes asignaturas y no se colegia con todos los profesionales que trabajan en mismo grupo con diferentes estudiantes.
A pesar de estar definido los valores a potenciar por la enseñanza superior, no se valoran en los colectivos de carreras cuáles son los valores a potenciar.
El proyecto de vida a pesar que se ocupa de varios aspectos integradores desde lo curricular, sociopolítico y lo extensionista, le falta cohesión en su dimensión para lograr un estudio más abarcador del mismo, ya que este será un documento indispensable para trabajar.
No es una prioridad en los ejes transversales de las asignaturas ni se contempla en la dosificación desde la carrera, las disciplinas y las asignaturas.
Se trata de manera muy efímera el tema de los valores en los colectivos de Carrera.
Ausencia de espacios de reflexión y debate, de análisis crítico y autocrítico, de tanta importancia en el desarrollo de juicios de valor.
Poco énfasis en el análisis de las deficiencias del proceso docente y en la necesidad de su transformación, lo que limita las posibilidades de contribuir eficazmente a la formación de los estudiantes.
Algunas recomendaciones para mejorar la Educación en Valores en la Carrera de Derecho
Implementar en la Carrera de Derecho dentro de la estrategia de trabajo las tres dimensiones: la curricular, la extensión universitaria y la sociopolítica en función de la Educación en Valores.
Definir a través del diagnóstico inicial los valores a potenciar teniendo en cuenta las orientaciones ministeriales de la Enseñanza Superior.
Capacitar a los profesores y dirigentes de la Carrera de Derecho un curso sobre la Educación en Valores a través de la estrategia rediseñada.
Reorganizar el proyecto de vida desde la perspectiva de la Educación en Valores.
Analizar en los colectivos de Carrera el trabajo de tutoría y la Educación en Valores desde las asignaturas y las reuniones de grupo.
Conclusiones
La Educación en Valores en la Universidad debe encaminarse a la formación y al desarrollo de valores profesionales, entendidos estos como los valores humanos dirigidos hacia la profesión con una visión integradora desde la familia, sociedad escuela e individuo unido a la definición de un Modelo del Profesional Integral, el diagnóstico de intereses, actuaciones, conocimientos, motivaciones de los estudiantes, y un entorno ambiental adecuado para la labor educativa.
En la educación superior cubana la formación de valores en los estudiantes aparece entre los objetivos a alcanzar a nivel de planes y programas de estudio y su instrumentación en el proyecto de trabajo educativo y debe estar encaminada en tres dimensiones la curricular, la extensión universitaria y la sociopolítica.
La Educación en Valores puede incluirse dentro de la estrategia de la Carrera de Derecho, lo que favorece el tratamiento integral de esta para asumir un rol determinante en el proceso docente-educativo.
Referencias bibliográficas
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Ocampo, Flórez, E. (1996). Ética y Educación. Evento Ética y Educación. Manizales, Septiembre 4.
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