La condición física saludable en las personas adultas mayores Physical fitness in healthy older adults |
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Centro de Estudios Actividad Física orientada hacia la Salud Universidad de Cienfuegos “Carlos Rafael Rodríguez” (Cuba) |
Dr.C. Fernando Jesús del Sol Santiago |
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Resumen Este artículo analiza la extraordinaria importancia que las personas adultas mayores arriben a una edad avanzada, con una adecuada condición física saludable; muchas personas adultas mayores, debido a sus estilos de vida sedentarios, están peligrosamente cerca de su nivel de capacidad máxima durante actividades normales de la vida diaria. Las evidencias científicas enfocan la importancia decisiva del nivel de condición física para la salud, especialmente asociado para tener un buen estado físico. Palabras clave: Adulto mayor. Condición física saludable.
Abstract This article discusses the extraordinary importance that older people arrive at an advanced age, with an appropriate fitness healthy, many older adults, due to their sedentary lifestyles, are dangerously close to its maximum capacity during normal activities daily life. Scientific evidence focus the critical importance of fitness level for health, especially related to have a fit. Keywords: Older adults. Physical fitness in health.
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EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 18 - Nº 182 - Julio de 2013. http://www.efdeportes.com/ |
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Introducción
Tenemos un remedio inmediato, seguro y confiable para algunos de los principales riesgos de salud relacionados con el consumo no saludable. Es gratis. Funciona para ricos y pobres, para hombres y mujeres, para jóvenes y mayores. Es la actividad física. Al menos treinta minutos todos los días. Gro Harlem Brundtland, Directora General, Organización Mundial de la Salud (Asamblea Mundial de la Salud, 2002).
El Informe sobre la Salud en el Mundo, 2001 aseguraba que la inactividad física es un factor de riesgo significativo, común y previsible, de enfermedades no transmisibles, las cuales dan cuenta de casi el 60 por ciento de las muertes en el mundo, y fueron responsables del 46 por ciento de la carga mundial de enfermedades en el 2001; hoy en día la Organización Mundial de la Salud en sus asambleas anuales reitera el aumento de los por cientos en cuanto a las muertes como consecuencias de padecimientos de las enfermedades no transmisible.
El envejecimiento de la población es un tema de múltiples aristas, complejo y de importancia creciente; las personas de 80 años y más conforman el grupo de más rápido crecimiento en la mayor parte de los países de la región de las Américas. Por lo tanto, mantener la calidad de vida en la vejez y aumentar el número de años libres de discapacidad es una prioridad para la salud pública, y permanecer en actividad en edades avanzadas, es una estrategia clave para alcanzar esta meta. (López Mojares, 2000 y 2008).
Existe abundante evidencia científica de que la actividad física puede producir enormes beneficios para la salud de las personas adultas mayores. Sin embargo, la mayoría de las personas mayores, sobre todo aquellas que viven en entornos urbanos, no participan regularmente en actividades físicas. (Renaud y cols, 2010)
Importancia de la valoración de condición física saludable en el adulto mayor
Toda persona debería tener la oportunidad de participar en actividades físicas, independientemente de su edad y/o físicas, y así lograr que las personas adultas mayores arriben a una edad avanzada, con una adecuada condición física saludable, lo cual debe ser un objetivo supremo al cual este grupo poblacional debe aspirar, y por el que se debe continuar trabajando incansablemente (Saavedra y cols, 2008).
Desde hace tiempo las comprobaciones científicas enfocan la importancia decisiva del nivel de condición física para la salud, especialmente la cardiovascular. Así, Cooper (1971-1974) en Karpman (1989) y Williams (2007) en sus estudios respalda la hipótesis de que las enfermedades de las arterias coronarias, susceptibles en las personas adultas mayores, parecen estar asociadas con un nivel más bajo de condición física.
Popov (1988) y Nelson (2007) afirman que la mayoría de las causas de muerte y especialmente las cardiovasculares están asociadas a niveles bajos de condición física y que existe una relación que establece mayores beneficios para la salud a niveles más altos.
Resulta muy importante destacar que la disminución de la capacidad física conforme avanza la edad, es un fenómeno previsible y que puede frenarse poniendo especial atención sobre el nivel de condición física y de actividad física. Muchas personas adultas mayores, debido a sus estilos de vida sedentarios, están peligrosamente cerca de su nivel de capacidad máxima durante actividades normales de la vida diaria. Una pequeña disminución del nivel de actividad física en estas personas podría provocar el paso de un estado de independencia a un estado de discapacidad, lo que provocaría la necesidad de ayuda para la realización de las actividades cotidianas.
La actividad física es una medida eficaz para prevenir y retrasar el inevitable detrimento de la capacidad funcional de las personas adultas mayores. En este sentido lo importante es que las actividades estén adaptadas a las posibilidades de estas personas, se muestren de forma adecuada, irrumpa el lugar oportuno en la programación y reciban un tratamiento inteligible, de tal manera que permita a todos los individuos que participan realizarlas con éxito. Por ello, es necesario efectuar una evaluación y análisis tanto de la actividad física a realizar como de la condición física.
A partir de los 70 se produciría una reorientación del concepto de condición física que abandona el modelo de rendimiento deportivo para encauzarse hacia la búsqueda de la salud. Se generó un reajuste de los componentes de la condición física para adquirir una nueva visión basada en la salud (Landy y col, 1996; Devis y Peiró, 1991; Thomas, 1992). La condición física saludable en la persona adulta mayor, puede y debe ser lograda con cargas físicas leves y moderadas, ajustadas a las posibilidades de cada individuo, según su edad y estado funcional actual, Saavedra y cols (2008). Otro aspecto a destacar es que, los componentes para una condición física saludable son también diferentes, y están bien definidos; su número resulta menor, solamente 5 componentes, ellos son: en primer lugar la capacidad aeróbica o de resistencia cardiovascular (considerada la más importante); fuerza muscular, resistencia muscular, flexibilidad y composición corporal, sus mediciones se realizan mediante la aplicación de test físicos y funcionales. (Pate, 1998).
En la tabla 1, Pate (1998) establece una comparación entre los componentes de la condición física para el rendimiento deportivo con relación a la condición física orientada hacia la salud, se puede observar la diferencia en la misma.
Tabla 1. Componentes principales de la condición física reorientada hacia la salud, según Pate (1988)
La condición física así definida, es susceptible de mejora, que tendrá lugar si se siguen los sistemas de entrenamiento apropiados, que ya han sido comprobados de forma científica a lo largo de los años de investigación. Hoy día, existen numerosos organismos que se ocupan de estos estudios, encaminados principalmente, a la búsqueda de:
La adquisición de capacidades funcionales necesarias para verse cómodamente envuelto en actividades diarias.
Recoger los resultados saludables de alto niveles de actividad habitual.
Emplear un lenguaje claro y fácil de ponerse en práctica por especialistas de la actividad física.
Otra cuestión muy importante y que debemos tener presente a la hora de implantar cualquier sistema de entrenamiento o clase, es el problema reiterado del axioma generalizado de que cualquier tipo de ejercicio practicado es beneficioso para la salud y, la cantidad de ejercicios necesarios para alcanzar beneficios saludables para el organismo, ya que un ejercicio inapropiado o excesivo puede ser perjudicial para la salud. (Renaud y cols, 2010) manifiesta que un ejercicio de intensidad baja o moderada es suficiente para mejorar y mantener la salud y la condición física, además de señalar que en manos de educadores físicos, entrenadores, fisiólogos del ejercicio está la clave para evitar las tendencias extremistas hacia la práctica del ejercicio físico.
En relación con la problemática sobre cual puede ser en realidad la actividad física que resulte beneficiosa para la salud, y que podría ser adecuada a las personas adultas mayores, Cooper al igual que Nelson (2007) arriban a un grupo de importantes conclusiones que deben ser cuidadosamente analizadas:
Las actividades físicas para la salud representan una curva dosis-respuesta en diferentes grados de intensidad y se pueden lograr beneficios en todos sus grados.
Los beneficios de la actividad física se inician cuando las personas empiezan a moverse.
Se puede recomendar un grado de actividad moderada sin temor a riesgo a la mayoría de las personas sin la necesidad de una evaluación ni receta de ejercicios complicados.
Los médicos deben acabar con el mito de que uno tiene que ser atleta o participar en actividades vigorosas para tener un buen estado físico.
El umbral de intensidad necesario para lograr un efecto de entrenamiento (es decir, para aumentar la capacidad respiratoria) es aproximadamente de 60 % de la frecuencia cardíaca máxima para la edad (50 % del vo2max). Se cree que el umbral para lograr los otros beneficios para la salud comienzan en menores grados de intensidad de actividad física.
No se exige que las personas participen con la intensidad necesaria para llegar al máximo de su capacidad cardiorrespiratoria. Es muy importante que sepan que pueden ampliar su capacidad cardiorrespiratoria y lograr importantes beneficios para la salud con un menor grado de actividad.
Algunos de los beneficios para la salud de la actividad física como: un mejor estado de ánimo, reducción del estrés y control del peso, pueden comenzar tan pronto inicie el paciente una actividad con un grado de intensidad bajo o moderado.
Se considera actividad física leve a moderada a cualquier actividad que exija movimientos musculares rítmicos sostenidos, sea equivalente por lo menos a una caminata continua y se realice a <70 % de la frecuencia cardiaca máxima para la edad (por ejemplo, caminar, nadar, montar en bicicleta, bailar, trabajar en el jardín, etc.).
Se denomina actividad física vigorosa a cualquier actividad física rítmica repetitiva en la que se emplean grandes grupos de músculos a ³ 70 % de la frecuencia cardiaca máxima para la edad (por ejemplo: caminar rápido, trotar, correr, nadar, montar bicicleta, bailar, jugar tenis y participar en competencias deportivas moderadas).
De este conjunto de importantes indicaciones de Cooper, sobre la actividad física que puede resultar saludable para el organismo de las personas, se puede concluir que: cualquier incremento de la actividad física, por pequeño que sea, inicia un efecto saludable, inclusive algunos beneficios se pueden lograr desde el primer día; que el nivel de intensidad de actividad física para la salud, no necesariamente tiene que ser vigorosa, todo lo contrario se recomienda que se realicen actividades físicas de un nivel de intensidad leve o moderado. No obstante, no se puede dejar de considerar que los efectos beneficiosos para la salud representan una curva dosis-respuestas y que cada individuo, según sus propias características, estado de salud, antecedentes de la práctica de la actividad física, lesiones, estado actual de condición física, grado de obesidad, debe seleccionar las cargas óptimas, que puedan ser asimiladas por él con el propósito de lograr un nivel de condición física saludable.
Consideraciones finales
Las personas adultas mayores deberían participar en actividades físicas, independientemente de su edad para lograr una vejez sana y mucho más placentera.
La mejora de la condición física saludable significa que se estará propenso a sufrir menos enfermedades y al deterioro orgánico, por tanto una vida sana y activa se alarga, los síntomas de envejecimiento se retrasan. Fisiológicamente todos los sistemas del cuerpo se beneficiarán con el ejercicio regular.
Referencias bibliográficas
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