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Educación Física, Recreación y Deporte, su dimensión social en el contexto de desarrollo humano integral y la formación ciudadana

 

Educador Físico. Mg. en Educación y Desarrollo Comunitario

Diplomados en Pedagogía y Docencia Universitaria

Docente en el Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid, Universidad

de Antioquia y Universidad de San Buenaventura

Celso William Pérez Ramírez

cwperez@elpoli.edu.co

(Colombia)

 

 

 

 

Resumen

          Se propone un debate sobre el papel de la educación física, la recreación y el deporte en el desarrollo humano y en los aprendizajes que las prácticas de la actividad física y el deporte generan en los practicantes en los ámbitos sociales y culturales. Dichas prácticas deben ser valoradas en lo que se denomina aprendizajes básicos, los cuales pueden tener ocurrencia en escenarios formales como la clase de educación física o las prácticas de actividad física, deporte y recreación que se realizan en la calle y en los escenarios cotidianos, las cuales se dan de manera espontánea y en muchos casos sin intervención profesional. Reconocer las bondades de las prácticas de la actividad física, la recreación y el deporte y su relación con la formación integral y ciudadana, es un cometido clave para los profesionales del sector.

          Palabras clave: Educación. Educación Física. Desarrollo humano. Aprendizajes básicos. Socialización.

 

 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires, Año 17, Nº 176, Enero de 2013. http://www.efdeportes.com/

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    En muchas ocasiones se escucha y se lee en numerosos discursos, que la Educación Física, el Deporte y la Recreación, contribuyen a la calidad de vida, a la formación integral, a la construcción de tejido social y a la promoción de la salud y el uso del tiempo libre.

    Sin embargo, es notorio la debilidad argumentativa de estas afirmaciones que van desde la universidad hasta quienes fomentan y promueven estas actividades en entidades públicas y privadas. Además, hay una inexistencia de evidencias concretas de aprendizajes, de índices de desarrollo local y social, de indicadores de calidad de vida, que muestren claramente el vínculo, la interacción y la articulación de la Educación Física, el Deporte y la Recreación con estos aprendizajes y aspectos del desarrollo humano y social.

    El diálogo académico y transdisciplinar que se propone fortalecer, sitúa la Educación Física, la Recreación y el Deporte como áreas de la Educación y de las ciencias sociales y humanas, cuyos estatutos epistemológicos y prácticos se han construido en el devenir histórico, mediante la cotidianidad, la vivencia y las experiencias de las personas en escenarios de socialización como lo son la escuela, la calle, el hogar, los escenarios deportivos y recreativos.

    Estos escenarios y por supuesto, ambientes educativos que favorecen aprendizajes tanto desde lo formal como desde lo no formal e informal, posibilitan un mundo de experiencias significativas de aprendizaje para niños, jóvenes y adultos, que desborda la mirada simplista de la educación tradicional y de las prácticas del deporte instruidas de manera excluyente, discriminatoria y en muchas ocasiones poco motivantes.

    El contexto social y cultural en el que interactuamos, permite tener, por su propia naturaleza, escenarios propicios para construir encuentros, diálogos, colectivos, comunidades y por supuesto convivencia, ciudadanía y desarrollo humano integral sostenible.

    Basta con detenerse a observar las relaciones, los diálogos, los comportamientos ciudadanos, las capacidades motrices o la simple alegría y camaradería que se expresa en una práctica deportiva, en un evento recreativo, en la ciclovía, en la clase de educación Física o en cualquier práctica motriz, para reflexionar sobre los efectos que éstas prácticas tienen en la vida de las personas y por supuesto, en su Educación y Formación, las cuales están vinculadas estrechamente a la dimensión social de la Educación Física, la Recreación y el Deporte.

    No es pretensión alguna, establecer un divorcio o menos preciar el aporte que las ciencias básicas, naturales y el positivismo. le han hecho a la educación Física, la recreación y el deporte; de hecho, han permitido comprender el ser humano en esa dimensión madurativa y biológica, la cual es necesaria dentro del desarrollo humano como uno de los componentes que, unido a otros, configura lo que denominamos un SER integral.

    Es en este sentido del desarrollo humano integral y de la formación ciudadana que se pretende ubicar el papel preponderante de la educación Física, la Recreación y el Deporte como una posible ruta de estudio, de prácticas, y por que no, de alternativa para articular estas disciplinas en un contexto que nos permita mayor crecimiento como campo del conocimiento dentro de la educación y las ciencias sociales y humanas, y además, un mayor reconocimiento de los profesionales de estas áreas, como actores sociales y educativos.

    Estos dos aspectos, el social y el educativo, son lo esencial para adentrarnos en la complejidad de las relaciones que tienen la Educación Física, la Recreación y el Deporte con el desarrollo humano integral y la formación ciudadana; veamos algunas de sus características:

    La socialización es un proceso por el cual las personas se adaptan a las condiciones o expectativas que la sociedad ha construido y que espera que ellas adquieran, esto es, una adquisición de normas, pautas, costumbres, valores, que hacen posible la construcción de una identidad personal y colectiva, la cual se desarrolla en contextos específicos de socialización; la familia, la escuela, la calle y otros escenarios de la vida cotidiana.

    La educación por su parte, es en primera instancia socialización, recordando a Durkheim "es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que no están aún maduras para la vida social. Tiene por objeto suscitar y desarrollar en el niño un cierto número de estados físicos, intelectuales y morales que reclaman de el la sociedad política en su conjunto y el medio especial para la cual está destinado".

    Puede entonces afirmarse que educación es socialización, siempre han ido de la mano y sus pretensiones se van transformando, como se transforma la cultura, y la sociedad en contextos que cambian rápida y simultáneamente como consecuencia del entorno global, económico, político y científico.

    Una aproximación conceptual a la educación en estas condiciones actuales, se relaciona con el proceso permanente y continuo en el que la persona se forma como sujeto, es decir, se socializa y simultáneamente va adquiriendo conocimientos, habilidades y actitudes para ir potencializando sus diferentes dimensiones: madurativa, cognitiva, lingüístico-comunicativa, erótico afectiva, política, lúdica, productiva-laboral y ética moral.

    Este proceso educativo le permite a la persona mediante diversos aprendizajes comprenderse a sí mismo y comprender su entorno para poder interactuar en la sociedad y participar en su desarrollo.

    Los procesos antes mencionados se dan en diversos escenarios de aprendizaje, ya sean formales como las instituciones educativas, en las que la Educación Física, la recreación y el Deporte están en manos de actores sociales llamados educadores, cuyas acciones educativas están encaminadas a cumplir con planes establecidos y Lineamientos del Ministerio de educación Nacional, de por cierto muy prometedores, pero con un bajo nivel de calidad educativa, debido entre otras causas por debilidades en la formación del profesorado y falta de recursos.

    Otros escenarios de aprendizaje como los no formales e informales, son mas numerosos y recurrentes que los primeros, en los que los actores educativos encargados de orientar estos procesos educativos, no tienen la connotación de educadores, pero si de actores sociales que promueven y desarrollan prácticas de la Educación física, la recreación y el Deporte en contextos culturales muy diferentes a los institucionalizados como la escuela.

    Los escenarios a los que hago referencia, son la calle, las canchas, los polideportivos, la naturaleza, las ciclovías, las piscinas, los gimnasios o los parques, en donde se presentan encuentros de sujetos, conformación de colectivos, relaciones de convivencia y expresiones de disfrute que se van construyendo como consecuencia de la apropiación que han hecho sus propios actores de su desarrollo y de la incorporación de formas organizativas mediante el Deporte, la Educación Física y la Recreación.

    Generar entonces, espacios de socialización y de educación mediante las prácticas de la educación Física, la recreación y el Deporte para generar aprendizajes que aporten al desarrollo humano integral y a la formación ciudadana de sus practicantes o de sus beneficios, no es tarea fácil, es simplemente compleja e integradora, para lo cual deben cualificarse los actores sociales y educativos que tienen esta responsabilidad con los ciudadanos; estudiantes y profesores de estas áreas en la universidad, los profesionales, los promotores de entidades públicas y privadas, trabajadores y líderes comunitarios, quienes deben en primera instancia ser conscientes de su labor educativa y socializante, ser conscientes de su propio desarrollo, ya que nadie puede velar por el desarrollo de otros, si no se ha apropiado del suyo.

    Ser conscientes de la labor educativa y social en la Educación Física, la Recreación y el deporte para contribuir al desarrollo humano y a la formación ciudadana, exige una acción pedagógica; una acción reflexiva y crítica sobre las condiciones y circunstancias en las que el otro aprende y se educa.

    Ese otro, como niño, joven, adulto, tiene su propio mundo, sus imaginarios, sus propias necesidades y espectativas, su mundo simbólico, sus experiencias y rasgos culturales que complejizan la labor educativa en escenarios cotidianos como los señalados anteriormente. Esta complejidad, tiene su propia lógica para comprender y por ende actuar desde la educación física, la recreación y el deporte en aras de aportar al desarrollo humano y a la formación ciudadana.

    En la lógica tradicional, positivista, las prácticas del deporte y la recreación pretenden cuantificar todas las acciones, medirlas a partir de resultados concretos expresados en cifras y datos generales. Estas prácticas son muy recurrentes, ya que tienen su origen en las ciencias formales y la educación física y el deporte han tomado mucho de ellas para orientar sus prácticas.

    Es notorio por ejemplo como se sacrifica la Educación Física de un alto número de niños, para dedicar el tiempo de clase al entrenamiento de los mejorcitos que representan la institución en un determinado deporte, evaluar la educación física partiendo de número de repeticiones, o porcentajes de actuación en un ejercicio. Este tipo de educación física, es excluyente y discriminatoria; se limita a los ejercicios físicos y prácticas deportivistas.

    En el deporte por ejemplo, es también notorio como se han incrementado los centros de iniciación deportiva, las escuelas de fútbol y los semilleros deportivos, en los que las prácticas son de igual manera positivistas; ejercicios repetitivos y monótonos, todo el tiempo se controla, calentamientos aburridores y duraderos, esquemas deportivistas que van desde la indumentaria y los implementos deportivos, hasta los métodos de enseñanza.

    De igual manera, otras prácticas como los aeróbicos y los gimnasios han generado élites, consumismo y para estas prácticas se requiere incluso tener un cuerpo “aceptable” para sentirse bien o para estar en estos grupos.

    Como se mencionó en líneas anteriores, no es pretensión generar un debate en contra del positivismo o de este tipo de prácticas, es mas bien abrir las puertas a una propuesta emancipadora, en la que el deporte, la educación física y la recreación sean incluyentes, que a sus prácticas y expresiones tengan acceso todos los ciudadanos como componentes sustanciales para satisfacer necesidades de ocio, de lúdica y de bienestar.

    En este sentido, es preciso esclarecer un poco, los conceptos del desarrollo humano integral y formación ciudadana, para ello, resulta pertinente retomar a Max Neef: “el desarrollo tiene que ver con personas y no con objetos” se ha visto como el enfoque tradicional y ortodoxo toma como referencia para índices de desarrollo, el PIB, la infraestructura y otros indicadores cuantitativos. Lo que requerimos es un “indicador del crecimiento cuantitativo de las personas”.

    En esta dirección, el centro internacional de educación y desarrollo del ser humano CINDE (1997) entiende el desarrollo humano, como un “proceso activo de constitución del sujeto en sus dimensiones individual y social, el cual se realiza en contextos y en situaciones de interacción.

    Hacerse sujeto implica alcanzar conciencia de sí y del mundo y tomar posicionamiento en el orden de lo histórico, lo cultural y lo social en aras de participar en su transformación”.

    El desarrollo humano es un proceso que se manifiesta en adquisiciones progresivas y en aprendizajes específicos que se clasifican en componentes, planos, dimensiones o más bien desde esta perspectiva “esferas” las cuales reúnen potencialidades humanas diferentes, estas esferas son:

    Estas esferas o dimensiones del desarrollo humano se componen de los aprendizajes que vamos adquiriendo en la vida cotidiana, entendida como el espacio vital, el espacio de las experiencias de la persona en el que se construyen los dos planos de la realidad; un objetivo que se relaciona con el mundo social institucionalizado y otro subjetivo, que se relaciona con el mundo de vivencias personales. Se dice entonces que el desarrollo humano es integral, en el sentido que un aprendizaje en determinada dimensión no está aislado de las otras dimensiones, esto es que todos los aprendizajes se relacionan entre si y son interdependientes; en un juego colectivo por ejemplo, no solo se incorporan normas para el desarrollo mismo del juego, sino que cierto orden de cosas genera disciplina y pautas de aceptación del otro que se convierten en convivencia y en posibilidad de diálogo; así mismo, el trabajo de equipo para solucionar las tareas motrices que implica el juego, permite aprender cooperación y solidaridad, y en el sentido más visible, la práctica regular del juego posibilita a sus participantes el incremento de capacidades físicas que se requieren para muchos juegos como la fuerza, la resistencia o la coordinación. De esta manera, se relacionan entre si aprendizajes en las dimensiones físico-madurativa, ético-moral, lúdica, lingüístico-comunicativa, erótico-afectiva, las cuales pueden presentarse de manera simultánea, lo que implica lo complejo e integral de lo social y educativo de las prácticas de la educación física, la recreación y el deporte.

    Otra mirada del desarrollo humano, que es importante tener en cuenta, es la relacionada con las necesidades humanas fundamentales, que según Max Neef son la subsistencia, protección, afecto, participación, identidad, entendimiento, ocio, creación y libertad, para Max Neef, son fundamentales por que difícilmente se pueden concebir seres humanos o agregados sociales en que las personas puedan vivir bien y privadas de alguna de ellas.

    Estas necesidades se satisfacen a partir de satisfactores, o sea aquello a lo cual se recurre para satisfacernos, de aquí, que esta propuesta conciba la calidad de vida, como determinada por las posibilidades reales que las personas tienen de satisfacer o actualizar adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales.

    La propuesta integral de desarrollo humano, no se refiere a necesidades o carencias, sino a potencialidades que los seres humanos tenemos y que es posible desarrollarlas o incrementarlas. Quizá “despertarlas, sacarlas a flote” mediante estímulos adecuados, en ambientes educativos propicios con métodos y estrategias alternativas, seleccionando contenidos pertinentes y apropiados para las espectativas de los participantes (alumnos, comunidad, beneficiarios, en fin, sujetos que aprenden); a este proceso educativo socializador en el que los actores formadores-educativos (docentes, promotores, estudiantes, líderes comunitarios), posibilitan que otros sean sujetos, se acerquen y se apropien de conocimientos, habilidades y actitudes de manera amena y significativa en búsqueda del desarrollo humano; es lo que denomino educación integral.

    La manera a la que hago referencia como amena y significativa, la concibo como una didáctica aplicada a la educación física, la recreación y el deporte desde una mirada emancipadora, integral y compleja, la cual ampliaré en otro apartado, dada la pretensión inicial de este artículo.

    El otro vínculo que se quiere establecer, dentro de la dimensión social de la educación física, la recreación y el deporte es el de la formación ciudadana. Formar para la ciudadanía es una necesidad y un reto inaplazable ante las condiciones que vive hoy nuestro país, el hogar, la escuela y los escenarios de la vida cotidiana, son lugares privilegiados para llevar a cabo esta tarea, allí el ejercicio de la convivencia, de la democracia, del uso adecuado de los derechos, el cumplimiento de los deberes, el respeto a la diferencia, la resolución pacífica de conflictos, el diálogo, la concertación y la participación, se constituyen en factores sustanciales para construir democracia y ciudadanía en un país donde todos podamos alcanzar la felicidad.

    La formación ciudadana, se ubica en la propuesta de competencias ciudadanas del Ministerio de Educación Nacional “las cuales se enmarcan en la perspectiva de derechos y brindan herramientas básicas para que cada persona pueda respetar, defender y promover los derechos fundamentales, relacionados con las situaciones de la vida cotidiana en la que estos puedan ser vulnerados, tanto por las propias acciones, como por las acciones de otros. En esas situaciones, las competencias ciudadanas representan las habilidades y los conocimientos necesarios para construir convivencia, participar democráticamente y valorar el pluralismo.

    Si estas habilidades y conocimientos se desarrollan desde la infancia, los niños y las niñas podrán ir construyendo los principios que fundamentan los derechos humanos y así los tendrán como horizonte para su para su acción y reflexión. Al entender su verdadero sentido y al incorporarlos en la vida cotidiana, aprenderán de verdad y no solo en teoría, a promoverlos, a respetarlos a hacerlos respetar y a buscar apoyo cuando estos estén en riesgo.”

    Se entiende entonces por competencias ciudadanas al conjunto de conocimientos y habilidades cognitivas, emocionales y comunicativas que articulados entre si, hacen posible que el ciudadano actúe de manera constructiva en la sociedad democrática.

    En la línea de la integralidad que se viene proponiendo, la formación ciudadana está íntimamente relacionada con la dimensión ético-moral, en cuanto le permite a cada persona construir normas para la vida en común y permitir la toma de decisiones cada vez más autónomas, que se reflejen en una mayor preocupación por los demás, esto a su vez en solidaridad.

    En la dimensión política del desarrollo humano, la vida en común requiere de procesos de participación y organización social que requieren no solo de ciudadanía, si no además de empatía, juicio moral y capacidad argumentativa, por lo que se requiere de expresión verbal y escrita que genere diálogo y comprensión, en últimas, hacer uso de aprendizajes en la dimensión lingüístico comunicativa.

    Desde esta perspectiva integral del desarrollo humano y la formación ciudadana, se propone que la educación física, la recreación y el deporte sean una alternativa emancipadora, un medio efectivo para que los ciudadanos adquieran, asimilen, se apropien y apliquen los conocimientos, las habilidades y los comportamientos necesarios para construir colectivos, para incrementar su calidad de vida, para promover la salud, para generar autogestión comunitaria, para aprovechar el tiempo libre y hacer uso del ocio creativo, en fin, para que entre todos construyamos país y por ende encontremos una satisfacción y a la vez un derecho inquebrantable, el de ser felices.

Referencias bibliográficas

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