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Importancia y beneficios de la práctica de actividad física

y deporte. Análisis del problema en los países occidentales

Importance and benefits of physical activity and sport practice. Analyse of the topic in Western countries

 

Universidad Católica San Antonio de Murcia, Murcia

(España)

Antonio Calderón Luquin

Jillian Frideres

José Manuel Palao Andrés

acluquin@pdi.ucam.edu

 

 

 

Resumen

          En el presente trabajo se ha realizado una revisión sobre los niveles de práctica de actividad física de jóvenes adolescentes en distintos países del mundo (España, Unión Europea, y Estados Unidos). Para ello se ha realizado un análisis no exhaustivo de los trabajos publicados sobre el tema, en las dos últimas décadas. Los resultados indican que independientemente de la metodología utilizada en el registro de los niveles de actividad física, se observa que en general la población occidental, con la salvedad de los países escandinavos, presenta un nivel de actividad física por debajo de las recomendaciones mínimas necesarias para promover un estilo de vida saludable, que repercuta en la calidad de vida en el futuro y en la prevención de enfermedades.

          Palabras clave: Salud. Ejercicio físico. Hábitos. Revisión

 

Abstract

          This article is a review of the levels of physical activity practice among adolescents in different countries (Spain, the European Union, and the United States). A non exhaustive analysis of the articles that have been published about the subject in the last two decades was done. The results indicate that regardless of the methodology used in the recording of the levels of physical activity, in general, western society, with the exception of the Scandinavian countries, has a level of physical activity that is below the recommended minimums necessary to promote a healthy lifestyle, which has repercussions on the future quality of life and on the prevention of illnesses.

          Keywords: Health. Exercises. Habits. Review

 
http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 14 - Nº 139 - Diciembre de 2009

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1.     Introducción

    La literatura científica centrada sobre el rol de la actividad física en la salud en los últimos años, ha sido muy abundante. En la actualidad existen numerosos manuales que abordan en profundidad esta temática (Bouchard, Blair, Haskell, 2007; Pronk, 2009; Ransdell, Dinger, Huberty, 2009; Welk, 2002), abundantes y completos artículos de revisión (Chodzko-Zajko y Schwingel, 2009; Malina, 2001; Meriwether, Lee, Lafleur, y Wiseman, 2008; Telama, Laakso, y Yang, 1994; Lefevre, Bouckaert, Duquet, y Van der Aerschot, 1999; Van Mechelen, Twisk, Bertheke, Snel y Kemper, 2000; Zieff y Veri, 2009), y además cada año surge gran cantidad de nuevos artículos de investigación sobre las nuevas tendencias existentes (Armstrong, y Welsman, 2006; European Comisión, 2004; Fairlough, Stratton, y Baldwin, 2002; Gordon-Larsen, McMurray, Popkin, 2000). Sin embargo, existe una gran brecha entre el conocimiento científico que se tiene sobre lo que indican los estudios que se debe hacer, y lo que realmente hacen los ciudadanos de la sociedad occidental.

    El presente trabajo pretende realizar una revisión y ubicación del estado actual de la actividad física relacionada con la salud en los países occidentales. Esta revisión busca ubicar adecuadamente a la actividad física en la realidad de las instituciones que nos rodean y en las características de vida de los ciudadanos que integran estos países. Para conseguir estos objetivos, se van a abordar los siguientes aspectos. En primer lugar, se realizará una revisión genérica sobre la función y la importancia que la actividad física tiene en la sociedad actual. Tras esta ubicación del concepto y del rol, se procederá a revisar los criterios, estándares o recomendaciones que se realizan desde las instituciones en los países occidentales. A continuación se abordarán diversos estudios que describen el estado actual de la actividad física en los países occidentales. Por último se describirán los resultados extraídos, se presentarán las conclusiones, y se hará una valoración crítica.

2.     Beneficios de la actividad física en la sociedad actual

    La importancia y necesidad de realizar actividad física se ha incrementado en los últimos años en los países occidentales, sobre todo debido a la industrialización e incremento de la utilización de la tecnología, y al incremento del poder adquisitivo de los ciudadanos. Estos cambios en la forma de vida han provocado un importante incremento del sedentarismo en las vidas familiares y laborales. Larga es la lista de factores que han provocado esta ausencia de ejercicio físico (ej. transportes, tipo de ocio pasivo, incremento del tiempo libre, etc.). Se hace necesario, pese a las tendencias hacia el sedentarismo y la vida cómoda, que no se obvie el necesario papel que la actividad física tiene en nuestro desarrollo y mantenimiento físico-biológico (European Commission, 2004).

    De forma específica en la infancia y en la adolescencia, la práctica de actividad física de calidad estimula el desarrollo físico, cognitivo y social de los jóvenes y crea hábitos de práctica física saludables (Duda y Ntounamis, 2003; y Van Beurden, Barnett, Zask, Dietrich, Brooks y Beard, 2003). La actividad física constituye un elemento fundamental en el crecimiento de los jóvenes. Así, en las primeras etapas del desarrollo, la actividad física juega un papel importante en el desarrollo físico (Corbin y Pangrazi, 2003; Malina y Bouchard, 1991), social (Committe on Sports Medicine and Fitness Comittee on School Health, 2001) y cognitivo (Weinberg y Gould, 1996; Ntoumanis, 2001) de los jóvenes. Todo tipo de actividad física ya sea el juego informal, la educación física, los deportes, etc., contribuyen al enriquecimiento motor de los jóvenes practicantes.

    Tal y como indica Malina y Bouchard (1991) la práctica de actividad física incrementa los niveles de fuerza muscular, de flexibilidad, equilibrio y de coordinación en los jóvenes. Este aspecto beneficia la disminución del riesgo de lesiones en la edad adulta. Además, un estilo de vida físicamente activo, implica otros beneficios directos e indirectos en los jóvenes:

  • previene el sobrepeso y la obesidad (Stouffer y Dorman, 1999; Livingstone, 2001),

  • contribuye al desarrollo y la consolidación del aparato locomotor (huesos, articulaciones, tejido muscular, etc.).(Malina y Bouchard, 1991; Dinger, 1999),

  • incrementa la eficiencia del aparato cardiovascular (Gordon-Larsen, McMurray y Popkin, 2000; Pate, Pfeiffer, Trost, Ziegler, y Dowda, 2004).

  • incrementa los niveles de autoestima y salud psicológica (Weinberg y Gould, 1996; Ntoumanis, 2001; Roberts, 2001),

  • crea hábitos de práctica que tal vez continúen en la edad adulta (Trudeau y Shepard, 2005; Telama, Laakso, Yang, y Viikari, 1997; Malina, 1996; Beunen, Lefevre, Philippaerts, Delvaux, Thomis, et. al, 2004).

    Por otro lado, en la vida adulta y la vejez, la participación en programas regulares de ejercicio es eficaz para evitar algunas enfermedades que se asocian con el envejecimiento. La realización de ejercicio físico aeróbico ayuda a mantener y mejorar varios aspectos del funcionamiento cardiovascular (ej. eficiencia cardiaca, diferencia arterio-venosa de O2, la capacidad de oxidación mitocondrial, etc.). Además, el ejercicio físico reduce los factores de riesgo de enfermedades del corazón, diabetes, etc., mejora la salud y contribuye a incrementar las expectativas de vida (Keogh, Kilding, Pidgeon, Ashley, y Gillis, 2009; Cárdenas, Henderson, y Wilson, 2009). La realización de ejercicio físico de fortalecimiento ayuda a compensar la pérdida de masa muscular y de fuerza que por lo general se asocia con el envejecimiento normal. Entre los beneficios adicionales que se derivan del ejercicio regular se incluye una mejoría en las condiciones óseas y como consecuencia, un riesgo menor de padecer de osteoporosis (ACSM, 2004).

    En esta línea, la realización de un trabajo de movilidad, de estiramientos y de equilibrio produce una mejoría en la estabilidad postural y rango de movimiento, lo que conlleva por tanto, a una disminución en la posibilidad de caerse, herirse y fracturarse (Close y Glucksman, 2000; Nowak y Hubbard, 2009; Steadman, Donaldson, Kalra, 2003. Además, la práctica de ejercicios físico de forma regular proporciona ciertos beneficios psicológicos que se relacionan con la preservación de la función cognitiva, el alivio de los síntomas depresivos y de la conducta, y una mejoría en el autocontrol y la auto eficacia (Burton, Turrell, Oldenburg, Sallis, 2005). En general, los beneficios que se asocian con la actividad física regular y el ejercicio, propician un estilo de vida más saludable e independientemente. Esto produce una mejora significativa de la capacidad funcional, y de la calidad de vida de la población en todas las edades.

3.     Posicionamiento respecto a la actividad física de las instituciones

    Distintas organizaciones profesionales en el campo de la actividad física y la salud en el contexto internacional han abogado por los beneficios físicos, psicológicos y sociales que produce una práctica regular de actividad física. Además, muchas de estas instituciones del ámbito de la salud comenzaron a diseñar estrategias para fomentar la práctica de actividad física, como un factor eficaz de prevención de enfermedades crónicas. Así, gran cantidad de organismos internacionales e instituciones se han ocupado de promocionar la educación física y la práctica de actividad física como factor que mejora la salud general y aumenta la calidad de vida de las personas. A continuación (Tabla 1), se incluye una revisión no-exhaustiva de instituciones o declaraciones que abordan o recomienda cuál debe ser el papel de la actividad física en relación a la salud.

Tabla 1. Recomendaciones y/o posiciones institucionales en relación a la actividad física

Institución (año) / País

Declaración / Recomendación / Criterios indicados

American National Association for Sport and Physical Education - NASPE - (1992, 1998, 2002, 2004) / Estados Unidos.

[National Standards for Physical Education]. Define seis criterios básicos para determinar si una persona tiene o no una adecuada educación motora: persona físicamente activa, con una adecuada competencia motora que le permite practicar gran variedad de actividades físicas, conocedora de los beneficios de la práctica de actividad física, que practica de forma regular, y que mantiene sus niveles de práctica física con el paso del tiempo.

American Heart Association - AHA -(1992) / Estados Unidos.

[Statement on Lifestyle Physical Activity]. Este pronunciamiento focalizó su atención en los aspectos beneficiosos de la práctica de actividad física en la prevención de las enfermedades cardiovasculares.

U.S. Department of Health and Human Services - USDHS -(1996) / Estados Unidos.

[Physical Activity and Health: A Report of the Surgeon General]. Este informe describió la importancia de la práctica de actividades físicas sobre la prevención de enfermedades de carácter crónico y de la educación física en la creación de hábitos de práctica de actividad física saludables que perduren en la vida adulta. El informe también indica una disminución del número y de la calidad de los programas de educación física en los Estados Unidos en la última década del siglo.

Centers for Disease Control and Prevention (1997) / Estados Unidos.

[Guidelines for Physical Activity Promotion for Children and Youth]. Esta guía indica métodos de promoción de práctica de actividades físicas y deportivas entre los jóvenes. Se centra fundamentalmente en el ámbito escolar.

Health Education Authority United Kingdom Government (1998) / Gran Bretaña.

[Health Education Authority Statement on Physical Activity for Children]. Este informe del gobierno de Inglaterra promueve una guía muy similar a la creada por NASPE (1992, 1998, 2002, 2004). En ellas se indican las características de las actividades que se deben proponer a los jóvenes y de los programas de educación física escolar y extraescolar.

II Conference on Physical Activity Guidelines for Adolescents (Sallis y Patrick, 1994).

[Physical Activity Guidelines for Adolescent: Consensus Statement]. Este informe surgió del consenso de la II Conference on Physical Activity Guidelines for Adolescents y estableció en una guía las recomendaciones para la práctica de actividad física en adolescentes.

EEUU. Public Health Service and Human Services - USDHS - (2000) / Estados Unidos.

[Healthy People 2010: National Health Promotion and Disease Objectives]. Este informe, como en el caso del realizado en 1996, contiene los objetivos básicos que deben cumplir las actividades que se planteen para promocionar la salud y prevenir las enfermedades crónicas. Además incluye los objetivos a nivel nacional (EEUU.) de promoción de la educación física y las actividades físicas escolares y extraescolares.

American College of Sports Medicine (2000) / Estados Unidos.

[Guidelines for Exercise Testing and Prescription]. Esta guía incluye distintas recomendaciones para la práctica de actividad física de forma segura, además de pautas a tener en cuenta en el planteamiento de distintos test motores para jóvenes.

European Youth Heart Study (2001) / Comunidad Europea.

[Children and young people - the importance of physical activity]. En este trabajo realizado a nivel europeo recoge información sobre la prevalencia de actividad física a nivel europeo e indica una serie de pautas de práctica de actividad física saludable para jóvenes.

Committee on Sports Medicine and Fitness Committee on School Health (2000) / American Academy of Pediatrics.

[Physical Fitness and Activity in schools]. Indica que el desarrollo de un estilo de vida físicamente activo debe constituir un objetivo para todos los jóvenes y es obligación de la administración el promover este hecho. También sugiere que se deben utilizar los deportes colectivos, los deportes individuales, las competiciones deportivas, los deportes no competitivos, las actividades de recreación, etc., porque crean hábitos de práctica deportiva, divierten e incrementan la percepción de competencia de los jóvenes practicantes.

Ministerio de Sanidad y Consumo (2005) / España.

[Proyecto NAOS]. Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad) del el Ministerio de Sanidad y Consumo, a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Tiene el objetivo de sensibilizar a la población del problema que la obesidad representa para la salud, y de impulsar todas las iniciativas que contribuyan a lograr que los ciudadanos, y especialmente los niños y los jóvenes, adopten hábitos de vida saludables, principalmente a través de una alimentación saludable y de la práctica regular de actividad física.

    De forma específica a nivel escolar, la Asociación Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics, [AAP]) junto con el Centro de Control de Enfermedades (Centers of Disease Control and Prevention, [CDC]) y el Consejo de Educación Física para Niños (Council for Physical Education for Children, [CPEC], 1998), proponen las siguientes directrices para el desarrollo e implementación de programas de actividad física saludables en la educación física para los jóvenes:

  1. Establecer programas que promocionen la diversión, y la práctica de actividad física duradera. Esto incluye:

    1. Educación física preferentemente diaria, desde la guardería hasta la edad de doce años.

    2. Desarrollo de contenidos de educación para la salud también desde la guardería hasta la edad de doce años.

    3. Participación de profesionales titulados para impartir los contenidos de educación física y educación para la salud.

    4. Desarrollo de programas de educación física que reúnan las necesidades e intereses de todos los alumnos, incluidos los enfermos, discapacitados, lesionados, y también aquellos con obesidad, estilo de vida sedentario o desinterés por la práctica de actividad física.

  2. Generar entornos que posibilite y aseguren un aprendizaje de habilidades físicas dentro de un entorno seguro. Con la utilización de los materiales adecuados y de todos los componentes de un ambiente seguro para la práctica de actividad física.

  3. Mejorar el currículo de educación física y educación para la salud de manera que enfatice la diversión y la participación y que ayude a los alumnos a desarrollar el conocimiento, las actitudes, y las habilidades. Todo ello para sentar las bases para la creación de un hábito de práctica duradero.

  4. Proponer y desarrollar programas de actividades extraescolares que reúnan las necesidades e intereses de los jóvenes.

  5. Promover en los padres el apoyo incondicional a sus hijos por la práctica de actividad física y deportes.

  6. Promover la formación continua de los profesionales que se dedican a la enseñanza de la educación física y de los deportes.

  7. Realizar un seguimiento y evaluación de los programas de educación física que se están llevando a cabo, incluyendo las propias sesiones de educación física, el nivel de actividad de los alumnos, la idoneidad, y la seguridad de las actividades planteadas.

  8. Establecer relaciones con comunidades de recreación y otros programas o instituciones de deportes para jóvenes, para coordinar y complementar los programas de actividad física.

    A modo de ejemplo de estas recomendaciones o declaraciones, valga la relación de beneficios por los cuales el Surgeon General´s Report on Physical Activity and Health (USDHHS, 1990, 2000) propone para la realización de práctica de actividad física:

  • La práctica de actividad física regular es beneficiosa tanto para jóvenes como para adultos.

  • Los adultos que practican actividad física de tipo moderado (por ejemplo: 30 minutos de marcha rápida o bicicleta; 15 minutos de carrera continua suave, etc.), pueden obtener beneficios sobre su salud.

  • En función de la intensidad de la actividad practicada los beneficios podrán ser mayores o menores.

  • La actividad física reduce el riesgo de padecer enfermedades crónicas relacionadas con el aparato cardiovascular, diabetes, hipertensión, y cáncer de colon en particular. Además aumenta la salud del aparato locomotor.

4.     Niveles de práctica de actividad física

    Un estudio global realizado en los 25 países de la Unión Europea (European Commission, 2004) indica que en 2004, el 38% de los ciudadanos europeos declaró que realiza deporte al menos una vez a la semana. Por países se indica que los países Escandinavos son los que más practican. En 2004, más del 70% de los finlandeses y el 75% de los suecos indicaron que practican deporte al menos una vez a la semana. Sin embargo, esta proporción tiende a ser significativamente más baja en algunos países del sur y en bastantes de los nuevos países miembros la Unión Europea. Así, solo el 20% de los Húngaros, el 22% de los Portugueses, y el 24% de los Eslovacos practican deporte al menos una vez a la semana.

    En el análisis socio-demográfico de los resultados encontrados por la Unión Europea (European Commission, 2004) se observa que:

  • Los hombres practican más que las mujeres. Así, el 41% de los hombres entrevistados indica que practica deporte al menos una vez a la semana, mientras que la proporción de mujeres es seis puntos inferior (35%).

  • En relación a la edad, la práctica de deporte es inversamente proporcional a la edad. Así, mientras un 60% de personas de entre 15 a 24 años practica deporte al menos una vez por semana, la proporción disminuye hasta un 41% para las edades de 25 a 39, un 34% entre los de 40-54, y hasta un 28% de 55 años en adelante.

  • La práctica de deporte está directamente relacionada al nivel educativo. Así solo un 20% de las personas que terminaron sus estudios a los 15 años o antes continuaron con la práctica semanal de actividad física. Este porcentaje se incrementa al 32% entre aquellos que abandonaron sus estudios entre los 16-19 años y sube a un 50% para aquellos que dejaron sus estudios a la edad de 20 años o más.

    De entre las razones que se indican para justificar la no práctica, la falta de tiempo es la principal razón con un 34% de los ciudadanos. Un 25% indica que no practica porque tiene una falta de interés. Un 4% indica que es muy caro; mientras que un 3% indica que no existen las infraestructuras adecuadas próximas a su lugar de residencia.

    El análisis de estos datos por países indica diferencias significativas de un estado miembro a otro. Así dos tercios de los chipriotas (66%), más de la mitad de los malteses (56%) y un 50% de los portugueses, defienden que no practican por falta de tiempo. Ocurre lo mismo en el 20% de los alemanes, el 21% de los austriacos y el 18% de los finlandeses. Además, indica que no practica por falta de interés por el deporte, el 33% de los alemanes, el 31% de los italianos, el 30% de los austriacos, y el 30% de los suecos. Un 11% de los eslovenos y un 8% de los chipriotas nunca practican deporte por falta de interés. Por otro lado, la no práctica por una tarifa elevada o por falta de infraestructura adecuada no parece ser barreras significativas de la ausencia de práctica. Respectivamente, solo el 4% y el 3% de los entrevistados respondieron estas causas.

    Un estudio sobre los patrones de práctica de actividad física (World Health Organization, 2007a) de los jóvenes europeos (11-15 años) indica que en todos los países de la Unión Europea la mayoría de los niños de 11 años practica ejercicio dos veces por semana o más, con variaciones entre países. Por ejemplo, en Francia practican el 54% de las niñas, comparado con el 89% en Irlanda del Norte; y en niños el 76% en Noruega frente al 93% en Irlanda del Norte.

    En España (Tabla 2), tal como indica García (2000), el 76% de los jóvenes de entre 15 a 17 años practicaban alguna forma de actividad física tres o más veces a la semana. Además, en los jóvenes de entre 18 a 24 años, este porcentaje disminuía hasta un 49%. En el mismo estudio se encontró también que los chicos eran más activos que las chicas, y que los niveles de práctica se han mantenido estables en la última década.

Tabla 2. Estado actual de práctica de la actividad física en la adolescencia en algunos países de la Unión Europea y Estados Unidos

País (Estudio)

Estado actual de la actividad física

Bélgica (Lefevre, Bouckaert, Duquet, y Van der Aerschot, 1999)

El nivel de inactividad física es más alto en chicas que en chicos. Así, el 6,3% de los chicos de 12 años practican menos de una hora semanal frente al 16,5% en chicas. Con 17 años ocurre que el 15,2% de los chicos practica menos de una hora semanal frente al 19% en chicas. Sin embargo, se aprecia que los niveles de práctica se incrementan desde la edad de 12 a los 17 entre los años 1990 y 1997, particularmente la proporción que practica durante más de seis horas semanales. 

Dinamarca (Wedderkopp, 2001)

Los chicos y chicas de entre 7 y 15 años realizan actividad física durante 36 minutos al día en actividades que no son el caminar ni el ir en bicicleta como medio de transporte. Alrededor del 71% de todos los niños en estas edades está incluido en algún tipo de práctica deportiva organizada, como miembros de un club deportivo, mientras que un 17% son practicantes, no pertenecientes a ningún club ni práctica organizada. A la edad de 12 años existe un 90% de participación, mientras que a la edad de 17 años disminuye hasta el 46%.

España (García, 2000)

El 76% de los jóvenes de entre 15 a 17 años practicaban alguna forma de actividad física tres o más veces a la semana. En jóvenes de entre 18 a 24 años, este porcentaje disminuía hasta un 49%. En el mismo estudio encontró también que los chicos eran más activos que las chicas. Los niveles de práctica se han mantenido estables en la última década.

Finlandia (Telama, Laakso, y Yang, 1994)

Un 40% de los niños y un 27% de las niñas de entre 12 y 18 años practica los niveles recomendados de una hora de ejercicio diario. Las actividades físicas no asociadas a clubes predominan sobre las que sí lo están.

Holanda (Van Mechelen, Twisk, Bertheke, Snel y Kemper, 2000)

El 70% y 80% de los jóvenes de edades comprendidas entre 6 y 24 practica deporte de modo regular. La participación disminuye con la edad, y existe una mayor participación masculina que femenina. Este estudio encontró que el 61% de niños y el 35% en niñas practican deporte tres veces o cuatro a la semana. En términos de actividad física más genérica realizada por chicos y chicas de entre 16 y 24 años, el 20% practica en el nivel de una hora diaria de actividad intensa. Estos datos se tomaron durante varios años en Holanda, y se pudo comprobar que desde 1979 a 1999 no hubo descenso en la práctica deportiva de ningún grupo de edad.

Inglaterra (Department of Health, 2000)

El 61% de los chicos de entre 7 a 18 años y el 42% de las chicas sigue la recomendación de practicar al menos una hora al día de ejercicio de intensidad moderada. Esta proporción disminuye con la edad.

Irlanda (Frield, Nic Gabhain, y Kelleher, 1999),

El 62% de chicos y el 45% de chicas práctica ejercicio durante cuatro veces a la semana. Estos niveles de práctica decrecen con la edad en los dos géneros, desde 63% a los 9 y 10 años, al 58% de 12 a 14 años, y al 40% de 15 a 17 años.

Noruega (European Youth Heart Study, 2001).

El 85% de los niños de 9 años de edad y un 75% de las niñas practicaban actividad física durante una hora diaria fuera del contexto escolar.

Suecia (Ekelun, Sjötröm, Yngve y Nilsson, 2000)

Se estima que al menos el 30% de los adolescentes no practica en los niveles beneficiosos mínimos. Si se analiza la tendencia de práctica desde 1974 hasta 1995 se observa que la media del peso y la fuerza del tren inferior se incrementaron, mientras que el consumo máximo de oxígeno y la fuerza del tren superior disminuyó.

Estados Unidos Lowry et al. (2005)

Se realizó un estudio con adolescentes con edades comprendidas entre los 14 y 18 años. Se utilizó un cuestionario sobre la actividad realizada en los últimos 7 días (YRBSS). Aportaron datos de diferentes años (desde 1995 hasta 2001) en porcentajes de chicos y chicas activos. Para considerar a la persona activa la actividad debía durar al menos 20’ y hacer sudar o quedarse sin aliento.

Los resultados observados en 1995 muestran un 82,4% de chicos activos y un 63,2% de chicas activas. En 1997, un 77,9% de chicos activos y un 63,1% de chicas activas. En 1999, un 79,3% de chicos activos y un 65,5% de chicas activas. Por último en 2001 un 78,6% de chicos activos y un 66,2% de chicas activas.

    Por otro lado, Estados Unidos se destaca por ser un país donde se realizan numerosas investigaciones sobre salud. Una de ellas es el “National Longitudinal Study of Adolescents Health”, donde entre otros factores que afectan a la salud, se evalúa también los niveles de actividad física. Así, un total de 17.776 jóvenes entre 11 y 21 años de edad fueron encuestados en este estudio (Gordon-Larsen, et al., 2000). El criterio de clasificación se tomó en función del número de sesiones semanales, de tal forma que se clasificaron en tres grupos: de 0 a 2 días; de 2 a 4 y más de 5 veces/semana. Otra de las investigaciones realizadas es el denominado “Youth Risk Behavior Surveillance System” (YRBSS) que se lleva a cabo de forma periódica desde 1991. Los resultados indican que el nivel de actividad física siempre es mayor en chicos que en chicas. Además, algo que puede llamar la atención es que a lo largo de las diferentes ediciones de la evaluación de la actividad física, los chicos disminuyen y las chicas aumentan su nivel de actividad física, partiendo de un 63,2% en 1995 a un 66,2% de chicas activas en 2001.

    Este aspecto puede ser debido a la existencia de una legislación específica en Estados Unidos que tiene por objeto la igualdad en la práctica de deportiva entre hombres y mujeres (Title IX) . Así, las instituciones públicas están obligadas a gastar el mismo dinero en actividad física y deporte masculino, y en actividad física y deporte femenino. Medidas de este tipo incrementan de forma extraordinaria los niveles de práctica de la población para las que se destinan (Kaestner y Xu, 2006).

    Por países, y tomando de referencia los estudios realizados a nivel nacional Tabla 2), se observa tendencias similares a las presentadas con anterioridad.

    Estos estudios nos indican que en muchos países occidentales la práctica de educación física y de actividades extraescolares está disminuyendo. Esto se debe en parte a la combinación de una baja disponibilidad de lugares accesibles y seguros, a una falta de apoyo institucional que apoye, supervise y guíe, y también al incremento popular del coche como medio de transporte y al ordenador y la televisión como entretenimientos recreativos básicos (Ginsburg, 2007).

    En esta línea, cabe destacar como el peso de la educación física está disminuyendo en los centros escolares en las últimas décadas (Hardman y Marshall, 2000). A pesar de que la educación física es estatutariamente obligatoria para chicos y chicas que se encuentran en periodo de educación obligatoria, el análisis de los datos muestra que en algunos países no cumplen con la legislación vigente. Además, en general, la percepción de poca importancia que se tiene de la asignatura de educación física se debe, según Hardman y Marshall (2000), a la falta de una institución competente, a la falta de tiempo asignado, a la coacción financiera, a la dispersión de recursos, a la falta recursos materiales adecuados, a deficiencias en el número e idoneidad de personal cualificado, y en algunas ocasiones, por la actitud de personas influyentes, como los jefes de estudios.

    En la Tabla 3, se presentan los requerimientos de distintos países en relación a la asignatura de educación física. Entendiendo la educación física como una herramienta que puede favorecer y estimular, tal como indican los estudios, la cantidad de personas (jóvenes y adultos), que practiquen actividad física en su tiempo de ocio, y se vean beneficiados por ello.

Tabla 3. Estado actual de práctica de la educación física en algunos países de la Unión Europea y de Estado Unidos (Hardman y Marshall, 2000)

País

Estado actual de la educación física

Austria y Holanda

Las reducciones de la carga lectiva de la asignatura de educación física se han producido en la educación primaria y en algunos institutos de formación profesional donde la educación física no se incluye en el currículo general.

Chipre

Las clases de educación física se abandonan cuando se requiere tiempo para la lectura, para matemáticas o para revisar ejercicios o exámenes de otras asignaturas. En este país existe una gran carencia de profesores titulados y de infraestructuras cubiertas, sobretodo, para la práctica de la educación física.

Dinamarca

La carga lectiva mínima es de dos horas semanales, aunque hay algunas escuelas que añaden una hora extra de natación para la edad de 11 años. Este dato en relación con datos anteriores está empeorando, puesto que a finales de 1960 existía una carga lectiva de cuatro horas semanales. En la actualidad existen muchas escuelas que participan en proyectos de añadir clases extras de educación física para comprobar el efecto sobre los niveles de condición física de los alumnos implicados.

Estados Unidos

A pesar de que existe disparidad en función del estado en cuestión, a nivel general se siguen una serie de recomendaciones generales. Los chicos deben acumular al menos 60 minutos de práctica adaptada a la edad, cuántos más días a la semana mejor. Como mínimo 15 minutos cada día de actividades físicas designadas para mejorar la salud, el bienestar, y el rendimiento. Además, existen períodos extensivos de práctica (ámbito extraescolar) en los que los alumnos deben participar de forma obligatoria.

Francia

Existe disparidad entre lo que estipula la legislación y lo que se aplica realmente en las escuelas e institutos. Así, existe un 72% de las escuelas elementales que imparten menos de dos horas semanales a la semana de educación física.

Finlandia

Las competencias en la variación del currículo dentro de unos mínimos se concedieron a las escuelas y en última instancia al profesor de responsable de la asignatura, por esta razón existen variaciones dentro del mismo país. Así la carga lectiva de la asignatura de educación indica que los niños de entre 7 y 15 años deben realizar dos horas de educación física por semana y para las edades de 16 a 19 años, una hora por semana en los dos primeros años.

Grecia

La realización de educación física es obligatoria (dos horas por semana para los niños entre 5 y 12 años, y tres horas por semana para los niños de 12 a 15 ). Sin embargo, la realidad es muy distante, así muchas escuelas tienen recursos mínimos (instalaciones, material didáctico, etc.) y algunas ni tienen. Es por esto frecuente que cuando el tiempo es lluvioso las clases de educación física se suspendan.

Inglaterra y País de Gales

Desde la aprobación del estatuto para la educación física dentro del Curriculum Nacional para niños de entre 5 a 16 años, la cantidad de tiempo destinada a la educación física en educación secundaria ha disminuido, particularmente para las edades de 14 años en adelante. Incluso se llegó a firmar una suspensión por dos años de la educación física como asignatura integrante del currículo general para la educación primaria.

Además, en el horario escolar no se refleja la cantidad de horas de educación física que se realizan, porque muchos profesores no la imparten o la suspenden cuando tienen otras prioridades más importantes. No es de extrañar que exista una disminución importante en el porcentaje de alumnos que participan en los últimos cinco años. Así la proporción de jóvenes que emplean dos horas o más a la semana ha caído desde el 46% al 33% entre 1994 y 1999. Esta disminución es más importante en la educación primaria con una bajada desde el 32% al 11%.

Irlanda y Portugal

Se han producido una disminución del tiempo dedicado a la educación física, tanto en la educación primaria como en la educación secundaria

Suecia

Las horas dedicadas a la educación física se ha reducido de tres a una hora a la semana en la última década. Además algunas de las actividades extraescolares relacionadas con la actividad física se han cancelado.

    Tras el análisis del trabajo de Hardman y Marshall (2000) sobre el estado actual de la práctica de educación física en algunos países de la Unión Europea y Estados Unidos, se puede extraer las siguientes afirmaciones:

  • Se observa un déficit de práctica de actividad física en numerosos países occidentales.

  • Se observan grandes diferencias a nivel de práctica de actividad física por países y zonas (ej. norte frente a sur de Europa).

  • Se observa una reducción de la carga de la educación física a nivel escolar así como una muy mejorable valoración de la misma dentro del curriculum educativo.

  • Se practica actividad física y deporte mayoritariamente de forma libre, es decir sin pertenecer a ninguna estructura deportiva, como clubes o centros deportivos.

  • La falta de tiempo provocada por el régimen laboral es el motivo que alega la mayoría de los ciudadanos para no practicar actividad física. Ni las tarifas, ni la falta de infraestructuras deportivas constituyen un motivo de no práctica (al menos a nivel de practicantes adultos).

  • Nueve de cada diez ciudadanos de los países occidentales considera que la práctica de actividad física regular tiene beneficios físicos y psicológicos y previene la obesidad.

5.     Conclusiones

    Existe un cuerpo de conocimiento lo suficientemente extenso y con la suficiente calidad como para no ser ajenos a los beneficios que la práctica de actividad física regular puede proporcionar, tanto en la infancia como en la edad adulta. Todos estos informes y recomendaciones aportan un marco consistente de conocimiento, que debe ser tenido en cuenta en la elaboración de los programas de educación física. Fundamentalmente si los objetivos que se pretenden conseguir con los jóvenes son los de crear hábitos de práctica saludables, que se mantengan en el futuro.

    La principal consecuencia de la inactividad física en los jóvenes es la obesidad infantil. La obesidad infantil se ha definido como una epidemia global (World Health Organization, 2007b) y puede ser considerada como un grave problema de salud. La obesidad infantil es el síndrome más complejo y menos conocido en pediatría infantil, que se produce por un desequilibrio entre la ingesta y el gasto calórico, en donde la actividad física juega un papel predominante (Simons-Morton, Taylor, Snider, Huang, y Fulton, 1994). Existe prevalencia entre la obesidad infantil y la obesidad adulta (Stoufer y Dorman, 1999). La práctica de actividad física, combinada con una adecuada dieta alimenticia, se ha demostrado que constituye un tratamiento efectivo contra la obesidad. Este beneficio junto con las mejoras en la salud psicológica y el bienestar constituyen suficientes razones que justifican los esfuerzos para crear y mantener en los jóvenes hábitos saludables de práctica de actividad física.

    Así tal y como indican Darst y Pangrazi (2006) a menudo las administraciones públicas cometen el error de dar más importancia (y por consiguiente más carga lectiva) a determinadas asignaturas del currículo, en detrimento de la educación física. En las escuelas, según los autores, se preocupan por educar a los jóvenes para que sean capaces de ser autosuficientes y productivos para la sociedad. Sin embargo, no debe haber mayor prioridad que la salud, por que sin ella todo lo demás carece de sentido y de utilidad (Corbin, 2002; Fairlough, et al., 2002; Kirk, 2006).

    En la misma línea, a nivel de actividad física en adultos y mayores, la falta de actividad física o sedentarismo constituye el mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares (American Heart Association, 1992). El costo de la inactividad física asciende a billones de euros al año en todo el mundo (Zieff y Veri, 2009), y es más alto que el costo asociado a otros factores de riesgo cardiovascular, con la excepción del elevado colesterol (Centers for Disease Control and Prevention, 1997). Además del incremento de las enfermedades cardiovasculares y la inactividad física se asocia también con un incremento de riesgo de la aparición de diabetes, hipertensión, cáncer de colón, osteoporosis, ansiedad, y depresión (Chodzko-Zajko y Schiwingel, 2009; Pate, Pfeiffer, Trost, Ziegler, y Dowda, 2004).

    Por último, tras el análisis de los resultados encontrados, parece adecuado insistir, y hacer un llamamiento a las instituciones públicas, para que fomenten la práctica de actividad física y deportiva, mediante una legislación específica. En esta línea se encuentra trabajando la Organización Mundial de la Salud con una estrategia de intervención múltiple para promocionar la práctica de actividad física entre las personas adultas (Chodzko-Zajko y Schiwingel, 2009). Esta estrategia tiene cuatro objetivos fundamentales: a) Buscar un consenso entre todos los profesionales; b) Educar a la población y construir una demanda social; c) Construir un marco legislativo con políticas activas sobre promoción de actividad física; y d) Perfeccionar, desarrollar, y expandir el modelo. El tercero, y el más controvertido de todos (por arduo y complejo), hace hincapié en la necesidad de construir “políticas activas” de promoción de actividad física (leyes). Con una legislación específica, y con los mecanismos de control que verifiquen el cumplimiento de la misma, los niveles de práctica de actividad física y deportiva, tanto en la edad escolar, como en la edad adulta, puedan verse aumentados (véase el caso de Estados Unidos [Title IX] ). Son necesarias ésta, y otras medidas, para reducir el sedentarismo de la población e incrementar los índices de calidad de vida. Por todo ello, se hace necesaria la reflexión en torno a preguntas tales como: ¿cuáles son los criterios que se emplean para determinar el gasto relativo a la oferta de actividades físico y deportivas por las instituciones publicas?, ¿existe un equilibrio en el gasto dedicado a las distintas actividades planteadas?, ¿existe un equilibrio en el gasto dedicado para actividades de ambos géneros?, ¿existe un equilibrio en el gasto dedicado para actividades dedicada a los distintos grupos de edad (niños, adolescentes, adultos, y tercera edad?, etc. Si de la respuesta a algunas de estas preguntas se deduce que las cosas no se están haciendo del todo bien, es quizás el momento, para que los legisladores establezcan las normas y los protocolos necesarios para corregir estas deficiencias. Una de las funciones importantes de las instituciones públicas es la de proporcionar una oferta equilibrada, compensada y adaptada a toda la población, que posibilite y estimule una práctica saludable de actividad física.

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