La coordinación y el equilibrio en el área de Educación Física. Actividades para su desarrollo |
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Diplomado y Licenciado en Educación Física (España) |
Daniel Muñoz Rivera |
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Resumen Palabras clave: Coordinación. Equilibrio. Educación Física. Actividades. |
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http://www.efdeportes.com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 13 - Nº 130 - Marzo de 2009 |
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1. Introducción
Siempre ha existido una cierta confusión a la hora de encuadrar y denominar la coordinación y el equilibrio, ya que muchos autores hablan de “Destrezas”, otros como Bouchard, hablaban de “Cualidades Perceptivo-cinéticas” y para otros, se decía que pertenecían al grupo de las “Cualidades Motrices”.
Las Cualidades Motrices son aquellos componentes responsables de los mecanismos de control del movimiento. Es un concepto íntimamente relacionado con el de habilidad motriz, definida como capacidad de movimiento adquirida con el aprendizaje. La habilidad motriz corresponde a modelos de movimiento que se producen sobre la base de todos los componentes cuantitativos y cualitativos. Es la habilidad motriz un instrumento de desarrollo de las cualidades motrices. Cuantas más habilidades aprendamos, mejor desarrollaremos dichas cualidades.
Esta denominación es la que más se acerca a la reflejada en el Decreto 105/1992, más concretamente, dentro del bloque de Conocimiento y Desarrollo Corporal, en el apartado de Educación Física de Base. De esta manera, podemos observar la gran importancia que tiene el desarrollo de la coordinación y el equilibrio para el movimiento del cuerpo.
2. Coordinación: concepto y actividades para su desarrollo
La coordinación motriz es uno de los elementos cualitativos del movimiento, que va a depender del grado de desarrollo del S.N.C., del potencial genético de los alumnos para controlar el movimiento y los estímulos, y como no, de las experiencias y aprendizajes motores que hayan adquirido en las etapas anteriores.
2.1. Concepto de coordinación
La coordinación es una capacidad motriz tan amplia que admite una gran pluralidad de conceptos. Entre diversos autores que han definido la coordinación, vamos a destacar a:
Castañer y Camerino (1991): un movimiento es coordinado cuando se ajusta a los criterios de precisión, eficacia, economía y armonía.
Álvarez del Villar (recogido en Contreras, 1998): la coordinación es la capacidad neuromuscular de ajustar con precisión lo querido y pensado de acuerdo con la imagen fijada por la inteligencia motriz a la necesidad del movimiento.
Jiménez y Jiménez (2002): es aquella capacidad del cuerpo para aunar el trabajo de diversos músculos, con la intención de realizar unas determinadas acciones.
2.2. Tipos de coordinación. Clasificación
Tras realizar un análisis de varias propuestas de autores como Le Boulch (1997), Gutiérrez (1991), Contreras (1998), Escobar (2004), vamos a concretar una clasificación general sobre la Coordinación, en función de dos aspectos importantes:
A. En función de si interviene el cuerpo en su totalidad, en la acción motriz o una parte determinada, podemos observar dos grandes tendencias:
Coordinación Dinámica general: es el buen funcionamiento existente entre el S.N.C. y la musculatura esquelética en movimiento. Se caracteriza porque hay una gran participación muscular.
Coordinación Óculo-Segmentaria: es el lazo entre el campo visual y la motricidad fina de cualquier segmento del cuerpo. Puede ser óculo-manual y óculo-pédica.
B. En función de la relación muscular, bien sea interna o externa, la coordinación puede ser:
Coordinación Intermuscular (externa): referida a la participación adecuada de todos los músculos que se encuentran involucrados en el movimiento.
Coordinación Intramuscular (interna): es la capacidad del propio músculo para contraerse eficazmente.
2.3. Factores que intervienen en la coordinación
La coordinación va a influir de forma decisiva sobre la velocidad y la calidad de los procesos de aprendizajes de destrezas y técnicas específicas, que más tarde harán su aparición en el mundo escolar. Es por ello que la coordinación es una cualidad neuromuscular íntimamente ligada con el aprendizaje y que está determinada, sobre todo, por factores genéticos.
A continuación, vamos a señalar aquellos factores que determinan la coordinación:
La velocidad de ejecución.
Los cambios de dirección y sentido.
El grado de entrenamiento.
La altura del centro de gravedad.
La duración del ejercicio.
Las cualidades psíquicas del individuo.
Nivel de condición física.
La elasticidad de músculos, tendones y ligamentos.
Tamaño de los objetos (si son utilizados).
La herencia.
La edad.
El grado de fatiga.
La tensión nerviosa.
2.4. Proceso evolutivo de la coordinación
1ª Infancia (0-3 años): Se adquiere la suficiente madurez nerviosa y muscular como para asumir las tareas de manejo del propio cuerpo. La mayoría de las coordinaciones son globales, aunque ya comienzan las primeras coordinaciones óculo-manuales al coger objetos. Entre los 18-24 meses, se aprecia un mayor desarrollo pudiendo abrir y cerrar puertas, ponerse los zapatos, lavarse, etc. (Trigueros y Rivera, 1991).
Educación Infantil (3-6 años): El repertorio de posibilidades crece con los estímulos que le llegan al niño. Las acciones coordinadas dependerán de la adquisición de un perfecto esquema corporal y del conocimiento y control del propio cuerpo. La actitud lúdica propia de estas edades es protagonista por excelencia de la formación tanto motriz como cognitiva y hacen que las formas motoras se vayan enriqueciendo y complicando.
Educación Primaria (6-12 años): Se determina el desarrollo del sistema nervioso y, por tanto, los factores neuro-sensoriales de la coordinación, de ahí que sea la etapa ideal para la adquisición de experiencias motrices. La mala aptitud de retención motriz en el primer ciclo y parte del segundo exige en estas edades una profundización del aprendizaje a partir de la repetición de los ejercicios, contribuyendo de esta manera a la automatización del movimiento. Al final del segundo ciclo y todo el tercer ciclo, debido al desarrollo sensitivo y cognitivo, se refleja una buena capacidad perceptiva y de observación. Los ajustes motores son muy eficaces.
Educación Secundaria y Bachillerato (12-18 años): Desde comienzos de la pubertad hasta finales de la adolescencia, tiene lugar la maduración sexual y un crecimiento general del cuerpo, esto conllevará un retroceso en la coordinación de los movimientos. Más tarde, la coordinación mejorará en función de la mejora de las cualidades físicas.
2.5. Evaluación de la coordinación
Siguiendo a Picq y Vayer (1977), vamos a evaluar la Coordinación general y óculo-segmentaria basándonos en el Examen Psicomotor que estos autores proponen. Teniendo en cuenta las dos etapas que distinguen en la evaluación de la psicomotricidad: la 1ª etapa (2 a 6 años) y la 2ª etapa (6-12 años), algunas de las pruebas que se pueden utilizar, son:
Coordinación Dinámica General
2-6 años:
Con los ojos abiertos recorrer 2 m en línea recta, poniendo alternativamente el talón de un pie contra la punta del otro.
6-12 años:
Posición de pie, una rodilla flexionada en ángulo recto, brazos a lo largo del cuerpo, impulsar por el suelo una caja de cerillas durante 5 m.
Salto al aire flexionando las rodillas para tocar los talones por de tras con las manos.
Coordinación óculo-segmentaria
2-6 años:
Seguir un laberinto con una línea continua en 80” con la mano dominante y 85” con la otra.
6-12 años:
Con una pelota de goma, dar a un blanco de 25x25 cm situado a 1,5 m de distancia, con ambas manos.
Recibir una pelota lanzada desde 3 m con una mano (Alternamos).
Otro instrumento muy utilizado para evaluar la coordinación general el es Test perceptivo-motor de Survey (citado por Picq y Vayer, 1977). En él se pide al sujeto que camine hacia delante, atrás, de lado, que salte sobre un pie, sobre el otro... que imite determinados movimientos, etc.
Además de las pruebas ya mencionadas, sería conveniente utilizar más instrumentos para llevar a cabo una evaluación más exhaustiva de la coordinación óculo-segmentaria, ya que el uso de lápiz y papel en la escuela ponen de manifiesto la necesidad de una correcta coordinación viso-manual, especialmente en la escritura. Algunos de esos instrumentos (citados por Mariscal), podrían ser:
Lista de control de conductas perceptivo-motrices de Cratty.
Test de Coordinación ojo-mano de Frostig.
2.6. Actividades para su desarrollo
Lo realmente educativo en estas actividades no es la rapidez ni cantidad de ejercicios realizados, sino la calidad del trabajo efectuado. Es mucho más importante el tanteo del alumno/a para resolver el problema que se le propone que los resultados obtenidos en el mismo. El maestro/a debe ser un gran colaborador del niño/a facilitando las condiciones adecuadas para que éste viva sus propias experiencias a través del ensayo y error.
Siguiendo a Castañer y Camerino (1991), Gutiérrez (1991), Le Boulch (1997), y Trigueros y Rivera (1991), citaremos algunas de las posibles actividades para el desarrollo de la Coordinación:
Coordinación dinámica general
Desplazamientos variados (pata coja, cuadrupedia, reptar, trepar, etc.) con o sin implementos (patines, bicicletas…).
Saltos de todo tipo: pies juntos, sobre un pie, alternativos, rítmicos, etc.
Gestos naturales: tirar, transportar, empujar, levantar, etc.
Ejercicios de oposición con el compañero o en grupos.
Actividades rítmicas: bailes populares, modernos, canciones bailadas, danzas.
Todas estas actividades tipo se pueden realizar utilizando diferentes direcciones, velocidades, ritmos, combinaciones, etc., o con una gran variedad de materiales complementarios como cuerdas, gomas elásticas, colchonetas, picas, aros, etc.
Además, cualquier Juego en el que exista desplazamiento y una gran intervención muscular, favorecerá el desarrollo de la Coordinación General, por ejemplo:
“Mueve tu cuerpo”. ¿De cuántas formas puedes saltar y, a la vez, mover los brazos? ¿Puedes hacer el movimiento contrario de las piernas con los brazos?
“El robot”. Andar adelantando el brazo del mismo lado del pie que avanza. ¿Quién es capaz de correr de esa forma? ¿Y hacia atrás? ¿De qué otra forma te puedes desplazar mientras los brazos hacen movimientos contrarios?
“El globista”. ¿De cuántas formas podemos llevar un globo sin ayuda de las manos? ¿Cuántos puedes llevar a la vez? ¿y por parejas sin utilizar las manos?
Coordinación óculo-segmentaria
Lanzamientos variados: con una mano, con la otra, con las dos, con un pie.
Golpeos con diferentes partes del cuerpo: cabeza, rodillas, hombros, codos.
Diferentes formas de recepcionar: con una mano, con las dos, con los pies, con las piernas.
Saltos sobre obstáculos, objetos y similares (ajuste viso-motor).
Es evidente que surgirán múltiples actividades si variamos las condiciones de ejecución en función de las distancias, alturas, trayectorias, si se realizan con o sin desplazamiento, con o sin obstáculos, o si utilizamos materiales (pelotas de diferente tamaño y peso, globos, discos voladores, raquetas, etc.). En definitiva, todos aquellos Juegos en los que intervenga algún segmento corporal, mejorarán el desarrollo de la Coordinación óculo-segmentaria, por ejemplo:
“Pies quietos”. Juego en grupo en el que se trabaja los lanzamientos y las recepciones de forma estática.
“El quema”. Juego en grupo en el que se trabaja los lanzamientos y las recepciones de forma más precisa y en movimiento.
“Bota, bota las pelotas”. ¿Puedes botar dos balones a la vez? ¿De cuántas formas? ¿Y en desplazamiento? ¿En cuántas direcciones? ¿Y con dos balones de distinto tamaño?
3. Equilibrio: concepto y actividades para su desarrollo
En todas las actividades físico-deportivas, el equilibrio desempeña un papel muy importante en el control corporal. Un equilibrio correcto es la base fundamental de una buena coordinación dinámica general y de cualquier actividad autónoma de los miembros superiores e inferiores.
3.1. Concepto de equilibrio
En general, el equilibrio podría definirse como “el mantenimiento adecuado de la posición de las distintas partes del cuerpo y del cuerpo mismo en el espacio”. El concepto genérico de equilibrio engloba todos aquellos aspectos referidos al dominio postural, permitiendo actuar eficazmente y con el máximo ahorro de energía, al conjunto de sistemas orgánicos.
Diversos autores han definido el concepto de Equilibrio, entre ellos destacamos:
Contreras (1998): mantenimiento de la postura mediante correcciones que anulen las variaciones de carácter exógeno o endógeno.
García y Fernández (2002): el equilibrio corporal consiste en las modificaciones tónicas que los músculos y articulaciones elaboran a fin de garantizar la relación estable entre el eje corporal y eje de gravedad.
3.2. Tipos de equilibrio. Clasificación
García y Fernández (2002), Contreras (1998), Escobar (2004) y otros autores, afirman que existen dos tipos de equilibrio:
Equilibrio Estático: control del la postura sin desplazamiento.
Equilibrio Dinámico: reacción de un sujeto en desplazamiento contra la acción de la gravedad.
3.3. Factores que intervienen en el equilibrio
El equilibrio corporal se construye y desarrolla en base a las informaciones viso-espacial y vestibular. Un trastorno en el control del equilibrio, no sólo va a producir dificultades para la integración espacial, sino que va a condicionar en control postural. A continuación, vamos a distinguir tres grupos de factores:
Factores Sensoriales: Órganos sensoriomotores, sistema laberíntico, sistema plantar y sensaciones cenestésicas.
Factores Mecánicos: Fuerza de la gravedad, centro de gravedad, base de sustentación, peso corporal.
Otros Factores: Motivación, capacidad de concentración, inteligencia motriz, autoconfianza.
3.4. Proceso evolutivo del equilibrio
1ª Infancia (0-3 años): A los 12 meses el niño/a se da el equilibrio estático con los dos pies, y el equilibrio dinámico cuando comienza a andar.
Educación Infantil (3-6 años): Hay una buena mejora de esta capacidad, ya que el niño/a empieza a dominar determinadas habilidades básicas. Algunos autores afirman que esta es la etapa más óptima para su desarrollo. Sobre los 6 años, el equilibrio dinámico se da con elevación sobre el terreno.
Educación Primaria (6-12 años): Los juegos de los niños/as, generalmente motores, contribuyen al desarrollo del equilibrio tanto estático como dinámico. Las conductas de equilibrio se van perfeccionando y son capaces de ajustarse a modelos.
Educación Secundaria y Bachillerato (12-18 años): Se adquiere mayor perfección y se complican los equilibrios estáticos y dinámicos. Muchos otros autores, señalan que esta etapa es idónea para la mejora del equilibrio dinámico. En edades más avanzadas, aparece cierta involución en dicha capacidad, debido al deterioro del sistema nervioso y locomotor, acentuándose ésta con la inactividad.
3.5. Evaluación del equilibrio
Al igual que con otras capacidades, el equilibrio es susceptible de valoración y medida. Para detectar posibles retrasos a nivel de equilibrio estático podemos emplear las pruebas que Ozeretski y Guilmain (citados por Jiménez, 2002), nos ofrecen:
Mantenerse inmóvil un mínimo de diez segundos de puntillas y con los pies juntos (4 a 5 años).
Mantenerse sobre una pierna, a la “pata coja”, sin moverse durante diez segundos por lo menos (5 a 6 años).
Con los ojos cerrados y los pies juntos permanecer inmóvil sesenta segundos (6 años).
Permanecer de puntillas con los pies juntos y ojos cerrados un mínimo de quince segundos (9 a 10 años).
Mantenerse sobre una pierna con los ojos cerrados durante diez segundos por lo menos (9 a 10 años).
Además, también podemos utilizar las pruebas sobre Equilibrio Estático y Equilibrio Dinámico que Ortega y Blázquez (1997), nos proponen:
Equilibrio Estático
“La Paloma”. Consiste en mantener estable durante 10” la siguiente posición: apoyado sobre un pie, tronco flexionado al frente, los brazos extendidos al frente, pierna de apoyo extendida y la otra ligeramente flexionada hacia atrás (1º y 2º Ciclo).
“Equilibrio del Flamenco”. Mantener la posición de equilibrio en una sola pierna, sobre una madera de 3 cm, durante un minuto (3º Ciclo).
Equilibrio Dinámico
“El Banco Sueco”. Caminar sobre un banco sueco, recorriéndolo hacia delante y luego hacia atrás con los brazos en cruz (1 y 2 Ciclo).
“LA Barra de Equilibrio”. A la señal del controlador, el ejecutante comenzará a caminar sobre la barra de equilibrio o un banco invertido hasta una marca situada a 2m. Una vez superada ésta, el examinando dará la vuelta para volver al punto de partida. Repetirá la acción de ejecución cuántas veces pueda hasta que pierda el equilibrio y caiga tocando el suelo. Se medirá la distancia recorrida por el ejecutante desde el inicio hasta el punto de bajada. Si el sujeto realiza ininterrumpidamente el ejercicio, se concluirá éste a los 45 seg. Se realizarán tres intentos y se calculará el promedio de ellos (3º Ciclo).
3.6. Actividades para su desarrollo
Un buen control del equilibrio favorece, según Jiménez (2002), el conocimiento del cuerpo, la creatividad, la apropiada adecuación al movimiento y la confianza y seguridad en sí mismo. Según Castañer y Camerino (1991), Gutiérrez (1991), Le Boulch (1997), y Trigueros y Rivera (1991), podemos realizar en la escuela las siguientes actividades:
Equilibrio Estático
Trataremos de evolucionar de posiciones más estables a menos estables:
Tumbados.
Sentados.
Sentados, semiflexionando las piernas y brazos abiertos.
Sentados, semiflexionando las piernas y brazos pegados al cuerpo.
De pie, con piernas y brazos abiertos.
De pie, con piernas y brazos pegados al cuerpo.
De pie, sobre una sola pierna, con brazos y piernas abiertas.
De pie, sobre una sola pierna, con brazos y piernas pegadas al cuerpo.
Además, podemos llevar a cabo diferentes actividades donde se trabaje el equilibrio Estático, como pueden ser:
“Pollito Inglés”. Uno se colocará de cara a la pared y dirá la frase, luego se volverá y tratará de ver quien se mueve, ya que todo el mundo debe estar quieto de una postura sin moverse y manteniendo el equilibrio. Se la quedará el primero en moverse.
“El Flamenco”. Realiza cinco posiciones de equilibrio sobre un solo pie. ¿Sobre qué pie aguantas más tiempo? ¿Puedes realizarlo apoyando otra parte del cuerpo? ¿y con los ojos cerrados?
“Los Equilibristas”. Por parejas, buscar varias posiciones de equilibrio en donde haya el menor número de apoyos posibles.
Equilibrio Dinámico
Los ejercicios típicos son los de desplazamiento:
Siguiendo líneas rectas, curvas, quebradas…
Cambios de dirección y sentido.
Introducir giros y otras habilidades.
Aumentar la velocidad de desplazamiento.
Reducir el espacio de acción.
De puntillas, sobre los talones, punta talón, en cuclillas, a la pata coja…
Portando un objeto en la cabeza, hombro, brazo…
En diferentes alturas: adoquines, bancos suecos, sobre cajones,…
También podemos proponer una serie de actividades donde trabajemos el E. Dinámico, como por ejemplo:
“La línea”. Busca cinco maneras de desplazarte sobre una línea recta sin perder en equilibrio ¿cómo puedes cruzarte con un compañero sobre la línea?
“Carrera de relevos”. En grupos de 6. Se trata de ir pasando de un aparato a otro sin tocar el suelo, de un extremo a otro del gimnasio.
“El trasportista”. ¿De cuantas formas te puedes desplazar transportando un libro con diferentes partes del cuerpo? ¿Y llevándolo sobre la cabeza? ¿Podemos apoyar el libro sobre otras partes del cuerpo sin agarrarlo y desplazarnos a la vez?
4. Conclusión
La coordinación y el equilibrio son capacidades que definirán la acción, hasta el punto de que una deficiencia o anomalía en el desarrollo de cualquiera de ellas, limitará o incluso impedirá una ejecución eficaz. Por ello, es necesario el trabajo de estas capacidades en los primeros años de la Educación Primaria, ya que la mejora funcional del dominio corporal supondrá la adquisición de múltiples conductas motrices de carácter utilitario, lúdico o expresivo, que serán fundamentales para el desarrollo integral de nuestros alumnos/as.
En definitiva, vamos a señalar una serie de consideraciones didácticas sobre el desarrollo de las cualidades motrices:
Nunca es demasiado pronto para comenzar el trabajo de las mismas.
Las cualidades motrices tienen su desarrollo marcado entre los 6-12 años.
La evolución de dichas cualidades no muestran diferencias significativas entre hombres y mujeres.
El trabajo de las cualidades motrices debe ser multilateral y polivalente.
El desarrollo y calidad de estas cualidades se verá limitado por la experiencia motriz del niño.
Las cualidades motrices componen la base de lo que los especialistas denominan inteligencia motriz.
Por último, la coordinación y el equilibrio ejercen una fuerte influencia en el desarrollo de las capacidades físicas básicas.
Según Gabriel Molnar: “El descuido en el trabajo de estas cualidades
en infantil y edad escolar, es quizás el punto
más difícil de revertir en el ámbito de la
educación física y el deporte en
etapas posteriores”.
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TRIGUEROS, C. y RIVERA, E. (1991): Educación Física de Base. Ed. Gioconda. Granada.
revista
digital · Año 13 · N° 130 | Buenos Aires,
Marzo de 2009 |